Buen día a todos los lectores, disculparan, pero este capítulo no está
muy animado, pero prometo que para mañana estaré adelantando otro que, al menos
si tendrá un poquito más de shiznatn_n
CAPÍTULO 15 EMOCIONES
—Miyu maldita sea,
¡la ahuyentaste!— la pelirroja le reclamaba en tono airado.
—El rey me ha
ordenado complacer en todo a la princesa— la de cabellos grises se levantaba de
la mesa con aire orgulloso. —Y mi padre también—
—Ese es el problema,
no estas comprendiendo, no puedes hacer ese tipo de cosas por la orden de
alguien más, ¿es que no te gusta ni un poco Natsuki?— Mai se puso de pie
acercándose un poco a la de ojos sangría, no entendía cómo funcionaba la mente
de la joven, era de los pocos plebeyos con educación que conocía, pero ella de algún
modo parecía no tener emociones y en el fondo, esperaba que no fuera de esa
forma, porque en realidad Greer era bastante cuidadosa en su menester como
médico de la corte.
—Defina gustar, ese
término no me es comprensible mi Lady— Ladeo la cabeza como si tratara de
pensar, con una inocencia que contradecía enormemente lo que le vio hacerle a
Natsuki la otra noche cuando le ordenaron ser su concubina.
—Uhm...tal vez si
escoges otros métodos puedas encontrar la respuesta, los besos siempre ayudan,
pero se necesita de más práctica— se tomó el mentón pensativa por lo que no
pudo esquivar los labios de la nueva condesa que se posicionaron sobre los
suyos abriéndose paso cuando sin querer los había entreabierto un poco para
protestar.
—¡¿qué diablos está pasando?!
—Arashi se encontraba en la entrada buscando tener un momento para hablar con
la pelirroja, pero para su visible malestar, se había encontrado con una
situación que no esperaba.
―Ah…Miyu? Arashi?―
los ojos lila miraba en ambas direcciones mientras trataba de alejarse de la
joven Greer.
―¿Tu también Mai?
¿Has sido contagiada con esa enfermedad por mi hermana?― El príncipe las
alcanzó en dos zancadas tomando del brazo a la pelirroja con demasiada
fuerza.
―Disculpe alteza,
pero esa no es manera de tratar a una doncella― La de cabellos grises tomo la
mano del Kruger doblando su muñeca hasta que soltara el brazo de Tokiha. ―Por
orden expresa del Rey, ella es la prometida de la princesa y él debe ser
obedecido―
―Osas tocarme
maldita, ¿sabes bien que podrías ser ejecutada por menos?― No admitiría cuan
dolorosa había sido la llave de la peliblanca, su orgullo estaba bastante
magullado.
―Miyu…suéltalo por
favor― la condesa posó su mano sobre el envés de su amiga con suavidad sabiendo
lo peligroso que era lo que estaba haciéndole al heredero ―Déjanos a solas― sus
ojos lila observaron los sangría con súplica.
―Si necesita ayuda
estaré en la puerta mi Lady...― la joven Greer salió del recinto sin dejar de
observar los ojos verdes.
―¿Qué está pasando
Mai? Tu no eras así, ¿qué te ha hecho Nat…?―
―¡No te atrevas a
echarle la culpa a ella! Cuando fuiste tú el que cobardemente prefirió huir y
dejarme sola, hasta te atreviste a llevarte a mi hermano cuando sabías que era
mi única familia, ahora me pregunto qué rayos vi en ti, no eres ni la sombra de
lo que creí tontamente que eras―
―Puedo explicártelo―
―No necesito de tus
estúpidas excusas― ―ahora solo puedo agradecerle a tu hermana por haberme
abierto los ojos, no vales la pena Arashi―
―No digas eso Mai,
siempre te he querido―
―Aja, a cuantas más
engañas con esas palabras, no creas que no se sobre Yuuki, meterte con esa
zorra, hasta para ti fue caer muy bajo―
―No son palabras
vacías, no puedes culpar a la debilidad con la que los dioses han decidido
crearnos. No hay hombre que no ceda ante la gracia femenina, si para ella
nacimos. Mi corazón sigue contigo a pesar de la flaqueza de mi carne, porque
incluso entonces, eres la que se queda siempre en mis pensamientos―
―Pues bien, si a esa
flaqueza te debes... porque me culpas de cualquier cosa en lo relacionado con
Natsuki, es una de las mujeres más bellas de todo el reino y puede ser, que con
tu abandono pudiera expandir la vista sobre la gracia femenina. En cualquier
caso, es y será siempre tu culpa que ahora sea la propiedad de tu
hermana―
―Entonces…¿te has
entregado a ella?―
―En obediencia a mi
Rey, claro que sí... lo que realmente no imaginé es que ella fuera tan hábil en
la cama, es bastante mejor que tú―
Estuvo tentado a
abofetearla por tal osadía, pero... se contuvo orgulloso. ―¿Que tan buena
amante podría ser? Si su adorada Shizuru quedó encinta de otro cuando era ella
la que atendía sus necesidades en el lecho... tal vez solo estas mintiendo para
herirme y... casi logras engañarme―
―Shi...zuru esta
¿embarazada?― Palideció de inmediato, sus ojos temblaron y tragó saliva en su
garganta. ―¡Dioses! Esto será devastador... para ella―
Entonces Arashi
contempló la magnitud de su error. ―No puedes decirlo, te lo ordeno.―
―Otro secreto, este
no es uno que se pueda esconder por siempre Arashi―
―Nos encargaremos,
quien sea el padre lo pagará con su vida y... ella solo debe pensar que es mi
hijo, así no le harás daño con un veneno semejante―
―Y ahora si te
importa Natsuki...―
―Sigue siendo mi
hermana, aunque peleemos... este capricho no le va a durar tanto y cuando
acabe, volveremos a ser una manada, como fue siempre―
―Lo dudo mucho, ella
jamás olvidará esto... bajo cualquier circunstancia estaré a su lado y si hay
algo que pueda hacer que supere esto más rápido, yo haré lo que se requiera. En
todo caso es mejor que dejemos las cosas así Arashi, no me busques más, no es
adecuado que estemos cerca el uno del otro teniendo en cuenta que lugar ocuparé
junto a ella―
―Y esa chica... la
concubina―
―Será un poco
divertido ver como es un trío...― Sonrió divertida antes de salir a paso rápido
del lugar, dejando al pelinegro estupefacto. Llegó junto a Miyu y la sujetó de
la mano, obligándola a correr antes de que el príncipe reaccionara.
―¿Que... que es un
trio?― Cuestionó Miyu en cuanto se escondieron en una de las esquinas para
recuperar el aliento, aunque ella en realidad no parecía tan afectada por el
ejercicio fortuito.
―¿Escuchaste todo?―
―Sí, no hablaron muy
bajo en realidad―
―Oh... era una broma
solamente, pero significa que tres personas se encuentran en la intimidad―
―¿Entonces usted, la
princesa y yo... haremos un trio?― Y curiosamente una sonrisa se dibujó en su
rostro, la posibilidad de estar en la misma cama con la pelirroja entonces
pareció un opción bastante halagüeña.
―No creo que Natsuki
nos pida nunca una cosa como esa... es un tanto, tímida―
―Y ama a Lady Fujino,
es una pena que no sepa de su estado―
―¿Oíste eso también?―
―Tengo ojos Lady
Tokiha, ella estaba más angustiada por la salud de la princesa que el príncipe
y bueno, soy mejor médico que mi padre, yo hice el examen con su orina, dio
color rojizo...―
―¿Porque no dijiste
nada?―
―El rey desea que se
mantenga en secreto, pero tal vez cambió de opinión si el príncipe Arashi lo
está ventilando tan tranquilamente― la voz del príncipe se escuchaba bastante
cerca por lo que Mai empujó su cuerpo contra el de la Greer contra la pared.
―Guarda silencio―
Susurro girando el rostro hacia el espacio que le permitía vigilar el pasillo,
uno que el airado príncipe pasó de largo preso del enojo y la amargura, pese a
todo Tokiha no se apartó temiendo que el hombre volviera sobre sus pasos.
Los ojos sangría
observaron atentos como el pulso en el cuello aumentaba de ritmo. ―Su…aroma es
exquisito― No pudo reprimir el pensamiento que, por alguna extraña razón acudió
a sus labios en palabras audibles.
―Gr…gracias― musito
sonrojada sintiendo como se tensaba hasta el punto de no poderse alejar. ―Es…de
lavanda, lo compre en la tienda de Midori por si…estas interesada―
―No creo que huela tan
bien en mí, como en tí... pero igualmente la compraré― Asintió tan tranquila
como siempre rozando su cuello con la punta de la nariz.
Un hermoso sonrojo
llegó las mejillas de la pelirroja, quien dio gracias a los dioses en cuanto
Miyu se alejó y le dio la espalda, dispuesta a ir a quien sabe dónde...
prefirió no seguirla por el bien de su salud mental.
En la sala
principal….
―Shizuru, Nagi ha
solicitado hablar contigo...― Nina ingresaba por la puerta de la espaciosa
sala, la castaña se quedó mirándola por un instante procesando sus palabras,
¿su primo Nagi? y ahora que desearía hablar con ella, según recuerda, la última
vez en su castillo en Tsu, él la había tratado con frío desprecio al saberse
que era la siguiente en la línea de sucesión.
―¿Te ha dicho de que
es lo que desea hablar?― los ojos sangría develaron el fastidio que no se
atrevía a pronunciar a viva voz.
―Lo lamento, bien
sabes que él me causa escalofríos, mientras menos le hable mejor― la pelinegra
le sonreía de forma comprensiva, a ella más que fastidio, el albino le infunde
temor, y no de ese que se podría llamar normal, como tenerle miedo a la
oscuridad, no, le causaba unos escalofríos como los que bajan por la columna
cuando tenía que cruzar frente al cementerio de Fuuka cerca del anochecer.
―Dile que pase, pero
quédate conmigo, odiaría tener que estar a solas con él― la princesa suspiró al
tiempo que se colocaba en pie, su prima se dirigía hasta la puerta y la abría a
un sonriente Nagi, la observó incomoda dar un paso al lado tomando más distancia
del conde, esa mueca a la que él llamaba sonreír, era aún más tenebrosa.
―Princesa Fujino...o
te puedo llamar prima, estamos en familia ¿No?― el joven conde extendió su mano
tomando la de la castaña sin su permiso plantándole un beso un poco baboso a
modo de saludo.
―Nagi, conoces la
etiqueta, no deseo ser presuntuosa, pero son las reglas― Justificó retirando la
mano antes del tiempo adecuado para un beso como aquel en su envés, los
bastardos no eran bien vistos ni mucho menos sus intenciones lubricas.
―Te comprendo
princesa, siempre has sido la “humilde de la familia”― el albino no evitó poner
énfasis en sus últimas palabras, era bien conocido el deseo ardoroso que él
mantenía por la corona de Tsu, en menor medida, por la propia Shizuru, por lo
que no dejo pasar ese brillo único que veía en los ojos de una mujer enamorada,
así como lo hermoso de todo su cuerpo.
―Podríamos por favor
saltarnos el protocolo y entrar de lleno al tema que te ha traído a tierras
lejanas, Lord The Artai― Pocas veces había sentido la mirada lasciva de
algunos de los cortesanos en su propia ciudad o en Fuuka, pero la mirada
sangría de aquel era la peor de todas, se sentía casi desnuda cuando él la
observaba y era más que repulsivo.
―Siempre tan directa
alteza,― el albino ladeo la cabeza mientras se acomodaba entre los cojines
acolchados del sofá.― he oído algunos rumores, bastante...desagradables sobre
aquel que se hace llamar El Hati de Jade.
La castaña tenso su
cuerpo por completo, pero guardó silencio en espera de las siguientes palabras
de su primo.
―Al parecer es
bastante reconocido por algunos de los lechos más importantes de la corte de
Fuuka, algunos maridos al parecer están bastante inconformes con su
comportamiento.― El conde la observó de forma inquisitiva esperando atisbar
alguna reacción por su parte.
―Me sorprende que un
hombre tan ocupado esté al pendiente de los chismes de la corte, también es de
vox populi el interés en ver caer la dinastía de los Kruger, claramente solo
desean desestabilizar su reinado― algo de lo que se enorgullece la de ojos
sangría es la forma en la que su padre la había educado para soportar este tipo
de artimañas ―si has venido a compartir las habladurías de las mujeres de la
corte, puedes volver por donde viniste, primo―
―Estoy seguro que son
más que solo habladurías querida prima― el conde se levantó de improviso
quedando a centímetros de la castaña, su aliento alcohólico rebotó contra su
mejilla al no poder alejarse ya que la había tomado por el brazo ―Se muy bien
que mis tíos no permitirían tales burlas para con su hija amada, por lo que he
venido a proponerte una unión muy conveniente entre nosotros, la corona se
quedaría en la familia y no se vería empañada con el inestable comportamiento
de un niño que aún no sabe cómo ser un rey―
―Te equivocas si
estas creyendo que me voy a dejar intimidar por ti― la princesa tenso la
mandíbula al tiempo que apartaba la mano que el Conde había colocado en su
antebrazo con una fuerza sorprendente ― has de comprender que no tienes ninguna
posibilidad de convertirte en regente de Tsu, no eres digno de llevar la corona―
lo aparto de un empujón que lo hizo tambalearse.
―Te vas a arrepentir
de tu arrogancia querida prima― el peliblanco cerro los puños tratando de
contener la ira que burbujeaba desde el fondo de su pecho ―Te deseo una linda
tarde…alteza― se inclinó emulando aquella sonrisa siniestra que ponía los pelos
de punta a la pobre Nina, sin embargo, Shizuru conocía aquellas estratagemas
tan infantiles, por lo que le resto importancia.
Sin esperar alguna
respuesta el de ojos sangría tomo dirección hacia la puerta de la salita y sin
detenerse salió del gran castillo, en su mente, miles de ideas de tortura para
su prima se apoderaban de cada una de sus neuronas, solo necesitaba el tiempo justo
para poner en marcha su plan y aquella mujer engreída le suplicaría por su
vida.
En el bosque en la
noche…
Cernida la noche en
el cielo y la luna menguante coronada en lo alto, Natsuki y Akira se
encontraron por el lado boscoso dentro de la muralla del castillo, ese que daba
al abismo puntiagudo justo debajo de la ventana de la habitación de la princesa
de Tsu, el fondo de aquel mortífero lugar contaba con una superficie de agua,
además de un par de tiernos y colmilludos cocodrilos. Contemplaron el tiempo
entre las rondas de los guardias, lo que obligaba que ascendieran por la cuerda
en un tiempo casi imposible.
—Una vez hecho no hay
vuelta atrás, eres libre de irte Akira—
—¿Y vivir con la
vergüenza o la cobardía? Jamás alteza—
—Porque elegiste
darme a mi tu lealtad—
—Sé lo que hizo,
cuando era más joven convenció a su padre de aceptar mujeres en la armada, a
cambio de no convertirse usted misma en caballero, es por usted que yo pude
cumplir mi anhelo— Susurró sin perder de vista a los soldados que pasaban,
calculando el momento preciso.
—Conozco a muchas
doncellas con el espíritu y la constancia que muchos hombres no poseen, era
justo...— Añadió la Kruger preparando su arco, previa atadura de la cuerda a un
gancho, era sin duda un tiro difícil si quería evitar romper la ventana y
anclar aquella púa curva.
—Ahora— Apuró la
guardiana.
La luz de la flecha
se formó en un santiamén y con precisión magistral, el gancho se ensartó en la
esquina de la ventana sin romper el cristal, pues la flecha se desvaneció en el
momento preciso con la voluntad de su portadora; tensaron la cuerda y tras una
cuenta regresiva rápida, corrieron en direcciones contrarias como si la vida se
les fuera en ella, saltando Natsuki el abismo y muy bien agarrada. Akira quien
le dio la vuelta al tronco usándolo como palanca, se quedó sosteniendo la punta
opuesta, lo que le ganó un par de metros de escalada a la princesa.
Con el Arc Adamante,
más negro que la noche formando un escudo en su espalda y con una textura
rocosa como si de un camuflaje natural se tratara, Natsuki forzó sus brazos al
límite de su resistencia física, subiendo codo por codo hasta incluso
lastimarse las manos y comenzar a sudar copiosamente, de hecho ya en el último
trayecto de su arribo, casi podría apostar que se le desprenderían los brazos
de los hombros; se reprochó pues no fue todo lo prudente que debería sobre
entrenar antes de probar un empresa semejante, si bien tenía un estado físico
formidable, nunca había asaltado una muralla o castillo, salvo por trepar
árboles y hacer los ejercicios de su instrucción, en realidad no estaba
acostumbrada a la tarea.
Cuando alcanzó la
punta y enredó la cuerda en su pierna derecha para amortiguar un poco el peso
de su cuerpo y poder ubicar el mejor arribo, pudo escuchar las voces al
interior de la habitación teniendo alguna clase de discusión airada. —Al diablo
con el anonimato— Gruñó por lo bajo, se apresuró a abrir la ventana y con un
gran esfuerzo levantar el peso de su cuerpo con sus manos para lograr poner su
estómago sobre el marco inferior y poder entrar subiendo al menos una pierna;
que para cuando pudo hacerlo la puerta ya había sido cerrada con brusquedad.
Minutos Antes...
Arashi caminaba de un
lado a otro cual león enjaulado, evidentemente disgustado. —¿Tres malditos días
mujer... y no puedo tomar lo que me corresponde por derecho?—
—No estoy en
condiciones, esposo— Afirmó la suave voz de la castaña, evidentemente
debilitada por su aparente incapacidad para mantener el alimento en el
estómago, además de aquella terrible aversión que sentía por Arashi.
—Estoy seguro que sus
amantes no le dan tantas dificultades a mi hermana, ya se ha llevado a la cama
a Lady Tokiha y no dudo que poco o nada le falte para tomar a Greer,— Dijo
aquello con toda intención, en memoria de aquella discusión con Mai, esperando
traer algo del mismo dolor a Shizuru y el escozor que vio en sus ojos, fue
suficiente para mejorar su ánimo. Así que continuó, queriendo mermar su estima
hasta lograr lo que se proponía. —mientras que yo tengo una esposa incapaz de
cumplir con su deber conyugal sólo porque ha de vomitar por cada vez que me
aproximo— En verdad estaba disgustado y preocupado, necesitaba hacerle creer
que era el padre, y pronto.
—Ignoro qué pueda
ser, nadie elige por voluntad enfermar— Refutó con honestidad, aunque en
realidad prefería cualquier cosa a ser tocada por aquel imbécil.
—Podemos intentar
otras cosas— Con la mano en la barbilla sopesó y recordando aquella vez en la
que Nao estaba un tanto borracha y temía devolver la chuleta de la cena, se
levantó la falda y se le sirvió de espaldas en la pose de una esclava. —Lo
haremos, incluso sobre ese problema princesa—
—¿En verdad quiere
saber qué cené? Fueron guisantes... nada lindo en realidad— Insistió Shizuru
buscando los medios para evitar la proximidad del hombre y aunque la
circunstancia no pudiera durar eternamente, ya sentía arcadas, aunque Arashi
estuviera a 5 pasos de distancia.
—Te darás a mí, del
modo que deba hacerse... te acostaste con mi hermana sin remilgos y a mí, que
soy tu verdadero esposo, ¿me finges la puritanidad y la virtud que no posees?—
Arashi la sostuvo por la muñeca y la enfrentó con la verde mirada que siendo
semejante a la de Natsuki, no era ni siquiera una lánguida sombra en
comparación.
Retiró el brazo con
fuerza. —Me está ofendiendo, señor...— La barbilla recta y la mirada fiera,
temía lo que decía el hombre, pero no se lo concedería, al menos no sin dar la
vida en el empeño.
—Solo estoy
sugiriendo usar una pose en la que ponga tu cara cerca del balde, yo me encargaré
de lo demás y si tienes náuseas, podrás sin temor vaciar tu estómago— Era la
mejor cosa que se le había ocurrido y no tendría excusa para refutar.
Y nada pudo parecerle
más repulsivo. —No he de rebajarme a tal cosa, le recuerdo que...—
—Que una esposa
complace a su marido, en cualquier caso— Sentenció él acercándose más, con la
mirada turbia.
—Eso será en Fukka,
pero de donde yo vengo hay dignidad en el matrimonio y no puede una esposa
acceder a los actos de las rameras— Llevó su mano discretamente sobre el fajín
de su vestido, donde el tesoro se ocultaba.
Arashi quien conocía
la oscura verdad tras su gestante estado, perdió los estribos de inmediato, la
sujetó de una mano. —No eres menos que eso... una ramera.— Intentó darle la
vuelta y forzar el encuentro levantando su vestido, cuando el filo de una
silenciosa cuchilla le rozó la mejilla y una gota de sangre bajó hasta su
barbilla. Asustado por el repentino ataque buscó al posible agresor, pero solo
se encontró con su esposa y lo que parecía una delicada daga tan delgada que,
de no ser por la mancha de su sangre en el filo, jamás hubiera creído fuera la
artífice de su herida.
—No soy como las
mujeres que conoces, príncipe... en mi casa, si una doncella no quiere, puede
elegir el camino que prefiere en el lecho—
—Cualquiera,
infame... los dioses sean mis testigos, te tomaré cuando menos lo pienses. Teme
Shizuru Fujino, que incluso al cerrar tus ojos... yo estaré en tus pesadillas—
Dicho eso se dio la media vuelta, con la idea de encontrar a Nao para desfogar
sus necesidades como hombre. Ya encontraría el modo... se prometió a sí mismo.
La mano firme de
Shizuru tembló en cuanto el príncipe cerró la puerta con toda la frustración y
la ira que pudiera exponer en el acto. Tragó saliva y se llevó la mano al
pecho, volvió a Kvinne Rød en su cinto y el arma pasó a ser simplemente una
varilla delgada y ovalada que fácilmente podría pasar a ser un hermoso
prendedor en el vestido, de hecho, en este simple estado, lucía gemas con la
forma del lirio de fuego de Tsu y el relieve de la hermosa Rød, la dragona del
fuego escarlata.
Sus nervios pronto
volvieron a alterarse ante el sonido proveniente en su ventana, alerta por el
peligro, volvió a esconder su mano a su espalda, pues un encapuchado de negras
ropa ponía la pierna derecha en el suelo, luego la izquierda.
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llega tu príncipe, espero te encuentres bien y gracias por actualizar-
ResponderEliminarAl fin algo nuevo para leer, gracias ;)
ResponderEliminarMe encanta esta historia, no quería leerlo hasta que hubieran mas cap. Es la primera vez que comento pero soy una fiel seguidora de esta historia. Esto se pone mejor. Ese Arashi es un desgraciado y veo que esto se va a poner feo para Shizuru. Gracias por el cap y esperando la continuación.
ResponderEliminarGracias por continuar con tu historia. Espero con ansias el siguiente capítulo
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