Capítulo 4.
Feliz desayuno.
Entro a la suite, sus padres estaban
angustiados, habían pasado cuatro horas desde que supuestamente salio a dar ese
paseo, Harald sabia que algo no estaba bien, corrieron y la abrazaron como si
tuviesen años sin verle
Ha:
¿por qué te fuiste así?
F:
solo fuí a dar un paseo,
M:
¿estas bien mi vida?
F:
lo estoy má
P:
no tenias derecho a ponernos nerviosos, ¿como se te ocurre hacer esto?
Su padre estaba realmente enfadado. Su
hermano trato de tranquilizarlo, pasaron unos minutos y la calma volvio
apoderarse de la familia, de todos menos de ella, sabia que a partir de ese día
su vida no se acercaria ni poco a sus sueños.
Su cumpleaños paso como un día
"feliz", se divirtieron en la playa, jugaron Volley los cuatro, luego
fueron a comer, habian ordenado un pastel, ellos y algunos curiosos turistas le
cantaron el "happy birthday", fueron a un bar, tomaron, cantaron,
bailaron, el día perfecto que quedo grabado en su memoria, ese día borro todo
lo anterior que habia vivido. Solo algo venia a su mente, unos ojos verdes que
impactaron los suyos días atrás.
F:
por qué te pienso... mientras tomaba un poco
de su copa y contemplaba la alegría de aquel bar.
Sus vacaciones terminaron dos días
después, regresaron a Vancouver, a la expectativa de lo que en adelante le
ocurriria.
El día amanecía hermoso, al día siguiente
regresaria a la facultad, decidió desperezarse y salir a trotar,
F:
buen día, y nos vemos… entre tanto agarraba una
manzana y salia por la puerta de atrás como de costumbre
M:
hey, ¿no desayunas?
F:
luego, ciao má.
Su paso era algo rápido tenía deseo de
estar en el parque, de sentarse en las bancas a contemplar el lago, ver los
colores que tanto le gustaba en esa época, y quizás si tenia suerte, la vería.
Se comía la manzana mientras su mirada se
deleitaba, no pensaba, tampoco lo deseaba, había tenido unos días bastante
extraños, con ese era suficiente.
"Pase
días buscándote, a ver si te arrollaba, pero nada" escucho
esa voz que la saco de su silencio interior
F:
¡Helena!
H:
¡Federikke!
F:
disculpa, es que no pense que volveria a verte
H:
¿ tanto odio me tienes?
F:
no, no, no es eso.. sentia sus palabras torpes
salir de sus labios.
H:
uff, menos mal, empezaba a preocuparme.
Se sentó a su lado, Fede la miro, le
regalo una sonrisa, y volvió a contemplar el paisaje
H:
¿te gusta venir aquí siempre?
F:
me encanta, sobre todo en primavera
H:
es lindo, no vengo tanto pero cada vez que puedo paso a ver esta maravilla
F:
nunca te había visto
H:
ni yo a ti.
Esa mañana charlaron, de todo y de nada a
la vez, se reían Federikke sentía una paz enorme, era como si nada había
ocurrido, por primera vez sintió felicidad, de pronto el hambre la sorprendió
F:
¿quieres acompañarme a comer algo?
H:
claro, vamos.
Se levantaron y comenzaron a caminar, a
pesar que Helena tenía su fiel compañía la bici. Llegaron a un restaurante
dentro del parque, se sentaron y ordenaron. Sus miradas se enlazaban por momentos,
Helena sentía algo cada vez que sus ojos encontraban los de Fede, no entendía
que pasaba con ella, pero por primera vez aquella chica le hacia sentir cosas
que antes no había experimentado.
F:
¿qué edad tienes?
H:
25 y ¿tú?
F:
eres mayor que yo, tengo 21
H:
no es tanta la diferencia
F:
pues, no lo es. Regalandole una tímida sonrisa
H:¿
tienes novio?
F:
no, no tengo y ¿tu?
H:
tampoco
F:
¿no tienes? ¡que raro! mientras bebía un sorbo de
café
H:
tu tampoco tienes y no te he dicho que sea raro o ¿si?
F:
lo siento, tienes razón... y tus padres?
H:
no tengo
F:
ohhh lo siento, yo....
H:
no tienes que disculparte, paso hace mucho...
un silencio entro en medio de las dos, la mirada la mantenía en la taza de café
H:
vivo sola, me fui de casa de una tía hace tres años, tengo una vida, trabajo,
en los tiempos libres me relajo y ya. No hay mucho que contar.
F: vaya…
H:
¿por qué no tienes novio? si eres muy linda
F:
digamos que no me llevo muy bien con ese género.... soltó una risa por su ocurrencia. Al levantar la mirada, estaba la suya explorándola,
la sensación fue extraña, algo nuevo para ella.
Presente.
El avión aterrizó, se había quedado
dormida por un par de horas, paso sus manos por el rostro para despertarse,
observó por la ventanilla, la pista estaba mojada, señal que estaba lloviendo,
segundos más tarde sintió como la pequeña aeronave iba perdiendo fuerza.
"Llegamos"
Se quitaron los cinturones de seguridad,
busco sus cosas en el asiento de al lado, y se dispuso a bajar las escalerillas
que recién colocaban. Subieron a un auto azul oscuro, y sin pronunciar palabras
se marcharon. Una música de fondo sonaba,
"me
encanta esa banda" alcanzo a escuchar las
palabras de su compañera.
F:
"Hello"... dedicada a mi, ¿tal vez?
"Lo
siento"... se dirigió al chófer para que apagase la
música
F: déjala sonar... no volvió a pronunciar palabras, solo
su vista se fijaba en la nada durante el recorrido.
Llegaron a una casa alejada de todo,
desde la entrada estaba vigilada por hombres vestidos de uniforme negro, parecían sacados de las películas de James Bond, altos, fornidos con lentes
oscuros.
Para si se decía "esto es una pesadilla, solo eso... una pesadilla que ha durado
demasiado"
El auto se detuvo, bajaron todos de el,
camino con paso pesado hacia la entrada de la casa, uno de los guardias abrió la puerta, entro, el espacio estaba iluminado por la luz del día, las paredes
de color blanco hacían ver amplio el salón muebles cómodos de color oscuro
estaban dispuestos armónicamente un televisor estaba encendido, pasaban
noticias, seguramente del medio oriente, no entendía el idioma que hablaban, de
pronto se detuvo, sus ojos se abrieron al máximo, sus pensamientos corrieron en
su mente de forma precipitada, allí estaba él, el mismo que hacia ocho años había cerrado sus ojos mientras lo sujetaba en sus manos
F:
Vi.. ¡Victor Petrov!
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Luzi Müller - Derechos Reservados
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