Qué estoy sintiendo? - M.G.M - 8

8

Hoy es el día en que Abril llegara de su viaje.

Me arregle y me marche  al  trabajo como siempre, aunque emocionada por volverla a ver.

Entre al salón y allí estaba ella, como siempre en su asiento, Judith estaba más melosa con ella que de costumbre lo cual me puso de malas.

-Bien chicos seria todo por hoy, de tarea quiero una síntesis de los tres primeros capítulos, la quiero hecha a mano y mínimo media cuartilla por capítulo. 

Los alumnos protestaron en desacuerdo de lo que les había dejado. Todos recogieron sus cosas y se dispusieron a salir, Abril permaneció un poco más, Judith se adelantó y pude escuchar que Abril le decía que en un momento iba, aproveche la oportunidad para hablar con ella y la salud de su tía parecía una buena excusa.

-Abril- dije un poco nerviosa y tímida.

-Si maestra Botello- se acercó a mí y sonrió de manera muy diferente, su sonrisa se notaba triste y sin ese brillo acostumbrado.

-Escuche que tu tía estaba enferma, ¿todo bien?

Su rostro se mostró serio y sentí que sus ojos se pusieron más tristes que antes.

-Murió- dijo secamente mientras agachaba la mirada, verla triste era terrible, sentía que mi corazón se contraía por su tristeza- pero ya estaba muy enferma y por lo menos dejo de sufrir.

No pude aguantar la abrase para tratar de reconfortarla un poco.

-Lo siento- dije mientras esta se aferraba a mí.

-Gracias- se dio cuenta de algo y me soltó rápidamente- usted- se quedó pensando un momento y sonrió de nuevo- es diferente, gracias y nos vemos la próxima clase.

¿A qué se refería con diferente?, ¿Qué era lo que ella creía?

Me quede un poco desconcertada y pude contestar con- De nada, nos vemos la próxima clase.

Sería que ella se dio cuenta de lo que sentí con tan solo un abrazo, o ¿Qué?, ¿por qué dijo que era diferente?

Continúe con mis clases y note que en el receso Abril se encontró muy seria. 

Pase con unos papeles por el patio en donde ella se encontraba, me vio y sonrió dulcemente mientras yo caminaba, no me anime a devolverle la sonrisa, debió de pensar que yo era una sangrona o algo así.

 En casa se encontraban Sam y Ricardo jugando videojuegos.

-¿Qué hacen aquí?- pregunte al entrar y verlos cómodos sobre el sofá.

-Jugando- dijo Ricardo sin quitar la vista de la televisión.

-Que bien- dije sarcásticamente- y llévate tus películas que solo causan líos.

-¿Líos?- pregunto Ricardo desconcertado.

Sam me vio con una mirada de gatito, lo cual significaba que no quería que le contara nada, pude haberme vengado que le contara lo de la chica que casi me viola, pero no soy como ella, así que solo conteste- causan mala imagen.

-¡Vamos!, ¿no las viste?

-¡No! Yo no disfruto de ese tipo de cine. Pero se quien si- mire a Sam de forma picara y esta solo contesto sínicamente.

-Sí, se refiere a mí, tal vez vi alguna.

-Wow, no sabía que te gustara el porno- dijo Ricardo muy sorprendido- eres la hermanita de Dani, no lo pensé de ti.

-No es que me encante, solo la vi por curiosidad.

-No tiene nada de malo- dijo Rica que se desaparto por completo del control de la consola.

-Claro que no, es, algo natural, no debemos de sentir vergüenza ni nada de eso- Sam parecía muy segura de lo que decía.

-Sí, porque al final de cuentas, todos lo hacemos y es natural, es un proceso normal y no tiene nada de malo ver a dos o tres personas haciéndolo- Ricardo comenzó a hablar con un tono más elegante, como si estuviera en una reunión tratando un asunto serio, pero para él el porno era algo serio.

Parecía que veía a dos personas tratando un asunto de mayor relevancia, sus rostros se iluminaban al hablar sobre porno, era como si los dos estuvieran luchando por una buena causa y yo no podía parar de reír al escuchar como defendían su porno.

-Bien, son raros- dije sentándome en mi lugar de siempre.

-Mira quien lo dice, la señorita celibato- Ricardo comenzó a mofarse.

-No soy la señorita celibato, yo ya tuve mis andanzas- conteste un poco molesta de su comentario.

-Sí, claro- contesto este dándole cero importancia a lo que le decía.

-Tu que vas a saber, no todos nos la pasamos teniendo sexo con cuanta se nos cruce por el camino- comencé a subir un poco mi tono de voz.

-No lo hacen por tontos, el cuerpo merece que le demos gusto- dijo mientras seguía jugando a matar zombis digitales.

-Tonto- fue lo último que le dije, sabía que no tenía sentido discutir con él.

Mi teléfono comenzó a sonar, así que corrí a la cocina para atender la llamada.

-Hola- dije sentándome en una de las sillas del comedor.

-Hola Daniela, ¿Qué te pareció Marcos?, guapo verdad.

-Sí, guapo, pero no es mi tipo, y dudo que lo vuelva a ver.

-Pero si es todo un caballero.

“Si caballero que se acuesta con una desconocida prácticamente a las pocas horas de conocerla”- pensé para mí.

-Mamá, ya no quiero que sigas haciendo esto de conseguirme novios, sabes que no me gusta y solo salgo con ellos para darte gusto.

-Daniela, si me dieras una buena razón para ya no buscarte novio ya no lo haría.

-¿Enserio?- pregunte incrédula ante tal afirmación.

-Sí, lo haría.

-Bueno, te daré una razón- respire profundamente y me llene no solo de oxígeno, sino también de valor- soy gay.

-Daniela no juegues, no me digas cosas solo para que ya no te mande chicos.

-No estoy jugando, lo soy, y siempre lo he sido, es por ello que nunca funcionan las relaciones con tus pretendientes que mandas.

-¿Es enserio?

-Sí, lo es.

-¿Por qué no lo dijiste antes?

-Tenía miedo de tu reacción.

-Daniela, eres mi hija, tienes 24 y sabes lo que haces, el hecho de que te gusten las chicas no cambia nada, eres mi hija y yo seré feliz con lo que tú elijas.

-No imagine que digieras eso.

-No soy un monstruo de madre que interpone el qué dirán antes de la felicidad de sus hijas, a excepción de la cascos ligeros de Samanta, ella si tiene que cambiar, eso no la llevara a nada bueno, pero tú, Daniela tu puedes ser quien eres.

Mi madre me acababa de sorprender, no le dije porque creí que sería el típico drama de toda bollera, decirle a su madre, con la cachetada y la maldición que caería sobre mí, pero lo tomo muy bien, lo malo de mamá es su sobre protección, así que si ella no tenía problema con eso por mi perfecto.

La idea decírselo en medio del apocalipsis zombi siempre me había parecido más interesante, nada como correr por tu vida y decirle a tu madre que eres gay, aunque esta reacción me agrado mucho.

 -Es un tema complicado.

-No Dani, es complicado si tú lo crees, no tiene nada de malo.

-Gracias.

-De nada, y debiste de tener más confianza en mí.

-Sí, siento no haberlo dicho antes.

-Descuida, te dejo.

-Adiós mami.

-Adiós Dani.

Colgué el teléfono y suspire aliviada.

En cuanto escucharon que me dirigía hacia ellos Sam y Ricardo fingieron seguir jugando, cuando ya me había dado cuenta de que habían estado espiando lo que le decía a mamá.

-Sé que escucharon- dije mientras los veía de forma acusadora.

-Solo oímos tu parte, ¿Qué te dijo?- pregunto Sam recorriéndose más adelante del sofá para escuchar mejor.

-Dijo que lo entendía, y que estaba bien.

-¿Enserio?- pregunto Sam muy asombrada con los ojos muy abiertos.

-Sí, dijo que a diferencia de la cascos ligeros de mi hermana yo no estaba tan mal.

-Vez, gracias a mi te acepta- dijo la descarada sintiéndose muy importante.

-Wow, tu miedo por tu madre no tenía motivos- dijo Ricardo que descansaba de lo lindo con los pies sobre la mesa de centro.

-Sí, eso me animó.

-Si te ánimo, propongo que vallamos a un lugar a festejar- dijo Sam parándose de un salto.

-Lo siento, tengo que preparar la clase de mañana. Pero si ustedes lo desean vallan- dije con tristeza.

-¿Quieres ir tu Sam?- pregunto Ricardo que ya estaba listo.

-Sí- contesto mi hermana de inmediato.

Ambos salieron y solo me quedo quedarme a cumplir con mis deberes.

Preparar la clase mientras estoy acostada en mi cama comiendo galletas de avena es muy bueno, aligera la presión, y si lo acompaño de una buena película mejor.

El teléfono volvió a sonar, pensé que sería mi madre que apenas le caía el veinte y quería discutirlo más, me levante de la cama, le baje el volumen al televisor y conteste.

-Bueno.

-Bueno, profesora Botello ¿es usted?

Esa voz, era ella, Abril me estaba llamando, mi corazón se aceleró, por inercia comencé a arreglar mi pelo, hasta que recordé que era tonto porque ella no podía verme.

-Sí, ¿con quién hablo?- fingí no saber de quien se trataba, no quería que sospechara que su tono era tan hermoso e importante para mí que no lo podría olvidar o confundir.

-Soy Abril Juárez.

-Abril, ¿en qué te puedo ayudar?

-Yo quiera preguntarle cuales eran los capítulos que nos dejó de tarea.

-Los tres primeros, media cuartilla por capitulo.

-Gracias, maestra, espero no interrumpir algo importante.

-No descuida, solo veía una película.

-Pensé que estaría haciendo algo con su novio, por eso dude en llamar.

-Descuida, soy soltera- ¿por qué le dije eso?, ella no lo pregunto.

-¡No! ¿Enserio lo es?

-Sí, lo soy ¿Por qué te sorprende?

-Bueno, usted es…- duro un poco en continuar- linda y agradable, no me mal interprete, solo dijo que lo es como para no tener novio.

-Bueno, las personas son complicadas y no siempre lo que aparentan.

-¿No es linda y agradable?, no me diga que es un monstruo alíen que usa disfraz de chica linda y finge ser agradable para capturar a sus víctimas.

Su comentario me hiso reír.

-No, no soy un alíen.

-Eso es lo que un alíen diría.

-¿Cómo quieres que te lo compruebe?

-Bueno, solo un humano podría contestar esto ¿Cuál es el mejor equipo de futbol en el mundo?

-Mmm, para mí el Barcelona.

-Lamento haber dudado de usted, sabía que no era un alíen.

-Pero hace un momento me acusaste de serlo.

-Sí, pero ellos son buenos para engañar.

-¿Realmente crees en ellos?

-No, bueno estar paranoica con ellos no, solo bromeaba, pero no dudo que exista vida en otros planetas, el universo es enorme y no tenemos razón para creer que somos los únicos.

-Tienes razón, no podemos saberlo todo.

-Exacto, no podemos, pero podemos divertirnos averiguando.

-Disfrutando de la vida y las cosas simples.

-Sí, a eso me refiero, disfrutar de las formas de las nubes en el cielo.

-Del brillo de las estrellas en la noche- me senté a un lado de la cama mientras seguía hablando con ella.

-El maravilloso aroma del café.

-Los colores que inundan el cielo en la puesta del sol.

-Las conversaciones, el canto de aves.

-Las sonrisas regaladas-no sé porque comenzamos a hablar de estas cosas, pero me gustaba.

-Usted es diferente.

-¿Por qué lo dices?, es lo segunda vez que lo haces.

-Siento algo diferente en usted, como si la hubiera visto antes de la escuela, cuando entro al salón se me hiso familiar.

Ella podría a verme visto en el parque, podría haber notado mi presencia, pero no podría arriesgarme a que sospechara algo.

-Tal vez te recuerdo a alguien- dije para tratar de confundirla.

-Podría ser, ¿segura que no interrumpo?

-Sí, descuida, lo único que hacía era ver una película que se me de memoria.

-¿Cuál, si se puede saber?

-Matilda.

-La de la niñita que lee mucho, esa peli es buena.

-¿Te gusta?

-Sí, claro, en una ocasión me dijeron que tuviera cuidado que si seguía tan aficionada a la lectura me convertiría en una especie de bruja como ella.

-Cierto, te gusta leer, y ¿si te convertiste?

-No, no he podido hechizar a nadie.

“A mi si me hechizaste”

-¿Te gustaría hechizar a alguien?- pregunte para alargar la conversación.

-Sí, me gustaría hechizar a alguien.

-¿A quién? Si se puede saber.

-Al profe de química.

-¿Por qué?

-No le caigo bien.

-No creo que le caigas mal, solo que así es su carácter.

-No lo creo, a usted ¿le gustaría hechizar a alguien?

“A ti”

-Sí, me gustaría.

-Dígame.

-Bueno, a mi hermana.

-Su hermana ¿por?

-Es un poco especial, me gustaría hechizarla a hacer que sea menos imperativa.

-¿Es su hermana menor?

-Sí, es la menor y me enloquece.

-La entiendo, yo tengo un hermanito y me enloquece también.

-No sabía que tuvieras hermanos.

-Bueno, no lo había preguntado, yo tampoco sabía que tuviera una hermana.

-No habías preguntado.

-Sí, tiene razón, por cierto ¿Cómo le hacemos con las tareas que le debo del tiempo que no estuve?

-Bueno, que te parece si las entregas en una investigación, con un reporte.

-Genial, ¿sobre qué lo hago?

-Mañana en la escuela te doy el tema ¿Qué te parece?

-Perfecto, gracias.

-De nada, oye por curiosidad ¿Qué edad tiene?

-Mi madre suele decir que después de los 16 eso no se pregunta, pero are una excepción con usted, tengo 18.

-Pensé que tenías menos.

-Sí, eso me han dicho, pero ya tengo credencial y no es por nada pero he escuchado que me veo sexy en la foto.

-Seguro.

-¿Perdón?

-Digo que seguro tienes credencial- por poco lo arruino con eso.

-Y  solo por desquitarme ¿Cuántos años tiene?

-24.

-Wow, es súper joven.

-Gracias.

-Pero si es cierto, se graduó muy joven.

-Adelante varios años en la escuela.

-Debió de ser muy inteligente para su  edad, debe de ser decepcionante que usted tan inteligente y le haya tocado una alumna testadura como yo.

-Tú eres muy inteligente, y creme que no eres testadura.

-Me va a sonrojar.

-Solo digo la verdad.

-De seguro eso es lo mismo que le dice a todas sus estudiantes  que le hablan para preguntar de la tarea.

-No, yo solo digo las cosas que siento y son verdad.

-¿No puede mentir?

-No lo hago bien.

-Es genial, las personas pueden confiar en usted.

-Sí, supongo que sí.

-¿Su galán no se enoja por que la entretenga?

-Ya te dije que no tengo galán, o no me crees.

-Bueno, dijo que no sabía mentir, así que le creo, pero me sorprende mucho.

 -Y tu novio no se enoja.

-¿Novio?

-Sí, él no se enoja.

-No, “el” no  se enoja.

Su voz sonaba algo diferente.

-¿Segura?

-Sí, ya es tarde la dejo descansar, siento molestarla.

-No me molestas, al contrario, es bueno hablar contigo.

-Adiós, hasta mañana.

-Hasta mañana.

Colgué el teléfono y me recosté en la cama alegre.

“Dijo que él no se enojaba, así que sale con alguien, pero platicamos y tuve la oportunidad de saber más de ella, y eso me hace feliz”

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