Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Serenpidia - Eldest88 - Capítulo 16

Buen día mis queridos lectores, me han cambiado el horario y he tenido algunos minutos el día de hoy, aquí les dejo el siguiente capítulo, que lo disfruten n_n

CAPÍTULO 16 EMOCIONES II

—Shi...zuru— La llamó una voz familiar, y entonces el temblor incrementó, como si toda la fortaleza que había expuesto antes la abandonara de inmediato y sus piernas no pudieran sostenerla. La sombra que se filtraba en la noche corrió a sostenerla, y una vez sintió el cuidado de sus brazos a su alrededor, ambas acabaron de rodillas en el suelo sosteniéndose mutuamente. —Solo soy yo, no temas— Volvió a decir la voz suavemente y pudo ver incluso en la oscuridad de la capucha los hermosos ojos esmeralda que tantas noches la acompañaron.

—Lo sé, harás que nos maten ¿Lo sabes?— Susurró para no ser oída por los guardias en su puerta.
—Por favor, acabo de subir esa maldita cuerda para verte y ¿quieres que solo de la vuelta y me vaya?—
La forma en la que Shizuru retuvo sus brazos con un poco más de fuerza le dieron una respuesta. Simplemente se abrazaron silenciosamente durante algunos minutos, los suficientes para hacer que la castaña pudiera recuperar el temple y así tras un largo suspiro, se puso de pie, ayudando a la pelinegra a ponerse de pie. Caminó hacia la ventana, alejando su cuerpo lo más posible de la puerta, como si la posibilidad de que Arashi volviera, fuese una posibilidad horrorosa.
—¿Que te hizo él?— Preguntó con voz grave la pelinegra, como si leyera su pensamiento.
—Nada que pueda interesarle, princesa— Respondió todo lo hermética que le fue posible. —Me pregunto si se equivocó de ventana, creo que la de Lady Tokiha queda tres ventanas a la derecha— la castaña se cruzó de brazos procurando colocar cierta distancia con la pelinegra.
—Ah sí, equivoqué el cálculo en 3 ventanas... porque sortear una piscina de cocodrilos, picas mortales en la base del muro y subir más de 50 metros entre barranco y muro de granito liso, esperando que el gancho no se rompiera o resbalara... es una cosa que hago para visitar a una persona en cuyo cuarto podría entrar toda vez que quisiera y por la puerta de enfrente...— En verdad sintió la suficiente frustración para querer deshacer sus pasos y de hecho se encaminó a la salida, preparándose para desenrollar la cuerda, que cautelosamente recogió para evitar ser descubierta por los guardias exteriores apenas entró. 
—De verdad... ¿porque haces esto? No es bueno para tí, tampoco para mí— Desvió la mirada rubí, intentando no parecer demasiado feliz por los esmeros de aquella con la que soñaba cada noche.
—Si quieres que me vaya, solo dilo y no volveré a buscarte... será suficiente para que mi mente lo entienda, aunque no logre convencer a mi corazón.— Natsuki acarició la mejilla con una gentileza tal.
—Ara, Ara... ¿te refieres a ese corazón? Cabe mucha gente ahí... el mismo número de amantes que han ocupado tu cama últimamente, puede que más— Pero Shizuru estaba herida y mucho, justamente Arashi acababa de echarle en cara los amoríos de la morena. 
—Yo solo he estado contigo, no conozco a ninguna otra mujer... aunque no puedo decir lo mismo de tí— Refutó con el ceño fruncido la de ojos verdes..
—Si eso quieres pensar...— 
—¡Dioses! ¿Porque no puedes solo admitir que te repugna yacer con él? acabo de verte despreciarlo y te juro que, si no es por lo que me costó meterme por la ventana, le habría partido todo lo que se llama cara por...—
—Shhhh— Le tapó la boca. —¿Quieres que nos escuchen?— Susurró gruñonamente, volvió la mirada hacia atrás, temerosa de que algún guardia la llamara para revisar, pero nada pasó. Incómoda con las circunstancias, tomó de la mano a Natsuki y la llevó al cuarto de baño donde puso el agua caliente a correr. —Bien, tienes como 10 minutos antes de que se llene y pueda disimular el sonido—
—¿Que podría hacer en 10 minutos?— Había ideado tanto un discurso para ese momento y dios sepa si fue por el esfuerzo titánico, el estrés, o incluso tener a Shizuru tan cerca después de tantos días. Sintió tan seca la garganta y la miró con detenimiento... —¿Te... te entregaste a él?— Y la miró de una forma que, la castaña comprendiera cuan seria debía ser su respuesta, si no quería que una tragedia pasara... porque en verdad había tanto sentimiento en esos ojos verdes.
—N... No— Susurró con la voz tan suave que fue difícil escucharla.
—¿Por... por qué?— Tomó la mano que aún estaba puesta sobre la llave del agua, una que caía interminablemente en la tina de porcelana apenas cubriendo el fondo del receptáculo inmenso.
—He... he estado enferma— Intentó no temblar con la sensación que le producía el tacto de aquellas manos suaves, tan fuertes pero gentiles al tocarla. Era horrible... una tortura pensar que Arashi jamás sería como ella. —Es tu culpa, me vendiste una falsa fantasía... y ese hombre no es ni remotamente parecido a tu interpretación de él—
—Yo no estaba interesada en saber qué clase de hombre era mi hermano con las mujeres, así que hice lo que pensé haría un hombre de verdad en presencia de la mujer... que ama— La miraba, esa esmeralda brillante capaz de robar el aliento, cuyo dedo pulgar acariciaba suavemente su en vez, casi tan inconscientemente como el acto mismo de su protectora forma de ser.
—Me engañaste, fue una gran actuación... ahora el palidece ante tu papel—
—Ese es... el problema, Shizuru— 
No supieron en qué momento estuvieron tan cerca, incluso podía percibir el aroma a canela que tanto había extrañado. Suspiró enormemente. —¿Problema?— Estaba sumergida en las sensaciones que transmitían tanto con tan poco.
—Yo no estaba actuando, me encandilaste desde el momento mismo en el que te vi, y no habría hecho un disparo tan bueno en un largo tiempo si no pensara en la urgencia de protegerte... y es que desde entonces, incluso cuando padre me pidió ser otra persona, no me di cuenta que aceptaba sólo por la ocasión de volver a tenerte cerca, te juro que lo hice de la manera más pura y que solo por la urgencia de lo que significaba la muerte para las dos, si no estábamos listas para el día de las revelaciones de los tesoros familiares... yo me habría negado a tomarte, solo por no saber si mi afecto era correspondido. Pero has sido... tan, tan...— Temblaron sus labios, tensó la mandíbula. —Indiferente, que sigo muriendo lentamente ante la idea de que no significo nada para tí, cuando tú te convertiste en todo para mí—
—Natsuki...— Negó con la cabeza intentando mantener la entereza, cuando las lágrimas comenzaban a inundarle los ojos y en cualquier momento podrían caer por sus mejillas rosáceas.
—No soy una cobarde, nunca lo he sido... y no puedo solo hacerme a un lado, incluso si es mi hermano y es un idiota capaz de pensar en obligar a una mujer a dar lo que por amor... se ofrece sin reservas— tragó saliva y observó aquellos labios que había extrañado como al aire para respirar. —Y te diste a mí, sin dejar un solo espacio de tu piel que no pudiera recorrer... pero, dijiste que era tu deber y me has roto el corazón con esas palabras. Así que sé honesta te lo pido... si en verdad no significa nada para ti, yo podría entender que las doncellas de Tsu son diferentes o podría aprender de ti a hacer lo que debo, y aceptar la voluntad de mi padre. Pero estoy aquí, porque quiero que... me digas la verdad, cualquiera que habite en tu corazón— Había ya algo roto y frustrado en la voz de Natsuki para el final de su apasionado discurso.
Shizuru estrechó la mano de la pelinegra, esa cuyos movimientos inconscientes se esforzaban por tranquilizarlas a las dos. —Tampoco fuiste muy honesta sobre, esto... he estado a la deriva en un lugar extraño, lejos de todo lo que sabía o conocía y tú, pensé que actuabas de acuerdo a tu deber, por... la libertad que ahora tienes—
—Y no soy libre te lo aseguro, un hilo invisible nos ata en mis pensamientos... podrían postrar a mis pies a mil doncellas y ninguna te igualaría, porque al final ninguna de ellas será... tú...— tragó saliva. —Si no debe morir mi esperanza dilo—
—No es más corta la cadena que arrastra mi cuerpo, incapaz de soportar la proximidad de cualquiera que no seas tú, y no he hecho otra cosa que con esfuerzo intentar no alterar nuestro acuerdo, pues era lo que deseabas... no he animado un sentimiento, por temor al peso que pueda caer sobre tus hombros o la sangre que derramarías y que un día, podrías reprochar en mi nombre, pues no he querido nunca destruir una familia—
—Te digo desde hoy que no podría reprochar mi propio egoísmo, pues no soporto que otro se te acerque siquiera— Acarició la mejilla donde una gota resbaló, la limpió con su pulgar. —Te amo... Shizuru, eso no es algo que pueda fingir— Acercó sus labios con lentitud y dejó una pequeña brecha entre las dos, una que debía eliminar por sí misma la descendiente de Rød.
—Y yo a ti... te amo, Natsuki.— Susurró en sus labios antes de prodigarle la anhelada caricia. Era increíble como las náuseas de hace un rato se habían evaporado y como se olvidaron del tiempo en la intimidad de sus brazos, en las memorias de los momentos compartidos, porque el agua desbordó la tina y en realidad le importó muy poco. 
—Te extraño... a todo de ti— Murmuró deslizando sus labios por la barbilla, luego su cuello, mordiendo la base en aquel lugar tan familiar y que sabía era el punto débil de la castaña.
Un largo e intenso gemido tuvo lugar, había extrañado dolorosamente el cuerpo y la pasión de Natsuki, su cuerpo le increpaba su ausencia y no tardó en ceder a la voz suplicante en su pensamiento. Cerró la llave y con la mirada puesta en los ojos esmeraldas, con un silencio cómplice, se aseguró de retirar cada pieza de la ropa de su amante, así como su vestido, hasta quedar desnudas las dos. Natsuki se dejó hacer y aunque deseaba a Shizuru más de lo que podría disimular la humedad entre sus piernas, aceptó lo que ella quisiera ofrecer, teniendo en cuenta la fragilidad de su salud.
Ambas entraron en la tina, regando un poco más de agua en el suelo, la cual se fue lentamente por el drenaje. Natsuki apoyó su espalda en la porcelana relajándose ante la perfecta temperatura del agua, y Shizuru se acomodó entre sus brazos y sus piernas, siendo abrigada por los brazos fuertes de la hermosa arquera. ―La noche apenas inicia... y anhelo la paz que tu presencia me da, porque estos días han sido desagradables―
Natsuki acarició la cabeza castaña con ternura. ―No tienes que tolerar todo esto... no te debes a Arashi, a Tsu o a nadie en realidad, solo a tí...―
―Es fácil decirlo... para ti― Sonrió con amargura brevemente. ―No eres hija única, todos esperan que tu hermano se haga cargo... y yo soy solo el recuerdo del hijo varón que no nació― Negó suavemente con la cabeza, Izumi se había esmerado mucho en recordarle esa realidad a lo largo de toda su vida.
―Razón demás... ellos nunca te darán el lugar que mereces por una cosa tan absurda. Del mismo modo que el lugar del primero me fue robado... no les debemos nada Shizuru, así que... ¿porque no huyes conmigo?― Lo había fantaseado ya un par de veces, amar libremente a la castaña en algún lugar boscoso donde no sean encontradas. Si, tendrían una vida de trabajo y esfuerzos, pero sería su elección.
―Eso sería como un sueño... pero te recuerdo bien que tu padre es bueno cazando a fugitivos, tu hermano volvió más pronto de lo que yo hubiera querido y no es más que un heredero de pacotilla, imagina ¿cuánto empeñarán tu padre y los míos por encontrar a los dueños de los tesoros?―
―Mi hermano es predecible Zuru... seguro lo encontraron en una casa de citas dándose la gran vida con las joyas de las arcas reales, despilfarrando. Si hubiera cambiado su aspecto, usado ropas menos evidentes y gastado más sabiamente su fortuna, continuar moviéndose... padre se habría tardado al menos un año en encontrarlo o puede que nunca.― Suspiró entonces. ―Y tú serías mía a los ojos de los dioses y del hombre― tensó los músculos de su cuerpo y apoyó la frente en la nuca de su amada.
Shizuru tembló, sintiendo el formidable pecho de Natsuki en su espalda y en roce de sus piernas en sus caderas. ―Yo soy tuya, porque es mi voluntad... y ante los dioses, la sacerdotisa nos bendijo ese día, cuando firmamos las cartas― Acarició las rodillas de Natsuki.
―Cierto... nos pertenecemos― Besó su hombro. ―Haré lo imposible porque siga así...―
―¿Qué haremos? Realmente es intolerable estar cerca de él, pero no quiero verlos resolverlo con la espada, si algo te pasara... no sabría vivir con tanta amargura― Acarició el envés de la mano y besó los nudillos de la morena.
―Hey, dame algo de crédito... él no sabe lo mucho que he entrenado, ni conoce mi habilidad con las armas, tengo una puntería perfecta. Cualquiera que sea el modo de la justa, puedo vencerlo―
―Tu padre no lo permitirá ¿entiendes eso?―
―Por la guerra, linda excusa se ha inventado―
―Es una posibilidad tangible en verdad... mi padre no dudaría en hacerlo por una deshonra como esta―
―Y el hombre es capaz de ir a la guerra porque su hija se entregó a otra mujer que la ama locamente, pero no mataría a nadie cuando un hombre bien pudo abusar de su vástago. En serio... no entiendo esa lógica―
―Mis nupcias no fueron pensadas por mi bienestar, lo fue por mi pueblo...―
―Y yo soy digna heredera, demonios, también soy hija de un rey... primogénita, además, esa corona debería ser mía y la reclamaré si por ella he de tenerte.―
―¿Hay un modo en el que no debas tomar la sangre de tu hermano para esto?―
―Entonces ahora lo defiendes, al imbécil que pensó meter tu cara en un balde para... para... ¡Dios! Lo voy a matar de cualquier modo.―
―Pienso en ti, no en él... un hermano es un hermano y si debe morir, que no sea por la mano de uno con su propia sangre. No quiero ver lo que eso le haría a tu consciencia― La genuina preocupación en la mirada escarlata estremeció a la morena.
―Eso solo me deja una opción...― Suspiró tirando la cabeza hacía atrás, la cual crujió un poco, había estado tan tensa todo el tiempo que su espalda lo resentía. ―Durante muchos años he sido la nieta favorita de mi abuelo, tal vez se deba a mi gran parecido con mi madre, Saeko. Si le expusiera las circunstancias adecuadamente, él y mi tío Nataru, podrían apoyarme para solicitar mi derecho a ser el primero... sin batirme en duelo―
―Eso sería, mucho más alentador... pero imagino que, si no has pensado en esta como tu primera opción, se debe a alguna razón en particular― 
―Cuando mamá murió, el abuelo culpó por completo a mi padre... para él, Keinji no hizo lo suficiente y su hija, a la que más amaba pereció, incluso él sabía que Saeko tampoco fue apreciada como debería. Mamá conocía las infidelidades de mi padre, pero lo quería tanto y temía las represalias de Nataru, que al final de sus días había una importante distancia entre las dos familias, apenas íbamos a verlos en la primavera... ahora mi abuelo cedió su corona a mi tío, quien se ha convertido en el sabio rey de Carteya y la ha próspera tremendamente. Si no tengo cuidado en el manejo de esto, lo que podría lograr en realidad sería, una invasión de una nación ahora más poderosa― Había seriedad y cuidado en la mirada de la morena, así mismo el entendimiento y la admiración de Shizuru para ella creció, ahora comprendía cuan tonto había sido el rey al subestimar a su hija ‘menor’. ―Necesito saber si el lazo con los Kuga aún se conserva firmemente, si fuera allí a pedir su ayuda seguramente derrocarían a mi padre y tendríamos una guerra encima, necesito que vengan sin un ejército siguiendo sus espaldas... y para ello debo asegurarme de que ocurra un evento tan importante por el que mi abuelo y mi tío vendrían hasta aquí a pesar del odio que sienten por Keinji...―
―¿Que podría ser eso?― arqueó una de sus hermosas cejas castañas.
―La boda de su amada nieta― 
―¡No! Me niego a que... eso pase, pues sé que no seré yo la que te acompañe en el altar ese día― 
―Shizuru... evitaré la boda, los llamaré con razón de ese evento. Ellos vendrán, no tengo duda―
―¿Pero y si algo sale mal? ¿Cómo te desliaras de ese asunto?―
―Aprendí algo de Arashi― Ante la mención del aludido, la castaña frunció el ceño. ―Siempre puedo salir corriendo si las cosas se complican― Sonrió ladinamente.
―No es nada gracioso para mí...― Suspiró resignada. ―Es eso o fugarme con mi primo y siendo honesta, comparado con Arashi, Nagi es un mejor partido―
―Oi... ¿que? ¿De qué demonios estás hablando?―
―Nagi es... básicamente primo, él sería heredero al trono de no ser porque es el hijo bastardo de mi tío. Si nos desposamos, en realidad tendríamos el derecho legítimo a gobernar Tsu sin que yo tuviera que obligarme a estar con alguien como tu hermano y en tal caso podríamos respetar los acuerdos comerciales, formando una alianza con Fukka... que es algo que genuinamente va a beneficiar a las dos naciones.―
―Y el hombre es todo un dechado de virtudes, el galán de tus sueños y alguien capaz de... como cualquiera con aquello entre las piernas, concebir... Nagi 1... Natsuki 0― Se buscó algo de espacio en la tina, desviando la cara a otra parte con los cachetes inflados y algo de enojo en sus cejas.
―Nagi 0 y Natsuki... infinito― Sonrió encantada de ver los tiernos celos que su amada no evitaba exponer, ante la idea de tener un rival de cuidado, al menos a su entender. ―Lo rechacé cariño...―
―Wooo―
―¿Qué?―
―Me dijiste ‘Cariño’― Sonrió encantadoramente. ―Nunca me lo habías dicho en serio―
Ahora si Shizuru estaba segura de que un ejército de mariposas revoloteaba en su vientre, porque se dio la vuelta y le plantó un tremendo beso a Natsuki. ―Te amo.... cariño― Susurró entre sus labios.
―Siento decir esto, pero... tus dedos ya son pasitas― Tomó su mano gentilmente y le prodigó un par de besos tiernos a las “pasitas” ―Nos vamos a arrugar Shizuru―
―Mou... en serio eres desconsiderada, yo podría hacer algo divertido con esos dedos― Y los mismos bajaron desde su hombro hasta su esculpido abdomen, tanteando suavemente cierto monte de venus.
Natsuki se estremeció anhelante, pero le preocupaba más el bienestar de Shizuru que su propia necesidad. ―El agua se enfría... puedes empeorar, terminemos de asearnos y te prometo que en la cama complaceré cualquier cosa que desees―
Con una mueca resignada la princesa de Tsu tomó una esponja y se lavó adecuadamente, optó por dejar el cabello para otro día y ayudó a Natsuki a hacer lo mismo, de modo que pudieron salir del lugar e ir a la cama. Antes la hija de Keinji se aproximó a la puerta y trancó las agarras con el atizador de la chimenea, si alguien intentaba entrar eso le daría el tiempo suficiente para huir.
―¿No es muy sospechoso?―
―Si abren y nos encuentran en la cama, eso sería más que sospechoso... de hecho, de ahora en más vas a trancar la puerta, la amenaza que te hizo mi hermano es algo que no dejaré que pase y si preguntan, dile la verdad al Rey o a tu padre, no creo que un padre viva indiferente una cosa tan horrible como esta― O al menos esa era su esperanza.
―Honestamente, ahora mismo no sé qué pensar de ellos... sé que mi madre no lanzaría una soga para salvar mi vida y mi padre me envió aquí en primer lugar, tendría que delatar un poco de la confabulación que aquí se cierne. Si ellos llegan a sospechar que no voy a desposar al correcto heredero, es seguro que exigirán primero una compensación antes de intentar llevarme a casa para ofrecerme al siguiente en la lista y aun entonces, parece una mejor opción que continuar cerca de ese animal... me daría tiempo―
―Si hacemos eso, imagino que no me aceptarían a mí ni, aunque tuviera la corona en la cabeza, por ser de Fukka―
―Por orgullo, no―
―Entonces tengo que verte cerca de él... rogando porque el plan con la boda funcione―
―Y yo tendré que tolerar a la estimada Lady Tokiha darte el desayuno como a un retrasado cada mañana, con arrumacos y todo. Mi asunto es peor Natsuki― Se cruzó de brazos acomodándose en la cama con su bata de dormir, una un tanto translúcida que solo ocupaba en presencia de Natsuki. ―Ya es mucho decir que duerme contigo... y ni hablar de la curandera, la Condesa Greer de Lark― Está demás decir que su tono era más que despectivo y sarcástico.
―¿Ahora quién está celosa, he?― Ver aquellos gestos en el hermoso rostro de Shizuru la condenaría, la amaba más cada segundo de mirarla. Natsuki se acercó a la cama y tomó asiento en el lugar que le correspondía, aunque percibió con desagrado el olor a tabaco que siempre ocupaba Arashi. ―Con razón vomitas todo... esto huele a diablos― Se quejó yendo entonces al mueble que contenía alguna ropa de cama, tomó el perfume de Shizuru rociando un poco el lugar antes de poner la sábana y acomodarse a su lado. Era una mejora, al menos. Volvió la vista al no escuchar ningún reproche a su comentario, encontrándose con el rostro serio de la castaña. ―Hey... era una broma, yo no estoy interesada en ellas y no he hecho nada, te lo juro―
―Lo sé... es solo que, no olvido que soy hija única y mi familia no aceptará nada que no permita perpetuar la sangre de Rød. Cualquier desistimiento de mi parte sería, entregar Tsu a Nagi, recibir el repudio de mi familia... y aun entonces ellos preferirían culpar a Natsuki que admitir que soy yo quien quiere esta vida junto a ti―
―Lo resolveremos un paso a la vez... yo, toleraría que alguien―
―Yo no... no puedo―
―Mejor no hablemos de eso, por ahora.... ¿está bien?―
Shizuru asintió suavemente con la cabeza antes de acurrucarse en los brazos que le eran ofrecidos. ―¿Está bien si nos quedamos así? Deseo tu piel, pero necesito más... muchos más grabarme la memoria de este abrazo para ser fuerte con las cosas que vienen―
―Lo que necesites... mi amor― Respondió la morena, manteniendo el abrazo y acariciando suavemente la cabeza castaña, lo hizo más allá del tiempo y las horas, hasta que el sueño le venció. En la mañana siguiente cuando el sol atravesó la ventana y le dio en la cara a Natsuki, esta salió corriendo a tropezones de la cama, se suponía que debía volver con el amparo de la oscuridad, ahora sería un faro negro bajando por la ventana de Shizuru y eran muuuchos metros. 
Después de vestirse rápido, retomar su arco y pensar una solución, le dio un beso de despedida a Shizuru. ―Te tomo la palabra de la tercera ventana― Anunció cuando la castaña le preguntó cómo saldría del problema.
―Espera... ¿qué?― Shizuru aún estaba adormilada, por lo que ver a su amante abrir la ventana principal con una cuerda atada a la cintura y a medio enrollar en su hombro, arco en mano y las botas sobre el marco inferior de granito como apoyo, pensó en lo peligroso que estaba siendo eso. ―Cariño, baja de ahí... puedo engañar a los guard...―

Un grito de espanto y un salto suicida, no podía imaginar peor cuadro posible. Natsuki por su parte simplemente había saltado alejándose lo más que le fuera posible de la ventana para darse el mejor ángulo posible, girando el tronco y tensando el arco, formó una flecha luminosa que dirigió a la tercera ventana, la cual no se preocupó de cuidar. La luz rompió el vidrio y ancló el gancho, tensa la cuerda y un jalón bastante doloroso, echó mano de la cuerda con la zurda antes de darse un buen golpe, del que se salvó porque interpuso las piernas entre ella y la pared de granito. Molida y adolorida por el paseo anterior, se apresuró a subir…
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