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A la
mañana siguiente, al llegar a la comisaría se encontró con un montón de
periodistas agolpados en la puerta, ávidos de conseguir cualquier información
sobre el caso. La inspectora Castillo decidió entrar por el garaje para evitar
el follón de la entrada y al llegar a su sitio, se encontró con un montón de
periódicos del día sobre su mesa. La prensa se había cebado con la noticia y en
todos los periódicos aparecía en primera página la muerte de Tania Rota.
Se
reunió con Neira para contarle la orden dada por el comisario. Su compañero se
indignó con la noticia.
– ¡Joder!
Me muerdo la lengua para no decir lo que pienso. Me parece mezquino el
comportamiento del jefe. No lo voy a acatar.
– No
provoques más problemas, no merece la pena, son órdenes y hay que cumplirlas.
– Si
quieres, para evitar problemas con Peláez, yo me encargaré de firmar los
informes pero seguimos trabajando como hasta ahora. Tú eres la cabeza pensante
de este equipo y tiene que seguir siendo así, aunque haya energúmenos que no lo
vean.
– Gracias
por tu apoyo. Sabes, he llegado a un punto en que ya no sangro cuando me
apuñalan. En fin, no tiene solución, ahora tendrás que encargarte tú de todo el
papeleo. Yo voy a hablar con Estévez y Salcedo para ver si han tenido éxito en
sus pesquisas. Nos vemos luego.
– Clara,
dos cosas. La primera es que se me olvidó decirte ayer que Marta te espera este
domingo en casa. Ya sabes, es mi cumpleaños y quiere hacerme una fiesta. Y la
segunda es que, no puedo quedarme hoy a tomar las cañas, tenemos dentista con
los niños.
– Dile
a Marta que iré encantada. Y tú, ¿qué quieres que te regale por tu cumpleaños?
Había pensado en una subscripción al Playboy
o a alguna revista de ese estilo.
– Muy
graciosa, mi mujer me mataría si se enterara, ya sabes como es. Tu presencia
será suficiente regalo para mí aunque, si vienes acompañada de una botellita de
ron, el regalo será perfecto.
Hubo
suerte y la cámara de una sucursal bancaria situada en la acera de enfrente del
edifico, a unos metros más abajo, grababa parte del portal de entrada.
– Perfecto.
Decidle a Neira que hable con el juez y localizad a la asistenta y traedla
aquí, quiero que se vea esas grabaciones. Tenemos que saber quién es ese tal Navarro.
¿Tenéis algo más para mí?
– Sí.
Los vecinos no recuerdan haber visto nada extraño que les llamara la atención
el viernes. Una vecina ha declarado que ese día, como a las seis de la tarde,
subió en el ascensor con una mujer que se bajó en el tercero, iba vestida de
manera elegante y se fijó en ella porque llevaba las gafas de sol puestas
dentro del ascensor. Ah, también tenemos las grabaciones anteriores a la avería
del sistema de seguridad del edificio.
– Muy
bien Salcedo, pues que la asistenta también se las vea.
– Por
otro lado, no hemos encontrado en internet nada que nos haya parecido interesante
para el caso. De todas formas, los muchachos siguen mirando – dijo Estévez revisando
sus notas.
– Perfecto.
Mantenedme informada con lo que vaya surgiendo. Gracias. – dijo la inspectora
con seriedad a sus subordinados.
Estaba
sentada en su mesa, con la piedra entre sus dedos, pensando que llevaba todo el
día dándole vueltas al encuentro de la noche anterior con Vega Rota. Saber que
era deseada por esa mujer le excitaba, su solo pensamiento hacía palpitar a su
sexo. Estaba con esos pensamientos cuando Neira se asomó por la puerta.
– Han
llegado algunos informes de los laboratorios ¿Nos reunimos para verlos?
– Sí,
pero antes, pasa y cierra la puerta, quiero contarte algo. Ayer tuve un
encuentro con Vega Rota que quiero que conozcas. Anoche me estaba esperando a
la salida de la comisaría, quería hablar conmigo y fuimos a tomar una cerveza
al Sónar. Me dijo que teme por su vida y que cree que el padre está implicado
en la muerte de su hermana. Se basa en que el padre es un hijo de puta que
actúa como un mafioso en los negocios y teme que sea alguna venganza de la
mafia rusa. Además dice, que todo esto no lo contará ante un juez. Encontré
bastante paranoico el argumento pero tal vez, para curarnos en salud, estaría
bien que una patrulla hiciese alguna ronda por su casa.
– Le
has preguntado si ella también toma coca
como la hermana porque la historia es para alucinar. En fin, si lo ves
necesario, no creo que haya problema en que se hagan unas rondas por la zona.
Pero ahora, en serio, ¿hubo tomate?
– Eres
un gilipollas muy graciosillo. Vamos a ver esos informes.
Aquella
misma tarde recibió un sobre con la información que Eva le mandaba de los Rota.
Dentro también había una nota donde le daba las gracias por la exclusiva de la
noticia.
Se
leyó la información sobre el caso de los cuadros. Había ocurrido hacía unos
siete años y se trataba de la compra que quiso hacer un coleccionista privado
de unos cuadros robados y que frustró la policía. Buscó en la base de datos y
encontró el asunto. Localizó el teléfono del responsable de la investigación y
le llamó. El colega le contó que, efectivamente, Vega Rota estuvo implicada, al
principio, en ese asunto. Ellos estaban convencidos de que fue ella la que puso
en contacto al coleccionista con los ladrones pero el juez, no vio indicios
suficientes para que se la investigara. Además, recibieron órdenes para hacer
desaparecer su nombre de todo el asunto. Según el inspector, el poder del
apellido Rota hizo el trabajo.
Como
ahora era Neira el responsable oficial del caso y el encargado de todo el
papeleo, decidió irse pronto del trabajo. Cogió el sobre que le había enviado
su amiga y se fue al gimnasio, necesitaba que su mente solo pensara en
superarse para no caer desmayada encima de la bicicleta estática. Mientras
pedaleaba sin rumbo fijo, pensó que había llegado el momento de redactar la
carta de renuncia.
Aprovechó
que los comercios aún estaban abiertos para comprar algo de comida y algunas
botellas de vino. Al llegar a su casa, se puso cómoda y calentó en el
microondas uno de los platos preparados que había comprado, pensó que le
vendría bien cenar algo caliente. Se instaló en el sillón y, acompañada de la
voz de Diana Krall y de la copa de vino, le echó un vistazo a los artículos de
presa de los Rota.
Al
conocer la historia por boca de la hija mayor, los artículos y fotos de Román
Rota le parecieron una farsa, siempre sonriente, en fiestas solidarias, junto a
autoridades, con la realeza. Y la hija menor, siempre de fiesta, siempre
vestida con trajes caros y vertiginosos zapatos, disfrutando de una vida llena
de falsos placeres y verdaderos vicios. Entre las fotos encontró una donde
salía Vega en una fiesta junto a su padre, su hermana y otros invitados, según
el pie de foto. Se quedó contemplando durante un buen rato aquella fotografía,
hipnotizada con la imagen de esa mujer de delicioso rostro y turbios manejos.
Después del repaso a la prensa rosa, colocó el portátil
sobre sus piernas, dio un largo trago de vino y se puso a escribir la carta de
su renuncia. Cuando terminó, se sintió triste pero, a la vez, liberada.
– ¿Y
después de esto qué, Clara? – se preguntó en voz alta mientras su mirada se
perdía por la ventana.
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Ahmm no me convence que Clara renuncie no se ve tan decidida alguien que ronde por su mente (aun así hay que esperar que pasa si renuncia o no).
ResponderEliminarNo que no renuncie todavia que termine el caso y asi tendra tiempo para estar con Vega y luego que renuncie si asi lo quiere.
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