Capítulo 2
La cena
transcurre relajada y agradable. Diego nos divierte con sus bromas, Amie nos
habla de su trabajo en la serie que acaba de rodar y yo, yo solo trato de
interpretar señales. Amie es muy guapa. Cuando sonríe tuerce graciosamente su
boca hacia la izquierda. Tiene dientes perfectos y labios carnosos. Su
boca…¿pero qué hago mirando así su boca? Creo que se ha dado cuenta. Bajo avergonzada
la mirada y Diego dice una nueva
tontería para sacarme del apuro. Se lo está pasando fenomenal observando mi torpe
interpretación de señales. ¿Por qué le
haré caso?
Suena el
teléfono móvil de mi hermano. Le oigo que dice “Si, claro, no te preocupes, ahora voy para allá”. Se excusa
diciendo que le ha surgido un imprevisto y que lo siente mucho, pero tiene que
irse. Yo quiero matarle. Le conozco bien. Todo ha sido una estratagema para dejarnos solas. Le voy a matar. Afortunadamente, Amie es muy buena
conversadora y el tiempo se me pasa volando. Acabamos la cena, recogemos y
salimos al jardín con nuestra última copa de vino. Allí, tumbadas en las
hamacas mientras miramos el increíble cielo estrellado que nos regala este
bello trozo de mundo, el planeta deja de dar vueltas, el tiempo se detiene y
yo, yo no puedo dejar de mirarla de reojo. Se está dando cuenta, seguro que se
está dando cuenta. ¿Pero qué me está pasando?
Le
propongo dar un paseo y tomar una copa en un bar del pueblo y le parece bien.
Mi hermano es tonto. Amie es guapa, muy guapa. ¿Qué le habrá hecho pensar a
Diego que yo le gusto? ¿Cómo va a fijarse una mujer tan hermosa y tan mundana
como ella en alguien como yo? Decido
espantar esos pensamientos de mi cabeza y nos ponemos en marcha. No deja de
reir y yo no sé qué hacer, ni dónde mirar. No sé qué está pasando; no sé qué me
está pasando.
Llegamos
al bar y pido un par de copas. Nos sentamos en la terraza y se hace un silencio
incómodo. No sé qué hacer, no sé qué decir.
Le propongo ir a la pista del pub a bailar un rato y le parece bien. Me
dice que le encanta bailar y la verdad es que lo hace muy bien. ¿Habrá algo que
esta mujer no haga bien? ¡Pero qué me pasa!. Un chico bastante borracho y
decidido se le acerca demasiado y ella lo espanta diciéndole “Estoy con ella”. ¿Qué habrá querido
decir? ¿Por qué seré tan torpe para darme cuenta de las cosas? Se vuelve hacia mí y me mira directamente a los ojos. No me
quita la vista de encima. No puedo dejar de mirarla. ¿Está pasando algo? ¿Me
está pasando algo? Me pongo muy nerviosa y le digo que, voy a descansar un poco
y voy a sentarme de nuevo en la terraza. Me toma de la mano y me saca de la
pista. Una extraña sensación de calor recorre mi cuerpo mientras me lleva
afuera. Mi mano en su mano, su mano en la mía. ¿Qué me está pasando?
Nos
acabamos las bebidas y me propone dar un paseo. Sé que ella sabe que estoy
nerviosa. Quizás le esté haciendo sentirse incómoda. Paseamos en silencio.
Pasamos por delante de una heladería y me invita a un helado. Chocolate para
mí, fresa para ella. Propone que nos lo comamos sentadas en la arena a la orilla
del mar. Mejor. El mar siempre me tranquiliza y la verdad, ahora necesito una
ración extra de calma. Nos sentamos en la arena y me pregunta por mi hermano.
Ahora lo entiendo, ¡qué estúpida he sido! Es Diego quien le interesa y yo soy
la coartada perfecta para conocerlo. Soy medio boba. No me entero de nada. Le
hablo de mi hermano. Le cuento que es
pediatra, que trabaja en la clínica de mis padres, quienes también son médicos.
Le cuento que es un encanto de hombre y que no tiene novia.
Amie: ¿Y tú?
Yo: Yo, ¿qué?
Amie: ¿Tú
tienes novia?
Yo: Yo nunca
he tenido novia. Tenía un novio, pero rompimos hace unos meses
Amie: Así que
tienes el corazón libre. Bien, porque me gustas ¿Te gusto yo a ti?
Yo: Todo el
mundo parece saber lo que me gusta menos yo…
Amie: Perdona
si te estoy incomodando ( se incorpora y se sacudela arena de la ropa)
Yo (levantándome también): No, no me incomodas, lo siento. Quiero decir que en mi vida solo ha
existido Eduardo. Creía que le quería, pero ahora que ya no estamos juntos he
de decir que tampoco le añoro, por tanto comienzo a pensar que solo fue una
salida cómoda y oportuna. Pero tampoco
sé si me gustan las mujeres, la verdad.
Amie: No se
trata de que te gusten las mujeres o no.
Lo único que me importa es saber si te gusto yo
Yo: Eres una
mujer muy guapa
Amie: No te
pregunto eso. No quiero que me mires solo por fuera. Quiero saber si estás a
gusto cuando paseas conmigo, si disfrutas cuando nos reímos juntas, si tu
cuerpo reacciona al roce de mi piel, si quieres mirar más allá de mis ojos…
Yo: No sé,
creo que sí
Amie: Hubiera preferido un sí, pero, bueno, esa respuesta es cuando menos
esperanzadora.
Yo: No sé,
nunca he estado con una mujer. Creo que me da un poco de vergüenza.
Amie: Pero
vergüenza, ¿de qué? ¿Vergüenza de que te
vean?¿Vergüenza de reconocerlo?
Yo (mirando hacia el suelo): Vergüenza sobre todo de no saber qué hacer, de no saber hacerlo bien.
Amie: Hay
muchas cosas que se aprenden, con esas no hay problema, pero a querer no, a
querer no se aprende. Se quiere o no. El corazón te palpita en la garganta o no.
La tripa te baila o no.Mira
Toma mi mano y la coloca entre sus pechos, encima de
su corazón. Le palpita fuerte. Siento un latigazo recorrer mi cuerpo. Retira mi
mano de su pecho y agarrada como la tiene la coloca en el
mío, encima de mi corazón, que late desbocado.
Amie: Y ahora,
responde a la pregunta que te he hecho antes (sus ojos no se separan de los
míos y yo ya no sé ni de qué me habla, no puedo dejar de mirarla)
Yo: ¿Qué
pregunta?
Amie: ¿Te
gusto yo a ti?
Yo: Sí
Amie: Bien.
Pues a todo lo demás ya llegaremos.
Se
acerca a mí. Toma mi rostro con las dos manos y deposita un tierno beso en mis
labios. Un beso que me quema la piel, que funde mi alma. Y comienzo a sentir un
revoloteo en la tripa.
Diego me
espera en el salón de casa, y lo sabe antes de que yo diga nada. Me mira, se
levanta, me guiña el ojo y me sonríe .
Diego: Aquí tu
pitoniso particular, se va a ir a la cama, guapísima. Misión cumplida.
Yo: Mira que
eres tonto
Diego: Para la
vida, hermanita, más espabilado que tú, por lo que veo. ¿Ha ido bien?
Yo: No sé,
creo que sí. Me dijo que le gusto. Y nos besamos.
Diego me
abraza y me besa en la frente. No sé cómo puede conocerme mejor que yo misma.
Esta
pasada noche apenas he podido pegar ojo. Me levanto temprano, preparo mis cosas
en una bolsa y me dirijo a la playa como todos los días. Bueno, como todos los
días no. Hoy voy más nerviosa, más impaciente. Cuando llego ella ya está ahí.
Me hace un gesto con la mano y me sonríe. Me observa. La sonrío. Acomodo mi
toalla al lado de la suya y me quito la ropa.
Me mira, esta vez descaradamente. Me tumbo. Se recuesta a mi lado y me da un beso en los labios. Un beso dulce,
cálido, con sus labios húmedos, jugosos y sensuales. Se separa y me mira a los
ojos.
Amie: Buenos
días, linda ¿Cómo estás?
Yo: Bien, ¿Y
tú?
Amie: Un poco
mejor que tú, parece. Tienes cara de no haber dormido bien.
Yo: Me ha
costado mucho coger el sueño. El calor supongo.
Amie: ¿El de
dentro o el de fuera? (Sonríe)
Yo (le devuelvo la sonrisa): Un poco de ambos
Amie: Bien.
Se tumba
boca arriba. Puedo pasear mi vista por todo su cuerpo e imagino la sensación
que sentiré cuando recorra su piel con la punta de mis dedos, cuando pase mi
lengua por cada recoveco de su cuerpo. Me acaloro.
El día
pasa apacible. Esta noche no nos
veremos. Es el cumpleaños de una amiga y aunque le insisto para que venga,
declina mi invitación. Sin embargo me dice que le apetecería mucho conocer
Sevilla y me propone escaparnos al día siguiente y que si me parece bien, le gustaría pasar allí
un par de días. Ambas sabemos qué significará eso. Le digo que de acuerdo. Me
sonríe. Al despedirnos la beso en los labios y ella atrae mi cuerpo hacia el
suyo. Inclina hacia un costado su cabeza, me estrecha entre sus brazos y
entreabre su boca. Sus ojos me miran sensuales y yo no puedo retirar los míos
de su mirada intensa. Atrapa mi labio superior primero y luego siento su lengua
lamerlo. Muerdo delicadamente su labio inferior y entreabro mi boca para ella.
Cuando me introduce suave su lengua, estoy totalmente excitada. Si es capaz de
ponerme así con un simple beso, qué será cuando…
Me dice
adiós mientras acaricia mi mejilla y se va. La veo marcharse. Se gira, me
dedica una sonrisa y continúa alejándose. Estoy nerviosa. No paro de darle vueltas
a cómo será tener sexo con ella, si me gustará, si sabré hacerla disfrutar a
ella. Me siento torpe y descolocada.
A la mañana siguiente la recojo en su hotel y nos dirigimos en
coche a Sevilla. Mientras conduzco acaricia distraídamente mi muslo o mi mano,
o mi cara y tengo que hacer un tremendo esfuerzo por concentrarme en la
carretera. Cuando llegamos hace un calor asfixiante, nos registramos en el
hotel y subimos a la habitación. Hay una única cama.
Amie: Vamos a
ir a tu ritmo, no te preocupes. El hecho de que vayamos a compartir cama, no
quiere decir que vaya a pasar algo que no desees.
Yo: ¿Y si te
digo que, aunque me encuentre muy asustada,
lo estoy deseando? Pero vas a tener que enseñarme, vas a tener que ser
paciente conmigo. Nunca he estado antes con una mujer.
Su respuesta es acercarse a mí. Me besa
delicadamente en los labios mientras va soltando los botones de mi blusa. La
retira y la deja caer al suelo. Besa mi escote y pasa sus manos por encima de
mi sujetador. Estoy paralizada. Desabrocha su blusa y se la retira. Desabrocha
su falda y la deja caer al suelo. Me mira a los ojos. Lee mi miedo. Me pregunta
si estoy bien y le digo que sí. Sin darme cuenta, se ha deshecho de mis shorts
y ambas estamos en ropa interior. Me recuesta con delicadeza en la cama. Me mira
a los ojos, mientras va acariciando tiernamente mis brazos y mi torso. Beso su
cuello y cierra los ojos. ¡Qué bien huele! A estas alturas estoy ya bastante excitada.
Desabrocho su sujetador y se lo retiro. Sus preciosos pechos invitan a
acariciarlos. Cubro sus senos con mis manos y una ola de calor inunda mi
entrepierna. El contacto con su piel suave me excita mucho. Me mira a los ojos
y sonríe.
Y descubro lo que significa hacer el amor. Desear, idolatrar el cuerpo que yace junto a
ti, ofrecer el tuyo y anhelar sus caricias. Sentir sus dedos dentro de mí mientras cabalgo sobre su mano y
degustar sus jugos con deleite. Descubro el orgasmo después del orgasmo, el
placer sobre el placer. Y la miro a los ojos y me sonríe con ellos. Y el
corazón me palpita en la garganta y la tripa me baila. No tengo duda. Ella me gusta. Me gusta muchísimo.
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Que buen capitulo, aunque he quedado con una sed tremenda (a de ser por calor ;))
ResponderEliminarAnsiosa por ver cono sigue su paseo en Sevilla.
Saludos... Luisa V.
la historia promete mucho, me esta gustando
ResponderEliminarWauuu increible historia espero el proximo capitulo
ResponderEliminarme gusta la historia veremos q va ocurriendo
ResponderEliminarM.S(galicia)
Guau!!!..me dejo sin palabras!!genia!!por estos lares hace frio,pero leer esto subio mi temperatura!gracias por deleitarnos con tan bella narracion.Esperando ansiosamente la continuacion.besotes guapa!
ResponderEliminarMia.