Capítulo 16.
La Persecución
La luz del día invadiendo la habitación
la despertó, busco a su compañera de cama pero no encontró nada, con cierto
cuidado se levanto y salió en busca de su amada.
H:
alguien la ataco en un viaje de la facultad, al
otro lado del teléfono
"te
lo dije, que la estas poniendo en riesgo, pero no quieres escuchar"
H:
esos hijos de puta me las pagaran
"Priscilla
abandona Vancouver, puedes estar corriendo un gran peligro"
H:
ni loca la dejo sola... al escuchar los pasos
descendiendo por las escaleras, susurro
"me tengo que ir, luego hablamos"
F:
Hey mi amor, ¿qué haces levantada tan temprano?
Helena miro su reloj, amor son las ocho y diez de la mañana
¿En
serio? pensé que era más temprano
H:
¿quieres desayunar? preparé tostadas, jugo y café
Federikke la tomó por la cintura ¿sabes que quiero?
H:
mmm… no ¿qué será?
F:
a ti... buscando sus labios para besarla
H:
ahora no, dándole un beso fugaz… tienes que comer y luego te llevaré a un médico
F:
¿médico? soltándola en seguida... no Helena, estoy harta de médicos
H:
hasta que no esté segura de qué estás bien, no dejare de insistir en llevarte,
asi que a desayunar para luego salir
Federikke se puso nerviosa, sabía que el
médico le diría que no sólo fue una herida de bala, sino además heridas por un
fuerte impacto, quizás al saltar al vacío en medio del mar, el desayuno
transcurrió en un profundo sosiego.
Al subir Helena las escaleras rumbo a su
habitación para ducharse, Fede marco desde su móvil
A:
¿Heinsen?
F:
si soy yo
A:
es extraño que te comuniques, sabes que la política de...
la interrumpió
F:
quieren llevarme al médico
A:
ohh... eso es un problema
F:
lo sé
A:
entiendo. Ve.
F:
¿Qué? lo siguiente que escuchó fue un pítido, ¿Me colgaste? susurro enojada.
H:
amor sube
Federikke subió con cierta intranquilidad
aquellas escaleras, vio a Helena asomada desde la puerta de la habitación de
baño
H:
ven amor
Se desvistió con algo de dificultad,
Helena no dejaba de mirarla, sus pensamientos de rabia surgían al ver el riesgo
que corrió la mujer que amaba, "te
ayudo"
F:
no, por favor
Entro con ella, el agua caliente toco su
piel, sintió la suavidad de las manos de Helena recorrer su cuerpo, recibiendo
caricias que le hacían suspirar, los labios de su chica le recorrieron todo el
cuello, brindándole un placer indescriptible, sus manos no paraban de
explorarla, evitando tocar las heridas que tenía, "te amo" le susurro al oído, se giro hasta quedar frente a
frente, sus ojos se atravesaban mutuamente, la cercanía de sus labios las
hechizaron, uniendo sus bocas, bailando al ritmo del amor, más fuerza tomaban
los besos, entre tanto las manos inquietas de Helena envolvían la espalda, los
muslos de la rubia, su pierna se introdujo entre las de ella, buscando el
contacto con su sexo, frotaba para sentir el calor que emanaba de su interior,
los besos se hacían más profundos, sus lenguas luchaban sin descanso para ganar
una batalla, los gemidos de Federikke le excitaban más, perdía el control de sí
misma, la llevo contra la pared de la ducha, mientras su lengua bajaba por los
pechos de su amor, sus manos no dejaban de masajearlos, le propiciaba pequeños
mordiscos, que hacían estallar de deseo a Fede, continuo su camino hacia el
centro del placer, su mirada hizo parada en el abdomen, donde tenía aquella
herida que aún dolía, suavemente la beso, desvió su verde mirada para
encontrarse con el color del mar contemplándola, "te amo, nunca dejaré que nada te lastime de nuevo",
volvió a besarla, bajo a su entre pierna y se perdió entre ellas, sólo gemidos
y respiraciones aceleradas llenaban el espacio de aquel lugar.
Federikke estaba callada, le preocupaba
lo que el médico le diría a Helena, entre tanto iban en su auto lamborghini
camino al consultorio privado,
H:
estás muy callada
F:
está doliendo un poco, es todo
H:
Quizás no debíamos haber tenido sexo aún… Federikke
no respondió.
Sus ojos giraron a verla y luego retomo
el rumbo de la vía. Por el retrovisor observó un auto oscuro que les seguía
desde hacía unos minutos, Helena sintió una punzada en el estómago, algo no
andaba bien, piso el acelerador para probar una teoria que deseaba fuera negativa,
pero para su sorpresa no lo fue, Fede notó que el auto estaba ganando mucha
velocidad.
F:
¿estás volando? nos multarán por exceso de velocidad Helena
H:
nos están siguiendo
F:
¿Qué?
Federikke giro hacia atrás y vio el auto
color negro, no les alcanzaba en velocidad aún pero hacía lo posible por
rebasarlas, los nervios la consumieron, sabía que se trataba de sus compañeros
de trabajo
H:
¡sujétate!
Federikke siguió la indicación de Helena,
en un giro en seco quedó el auto frente a frente con sus perseguidores, un
grito apagado en su garganta se ahogó, el sonido del acelerador provocó un
escalofrío por su espina dorsal, su corazón acelerado lo podía sentir saltando
en su pecho, en instinto se sujeto con fuerza del cinturón de seguridad, Helena
maniobró y el auto que les seguía paso en zig zag frente a sus ojos. Le costaba
respirar, solo veía a la mujer a su lado que parecía un piloto de fórmula uno.
H:
si... en ademán de felicidad... los perdimos
Sólo el sonido de los neumáticos del auto
quemando la autovía a toda velocidad era lo que se oía.
F:
quiero ir a casa
H:
entiendo.”Será lo mejor” pensó para sí misma. Tomó un desvío para evitar que le
siguieran nuevamente. Ninguna de las dos mencionó nada de lo ocurrido, ambas
temían que se descubriera la verdad, su verdad.
F:
má ... abrazándola con fuerza al entrar a su casa,
Helena estaba afuera, observaba la alegría de su amada aferrada al ser que le dio
la vida, entendió que no había más por hacer, sin despedirse se subió en su
coche y se marcho.
El resto del día sus padre la mantuvieron
entretenida, Harald estaba feliz de verla, pero sus presentimientos de que su
hermana algo ocultaba estaban a flor de piel.
Helena firmaba una nota que había dejado
para Federikke, la colocó sobre la cama y tomó su equipaje para marcharse.
Ha:
te eche de menos
F:
y yo a ti hermanito
Se sentó en un lado de su cama
Ha:
sabes... mientras no estaba vino a verte la chica con la que tienes esa
particular amistad
F:
Helena es mi novia Harald
Ha:
¡ya! Qué rápido van ¿no?
F:
vamos ¿cuándo dejarás de ser tan pesado con ella?
Ha:
jamás… sonriéndole, tomo una almohada y se la echo
encima para romper el hielo, pero no se percato que el golpe fue directo a la
zona lesionada de Federikke, notó la molestia de su hermana, ¿qué tienes ahí?
F:
nada
Ha:
déjame ver
F:
no, por favor vete… quiero descansar
Harald se paro molesto, "no salgo de esta habitación hasta que
no me dejes ver que tienes ahí?"
F:
no seas intenso Hal,
Haciendo caso omiso de lo que ella decía
se acerco y levanto su camisa
Ha:
¿Qué es esto?
F:
una herida
Ha:
una herida ¿de qué tipo?
F:
fue un accidente
Ha:
¡Accidente! por dios si parece que te hicieron una cirugía
F:
baja la voz, no quiero que papa y mamá se enteren
Ha:
¿En qué estás metida Federikke?
F:
ya te dije que fue un accidente
Ha:
o hablas o te cargo en mis brazos y te llevo a un médico para que me diga la
verdad
F:
vale… es una herida de bala ¿Feliz?
Ha:
¿de bala? ¿Quién te disparo? ¿fue esa zorra?
F:
¿Qué? en serio piensas que fue ella
Ha:
¿no? ¿y entonces?
F:
¡fue en Bolivia!
Ha:
¿Qué? ¿Por qué?
F:
nos atacaron, ya… no quiero hablar más del tema
Harald quedó paralizado pensando que le
había ocurrido lo peor, la rabia lo invadió
Ha:
te dije que no fueras, porque tienes que ser tan cabezota
F:
¡basta!
Ha:
agggg... en un ataque de impotencia se fue furioso
de la habitación, dejándola sentada sobre la cama.
Dos días después
Priscilla
cálmate por favor, escucha a Vincenzo
P:
calla Tony.... entonces… ¿fuiste tú quién nos delato con el servicio secreto?
Vin:
no, ¡señorita! Jamás la traicionaría… el
hombre estaba aterrado ante la furia indomable de la chica castaña
Biagio:
déjalo en paz, es uno de los nuestros
Priscilla le lanzó una mirada desafiante,
"Solo cinco personas sabíamos de la
operación, el comprador, Tony... dirigiendo su vista hacia él, Giuliano, el
mismo gesto, Tú, Vincenzo y yo"
Tony:
por favor baja el arma
P:
¿o acaso fuiste tú Biagio? serías capaz por ambición del poder de traicionarme?
B:
déjate de tonterías, nadie te traiciono, esos andan encima de nosotros,
desde... "cállate, ni lo menciones" le
interrumpió Priscilla
G:
¿qué harás Pris?
P:
vete de aquí Giuliano
G:
por favor Pris
P:
tony llévatelo ya
El mano derecha hizo caso, lo tomo del
brazo y lo condujo hasta el auto
P:
diez millones de dólares nos costó ese cargamento perdido, seis de mis mejores
hombres muertos, y lo peor es que casi matan a, se
calló de pronto, y me dices que no me traicionaste?
tú que estabas desaparecido desde hacía días
Vin:
Por favor señorita, su padre no era un hombre injusto, no cometa ese error
P:
mi padre era mucho peor que yo
B:
basta Priscilla, baja esa maldita arma de una vez
Giro su mano y la colocó en el cuello de
su hermano, "nunca más vuelvas a
darme ordenes, o me olvidare que llevas mi sangre"
Acto seguido un sonido contundente que
hizo eco en las montañas se escuchó, Tony estaba estacionado a un kilometro del
lugar, él y Giuliano se miraron con notoria preocupación.
P:
deshazte de él...
bajando el arma y caminando en dirección opuesta a su víctima.
Biagio no quitaba la vista de aquel
cuerpo que en más de una ocasión le ayudo, un cuerpo que tendido sobre el suelo
se desangraba sin signos vitales, un cuerpo que representaba los limites
rebasados de su hermana.
G:
¿Qué hizo?
T:
saltar la línea... coloco el pie en el
acelerador y se marcho antes que Priscilla se diera cuenta de que desobedeció
la orden.
Federikke se encaminaba a la facultad,
hacía semanas estaba desprendida de todo, de pronto un coche se atravesó en su
camino
T:
sube
F:
estás loco… cerciorándose que a su alrededor no hubiese
nadie
T:
sube
Federikke acató la orden de Tom, subió al
coche y se marcharon del lugar, Harald quién la seguía en otro automóvil
prestado no perdió el rastro del que tenía a su hermana. Se alejaron por la
autovía rumbo a las afueras de la ciudad, su corazón le decía que se acercaba a
algo que no le gustaría, el paisaje colorido de la primavera lo acompañaban a
lo largo del trayecto con destino incierto.
La distancia que llevaba eran de unos
quinientos metros, el coche se desvió a la izquierda por otra vía secundaria,
se detuvo en el inicio, para no levantar sospechas, contó un minuto y se
adentro en su búsqueda, a unos cinco kilómetros observó el auto entrar en una
especie de mansión totalmente custodiada.
Ha:
Qué haces en un lugar así Fede. Sujétando las manos al volante, decidió
dejar el automóvil a una distancia considerable, sus pasos eran dubitativos,
pero seguía, se acerco a los alrededores, evitaba ser visto, los altos muros
impedían visualizar el interior, sus ojos buscaban como alcanzar un punto donde
poder mirar hacia adentro, “Un árbol"
susurro para sí, dando pasos ligeros intento subir, pero solo sintió un dolor
agudo y se fue de bruces.
F:
¿Qué hacemos acá? pensé que tenía libre hasta que me recuperará
T:
¿Qué fue lo de hace un par de días?
interrogaba molesto Tom a su aprendiz
F:
¿eso pregunto yo? ¿qué pretendías matarnos a las dos?
T:
no cambies de tema, sabes que no puedes exponerte
F:
les pedí ayuda ¿cierto Alice?
A:
Tom…
T:
no, no intervengas Alice
"Clark
ven un momento" salió del salón de juntas
siguiendo al otro agente
A:
fue una tontería irte a ese lugar en vez de ir a tu casa
F:
cuál es la diferencia, mi familia también hubiesen hecho lo mismo
A:
al menos podíamos neutralizarlos de otra manera
F:
¿cuál es la diferencia?
Tom entro molesto, Heinsen sígueme
F:
¿y ahora qué hice?
No respondió, ella y Alice siguieron sus
pasos, los condujo hasta una habitación al otro lado de las áreas de
entrenamiento, Tom abrió la puerta
F:
¡Harald!, corrió hacia él que se encontraba sujetado
por dos hombres más altos que él y una capucha oscura cubría su cabeza
Ha:
¿Federikke?
F:
suéltenlo
T:
no
F:
¿no?
T:
sabes bien las medidas que tenemos, sabes que no puedes dejar que te sigan
F:
que estupideces estás diciendo, si tu fuiste quién me busco en la facultad
A:
calma Heinsen
F:
suéltalo ahora
Ha:
¿Qué está pasando?
Tom saco su arma apuntándole al intruso
F:
¿Qué haces?
Un golpe en sus hombros lo derribó de
rodillas al suelo, le quitaron la capucha y ahí estaba, su hermana al lado de
un hombre alto de cabello oscuro medio largo y ojos grises como el cielo de
invierno.
Ha:
Federikke... sus ojos se llenaron de lágrimas
F:
no lo hagas... una lágrima se abría camino en el rojo
de sus mejillas por favor… susurro, no lo hagas
Tom quito el seguro, con una señal de su
cabeza los hombres se apartaron "son
las reglas, lo siento"
El sonido de una descarga contundente y
seca se esparció en eco por todo el lugar.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Luzi Müller - Derechos Reservados
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