Capítulo
26
Agridulce
La simpleza de un momento, puede ser el más dulce y memorable de todos.
Sentirse aferrada a Natsuki siempre podría considerarse un privilegio, un
placer y claro, era algo de lo que no gozaban tantas. Si alguien más tuviera la
oportunidad de sujetarse a ese firme vientre, tendría serías razones para
sentir celos, pero conocía el aprecio de la pelinegra por la soledad, ella que
no admite intrusos en ciertos espacios, por eso no evitaba la dicha de sus
pequeños pero importantes detalles... mil veces se encontrarían y esas mil
ocasiones, se amarían. Shizuru confiaba lo suficiente en su conductora
estrella, como para poner en sus manos la vida misma, cosa que indudablemente
hacía en cada ocasión que Natsuki tomaba el volante de cualquier vehículo con
ruedas. Esa ocasión se la notaba incluso más apresurada que otras veces, ello
no importaba a la peli ocre, estaba tan distraída en la sensación de esa
espalda, del vivo aroma a pino de ese cabello y lo atlético de cada parte que
tenía al alcance de sus manos, que el viaje se hizo corto, pues cuando menos lo
esperó, llegaron a su destino.
La pelinegra bajó con prontitud y en un galante acto extendió la mano
para ayudar a Shizuru a descender del vehículo. Sus dedos continuaron enlazados
ante el panorama que la castaña juzgo tranquilo y hermoso, era después de todo
un bonito jardín y parque de los alrededores de su ciudad natal. A la vista de
aquella tarde, el sol brillaba en el inmenso cielo azul, la nubes habían decidido
al parecer, alejarse más allá del alcance de una mirada. El pasto suponía un
serio impedimento para los finos tacones
de temporada, muy necesarios en las labores de oficina, pero de lo mas poco
práctico en terrenos como aquel, por lo que Shizuru se aferró con gusto al
fuerte brazo de su amada. Este era otro de esos detalles que no escapaban a la
atenta mente de la Fujino, su querida y terca Natsuki de antaño, jamás hubiese
permitido un contacto tan estrecho y por ello se sentía afortunada.
Por su parte, la otra joven estaba nerviosa, tenía a la brillante y
exótica Shizuru Fujino para ella esa tarde, una semana libre por delante y un
deseo que esperaba ver completado, antes de concluir las dos preciadas horas
del almuerzo de la ejecutiva. Solo por eso Natsuki había conducido tan rápido,
para no agotar el valioso tiempo en aquel alegre paseo, que alargaría en una
situación normal, pero que para la ocasión, solo le robaba inapreciables
momentos con ella. Atravesaron de paso en paso los jardines con un pequeño deja
vú para la pelinegra. El lugar que a la Kuga le resultaba acogedor, tranquilo y
por alguna extraña razón se juzgaba el sitio perfecto para su propuesta. El
jardín de aquel parque, estaba lleno de árboles de cerezo, cuyos capullos
comenzaban a florecer, el abundante follaje en las ramas daban cobijo de la luz
del sol, un grande y basto lago se notaba en el centro, con puentes de piedra
para ser cruzado en las partes más estrechas, en él los patos y las plantas
marinas se adornaban, incluso hermosos jardines plantados estratégicamente para
daban vistas preciosas a los visitantes.
Mientras la mirada carmín apreciaba la belleza natural, con el marcó de
castillos antiguos en el extremo opuesto del lago, la de ojos esmeralda ocupaba
mente y concentración en sus posibles palabras para convencerla, pero todas
ellas le parecían sosas e insuficientes. Suspirando pesadamente, Natsuki llegó
a la conclusión de que sería mejor improvisar, ya que no todo se puede planear
en la vida... casi rayaría en lo psicorrigida y obsesiva que podía ser Zera, ya
la sola idea le fue espeluznante.
Como salida de su mente, una joven con pelos de erizo al pie de un
enorme árbol, levantó su mano para atraer la vista y Natsuki tuvo que
corresponder con la mano libre, así como una sonrisa de agradecimiento. Shizuru
miró con sospecha a la agraciada chica, era atlética y un muy atractivo aspecto
para su gusto, con curiosos cabellos oscuros en elevados contra la gravedad,
como si de un erizo se tratara.
-Ya te ibas demorando za... Natsuki- Corrigió antes de cometer una
indiscreción. -¿No me presentas a la dama?- Cuestionó mirando sin recato a
Shizuru, la compañera de armas no esperaba que la novia de su líder fuera tan
hermosa, si superaba por varios puntos a Akane, aunque la amara Zera no era
ciega.
-Mis ojos están aquí- Gruñó Natsuki, al ver como su amiga devoraba con
la mirada a su amada y apenas se contenía de un puñetazo, solo porque Zera le
había reservado el espacio y cuidado el picnic.
-Soy Shizuru Viola, un placer- Shizuru sonrió con recuperada confianza,
era claro que si a esa joven se le iban tanto los ojos sobre ella, nulo interés
tenía por su Natsuki. Sin mencionar el secreto placer de los pequeños y tontos
celos de su amada, por lo que la peli ocre extendió la mano tranquilamente a la
atrevida mujer.
-Zera para los amigos- Estrechó rauda la mano, pero considerando
mantener su integridad física a salvo. -Si me disculpan, debo retirarme...
Akane me espera- Inclinó la cabeza, antes de dar media vuelta y así evitar que
la mirada asesina de Natsuki, se convirtiera en un hecho real.
-Maldita aprovechada- Musitó por lo bajo y con tono osco una resentida
Natsuki. A sus pies yacía un mantel en el suelo, una cesta con los alimentos
que había dispuesto con antelación, una cubeta llena de hielo, con una botella
de vino e incluso un innecesario candelabro con velas aromatizadas en el
centro, lo último por la cuenta de Zera.
-Es tan tierna mi Natsuki cuando se pone celosa- La sonrisa ladina de
Shizuru se amplió al notar la perplejidad en el fino rostro de su pelinegra
adorada.
-¡No estoy celosa!- Refunfuñó ayudando a tomar asiento a la nativa de
Kioto.
-Ara, así que a mi novia le da lo mismo que otra mujer... me devore con
la vista- Shizuru miró con lacrimosa expresión a su novia. -Que poco cuidado de
tiene Natsuki de mí... si ha de servirme en bandeja de plata a las lobas
hambrientas-
-No digas eso Shiz... mataría sin contemplación a la que osara robarte
de mí- Una Natsuki con triste expresión sujetaba las manos suaves de la
castaña. -Yo... yo no podría, no sabría... vivir sin ti a mi lado-
Lo que había empezado como una broma ya no podía seguir de ese modo, le
había derretido y desecho cualquier idea con esa mirada sincera, enamorada.
-Eso no lo dudo...- Un corto beso a esos labios siempre tentadores, una muda
manera de decir que todo está bien. Shizuru no había imaginado semejante modo
de responder a sus artimañas y dotes actorales, supo que le creería, que quizás
tardaría un poco en notar la broma, lo cierto es que Natsuki lo creyó y actuó
en consecuencia. Sus palabras le habían hecho saltar el corazón de dicha, sus
gestos se robaron un dulce sonrojo, toda una proeza teniendo en cuenta que ella
es Shizuru Fujino, alguien a quien solo la hermosa Natsuki podría poner en
aprietos. -¿Le parece a mí Natsuki si almorzamos?-
-Cla..claro- Afirmó apenada, tomó una superficie de madera con un
pequeño mantel incluido, era una mesita de muy poca altura que acomodó frente a
las dos. Después buscó los platos y los palitos, poniendo la mesa para dos. De
la cesta extrajo un par de recipientes y dos cajas redondas de madera de tamaño
mediano. Retiró la cubierta dando vistas de un plato de Bubuzuke, la castaña
sonrió ante esto último, ella no recordaba haberle dicho que ese fuera su plato
preferido. Sin percatarse del detalle, Natsuki continuó su tarea abrió los
contenedores de alimentos y sirvió en los platos abundantes camarones tostados,
así como una ensalada para acompañar, posteriormente extrajo dos copas de
cristal en las que vertió la bebida que para la ocasión era vino añejo de alta
calidad.
-¿Lo has solicitado de un restaurante?- Cuestionó Shizuru degustando la
comida, tenía hambre y aquello tenía un buen sabor.
-Lo preparé yo...- Natsuki desvió el rostro azorada, posando pequeños
recipientes de porcelana, con los aderezos varios para acompañar y claro, una
taza llena de mayonesa para aderezar su comida. Natsuki probó un bocado de su
comida, esa vez no había equivocado el azúcar, ni exagerado con la sal y lo
agradecía a la providencia como pocos llegarían a suponerlo.
Shizuru miró con nuevos ojos su caja de almuerzo, su Natsuki había
preparado con esfuerzo esa comida. Sabiendo depositados los sentimientos de la
chica en los alimentos, degustó la comida y la encontró aún más deliciosa.
-Ara, no conocía los dotes culinarios de mi Natsuki- La más genuina de las
sonrisas nacía en la hermosa faz de la castaña.
-No son demasiadas... Shizuru- La pelinegra se encogía nerviosa, no
estaba acostumbrada a los halagos y quizás nunca lo estaría, no viniendo de la
ojirubí.
-Parece que mi Natsuki quiere restarle méritos a su empeño ¡Esta
delicioso!- La amatista no mentía, aun si el amor adornara mucho más el gusto
del plato, estaba segura de no haber probado nada tan rico.
-¿En serio nunca cociné para ti?- Cuestionó la pelinegra con
curiosidad, era malo no recordar nada ¿Qué clase de pareja eran si nunca había
tenido gestos como esos con ella? O tal vez, no eran las novias que delataba
aquella foto que guardaba con recelo.
-No, me temo que cierta persona se hizo de una fama muy oscura al
respecto, muchos decían que si cocinaras sería toxico al consumo. fufufu-
Natsuki frunció el ceño, pero luego suspiró recordando las veces que
incendió la cocina o se lastimó los dedos. -Entonces, ¿Cómo sobrevivía? ¿De qué
me alimentaba? Dijiste la última vez que vivía sola en un apartamento durante
el instituto-
Después de tomar un pequeño trago del vino musitó. -De las pocas veces
que visité el hogar de Natsuki, su dieta estaba compuesta de sopas instantáneas
y comidas rápidas-
-¿Cómo lo sabes?- No sería del tipo que dejaba todo tirado por ahí ¿o
sí? Se cuestionaba a sí misma la pelinegra.
-Natsuki no era de lo más ordenada, pero se esmeraba por esconder las
evidencias cuando sabía de mi visita- Shizuru sonrió ampliamente, aun en
aquella época su adorada morena intentaba poner un poco de orden solo por ella.
-Pero siempre olvidaba sacar el cesto de la basura repleto de sobres y
recipientes de microondas. Solo puedo dar testimonio de la única cosa en la que
Natsuki era meticulosa-
-¿Y qué era eso?- La pelinegra sorbió un poco del vino, tomó con sus
palillos uno de los camarones.
-Su lencería exclusiva de Victoria Secret´s, perfectamente doblada y
ordenada... fufufu-
-¡Shizuru!- A Natsuki tembló tanto el pulso de la pura vergüenza, qué
su camarón terminó cayendo dentro del Bubuzuke de su caja. -¿Andabas husmeando
en los cajones?- Cuestionó indignada. De solo imaginar a la chica mirando algo
tan íntimo, más evolucionaba el sonrojo en su cara, hasta las orejas le ardían.
Shizuru negó con la cabeza. -Lo intuí porque Natsuki dejaba el resto de
su ropa en cualquier lugar, y yo le ayudaba a ordenar un poco a pesar de sus
protestas, nunca vi ropa interior tirada y sé que usas lencería así, por
aquella vez que fuimos a las tiendas en el centro de Fukka- Una sonrisa ladina
asomó en el rostro de la castaña. -Nunca miré sus cajones de lencería temiendo
morir-
-¿Morir?- Natsuki levantó una ceja con incredulidad y sudando frío
¿Ella sabía de su trabajo? Aún si fuera así, jamás le haría daño a ella. -No...
no entiendo- Mordió y masticó su camarón, recuperado del Bubuzuke.
-Bueno, eso es porque si me atreviera a mirar el cajón de lencería de
Natsuki, corría el riesgo de imaginar aquellos conjuntos exclusivos en su
delicada figura, es claro que moriría de una hemorragia nasal y no queremos eso
¿Verdad?- Dijo de los más campante Shizuru, una imagen de la inocencia misma se
quedaba corta ante su expresión relajada.
La mitad del camarón volvió a sumergirse en el tibio Bubuzuke, mientras
un pequeño tic nacía en la ceja de Natsuki. -¡Hentai!-
-Ara... Natsuki se nota tan tímida esta tarde, yo recuerdo
perfectamente que hace dos días me hacía cosas prohibidas-
Aquella expresión dramática de doncella en apuros, puso en serios
aprietos a la ex dueña de Durhan. -Pero...pero... ¡tú querías que lo hiciera!-
Recordaba que fue para el deleite de las dos, aquella intrincada posición donde
sus desnudos cuerpos se contorsionaban en el más intenso de los placeres. Ahora
quien corría el riesgo de desangrarse nasalmente era otra, aun si no tenía
sangre en la nariz, se cubrió el rostro por puro reflejo, temblorosa y con
sensibilidad a flor de piel, no se percató de lo repentinamente cerca que
estaba la castaña.
-¿Natsuki?- La aludida sintió el cálido roce de los pálidos dedos en su
barbilla.
-¿Si?- Natsuki retiró sus manos.
-Hoy puedo quedarme con Natsuki, dos días sin ella es... una tortura,
me falta mi ración semanal de Natsuki- Había un tono diferente en la voz de la
castaña, sus ojos rubí le miraban con un dejo de miedo, ¿Miedo al rechazo? Le
pareció ver.
-Siempre Zuru- Voz temblorosa, alma desnuda y una mirada esmeralda
profunda. -Te quedarías conmigo para... ¿Siempre?- Ahora el miedo permeaba la
preocupada faz de Natsuki.
Ciertamente Shizuru no se esperó semejante respuesta-pregunta, su
maravilla de ojos verdes era una caja de sorpresas tiernas y dulces. -Siempre-
Sonrió antes de depositar un casto beso en los labios, esos que siempre
llamaban a ser besados. Pero en cuanto se separó de la pelinegra sin obtener
una respuesta más prolongada a su caricia, le miró con extrañeza, notando que
la angustia no se evaporaba del fino rostro. -¿Qué le pasa a mi amor?-
Natsuki buscó valor dentro de sí, se antojaba tan escaso en momentos
así. -No... no lo entiendes Shizuru- El carmín adornó sus mejillas. -Siempre,
significa que quiero... quiero- Tragó saliva. -Que no te apartes de mí nunca
más-
-Eso no pasará Natsuki- Afirmó con seguridad, haría de lo imposible lo
posible solo por yacer con su amada. -Nunca me perderás-
-Entonces... quédate conmigo, no solo esta noche. Que cada día pueda
despertarme contigo a mi lado, para no soportar el frío de la soledad cuando no
estas ¿Querrías vivir conmigo?- Se la veía tan desvalida cuando hablaba así.
Tras esas palabras las pupilas de Shizuru se ampliaron y temblaron
ligeramente, se la miraba sorprendida y su mente hacía un esfuerzo titánico por
resolver la disyuntiva a la brevedad posible, estaba viviendo en la misma casa
con Tomoe, su falsamente esposa, estaba metida hasta el cuello en la
corporación Margueritte ¿Cómo resolver semejante impedimento? Era una cruel
ironía que a justo ahora ella le hiciera esa pregunta, una ansiada tiempo
atrás. Tan cerca de alcanzar todos sus objetivos y que una pregunta dulce,
fuera en lo practico algo inalcanzable. Natsuki era su prioridad número uno,
eso no había cambiado con los años, había surgido con más fuerza en el presente
maravilloso que vivía a su lado. ¿Cómo ganar tiempo para afirmar su propuesta?
Conocía lo vengativa que podía ser Tomoe, no podía poner en riesgo a Natsuki...
no, sabiendo el poder que tenía la desagradable mujer en la corporación para la
que Natsuki trabajaba.
Sin embargo para Natsuki aquel breve silencio fue un tomento, uno que
se hizo más largo mientras la castaña volvía de su lado de la pequeña mesa
improvisada, con una estupefacción desbordando su rostro.
-Natsuki... yo... realmente lo deseo, ¡Claro que sí!- No fue tan
difícil decirlo ¿Verdad? Se preguntaba Shizuru con la tensión disminuyendo en
todo su cuerpo, mataría a Tomoe sin dilación ¿Pero y el resto de la compleja
red de Sears? Ya pensaría en ello, era mejor vivir ese momento a plenitud, que
dudar y arrepentirse después. Tomó la manos a escasos centímetros, haló de
ellas y atrajo a la pelinegra entre sus brazos, no imaginaba aquello, sus
labios yacieron unidos como la promesa que cantaban sus sentires, fue tan dulce
y prolongado, que al apartarse ambas se miraban de forma confiada. Shizuru supo
que no podría esperar a la noche, de seguir así con su Natsuki, era necesario
conservar la compostura, siendo aquel un lugar público.
La cena terminó, la pelinegra guardó los utensilios empleados. La dicha
destilaba en confidentes sonrisas que la pareja se prodigaba, así como sus
manos entrelazadas, o así fue hasta que Natsuki recordó un detalle importante.
-Perdona... he olvidado el postre ¿Gustas un helado?-
-De avellanas por favor- Shizuru no podía contrariarla bajo ningún
concepto y un pequeño gusto de ese tipo, no venía mal de cuando en cuando.
-Regreso en un momento- No esperó respuesta, Natsuki ya se daba medía
vuelta para buscar un puesto de helados. Ya bastantes pasos la separaban en un
momento, uno que le fue insuficiente a la peli ocre para decir nada, una paz
inconmensurable la llenaba, amaba cada cosa de la belleza pelinegra, su
caminar, el movimiento de sus largos cabellos al viento, solo por ese momento
de contemplación, Shizuru notó como la joven dejó caer una agenda negra. Rauda
tomó el objeto y decidió devolverlo cuando la chica volviese con el postre.
Pasaron los minutos sin que la pelinegra de sus amores pudiera verse en la
distancia y la traicionera tentación llamada curiosidad, no tardó en acuciar a
la Fujino. Acarició la pasta oscura de la agenda, apenas un pequeño sujetador
imantado resguardaba el secreto de las páginas blancas, seguramente tintadas
por el puño y letra de su amor. Sabía que aquella sería una falta de respeto
que su Natsuki no perdonaría, pero deseaba tanto saber el contenido. ¿Si allí
la joven guardara información faltante sobre los planes de Sears? Con un hondo
suspiró tomó en sus manos la prenda, la abrió con pulso tembloroso y procuró
leer rápidamente, contrario a lo que pensó en un principio, aquello no era una
agenda, se trataba de un diario.
Entrada 02 de Febrero:
¡No quiero olvidar! Ruego no hacerlo. Quiero siempre saber qué día fue
ayer, me aferro con vehemencia a ello, imploro misericordia a las divinidades
con el afán de nunca dejar atrás su dulce rostro, como casi pasó este día... me
encontré aferrada a su fotografía mientras el insoportable dolor y el agudo
sonido en mis oídos, dentro de mí, se robaba otra vez mis recuerdos. Mataré a
quien me hizo esto, maldito Na...
Shizuru se llevó la mano a los labios temblorosos con el ánimo de
acallar un gemido, cuanta angustia debió pasar su amor. Se apresuró a leer la
siguiente entrada, Natsuki al parecer no era constante en lo que al diario se
refiere, pero era una suerte contar con fechas. Si bien el texto no relataba
los nefastos planes de la corporación, guardaba dentro de sí un valor muy
superior para la castaña. Las angustias, preocupaciones y dichas de su amada.
Fue así como saltó de página en página a la mayor velocidad que le permitieron
sus ojos, pues no olvidaba que estaba cometiendo una fechoría, una que tendría que
confesar en momentos más propicios.
Entrada 05 de Febrero:
Hoy ha sido un día terrible, sobre mis manos veo la imborrable mancha
de sangre de todas mis víctimas. No sé ya quiénes son inocentes, quienes
culpables, pasa tan rápido que no puedo ver en sus ojos una muestra de maldad,
una que disminuya la culpa que crece en mi alma. Ya no siento tan limpias mis
acciones, ni tan bienintencionadas las misiones. Me cuesta demasiado discernir
el bien de la maldad y números incontables de seres, han caído bajo el fuego
mortal de mis disparos...
Shizuru no era tonta y tenía conocimientos de los atentados terroristas
de los que fueron objeto, varías potencias mundiales, el caos estaba allí donde
quiera que fuesen las personas, estaba segura que aquello que planeara Sears
ocurriría pronto. Por esa misma razón estar en aquel remanso de paz junto al
amor de su vida, era un perfecto recordatorio de lo que se avecinaba. Era 'el
ojo del huracán'. Se animó a leer lo siguiente con el afán de saber más,
necesitaba leer un dejo de esperanza en su querida Natsuki, algo bueno por lo
que luchar.
Entrada 08 Febrero:
Hay días intrascendentes, tan absurdos y rutinarios que no merecen
mención, más que por aquello que me hacen sentir. Me recuerdan que en alguna
parte de mí, existe una fría e inconmensurable soledad, que con un lúgubre velo
fueron cubiertos mis ojos, un manto de olvido y amargura más allá de lo que
podría expresar... así es, que me he preguntado tantas veces, ¿Por qué elegí un
camino tan espinoso? Si las rosas pueden lastimar con sus cardos, también
pueden agradar a la vista con la magnificencia de su hermosura, la suavidad de
sus pétalos y su efímera pero eternamente simbólica existencia. Las rosas dicen
mudamente, yo le soy leal, le entrego mi corazón con humildad, le protegeré
sobre todas las cosas, le amaré toda mi vida, todas mis vidas si me lo permite.
Entrada 14 Febrero:
Quise ignorar porque elegí la soledad durante tanto tiempo, si ella
estaba a la vista, tan cerca de mí aunque no pueda recordarlo, solo intuirlo...
entonces lo comprendí y con abrumadora sinceridad admito ante ella, mi más
valioso tesoro, mi Shizuru... que un profundo miedo era todo lo que alojaba
dentro de mis amuralladas emociones, apartarme del mundo y las personas, no fue
otra cosa que un acto de cobardía, temor a la idea de ser lastimada una vez
más, porque la muerte y las injurias de seres ajenos, no me significan nada.
Pero una herida venida de su mano, sería la más cruenta de las condenas y de mí
solo yacerían los despojos, un cuerpo, un recipiente vacío. ¿Cuán poca queda ya
de mi humanidad? Tal vez muy poca, no siento el dolor de otros, no me preocupo
más que por mí o eso, me dije por tanto tiempo, hasta que le conocí. Hoy
recuerdo con fuerza ese momento, ha pasado hace un mes dichoso y no olvido,
agradezco no olvidar... aquel bar, 'el dragón rojo'... que dulce mi suerte, que
maravilla haber contemplado su danza. Quizás debí bailar aquella noche con
ella. ¿Shizuru aceptaría danzar conmigo otra noche? Ruego que sí. Espero tener
otra oportunidad, una pequeña...
Entrada 15 Febrero:
Hay días memorables, tan brillantes como la luz del sol que mana su
presencia y es entonces, cuando el miedo se ha ido, el frío no existe en sus
cálidos brazos, ni las murallas pueden ocultarme de su dulce amor, porque no
querría ocultarme de ella jamás. Hay días mejores, porque quiero ser alguien
mejor para mi Shizuru y revelarme ante el mundo entero, si con ello le hiciera
feliz. Hay otros tantos, días febriles y somos tan pasionales, porque no vivo
para algo distinto de amarle, de todas las formas conocidas... porque no hay
piel más suave y nacarada que la de ella, ni ojos más hermosos que puedan
cautivar tanto, ni besos más profundos o entrega más sublime que la suya.
Me ha vuelto a la vida misma, ha retirado el velo siniestro de mis
ojos, ha destruido mis barreras para llenarme de valor, para dar sentido a mi
existencia antes vacía. Es todo cuanto quiero, cuanto necesito, todo para mí,
lo más amado... sin mi Shizuru no puedo existir, lo grita mi alma que se postra
a sus pies con devoción, está inscrito en mi pecho con tinta indeleble, palpita
en mi corazón que solo se exalta con su sonrisa, lo dicen a voces mis ojos que
no pueden ver a otra con tanta intensidad, como solo pueden mirarla a ella...
me lo recuerdan las mañana en las que encuentro aborrecible no despertar junto
a ella... lo marca el anillo en mi mano, que no desprendo de mí en su memoria
amada.
Entrada 20 Febrero:
Ya no puedo soportar esta distancia entre nosotras, no puedo esperar
verla solo una o dos veces cada semana, la quiero mía sin importar el costo,
aun si puedo ser un monstruo para el mundo entero, con ella a mi lado puedo
brillar, brillar sin descanso, porque es todo lo que necesito para ser mejor.
Tendré el valor, voy a pedirle que sea solo mía, más que mi novia, mi compañera
de vida... ¿y si la espanto? Es muy pronto, tal vez... primero estaría bien
solicitarle que vivamos como una, en un mismo lugar, un sitio al que en verdad
pueda llamar hogar, solo porque ella habitará en él. ¡Está decidido! Voy a
pedirle que viva conmigo... quiero que viva conmig...
Sus últimas líneas estaban escritas con celeridad, un dejo de ansiedad
y las últimas incompletas, seguramente alguien importunó a su Natsuki, algún
nefasto trabajo más por hacer. La mirada rubí derramaba silenciosas lágrimas de
dicha, pese a la amargura de algunas letras, estaban teñidas al mismo tiempo de
los profundos y sinceros sentimientos de su amada. Era un regalo, el más grande
recibido, una corta mirada a la mente y corazón de su encantadora pelinegra.
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.
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Lejos de saber lo que pasaba a sus espaldas, Natsuki vagó por todos los
puestos en los alrededores del parque, pero no encontró ningún lugar, después
de preguntar a alguno de los visitantes sin hallar respuesta, un anciano supo
darle el paradero de una heladería que yacía a unas cuantas cuadras de donde
estaba. Después de agradecer al señor con una venía, la pelinegra no tardó en
acudir al lugar a paso rápido. Agradeció a la providencia por la existencia de
la heladería, además de que contaran con el helado que su Shizuru quería. La
atención llegó con prontitud, obtuvo sus helados, pagó, salió y caminó
directamente hacia el parque. Natsuki estaba tan contenta y ensimismada en la
buena noticia que le había dado Shizuru, vivir con ella se antojaba un sueño
dulcísimo. A paso más tranquilo sobre el pasto, con el suave viento rozando su
rostro y la seguridad que la caracterizaba, llegó a una cuesta, desde la que
podía observar a su amada.
Natsuki caminó con cuidado sobre el pasto, pues era el camino más
rápido para volver con la castaña y no dar tantas vueltas por el caminito de
mármol. Ello le ocupó una situación que no esperaba, una niña rubia tropezó con
ella y para no caer se aferró a su pierna, la joven se tambaleó sin caer, solo
por guardar la seguridad de los helados, pero con extrañeza notó que la niña no
se soltaba de ella, pese a haber pasado algunos momentos. No era buena con los
niños o eso pensó y sin embargo dijo lo único que vino a su mente. -Todo está
bien...- Las esmeraldas se miraron reflejadas en el azul celeste de aquello
ojos infantiles. Imaginando que aquella tierna infanta quería comer helado, se
acuclilló y le ofreció el suyo, lo importante era llevar el de avellanas a
Shizuru.
Una extraña sensación de nostalgia azoló a Natsuki, cuando la niña
comió del helado con tranquilidad, luego se preocupó por lo obvio. Que madre
desnaturalizada dejaría a una pequeña como aquella, recibir helados de
extraños. Podría ser un pervertido con alguna droga rara y muy malas intenciones.
Desechó la idea porque ella no era ninguna de las dos cosas y la rubia de menos
edad se notaba calmada en su presencia. -Dijeron... dijeron que habías muerto-
Saladas lágrimas resbalaron por las mejillas. -Pero estas aquí y estoy contenta
por eso- Esa voz angelical, límpida como el canto de las aves estremeció el
corazón de la pelinegra, pero si ni siquiera la conocía.
-Alissa, ¡Alissa!- Aquel nombre le golpeo con la fuerza de un martillo
en su cabeza. El sonido se escuchó desde la espalda de Natsuki, era la voz de
alguien que conocía. Se giró para ver a quien hablaba, quien decía ese nombre
que le ocasionaba tanto sufrimiento y el color entre dorado-rojizo de aquella
mirada le heló los huesos, ese rostro lo conocía. La Otome le miraba como a un fantasma,
las pupilas que vibran, el pulso tembloroso que sujeta también un par de
helados.
-Quédate tras de mí pequeña- La niña obedeció, abrazándose a su pierna
mientras con su mano libre seguía degustando el helado. Natsuki quería mirar a
la pequeña pero no debía apartar la mirada de ella.
-Aun... aun vives- Sonrió con el llanto amenazando salir, Nina quiso
dar un paso más cerca, pero se detuvo cuando el cañón del arma helada de
Natsuki le apuntó a la cara. -Es cierto... no sabes quién soy- Una inconmensurable
tristeza llenó la faz delicada, que Natsuki juzgaba tan parecida a la imagen
que ve cada mañana en su espejo.
-Otome, líder del escuadrón Otome, Nina Blan...- Musitó los datos del
registro. -17 Años, entrenamiento de 12 años en Garderobe, hija de Suichiro
Blan y Saeko Kuga...- Ladeó el rostro calculando cada movimiento. -...
prometiste ser mi verdugo, pero te aseguro que no moriré por tu mano, “no
hoy, justo hoy que soy tan feliz”- El tiempo corría y eso era bastante malo
¿Si Shizuru decidía buscarla?
-¡Baje el arma Kuga-san!- Una voz dulce sobrevino de su lado izquierdo,
ahora otra arma le apuntaba del lado que sujetaba el helado, sentía las gotas
del dulce derramarse.
-Erstin ho, ¿También tengo que identificarte señorita Otome?- Ladeó la
vista, sobre la rubia de ojos azules. Quizás era la madre de la niña, pero la
pequeña Alissa no corría a sus brazos ni nada por el estilo. -“Con lo que me
costó conseguir el helado”- Refunfuñó en su fuero interno, mientras soltaba
el helado de su mano, lentamente caía al suelo, segundos suficientes
distrajeron las miradas de las otras chicas. Un momento después, Natsuki había
materializado su segunda arma y esta careaba la que Erstin sujetaba
apuntándole. -Inténtalo 'Escudo'... y la verás morir- Movió el gatillo trasero
del arma con el dedo pulgar, con ello el clic del arma hizo dudar por al menos
un momento a la rubia. -No creas que le dispararé al blindaje de su ropa-
Inclinó el arma de modo que fuera imposible fallar un disparo directo a la
cabeza. -Ni siquiera ella podría sobrevivir eso-
-“Es... es su hermana, es su hermana... Calma Erstin”- Desde su perspectiva las oportunidades no eran alentadoras, no podría
cubrir a Nina si Kuga disparara, temía lastimar a Alissa, aunque estaba
cubierta por Natsuki, pero si llegase a herir a la pelinegra tenía muy claro
que el perdón no le sería otorgado. Mucho menos cuando el arma de la líder del
escuadrón Valquiria le apuntaba sin vacilación. Miró a Nina y esta negó con la
cabeza, su mano le hizo la seña de bajar el arma y aunque iba contra su propio
instinto de autoprotección, obedeció.
-Puedes hacerlo, puedes disparar e irte- Nina dio un paso más cerca de
su hermana mayor. -Nadie podrá reprocharlo, porque yo te he fallado- Inclinó su
cabeza. -Después de todo, una hermana menor no debe entorpecer el camino de su
hermana mayor- La sinceridad afloraba en los ojos que ahora reconocía.
-Y una hermana mayor no puede, hacer daño a su hermana menor... siempre
debemos proteger a nuestras hermanas pequeñas- Natsuki bajó el arma, la
desmaterializó y acarició la cabeza de la pequeña rubia a su lado. -Verdad
¿Alissa-chan?- La pelinegra sabía que olvidaría ese momento, cuando el silbido
se hizo agudo en su cabeza. -Por eso, debes mantener alejada a Alissa y
cuidarte de mí Nina- Una sonrisa lánguida emergía en el rostro triste de
Natsuki. -No puedo garantizar que recuerde algo cuando...- Ahogó un pequeño
gemido y sus piernas temblaron. -Cuando cierre los ojos de nuevo, entonces
volveré a olvi..darte- El sonido llegó al límite, lejos de allí grandes
sistemas de frecuencia y software de seguridad se activaban, emitiendo una
señal que hizo desplomar a la del alías, 'Zafiro' frente a ellas.
-¡Natsuki!- Nina no tuvo oportunidad de sujetarla, pero si una persona
inesperada que aguardó el mejor momento para actuar. Los firmes y femeninos
brazos, retuvieron por la cintura a la pelinegra, de tal modo que no lastimara
a Alissa, ni su piel rozara el suelo violentamente. Con delicadeza
inimaginable, depositó a Natsuki en un lecho de pasto.
-Mi Natsuki estaba tardando demasiado en volver con el helado- Las
gemas rubí contemplaban con adoración a la joven inconsciente. -Así que decidí
buscarla, pero no imaginé que una situación así se presentara- Los pálidos
dedos acomodaron la cabellera cobaltina a un lado en la pálida faz.
-Shizuru...- Muchas ideas acosaron la mente de Nina, estaba claro que a
la castaña no le sorprendía ver en pie a la joven que creyeron muerta. Si bien
supieron por Midori que el accidente no fue suficiente para eliminar a su hermana,
siempre temió que el restante malherido escuadrón valquiria hubiese perecido en
la explosión del laboratorio. Pero ahí estaba su hermana inconsciente y
tranquilamente dormida en los brazos que no le eran extraños. -Ella... ha
estado todo este tiempo contigo ¿No es así?- Una creciente ira comenzó a llenar
el corazón de la pelinegra. Sin esperar un momento se acuclilló. -¿Alissa puede
cuidar a Natsuki mientras duerme?- Hizo un ademán a Erstin para que cuidara de
sus queridas hermanas.
-¿Mi hermana está enferma?-
-Solo muy cansada, no ha dormido mucho estos días... recordaré
regañarle un poco, para que se cuide más ¿Alissa está de acuerdo?- La gentileza
que ocupaba Shizuru en explicar ese tipo de cosas solo enervaba un poco más a
Nina. Pero la sonrisa de la rubia, así como su asentimiento le hacía sentir
mal, después de todo no tendría una charla muy amena con la Fujino.
Se apartaron mientras Erstin cuidaba de Alissa, cerca de un árbol desde
el que pudieran ver a las chicas un
profundo silencio se hizo entre las dos. Nina quería reclamar, el impulso se lo
exigía, pero había cosas más importantes por saber. -¿Hace cuánto sabes que
está bien?-
-Hace un mes y una semana, con cuatro horas y 20 minutos- Respondió
Shizuru sin apartar la vista de Natsuki, no le preocupaba ser de lo más poco
cortes, siempre le asustaba perderla de vista.
Nina contuvo un gruñido en su garganta. Necesitaba una explicación y
muy buena del porque mantuvo esa información reservada. -¿Por qué lo has
escondido? No has visto el sufrimiento de todas, ¡de mi padre! El mío propio-
Se señalaba a si misma con ambas manos, incapaz de contener el dolor en su
rostro.
-Por su seguridad, ella no es dueña de sí misma y representa un gran
peligro para su familia. Combinaron el sistema de neuro-receptores,
neuro-transmisores y biotecnología, con el que Natsuki olvida todo aquello que
no le resulta conveniente a la corporación. Suichiro-san puede explicarlo de
una mejor manera, pero de la forma más simple, su cerebro segrega ciertas
sustancias que aceleran el procesamiento de información, ella es más
inteligente, metódica y eficiente, una asesina letal sin emociones. Para que
eso pase, eliminan y separan los conocimientos útiles de los inútiles, todas
las memorias emocionales desaparecen porque no sirven a su propósito, es como
si un súper ordenador determinara los patrones emotivos de Natsuki y los
eliminara... salvo al parecer, nuestros recuerdos juntas- Por un momento los
rubí se encontraron con el fuego solar que eran los ojos de Nina. -... su padre
me ha facilitado los medios para rastrear y vigilar a Natsuki todo el tiempo,
Blan sabe bien que ahora ella es una valquiria y nos estamos exponiendo
demasiado contigo aquí hablándome-
Eso explicaba porque su hermana se había desvanecido con la presión del
momento y como las olvidaría en cuanto sus ojos se abrieran de nuevo. Sin
embargo había algo de eso que no entendía. -¿Estás diciéndome que ella hace de
doble agente? ¡Casi mata a Mikoto! Y no imagino como escapó de las
instalaciones en el estado que... “La dejo Mai”- Las últimas palabras
prefirió reservarlas para sí, debido a que la mirada con interés asesino que
destilaban los ojos carmín, le advirtieron de la impertinencia que estaba a
punto de cometer, pondría en alto riesgo la vida de Tokiha y es que para ella
no era un secreto los actos más oscuros de los que era capaz Shizuru por su
hermana.
-No exactamente, yo soy la doble agente, trabajo en la corporación y
por ello me casé con Tomoe... estoy tan cerca de mi objetivo que te agradecería
no me importunaras más- La castaña dio por terminada la conversación, dándose
la vuelta para yacer con Natsuki de nuevo. Ante una sorprendida Erstin levantó
a la inconsciente pelinegra, pues toda la elegancia que destilaba la Fujino
algunas veces podía confundirse con fragilidad y dar muestras de tal fuerza,
delataba que ella no era en lo absoluto débil. En cuanto Erstin quiso detener a
la castaña, no aceptando que se llevara a Natsuki a un paradero desconocido,
Nina le hizo retroceder con un ademán negativo de su cabeza, ya tendría su
padre que dar muchas explicaciones.
-Natsuki está enferma... muy enferma- Dijo una muy seria Alissa, con
ese aire de madurez que destilaba cuando lo más adultos pensamientos acudían a
su mente. La rubia era pequeña, menor en edad, pero recordaba con demasiada
claridad asuntos que a su edad no debió tener que vivir, aunque allí estaban.
-Espero que Fujino-san pueda ayudarla- Solo la niña de ojos azules entendía el
significado de sus propias palabras y de sus complejos pensamientos. Había
concluido el helado que Natsuki le dio, nada más les retenía allí. Caminó hacia
Nina y esperó a que la mayor la levantara en sus brazos, sabía que su peso no
era inconveniente para la joven Blan y le gustaba, porque la confortaba. -Vamos
a casa... ¿Nina-chan?-
-Claro... ya se hace tarde y Miyu debe estar extrañándote mucho,
llamará en una hora- Nina sonrió, aún tenía una hermana pequeña que cuidar y
con la que compartir. Natsuki no se apartaría de sus pensamientos, pero
necesitaba encontrar la forma de ayudar, sin errores y para ello era imperativo
que su padre le explicara un par de cosas.
Alissa negó con una sonrisa ladina en los labios. -Miyu está muy bien
acompañada esta tarde, hoy mejor veré a papá, no quiero interrumpir-
-“Los niños son muy complejos, mucho más de lo que parecen”-
Pensó confundida Nina, era de lo más extraño, porque Miyu estaba realizando una
operación de reconocimiento en el norte de Kioto, solo trabajo y con la ayuda
de Nao. Caminó con la pequeña en brazos y Erstin siguiéndole a paso tranquilo,
hasta la limusina que les esperaba en las afueras del parque.
.
.
.
Dos horas más tarde las gemas esmeralda volvieron a ver la luz del día,
se halló a si misma apoyada en las firmes pero tibias piernas de su amada,
mientras esta acariciaba su mejilla con tal cuidado, adoración y un pequeño
dejo de preocupación muy escondido en el rubí de sus ojos. -Volvió a pasar
¿Verdad?-
Shizuru solo asintió con un gesto triste, que evaporó de su rostro en
un pestañeo. -Natsuki es muy propensa a exaltaciones, es una suerte que cuando
hacemos el amor eso no pase fufufu-
-¡Shizuru!- Natsuki se levantó cual resorte y hecha un farol humano.
-Eso... no se dice en público...-
-Yo no veo a nadie que pueda oírnos- En efecto, la luz del sol
languidecía en aquella tarde a punto de concluir y el parque se había vaciado
ya de sus visitantes.
Aquello hizo reaccionar rápidamente a la pelinegra. -¿No tenías que
volver a la oficina?-
-Llamé para informar que tenía una calamidad domestica que atender-
Sonrió con el ánimo de tranquilizar a su novia. -Además quería preguntarte una
cosa. ¿A dónde nos mudamos? ¿A tu apartamento o el mío?-
Natsuki exhaló un suspiro de alivio y reveló una sonrisa capas de
flechar cualquier corazón, con que solo le mirase y claro, Shizuru disfrutaba
de ello en la intimidad de aquel parque solitario.
-0-0-0-
La mirada mordaz de mi padre se posa sobre mí y yo sonrió sabiendo que
esta es en verdad su caída. Le veo vanagloriarse de cada cosa, cada cuadro o
escultura, todos sorben de sus copas llenas de vino, tan dispersos entre la
gente, y yo me hayo a solas con mi esposa sentada junto a mí. Su belleza jamás
languidece y opaca el brillo de las insulsas que le miran con envidia. Que
tontas al pensar que podrán alcanzar su gloria, más absurdas si pretenden
atraer su mirada, ella es solo mía y morirá por mi mano toda la que ose
acercarse. Deslizo mis dedos hasta su mano, en la que el anillo de nuestra
unión yace visible, un diamante rosa, encajado en el oro blanco, perfectamente
moldeado y diseñado para engalanar su dedo. Le acaricio con suavidad y sólo
entonces aquellas gemas de rubí me miran, si supiera que ansió volver a poseer
su cuerpo, tomar el té de su mano y yacer una noche entera entre sus brazos. Es
un pequeño ritual que tenemos, dice que tiene propiedades muy especiales, unas
que despiertan mi sensibilidad y es verdad, el mundo y su cuerpo, puedo
percibirlo con tanto detalle, que el fuego arde en mi piel de solo recordarlo.
-Ara, ¿Tomoe tiene esos pensamientos prohibidos de nuevo?- Su sonrisa
me hace sonrojar más que mis propios pensamientos.
-Solo con mi Shizuru One-sama- Respondo con el ánimo de halagarla.
-Entonces dancemos, sé que detestas estas celebraciones tan...
comerciales, pero bien podemos sacarles partido- Su mano me es extendida y no
tardo ni un poco en tomarla entre mis dedos. Caminamos ante la vista
reprochable de tantos ignorantes, esos que se creen con el derecho de juzgar
nuestro sincero amor. Solo por eso serán erradicados de este mundo, Lord Nagi
ha expresado que se librará de este tipo de prejuicios en el nuevo mundo que
hemos de crear y solo por yacer en un lugar tranquilo junto a mi Shizuru es que
iré hasta las últimas consecuencias.
Mi amada desliza su mano hasta mi cintura y con una marcha suave nos
movemos al compás de una balada dispuesta por la orquesta concertante. Entre
giros de ensueño, soy llevada a un mundo diferente, un espacio en el que solo
habitamos ella y yo. Cierro los ojos siendo mecida por la calma de sus firmes
brazos y soy absolutamente dichosa, tanto así que pierdo la cuenta de las
piezas que nuestros cuerpos siguieron durante largos instantes, solo una vez se
detiene y mis ojos se abren, sorprendidos gratamente por la caricia de un beso,
es que entiendo que la realidad es dulce con la graciosa Amatista a mi lado.
Mas mi padre me importuna con el carraspeo de su garganta y me separo entonces
de mi amor, con un hilo de saliva como puente entre ella y yo. Shizuru limpia
sus labios con un gesto elegante, apartándose para darnos espacio a mi padre y a
mí, gesto comprensivo que agradezco con una sonrisa. Mis ojos hipnotizados
contemplan el contoneo sensual de su cadera mientras se aleja como el ser
divino, etéreo que realmente es.
-La señorita Fujino entiende mejor que mi hija los modos y cuando es inoportuna
su presencia- La voz irónica de mi padre me obliga a mirarlo de nuevo.
-Tú has elegido invitarnos, yo contaba con otros planes esta noche, así
que no te quejes- El desdén de mi rostro y el hastío de mi voz, le deja claro
cuan poco animo me trajo esta noche junto a él.
-No me agradan los espectáculos, mucho menos en presencia de mis
amistades ¿Querrías ir a un sitio más privado? Tu madre y yo deseamos hablar
contigo- Una sonrisa forzada delata las arrugas que a sus años son inevitables.
Caminamos hacia una estancia apartada de la casa sin que nadie se
percate de nuestra ausencia, pues para la ocasión, mi amada Shizuru entretiene
a la multitud con el prodigio de su hermosa voz y la entonación de una antigua
canción de Kioto.
Decido mirar atrás, con la idea de encontrar sus ojos puestos sobre mí,
pero no es así... no le doy importancia, me alejo caminando con el brazo de mi
padre en mi hombro y el solo contacto es fastidioso. Cruzamos pasillos con el
sonido de la voz de mi amor cada vez más lejano, hasta el despacho de mi padre,
me doy cuenta cuan productivo ha de ser aquello para mí, pues se trata de la
única parte de la casa sin cámaras. Ciertamente él no desearía que alguna de
sus truculentas negociaciones e infidelidades yacieran en video, siempre ha
sido cauto en no dejar evidencia de sus fechorías.
Al ingresar en el despacho, una sombra yace sentada en el sofá y
entonces me percato de la tercera presencia, padre no mencionó que también
Kagura estuviese aguardando por mí. Esto complica las cosas para mí, no he
querido testigos. La luces se encienden dejando ver a la restante parte de mi
familia y agradezco que mi sobrino no esté aquí.
-No nos agrada en lo absoluto la forma en que tu esposa está llevando
las cosas en la corporación- Musitó mi madre con aquella ponzoña en cada
palabra.
-Las acciones y la corporación han crecido un 10% en menos de un año,
cada paso que se ha dado ha sido plenamente estudiado y ejecutado a la
perfección ¿Entonces cuál es su disgusto?- Estoy harta de las tontas excusas.
-¡Nos ha limitado completamente! Ni siquiera podemos acceder a la sala
de juntas- Mi padre se notaba tan disgustado.
-Es una sección limitada solo a los directivos, no los accionistas...
¡Ya dejen de criticar la gestión de Shizuru! No encontrarán una sola mancha.
Digan de una vez ¿Cuál es el verdadero problema?-
-Las indiscreciones de la señorita Fujino... creí que sabrías controlar
a tu mujer, pero fue vista en el parque central en la compañía de otra persona.
Kagura- Indicó mi madre, ordenando algo a mi hermana, esta se puso de pie y me
entregó un sobre que abrí rauda para conocer el contenido.
Una cólera inconmensurable llenó por entero mi cuerpo y mi alma. ¿Cómo
osa esa mujer seguir interfiriendo? ¿No estaba muerta? Un tierno y sentido beso
era el protagonista de las fotografías en mis manos. Esa endemoniada mujer, que
vamos no es tan guapa, no demasiado... mis ojos vagan sobre el material
estrujado por mis dedos, entonces noto la ausencia de la prenda que nos une a
Shizuru y a mí ¿Dónde está su anillo de boda? Acerco más la fotografía y en su
dedo reposa una joya diferente, que poco gusto... un lobo con incrustaciones de
zafiro y diamante. Ya he visto suficiente y las arrugadas fotos terminan siendo
consumidas por el fuego de la chimenea.
-¿Qué haces? ¿Estás loca?- Mi miró mi madre con reproche. -Esas son
pruebas suficientes para anular el matrimonio- Se notaba a la mujer bastante
más roja de lo que pueda ser saludable y yo hago mofa secreta de su absurda
idea. Ja, ¿Cree que esto es suficiente? Nada podría apartarme de mi One-sama,
nada... ni siquiera ese perrito faldero.
-¿Quién dijo que a mí me interesa separarme de ella?- Sonreí, cuan
tontos pueden ser. Al fin tengo a mi one-sama conmigo y he tenido que ser
paciente demasiado tiempo para perderla por tan poco. -Ya tengo una solución a
sus indiscreciones-
-Pero hermana...- Sentí el firme agarre de ella en mi hombro. -No hagas
esto, siempre hay copias-
-Dime Kagura, ¿Ellos te han amenazado?- Era en exceso sospechoso que
ella se pusiera de su parte, mi hermana siempre buscaba el modo de ayudarme. El
tenue desvío de su rostro buscando el cobijo de la oscuridad, me lo dijo todo.
-¿Confías en mí hermana?- Simplemente asintió. -Lo saben ¿No es así?- No fue
capaz de responder, así que yo eliminé la distancia, la estreché en mis brazos
y junté mis labios a los suyos. Su cuerpo se relajó entre el mío y su respuesta
temerosa me hizo saber que siempre estaría por encima de quien fuera ante sus
ojos, incluso nuestros padres. -Ellos nunca lo entenderán- Quedamente mi voz
llegó hasta ella. -Cierra los ojos- Musité ante las injurias que nos proferían
nuestros padres. -Cubre tus oídos- Di un beso a su frente, llevé sus manos a su
cabeza, no quiero que escuche esto.
Me di la vuelta y vi con sorna a mis padres, ladeé el rostro con una
mirada que juzgó demente y eso no me importó. Me aparté de Kagura, llevé mi
mano a mi cuello, donde un largo dije colgaba en su cadena de plata. -Siempre
interfiriendo, siempre juzgando las cosas más allá de su entendimiento- Lúgubre
mi voz, lentos mis pasos frente a mi madre. -Verás mamá, ¿Qué podría decirme a
mí una mujer, que le trae las amantes a su esposo a casa?- Sus ojos iguales a
los míos se abrieron desmesuradamente. -Claro que lo sé, la fidelidad está
sobrevalorada... teniendo en cuenta lo que haces con el jardinero- Ahora fue mi
padre el que miró con reproche a mi madre.
Lo quería de otra manera, pero ¿Qué puedo hacer si estos casos exigen
soluciones rápidas? Miré de soslayo a mi padre, se paralizó en su lugar sin
entender el porqué de mi calma, me acerqué hasta él. -Ya no más papá...- Apenas
pudo gemir cuando le apuñalé con el cristal rojo en mi mano. Su sangre escurrió
entre mis dedos, tibia como un baño que regocijaba mis odios, pequeño y dulce
momento que ansiaba desde hace tanto tiempo. Con la filosa prenda incrustada en
su costado cayó al suelo, con la gracia de un bulto de papas mientras yo
sonreía. Lentamente y abrumado por su infausta realidad, mi padre se sujetó el
pecho adolorido, solo antes de saber que la muerte le estaba llegando, de la
mano de una herida tan insignificante. El intenso rojo del cristal brilló,
delatando tenues inscripciones oscuras en la superficie y ante la mirada
estupefacta de mi madre, cenizas brillantes de un tono verde fueron elevándose
hacia arriba de manera sobrenatural. De él no quedaron ni los despojos, hasta
la sangre que manchaba el arma homicida fue absorbida.
Tomé el dije del suelo, tenía prevista cualquier posibilidad... si
llegará a fallar en sus usos el dispositivo Slave, no estaría demás usar el
arma en mi bolso. Sabiendo ya la efectividad de la prenda, una sola gota de
sangre bastaría para completar el segundo sacrificio requerido y entonces el
cristal será lo suficientemente poderoso para defender. Miré entonces a mi otra
víctima aun en estado de Shock, mi madre deseo salir corriendo de allí con el
afán de encontrar ayuda. ¡Estúpida! El barullo de la música, con la voz de
fondo de mi Shizuru estaba en el clímax, allí donde sus agudos alejarían de la
mente de muchos, los lejanos ruidos bastantes plantas más arriba.
Arrinconada como la rata que era, se alejó hasta la pared siendo
observada por mí. -Un disparo podría dejarte viva mamá... pero, esta pequeña y
diminuta punta, es más mortal que cualquier elemento- Le mostré el cristal, aun
incompleto y deseoso de otro tributo para estar obtener su poder. -Un gota, un
pequeño pinchazo y pasarás a mejor vida- Caminé con la victoria entre las
manos, la vi arrodillarse e implorar, pero no tuvo piedad de mí y yo no la
tendría con ella. -¿Lo olvidaste?- Llegué corriendo a su lado antes de que se
escurriera entre las paredes, o llegara a la puerta. Una vez frente a mí,
estreché su cuello sin contemplaciones, amenacé rozar la punta del cristal con
su piel.
-Hija mía, no...- Musitó con dificultad sabiéndose estrangulada poco a
poco por mi mano.
-¡¿Lo olvidaste?!- Pregunté de nuevo con el rencor destilando en mis
palabras. -¿Todas esas veces que me obligaste a verte hacer y deshacer con tus
amantes? O las ocasiones en las que me hiciste participar... ¡Era una
niña!-
-Lo... lo lamento- Sollozó, pero pude leer la falsedad de su intensión
y ella entendió que no habría perdón, entonces clamó a quien pudiera ayudarla.
-¡Kagura! ¡Kaguraaaa!- Gritó desesperada ante los sordos oídos de mi hermana.
Nada la salvaría del demonio que creó con su indiferencia, con el olvido y las
voces que solo sabían castigar, con el prejuicio y la vanidad de jamás aceptar
quien era yo. Un mundo mejor, eso será, donde personas como ella no existan.
Liberé su cuello. -Dudo que lo sientas- Un tenue dejo de esperanza
atisbaron sus ojos. Que absurda... -por eso...- Con fuerza desmesurada le clavé
el cristal en el cuello. La vi sujetarse con dificultad antes de ahogarse y
sufrir el mismo destino que su 'amado'. -Adiós... madre- Dije a la nada, recogí
el cristal, limpie mis manos con un pañuelo que arrojé al fuego de la chimenea
y me acerqué a una tensa Kagura.
Delicadamente retiré sus manos que insistentemente presionaban su
cabeza a la altura de los oídos, mi tacto conocido para ella le obligó a abrir
los ojos. Miró en todas direcciones buscando a nuestros agresores verbales,
esos que llamásemos padres sin el mérito. -¿A dónde fueron?-
-Eso no es importante, ya no molestarán más- Acaricié sus cabellos con
ternura.
-Como es...-
-Shhhh...- Silencié en sus labios cualquier duda con mis dedos, mi
querida Kagura debe estar libre de mancha e ignorarlo todo. -Ve con el pequeño
Kei... pero antes- La bese como si no hubiera mañana, sintiéndome al fin libre
de todo mal... solo me faltas tú, señorita Natsuki Kuga.
-0-0-0-
Estaba sentada en la comodidad de mi oficina, mirando los análisis y
avances de los planes de mi padre, es toda una sorpresa que falte tan poco y un
placer muy personal ver los frutos de tantos años de esfuerzo. O eso intentaba
cuando un huracán humano ingresó en el sitio sin tocar la puerta o hacerse
nombrar por mi secretaria. Al ver a la señorita Tomoe Margueritte, entendí
perfectamente que es del tipo de personas sin modales.
-¡ESTA VIVA!- Golpeó mi mesa, pero no le presté la más mínima atención.
Sabía que esto ocurriría tarde o temprano. -Acordamos que Blan Kuga moriría y
tú no has cumplido tu acuerdo... ¿Has olvidado que no solo Sears financia los
proyectos y aplicaciones? La corporación Margueritte es tu sustento ahora- Bufó
cual animal herido, cerré la computadora y acomodé mis lentes, con la vana
intención de fingir un poco de atención.
-¿Solo por eso me importunas?- Realmente demasiado alboroto por la
amante de su esposa. ¿No que eran tan liberales?
-Pues espero recuerdes muy bien, que con las pérdidas sufridas en los
ataques de 'la sombra azul', tus queridos jefes se están quedando cortos de
dinero, con Shizuru al frente de nuestros negocios crecemos mientras que Sears
languidece- Apoyó las manos en mi escritorio, mirándome con esa cara de loca y
un deseo tonto de asustarme. -Quiero que elimines a Natsuki Kuga... ya no
soporto a esa entrometida, Iori- Aquello más parecía una orden irrespetuosa que
una solicitud comedida.
Entrecerré los ojos con sorna. -¿Acaso no puedes controlar las
indiscreciones de tu mujer?- Apoyé mi mejilla en mi mano, realmente me aburren
sus juegos infantiles. -¿Por qué no vas tu misma y resuelves el idilio?-
-Pareces olvidar cuales son nuestros acuerdos, no cortamos la libertad
o las bajas pasiones de nuestros miembros... pero Kuga se está convirtiendo en
algo más que un desliz y si Shizuru Fujino se retira de la compañía, no será
tan fácil encontrar a otra como ella...- Frunció el entrecejo, tensando la
mandíbula y yo podría apostar que estaba a punto de darle un sincope del puro
enojo. -y sabes que ese engendro demoníaco no puede ser eliminado a
disparos-... y la frustración, Tomoe supo siempre que no ha sido rival para
nuestra valquiria número 1.
-Te delata el corazón Tomoe Margueritte- La ignoré olímpicamente,
abriendo uno de los cajones para sacar algunos reportes. No tengo porque perder
mi valioso tiempo con esta mocosa.
-Iori, no encontrarás a otra como Shizuru cuyos movimientos financieros
cubran tan bien las huella de lo que estás haciendo... lo permití y convencí a
MI esposa solo a cambio de esa pequeñita cosa. Matarías a Kuga y no está hecho,
así que bien puedes despedirte de la inversión de la corporación de mi familia-
-Te recuerdo que también tengo propiedad de la empresa- Una pequeña
evasiva de mi parte, el dinero ahora no es relevante, no cuando ya disponemos
de todo para ejecutar los deseos de Nagi.
-Pues vende tus acciones, porque eres minoría y mi hermana hará lo que
yo deseo, además... estoy próxima a reclamar la herencia de mis padres- Informó
despistadamente, ¿Así que al fin obtuvo el valor para sacarlos del camino?
Gracias, todo un detalle por su parte si tenemos en cuenta que a mí también me
estorbaban.
-¿A cambio de tus 'mieles' en la cama Tomo-chan? Seguramente
Shizuru-san encuentre esta información muy interesante, tendría la excusa
perfecta en el incesto para exigir el divorcio- Chantajee un poco, realmente no
me importa que hace con su hermana en el lecho y hasta dudo que a su esposa le
importe.
-¿Qué has dicho?- Incredulidad en su extrañamente hermosa faz, como
odio que me recuerde tanto a él.
-Riota no tenía ningún secreto conmigo... y tus deslices con tu
hermanita bien podrían publicarse en la prensa- Le sonrió, es tan divertido
verla rabiar.
Extrae algo afanosamente de su cartera Prada de la temporada pasada,
argg que mal gusto. -No agotes mi paciencia o te eliminaré... ¡Aquí y ahora!-
No es que me preocupe demasiado el arma que apunta directamente a mi cabeza,
pero una persona desesperada como la pequeña Tomoe siempre está lo
suficientemente ausente de cordura, como para ser un problema.
-¡Esta bien!- Finjo parecer impresionada por sus dotes de cobardía,
vamos un cuchillo requeriría más valor y esmero, pero a esta niña siempre se le
dio todo en bandeja de plata. La miré directamente, sus ojos turquesa se
encontraron con los míos. -Eliminaré a Kuga, a fin de cuentas su destino
siempre ha sido morir...- Simplemente lo dije.
-Me gusta cómo se oye eso... solo espero que esta vez cumplas o en
verdad...- De repente se oye tan feliz. Es tan fácil de complacer como a un
niño con un dulce.
-Será como lo deseas Tomo-chan... pero déjame trabajar, no es tan fácil
matar a una persona de sus características, bien lo has dicho- Ciertamente
basta presionar un botón y la tortura más terrible será sentida por el cuerpo
de Natsuki, incluso con un poco más de intensidad, el sistema destrozaría su
corazón en un abrir y cerrar de ojos, empero... todavía tiene usos
indispensables. -Así que tengo que planearlo bien-
-Está bien- Se alejó de la mesa. -Tienes una semana- Sentenció con
excesiva diversión, placer sádico... de esa variedad que es tan interesante.
-Dalo por hecho- Dije, pero una vez salió de mi despacho solté una
carcajada. -Morirá de todos modos- Yo tengo mis propias razones para ver muerta
a esa entrometida chica, pero haré de su muerte la más dolorosa en todos los
sentidos.
En fin... Tomé el móvil entre mis manos, marqué el número conocido y
tras algunos repiques fue contestado. Al otro lado una voz parca y grave,
formal. Después de todo este número privado, solo se emplea para 'encargos'.
-¿Cuáles son las ordenes?- Cuestionó sin miramientos, por eso me encantas,
calculadora y metódica, sin preguntas.
Teclee la computadora y en ella aparecieron todos los datos correspondientes
del objetivo. Envié la información vía satélite, solo una pequeña precaución.
-Quiero que elimines a Tomoe Margueritte, ya te remito los datos... te lo
encargo querida Zafiro-
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autor.
Una máquina de matar es Natsuki aunque no se como exactamente puede matarla Tomoe.
ResponderEliminarAdoro la manera en que escribes y lo que más me gusta es que escribes capítulos larguísimos! Espero ansiosa los próximos capítulos junto con danza entre lobos :3
ResponderEliminarBienvenido a Señor Ozamo Templo de solución. y estoy aquí para ayudarle a cambiar y transformar su vida de la manera más positiva posible. Yo uso el poder de la nave negro y Wicca hechizos para ayudar a personas como usted conseguir el amor que quieren y
ResponderEliminarel dinero que se merecen y también cura ninguna de las enfermedades. Mi amor y hechizos de hierbas ofrecen resultados sorprendentes y rápidos. ¿Quieres encontrar
tu alma gemela? ¿Quiere reunirse con un amante pasado y hacer que te ame de nuevo o curar ninguna de sus enfermedades que ha estado sufriendo desde el pasado? ¿Es necesario enlazar un elemento perturbador de causar problemas en su relación? Con mi servicio de lanzamiento de hechizos, puedo lanzar un hechizo de amor o preparar una cura a base de hierbas para sus enfermedades en su nombre que nos ayudará a todos sus deseos y sueños se hagan realidad. También hago otros hechizos personalizados, como los hechizos de dinero, hechizos de trabajo, hechizos amistad, y hechizos suerte. Ya ha probado el poder de hechizos y oraciones para conseguir
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12. Nos curamos esterilidad en las mujeres y perturbadora menstruación
13. Dejad matrimonio con el amante de su elección
14. Garantía de ganar los casos de divorcio y judiciales preocupantes no importa lo qué etapa
15. Asegurar el éxito en el trabajo y los negocios
16. Enfermedades y embrujado Mental
17. No se puede dormir por la noche o caminar por la noche
18. Recuperar los bienes robados y el paradero de las personas que te hacen daño.
19. Trae suerte sobrenatural en
20.Using mi medicina a base de hierbas para curar alguna de estas enfermedades como la diabetes, la sífilis, el cáncer, etc.
21. Protección extrema para aquellos que realizan trabajos peligrosos como guardias de seguridad, director de banco, los transportistas de fondos, etc. Tengo más de 20 años de lanzamiento de hechizos experiencia, y he echado con éxito hechizos para ayudar a cientos de personas a mejorar su vida amorosa, la situación financiera y la felicidad . Yo puedo ayudarte, y quiero ayudarte. Nos enteramos de hechizos mi encargo aquí
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