Capítulo VIII
“Qué bonito amor, que bonito cielo, que bonita luna, que
bonito sol”
TZURI
Aquí estoy como dentro de una vieja
película mexicana, de pie frente a la ventana. Las piernas me tiemblan… toda yo
tiemblo; es miedo… no, miedo no, terror, me estoy jugando la vida, suena muy
dramático pero así me siento, esta tarde se me vino el mundo encima al darme
cuenta de que la mujer que amo con el alma me corresponde pero aun así la
muralla de desconfianza que me encargue de edificar entre nosotras es demasiado
sólida, quizá tanto que aun el amor que me tiene sea insuficiente para derribarla.
Bebo un trago de tequila en un intento de aliviar la angustia alojada en mi
pecho, tratando de volar con el tema que
intenta decirle a mi Barbie lo que siento, que intenta hacerla entender que
este sentimiento es verdadero, me he repetido hasta el cansancio que no me
rendiría, pero dentro de mi algo cambió, hoy tuve conciencia de la dimensión
del amor que le tengo a esta mujer, no quiero seguir siendo causa de su dolor,
esta noche me juego la vida porque si no logro que crea en lo que siento me he prometido
alejarme para que ella pueda continuar con su vida, así pierda la mía, porque
sin ella para mí ya no hay vida.
Una canción tras otra y un pedazo de
mi alma se va en cada nota, toda yo soy dolor puro, estoy muriendo de a poco.Sé
que está detrás de esa ventana, sé que está escuchando pero no me significa
consuelo alguno, no calma mis miedos, no detiene esta agonía, para eso necesito
mirarme en esos ojos que amo, en su dulzura. Apenas me alcanza el aliento y
ella sigue sin salir, nunca imagine que todavía se pudiera sentir más dolor, el
tequila que debería tener un efecto anestésico contrariamente lo agudiza, aun
así sigo tomando, siento las lágrimas luchando por liberarse, pero hago acopio
de la fuerza que me queda para contenerlas.
Veo la cortina correrse con brusquedad y mi
alma vuela por un leve momento para enseguida desplomarse de golpe al sentir
esa mirada azul gélida posarse directo sobre la mía, entonces comprendo que he perdido esta pelea,
me derrumbo, agonizo y con mi último aliento consciente de mi derrota dejo que
hable por mí el corazón que aunque ella se niegue a creerlo le pertenece, pongo el alma en cada palabra aferrada al
último halito de esperanza de no perderla, de no perderme.
Casi en una súplica le pido a la
cantante que ponga el alma en la última canción “cielo rojo”, me pierdo en la
melodía y notas nostálgicas de la canción, esa mirada azul siempre dulce, se
posa desafiante y fría sobre mis ojos y eso termina de matarme, desfallezco, no
me quedan fuerzas, el llanto inunda mi visión y corre a raudales sobre la piel
de mi rostro y cuello, la miro, me quiero llevar grabada en el alma su imagen,
pero para mi desgracia las lágrimas en mis ojos la desdibujan volviéndose solo
una silueta inmóvil, en cada nota se va
un pedazo de mi alma hasta que ya no queda nada… perdí… la perdí. Le vuelvo a
mirar en un intento de hacerle saber que la amo y es por eso que me rindo.
Muerta en vida camino hacia los
muchachos del mariachi, los despido, el amor que es lo único vivo dentro de mí
me obliga a dar una última mirada a esa ventana donde deje la vida… vacía… di
un último trago a la botella de tequila, mis pies se movían por inercia, lo mismo
que el resto de mi cuerpo.A unos pasos de mi auto escucho el sonido más bello
que jamás hubiese oído… su voz pronunciado mi nombre, todo dentro de mí se
agitó, los latidos del corazón, la sangre corriendo por mis venas, mi alma
revoloteando por la esperanza de resucitar. Todo mi cuerpo se sacude al momento
en que me giro para verificar que no ha sido un sueño provocado por el ansia y
el anhelo, sus ojos… su mirada de mar tiene de nuevo la calidez de siempre y
están bañados en lágrimas como los míos, me sonríe al ver mi miedo y nervios al
acercarme, un sonido melódico sale de su garganta y se dibuja en sus labios…
¡no te vayas!... una corriente eléctrica recorre mi cuerpo entero al escuchar
aquellas palabras y mis lágrimas silenciosas hasta ese momento se desbordan
provocando gemidos desesperados liberándose mi pecho del dolor agudo que lo
atenazaba desde hacía meses.
- Te amo Barbie… te amo mi amor… - alcance a
decir en un halo de voz.
PAOLA
Solo
cuando le vi encaminarse hacia ellos dándome la espalda me di cuenta de lo que
estaba a punto de hacer, fue cuando acepte que había querido castigarle
inconscientemente porque todo mi ser me gritó desde que le vi el primer día que
ella estaba aquí por mí y mis pies volaron hasta la puerta de mi piso, bañada
en lágrimas desesperada por detenerla, una vez en el portal al ver como se alejaba de mi… corrí a mitad
de calle y le grite.
- ¡Tzuri!....
Ella se volvió y note la agitación
en su pecho, sus ojos irritados por las lágrimas volvieron a adquirir el brillo
que tanto amo, se encamino con lentitud hacia mí titubeante y evidentemente
nerviosa, sonreí al notarlo con mis ojos llenos de lágrimas, ella se paró
frente a mí, su respiración era agitada y me miró con dulzura.
- No te vayas….
Sin perder esa majestuosidad felina
que le envuelve, le veo llorar como si fuese una cría, sin pudor, revelándose
ante mí totalmente vulnerable, mi cuerpo sintiéndose por fin liberado se lanza
hasta ella, me cuelgo de su cuello y pego mi frente con la suya, lloro igual
que ella, así permanecemos no sé por cuanto tiempo, hasta que tomo su carita
entre mis manos y beso cada parte de ella, paladeando el sabor salado de sus
lágrimas, siento sus brazos rodear mi cintura, apretándome contra su cuerpo con
fuerza y me pierdo en su aroma, en el calor de su piel; nuestras bocas se
buscan, nos miramos y nos decimos sin palabras todo, desfallezco al sentir esos
labios que tanto añore sobre los míos en apenas un roce, acariciándose,
reconociéndose, nuestras bocas abrieron lentamente paso a las lenguas que en
cuanto se sintieron una a la otra iniciaron una danza ansiosa, sus brazos me
apretaron más todavía, posesivamente, aprisionando mi cuerpo como si me le
fuese a escapar, éste instintivamente deseando hacerle saber que le pertenecía
por completo se pegó más a ella, permitiéndole a ese corazón que tenía hambre
de su dueña que galopara hasta su pecho… no puedo siquiera describir lo que he
sentido cuando percibí que los latidos del suyo corrían hasta dentro de mí, si
había alguna duda hasta ese instante fue derrumbada en un santiamén por su
boca, su aliento entrecortado, el palpitar en su pecho y cada movimiento de ese
cuerpo al unísono y sin necedad de palabras me dicen que es mía, esa mujer a la
que ame desde que la vi por primera vez, la mujer de mi vida.
No
sé cuánto tiempo ha pasado, cuánto tiempo llevamos fundidas en este abrazo sin
decir nada, dejando que lo hagan por nosotras nuestros cuerpos, le acaricio el
rostro y su largo y fino cuello, sin dejar de besarla y parando solo por
instantes para tomar aire, sus dedos me recorren la espalda en una caricia que
me estremece.
- Barbie, mi amor, tienes frio… esa pijama
no te cubre nada – me apretó más fuerte todavía y hablo sin despegar sus labios
de los míos.
- ¿Ves lo que provocas demonio de ojos
negros? he salido a darte alcance como una loca, ¿entramos?
- Si… pero hay un problema, no te quiero
soltar – nos reímos las dos.
Abrazadas, haciendo paradas como si
de una distancia enorme se tratara nos besábamos, tenía hambre de ella, de su
sabor. En el umbral de la puerta me besó una vez más, fue un beso dulce,
tierno, lleno de amor, me miró de esa forma que hace que invariablemente mi
cuerpo vibre, la suavidad de sus dedos se deslizo sobre la piel de mi cara para
luego enredarse entre mis cabellos.
- Paola… muero por estar contigo, por
hacerte el amor, comerte entera… he sido lo que tú sabes, pero contigo es
diferente, tu eres los más bello que me ha ocurrido en la vida, deseo vivir a
tu lado todo lo que implica una relación, así que si no te parece muy mala la
idea, ¿te parece bien si vamos despacito?
Escucharla decir aquello me provoco un
placer inmenso, la deseaba, la deseaba mucho, pero me estaba diciendo que me
amaba con esas palabras.
- Vale cariño, vamos despacio – le respondí
besándole una vez más.
- ¿Trabajas mañana Barbie? – preguntó con
voz aterciopelada, aprisionando mi cintura con un brazo y la mano que le
quedaba libre me acariciaba el cabello y el rostro.
- Si Ojos… trabajo mañana medio día –
respondí mientras mi cuerpo se deleitaba al contacto con el suyo, mis sentidos
todos enfocados en ella, el roce de su piel firme y suave, su sabor a tequila y
limón, el aroma de su perfume, el divino sonido de su voz y respiración, las
facciones perfectas de su rostro… sus ojos grandes y expresivos, tan oscuros
que parecen negros, enmarcados por largas y rizadas pestañas.
- ¿Puedo pasar por ti mañana a tu trabajo?
- Sería mejor que nos viéramos aquí.
- No… no sería mejor, porque tendría que
esperar más tiempo y no quiero – sus ojos pasaron de ser dos gatitos mimosos a
panteras a punto de atacar- o no quieres que me encuentre con tu “amiga y
compañera”
- ¿Estas celosa?
- Sí, mucho muy celosa… no quiero que
pienses cosas que no son, no es una
competencia… es solo que detesto como te mira, como te toca, como te trata esa
tipa.
- Es solo una amiga mi amor.
- Okey finjamos que me creí eso… ¿puedo ir
por ti mañana a tu trabajo?
- mañana y cuando quieras ir por mí a donde
sea que esté yo – le di un pico en la nariz y me le volví a colgar del cuello
pegándome de nuevo a ella que me sonrió con satisfacción.
Nos volvimos a besar una y otra vez,
ninguna quería soltarse de la otra, pero estaba casi a punto de amanecer y no
quedó más remedio que despedirnos, eso sí con un larguísimo beso, Tzuri espero
a que entrara, me quedé en la puerta escuchando el sonido de sus botas
encaminarse a la salida y como una púber enamorada por primera vez, corrí a la
ventana a verle partir, se veía tan bella en ese traje ¡y es que tiene un
garbo!, un andar tan elegante y sinuoso, ella se volvió hacia mi ventana, al
verme me regalo una gran sonrisa.
TZURI
Estoy feliz, siento que estoy en
una nube… es extraña esta sensación, siento maripositas en la panza, y esta necesidad de tenerla cerca, de
sentirla, no quería irme, estaba desesperada por tenerla, por hacerle el amor,
por pasar toda la noche con ella, pero me sucedió algo raro, cuando estábamos
en la puerta de su depa me sentí en un momento especial, como en un noviazgo
¿mi novia? yo con novia, … suena tan raro, sin embargo me agrada tanto la
idea, es que fue un momento tan
especial, casi no dijimos nada, solo quería tenerla abrazada, besarla, olerla,
sentirla; es la primera vez que experimento esto y quiero vivirlo con
intensidad en todas sus etapas, de pronto estando frente a esa puerta a punto
de entrar me entraron ganas de vivir todas esas cosas cotidianas que hacen las
parejas; ganas de ir al cine con ella, de comer juntas, salir de paseo y
regresarla a su casa para dejarla entrar después de mil besos, presentarla con
mis papás y con mi hermano aunque ya la conocen -por lo menos Ricardo-, sería
la primera novia que les presento, esperar y buscar ese momento especial para
estar con ella.
Estoy pensando en ella impregnada de
su aroma, con su sabor en mi boca, es
increíble como esa mujer me llevó del infierno a la gloria en un soplo, hoy fui
dolor, agonicé, morí y solo dos palabras emitidas por su boca me volvieron a la
vida y trasformaron el dolor en dicha, en placer, en alegría. Que
contradictorio sentimiento es el amor, puede provocarte el sufrimiento más
profundo y el júbilo más intenso, quiero seguir pensándola, repasando cada beso,
cada caricia, cada gesto, pero el cansancio me vence y me duermo. Cuando
despierto me pregunto si no fue un sueño y un leve sopor en mi pecho me agobia,
pero el leve perfume que despide mi piel me serena, es su olor, a regañadientes
me decido a bañarme, la volveré a abrazar, la tendré de nuevo pegada a mí y
volveré a quedarme con su fragancia. Volteo al revés mi closet en busca del
atuendo perfecto, botas, jeans que marcan bien mis piernas, blusa roja con
escote que permite ver solo lo suficiente, cabello suelto y poco maquillaje, a
pesar de la desvelada y las pocas horas de sueño esta felicidad me ayuda a
verme reluciente. Antes de salir de la habitación hecho un último vistazo a mi
silueta frente al espejo, me veo para ella no para mí, quiero gustarle.
-
Heyyysist, ¿qué te hiciste? - dijo Ricardo sonriente.
- ¿Por qué?
- Mírate… estas resplandeciente, radiante,
te ves guapísima.
- Yo siempre – le dije mientras mordía una
manzana.
- Siempre tan modesta
- Hola mis amores, es delicioso tenerlos a
los dos juntos… mi amor que bonita te ves – comentó mi madre con cara de
sorpresa.
- Uyyy yo que siempre me he creído una
belleza, me están haciendo sentir que he vivido en el engaño.
- No hija, lo que pasa es que te ves
diferente, como luminosa.
- ¡Es que estoy feliz má!
- ¿Quién está feliz? – cuestiono mi Papá con
el periódico en la mano besando a mi mamá.
- Tu hija.
- Ves corazón y tú que no querías
venir, ¿desayunamos?
Me dio risa, ese es mi papá,
siempre abstraído a sus cosas, lo adoro pero es tan serio.Desayunamos en
familia, realmente lo disfrutamos entre juegos de Ricardo y míos, mimos de mi
mamá y el ceño fruncido de papá riñéndonos por no comportarnos en la mesa,
recordé que hacia tantos años que no teníamos ese tipo de momento los cuatro.
Ya en la oficina me dedique a
revisar documentación, especificaciones de exportaciones, y algunas otras
cosas, Carmen entró solicita como siempre desde que llegué a ofrecerme un café,
esta chica es súper lanzada, soy cortante con ella, es Buga se lo noto a leguas
pero como sabe que soy gay, la hija del dueño y heredera de todo esto le mueve
otro interés, me da risa el empeño que pone a mostrarme sus atributos que no
son pocos, pero ni en otro momento hubiera tomado lo que se me ofrece con tanta
facilidad de una chava que lo único que le interesa de mi es mi posición, menos
ahora, le digo que no necesito nada y que no deseo ser molestada. La agitación
por ver a mi Barbie me come, termino lo que estoy haciendo y le hago saber a mi
asistente que no regresare, me despido de mi padre y salgo corriendo. Llego y
de inmediato mi mente me transporta a lo que ocurrió apenas ayer en ese mismo
lugar, un grupo de chicas que pasa frente a mí me devora con la mirada, pasan
de largo y las escucho reír lo que provoca que voltee a mirarlas, están muy
bien las tres sin embargo mi mente solo piensa en mí muñeca rubia; estoy
perdida en mis pensamientos cuando una chava trigueña bastante guapa se me para enfrente.
- Hola guapa… a mis amigas y a mí se nos ha
ocurrido que quizá te apetecería acompañarnos.
- Te agradezco la invitación pero no puedo.
- Anda ven con nosotras, te prometo que lo
pasaremos fenomenal.
- De verdad, no puedo estoy esperando…
- ¡A su novia! – dijo interrumpiéndome mi
ángel de ojos azules, con voz enardecida.
- ¡Vale tía! perdona eh, que no lo sabía.
- Pues ya lo sabes.
Miré
divertida su carita enrojecida.
- ¡Pero es que contigo no se puede tía! ¿Y
todavía te ríes?
-No me
rio Barbie – es solo que me gusta que me celes – la tomé por la cintura
atrayéndola hacia mí, sus cejas enarcadas y expresión de puchero me provocaron
comérmela a besos y no me quedo con las ganas.
- Tú feliz de que muera de celos y yo siento
horrible, ¡que es muy difícil esto de que le gustes a todas…!
- Pero a mí solo me gustas tú.
- ¡Mentirosa!
- Es verdad Barbie, solo me gustas tú, solo
te quiero a ti, solo quiero estar contigo.
- Mira que le he dicho a esa chica que soy
tu novia llevada por la furia, de verdad Tzuri que me pone mal ver como las
chicas se babean por ti.
- Mi amor eres mi novia y no deberías
ponerte mal, porque yo me babeo por ti y solo por ti.
- No somos novias… no me lo has pedido -dijo
pícaramente, apartándose un poco de mí.
- ¿Cómo que no te lo he pedido? ¿Y lo de
anoche que fue?
- Pues lo de anoche fue otra cosa.
– La volví a tomar por la cintura
apretándola fuerte contra mí, incline la cabeza hasta casi topar con su frente
– Paola ¿quieres ser mi novia?
Ella cruzo sus brazos alrededor de
mi cuello, me beso y con sus labios sobre los míos me dijo
- Si
Ojos negros, si quiero.
PAOLA
Nunca hasta este momento entendí
el significado de la palabra felicidad, soy la persona más feliz del planeta,
nada me ha importado no dormir, sigo extasiada con la sensación de sus labios
en los míos, paladeando todavía el sabor de su boca, mi piel y mi cabello
huelen a ella, a su perfume.Me ducho y me cambio ilusionada, feliz de que en
unas horas que me parecerán una eternidad volveré a estar en sus brazos, me he
mudado de ropa no sé cuántas veces, al
final me he dejado lo último que me probé, cuando salí me esperaba Pilar con
una taza de café.
- ¿Feliz? - pregunta Pilar con una sonrisa
inquisitiva.
- ¿Qué te digo mujer? más que eso… es que no
lo puedo creer todavía, nunca me imaginé esto posible.
- ¿Ya son novias?
- Pues no me lo ha pedido.
- Joder Paola, que eso ya no se usa, se da
por sentado, si hubo besitos, abracitos…
- Pues me lo tiene que pedir o se lo pediré
yo, porque con Tzuri no puedo dar por sentado nada, que ya antes hubo besitos,
abracitos y… pues nada que a mí me lo pide con todas sus letras o no me
consideraré su novia.
- Jo que ganas de complicarse la vida.
- Bueno Pilar que me voy... que ya voy tarde
tía, no sé a qué hora llegue hoy, que va Tzuri por mí
- ¡Lo que te digo… que ya son novias! – me
grito antes de que terminara de salir.
Me consumían los nervios y la
desesperación por que el tiempo volara, necesitaba verle, estar con ella,
besarla de nuevo, no me cansaba de sus labios, de su lengua, ¡jo! que lentitud,
el tiempo parece estancado, los segundos me saben a eternidad. Cuando por fin
me da la hora de salir me apresuro a dejar todo en orden y corro hacia la
puerta tras la que estará lo único que calmará esta sed, la miro de pie con sus
brazos cruzados lindísima como siempre, amo su cabello libre, una chica en
actitud seductora esta parada frente a ella, mi demonio de ojos negros le mira con expresión distraída, los celos y
la rabia que siempre me provoca que alguien se le acerque o la mire me lanzan
enfurecida hacia dónde están, hago una escenita de celos digna de un culebrón
además de que le lanzo a la cara a la atrevida esa que soy la novia de la chica
que pretende llevarse, me exaspera un poco la expresión divertida de Tzuri
después del circo que acabo de armar, pero ella con la calidez de su voz me
tranquiliza y en segundos me encuentro en sus brazos, perdiéndome en esa boca
que me hace delirar, cual cría le hago
pucheros y ella me los consiente, le doy un tirón a la situación hasta que ella
me pide que sea su novia, entonces alcance el nirvana.
- ¿A dónde me vas a llevar?
- Barbie esta es tu ciudad, más bien dime tu
a dónde vamos.
- ¿Has comido ya cariño?, yo muero de
hambre.
- No Barbie, no he comido y también tengo
hambre.
- Que te parece si vamos a comer a un
lugarcito donde podemos tener privacidad y después vemos.
- Vamos a donde tú quieras.
- Vale, vamos.
Caminamos hasta su coche tomadas de
la mano, antes de abrirme la puerta del copiloto me tomó de la cintura y me
besó, nada me importaban las miradas curiosas de algunas personas que
transitaban, estaba tocando el cielo con las manos, me abrió la puerta y esperó
a que estuviera dentro para cerrarla, corrió para montarse también, solo
observarla me producía un millar de emociones, su larguísimo cabello acariciado
por el viento y esa silueta de perfectos movimientos, todavía no me creo que me
ame, que sea mía, que seamos novias,
cuando estuvo a mi lado le mire con cara
de tonta.
- ¿Porque me miras así? – preguntó
extrañada.
- Porque eres hermosísima y me encantas – se
inclinó hacia mí estirando su cuello y me beso.
- Tú me enloqueces bonita. ¿Y para dónde
vamos?
- Vamos yo te guio.
- Ok .
Encendió el motor emprendiendo la
marcha, durante el trayecto entrelazó su mano con la mía y no la soltó ni para
hacer los cambios, esto es tan perfecto que por momentos me entra un poco de
miedo, me embebo al verla conducir, me embriago de los besos que nos damos en
cada alto.
-¿Cómo es que has aprendido a moverte con
tanta facilidad por las calles de esta ciudad?
- Amor no he aprendido nada, el GPS es un
gran invento – me dijo acariciándome el cabello ya estacionadas frente al
restaurant.
Una vez en el interior del sitio
cogimos un privado. Sentadas una al lado de la otra esperamos por el menú,
camino hasta allí, varias miradas se posaron en mi chica, esta vez no sentí
celos, me sentí orgullosa porque es a mí a quien lleva tomada de la cintura, es
a mí a quien ella mira.
- ¿Has visto cómo te han mirado nada más
entrar?
- Te miraban a ti.
- No, te han mirado a ti, no es reproche, es
que es verdad, allá en México no he puesto mucha atención a eso porque estaba
en las mismas que esa gente que te mira sin pudor, pero el día que te volví a
ver en el mesón, prácticamente todas las chicas que se hallaban en el lugar te
comían con los ojos, desde mis amigas y
aquí pasó lo mismo.
- Aquí me miraban con envidia, por la novia
que me cargo – me besó la punta de la nariz y los labios.
- Pues sí que has tenido mucha suerte.
- Sí que la he tenido Barbie.
- ¿Por qué me dices Barbie? – fruncí un poco
el ceño.
- Porque pareces una Barbie, ¿no has oído a
María? mira que mi primita es experta en esas muñequitas.
- Es decir que parezco hueca y artificial.
- No mi amor, perfecta y angelical, para
María eso parecen sus muñecas y cuando
la escuché llamarte así me pareció perfecto el adjetivo, porque aunque en ese
momento no lo aceptaba todavía, así te veía yo.
Llegó el mesero a tomar nuestra orden, Tzuri
me dejo ordenar por ella y el mesero se fue.
- ¿A partir de cuándo te fijaste en mí?
- Desde que te vi.
- Mentirosa
- ¡Haaaa! es en serio, desde que te vi,
bueno desde que vi tus ojos, ¿te he dicho que me encantan tus ojos?
- No nunca, pero yo si te he dicho que me
enloquecen los tuyos.
- Si me lo has dicho – dijo quitando de mi
rostro un mechón de cabello.
- Y si te gusté desde que me viste, ¿por qué
durante las primeras horas fuiste tan fría y distante conmigo? - no te rías de
mí, le di un leve empujón, simulando molestia ante la risa que le causó mi
pregunta.
- No me rio de ti Barbie, me da risa que lo
recuerdes.
- Pues claro que me acuerdo, me invitas a un
paseo a caballo y vas y me dejas sola.
- No te deje sola íbamos todos juntos.
- No, todos juntos no, tu ibas con Rosi –
esto le provocó que se destornillara de risa.
- No, ella iba conmigo.
- Engreída – le dije torciendo la boca y
volteando mi cabeza totalmente de frente a la mesa.
- Mi amor, no me acerque a ti por que
Ricardo me lo pidió – dijo tomando mi cara con ambas manos hasta tenerme frente
a la suya.
- ¿Y tú muy obediente?
- Mmm, pues ni tanto ¿no? a ver, si estamos
en la sesión de reproches yo también recuerdo como me hiciste rabiar.
- Te lo merecías.
- Ahh me lo merecía, ¿y por qué?
- Porque has estado de coqueta conmigo toda
la tarde y después vas y te follas a
Rosi por la noche – dije con verdadera rabia al recordarlo.
- ¿Cómo? – Dijo con expresión estupefacta –
perdona mi amor… no voy a empezar con mentiras, pero es que como te diste
cuenta. -preguntó.
- La vi salir medio desnuda de tu chalet.
- Te voy a contar algo bonita… - sus ojos
lucían sinceros, con un dejo de tristeza – yo quiero mucho a Rosi, crecimos
juntas, cuando vi que ella tenía interés en mi como mujer te juro que me resistí, no quería hacerle
daño, pero al final me ganó el instinto,
aun así de verdad trate de quererla como ella esperaba pero pues no se dio y
termine con ella, no fue fácil porque sabía que la iba a lastimar, siempre
estuve consciente de que sus sentimientos eran honestos pero también de que si
seguía con ella iba a ser peor, esa noche de la que hablas… desgraciadamente me
volvió a ganar el instinto y volví a lastimar a esa muchacha.
- Ok Ojos… pero y Manuela.
- Ha de Manuela tuviste la culpa tú bonita.
- Pero que morro el tuyo tía.
- ¡Siii!, tuviste la culpa tú, estaba tan
enojada y tan despechada que me agarre de Manuela, a poco crees que sentía muy
bonito de verte muy agarradita de la mano de Rosi y andado con ella para todos
lados; o qué es eso de tentarme y dejarme ahí toda entrada; o cuando te besé y
me diste en la cabeza… ¡porque no te
apetecía!... – ahora fui yo la que me reí con gusto.
- Y te ríes de mí.
- Me rio de que lo recuerdes ¿te digo algo?,
ni siquiera sé de donde saque las fuerzas para poder hacer todo eso que me has
recordado porque me moría porque me besaras y por estar contigo. Pero no se me
daba la gana que jugaras conmigo.
- Así que preferiste hacerme rabiar de los
celos.
- ¿Te daban celos? –pregunte con emoción.
- ¡Me moría de los celos!… me da una rabia
solo recordar el día de la charreada, te largaste sin más con Carlota y luego
verte ahí con ella toda “arrumaqueada”.
- Arrumaque?
- Ahí toda acaramelada, muy agarradita de la
mano, dejándola que te hablara a la orejita.
- ¿Pero me has mirado?
- Pues claro que te mire… que pensabas.
- A decir verdad yo estaba enfadada y
frustrada porque parecía que a ti te importaba poco con quien y que estuviera
haciendo.
- Pues estaba que me cargaba la chingada, ¿por
qué crees que mande a María a que rescatara a nuestra Barbie?.
- Esa noche fue maravillosa, fue tan
especial.
- Si bonita,
lo fue.
- Pero al día siguiente me desayune la
noticia de que te habías marchado a por una chica.
- Mmm,
cierto bonita, nunca te hable de Marcela.
- ¡No! – dije con los celos volviéndome a
quemar las entrañas.
- Mi amor – me abrazó notándolos – Marcela
es mi mejor amiga, mi única amiga, además es heterosexual, le gustan más los
hombres que a los políticos robar.
- Pues sí pero has salido corriendo tras
ella.
- Salí corriendo por que tuvo un accidente,
su hermana me llamo para avisarme que estaba muy mal, pensamos que se moría, -
al escuchar esto me sentí culpable por que en verdad odie a esa chica – estuvo
en coma mucho tiempo… además te voy a decir algo que seguro te complacerá
escuchar.
- A ver dime.
- En cuanto he sabido que estabas en
Vallarta con Carlota y Rosi, me volví loca de celos y ahí sí que nada me
importo y salí prácticamente corriendo para estar contigo.
- ¿De verdad?
- ¿Tú qué crees?, celosa es poco, no sé cómo
no golpee a Carlota, de veras no sé de donde saque la fuerza para controlarme y
es que no soporto que te toquen, no lo
soporto.
La besé con pasión al escucharle
decir esto, en eso llego la comida que me significo un alivio porque en este
recordatorio no quería llegar a uno de los momentos más dolorosos de mi vida,
no quería saber nada de aquella mujer que vi en sus brazos, solo pensarlo me
produjo un malestar estomacal que ella notó.
- ¿Estás bien Barbie?
- Si amor estoy bien.
No quería tocar ese tema, es
demasiado doloroso, además de que ella no sabe que estuve más tiempo en México,
ni que estuve en su piso aquel día, el resto de la tarde fue maravilloso, entre
remembranzas, besos, caricias, abrazos y más besos y más caricias. Llegamos al
edificio donde vivo y nos quedamos dentro del coche un buen rato besándonos,
adoro la suavidad de sus labios, son tan ricos, carnosos y besa tan bien, se
siente deliciosa su lengua hurgando mi interior enredándose con la mía, sus
manos se deslizan por mi espalda mientras las mías acarician su cuello, ese
simple contacto me excita, me hace desearla con locura pero también quiero
quedarme así eternamente. Ella baja del coche para abrirme la puerta y una vez
fuera de éste volvemos a entregarnos la una a la otra en un abrazo intenso,
nuestras bocas se vuelven a encontrar insaciables; nos separamos a
regañadientes para volver a entregarnos con la misma furia en el interior del
elevador y de nuevo frente a la puerta de mi piso, quiero pedirle que entre
pero también me gusta esta actitud de ella que me vuelve a besar y me abraza
con fuerza para soltarme y decirme que es hora de que entre.
- Barbie es hora de que vayas a la cama,
seguramente no has dormido casi nada.
-De hecho no he dormido nada, pero no quiero
que te vayas – dije mimosa enterrándome más entre sus brazos y pecho.
- Ni yo quiero dejarte pero serán solo unas
horas, mañana vengo por ti okey, ¿se te antoja ir al cine? yo hace años que no
lo hago.
- Contigo me apetece ir a donde sea cariño.
- Bueno, vengo mañana, comemos juntas y nos
vamos al cine ¿va?
- Vale.
Su boca se acercó a la mía que le
esperaba ansiosa y entreabierta permitiéndole la entrada a esa gloriosa lengua
que me hacía subir al cielo, que esos brazos me aprieten se me está volviendo
un vicio y dejarla ir es tan difícil. Ya en la soledad de mi habitación me
desvisto para colocarme el pijama, me acuesto para que mi mente me lleve a
revivir cada minuto que he pasado con ella durante el día.
TZURI
El fin de semana más feliz de mi
vida, lleno de caricias, besos, hablar horas y horas de trivialidades, reírnos
por nada, simplemente por sentirnos felices, y es que estoy disfrutando de cada
instante a su lado, de la cotidianidad de ser pareja, como comprar palomitas
antes de entrar a la sala del cine, pasar toda la película cogida de su mano,
me regocijo en esa sensación que me produce el contacto con su piel o
simplemente pensar en ella… estoy enamorada.
- ¿Tzuri te traigo café?
- Si por favor – dije sonriéndole con esta
expresión de tonta enamorada que no se me puede quitar de la cara.
El que dijo que cuanto te sientes
verdaderamente feliz todo lo que te rodea está bien tuvo mucha razón.
Tres semanas han pasado y sigo
viviendo como en una novela rosa de esas que siempre me han parecido
extremadamente cursis y empalagosas pero estoy feliz de ser la protagonista de
mi propia historia, hoy vamos a ver departamentos, ya es hora de mudarme a mi
propio espacio, sé que voy a extrañar el vivir en familia puesto que hacía años
que no lo hacía, pero además de que estoy acostumbrada a ser completamente
independiente quiero un lugar para nosotras, no pienso proponerle que vivamos
juntas eso sería muy apresurado, de verdad estoy disfrutando de esto del
noviazgo.
Estoy
enfrascada en una documentación cuando entra Carmen con una expresión seria y
poco amigable.
- Tzuri te busca una señorita, ya le dije
que estas muy ocupada pero insiste – me anunció.
- Ha dicho a qué viene y su nombre –
cuestione volviendo a los documentos sobre mi escritorio.
- Explica que es personal y dice llamarse
Paola Carbajal.
Me puse de pie caminando hacia la
puerta sin decirle nada a mi asistente, Paola se encontraba de pie frente al
escritorio de Carmen con expresión de pocos amigos y tensión en su cuerpo.
- ¡Mi amor!, que sorpresa – le dije
atrayéndola por la cintura y besándole los labios.
- Me han dicho que estás muy ocupada – noté
molestia en su voz.
- Barbie para ti nunca estoy ocupada, Carmen
– me dirigí a mi asistente que nos miraba evidentemente descompuesta – ella es
Paola, mi novia, amor Carmen es mi asistente – dije volviéndome hacia Paola a
la que tenía aun entre mis brazos.
- Mucho gusto Carmen – le extendió una mano
recargando su cuerpo sobre mí mientras yo la sostenía por la cintura, con
sonrisa triunfante, en ese momento me pregunté qué habría pasado entre ellas.
- Igualmente señorita – respondió ésta con
expresión seria.
- Amor esta padre que hayas venido, ya te
extrañaba – le dije conduciéndola al interior de mi oficina.
- Tzuri ¿que se trae esa mujer contigo?
- ¿Cómo?
- Fue muy borde, se negaba incluso a
anunciarme.
-Barbie, Carmen es solo mi asistente y le
dije que no quería ser molestada, eso fue todo.
- A esa tipa le interesas.
- Me encanta que me celes.
- ¡No es divertido Tzuri! No me hace ni
tantita gracia que pases tantas horas al lado de esa mujer, es más que evidente
que le pasa algo contigo.
- ¡Bonita! es solo mi asistente.
- ¿Te gusta?
- ¡No! – solté una carcajada.
- No me hace ni puta gracia Tzuri, que por
más que me cueste reconocerlo esa tía está muy buena.
- Y me lo dices en mi cara, la celosa
debería de ser yo.
- ¡No estoy bromeando Tzuri!
- Okey me pongo seria, si esta guapa y es medio lanzada, pero no me interesa nada,
amor que voy a tener que hacer para que asumas que no tengo ojos para nadie más
que para ti. Carmen es eficiente pero si voy a tener problemas contigo por ella
la hago trasladar a otra sección o la despido.
- Mmm… no creas que me quedo tranquila, pero
no te podría pedir eso, me vale con que le quede claro que tú eres todita mía –
se acercó sensualmente entrelazando sus brazos por mi cintura y besándome.
- Te amo Barbie, ¿te lo había dicho ya?
- No lo suficiente.
Volvimos a besarnos suavemente, los
jugueteos cadenciosos de nuestras lenguas se fueron volviendo poco a poco
enardecidos, mis manos que acariciaban su espalda se deslizaron lentamente
hasta donde esta pierde su nombre, las suyas resbalaron en una caricia
deliciosa sobre mi cuello hasta el borde de mi pecho, con pasos lentos y
movimientos suaves me fue llevando hasta el borde del escritorio, su boca
abandono la mía apoderándose de mi cuello, el placer que su lengua producía
sobre mi piel hizo que echara la cabeza hacia atrás, sentí su aliento en el
nacimiento de mis senos; desabrochó los botones de mi blusa sin dejar de
regalarle a mi piel pequeños besitos, sus manos se escurrieron por debajo de la
tela desabrochando mi brasier, una vez que mis senos fueron libres de esa
prisión su deliciosa boca los devoro con desespero, el placer profuso me obligó
a sostenerme con ambas manos del escritorio mientras ella deslizaba las suyas
por debajo de mi falda, la que subió hasta mi cadera, su boca seguía comiéndome
los pezones, succionándolos, sus dedos deslizaron mis pantaletas y perdida de
placer me senté por completo sobre la mesa. Paola deslizo su lengua desde mis
senos hasta mis labios para bajar de nuevo, con su mano izquierda sobre mi
cuello me dio un leve empujón indicándome que me recostara, obediente me deje
llevar sostenida por mis codos sobre la superficie, con la mano derecha
masajeaba mi vulva introduciendo sus delicados dedos entre los labios
vaginales, con lengüetazos y mordiscos inicio un descenso pausado hasta llegar
a mi sexo, una vez tuvo su rostro entre mis piernas la sentí aspirar
profundamente, esto provoco palpitaciones aceleradas en él, su lengua se abrió
paso y me recorrió desde el ano hasta el clítoris, una y otra vez, nuestras respiraciones entrecortadas y
agitadas se acompañaban en un mismo compás, cuando sus deliciosos labios
aprisionaron mi clítoris me tuve que morder los labios para no gritar de
placer, sus dedos me penetraron con delicadeza, mis caderas iniciaron un meneo
armónico con sus dedos, me incorporé tomándola de los hombros obligándola a
subir hasta quedar frente a frente urgida de su boca y lengua, nos besamos con avidez mi pelvis rabiosa por
el placer producido por la penetración se agitaba vigorosamente al igual que
sus dedos que salían y entraban en mi con la misma energía, me abrace con
fuerza de ella cuando alcance el clímax, cada musculo de mi cuerpo se relajó
destrabándose entre sus brazos que me apretaban sosteniéndome, enredó sus manos
en mis cabellos besándome con ternura.
- Te amo Tzuri… te amo – me dijo en un
susurro.
- Yo te adoro Barbie – mi boca estaba seca,
mi cuerpo sin fuerza.
- Ansiaba hacerte el amor bebé.
- Yo también estoy muriendo del deseo de
comerte entera.
- Por eso he venido ojos negros, para
secuestrarte. ¿Crees que puedas ausentarte todo el fin de semana? – me dijo a
la vez que me arreglaba el cabello con sus dedos y me abrochaba la blusa.
- Si Barbie, ¿a dónde me vas a llevar?
- A Altea.
- ¿Y dónde queda eso?
- En la provincia de Alicante.
- Okey, ¿y cuando nos vamos?
- Mañana, ¿te parece bien?
-Todo lo que venga de ti me parece bien –
terminé de arreglarme la ropa – ahora vamos a comer algo y me acompañas a ver
unos departamentos que me está proponiendo la inmobiliaria.
- Vale “ojos negros” ¿me puedo quedar con
estas? – preguntó sonriente sacudiendo mis diminutas pantaletas.
- Mmm okey
¿pero no te importa que vaya por la vida sin ropa interior?
- No, así será más fácil meterte mano
mientras conduces – mordió mi labio inferior.
PAOLA
Estoy preparando un viaje romántico,
tenemos ya tres semanas de novias y ardo en deseos de hacer el amor hasta el
cansancio pero quiero que sea especial, creo que a Tzuri le sucede lo mismo.
Pensando en un sitio que se le asemeje un poco al paraíso mexicano en donde
estuvimos juntas por primera vez, estudio varias opciones.
- Pues yo te recomendaría Sevilla o
Barcelona ¿podría ser no? – sugirió Ana
- Todavía no entiendo cómo has podido
perdonarle – intervino Teresa con desagrado.
- Eso no está a discusión Tess.
- Jodeeer ya quisiera yo verte diciéndole
que no a esa diosa Teresa – agrego Pilar sarcástica.
- No es para tanto…
- Si mal no recuerdo la primera vez que le
has visto se te cayó la mandíbula al suelo.
- Ya vale… pero que se ha portado muy mal
con Paola y que no entiendo como rechaza a alguien como Silvia por una tía que
seguramente le pintara cuernos en la primera oportunidad.
- ¡Joder! Teresa, ¡basta ya!... te quiero
amiga pero no me gustan tus comentarios sobre mi novia, para ya con eso, te lo
digo en serio.
- ¡Altea! –
Ana pegó un grito.
- ¿Y a ti que te pasa tía? – le pregunto
Pilar jocosamente.
- Que es romántico, ahí podrían disfrutar
como pareja.
Por lo menos Ana terminó con la
discusión y la opción era más que buena, Altea es una ciudad de pocos
habitantes, es muy bella y se encuentra en la costa del mar mediterráneo.
Pilar estaba feliz con mi relación y
Ana parecía también empática a mi dicha, pero Teresa desde que se enteró de ésta
no había hecho otra cosa que reñirme y criticar a Tzuri, cualquier oportunidad
era buena para meterme dudas sobre mi novia o reprocharme que ya casi no nos
viéramos. Pilar me decía que no le tomara mucho en cuenta y que era natural que
la mayor parte de mi tiempo libre deseara pasarlo con Tzuri.
Silvia también aprovechaba cada
oportunidad que tenía para hablarme de sus sentimientos y pintarme un panorama
negro con mi novia.
- ¿Te marchas ya?
- Si Silvia, ya termino mi turno.
- También el mío, ¿te llevo a tu piso?
- No gracias, además no voy a casa.
-¿Otra vez te está esperando la mexicana?
–llené de aire mis pulmones antes de responder.
- ¡No Silvia!, Tzuri no ha venido por mí, ya
he perdido la cuenta de las veces que hemos tenido esta misma conversación, de
verdad que no quiero herirte pero me estoy cansando, detesto que llames a mi
novia “la mexicana” con ese desprecio.
- No te cabrees Pao, lo digo porque me
importas, esa mujer te hará daño otra vez, la gente no cambia y me duele que
vayas a sufrir de nuevo… yo si te amo.
- Por enésima vez Silvia, no voy a discutir
mi vida contigo, respeta mi relación, respeta mi vida y déjame en paz.
- Te amo Paola, no me pidas que me quede
como si nada cuando veo como arruinas tu vida.
- Pero yo no te amo, amo con locura a esa
mujer como la llamas tú, para ya, ¿dime de qué modo te lo pido?
Me marche de ahí cabreada, en el
trayecto a las oficinas de la empresa de Tzuri me fui calmando.Ya antes había
estado ahí con Mariana, quería darle la sorpresa, en la recepción me indicaron
el camino. Sentada frente a un escritorio se encontraba una chica muy guapa y
bien vestida que en principio fue amable al cuestionarme que se me ofrecía,
cuando le he dicho que buscaba a Tzuri su expresión cambio lo mismo que su
tono.
- Está muy ocupada y no se la puede
molestar.
- Le puedes informar que está aquí Paola
Carbajal – le mire con el mismo desafío que ella me lanzo con sus ojos.
- Ya te he dicho que no puedo molestarla.
- Vale tía, le llamo a su móvil y le informo
que estoy aquí fuera y no has querido avisarle.
- No sé quién eres, pero yo solo sigo
órdenes.
- Pues después de que hable con ella te
aseguro que saldrá por esa puerta y te enteraras de quien soy ¿prefieres eso y
vemos que sucede?
- Vale, espera.
Dicho esto se levantó de mala gana y
se perdió detrás de la puerta, me cayó muy mal la actitud de esa tía, fue
evidente para mí el interés que tenía en su jefa y todos los miedos regresaron
a mi cuerpo, es muy guapa; en instantes vi salir a Tzuri sonriente aprisionando
mi cuerpo y besándome pero el malestar no se me pasaba, evidentemente notó cual
era mi molestia y me presento a su asistente como su novia, ya dentro del despacho
después de hacerme rabiar un poco, encontró las palabras necesarias para medio
tranquilizarme, solo entonces la observe, ataviada con una blusa blanca de
botones y falda ceñida a su figura que le llegaba hasta la rodilla, tacones
altos, cabello suelto, hermosa como siempre, nos entregamos a las caricias y
besos como cada vez que estábamos cerca, el entorno me excitó y me deje llevar
por las ganas de poseerla, hacia tanto que no la tenía por completo, la
iniciativa para aquello fue totalmente mía y le hice el amor sobre su
escritorio, el placer de su cuerpo fue más para mí que para ella misma.
Salimos de la oficina y antes de partir
Tzuri se dirigió a su asistente.
- Carmen me marcho, ya no regreso, no me
programes nada para el viernes, sábado y lunes próximos, mmm, una cosa
más, mi novia no necesita ser anunciada,
pasa directo a mi oficina cada vez que venga ¿okey? eso es todo, nos vemos.
- Bien Tzuri como tú digas – sus labios
apretados y las cejas enarcadas denotaban molestia.
Comimos en un restaurante de comida
rápida y de ahí partimos a la inmobiliaria en donde nos esperaba un agente que
le mostraría una serie de pisos a Tzuri.
Hicimos un recorrido de cuatro pero
ninguno le gustaba a mi quisquillosa novia, la verdad a mi todos me parecieron
muy bonitos, cuando llegamos al quinto
un tipo loft que me recordó al de México instintivamente supe que se
quedaría con ese, dos habitaciones, dos baños, amplio y funcional con grandes
ventanales.
- ¿Te gusta bonita? – me abrazó por detrás
- Me recuerda al tuyo – recargue mi cabeza a la altura de su cuello, entrelazando mis
manos con las suyas.
- “Sip”, se parece, ¿pero a ti te gusta?
- Te gusta a ti que es lo que importa “ojos
negros”.
- Me importa que te guste a ti Barbie.
- Pues claro que me gusta.
- Okey, nos lo quedamos – se dirigió al
agente.
Al escuchar esa frase una sacudida
intensa estremeció mi cuerpo.
Al día siguiente marchamos a Altea,
me decidí por un hotel que fue construido en una vieja casona de pocas
habitaciones, escogí una con vistas al mar en un intento de remembrar Vallarta.La
habitación de pisos de madera y decoración minimalista de amplios ventanales
que dejaban a la vista un hermoso paisaje de rocas y mar con una pequeña
terraza sería un excelente marco para este fin de semana en el que seriamos
solo nosotras.
Una vez a solas en la habitación su
negra mirada se encendió, me tomo entre sus brazos y pego sus labios a mi oído.
- Hoy no vamos a salir, te necesito Barbie –
escucharla hizo que un calorcillo recorriera toda mi anatomía.
Tomó mi cara entre sus manos y me
acerco hasta ella, su boca devoro la mía con ímpetu, la ropa nos estorbo y la
arrancamos de nuestra piel con frenesí la una a la otra. Sentí sus dientes en
mi cuello, mis uñas arañaron su espalda, entre jadeos, gemidos, caricias y
lenguas llegamos a la cama, ella coloco su cuerpo sobre el mío y aprisiono mi
boca de nuevo introduciendo su deliciosa lengua que se paseaba gustosa en mi
interior haciéndole el amor a la mía, friccionando su pecho y caderas en mi
piel, sus manos sostenían las mías sobre la superficie de la cama con los dedos
entrelazados, con movimientos llenos de fogosidad inició un recorrido con
lengüetazos, mordidas, besos, succiones sobre mi piel desde el cuello en un
lento descenso, pasando por mi clavícula, senos, pezones, estomago, vientre;
lamio, chupo y beso cada espacio de la dermis sobre mis muslos. Cuando llegó a
mis pies me dio pequeñas mordidas en los talones y el arco para luego chupar
uno a uno los dedos de ambos, mis gemidos se volvieron gritos para ese momento,
todo su cuerpo era placer para el mío que se contorsionaba serpenteante sobre
la cama; manos acariciando, masajeando, lengua, labios, piel, cabellos que al roce
con mi piel me provocaban un goce indescriptible, abrí mis piernas al sentir la
suavidad de su cabellera y la exquisitez de su lengua subir por mi entre
pierna, mi sexo la recibió empapado y palpitante de deseo, los labios
vaginales, clítoris y músculos vaginales adquirieron vida propia al reconocer
esa experta lengua que vehemente degustaba los jugos producto del ardor de mi
cuerpo, la delicadeza y suavidad de esos labios carnosos se apoderaron de
mi hinchado clítoris, los jadeos se
tornaron alaridos, me aferre con las uñas a las sabanas mientras alcanzaba el
paraíso, el vaivén de mis caderas era furioso, delirante, hasta que estalle en
un impetuoso espasmo gritando su nombre, el nombre de mi mujer, ella se deslizó
sobre mí besándome en cada sitio a su paso hasta llegar a mi boca entregándome
su sabor mezclado con el agridulce gustillo de los líquidos emanados por mi
éxtasis, una frente a la otra penetrándonos, con nuestras caderas moviéndose en
una concordancia perfecta nos volvimos una sola entidad, amándonos con
exacerbación una y otra vez, ninguna de las dos parecía saciar esas ganas que
teníamos de bebernos, de comernos, trascurrieron horas. Hambrientas de nuestra
carne, sedientas de éxtasis, solo el cansancio de nuestros agotados organismos
pudo postergar la necesidad de saciar el deseo.
La luz del día entrando por el
amplio ventanal me despertó, Tzuri dormía a mi lado plácidamente, me coloque de
costado descansando la cabeza sobre la palma de la mano. Me dedique a observar
la belleza de mi bella durmiente, detallé sus finas facciones, cejas bien delineadas enmarcaban ese par de
hermosos ojos, sus suaves parpados bordeados por largas pestañas rizadas
naturalmente, la línea de su nariz respingada, la belleza de sus labios que
asemejaban un carnoso corazón carmesí, la sinuosidad del contorno de su rostro,
la espesa cabellera que descansaba desparramada sobre la almohada y sabanas,
cuello largo y fino, las formas de su silueta, torso perfecto senos firmes
coronados por aureolas y pezones rosados, caderas que acentuaban la estrechez
de su cintura, largas y bien torneadas piernas y tez nacarada hacían de ella
una obra de arte. Dormida con cada uno de sus músculos relajados parecía una
escultura, con lentitud abrió sus ojitos y me regalo una mirada penétrate y
tierna a la vez, se desperezo y sin decir palabra me atrajo hacia sí rodeándome
con sus brazos, besando con dulzura mis mejillas y labios.
- ¿Tienes hambre? , ayer ya no hemos comido
nada.
- Si
tengo hambre.
- Nos damos una ducha, vamos a comer y
recorremos un poco la ciudad.
- Sí pero después, mi hambre de ti es más
grande.
Nos entregamos de nuevo al deseo
insaciable de nuestros cuerpos, besando cada parte de nosotras, permitiendo que
la pasión nos absorbiera por completo, piel con piel, piernas entrelazadas,
pelvis contra pelvis, clítoris contra clítoris, labios con labios, lenguas
enredadas, frotándonos la una contra la otra, sudorosas, sofocadas, gimientes,
entre susurros apagados de promesas de amor, en una entrega de cuerpo y alma.
Después de ducharnos juntas,
hicimos el amor de nuevo bajo el agua, nos vestimos entre besos y caricias,
salimos a caminar por la parte vieja de la ciudad buscando un sitio donde
comer, cogidas de la mano, abrazándonos, satisfaciendo esa necesidad de
contacto de nuestra piel.
TZURI
Ni la belleza de las angostas
calles empedradas bordeadas de casitas de ensueño, o el paisaje marino de esa
ciudad se comparaba a la belleza de mi mujer, embebida en sus ojos azules,
delicada piel rosada, boca pequeña, la armonía de su cuerpo, no podía dejar de
mirarla y tocarla.
Caminamos sobre lo que se
denomina el casco viejo según me explicó mi Barbie, decidimos comer en la terraza
de un restaurant con vista al mar, de
entrada tapas frías, paté casero con toque de arándanos, como plato principal
Paola ordeno lubina a la sal con patatas y verduras y yo medallones de
solomillo ibérico en salsa de setas, peleó conmigo como aquella vez en Vallarta
por no ordenar comida del mar, acompañamos con vino rioja crianza y de postre
helado.
- Te amo Barbie- dije suspirando.
- Yo te adoro “ojos negros”
Con la mano sobre su cuello y mentón
la bese, acariciando sus labios con los míos por largo rato antes de que las
lenguas se encontraran enmarañándose en un muto deleite.
Caminamos por la playa tomadas de la
mano besándonos continuamente, con caricias atrevidas y furtivas, volvimos a la
habitación, ávidas de deseo mutuo, nos entregamos de nuevo sin mesura alguna,
tiernamente, salvajemente, llenas de amor.
PAOLA
Ninguna de las dos quería regresar a
la realidad de Madrid, la reminiscencia de Vallarta fue casi exacta, con la
afortunada salvedad de que no nos separaríamos, Pilar nos esperaba expectante,
si no fuera porque se trata de la mujer de mi vida y mi mejor amiga me sentaría
un poco celosa de la relación que han entablado entre ellas, después de beber
unas cervezas y platicar entre risas llegó el momento de la despedida, no
quería dejarla ir, deseaba tenerla una vez más, pero no me quedó más remedio
que soltarla, quedamos en que al día siguiente pasaría por mí al laboratorio
para buscar muebles para el piso, ambas necesitábamos con urgencia que se mudara
en cuanto se lo entregaran.
Cuatro meses de novias, hoy cumplimos
cuatro meses de novias y ha sido increíble, fenomenal, sigo viviendo como en un
sueño, desde que se ha mudado han sido contadas las noches que no hemos dormido
juntas, no he dejado mi piso al que voy de vez en cuando porque no me ha pedido que me mude formalmente con
ella. La sincronía con que hemos llevado nuestra relación es asombrosa, desde
el primer día sin decírnoslo comprendimos que ambas deseábamos vivir esto
lentamente, sin prisas, podría decir que me siento completamente segura de
ella, de su fidelidad, pero eso no es del todo cierto, cuánta razón tenía Juan,
la atracción que ejerce Tzuri sobre otras mujeres es abrumadora y aunque ella
de verdad no mira a nadie sino a mí, no estoy suficientemente segura de que
será así siempre, “la gente no cambia”,
“ ella es lo que es”, “mira nada más la cantidad de tías que la atacan
sin importar que estés a su lado”, son frases que escucho con demasiada
frecuencia y a momentos merman mi seguridad en ella, pero luego me mira con ese
par de panteras negras que Dios le dio por ojos y que conmigo parecen gatitos
mimosos y todos mis temores se esfuman.
- “Ojos negros”, amor hoy voy con las chicas
al mesón de siempre, ¿nos pillas luego? – la llamé al móvil a sabiendas de que
me diría que no, no le va muy bien estar en el mismo sitio que Tess, pero tenía
la esperanza de que me dijera que sí.
- Barbie, no puedo bonita, tengo que sacar
mucho trabajo pendiente, aprovecho hoy para eso, diviértete y pásalo bien con
tu amigas. Yo estaré aquí en la oficina hasta que me llames y voy por ti, ¿va?
- Vale… ¿te quedaras tu sola en la oficina o
se quedara tu odiosa asistente contigo?
- Mi amor, estará conmigo un rato y en
cuanto no me sea necesaria se va, te amo Barbie.
- Y yo a ti “ojos Negros”, pero no me quedo
muy tranquila eh.
- Lo sé mi amor, ¿cuánto me costara ganarme
tu confianza por completo?
- En ti confío Tzuri, pero en ella no...
Vale amor, te llamo y vas a por mí.
-Si bonita espero tu llamada, diviértete con
tus amigas.
Nos pasamos una tarde muy agradable,
hacía rato que no estábamos las cuatro juntas, mi relación con Tzuri absorbe
todo mi tiempo, no es por ella, es
decir, siempre me ha hecho saber lo importante que es el que ambas conservemos
nuestra individualidad y nos demos espacio, ha sido más por mí que me cuesta
mucho pasar tiempo lejos de ella.
- Oye rica, cuéntate algo anda – la
expresión de picardía de Ana me indicaba por donde iban los tiros.
- Que quieren que os cuente.
- Pues ya sabemos que tienes por novia a una
deidad… pero y en la cama… ¿cómo es?
- ¡No seas cotilla Ana!, eso es privado.
- Eso me suena a que tu amor estará muy
bueno pero en la cama no pasa nada.
- Te habías tardado Teresa, ¿sabes que
analizando tu actitud he llegado a la conclusión de que, uno, estas enamorada
de Silvia, dos, estas enamorada de Paola, o tres, Tzuri te pillo a primera
vista y quieres enrollar a las otras dos para que te quede el camino libre.
- No digas estupideces Pilar.
- Tú deja de decir estupideces guapa, porque
das mucho que pensar.
- Joder ya basta chicas, volvamos a lo
importante… anda Paola dinos, es que no quieres hacerlo por lo que dice Tess.
- Mi novia es una Diosa en todos lados, que
les baste saber eso.
Se acercaba el momento de
marcharnos, por lo que llame a Tzuri, tras varios timbrazos me respondió un
tanto agitada, eso me inquieto un poco, pero me calmé rápidamente cuando con
voz dulce me dijo que estaría por mí en cuestión de minutos.
TZURI
Había que preparar una presentación
para los dueños de una cadena de clubs japoneses con los que nos reuniríamos en
tres días, así que cuando Paola me comunicó que se iría con sus amigas fue una
buena noticia porque ese día tendría que
quedarme trabajando hasta entrada la noche, una vez que la presencia de Carmen
no me era indispensable le indique que podía retirarse.
- No Tzuri yo me quedo contigo, juntas
terminaremos más rápido.
- No Carmen, de verdad que lo que queda
puedo hacerlo sola.
- En serio prefiero quedarme hasta que
concluyamos con todo.
No insistí más, tenía razón, con ella
aquí terminaríamos mucho más pronto, debo reconocer que mi asistente es muy
eficiente aunque a ultimas sus insinuaciones casi rayaban en el acoso; una vez
que terminamos nos dirigimos juntas hacia los elevadores, ella pulso el botón
del primer piso que es donde está la recepción.
- ¿Tienes que pasar todavía a recepción por
algo en especial?
- No, pero ahí está la salida principal –
sonrío con coquetería.
- ¿Y tú auto?
- De momento no tengo, tomare un taxi.
- No, a esta hora no es conveniente, vamos
te llevo a tu casa – indiqué.
Durante el trayecto que ella me iba
indicando, su actitud casi siempre extrovertida se tornó tímida.
Hablábamos casi nada, solo
trivialidades de la oficina, una vez que estuvimos frente a un edificio de
departamentos, me dio las gracias e hizo ademan de disponerse a descender, le
di las buenas noches esperando a que bajara pero no lo hizo; cerrando la puerta
de golpe se lanzó a mis labios besándome y agarrándome totalmente desprevenida,
casi por instinto estuve a punto de corresponder el beso pero me contuve
alejándola con suavidad.
- Lo siento mucho Tzuri - me dijo
ruborizada – no me quería quedar con las ganas de hacerlo, tú me gustabas desde
hace tanto tiempo, pasaba mucho tiempo mirando la fotografía que tiene tu padre
de ti en su oficina, cuando supe que venias tontamente me hice ideas en la cabeza
y he hecho de todo para llamar tu atención pero tu ni siquiera me miras y en
este afán de conquista he terminado por enamorarme de ti.
Yo la miraba estupefacta, note cierta
sinceridad en sus palabras, no sabía que decir totalmente incomoda con esa
situación.
-Carmen, en verdad lamento escuchar esto,
quizá en otras circunstancias las cosas hubieran sido distintas, pero yo…
- Si lo sé, tu novia, ¿estás muy enamorada
de ella?
- Si mucho, ella es la verdadera razón por
la que he venido a vivir aquí y no haría nada que pusiera en riesgo mi
relación ¿comprendes?
- Si comprendo, pero en el amor y la guerra
todo se vale.
Se lanzó hacia mi devorándome los
labios, aprisionando mi cuerpo, el sonido de mi celular me hizo reaccionar
empujándola esta vez con brusquedad.
-¡Bueno! – Respondí con agitación- si mi
amor enseguida voy por ti, en cuestión de minutos estaré ahí. Carmen – dije con
seriedad - tu eres muy eficiente y he trabajado hasta ahora muy bien contigo,
pero si vuelves a intentar algo como lo que ha ocurrido ahora me voy a ver en
la necesidad de solicitar que te transfieran o de despedirte, no estoy
dispuesta a poner en peligro mi relación por un simple acostón, espero que
quede muy claro; ahora baja por favor me tengo que ir.
Descendió con expresión rabiosa.
Enojada conmigo misma por ponerme en esa situación vulnerable me puse en marcha
para ir por Paola.
La carita radiante de mi Barbie me
hizo olvidarme de todo y enfocarme solo en ella y su boca, desde que me he
mudado prácticamente no hemos pasado una noche separadas, han sido contadas,
adoro dormir con ella, hacer el amor antes de dormir y por las mañanas,
desayunar juntas y salir corriendo por que va
tarde a su trabajo y el esfuerzo que hago para liberar sus labios en el
beso de despedida dentro del coche.
Un día más de mi vida en este país que
he llegado a amar tanto porque me ha dado lo que más he amado en mi vida, mi
madre llaga de improviso a mi oficina con esa expresión que le conozco tan
bien.
- Mi amor hace mucho que no vas a comer por
casa.
- Mamá comimos juntas hace apenas dos días.
- Esa no cuenta, solo estábamos Ricardo, tú
y yo, no estaba tu papá.
- Má, te conozco, dime que es lo que
realmente quieres.
- Está bien Tzuri, vine porque quiero que el
sábado lleves a tu novia a comer en casa, quiero conocerla.
- Ya la conoces Madre, es hermana de Mariana
la ex novia de Ricardo – dije muleando un poco.
- Pues
sí, la vi una vez creo, pero ahora es tu novia no la hermana de la novia de tu
hermano y por lo que sé es una relación seria, ¿o no?
- Si mamá, lo es.
- ¿Entonces? no es lógico que la presentes a
la familia.
- Si, ya lo había pensado, el sábado iremos
a comer y les presentare oficialmente a mi novia, pero te voy a pedir un favor
má, se prudente con tus comentarios.
- ¿Por qué la advertencia? que podría
decirle.
- Te conozco.
- Me ofendes Tzuri – su expresión risueña me
dijo que me iba a poner en aprietos frente a Paola.
PAOLA
- Barbie, tenemos compromiso para comer el
sábado – me comunicó mientras nos preparábamos para ir a la cama.
- ¿Con quién “ojos”? – le dije con el
cepillo de dientes en la boca.
- Con tus suegros amor – mi mirada no se
cansaba de su piel desnuda.
- ¿C…con mis suegros? – no sabía que sentir,
de momento nervios.
- ¿No quieres? – preguntó enfundándose en un
pijama de top y panti que sabe me encanta.
- Si, si quiero, pero me da nervios – se
acercó introduciendo sus manos por debajo de mi camisón.
- Mi amor, mis padres no te van a comer…
bueno mamá a preguntas quizá, además ya los conoces – sus manos masajeando mis
nalgas y subiendo y bajando sobre mi espalda.
- Ricardo me presentó con tu madre una
ocasión y a tú padre no le conozco.
- Te quieren conocer, eres mi novia, la
única de la que se han enterado – su lengua en el lóbulo de mi oreja me estaba
excitando.
- ¿Has tenido novias antes? – cuestione con
voz entrecortada.
- Tuve unas dos siendo muy chavita, a las
que se podría llamar novias, ya sabes noviecitas, pero ambas fueron relaciones
efímeras. – ahora su lengua resbalaba sobre mi cuello.
- ¿Qué edad tenías? – es delicioso su tacto.
- Dieciséis años durante los dos noviazgos –
sus dientes y labios podían hacerme enloquecer.
- ¿Tan poco duraste en esas relaciones? – me
dejé conducir por ella hasta la cama.
- Barbie… - sus manos se quedaron quietas
pegando su frente con la mía antes de responder - muy joven me di cuenta de que
no era de compromisos, eso pensaba hasta que se me atravesó una muñeca de ojos
azules. – ya no me permitió preguntar nada más adueñándose de mi boca.
Levanto mi camisón a la altura de mis
pecho dejando libres de tela mis erizados senos, sus labios iniciaron una
placentera succión en uno de ellos, luego paso al otro, lamiendo, chupando, las
caricias que esos hábiles dedos hacían sobre mis muslos produjeron sonidos
guturales involuntarios de mi garganta, cuando sentí la cercanía de estos a mi
vulva me abrí para recibirla y le suplique que me dejara hacerle lo mismo,
obediente le dio entrada a mi mano ansiosa que hurga entre los labios
vaginales, masajeo embelesándome con la humedad de su sexo, el recorrido de sus
dedos sobre el mío me hizo jadear, ella imito mis sonidos cuando la penetre,
con la habilidad que da la práctica nos acomodamos una sobre la otra
friccionando los hinchados clítoris, penetrándonos mutuamente entrando y
saliendo acompasadamente, hasta que alcanzamos el clímax.
Sábado por la mañana Tzuri me miraba
divertida sentada sobre la cama en posición de loto mientras yo corría por toda
la habitación después de haberme probado un sinfín de atuendos y ninguno me
convencía.
- Joder Tzuri, podrías ayudarme un poco y
decirme cual te ha parecido el más apropiado.
- Ese Barbie – la miré con cara de “no me
hace ni puta gracia” – ¿qué amor?, yo quisiera tenerte así siempre, desnudita –
me halo de uno de los brazos hasta hacerme caer encima de ella, besándome.
- ¿Ah sí?, ¿te gustaría que todo mundo me
viera así?
- Okey, tienes razón – enarco una ceja – así solo para mí.
- Vale ¿entonces?, dime con que ropa te he
gustado más – me soltó poniéndose de pie y cogió un vestido verde de ligera
tela que puesto caía con suavidad sobre mi silueta y unas zapatillas de tacos
no muy altos de un tono marrón oscuro.
Una vez aparcamos frente a la casa de
sus padres la tensión de mi cuerpo me delato ante ella que me tomo de la mano y
trato de calmarme.
- Mi amor,
tranquila, no pasa nada, solo son mis padres y Ricardo.
- Si lo sé, pero me da miedo no gustarles.
- No creo que exista nadie en este mundo a
quien tú no le gustes.
Con cada paso hacia la puerta
principal mis nervios se acrecentaban, Tzuri apretaba mi mano proporcionándole
ligeras caricias con sus dedos, en cuanto entramos Ricardo salió a nuestro
encuentro.
- Pao, cuñada… estábamos destinados para
cuñados – sonriente como siempre y con la calidez de antes me abrazo y beso en
ambas mejillas.
En ese momento se apareció la madre
de Tzuri, aunque le había visto antes no le recordaba muy bien, solo que era
muy guapa, aunque más bajita de estatura, se nota que de ella heredo Tzuri su
figura, cuello y movimientos elegantes, sonriente me dio una abrazo muy fuerte
regalándome un sonoro beso en la mejilla derecha.
-Eres preciosa, sí que lo eres, discúlpame
pero es que no te recordaba muy bien, bienvenida a la familia mi amor, mi
nombre es Gabriela y como ya sabes soy la mamá de esta granuja que tienes por
novia.
- Es un placer volver a verle.
- ¿Y mi papá?
- Hay hija ya conoces a tu padre, trabajo,
trabajo y más trabajo, acabo de hablar con él está por llegar, discúlpalo mi
amor- su mirada se dirigió a mí – pero tendrás que acostumbrarte porque ser
esposa de un Aragón es entender que su vida y mundo es el tequila.
- ¡Mamá!
- No he dicho nada malo, ¿o si Paola?, si
vas a ser la mamá de mis nietos, serás la esposa de mi hija.
- ¡Mamaaaaa!
- Haaa no, no me vayas a salir con que
siempre no, ¿eh?, tú a mí me prometiste nietos, por eso te ayude con Esther
para que te prestara a Chelito.
Las palabras de Gabriela fueron
música para mis oídos y la cara de “ojos negros” un poema, nunca pensé que
llegaría el día que le vería ruborizarse.
- Es lo que más deseo Gabriela, llegar a ser
la esposa de su hija y la madre de sus nietos, pero creo que no será sencillo
lograrlo, claro que con su ayuda quizá le sometemos, le guiñe un ojo – Tzuri me
miro con extrañeza, yo misma me sorprendí ante mis palabras.
- Cuentas conmigo, además no creo que te
cueste tanto esfuerzo, mira que haber logrado que se comprometiera en un
noviazgo ya es algo, pero pasemos a la sala, estaremos más cómodas, en cuanto
llegue Fernando pasaremos a la mesa.
Tzuri volvió a pasar su brazo por mi
cintura y me susurro al oído cuando nos encaminábamos a la estancia.
- Ves que fue muy fácil bonita.
Después de unos minutos de animada
plática entro un señor muy alto y erguido que me recordó de inmediato al abuelo
Alberto pero con expresión más seria, al acercarse su mirada se tornó amable y
cálida hacia mí, Tzuri se puso de pie halándome con suavidad para que hiciera
lo mismo.
-Hola papá, te presento a mi novia – poso
ambas manos sobre mi cintura protectoramente, dándome el soporte que adivinó
necesitaba, la presencia del padre de mi novia es imponente.
- Ven acá chiquilla déjame abrazarte, eres
muy hermosa. Hija, buen gusto tienes, no se puede negar.
- Bueno pasemos al comedor.
La convivencia durante la comida fue
amena, divertida, en poco tiempo me sentí cómoda y relajada, Ricardo bromeo en
todo momento poniendo en aprietos a su hermana, al despedirnos los padres de
Tzuri me besaron y abrazaron con mucho cariño arrancándonos a ambas la promesa
de que la visita se repetiría pronto.
Estos últimos días he visto poco
tiempo a mi chica por cuestiones de trabajo, es la primera vez desde que
iniciamos nuestra relación que el tiempo para vernos se ha espaciado tanto y
para colmo me ha informado que tiene que viajar a Tokio por cuestiones de
negocios y que estará fuera por varios días, eso me pone mal.
Escucho el sonido incesante de mi
móvil, corro a responder y escucho una voz de mujer.
-“Paola, ¿sabes que te están viendo la
cara?” – ¿Quién llama? cuestiono enfadada pensando que es una mala broma – “una
amiga, me da pena que te estén engañando, tu novia se entiende con Carmen su asistente” – sino
me dice quién es voy a colgar-, ante el silencio estoy por hacerlo pero la voz
vuelve decir – “yo cumplí con decirte tú veras”
Cortó inmediatamente después de decir
esto, dejándome en un mar de dudas y celos.
- ¡Pero qué te pasa mujer! ¿Quién llamó? –
cuestiona Pilar.
- Me han llamado para decirme que Tzuri está
enrollada con su asistente.
- No iras a tomar en serio una llamada
anónima Pao.
-Pues no se… como es que sabía mi nombre y
el de mi novia y peor aún el de su asistente.
- Tú misma me has contado que esa mujer
quiere algo con tu chica, ¿quién te dice a ti que no ha sido ella la que armo
todo este numerito?
- Eso me suena a teledrama.
- Por eso mismo, Tzuri no te ha dado pie
para que la pongas en duda, ¿o sí?
- No.
- Pues ale, olvídate de esa llamada que tu
chica se va mañana, disfruta de esta noche.
- Tienes razón, no me voy a amargar esta
noche.
Decidí no decirle nada a Tzuri, fuimos
a cenar y luego de marcha, bebimos, bailamos y nos divertimos como dos
adolescentes en su primera cita, luego en su piso hicimos el amor por horas,
entregándonos plenamente al amor y pasión.
-
Amoooooor me voy a morir sin verte por tantos días, necesito que me llames
diario y que me contestes siempre, sino voy a enloquecer.
- Pues claro, que te crees, te voy a llamar
todo el tiempo.
Cuando la luz del día nos sorprendió
ella no me dejo levantar, me deje llevar por mis ganas y volvimos a hacer el amor una y otra vez sin
tener conciencia del tiempo, para cuando nos percatamos de la hora, brincamos
amabas de la cama, apenas quedaba tiempo para que llegáramos al aeropuerto, una
vez ahí se me revolvió el estómago al encontrarme con Carmen que me lanzo una
mirada triunfante al notar mi malestar, Tzuri me beso largamente recordándome
la promesa de llamarle todo el tiempo y de quedarme en su piso estos días, la vi partir y me volví a su piso, sentía una
congoja extraña en el pecho, como aquella que viví en las últimas horas en
México, no tenía razón de ser, el sonido de un móvil que no era el mío me saco
de mis pensamientos, cuando encontré el aparato que producía el sonido me entro
frustración - ¡joder! se ha dejado el móvil -
- Diga – respondí.
- Barbie, se me quedo el celular.
- Ya, me he dado cuenta, ¿de dónde estás
llamando?
-Desde el aeropuerto, todavía no abordamos,
mi amor llámame al hotel, ya tienes los datos, te amo y te estaré llamando yo.
- Vale cariño, te amo.
Pasaron las horas y moría por llamarle
calculando que ya debía haber arribado, pero por la diferencia horaria pensé
que sería imprudente llamar así que decidí por esperar a que ella me hablara a
mí, pasé a mi piso a coger ropa y cosas que necesitaba.
- Hey Pao te he estado llamando y tu móvil
brinca a buzón de inmediato.
- ¡Joder que imbécil! olvide ponerle carga.
Decidí partir de inmediato al piso de
mi novia y cargar mi móvil ahí, pensando que tal vez la incomunicación había
sido por eso y que seguro me estaría llamando al fijo.
TZURI
Durante la visita a casa de mis
padres me di cuenta de que no sé qué he estado esperando para pedirle a Paola
que vivamos juntas, cuando escuche a mi madre hablar de matrimonio, contrario a
lo que me había imaginado, me dio ilusión, mi Barbie mi mujer, mi compañera de
vida, hijos con ella, me agradaba mucho la idea, decidí que regresando de Tokio
le propondría que viviéramos juntas, lo del casamiento después porque quería
que lo hiciéramos en México, en la corredera no me di cuenta de que se me
olvido el celular, le llame desde un
público y quede de comunicarme con ella en cuanto llegara.
Cuando arribamos al hotel en Tokio
estábamos en la recepción a punto de registrarnos y me informaron que tenía
varios mensajes de mi padre diciendo que era urgente que me comunicara, angustiada
me comunique de inmediato.
- !!!Tzuri!!! te hemos llamado al celular no
sé cuántas veces hija y nos manda a buzón ¿por qué no lo has encendido al
llegar?
- Mamá que sucede, voy prácticamente
llegando y me olvide el celular en mi
depa, ¡¿qué pasa mamá?! – casi grite al escuchar sus sollozos.
- Tienes que irte de inmediato para México
mi amor, ha ocurrido una desgracia.
- ¡¿Le ha pasado algo a mis abuelos?!
- No hija son tu tío Samuel, Fernando y
Xochitl, estaban en una convención en Brasil, tomaron un vuelo rumbo a Francia
el avión se cayó hija, Tu papá tomo el primer vuelo a Sao Paulo y Ricardo y yo
estamos a punto de salir al aeropuerto, nuestro vuelo sale en tres horas, nos
vemos en la hacienda mi amor, tus abuelitos están destrozados y María mi amor
– el entumecimiento en mi pecho no me
dejaba llorar.
- Si mamá nos vemos allá, viajare en el
primer vuelo que encuentre.
Camine como autómata hacia Carmen.
- Carmen me tengo que marchar, ha ocurrido
algo muy grave, tú te quedas, hazte cargo de la situación por favor.
- ¿Te puedo ayudar en algo más?, te ves muy
mal, me voy contigo al aeropuerto.
Conseguí un vuelo rápidamente,
desde el aeropuerto llame varias veces a Paola al teléfono del departamento
pero no contestó nunca y su celular
siempre me mandó a buzón, en el último intento le deje un mensaje –
Amor, mi tío Samuel y mis Primos Fernando y Xochitl tuvieron un accidente, me
dieron aviso apenas llegando, estoy por abordar un vuelo rumbo a México, te
necesito mi cielo, ojala que me puedas ver allá, llama a la hacienda en cuanto
escuches este mensaje – tenía que ingresar a las salas de abordaje.
- Carmen no me pude comunicar con mi novia,
ella llamara al hotel seguramente, pide que te trasfieran mis llamadas a tu
habitación y dile que he tenido que
viajar a México, que se comunique a la hacienda y que la necesito allá conmigo.
- Muy bien Tzuri yo le doy tu mensaje y
sabes que cuentas conmigo- me abrazó y me dejé, necesitada de un poco de
consuelo.
Una vez en el piso me percaté de que
había varias llamadas perdidas, el identificador no mostraba los números de las
que provenían, así que asumí que Tzuri me había llamado, la llame de inmediato
al hotel y pedí que me comunicaran con su habitación, tras varios timbrazos una
voz sensual que sonaba adormilada respondió – “diga”-
- Perdón creo que me han comunicado mal –
estaba por colgar.
- ¿Buscas a Tzuri?, soy Carmen, espera que se ha quedado dormida… mi amor,
amor, despierta que están al teléfono esperando por ti – escuche como en un
murmullo, sintiendo que mi alma se rompía en mil pedazos. – lo lamento pero no
despierta ha quedado muy agotada, ¿tu comprendes no?
Azote el auricular, ni siquiera pude
llorar, estúpida, estúpida de mí, merecido me lo tengo por imbécil, por idiota…
Próximo capítulo 24/12
------------------------------------------------------------------------------------------------------Próximo capítulo 24/12
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autor.
Qué injusto , qué injusto!. Injusto para mí que me quedé hasta la 01.30 leyendo la historia y me tendré que dormir a pesar del suspenso! e injusto para Tzuri, quién ha luchado contra su fama e instinto y aún así es juzgada por Paola.
ResponderEliminarExcelente la historia, hace vibrar a cualquiera.
Que sea 24 ahora ya! y que se haga justicia.
Buenas noches.
Javi,
CHILE.
01.40!
Pero joder con Paola que facil cae...Deveria poner a esa carmen en su lugar...
ResponderEliminarAyyy no que estupida mala esa carmen xfaaaa q no le crea las kiero juntas casadas con muchos hijos no rompas lo magico xfaaaa RO ARGENTINA
ResponderEliminarquuueee pero .... hay odio a carmennnn como se atreve .... porfa que no se salga con las suyasss..
ResponderEliminarvamos pao no caigas
Dios! ojala esta vez Paola no se deje ganar por los celos y pida explicación. Estoy odiando a Carmen, que poca mujer....
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