Siento que no
puedo respirar, la historia me dice que de amor no se muere, pero yo me siento
tan mal, esta angustia me ahoga, me falta la vida, vivo pero esto no es vida
¿Se puede hacer algo para seguir sin este dolor? ¡Anestesia por favor!
La quiero tanto,
la deseo, la amo profundamente y es completamente inalcanzable. Quisiera estar
siempre junto a ella pero cada minuto que lo hago es una tortura. Querer y no
poder, me voy a volver loca, tengo que hacer algo al respecto.
Es mi jefa, mi
hermosa, heterosexual, casada, madre y religiosa jefa. La admiro por ser tan
extremadamente diferente a mí, es casi lo contrario de lo que yo soy,
(homosexual, soltera, sin hijos, atea y subordinada a sus órdenes) pero es
abierta, respetuosa con personas que piensen diferente a ella y nunca intenta
imponer su manera de pensar ni siquiera en el trabajo, siempre procura ponerse
en el lugar de los otros y eso hace que sea muy gratificante trabajar para
ella.
Yo se que me
admira como profesional, se que soy de gran valor para la empresa, y se que me
estima como amiga, hago de confidente en los momentos en que lo necesita y
estoy ahí siempre que lo requiere, pero eso es un auténtico tormento para mí, a
pesar de considerarme amiga yo nunca le hablé de mi sexualidad, se que es
respetuosa con el tema por algunas conversaciones pero yo no consideré oportuno
ni que viniera al caso hablar de ello.
Hace tres años
que es mi jefa, yo llevo en la empresa diez, en el departamento creativo, y mi
jefe anterior era extremadamente economista, apenas le daba importancia a mi
función. Ella llegó con un aire innovador, más actual y desde el primer momento
reconoció que mi labor era fundamental y pilar del futuro. Desde que maneja las
riendas hemos crecido en el mercado y mi departamento también ha crecido, ahora
somos tres y yo estoy encargada de la coordinación bajo la atenta mirada de la
señora directora, Manuela, mi jefa.
Tiene 43 años,
atractiva, no podría decirse que es guapa, tiene ojos grandes y pestañas
kilométricas que me dejan sin respiración pero el resto de sus facciones son
bastante corrientes, no llaman la atención ni por bonitas ni por feas, es
bajita, 1,60 aproximadamente, ni gorda ni flaca, está bien en conjunto pero lo
que más me fascina es la energía que irradia, esa sensación de seguridad, la
elegancia, la manera de expresarse, de moverse, de mirar, … ¡es pura
personalidad! Se casó con apenas 20 años con el que fue su novio desde el
colegio y estando embarazada de su único hijo, se le iluminan los ojos cuando
habla de ellos y es evidente que forman una familia donde se respetan y se
quieren, se que es de las que los domingos va a misa por que se lo he oído
comentar, aunque su actitud y manera de pensar no concuerda mucho con ello, es
bastante progresista, abierta y respetuosa con casi cualquier opinión…
Yo tengo 38 años,
mis amigos me llaman la “divine” reconozco que no estoy mal, quizá llamo más la
atención de lo que realmente soy, pero sinceramente me sé sacar bastante
partido, soy alta 1,72 muy delgada (quizás demás) rubia (de bote) ojos color
miel (a veces los ven verdosos) y siempre, tal vez por deformación profesional,
muy pendiente de los estilismos de mi indumentaria, con una casi obsesión por
las combinaciones y tendencias del momento. Soy lesbiana desde que tengo uso de
razón, con una familia abierta y respetuosa que me apoyó siempre en todas las decisiones de mi vida, vivo mi sexualidad o al
menos hasta ahora la he vivido de una forma natural, (no voy por ahí
presentándome “hola, soy Alba y soy lesbiana” como cualquier heterosexual no
llevo en mi carta de presentación el sexo de las personas con las que me
acuesto, pero no oculto que lo soy) soy atea por convicción desde los 15 años a
pesar de haber estudiado en un colegio de monjas o precisamente por eso, tuve
una relación de diez años con una compañera de facultad que terminó por
desgaste aunque aún es una buena amiga y nos vemos bastante a menudo, me
considero una persona culta con buena formación y una gran profesional.
Desde el primer
momento en que me presentaron a Manuela me fascinó, esa arrolladora
personalidad me hizo mella desde el primer día, mi admiración por ella fue
creciendo mientras trabajábamos juntas, poco a poco fue naciendo una amistad
aunque no ha sido hasta las navidades pasadas cuando realmente sentí que era el
prototipo de lo que yo buscaba en mi vida, era la persona con la que siempre
había soñado, era el amor de mi vida… Creo que ya estaba enamorada, lo estaba
pero no quería reconocerlo, por ello trataba de evitar pensar y ni siquiera me
lo planteaba para no tener que contestarme, pero estas navidades… llegué con la
guardia baja, me acababan de comunicar que mi primo más querido (casi como un
hermano para mi) había fallecido en un terrible accidente de tráfico, me enteré
en el ascensor, subiendo al la planta sexta donde están nuestras oficinas, el
ascensor abrió las puertas y de frente estaba ella, mi expresión debió de ser
devastadora, noté que no me llegaba la sangre a la cabeza y el mundo se me
nublaba, cuando recuperé la consciencia estaba en el suelo del ascensor entre
sus brazos, me miraba a los ojos, me llenaron mientras sentía esa pérdida tan
brutal, me consolaron, me dieron aliento y me confirmaron lo que trataba de
ocultar, la amaba y gracias a ello en ese momento pude respirar… fue increíble
como se portó esos días, me llamaba
constantemente para interesarse por mi estado de ánimo, me apoyó, me dio
vacaciones y nuestras conversaciones telefónicas dieron paz al tormento y ánimo
a mi desesperación, tuve familia y amigos a mi lado pero sus llamadas eran lo
que realmente me reconfortaban, me proporcionaban todo lo que en ese momento
precisaba, me entendía y sabía como hacerme sentir mejor, sus palabras sensatas
llenas de comprensión y calidez… si, lo tuve que reconocer, estaba completamente
enamorada de mi jefa.
Con mi
incorporación al trabajo llegó mi calvario, ahora no podía mentirme, ahora
sabía la verdad y ahora tenía que enfrentarme a convivir y sobrellevar un amor
imposible, a respirar a su lado con ese continuo pellizco en mi estómago, a
ruborizarme cada vez que un pensamiento lascivo cruzaba por mi mente cuando
paseaba frente a mi mesa, a controlar mis pulsaciones cada vez que me rozaba y
a quedarme sin aliento si su proximidad se prolongaba un segundo más de lo
normal.
¿Qué podía hacer?
¿Cómo evitarla? Con el acercamiento por la tragedia se sintió más cercana a mí,
con más intimidad y cada día intentaba acercarse un poco más, me proponía ir a
tomarnos algo juntas para charlar, me invitó varias veces a comer o a cenar a
su casa y yo ya no sabía que excusa poner.
Un día ya no supe
que objetar y no me quedó más remedio que aceptar su invitación, era una cena
informal para que conociera a su marido, a su hijo y a la novia de este,
además, me dijo, hay una pequeña sorpresa especial para ti.
Era un sábado lluvioso, estuve más de media hora cambiándome de ropa hasta
que decidí el modelo que llevaría, estaba nerviosísima, por un lado sentía
curiosidad de saber como era todo su entorno, su casa, su familia, pero por
otro lado me angustiaba tener que reconocer que era feliz y que no tenía ningún
derecho a implicarme de la manera en que lo estaba haciendo en su vida que no
tenía ningún derecho a alterarle ni en lo más mínimo esa felicidad que intuía
existía.
Llegué 15 minutos
tarde a la hora acordada, abrió la puerta su marido, Felipe, me pareció
encantador, guapo, afectuoso, educado… aggggggg me gustó. Me disculpé por el
tráfico debido a la lluvia y tras dejar en el vestíbulo el paraguas y la
gabardina me acompañó al salón. Allí me presentó a su hijo Pipe (de Felipe, eso
me pareció un pelín cursi) a su novia Elena y a un amigo de la familia, Álvaro,
un tipo bien parecido que me ofreció una copa de vino que acepté amablemente.
Pregunté por Manuela y me dijeron, - está en la cocina, pasa a saludarla…
Cuando llegué a
la cocina Manuela estaba agachada frente al horno comprobando si el asado
estaba en su punto, cuando se incorporó me sonrió encantadoramente y mientras
me abrazaba me preguntó con un tono burlón - ¿Qué te ha parecido Álvaro?
Mi cara debió de
ser todo un poema por que riéndose a carcajadas me dijo, - ¡no pongas esas
cara!, esa era la sorpresa que te tenía preparada. - No me dio tiempo a
contestar nada por que la cocina enseguida se lleno de un continuo ajetreo, al
final la reunión del salón se trasladó allí hasta que el asado estuvo
terminado, luego, entre todos, pusimos la mesa y servimos todos los platos que
habían preparado y nos sentamos a cenar.
No daba crédito,
¡me habían preparado una cita! ¡Y con un hombre! Era una de las situaciones más
estúpidas que había vivido en años. Realmente nunca había hablado de mi
sexualidad con Manuela pero en algún rinconcito de mi corazón pensaba que lo
había intuido, al menos pensé que le había dado pistas en alguna de mis
conversaciones con ella, pero era evidente que no. De alguna manera tenía que
poner fin a este malentendido, una cosa es que no vaya pregonando mi
homosexualidad y otra cosa es que la oculte o que engañe sobre ella.
Fue una cena
agradable, realmente encontré en su familia lo que sospechaba, eran
encantadores, nos reímos mucho contando anécdotas y chistes y estaba esperando
un pequeño indicio para poder explicar el malentendido y dejar clara mi
situación. No tardó en aparecer, su hijo que estaba implicado en lo de la cita
con Álvaro fue el que me dio pie preguntando,
¿Y tu Alba, hace
mucho que no tienes novio? - su padre
dijo, - ¡Pipe, que indiscreto!
Yo le disculpé, -
no es indiscreción, es curiosidad… bueno hace ya tiempo, tres años exactamente
que no tengo pareja… anteriormente tuve una bonita historia durante diez años y
no fue novio, fue novia… y aún no he encontrado a nadie que la sustituya aunque
no pierdo la esperanza.
Mi corazón se
aceleró esperando la reacción de todos pero especialmente la reacción de
Manuela. Pipe no pudo controlarse y soltó una carcajada, todos se sonrieron reconociendo
la metedura de pata y al final acabamos todos riendo y haciendo un chiste de la
situación de una forma completamente natural.
Al día siguiente en la oficina Manuela me llamó a su despacho, yo estaba un
poco nerviosa (para qué engañarnos, estaba histérica) era la primera vez que
hablaría con ella con plena seguridad de que sabía que yo era lesbiana, me
preocupa apreciar algún cambio de actitud o notarla incómoda. Me sonrió nada
más entrar y luego entre risas me pidió mil disculpas por haber sido tan torpe
y no haber sabido más de mí, me preguntó si estaba molesta y que si podía hacer
algo para compensarme… yo me reí con ella y por supuesto que la disculpé, le
dije que no tenía porqué pedir perdón y menos que compensarme. Respiré
aliviada, fue tremendamente natural y para nada le afectaba el conocimiento de
mi sexualidad… en el fondo esperaba una reacción así, pero me hubiera encantado
sentir que algo la intranquilizaba, la turbaba, al menos hubiera tenido un
resquicio de esperanza…
Las siguientes
semanas todo transcurrió con normalidad, de vez en cuando me gastaba alguna
broma recordando el incidente de la cena pero una campaña publicitaria apretada
nos distrajo de toda relación privada y nos volcamos al 100% en el trabajo,
personalmente estaba agradecida por que el cansancio no me dejaba tiempo para
pensar, llegaba a casa derrotada y me dormía profundamente hasta que el
despertador me rescataba del sueño.
Llegaron las vacaciones de verano y agradecí poder distanciarme de ella
durante un largo periodo para intentar recomponer mi vida e intentar sacarla de
mi cabeza. Conocí a una chica en Ibiza que me proporciono noches locas de
placer, muy divertida, más joven que yo, dinámica, simpática, guapa… pero no
era ella, no se parecía ni por aproximación…
Me incorporé al
trabajo a primeros de septiembre, hacía más calor que el mes anterior, Madrid
estaba ya en plena ebullición y el calor junto a la polución eran sofocantes,
cuando entré por la puerta de la oficina no me lo podía creer, ¡hacia más calor
que en la calle! El aire acondicionado había sufrido un avería justamente el
día anterior y parece ser que no tenía arreglo por lo que debíamos cambiar toda
la instalación. Eso significaba que estaríamos al menos 4 días sufriendo esa
asfixiante sensación.
Nada más entrar
me dirigí al despacho de Manuela, estaba anhelante de volver a verla, me había
rendido y definitivamente reconocí que por mucho que lo intentara era un
sentimiento demasiado profundo como para pretender eliminarlo, por lo
tanto asumí, que me tocaba sufrir pero
al menos disfrutaría de su presencia.
Entré en cuanto
escuché su voz permitiéndome el paso, estaba al teléfono gestionando la
instalación del aire acondicionado, estaba enfadada, molesta, se le notaba a la
legua
- ¿Es mal
momento? - Le pregunté en cuanto colgó
el teléfono.
-No - me dijo.
Pero tenía aspecto de cansada, ojeras, ojos tristes…
-¿te encuentras
bien?
- Estoy de los
nervios, nada más incorporarme y me encuentro con esta papeleta, ¡lo que me
faltaba! Y además… - se calló, no
terminó la frase, pero pude comprobar
que los ojos se le llenaban de lágrimas… - en fin, complicada historia, ya te
contaré… ve a tu departamento, puse en tu mesa una larga lista de tareas… sin
no te importa mañana hablamos, por hoy ya tuve bastante… me voy al centro a
terminar estas gestiones.
Me dejó
angustiada, no se encontraba nada bien y eso era totalmente evidente, pero
conociéndola como la conocía, el trabajo no era la causa de ese malestar, yo la
había visto lidiar problemas mayores y nunca se achantó… algo le pasaba y tenía
que ver con su vida privada… “Mañana, mañana” me dijo que hablaríamos, ya estaba impaciente,
no dormí en toda la noche.
Al día siguiente
no fue a trabajar, mi angustia iba creciendo según avanzaba el día y no daba
señales de vida. Decidí armarme de valor y la llamé a su número privado, que solo los amigos teníamos, me contestó y
en su voz se notaba que estaba llorando.
-¿Manuela, por Dios,
que te ocurre? Me tienes muy preocupada.
-Alba, gracias
por llamar, estos días te he echado muchísimo de menos. Estoy fatal, ya te
contaré, ¿cuando acabes ahí podrías venir a mi casa?
El resto de la jornada se me hizo interminable, por fin a las ocho en punto subía a mi coche para dirigirme a
casa de Manuela, el tráfico era infernal, estaba toda sudada del interminable
día en la oficina sin aire acondicionado, opté por no pasar por casa a ducharme
para llegar lo antes posible, estaba impaciente, preocupada…
Me abrió ella la
puerta, se abalanzó sobre mí y lloró abrazada a mi cuello con un sofocón
incontrolable, estuvo así durante varios minutos, cuando pude mirarla a los
ojos llenos de tristeza pude preguntarle:
-¿Qué te pasa? Me
estás asustando - Al principio apenas
podía entender lo
que me contaba, se atropellaba con las palabras entre las prisas y los sollozos
no lograba aclararme, después fue calmándose y al final entre unas cosas y
otras entendí que Felipe la había dejado por una amiga de toda la vida,
exactamente por la madrina de Pipe, parece ser que la historia entre ellos
venía de lejos y que durante las vacaciones de verano decidieron dar el paso y
confesar su relación, ella al parecer no había sospechado nunca nada y todo le
había sobrevenido de nuevas por lo que temía que estaba atravesando la peor de
las depresiones.
Me confesó que me
había echado de menos por que yo no era amiga de la pareja, sino de ella, del
resto sospechaba que en algún momento lo hubieran sabido y no se lo contaran…
Habló, habló y lloró hasta quedar exhausta y dormida entre mis brazos, yo no
sabía que hacer, no quería ni respirar para no despertarla, estaba extasiada
con ella entre mis brazos, tan indefensa, tan desprotegida… le di un tierno
beso en la frente y disfruté del momento hasta que despertó.
Eran las tres de
la madrugada, miró el reloj y me dijo: Alba
¡por Dios! ¿Cómo no te has ido a casa? Mañana hay que madrugar, yo no me puedo
escaquear otro día más. ¡Quédate es tardísimo!
Yo me disculpé,
no me había duchado después del día infernal y era imposible ir a trabajar sin
cambiarme de ropa, muy a mi pesar me fui a casa e intenté dormir el poco tiempo
que me quedaba antes de ir a la oficina.
En la oficina
había un ruido infernal, taladradoras, martillos y demás herramientas de los
instaladores haciendo coro… era imposible trabajar. Manuela salió de su oficina
a los pocos minutos de yo llegar y dijo en alta voz.
- Nos vamos a
casa, hasta que terminen la instalación no se trabaja, es imposible hacerlo en
estas condiciones. Si necesito algo de vosotros ya os llamaré. Me temo que
después tendremos que recuperar estos días perdidos. ¿Algún problema?
Todos a coro
contestamos que no y nos dispusimos a recoger. Manuela se acercó a mi mesa y me
preguntó si me importaba acompañarla a hacer algunas gestiones, por supuesto le
dije que iría encantada.
Cuando nos
montamos en su coche se disculpó, no me necesitaba para hacer ninguna gestión,
lo había dejado todo lo suficientemente atado como para poder olvidarnos de
trabajo durante 72 horas. Me pedía que la acompañara a una casita que tenía en
la sierra para desconectar, me rogó que fuera con ella pues era la única que le
había transmitido paz y seguridad en mucho tiempo, me suplicó y… no pude
negarme.
Llegamos
anocheciendo, hacer el equipaje y la compra en el supermercado nos retrasó más
de lo esperado, la casa estaba completamente aislada, el vecino más próximo
distaba a 5 kilómetros ,
se notaba que hacía tiempo que no iba nadie, los muebles tenían polvo acumulado
y se respiraba un ligero ambiente de humedad. Nos dispusimos a colocar la
compra en la cocina y a preparar la cena, una ensalada y poco de queso.
Comenzamos a cenar en el porche, en principio hacía una noche agradable
pero en pocos minutos comenzó a soplar un viento muy molesto y decidimos
terminar dentro. Bebíamos vino y charlábamos en el sofá cuando se desató una
tormenta que nos asustó de lo rápido y estruendosa que se había producido.
Rápidamente cerramos las ventanas y pudimos apreciar por ellas que llovía
torrencialmente, estábamos perplejas mirando como el viento doblaba los olmos
del jardín cuando se produjo un apagón. Nos miramos en principio asustadas y
después nos dio un ataque de risa, apenas nos veíamos, tan solo un pequeño haz
de luz proveniente de una lámpara solar del jardín nos permitía ver bultos y
sombras.
Manuela comenzó a
buscar velas a tientas por todos los rincones, al final consiguió encontrar los
restos de lo que un día fue una vela, apenas quedaba un trocito y una pizca de
mecha, lo encendió con la última cerilla de una caja cochambrosa y me dijo: - vamos
a intentar hacer la cama de mi dormitorio mientras dure la vela.
No nos dejó
acabar de hacer la cama, estábamos cada una en un lado de ella cuando la vela
se apagó, nos reímos, yo francamente estaba nerviosa, los acontecimientos se
precipitaban y las consecuencias que iban resultado me asustaban.
Perpleja escuché:
bueno, nos pilló - Desnudémonos e intentemos dormir. ¿Cómo? Me quedé
paralizada. Escuche como se quitaba la ropa y se introdujo en la cama
exclamando: -¡corre ven! ¡Qué frío!
Yo me quité los
pantalones y las botas y me introduje con la camiseta puesta (tampoco me atreví
a quitarme el sujetador). En cuanto me sintió a su lado se acercó y me rodeó
quejándose de frío. Yo me quedé inerte, no me atrevía ni a respirar, debía
parecer un palo, tan flaca, tan quieta… se durmió nada más susurrarme: - buenas noches, gracias por quedarte conmigo,
¡eres la mejor!
No conseguí
dormir ni un solo minuto, estaba encantada de sentirla abrazada a mi, mientras
me resultaba un suplicio no responder a lo que me provocaba, fue la noche más
larga de mi vida…
En cuanto
amaneció me desprendí de su abrazo como pude, intentando que no se despertara.
Salí al porche, la tormenta fue tremenda, el jardín daba muestras de ello,
conseguí encontrar el cuadro de luces, tan solo habían saltado los plomos por
lo que en segundos conseguí que volviera la luz. Me dispuse a hacer café, el
ruido de la cafetera italiana debió despertarla, apareció envuelta a las
sábanas con cara de sueño ¡estaba preciosa!
- ¡Ummm, que rico
huele ese café! Buenos días, ¿Qué tal dormiste? Yo lo hice como un lirón. No
quise contarle que no había dormido nada, no era el momento, aunque había
decidido que tendría que hablarle de que mi condición me impedía actuar con la
naturalidad que se merecía y que deberíamos llegar a un acuerdo.
Pasamos el día
paseando, limpiando, cocinando y charlando, fue todo muy relajado, a ella se la
veía mejor, apenas hablamos de su situación, realmente estaba disfrutando. La
noche se acercaba y yo me propuse que durante la cena le explicaría que me
resultaba muy complicado dormir con ella. Sabía que eso la haría pensar y
probablemente empezaría a sospechar que algo más habría detrás de esa
declaración pero me era del todo imposible pasar por otra noche igual.
Estábamos tomando
el postre cuando le dije con tono burlón.
- Esta noche
¿Cómo vamos a dormir? – Me miró un tanto perpleja y me dijo:
- Si no te
importa, prefiero no dormir sola.
- Si me importa -
contesté un poco ruborizada. Me miró sorprendida
- ¿te importa? ¿Por
qué? - Me levanté de la mesa y comencé a
recoger los platos, me sujetó del brazo y volvió a preguntarme
- ¿Porqué? - Le miré a los ojos, de
pie, desde arriba y le dije
- no pensé que tuviera que explicártelo.
- Explícamelo - dijo poniéndose de pie como un resorte, necesito que me lo
digas.
– Creí que quedó clara mi sexualidad en aquella cena en tu casa, ¿te
acostarías en la misma cama de un amigo varón? Pues eso es exactamente lo que
te quiero decir, no he pegado ojo en toda la noche, no puedo dormir a tu lado y
pretender que sea un mueble y no sienta nada, no puedo, lo siento, yo no quería
que pasara esto, pero ha pasado, solo te pido que no me vuelvas a hacer pasar
por lo que pasé anoche. Solté toda esa parrafada sin respirar apenas y huí a la
cocina a llevar los platos.
Cuando regresé de
la cocina escuché que estaba haciendo la cama del otro dormitorio, yo estaba
abrumada, no sabía si eso iba a generar tensión, no quería preocuparla con otra
historia y me fui a hablar con ella.
- Perdona
Manuela, no quise preocuparte ni agobiarte, simplemente quería que supieras que
para mí es muy difícil dormir contigo, solo que lo sepas, no has de tener nada
más en cuenta ni cambiar nada en tu actitud, disculpa si te he molestado. - Me cogió de la mano, me besó en la mejilla y
me dijo – Para nada me he molestado, discúlpame tú a mí por no tenerlo en
cuenta, soy idiota, solo he pensado en mí. Me volvió a besar en la mejilla
– buenas noches,
espero que hoy puedas dormir. - Y cerró la puerta tras salir.
Estaba incómoda,
sentía una sensación extraña, una especie de remordimientos, tenía un poco de
angustia, me sentía culpable de dejarla dormir sola cuando me había pedido lo
contrario. Eran las cuatro, seguía sin dormir, cuando escuché a Manuela ir
hacia la cocina. Tampoco dormía. Hoy, ni ella ni yo. ¡Vaya! ¿Para qué diría
nada? Yo de todos modos no duermo y ella al menos hubiera descansado que le
hace falta.
Me levanté y la
encontré frente a la nevera, llorando, con un vaso de agua en la mano.
Me miró, me dijo:
- lo siento, no quería despertarte. - Me acerqué y la abracé
– no me has despertado - le dije - tampoco he podido dormir sola.
Lloró sobre mi
hombro, lloró y su abrazo se hacía más intenso, noté que se detenía en mi
cuello, noté su respiración. ¿Eso eran sollozos? Su respiración era agitada,
pero el ritmo había cambiado, no era por el llanto, eso era otra cosa… Sentí
sus labios rozar mi cuello, sentí como se acercaban a mi oreja… me moría y sin
darme tiempo a reaccionar me susurró al oído
- creo que te
deseo, creo que te deseo desde hace mucho tiempo.
Me aparté de ella
como si me diese calambre, mi cara de estupefacción se sumó a la suya.
-¿Qué acabas de
decirme? No puedes jugar así conmigo. Sé que estás pasando por un mal momento,
pero no me involucres, tú no sabes lo que yo siento, no sabes hasta qué punto
esto puede hacerme daño.
Me miraba con
lágrimas aún en los ojos, se sentó en una silla de la cocina y dándome la
espalda dijo: - no estoy jugando contigo, no quiero hacerte daño y esto que
siento viene de lejos, tan solo huí de ello por mis circunstancias.
- ¿Y Felipe? - Le
pregunté extrañada.
- Felipe me engañó como yo llevaba engañándole
con mis sentimientos desde hace años, éramos buenos compañeros pero ya no había
amor, de él me ha dolido la traición no el hecho, sólo tenía que habérmelo
dicho y yo le hubiera entendido. Esto que siento por ti me tiene confundida
desde hace tiempo, he luchado contra ello, pero tu reacción de esta noche me ha hecho
reaccionar, no quiero seguir mintiéndome ni quiero mentirte a ti. ¡Te quiero
Alba!
Mi corazón amenazaba con salirse del pecho, no podía creer que esto me
estuviera pasando. ¡Me quiere! Me lo está confesando y yo estoy aquí como un pasmarote,
petrificada, paralizada… Ella se levantó de la silla, me encaró, seguía
llorando, lloraba y reía, de pronto me descubrí llorando y riendo también,
estuvimos así largo rato, sin decir nada hasta que me armé de valor y le dije: me gustas desde el primer día que te vi y no
sabría decirte desde cuando te quiero, pero ya hace mucho de ello. Creí que
esto jamás sería posible y es probable que no sea capaz de expresarte lo
enormemente feliz que me haces. Te quiero, te quiero, te quiero… - y
acercándome a ella la besé con el ansia acumulada durante todo este tiempo. Se
dejó besar y me besó, me asió de la mano y me condujo hasta su dormitorio, me
tumbó suavemente sobre la cama y me dijo: - Creo que esta noche tampoco vas a
dormir.
- ¿Que se le va a
hacer? - Contesté mientras la arrastraba hacia mí.
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autor.
Circunstancia de la vida tratada con mucha "responsabilidad", sin egoísmo y sin perder la esperanza....y para regocijo con buen final!!!.... BRAVO!
ResponderEliminarAngels
Madrid
PRECIOSA HISTORIA
ResponderEliminarCHUS-ESPAÑA
MUY BONITA HISTORIA, AUNQUE ME SUPO A POCO, ME HUBIERA GUSTADO QUE DURARA UN POQUITO MÁS...
ResponderEliminarSALUDOS, DESDE PERÚ.
Ya sé a lo que te refieres... :P opino lo mismo, se quedó en la mejor parte jajaja pero aún así, es una hermosa historia.
EliminarSaludos a todas, chicas ;)
Eréndira, México.
Muy buena historia, pero se terminó en lo más emocionante, espero que MaraLess realice la continuación. xD
ResponderEliminarSaludos!
Carmen, México.
Muy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarDivina historia me enamora aun mas
ResponderEliminarMe encanto y yo tambien keria que dure mas bella besotes ARGENTINA
ResponderEliminarEste puede ser un gran inicio para continuar la historia
ResponderEliminarMe encanto, muchas gracias por compartirla y de por medio la sinceridad y el valor siempre debe estar presente y mas cuando se trata de amor
Waoooo que amor
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