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A lo
largo del día, se fueron recibiendo los distintos informes periciales de las
huellas y de algunos efectos recogidos en el lugar de los hechos. No esperó a
Neira, que estaba en los juzgados, y se reunió con los agentes Salcedo y
Estévez para analizar los informes. Los estudios sobre las huellas encontradas
revelaban que podrían ser de cinco personas distintas, de la víctima, de la
criada y tres más no identificadas.
– Tenemos
que cotejar esas huellas para ver si pertenecen a alguien con antecedentes.
¿Qué sabemos de las grabaciones, la asistenta a reconocido a alguien? – dijo la
inspectora dirigiendo su mirada a los dos agentes.
– En
las grabaciones de la sucursal, la asistenta ha reconocido a Navarro y a la
hermana de la víctima. La mujer entró en el portal a las dieciocho cero siete y
Navarro lo hizo a las veinte veintitrés horas. Hemos sacado unas fotos de las
imágenes, aunque no son muy buenas, la de Navarro no se ve muy bien porque ya era
de noche, la de la mujer se ve algo mejor – dijo Estévez mientras le entregaba
las fotografías.
– Encargaros
de solicitar un retrato robot de Navarro, a partir de la imagen y de lo que
describa la asistenta, para ver si hay alguien parecido con antecedentes. Buen
trabajo, chicos. Yo me encargo de hablar con Neira.
Las imágenes no eran muy nítidas pero contempló
detenidamente la foto de la mujer. Efectivamente era ella, Vega Rota, vestida
de manera elegante y con gafas de sol, como había descrito aquella vecina que
la vio en el ascensor. No sabía qué le estaba pasando, por qué le enfadaba
tanto el hecho de que esa mujer la hubiera mentido si no la conocía de nada, no
debería importarle.
Cuando se reunió con su compañero le habló del tema y le
propuso retrasar la actuación sobre Vega Rota unos días, quería hablar
personalmente con ella antes.
– Ten
cuidado Clara, estás jugando con fuego.
Antes de salir de comisaría, llamó a Vega y se citaron en
su casa. De camino a su cita, Clara se fue infundiendo valor para no sucumbir a
los encantos de esa mentirosa.
– Me
imagino que vienes en plan oficial. Antes, por teléfono, me has hablado de
usted y eso me indica que no son buenas noticias.
– Me
has mentido y quiero saber por qué – le dijo Clara en un tono de enfado – El
otro día me dijiste que llevabas tiempo sin ver a tu hermana y resulta que
sales en una grabación del pasado viernes entrando en su portal. ¿En qué más me
has mentido, Vega? De todo lo que me contaste el otro día, ¿qué es verdad y qué
es mentira?
– Si
mentí fue porque no creí necesario que se supiera. Tania me pidió dinero porque
tenía una deuda de juego y estaba recibiendo amenazas por no pagar. Tania tenía
miedo. Ya te conté que papá le negó el dinero y me lo pidió a mí. Aquella tarde
fui a su casa para entregarle los cincuenta mil euros que me pidió. Discutimos,
le dije que era la última vez que la sacaba de un lío así y le eché en cara sus
estupideces y nos acabamos gritando. Me fui enfadada con ella y pocas horas
después, estaba muerta. ¿Qué importancia tiene si la vi ese día o no? Yo no la
maté, era mi hermana pequeña y la quería a pesar de todo – dijo la mujer
mientras se secaba unas lágrimas que habían asomado en sus ojos.
– Tendrás
que ir a comisaría a declarar todo esto.
– Está
bien, lo haré.
Después de esa conversación se hizo un silencio que
empezó a poner nerviosa a Clara y se atrevió, raro en ella, a ser la primera en
romperlo.
– Bueno,
si no tenemos más que decir, tengo que irme – dijo frotándose las piernas algo
nerviosa antes de levantarse del sillón donde se había sentado durante la
discusión.
– ¿Por
qué tienes tanta prisa? Por favor, quédate y tómate una copa conmigo.
Clara tardó en responder unos segundos, los que aprovechó
su cerebro para disparar, a la velocidad de la luz, miles de pensamientos a la
vez. De todas las voces interiores que le hablaban al mismo tiempo, había una
que sobresalía entre las demás, la que le decía que aprovechara la ocasión, que
era lo que deseaba, que no fuera gilipollas y aceptara esa copa, aun sabiendo
lo que significaba aceptar esa invitación.
– Está
bien, acepto esa copa, me vendrá bien. El alcohol es la droga que nos podemos permitir
los legales – dijo Clara mientras pensaba que acababa de decir una gilipollez.
– ¿Qué
quieres tomar, whisky, algún combinado?
– Vino.
Si tienes, me gustaría tomar una copa de vino.
Clara se quitó la chaqueta y se quedó de pie,
contemplando los cuadros de la habitación mientras frotaba con avidez la escurridiza
piedra del bolsillo. Para romper la tensión que había entre ellas, Vega puso
música y empezó a hablar de las características del vino que intentaba abrir.
Sirvió dos copas y caminó por la estancia lentamente y de manera sensual hacia
la inspectora, mientras sonaba suavemente No
Ordinary Love de Sade por los altavoces. Al entregarle la copa, la mujer se
le acercó tanto que Clara notó el leve roce de sus pezones con su blusa, lo que
la excitó sobremanera, erizándose la piel de todo su cuerpo.
– Sabes,
me gustaba mucho más la blusa que llevabas el otro día, dejaba entrever un
mundo maravilloso dentro de ella – dijo Vega con una voz sensual y una mirada
libidinosa hacia el escote.
– La
blusa del otro día perdió su casto botón – dijo Clara sin saber lo que decía
por su estado de excitación.
Vega le desabrochó el botón de la blusa y abrió el
escote, rozando suavemente su piel con los dedos.
– Me
gusta mucho más así, inspectora – le susurró al oído para después buscar sus
labios y besarlos.
Y la inspectora, no opuso resistencia a ese beso y se
dejó llevar por la pasión. Según se fueron encadenando los besos y las
caricias, Clara sentía cómo su pecho le iba a estallar de un momento a otro y,
cuando la mujer le acarició el sexo, su grado de excitación llegó al eretismo.
Fue cuando Vega la cogió de la mano y la condujo a su dormitorio.
Vega le dijo que se relajara y se dejara hacer y Clara, cerró
los ojos para sentir el placer que le concedieron las expertas manos de esa
seductora mujer, que desnudaron su cuerpo a base de caricias.
– Quiero
hacerte ver las estrellas – le susurró Vega al oído cuando la tumbó
completamente desnuda en la cama.
Y Clara, sin resistencia alguna, le entregó su cuerpo a
esa fogosa mujer para que lo besara, lamiera, chupara, mordiera, acariciara,
tocara, penetrara… y otorgara a sus sentidos el placer de entre los placeres,
el orgasmo más sublime que jamás haya experimentado.
Cuando Clara recuperó el aliento, intentó incorporarse
para corresponder a su amante pero Vega la empujó con suavidad para que se
volviera a tumbar.
– No
tengas prisa, disfruta de las sensaciones de ese inmenso orgasmo que acabas de
tener, ya tendremos tiempo para mí. – le susurró mientras le besaba los labios.
Después del placer supremo que había experimentado, su
cuerpo hormigueante y su sexo aún palpitante arrastraron a Clara a un estado de
relax que la hizo sucumbir al sueño.
Se despertó aún de noche y cuando se ubicó en la realidad
se sintió mal. ¿Qué estás haciendo Clara?, se preguntó a sí misma, el error que
había cometido no era perdonable en su oficio. Clara se incorporó y se sentó en
el borde de la cama para intentar localizar su ropa y sintió que la mano de
Vega le acariciaba la espalda.
– Sabes,
lo que he hecho esta noche contigo, es una falta muy grave que me puede costar
caro – dijo sin mirarla.
– ¿Te
arrepientes? – le dijo Vega mientras sus dedos recorrían con suavidad la
columna vertebral de Clara.
– No,
no lo sé, y eso es lo grave – dijo Clara mientras intentaba encontrar a tientas
la ropa esparcida por el suelo.
– ¿Por
qué te vistes? Quédate un rato más.
– No,
me voy a casa, tengo que asimilar todo esto. Además, deberías de dormir un
poco, mañana tienes el funeral de tu hermana.
Clara
se levantó de la cama y se fue vistiendo según iba localizando las prendas.
Cuando acabó, se giró hacia su amante y levantando una mano, se despidió de
ella, tomando dirección hacia la puerta.
– Clara
– le dijo la mujer para que ella girara la cabeza y la mirara – No quiero
perderte.
– No
me vuelvas a mentir.
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uffffff
ResponderEliminarBueno Vega es una mujer de armas tomar pero preciento que hay algo oculto y no se porque todavia no le creo mucho a Vega aunque espero equivocarme, Muy buen capitulo.
ResponderEliminarUffff !!!!se puso quenchi la cosa caliente me encanto la historia besos ARGENTINA
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