¿Qué? ¿Dónde? ¿Dónde está?
pregunté con desesperación. No la vi salir lastimada, él la abofeteó y se cayó
y todo lo que pude ver fue a él. ¡Mierda! Me soltó y me volví para buscarla, y
haciendo de costado, hecha un ovillo, con los ojos cerrados, la mandíbula
apretada, todo su rostro era la viva imagen del dolor. Me sentí enferma
mientras corrí a su lado, inclinándome sobre ella con rapidez. ¿Ángel? susurré,
agachándome y acariciando su mejilla de color rojo donde ella había abofeteado.
Gimió y trató de moverse, haciendo un estrangulado jadeo. Me duele, Lena. Por
favor, me duele mucho exclamó, mirándome desesperadamente. Parecía
aterrorizada, se veía tan asustada que sentí como si mi corazón dejara de latir
al verla. ¿Qué te duele, Ángel? pregunté, tratando de aliviarla mientras me
inclinaba y besaba su mejilla dolorida. Necesitaba conseguir un poco de hielo o
algo así, entonces estaría bien, tendría un moretón por una semana
aproximadamente, pero estaría bien. Mi nariz y la cabeza dijo con voz ronca,
sollozando, volviendo el rostro hacia el suelo ensangrentado, llorando
histéricamente. ¿Su cabeza duele? Miré hacia
su herida, la estaba acunando protectoramente. Podía ver la sangre
filtrándose a lo largo de pelo. Mi corazón se detuvo, no podía respirar. Todo
lo que podía ver era la sangre, lo único que podía oír era su llanto y
quejidos.
ALEJA-Oí el coche
estacionar, así que di un salto y corrí hacia la ventana. Me estremecí cuando
lo vi salir del coche y caminar furioso hacia la casa. Me sentí enferma. No
podía dejarlos hacer esto, se iban a meter en tantos problemas. No podría
soportar perder a ninguno de ellos. No quería que Javier se metiera en problemas,
pero en serio me mataría si Lena estaba en problemas por esto. Mordí mi labio,
pensando. Tal vez podría ir y ser otro testigo, entonces de esa manera cuando
él empiece algo primero podría decir que fue en defensa propia también. Otro
testigo ayudaría sin duda a su caso. Oh, mierda, ¡Lena me va a matar por esto!
Salí corriendo de su casa hacia la mía. Podía oír gritos provenientes de
adentro y me detuve, sentí el temor familiar que siempre sentía cuando era una
niña. No podía moverme del lugar, era como si estuviera congelada. Podía oír su
voz, gritando, y me helaba la sangre pero esos eran Javier y Lena allí, siempre
estaban cuidando de mí, siempre. Podía hacer esto por ellos, todo lo que tenía
que hacer era presenciar como él lanzaba el primer golpe. Me acerqué a la
puerta, no estaba cerrada, sólo la empujé. ¡Esto es todo por tu maldita culpa!
Tú y Alejandra tenían que abrir sus sucias bocas y decirle a Jimmy lo que pasó.
Has arruinado todo para mí, todo, pedazo de mierda. Debería haber empujado a tu
jodida madre por las escaleras o algo así, cuando me dijo que estaba embarazada
de ti gritó mi padre enojado. Gemí a causa de las horribles palabras que
acababa de decirle a mi hermano. Mi padre siempre fue una desagradable pieza
para trabajo, pero eso fue bajo, incluso para él. Escuché una explosión y un
gemido, así que abrí la puerta, para ver a Lena sosteniendo a Javier, tratando
desesperadamente de mantener a Javier lejos de mi padre, que estaba parado
contra la pared, mirándolos con rabia. ¡Así no! Javier, ¡así no! gritó Lena, a
Javier mientras lo sujetaba en sus brazos.
Javier no estaba calmándose.
Su rostro estaba rojo de ira, lo único que podía detenerlo cuando estaba así,
era yo. Odiaba verme alterada ni algo, era tan sobre protector. ¡Javier,
cálmate! supliqué desesperadamente. Él dejó de moverse, Lena lo apartó y me
miró sorprendida y un poco asustada. Se movió hacia mí y vi a mi padre, moverse
al mismo tiempo, estaba mucho más cerca de mí que Lena, y estaba bloqueando su
camino. Ni siquiera tuve tiempo de alejarme antes de que agarrara mi muñeca,
apretándola fuerte, su cara enojada y roja. Me estremecí mientras me apretaba
más fuerte haciendo al dolor disparar por mi brazo. Intenté sacar mi brazo con
rapidez, pero él no lo soltaba. ¡Tú! ¡Tú maldita arruinaste todo! me gritó,
hundiendo sus uñas en mi piel. No podía respirar. ¡Déjala ir, ahora! ordenó
Lena, luciendo tan enojada que realmente me asustó. Mi padre se volvió hacia
ella, aun sujetándome con fuerza. ¡Vete a la mierda! Es mi hija le espetó él,
tirando de mi brazo, haciéndome perder mi equilibrio y tropezar más cerca suyo.
Podía oler el alcohol en su aliento, haciéndome sentir enferma. Giré y tiré de
mi brazo, tratando de liberarme. Todavía no me dejaba ir, así que puse mi mano
sobre su pecho y lo empujé tan fuerte como pude. Él no se movió ni un
centímetro. Vi su mano moverse y cerré los ojos sabiendo que me iba a golpear.
Su mano conectó con mi cara, haciéndome sentir como si mi cabeza hubiera
explotado. Me caí hacia atrás y me estrellé en el aparador. Dolor como nunca
había sentido en mi vida se disparó a través de mi cabeza. Era como si alguien
me hubiera dado con un martillo. Me aferré al aparador, tratando de mantenerme
en pie mientras siseaba a través de mis dientes. Javier pasó por encima y me
agarró tirando de mí hacia abajo sobre el piso, sentándonos abajo apoyándonos
en el aparador.
Mierda. Ale, ¿estás bien?
preguntó con desesperación, acunando mi cabeza contra su pecho. Envolví mis
manos en mi cara, tratando de respirar a través del dolor. No gruñí. ¿Lena?
¿Dónde está Lena? pregunté, abriendo los ojos y mirando alrededor por ella,
pero apenas podía ver nada, porque mis ojos estaban llenos de lágrimas. Podía
oír ruido gruñidos y gemidos. Oh Dios, ella no está... ¡Por favor, dime que no está
haciendo eso! Parpadeé y miré para ver a Lena golpear a mi padre una y otra
vez, su rostro era la viva imagen de la rabia. Ella no iba a parar hasta que ya no respiraba.
Esto era todo. Lena me iba a ser arrebatada. Sentí mi corazón rompiéndose en
mil pedazos. Ve a detenerla susurré, apenas capaz de hablar. No. Deja que lo
mate gruñó Javier enojado. Negué con la cabeza. ¡Oh, Dios mío, por favor!
Javier, ¡ve a detenerla! Por mí, ¿por favor? La necesito. Dile que estoy
herida. La necesito jadeé mientras una oleada de náuseas se apoderaba de mí,
haciéndome vomitar. ¿Lena? grité desesperadamente, pero fue apenas un susurro.
Javier se movió. Iré a buscarla dijo rápidamente mientras se ponía de pie de un
salto. Rodé hasta ponerme de lado, llevando mis manos en mi cabeza. Cerré los ojos con fuerza contra el
dolor; un par de segundos después Lena acarició mi mejilla haciéndola arder de
nueva. ¿Ángel? susurró, sonando tan preocupada que me rompía el corazón una vez
más. Lena podía hacer que todo estuviera bien. Me moví para levantarme pero una
oleada fresca de dolor me golpeó, haciéndome jadear. Duele, Lena. Por favor,
duele tanto murmuré, levantando la Mirada hacia su perfecto rostro. Ella lucía
tan preocupada por mí. Yo estaba perdiendo todo. Ella iba air a la cárcel y yo
estaría sola. ¿Cómo iba a vivir sin ella? ¿Qué duele, Ángel? preguntó, mientras
inclinaba su cabeza y besaba mi mejilla. Mi cabeza. No pude mirar su rostro
cuando se dio cuenta que estaba perdiendo mucha sangre, no quise ver el dolor y
la devastación allí. Volví me rostro hacia la alfombra y sollocé. Esto era
completamente mi culpa. Debería haberme quedado en su casa como me dijo. Si
estuviera allí ahora y Lena no estaría enfrentándose a la cárcel. Ella sólo
había golpeado a mi padre porque yo estaba allí, no lo hubiera hecho si yo sólo
me hubiera quedado. ¿Por qué no podría haberme quedado allí como ella me había
dicho? ¡Javier! ¡Llama una ambulancia! gritó Lena desesperadamente. Estaba
acariciando la parte de atrás de mi cabeza suavemente. SShh, todo está bien.
Está bien, Ángel me arrulló. Sentí su brazo envolverme, así que volví mi rostro
hacia ella. Estaba acostada junto a mí. ¿Cómo demonios todavía me estaba
consolando? Esto era toda mi culpa; ¿por qué no me gritaba? Lo lamento tanto
dije honestamente. Esto iba a arruinar todo; ella no me querría ahora que había desobedecido su
pedido. Ella inclinó la cabeza y besó mi
frente. Ángel, no tienes nada que lamentar susurró, acercándose a mí. Su mano
frotaba círculos en mi cabeza, tan suavemente que apenas podía sentirla. Esto
es mi culpa exclamé, sollozando una vez más. Ella sacudió la cabeza ferozmente
y se alejó de mí de un empujón. Sentí mi corazón romperse. Lo sabía; ella me
iba dejar ahora. Se puso de pie y fue hacia mi padre quien estaba intentando
levantarse del suelo y comenzó a golpearlo de nuevo, gritando una retahíla de
improperios. Javier la lanzó al piso. ¡Détente! ¡Ve con Alejandra, ahora!
ordenó, mirándolo con ira. Lena asintió y corrió de vuelta hacia mí. Voy a
levantarte, ¿de acuerdo? dijo suavemente. Sacudí la cabeza, no quería moverme.
No. Por favor no susurré. El dolor era tal que me sentía enferma. Ella lucía
como si también estuviera sufriendo mientras se movía sobre mí, apartando el
cabello de mi rostro, besándome suavemente, murmurando palabras
tranquilizadoras. ¿Dónde está la maldita ambulancia? le gritó a Javier. En
camino. ¿Qué le sucede? preguntó Javier, arrodillándose junto a mí. Los puntos
creo. Voy a hacerte pagar por esto, ¡pequeña mierda! gritó mi padre desde la
puerta. Javier y Lena ambos se movieron para levantarse pero yo tomé la mano de
Lena, no quería estar sola de nuevo. Sal de aquí antes de que te mate yo mismo
Javier, por favor susurré, sin querer más problemas.
La pequeña zorra gruñó mi
padre. Lena estaba tan enojada que todo su rostro estaba roja cuando se movió
para levantarse una vez más. Justo en ese momento pude oír las sirenas
aumentando haciéndose más intensas. El rostro de Lena voló al mío, sonrió
débilmente. Está bien ahora, Ángel, la ayuda llegó. Todo va a estar bien dijo
suavemente. Levanté la mirada para ver que mi padre se había ido; Javier estaba
de pie en la puerta esperando la ambulancia. Lena me estaba mirando, sus
hermosos ojos azules apretados con preocupación. La amaba tanto, ¿cómo me las
voy a arreglar cuando ella me deje y se vaya a la universidad, y todo lo que me
quede sea lo que podría haber sido? El paramédico se acercó con Javier. ¿Qué
sucedió? le preguntó a Lena. Está herida. Ángel, ¿te golpeaste la cabeza o
algo? preguntó Lena, sosteniéndome la mano con fuerza. Asentí, asustada de
moverme en caso de que el dolor se pusiera peor, no podía soportar mucho más.
De acuerdo. Bueno, te llevaremos al hospital; te revisaré en la ambulancia. ¿Te
duele en otro lugar, Alejandra? preguntó el paramédico. Me duele la espalda, y
las caderas. Hice una mueca cuando me guio para que yaciera sobre la espalda.
Él asintió. Eso puede suceder a veces. Asentí mostrando mi acuerdo. Lena
sostuvo mi mano todo el camino, sólo mirándome, sin hablar. Su rostro era la imagen
del dolor. Ella estaba sufriendo mucho; podía ver el dolor en sus rasgos
mientras me miraba. Cuando llegamos allí fui llevada en una camilla a un
pequeño cubículo y un doctor vino casi inmediatamente. De acuerdo, Alejandra,
voy a tener que mirar y ver si tu cabeza está abierta explicó, poniéndose unos
guantes. Miré horrorizada a Lena, apretando su mano con más fuerza. SShh, todo
está bien. Estoy aquí. Todo está bien me calmó, frotando su mano libre
suavemente contra mi rostro. Grité cuando el dolor me atravesó, hacienda que
nuevas lágrimas cayeran mientras el doctor hacía su examen. Lena las besó
suavemente, mirándome, con el corazón roto. Lo lamento, pero tu cabeza está
abierta y el tabique también está afectado. En un proceso quirúrgico.
Necesitará ser hecho bajo anestesia general explicó, mirándome con un poco de
tristeza.
¿Eso es seguro? preguntó
Lena, apretando mi mano con más fuerza. El doctor asintió. Es la forma más
segura. Quería que esto terminara; no quería estar sangrando abundantemente po
runa semana, especialmente si era así de doloroso todo el tiempo. Lena me miró,
esperando porque yo tomara la decisión. De acuerdo murmuré, cerrando los ojos.
De acuerdo, bien, iré y me aseguraré de que haya un quirófano libre. Es un
proceso muy rápido. Volverás aquí después afirmó el doctor, asintiendo hacia
Lena mientras se iba rápidamente. Lo lamento tanto, Lena, esto es toda mi
culpa. Ella jadeó, y sacudió la cabeza
con fiereza. ¡Podrías dejar de decir eso! No es tu culpa, Ángel. Deja de
culparte. Ese imbécil te hizo esto, no tú. Si inclinó y me besó la frente con
suavidad. No. No debería haber dejado tu casa. Me dijiste que me quedara allí.
Debería haberte escuchado sollocé, sintiendo mi corazón romperse una vez más.
Ella salió cuidadosamente de la cama y me envolvió con sus brazos, intentando
no moverme. Nada de esto es tu culpa, Ángel. Es sólo una de esas cosas. Sabes
que soy un firme creyente en que todo sucede por una razón; No tienes la culpa.
Si alguien tiene la culpa, esa soy yo, si no le hubiera dicho que saliera de
encima de ti él podría no haberte golpeado dijo quedamente. Sacudí la cabeza y
sepulté mi rostro en su pecho, aferrándome a ella con fuerza, esto no era su
culpa, nada de esto era su culpa. Te amo susurró una y otra vez en mi oído, hasta
que el doctor volvió y me llevó al quirófano. Lena caminó junto a mi cama hasta
que llegué al cuarto y no se le permitió entrar más. Me besó suavemente, los
ojos con lágrimas brillantes con tristeza y dolor. Estaré aquí cuando
despiertes. Te amo más que a nada me prometió. Sonreí ante sus palabras.
Ella todavía me amaba, todavía me
quería. Sólo esperaba que no estuviese diciendo esas cosas porque yo estaba
disgustada o dolorida. Recé porque ella realmente todavía me quisiera después
de lo que había hecho.
Lena. Tan pronto como ella
pasó esas puertas y estuvo fuera de mi vista, me hundí en el piso y puse la
cabeza en mis manos y llore con toda mi rabia contenida. Todo mi cuerpo dolía.
Ella tenía tanto dolor y no había nada que yo pudiera hacer. Apreté mis manos
en puños, presionándolos contra los ojos, intentando no pensar en él. Más
pensaba en él, más quería salir de aquí y arrancarle la cabeza; pero no podía
hacer eso. Necesitaba estar aquí para mi chica cuando ella despertara. Ella no
necesitaba nada más de que preocuparse ahora mismo. Cerré los ojos y apoye la
cabeza contra la pared, esperando que ella saliera. Apenas noté cuando Javier
vino y se sentó junto a mí, pasando un brazo por mi hombro. El brazo de Javier
se apretó alrededor de mis hombros. Estará bien, Lena me aseguró, apretando mi
hombro. Después de alrededor de cuarenta minutos la sacaron de la cirugía,
todavía dormida por la anestesia. Me puse de pie de un salto, mirándola. ¿Está
bien? pregunté desesperadamente, dando saltos alrededor de la cama mientras la
empujaban por el corredor. Todo salió bien. Estará bien. Podría comenzar a
despertarse de la anestesia en una hora. La mantendremos aquí durante la noche,
y la dejaremos ir mañana en algún momento de la tarde. Tendrá que estar
tranquila por un día o algo confirmó el doctor. Asentí y la seguí hasta su
cuarto, sentándome junto a su cama, sosteniendo su mano con fuerza. Javier y yo
nos sentamos en silencio junto a la cama, no había nada que decir, nada que
pudiera mejorar esto. Después de alrededor de media hora, ella movió su mano en
la mía. Di un salto mientras sus ojos aleteaban. Ésta era la segunda vez en
tres días que había despertado así conmigo y le pedía a Dios que nunca fuera
así de nuevo, porque ya no podía soportar más de esto.
Hola, Ángel murmuré,
acariciando suavemente su rostro, lucía dolorida y ya estaban comenzando a
formarse cardenales donde él la había golpeado. Ella volvió la cabeza hacia mí
pero no abrió los ojos. Te quedaste exhaló, una pequeña sonrisa en la esquina
de su boca. ¿Honestamente pensaba que la dejaría? Por supuesto que me quedé. La
besé suavemente. Ella lloriqueó y tomó débilmente el frente de mi camisa
mientras me devolvía el beso. Te amo tanto, Lena susurró. Sé que es así, pero
yo te amo más respondí. Nunca nadie había amado tanto a alguien como yo la
amaba a ella. Javier se aclaró la garganta para que me apartara, todavía
sosteniendo su mano con fuerza. Él se inclinó sobre ella y la abrazó. Voy a ir
a llamar a Ruth y a Jimmy. También llamaré a tus padres, Lena dijo Javier,
besando su mejilla antes de desaparecer detrás de la cortina, dándonos algo de
privacidad. ¿Te acostarías conmigo? Asentí y me metí cuidadosamente a la cama
con ella. ¿Te duele algo? pregunté mientras suavemente pasaba un brazo sobre
ella.
No realmente. Estoy
dolorida, pero no tanto como antes. Hizo una mueca mientras se movía en la
cama. Cerré los ojos y sepulté el rostro en el costado de su cuello. Necesitas
dejar de asustarme de esta manera. Realmente me vas a causar un ataque al
corazón pronto bromeé, intentando aligerar la situación. Ella rio sin humor.
Estoy tan cansada, Lena. Volvió la cabeza, acariciando la mía con su nariz. Ve
a dormir, Ángel la arrullé, subiendo las sábanas para mantenerla tibia. Ella se
durmió y se despertó varias veces por unas pocas horas. Le dieron más medicinas
para el dolor, pero dijo que estaba bien. Después de un par de horas le
permitieron salir de la cama para ir al baño mientras que fuera acompañada por
dos enfermeras; lo cual ella no apreció en lo absoluto. Una enfermera vino a
las nueve, sonriéndome con tristeza. Lo siento, pero las horas de visita han
terminado. Voy a tener que pedirte que te vayas dijo en tono de disculpas
mientras acomodaba a Alejandra en su cama. ¿En serio? ¿No puedo quedarme? No
causaré problemas, ¿por favor? Dormiré en la silla, ni siquiera sabrá que estoy
aquí rogué, dándole la expresión que parecía funcionar tan bien con Alejandra.
Ella suspiró y puso los ojos en blanco. De acuerdo. Pero si alguien pregunta,
te escabulliste aquí. ¿Entiendes? preguntó, sonriendo y sacudiendo la cabeza.
Sonreí. Gracias. Wow, ese rostro también funcionaba en otra gente.
Javier se despidió,
prometiendo volver a primera hora de la mañana, y traernos a Aleja
y a mí una muda de ropa. Una vez que se hubo ido, ella se movió en la
cama, haciendo una ligera mueca pero intentando no mostrarme que le dolía.
Dormiré en la silla, Ángel protesté, haciendo una mueca ante de la idea de
darme vuelta y aplastarla o algo. ¿Por favor, Lena? rogó. Maldición, ¿por qué
no podía decirle que no a esta chica? Suspiré y me saqué las zapatillas,
metiéndome en la cama con ella. Ella se acurrucó contra mi pecho y lloró hasta
quedarse dormida. Desperté muy temprano en la mañana con alguien sacudiendo mi
brazo. Levanté la mirada para ver a dos hombres de pie allí, ambos mirándome
severamente. ¿Qué demonios? Oh maldición, ¡me voy a meter en problemas por
dormir aquí! ¿Elena Hamilton? preguntó uno de ellos. Asentí y me senté en
silencio. Sí susurré, intentando no despertar a Alejandra. Demasiado tarde, se
movió y dio un salto cuando vio a los dos hombres de pie allí. Elena Hamilton,
estoy arrestándola por sospecha de Daños Físicos Graves. No tiene que decir
nada, pero cualquier cosa que diga puede ser usada en su contra en una corte.
Tiene derecho a un abogado. Si no puede pagarlo, uno le será facilitado afirmó,
mientras tomaba mi brazo. ¿DFG? ¿Ese imbécil está presentando cargos?
ALEJA. Me senté rápidamente.
¿Qué demonios? Lena puso su mano en mi hombro. No te levantes dijo severamente.
Jesús, ¿la condenada chica estaba siendo arrestada y todavía estaba preocupada
por mí? ¡Esto es estúpido! ¡No pueden arrestarla, no fue su culpa! grité
desesperadamente, mirando a los dos hombres que estaban observando a Lena
ponerse sus zapatos. ¿Por qué demonios está tan calmado con esto? ¿Esperaba que
algo así sucediera? Ha habido un serio reclamo, Señorita. Necesitamos
investigarlo declaró el hombre, sin siquiera molestarse en mirarme.
Ángel, todo está bien. No te
preocupes me aseguró Lena. ¿Bien? ¿Cómo esto está bien? Se giró para mirar al
hombre que sostenía su brazo. ¿Puedo besar a mi novia? rogó. El rostro del
hombre se suavizó levemente y soltó su brazo. Lena se inclinó y me besó
suavemente en los labios. Te amo, Ángel. No empieces a estresarte por mí. Necesitas
descansar ordenó, acariciando suavemente mi rostro. Mientras se alejaba, entré
en pánico. No podía dejarla ir, la necesitaba. Lancé mis brazos alrededor de su
cuello y me negué a soltarla. Por favor no se la lleven, ¿por favor? Esto no
fue su culpa, todo fue mi culpa. Debería sólo haberme quedado en su casa. No
debería haber ido a casa, ¿por favor? rogué, agarrando mis manos en el cabello
de Lena, sollozando en su hombro. Señorita, tiene que dejarla ir ahora declaró
el mismo hombre. Tensé mi agarre en Lena, probablemente lastimándola pero ella
no se quejó. ¡Señorita! ladró el hombre. Lena frotó sus manos por mis brazos
suavemente, desenganchando mis manos de su cabello. Cuando estuvo libre de mis
brazos, se alejó para mirarme. Estaba estresada y preocupada, podía decirlo por
sus ojos. Te amo prometió, besándome suavemente en los labios de nuevo. También
te amo susurré, no confiando en mi voz para hablar de nuevo. Lena se puso de
pie y el hombre inmediatamente llevó sus manos detrás de su espalda, esposándola.
Los ojos de Lena no dejaron los míos mientras sentía mi corazón rompiéndose de
nuevo. Observé mientras la llevaban hacia afuera de la habitación dejándome
sola. Me sentí enferma. No podía dejarlos hacer esto, esto no era su culpa.
Podría presentar cargos también, entonces verían que mi padre me golpeó
primero, y luego Lena sería liberada
porque estaba defendiéndome. Pero no lo dejarían libre por eso, ¿no? Defenderme
es una cosa, pero ella se volvió loca, nunca creerían que lo que hizo fue en
defensa propia. Pongo mis manos sobre mi rostro, intentando pensar en algo. En
cualquier manera, Lena se metería en problemas por esto porque mi padre había
presentado cargos, aún si presentaba cargos contra mi padre, los cargos de Lena
seguirían en pie. Autodefensa o no, aún sería acusada de LCG4 porque lo hizo a
pesar de que fue provocado. No puedo tomar el riesgo de que fuera liberada. ¿Y
si no lo era? ¿Y si era enviada a la cárcel por esto y la perdía? En la única
cosa que podía pensar era en conseguir que mi padre quitara los cargos. Tomé mi
teléfono y llamé a Javier. Contestó en el segundo tono. Javier, Lena fue
arrestada dije simplemente. ¿Qué demonios? ¡No hay manera! gritó, haciéndome
encogerme lejos del teléfono levemente. Javier, mira me dejarán salir esta
tarde, ¿así que puedes traerme algo de ropa limpia para ese momento? pregunté,
intentando mantener la calma. Sí, estaré allí en como veinte minutos accedió.
Podía escucharlo haciendo un estrépito en el fondo, probablemente lanzando
todas mis cosas en un bolso o algo. Gracias. Cerré mi teléfono, presionándolo
contra mi frente, pensando. ¿Había otra manera? Sólo no podía ver otra opción.
Mis manos estaban temblando, estaba asustada como el infierno, pero marqué el
número de teléfono de la casa de mi padre. Sonó por un largo tiempo. Justo
cuando me iba a rendir, contestó. Su voz estaba gruesa de sueño; envió un
estremecimiento por mi columna. Cerré mis ojos con fuerza. ¿Hola? De alguna
manera se las arregló para sonar aterrador con una palabra. Lesiones corporales
graves.
Soy Alejandra dije, tragando
el nudo en mi garganta. Él rio. ¿Y qué puedo hacer por ti, Alejandra? Quiero
que quites los cargos contra Lena contesté, intentando sonar segura. Rio de
nuevo. No voy a quitar los cargos, ¡esa cabrona rompió mi nariz aprovechando mi
borrachera! Deberías ver lo que le hizo a mi rostro gritó, haciéndome
estremecer. ¿Cómo es que aún me asusta, y tan sólo estaba al teléfono? Por
favor, por favor no hagas esto, ¿por favor? rogué, intentando no llorar. Él
suspiró. ¿Quieres que quité los cargos? Sí contesté, secando las lágrimas de mi
rostro. Ven a mi casa y hablaremos sobre eso declaró, sonando entretenido. ¿Ir
a su casa? Oh Dios mío, ¿está bromeando? Por favor quita los cargos. Sabes que
me golpeaste primero, ¿por favor? rogué, sintiendo la bilis subir por mi
garganta, le encantaba mantener esto en mi cabeza podía notarlo. Ven a mi casa
y hablaremos sobre eso repitió. Levanté la mirada al reloj; Javier estaría aquí
en como diez minutos. ¿Puedo llevar a Javier? pregunté, sabiendo que era la
pregunta más estúpida que había preguntado en mi vida. ¿Por qué en la tierra
podría llevar a Javier? Si estaba algún lugar cerca de él entonces no
tendríamos que preocuparnos por cargos, porque estaría enterrado a un lado de
una carretera en algún lugar.
No. ¡Deja a ese cabrón fuera
de esto! gruñó. Oh Dios, ¿puedo hacer esto? ¿Realmente puedo ir allí y hablar
con él? ¿Era lo suficientemente fuerte? Sabía la respuesta a esa pregunta.
Haría cualquier cosa por Lena, aún si tenía que matar a mi padre yo misma para
detenerlo de presentar cargos. Sin víctima, no hay crimen. Me tragué mi miedo.
Bien, estaré allí en una hora dije silenciosamente mientras cerraba mi
teléfono, desesperadamente intentando no tener un ataque de pánico. Necesitaba ser
fuerte a hora. Me recosté en la cama e intenté calmarme. No podía demasiado
alterada cuando Javier viniera, de otro modo no querría dejarme sola. Yací
allí, contando las losas de espuma en el techo, intentando no pensar en algo
más. Llegué a 867 antes de que Javier entrara corriendo a la habitación. Lucía
realmente cansado y estresado. Apostaría mi último centavo que no había dormido
muy bien anoche. Me atrajo a un abrazo suavemente e intenté no estremecerme
mientras lastimaba mis costillas. Mierda, Aleja, esto es malo. Sacudió su
cabeza, luciendo ambos enojado y preocupado al mismo tiempo. Asentí; necesitaba
sacarlo de aquí rápido. Javier, necesito que vayas a la estación de policía y
veas si hay algo que puedas hacer por Lena. No me dejarán salir hasta esta
tarde, así que no puedo ir ordené, presionando su mano. Él asintió, luciendo
preocupado. ¿Estás segura de que no quieres que me quedé aquí contigo por un
rato? ¿Estás bien? Asentí y sonreí débilmente.
Sólo necesito que Lena esté
bien. Así que si puedes hacer eso por mí, Javier pedí, asintiendo hacia la
puerta. Me abrazó de nuevo. Bien. Te llamaré si escucho algo. Besó la parte
superior de mi cabeza y puso un bolso con mi ropa en el suelo junto a mi cama.
Si te dejan salir, llámame y vendré a buscarte y te llevaré a casa dijo
severamente. Asentí y lo atraje a otro abrazo para no tener que mentirle a la
cara. Bien. Por favor anda a ver si puedes hacer algo rogué. Cierto. Te veré en
un rato. Sonrió de modo tranquilizador antes de girarse y correr fuera de la
habitación. Le di un minuto para irse antes de que apretar el botón de llamada
en la muralla. Una enfermera entró en un minuto. Hola, ¿cómo te estás sintiendo
hoy? ¿Necesitas más analgésicos? preguntó, sonriendo amablemente. Sacudí mi
cabeza. No, necesito darme de alta. Mi hermano fue a buscar el auto. Mi mamá ha
tenido un accidente. Necesito irme mentí, balanceando mis piernas fuera de la
cama. Alejandra, no puedes sólo irte, tuviste una cirugía ayer frunció el ceño.
El doctor dijo que podía irme a casa esta tarde. Son sólo unas pocas horas
antes repliqué, agarrando el bolso que Javier trajo y comenzando a ponerme mi
ropa, estremeciéndome levemente mientras me movía. ¡Alejandra, no deberías
salir de la cama todavía! Aún si eres dada de alta esta tarde sería para estar
en cama por un par de días explicó, frunciéndome el ceño.
Mira, aprecio tu
preocupación, pero me iré de este hospital ahora. No puedes mantenerme aquí en
contra de mi voluntad. Conozco mis derechos. Puedo darme de alta temprano
siempre que firme una forma diciendo que me voy contra las órdenes del doctor
para que no pueda demandarlos después dije severamente. Ella comenzaba a
molestarme; no tenía tiempo para esto. Me miró un poco sorprendida antes de
asentir. Iré a buscar un doctor murmuró, dirigiéndose a la puerta. Dígale que
traiga las formas con él, no tengo tiempo para esperar solicité, mordiendo mi
labio. Estaba ansiosa para terminar con esto; necesitaba a Lena fuera de
problemas, ahora. Terminé de vestirme y guardé mis cosas y me senté en la cama,
impacientemente observando la segunda manilla del reloj avanzando. Finalmente,
luego de lo que se sintió por siempre pero probablemente como tres minutos, un
doctor entró mirándome severamente. Alejandra, no recomiendo que dejes el
hospital todavía declaró. Sacudí mi cabeza. Mi mamá ha tenido un accidente;
necesito ir con mi hermano. Está en el auto esperándome, necesito irme ahora.
Sólo muéstreme dónde firmar. Asentí hacia elsujetapapeles en su mano. Él
suspiró y me pasó la forma apuntando el final. Básicamente es un permiso,
diciendo que te he recomendado quedarte en el hospital y te estás yendo en
contra de mis órdenes explicó mientras firmaba mi nombre en los tres lugares
que apuntó. Asentí y se lo devolví, agarrando mi bolso. Necesitas tomarlo con
calma, Alejandra. Si comienzas a sentirme mareada o débil, regresa. Si
comienzas a sangrar mucho o tienes dolores fuertes, más fuertes que los
normales, tendrás que volver inmediatamente ordenó, mirándome preocupado.
Asentí confirmando. Lo haré.
Necesito irme. Gracias por cuidarme repliqué, ya haciendo mi camino hacia la
puerta. No me detuve para mirar atrás; caminé lo más rápido que pude hacia la
parada de taxis y salté en el primer taxi disponible, dándole la dirección de
mi padre. Tomé mi teléfono y revisé la batería, haciendo un nuevo grupo
familiar con Javier, Lena, Jimmy, Ruth, y el teléfono de mi mamá en él. Escribí
un mensaje para Javier, listo para enviarlo cuando llegara allá. Adiviné que
serían como quince minutos de manejar rápido de la estación de policía a la
casa de mi padre, lo que sería lo suficiente para hacer que mi padre quitase
los cargos y que Javier llegase antes que algo sucediera. Al menos, esperaba
que lo fuera. Cuando el taxi se detuvo afuera de su casa estaba tan nerviosa que
mis manos estaban temblando. ¿Estás bien allí, cariño? preguntó el conductor,
mirándome preocupado. Sí, estoy bien. Gracias murmuré, pasándole el dinero,
tomando profundas respiraciones para intentar y calmarme. Cierro la puerta del
taxi y le envío a Javier el mensaje que tenía ya escrito: “Estoy en lo de papá.
Por favor ven a buscarme, ahora. NO ME REGRESES LA LLAMADA. Alejandra”
Llamé a la puerta y contuve
la respiración, esperando a que abriera. La puerta se abrió casi de inmediato.
Allí estaba, el hombre que me hizo perder a mi infancia, el hombre que está
haciendo que mi novia enfrente cargos por lesiones corporales graves. Su cara
era un desastre. Él tenía razón; sin duda Lena hizo un buen trabajo. Su nariz
estaba vendada e hinchada, casi cada centímetro de su cara estaba rojo y con
aspecto inflamado, y tenía dos horribles ojos morados. No podía dejar de estar
un poco orgullosa de Lena, sabía que no debería estarlo, pero mi chica era una
tipa dura. Él sonrió. Alejandra, vamos adentro. ¿Cómo estás? preguntó
cortésmente. ¿Está bromeando? ¿Cómo estoy? Pasé junto a él e ignoré su
pregunta. Vamos a prescindir de las cortesías. ¿Qué es lo que quieres para que
retires los cargos contra Lena? pregunté, deseando que mi voz no delatara lo
aterrada que estaba.
Sonrió, dio media vuelta y
entró en la sala de estar, obviamente esperando que lo siguiera. Tan pronto
como estuvo fuera de la vista, le quité el seguro a la puerta para que todo lo
que Javier tuviera que hacer fuera abrirla. Luego lo seguí hasta la sala. Por
favor, deja que esto funcione, por favor. Toma asiento instruyó, sentado en el
sofá y acariciando el espacio junto a él. Sabía que tenía que darle por su
lado, también sabía que necesitaba mantenerme tan cerca de él como pudiera, así
que hice mi camino hacia allí y me senté, girándome en el asiento para estar
frente a él y estar lista para correr si lo necesitaba. Me golpeaste y me
hiciste caer -Es por eso que Lena te golpeó contesté con toda naturalidad. Esa
pequeña hija de puta, siempre fue un problema gruñó, apretando las manos en
puños. Tragué saliva. ¡Oh, Dios mío, esto no estaba funcionando! Fue tu culpa.
Fuiste a nuestra casa buscando pelea, querías que esto pasara incité. Él
asintió con la cabeza; una sonrisa maliciosa se deslizó en su cara.
Sí, estaba esperando meter a
tu maldito hermano en problemas, pero esa mocosa de al lado se lo impidió.
Javier siempre fue un problema, incluso cuando eran niños solía ponerse en mi
camino gritó, sacudiendo la cabeza molesto. Javier solía impedir que me golpearas.
Te detuvo cuando trataste de violarme. ¿Es eso de lo que estás hablando?
pregunté. ¡Oh Dios, por favor responde a la pregunta! Me miró furiosamente.
¿Violación? A la mierda con eso, no es violación. Eres mi hija; me lo debías
por toda la mierda que tenía que aguantar. Estabas jodidamente madura para la
cosecha afirmó, mirándome lentamente, poniéndome la piel de gallina. Mi mano se
cerró alrededor de mi celular en el bolsillo. ¿Crees que puedes darles palizas
a tu esposa y a tus dos hijos durante años, abusar sexualmente de tu propia
hija y tratar de violarme, y eso está bien? pregunté con la voz quebrada.
¡Hiciste mi puta vida una miseria! Necesitabas una buena bofetada para
mantenerte a raya. Te estaba disciplinando, eso es todo espetó, levantándose del
sofá y agarrándose el cabello. ¿Disciplina? Una vez golpeaste a Javier tan
fuerte en el estómago que no pudo comer durante días. Le rompiste el brazo y
las costillas. ¡Nos tenías completamente asustados de hacer cualquier cosa por
si te hacíamos enojar! grité, tratando de provocarlo. Se volvió hacia mí y me
puse de pie rápidamente, necesitando estar de pie en caso de que necesitara
correr. ¡Javier se merecía todo eso! ¡Debería haber ahogado a ese chico al
nacer! gritó, golpeando su mano en la mesa de café, haciéndome gritar. ¿Qué hay
de Jimmy, Matías y Ruth? ¿También necesitan disciplina? pregunté.
Asintió con la cabeza. Sí,
todos necesitan aprender un poco de respeto. ¿Dónde está Ruth de todos modos?
preguntó, con sus ojos tratando de perforar los míos. Ha vuelto a Mersey mentí.
Hizo un gruñido furioso y agarró la mesa de café, volcándola de manera
violenta. Me eché hacia atrás cuando casi se estrelló en mis pies¡ Vamos,
Aleja, puedes hacer esto! Quiero que retires los cargos contra Lena, y te vayas
de la ciudad declaré de manera casual. Se rio y puso los ojos en blanco. Bien,
eso no va a suceder. Te diré algo, retiraré los cargos contra esa mocosa, si
vienes a vivir conmigo ofreció, volviéndome a mirar lentamente. Me sobresalté,
sintiéndome enferma y un poco mareada, luego me di cuenta que era porque no
estaba respirando así que aspiré una respiración entrecortada. No. Vas a
retirar los cargos, irte de la ciudad y nunca molestarme a mí o a mi familia de
nuevo. Y cuando digo a mi familia, me refiero a Ruth, Jimmy y Matías también
dije con severidad. ¡Oh Dios, esto iba a funcionar! No podía dejar de sonreír;
saqué mi teléfono de mi bolsillo y presioné enviar. Me reí en silencio antes de
volver a poner mi cara de póquer. Él me miraba como si hubiera perdido la cabeza,
haciéndolo parecer aún más divertido para mí. ¿Y por qué iba a hacer eso?
preguntó, con algo de diversión en la voz. Porque si no lo haces, iré a la
policía y les contaré todo lo que ocurrió cuando éramos niños. Confía en mí; el
tiempo que pasarás en la cárcel será mucho más largo que el que Lena recibirá.
Y estarás en una parte mucho peor de la cárcel también, donde ponen a los
violadores y pedófilos. Me encogí de
hombros. Se rio. ¿Y quién va a creerle a una puta sucia como tú? Soy un
profesional respetado. Puedo permitirme los mejores abogados para hacer pedazos
tu caso, y además, no tienes pruebas. Esto sucedió hace mucho tiempo, es tu
palabra contra la mía gruñó, dando un paso más cerca de mí. Sentí la bilis
aumentando en mi garganta y rogué que Javier estuviera cerca. ¿Cuánto tiempo
había pasado desde que envié ese mensaje de texto? En realidad, ahí es donde te
equivocas. También tengo tu palabra corregí, sonriéndole mientras sacaba mi
teléfono celular. Otra vez me miró como si fuera estúpida. Los teléfonos
inteligentes de hoy en día tienen todo tipo de artilugios; cámaras,
reproductores de música, calculadoras... grabadoras de voz dije alegremente,
alzando las cejas ante el último. Examiné el menú y reproduje la conversación
que acababa de grabar en mi teléfono. Miré su cara con una sonrisa de
satisfacción. Malditamente merecido. Me golpeaste y me hiciste caer. Es por eso
que Lena te golpeó. Ese pequeña hija de puta, siempre fue un problema. Detuve
la grabación. ¿Escuchaste lo suficiente, o quieres escuchar qué más hay aquí?
¿Te acuerdas delo que dijiste? ¿Lo que admitiste? Abuso, intento de violación
dije, sonriendo como una idiota. Agarró el teléfono y lo lanzó contra el suelo,
aplastándolo con su pie, fuerte. Luché contra el impulso de reír. Oh, papi, ese
teléfono me costó mucho dinero. ¿Sabes cuánto cuesta un iPhone nuevo en la
actualidad? pregunté con sarcasmo. Sonrió, obviamente pensando que había
ganado. No tienes nada ahora. Agarró mi
muñeca y me atrajo más cerca de él. Me reí y asentí confirmándolo. Tienes
razón. No lo tengo, pero mi familia lo hace. Se las envié hace un momento.
Otras cinco personas tienen esa grabación, y si no quitas tus sucias y
pervertidas manos de mí en este momento, irán a la policía declaré con aire de
suficiencia. Me abofeteó fuertemente en la cara, haciéndome gritar cuando su
mano se estrelló en mi piel ya inflamada. Me agarré la cara y lo miré
fijamente; lo odiaba más de lo que alguna vez había odiado algo en mi vida.
¡Retira los cargos en este momento, vete de la ciudad y nunca vuelvas a ponerte
en contacto con nosotros! De lo contrario, me aseguraré de que las cinco
grabaciones lleguen a la policía. Lo digo en serio, retira los cargos y vete y
lo dejaré estar. Sólo quiero a Lena libre ordené. No me importaba nada más.
Siempre tendríamos las grabaciones; si alguna vez se acercaba de nuevo a
nosotros yo no tendría ningún problema en presentar cargos y despacharlo para
siempre. Pero no podía hacer eso ahora, Lena todavía estaba enfrentándose a la
cárcel y no podía correr el riesgo de que fuera declarada culpable y enviada a
la cárcel por defenderme. Mi padre me miraba con odio mientras lo pensaba. Me
di cuenta por su expresión furiosa que sabía que no había otra opción. Si no
quería ser acusado de intento de violación, abuso infantil y un par de reportes
de agresión entonces tenía que es tarde acuerdo con lo que yo estaba diciendo.
Eres igual que tu maldito
hermano gritó venenosamente, mientras me sacudía por el brazo. Sonreí. Me
tomaré eso como un cumplido. Javier es el mejor hermano del mundo. Pequeña
perra dijo entre dientes. Saqué mi brazo de su agarre. Llámalos ahora, retira
los cargos y quiero hablar con ellos después para asegurarme de que está hecho
ordené. ¡Oh, Dios mío, está funcionando! Realmente iba a funcionar. Oí a un
auto frenar con un chirrido afuera y segundos después Javier irrumpió por la
puerta. Parecía criminalmente furioso cuando saltó hacia nosotros con los puños
cerrados. Javier, todo está bien. Sólo estábamos hablando. Ha decidido retirar
los cargos e irse de la ciudad. ¿Verdad, Simón? expliqué, burlándome de su
nombre. Javier me miró, con evidente sorpresa en su cara. Me agarró del brazo y
me puso detrás de él, mientras fulminaba con la mirada a mi padre. ¡Vaya, si
las miradas mataran! Agarré su brazo, apretando suavemente para llamar su
atención. Todo está bien Javier, cálmate. He arreglado todo declaré, luchando
contra la tentación de dejar que lo matara, pero no podía dejar que también
Javier se metiera en problemas. ¿Arreglado todo? preguntó, sin apartar los ojos
de la cara de mi padre que en realidad parecía asustado de Javier en este
momento. Para ser honesta, no me sorprendió que estuviera asustado. Javier
podría ser malditamente aterrador cuando quería serlo. Llámalos y retira los
cargos ordené. Mi padre nos miró con desprecio y se volvió para agarrar su
teléfono. Mientras estaba de espaldas, Javier me miró.
¿Qué pasó? ¿Qué diablos
estás haciendo aquí? preguntó rápidamente. Sonreí. Revisa tu teléfono. Frunció
el ceño, y sacó su celular. Un mensaje de voz dijo, lo abrió y lo reprodujo. Vi
su cara mientras lo escuchaba; pasó de ira, a sorpresa, a felicidad. Me miró
con orgullo y metió su teléfono de nuevo en el bolsillo, envolviendo su brazo
alrededor de mis hombros, sosteniéndome firmemente a su lado. Empecé a sentirme
un poco débil sobre mis pies, necesitaba sentarme y descansar. Todo lo que
quería hacer era volver a dormir. Javier, mantén la calma y termina esto, ¿de
acuerdo? Él va a irse de la ciudad. También le envié el mensaje a mamá, Lena,
Jimmy y Ruth, así que sólo tienes que asegurarte de que hace lo que dice. Sólo
necesito a Lena libre dije, cuando me senté en el sillón detrás de él. ¿Estás
bien? preguntó, con algo de preocupación en su voz. Asentí con la cabeza,
sonriendo. Estoy totalmente bien. Sólo tengo que sentarme. Tú puedes encargarte
desde aquí, sólo mantén la calma respondí, sintiendo que mi cuerpo se relajaba
al saber que no tenía que hablar con él de nuevo. Javier solucionaría todo,
siempre lo hacía. Vi como mi padre llamó a la policía y retiro los cargos.
Javier los llamó desde su teléfono y le confirmaron que los cargos habían sido
retirados y que ninguna otra acción sería tomada contra Lena. Él se cernió
protectoramente frente a mí todo el tiempo, permaneciendo entre mi padre y yo.
Realmente era el mejor hermano que alguien alguna vez haya tenido. Después de
unos diez minutos, Javier se volvió hacia mí.
Estamos listos para irnos,
Ale. Tomó mi mano y me levantó del sofá.
Me empujó hacia la puerta frente a él, sus ojos no dejando a mi padre en ningún
momento. Será mejor que no vuelvas, viejo. La próxima vez que te vea, te mataré
o iremos a la comisaría a presentar cargos, todos nosotros. No estoy seguro de
qué opción prefiero, personalmente, me encantaría estar allí y verte quemar
afirmó, con una pequeña sonrisa, como si estuviera imaginándolo. Él no estaba
bromeando, no había ninguna duda en mi mente de que Javier lo mataría, y si no
lo hacía Javier, estaba bastante segura de que Lena lo haría. ¡Vete de la
ciudad hoy! gruñó Javier cuando cerró de golpe la puerta, empujándome hacia su
auto. Se aseguró de que estuviera dentro antes de dirigirse a su lado y
conducir velozmente por la calle sin decir una palabra. Después de dos minutos
de conducción se detuvo y apagó el motor. Sus manos agarraron el volante con
tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Su mandíbula estaba apretada
con tanta fuerza que me sorprendió que sus dientes no se rompieran bajo la
presión. ¡Bueno, sabía que estaría enojado conmigo! Tomó unas cuantas respiraciones
profundas, obviamente tratando de calmarse. ¿Qué demonios fue eso? gruñó.
Respingué y lo miré disculpándome. Javier, funcionó. ¿Tienes alguna idea de
cuán malditamente estúpido fue eso, Aleja? Piensa en ello, ¿y si no funcionaba?
¿Y si no recibía tu mensaje? ¿Y si él había decidido lastimarte? ¡O peor!
gritó, golpeando furiosamente su mano contra el volante. Me sobresalté. Había
gritado muy fuerte y se hizo eco en el auto haciéndolo aún más fuerte. Javier,
lo siento. Tenía que hacerlo; fue la única manera en la que pude pensar para
liberar a Lena. Ahora siempre tendremos esa grabación para que no se acerque a
nosotros de nuevo expliqué, rogándole que entendiera mis razones. No dijo nada,
todavía estaba muy enojado. Debes estar orgulloso de mí susurré, poniéndole mi
cara de cachorro.
Suspiró. Me siento orgulloso
de tu idea, Aleja, pero eso fue malditamente estúpido. Simplemente porque
funcionó, no quiere decir que lo que hiciste estuvo bien. Se supone que debes
estar en el hospital por amor de Dios. ¿Cómo diablos saliste? Oh, mierda, por
favor, dime que no te escapaste o algo así y que están buscándote dijo,
haciendo una mueca. Me reí y meneé la cabeza. Pedí el alta voluntaria. Estoy
bien, sólo necesito reposo en cama, del cual tendré un montón una vez que mi
novia esté fuera de custodia dije, sonriendo ante la idea. Javier se rio malvadamente. ¿Sabes
qué? Ya no voy a gritarte. Lena también va a estar seriamente enojada contigo
por hacer esto. La dejaré ocuparse de ello dijo, riendo mientras arrancaba el
auto de nuevo. Oh, mierda, estaba en lo cierto; Lena iba a estar muy enojada de
que me pusiera en un peligro como ese. Javier me miró y se rio de nuevo. Bueno,
me alegra ya no tener que ser el único en refrenarte todo el tiempo. Lena puede
encargarse. Se burló de mí y no pude evitar reír, él en realidad parecía un
poco aliviado. ¿Necesitas volver al hospital? preguntó. Negué con la cabeza. Me
sentía bien, sólo estaba cansada y necesitaba sentarme, mi cuerpo se sentía
como si hubiera corrido un maratón pero no sentía dolor ni nada. Estoy bien, de
verdad. Podemos ir a recoger a Lena y luego ir a casa sugerí, apoyando mi
cabeza en el reposacabezas. Sólo necesitaba que Lena me abrazara. Me dijeron
por teléfono que estará allí otra hora por lo menos. Necesitan tramitar su
salida o algo así. Te llevaré a casa y puedes esperarla allí. Me sonrió tranquilizadoramente y se dirigió
en la dirección de nuestra casa.
Cuando nos detuvimos en
nuestro camino de entrada, Ruth y Jimmy salieron corriendo de la casa, mirándome
preocupados. Oh, Aleja ¿estás bien,
cariño? preguntó Ruth, preocupándose por
mí mientras caminábamos hacia la casa. Estoy bien. Sólo estoy cansada. Asentí
con la cabeza. ¿Qué era ese mensaje? ¿Fuiste a ver a Simón? preguntó Ruby,
frunciendo el ceño. Asentí y miré a Javier de manera suplicante; sólo quería ir
a la cama. Te contaré en un rato, Ruth. Ale necesita descansar intervino
Javier, dirigiéndome hacia el pasillo de atrás. Le sonreí agradecida. Ya no
podía tratar con ello; estaba asimilando la realidad de lo que acababa de
hacer. Realmente había sido estúpida. Traté de no imaginar todas las cosas que
él podría haberme hecho. Me estremecí ligeramente y aparté los pensamientos, ya
había terminado, no pasó nada. Tuve suerte. Javier me siguió hasta mi
habitación poniendo mi bolsa en el suelo por mí; me quité los zapatos y me metí
en la cama con la ropa puesta. Él se sentó en el borde de mi cama, mirándome
con tristeza. Fuiste muy valiente, y estoy orgulloso de ti, pero nunca vuelvas
a hacer algo como eso dijo con fiereza. Asentí con la cabeza y bostecé. No lo
haré. ¿Irás a recoger a Lena? Negó con la cabeza. No, le pediré a Jimmy que
vaya a recogerla. No quiero dejarte aquí hasta que sepa que ese cabrón está
fuera de la ciudad respondió. Asentí con la cabeza y cerré los ojos,
necesitando dormir; estaba física y emocionalmente agotada. Me desperté cuando
sentí a alguien subiéndose a la cama. Abrí los ojos atontada eché un vistazo
para ver a Lena metiéndose en la cama conmigo. Rompí en llanto y arrojé mis
brazos alrededor de ella. Nunca había estado tan feliz de ver a nadie en mi
vida. Ella me abrazó con fuerza, acariciándome el cabello, meciéndome
suavemente mientras presionaba sus labios contra mi cuello, de la manera que
siempre hacía cuando yo estaba alterada. Metí mis manos en su cabello y no
quise soltarla nunca. Jamás la quería lejos de mí otra vez. Todo está bien
ahora, Ángel. Todo está bien. ¿Cómo te sientes? preguntó en voz baja mientras
se echaba hacia atrás para mirarme. Sus hermosos ojos azules me miraban
preocupados. Sonreí y la besé, presionándome apretadamente contra ella. Sonrió
contra mis labios y retrocedí. Estoy bien. Contenta de verte prometí,
recorriendo su hermosa cara con mis manos. Se pasó la mano por el cabello, sólo
mirándome tiernamente durante un par de minutos. Javier me dijo lo que hiciste
dijo, su cara volviéndose dura. Tragué saliva e hice una mueca.
Lo siento, tenía que hacerlo
murmuré en tono de disculpa. Hundió la cara en el costado de mi cuello. No voy
a gritarte, si eso es lo que estás pensando respondió, riéndose entre dientes
contra mi piel. Dejé escapar el aliento que no me di cuenta que estaba
conteniendo y me relajé. Se alejó para mirarme. Aunque estoy seriamente enojada
contigo. No me gusta que hayas hecho eso, pero no necesitas que se te añada más
presión de la que ya tienes. Ya has pasado por mucho dijo con tristeza, su mano
deslizándose hacia abajo para descansar sobre mi vientre. Sólo voy a decir
esto; nunca te pongas en una situación así de nuevo. Jamás te pongas en peligro
otra vez. No me importa cuál sea la razón; no es una razón lo suficientemente
buena para que salgas herida. ¿Me entiendes? gruñó. Asentí, pude ver que
hablaba en serio; estaba dementemente enojada, también quería decir mucho más
de lo que dijo. Entiendo. Asentí, sonriendo con aire de culpabilidad. Te amo,
Lena, mucho. Ella era lo más importante para mí. Toda esta situación me
demostró cuanto la amaba, haría cualquier cosa por ella, incluso enfrentarme a
mi peor pesadilla. Te amo también, Ángel susurró, inclinando la cabeza y
besándome suavemente. Para el aquel momento en que se apartó las dos estábamos
un poco sin aliento. Lena, ¿puedo preguntarte algo? murmuré mientras ella se
acomodaba en la cama junto a mí. Asintió, tomando mi mano y entrelazando sus
dedos con los míos. ¿Todavía quieres estar conmigo? Contéstame con sinceridad.
Me miró como si estuviera loca. Ángel, siempre te he querido. Siempre te
querré. Siempre dijo con fiereza.
Sonreí, con la felicidad
burbujeando dentro de mí. Muy bien, pregúntale, vamos Alejandra puedes hacerlo.
Cuando nos enteramos que mi padre estaba rondándome estabas pensando en pedirme
que me mudara a Boston contigo empecé nerviosa. Asintió con la cabeza. Sí. Se
veía un poco confundida respecto a dónde iba esta conversación. Boston es una
maravillosa oportunidad para ti, ¿no? Y si pudieras harías cualquier cosa para
ir allí, ¿verdad? pregunté, necesitando confirmación antes de preguntarle.
Parecía aún más confusa. Sí, pero está bien, quiero quedarme aquí contigo. Eres
lo más importante en el mundo para mí respondió, besando mi sien suavemente.
Sacudí la cabeza, esa no era la respuesta que quería. Lena, responde a esto
honestamente, no pienses en mí. Lo mejor para tu carrera es Boston, ¿no es así?
Asintió con la cabeza. Sí, pero…comenzó. Puse mi mano sobre su boca para
detener su respuesta. Quiero ir contigo, si todavía quieres que lo haga. Antes
dijiste que querías pedirme que fuera contigo. ¿Todavía quieres eso? pregunté,
mirando su cara sorprendida, ella no esperaba eso en absoluto. No respondió;
seguía mirándome, con la boca abierta. Lena, ¿quieres que vaya contigo? repetí,
apretándole suavemente la mano. ¿Harías eso por mí? preguntó, mirándome con
tanto amor que hizo que mi corazón se derritiera.
Asentí. Sí, te seguiría a
cualquier lugar si me lo pidieras. Pero estarías dejando mucho atrás, Ángel. Tu
escuela. Tus amigos. Javier. Tu casa susurró, ahuecando suavemente mi mejilla
inflamada. Asentí con la cabeza. Sí, pero lo haría para estar contigo, de modo
que hace que todo valga la pena. Me encogí de hombros. ¿Cómo demonios conseguí
una chica como tú? preguntó, acariciando suavemente mi mejilla con su pulgar.
Tal vez fuiste una asesina en una vida anterior bromeé, haciéndola
reír..Asesina serial bromeó, haciéndonos reír a las dos de nuevo. Se inclinó y
me besó con tanta suavidad y ternura que me hizo sentir la chica más especial y
más afortunada del mundo. Se apartó del beso demasiado pronto para mi gusto.
¿Te mudarías a Boston conmigo, Ángel? preguntó. Sonreí y la abracé fuerte. Me
encantaría, Lena. Necesitaba un nuevo comienzo. Habían pasado tantas cosas aquí
que necesitaba irme y comenzar de nuevo. Necesitaba olvidar todo y mirar hacia
el futuro, mi futuro con Lena
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huy que buena... muchas gracias sam
ResponderEliminarHOLA CHICAS
ResponderEliminarGRACIAS POR LOS COMENTARIOS DE PARTE DE TODAS LAS ESCRITORAS YA QUE SUS OPIBIONES SON LEIDAS POR NOSOTRAS, ESTO NOS MOTIBA A SEGUIR ESCEIBIENDO Y TAMBIEN ASI SABEMOS QUE LAS MISMAS ESTAN SIENDO LEIDAS POR MAS CHICAS.
UN ABRAZO
Es una historia muy buena
ResponderEliminarY nos lleva a ese,mundo del abuso sexual que en la mayoría se oculta por miedo a que les creamos o por la vergüenza que se siente porque se sienten sucios y culpables sin serlo el abusador hace que su víctima calle por miedo y por vergüenza como a callo Jimmy por miedo y vergüenza la Protagonista por el miedo que este abusador la mantuvo con maltratados
Felicitaciones por hondar en un tema que cuesta mucho hablar pero que lamentablemente existe en todos los países en todas las culturas y clases sociales
rayos como sufri con este capitulo , creo que fue muy impertinente presentarse con su padre , a dios gracias salio bien librada , no quiero imaginarme lo que le hubiese hecho , en fin a esperar que pasa en el proximo capitulo .*.*
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