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La
carretera hacia el rancho de mi tía era
muy pacifica, los autos eran escasos, se podía ver un cielo claro, limpio, sin
contaminación, los campos de sembradío adornaban el paisaje, pequeñas
comunidades a los lados de la carretera, animales de granja, era muy diferente
a lo que estaba acostumbrada a ver en la ciudad.
Salimos
de casa a las seis de la mañana, y llegamos al rancho a las nueve de la mañana.
Nos
recibió mi tía, una señora de cincuenta años, con un vestido muy típico de la
región, los años eran notorios sobre su rostro, era linda, unas pequeñas
arrugas nos recordaban que ese rostro era el de una mujer con experiencia.
-Buenos
días hijas.
-Hola
Consti.
-Hola
Sam, milagro que te dejas ver, ¿Cómo van las flores?
-De
maravilla, ¿Cómo van las siembras?
-De
maravilla. Dani hola, ¿Cómo estás?
-Bien,
tía.
-Sin
nada de sexo.
Añadió
Sam mientras bajaba las maletas del auto.
-¿Y
eso?, deberías de echar un polvo hija.
-Es
lo que le digo yo, pero Dani no quiere, al menos que se trate de Marzo.
-No
le digas marzo, se llama Abril, y no quiero nada con ella.
-No
quieres nada con ella, pero te molesta que Sam la llame con diferente mes, y
tus ojos brillan cuando mencionas su nombre.
-Consti,
no me gusta, es solo una niña.
-¿Cuántos
años tiene?
-No
sé.
-Si
tuviera 18, ¿lo harías?
-Si
los tuviera, pero no los tiene.
-No
le has preguntado, Dani, no solo es tu
alumna es un ser humano, y se podría fijar en ti.
-Ni
siquiera sé si es hetero o no.
-Vamos,
entren chicas- dijo mi tía mostrándonos el camino.
Incluso
mi tía piensa que me gusta Abril, y que debo de echar un polvo.
La
casa de mi tía era grande, con muchas habitaciones, era la casa grande del
rancho, mi tía a diferencia de mi madre adoraba sus raíces, mamá decidió
quedarse a hacer su vida en California, mi tía prefirió regresar y comprar el
rancho para estar en el lugar que le gusta, adora el campo y es por eso que ella
y mi madre no se llevan muy bien.
-¿Cómo
se encuentra su madre?
-Bien,
está en California con Fernando.
-Sam,
es tu podre, no le digas Fernando.
-Lo
siento Dani, esta con mi papi.
Sam
era un poco igualada con todo el mundo, incluidos mis padres.
-Y
tu Sami, ¿Qué tal el novio?
-Sam-
me eche a reír- ella no tiene novio, tiene mil amantes pero no novio formal.
-Por lo menos tengo sexo.
Contesto
Sam defendiéndose de mi ataque.
-Wow,
pelea de chicas es sexi.
-Tía,
no es sexi- conteste reprochándole- a tu edad sigues con eso.
-Solo
decía Dani, relájate, te pareces a tu madre.
-Eso
dolió- dijo Sam que abrazaba a mi tía- deberías de echar un polvo, recuerda que
el sexo es la fuerza más poderosa que mueve al mundo.
-Prefiero
montar, voy a las caballerías.
Salí
de la sala antes de que mi tía y Sam llamaran a una golfa que me hiciera el
favor.
Montar
es de lo más relajante que existe.
Tenía
tiempo que no visitaba el rancho de mi tía, el caballo que me prepararon era un
hermoso corcel negro, era descendiente del caballo que tuve cuando era niña.
El
sentir la unión que se forma entre el caballo y el jinete, la confianza que
depositas en el animal y la que él tiene en ti para dejar ser montado, con cada
zancada de Poseidón, que bueno ese era el nombre del caballo, más me alejaba de la casa de mi tía, sentía
el viento sobre mi rostro, la libertad de poder viajar sin tener que seguir los caminos establecidos.
El
campo parecía interminable, parecía extenderse hasta el infinito, mientras
cabalgaba tratando de encontrar lo que hay cuando ya no queda nada.
El
caballo parecía cansado, así que nos dirigimos hacia un ojo de agua para que el
tomara un poco de agua.
Me
baje del animal y comencé a caminar mientras él tomaba del vital líquido.
Me
pareció ver a alguien, me acerque, y pude distinguir a una joven mujer que se
encontraba sentada recargada a un enorme árbol.
Era
una chica joven, tenía el cabello corto teñido de rojo fuego, era de piel
blanca, llevaba unas botas vaqueras y parecía estar dibujando algo.
-Hola-
dijo sin despegar la mirada de su cuaderno.
Me
acerque, pues no tenía caso estar oculta si ya me había visto.
-Hola.
-No
eres de aquí, mi nombre es Sofía.
Se
levantó y se acercó a mí, cuando estiro la mano para saludar, pude ver un par
de ojos negros que contrastaban con lo blanco de su piel.
-Daniela.
-Un
gusto conocerte Daniela, ¿Qué haces por aquí?
-El
caballo tenía sed, y en lo que él tomaba agua yo comencé a caminar y me pareció
ver a alguien y me acerque por curiosidad.
-No
me refería a aquí, aquí, sino aquí, tú, eres de ciudad.
-¿Cómo
lo supiste?
-Traes
ropa de ciudad, y no te había visto nunca por
aquí.
-Vine
a visitar a mi tía por un fin de semana.
-Entonces
no estarás mucho tiempo aquí.
-No,
regresare el domingo por la noche.
-Entonces
no conoces nada de aquí.
-No,
no mucho.
-Te
parece si te doy un tour.
-Estaría
genial.
Recogió
sus cosas, mientras yo fui por Poseidón.
Cuando regrese estaba montada en un caballo
blanco.
-Vamos,
sígueme.
Comenzó
a cabalgar y yo la seguí con Poseidón.
-Oye,
tú eres artista.
-Se
me nota mucho.
-Bueno,
me pareció que estabas dibujando o algo.
-No
dibujaba, escribía.
-Escribes,
eso es genial ¿Qué es lo que escribes?
-Bueno,
estoy escribiendo una novela, y el campo me inspira.
-Bien,
eres novelista, y ¿de qué trata tu novela?
-De una mujer que es dueña de una hacienda, y
un día conoce a una chica, de la que se enamora, pero tiene que enfrentar los
prejuicios de la sociedad.
-Ah,
se trata de una novela lésbica.
-Exacto,
¿Qué opinas?
-Suena
interesante.
-Lo
de ser lesbiana.
-No,
tú novela.
-¿Y
lo de ser lesbiana?
-Eso
no me parece interesante.
-Esas
cosas no te van eres homofóbica.
-No,
si lo fuera me odiaría a mí misma, digo que no me parece interesante, yo lo
soy, y es normal.
Se
quedó helada, creo que la incomode.
-Es
genial.
-La
vista es muy buena.
-No
hablaba de la vista- se bajó del caballo.
-¿Entonces?-
me baje y me pare a un lado de ella.
-Me
refería a que seas lesbiana también.
-Como
los personajes de tu libro.
-No-
se paró frente a mí- me refería a que seas como yo.
-No
me esperaba esa.
-¿Por?
-No
lo intuí, supongo que mi radar me falla.
-Radar,
no somos un pokemón, yo lo supe desde que te vi.
-¿Cómo?
-Sentí
que me deseabas.
-¿Perdón?-
comencé a sonreír.
-Sí,
sentí que te guste.
-No
sería al revés y yo te guste a ti.
-Tu,
gustarme a mí. Si, algo. No me digas que te soy por completo indiferente.
-No,
a decir verdad no me eres indiferente. ¿No te mando Sam?
-¿Quién
es Sam?
-Mi
hermana que insiste en que la falta de sexo me está comenzando a enloquecer.
-Bien,
si eso es cierto te puedo ayudar.
-Me
llevaras a un manicomio.
-Yo
estaba pensando en tener sexo.
-Yo,
no, no quiero que, mi hermana está loca, nadie ha muerto por eso.
-¿A
caso quieres convertirte en la primera?
Sonreí
ante su comentario y su sutil forma de pedirme que tuviéramos sexo, aunque
podría haber pensado que era lo que yo quería, pero, Sofía, es linda, tal vez
un polvo hará que me olvide esa tonta idea de enamorarme de Abril.
-No,
no quiero enloquecer de esa forma.
-Entonces
si te ayudo.
-Me
estas pidiendo que tú y yo.
-Tal
vez lo hago, tal vez no, depende.
-¿De
qué?
-Si
aceptas o no.
-Yo
no sé qué decir.
-Déjame
ayudarte- se acercó y me beso, no lo hiso como la chica en el bar, lo hiso diferente, más suave,
disfrutando, sin intentar devorarme, era delicada, pero fuerte a la vez.
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Se pondrá mejor mañana :3
ResponderEliminarEspero que sea verdad :)
ResponderEliminarSon muy cortos los capítulos :(
ResponderEliminarPorque tan cortos :(( u.u .... Pero ps resignación sigue así esta interesante!
ResponderEliminarjejeje bueno, son cortos para que si vista no se canse demasiado :3
ResponderEliminarBuenaaaa historiaaaa jajaja
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