Isy Casta y Pura - Teta Wacha 14

Soy Isy y estoy a punto de perder mi virginidad con mi novia o ex novia… eso es irrelevante ¿no?

Capítulo 14: Revelación.

Podía sentir las caderas de Anais sobre mis propias caderas, sus labios besando mis labios y sus manos jugando con lo que parecían ser esposas…. un momento… ¿esposas? ¡Anais me había apresado a la cama!

-Debo asegurarme que no huiras a ningún sitio – dijo mirándome seductoramente.

-No tengo planeado ir a ningún sitio – respondí poniendo mi mejor cara de estrella del porno.

Podía sentir los labios de Anais descender lentamente por mi vientre dejando una estela de besos a su paso. Sus dientes daban pequeñas mordidas en el lado interno de mis muslos. Sus manos quitaron lentamente mi tanga pudiendo sentir su respiración cada vez más cerca de mi centro. Había echado la cabeza para atrás dispuesta a rendirme al placer, cuando todo se detuvo de súbito.

-¿Cómo me has llamado? – Pregunto Anais sin mirarme, con la cabeza aun metida entre mis piernas.

Solo pude guardar silencio ya que no tenía idea alguna de lo que me hablaba, ella sin embargo se levanto y comenzó a vestirse aun sin devolverme la mirada.

-¿Qué haces? – Solté extrañada sin poder cambiar de posición debido a mis ataduras.

-Me has llamado Sarah – exclamo terminando de abrochar su blusa.

¿La había llamado Sarah? Estaba completamente aturdida, intentando descifrar porque había soltado el nombre de mi mejor amiga en ese momento tan íntimo, pero debía decir algo.

-Yo solo estoy preocupada por ella Anais, es mi mejor amiga – Exclame con cautela.

-¿Preocupada? –dijo mi novia acercándose lentamente hasta quedar sentada a mi lado – Isy, estas enamorada de ella – soltó ella mirándome directamente con los ojos empañados de lágrimas.

No pude decir nada, sentía un frio que atravesaba todo mi cuerpo y el corazón latiendo descontrolado, ante esto Anais solo me beso en la frente y coloco la llave de las esposas en mis labios, antes de poder decir algo había salido de la habitación, dejándome totalmente aturdida y atada a la cama.

Había escuchado la peor de las verdades, la que había ocultado hasta de mi misma durante años. Estaba perdidamente enamorada de Sarah, de mi mejor amiga hetero, la cual estaba a un paso de casarse.

Intente recordar el momento preciso en que todo aquello había pasado, el momento exacto en que había comenzado a ver a Sarah como algo más que una amiga. De seguro no era algo tan reciente como nuestro beso en la tarima de un club de strippers.

A lo mejor en una de esas tantas noches donde había dormida abrazada a su cuerpo, o en esas peleas interminables de almohadas, o incluso el día en que nos conocimos, cuando de la nada tomo mi mano y se hizo pasar por mi novia para que una tropa de tarados dejase de burlarse de mí.

Yo estaba enamorada de Sarah, era esta la mayor revelación de mi vida, pero ¿qué era yo pará ella? Su amiga y su karma como decía Marcos, siempre terminaba rescatándome de las situaciones más extrañas, siempre terminaba refugiada en sus brazos. Pero ¿qué había sido lo de la noche anterior?, ¿había una pequeña posibilidad de que ella también me quisiera?

En respuesta a mis dudas, un mensaje de Sarah, pude tomar con dificultad el teléfono que se encontraba sobre el velador y leer: “Estoy en el Strap, necesitamos hablar. Te quiero”. Ella me quería, necesitaba hablar y estaba en el pub donde nos habíamos conocido. No necesitaba más señales, era mi momento. Sonreí inconscientemente y sin darme cuenta me trague la llave que había olvidado, tenia aun en los labios. Estaba completamente desnuda y atada a una cama del motel donde trabajaba.

Mi digestión no era lo suficientemente rápida como para hacerme con la llave, y por desgracia  Anais había pagado por la habitación a prueba de sonidos, por lo que gritar no era una opción. En un momento como ese solo había una cosa que podía hacer, pero por desgracia y a pesar de mis esfuerzos nunca había aprendido a mover ni menos a romper objetos con la mente, por lo que tendría que llamar a Max.

Llevaba más de una hora en la misma posición, había perdido noción de las veces que me había cortado los dedos de los pies y me hallaba preocupada porque el último cómputo había arrojado solo nueve dedos. Quizás estaba comenzado a alucinar o peor, había tenido un dedo menos durante 23 años y no me había dado cuenta hasta ahora.

Sentí la puerta abrirse lentamente y la voz de Max diciendo mi nombre.

-Aquí – Dije intentando inútilmente de adoptar una postura que fuera menos explícita.

-Ok – exclamo Max quedándose inmóvil ante mi desnudes – ¿Sabes que hay formas más sutiles de declararme que tienes sentimientos pecaminosos por mi? – pregunto  divertido.

-Todo esto tiene una explicación totalmente lógica – tras un silencio - ya quítame las esposas – Dije avergonzada.

-Esto supera completamente lo que imagine cuando dijiste que me necesitabas con una cierra en la habitación de un motel Isy – Exclamo Max mientras riendo cortaba mis ataduras.

En cuanto pude me vestí y subí a la moto de Max, logre escuchar a mi jefa gritar que faltaban diez minutos para que terminara mi turno mientras me alejaba rápidamente aferrada a mi amigo. Max me había dejado en la puerta del Strap y me acababa de dar cuenta que entre tanto ajetreo había perdido además de un dedo, un calcetín.

No tenía ni la menor idea de lo que le diría a Sarah, pero ya era tarde para pensar un plan por lo que solo entre al lugar sintiendo como cada parte de mi cuerpo temblaba sin control. Una vez dentro, las luces de colores me cegaron por unos segundos, segundos en los cuales me sentí arrastrar hasta el centro de la pista. Sarah bailaba frente a mí, sonriendo ampliamente y pegándose a mi cuerpo como si quisiera fundirse. Podía sentir su respiración acelerada a centímetros de mi cuello y sus manos en mis caderas moviéndose al ritmo de “Katy Perry -E.T. ft. Kanye West”.

Al terminar la canción estábamos abrazadas riendo, comenzó a sonar “Gravity deSara Bareille” y tras separarnos unos centímetros nos miramos como si fuera la primera vez, estaba a punto de lanzarme a sus labios cuando sentí un pequeño toque en mi hombro, al voltearme la voz de Marcos, quien sonriendo:

- Me permites este baile con mi futura esposa.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

La Teta Feliz Historias y Relatos ® Teta Wacha Derechos Reservados

© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.