No soy consciente del tiempo que llevo al volante, ni estoy segura por donde he pasado conduciendo, aunque para ser sincera la última señal que recuerdo haber visto me indicaba que estaba en Pinedo, es cuando pienso en la playa de un modo sugerente con el recuerdo del día que estuve con ella, me dirijo hacia la costa, ya es tarde, el sol ya se oculta y no tardara en oscurecer, me importa poco incluso me apetece más la soledad y la oscuridad, a fin de cuentas sólo quiero sentarme en la arena y mirar el mar, ver como las olas vienen y van con su ronroneo, al igual que los días pasan, sus olas son como una cadena, en mi caso de pensamientos, no sé por qué mi felicidad duró poco o cómo me siento tan pesimista y no intento ver lo bueno de las cosas…
Cierro los ojos, y escucho el agua ir y venir, cada ola es como una caricia de paz al torbellino que llevo dentro, no sé bien que le ocurre a Sandra, me preocupa la reacción de esta mañana, ese temor que percibí, con recordarlo me inquieta sobremanera que tenga miedo, pero más ignorar el por qué o de qué.
Espero hablar pronto con ella, aclarar todas estas dudas que me corroen por dentro, la inseguridad de perderla, el sentirme impotente por desconocimiento de las razones que le causan miedo me provocan un gran dolor, luego pienso en la discusión de esta mañana, a lo que me siento reticente de tomar acciones, con Carolina mejor que no me plantee nada, no tengo ganas ni de verla, me interesa en estos momentos ayudar a Sandra y no perderla, de alguna manera se ha convertido en lo más importante de mi vida, en el centro de mis pensamientos.
Dejo de darle vueltas a mis ideas y preocupaciones, ya que me da por pensar que me estoy atormentando a mi misma, mi móvil a sonado unas 6 veces cada vez que lo escucho me irrita, no respondo a ninguna llamada al ver que era Carol, simplemente lo he ignorado, cada vez que veo su nombre me viene a la mente su bofetada y mi indignación aumenta.
Me levanto de la arena notándome agotada por la tensión, salgo de la playa y me sacudo de la ropa la arena, pensaba subir al coche y volver a mi casa aunque no me emocionara mucho el volver, pero un delicioso olor a comida me atrae, mis tripas suenan y he de admitir que desde media mañana no he comido nada, dejándome llevar por mi estómago sigo ese olor hasta el local, resulta ser una parrilla argentina, así que me siento en una de las mesas con la intención de cenar y no pensar en nada mas, tomo de la mesa la carta de platos para ver que me apetece, tras un rato decido que tomaré costillar a la barbacoa, apenas pasa un camarero hago mi pedido y espero a que me sirvan.
Una cabellera ensortijada me llama la atención a la distancia en la que me encuentro no he podido identificar a su propietario ni siquiera se si es hombre o mujer, sin embargo su recuerdo solo me provoca recordarla… No me parece posible que sea ella, pero no consigo olvidarla, solo ha sido unos segundos y sigo con esa incertidumbre si será ella, empiezo a pensar que me lo he imaginado pero esa cabellera vuelve a flotar en el fondo del local, me levanto de mi sitio y voy hacia los aseos para refrescarme, a ver si así dejo de tener alucinaciones, casi he llegado cuando vuelve a salir de la cocina y me quedo parada, es Sandra, en su rostro se refleja la misma sorpresa que yo siento y me mira unos instantes, luego finge no haberme visto o conocerme y pasa tras de mí, escucho un susurro de sus labios al pasar cerca de mío, me indica que luego hablaremos... Sólo con un susurro de su voz todo mi cuerpo ha entrado en tensión.
Tras bajar la mirada a modo de disimular mi reacción sigo mi camino al aseo, donde me miro al espejo, no comprendo que pasa, ésto es muy confuso, el temor de sus ojos, la indiferencia al verme, el hablarme como a escondidas, intentando quedar para más tarde, no hago más que preguntarme de que se esconde. E incluso siento cólera al pensar si se avergüenza de mi o de quien es y me mintió… Ahora yo dudo y es algo que me provoca un gran malestar…
Sigo con la mirada perdida en mi reflejo, siento ganas de marchar, asco de esconderme, rabia por que actúe así conmigo…
La cuestión es que pienso que espera que sea yo quien se esconda para encubrirla, me pregunto por qué se esconde o de qué o quién, que le provoca temor, por que si es un tío, vamos se lo quito de encima rápido, lo que me molesta en verdad es que todavía no haya confiado en mi o no me pida ayuda, incluso el hecho de que no se de cuenta de que la amo…
Mi ojos se quedaron petrificados frente al espejo, acababa de admitir que la amaba, y de alguna manera sabia, tenía la certeza de que a la menor oportunidad le pediría matrimonio… No me puedo creer que me lo esté planteando, nunca pensé en casarme, para ser sincera no era algo que hasta ahora se me hubiera pasado por la mente, sólo el ver a mi hermana feliz de blanco, pero nada más… Acabo de pensar en casarme, me he planteado tomar como esposa a Sandra y soy feliz, creo que esto va muy rápido y sólo la idea en sí me provoca ansiedad y ahogo, mejor salgo tomo lo que he pedido y huyo a la playa a ver si se me quita la locura matrimonial.
Vuelvo a mi mesa y mientras como, sin prestar mucha atención a la comida, la miro ir y venir de la cocina, su pelo ondeando como saludando con su exuberante belleza a cuantos ojos la observaban, de vez en cuando sus ojos y los míos se encontraban en fugaces miradas, siempre a la espera de la siguiente ocasión en que nos volvamos a cruzar y sonreírnos.
Uno de los camareros me mira mal, cuando se cruza con Sandra la empuja y le hace un gesto despectivo y ella agacha la cabeza, su actitud sumisa me ha sorprendido, no me ha gustado ver que la traten así, el camarero me vuelve a mirar con una de esas miradas amenazantes y despectivas, me dan ganas de levantarme y decirle que qué modo es ése de tratar a la clientela o al personal, si hay una rencilla me es igual no tiene perdón que actúe así, que a ver qué le he hecho yo, o mejor partirle la cara por tratar a mi chica así, no me gusta ese tío, me da que tiene interés en ella.
Me paso bastante rato mirando mi plato, cambiando los restos de lado como un niño pequeño que no quiere comerse la comida y juega con esta, ella ya no mira hacia mí y está muy tensa, eso me hace sentir como si la hubiera metido en problemas, pero en todo caso ¿Qué puedo haber hecho para que ella se vea así? Sólo la he mirado y eso no es pecado, cada vez estoy mas intrigada y determinada a saber qué le ocurre y sacarla de aquí, pero todavía tengo que averiguar cuáles son sus circunstancias, por algo tengo los títulos para saber qué hacer y cómo en cada caso y si es necesario contactaré con cualquier compañero, pero intuyo que tiene problemas y graves…
Me sirven el café, el individuo que me provoca malestar con sólo mirarlo, me mira de lejos como si pensara que así me va a espantar y echar del local, amenazándome con esa actitud agresiva en su mirada, si nos vemos fuera pronto sabrá cuánto me intimidan sus amenazas, de la ostia que le pego lo tumbo delante de sus congéneres a que le vean cuan poca hombría tiene los de su calaña. No puedo negar que le tengo ganas.
Tomo el café y pago la cuenta sin más miramientos, el local está perdiendo la corriente de gentío y se está quedando vacío, pronto irán cerrando el lugar, por lo que no queda mucho para verla y aclarar todo.
Con cierta desgana salgo del local, mostrando que no me atemoriza, me dirijo a la playa a buscar donde sentarme a esperarla, ahora que sé que la puedo ver no tengo ninguna prisa, tampoco es que antes la tuviera, la brisa del mar es embriagadora y me pongo de cara a ella dejando que me golpee su frescura en el rostro, mientras voy llegando a la arena…
Me siento al pie de una palmera, disfrutando aún de la brisa me recuesto en ella, la brisa fresca de la noche es muy agradable, el aroma a mar lo impregna todo, me dan ganas de vivir en la costa y no en la ciudad, mientras cierro los ojos siento que la paz es absoluta, es como estar en otro lugar, en un paraíso, en los confines de la civilización…
Escucho una moto precipitarse hacia mí, abro los ojos pensando si no será el prepotente del local, su luz me ciega por lo que no distingo más que por donde llega, me alzo todo lo rápido que puedo y me protejo tras la palmera, la moto derrapa cerca y una voz me llama, sin dudar corro a la moto, es Sandra, me echa un casco y subo sin preguntas, aun no me lo he puesto y ella arranca otra vez precipitadamente, a duras penas consigo ponérmelo y protegerme la cabeza, el viento me golpea en la cara, los ojos me lloran y todo mi ser se me hiela por las ráfagas de la velocidad precipitada, al rato frena, ella se baja y se gira, observándome se quita su chaqueta poniéndomela, yo estoy tiritando, ella lleva otra debajo por lo que deduzco que vino preparada, me la quedo mirando sin palabras, asiente con suficiencia y vuelve a subir a retomar la carrera anterior, del modo que conduce estoy segura de que huye.
Me sujeto a ella como puedo para no caer en marcha, al abrazarme noto un movimiento rítmico rozándome los brazos, me doy cuenta que son sus pechos meciéndose por la marcha y mal estado de la carretera, lo cual me hace sonreír, aunque también me provoca ganas de acariciarlos, dejo de pensar y sin darme cuenta una de mis manos se ha deslizado bajo su chaqueta, tomándole el pecho y acariciándolo, parece que no tengo pudor y menos vergüenza cuando la tengo cerca de mí, su espalda se arquea ligeramente, lo que me indica que le gusta y me da ánimo a continuar, ella en algún momento se retira de la carretera principal y se dirige a una arboleda, va aminorando la velocidad y se detiene, le coloca el caballete a la moto, y sin bajar se gira en mis brazos, besándome, yo la correspondo acariciando todavía sus pechos, fascinada por sus reacciones, se le escapa un gemido lo cual me hace sonreír de gozo de sentir que no le soy en lo más mínimo indiferente, ella acerca sus caderas a las mías, lleva una falda negra muy corta, parece que es el uniforme, siento su ansia y necesidad con sólo escuchar su respiración, su desahogo en mi cercanía es más que palpable y muy incitante… un coche pasa y nos alumbra, aun así no cesamos en nuestra entrega.
Me falta el aire, el raciocinio no me responde, mis caricias van mas allá de lo que se debería hacer en público... La beso con hambre, la estrecho, y mi mano se adentra en ese lugar cálido que espera ser mimado con la ternura de mis caricias.
Ella se abre y se acerca mas a mi, mi cuerpo se excita cada vez más al ver, sentir y escuchar sus respuestas, deseo ver su placer, sentir como se deshace, se desinhibe en mis brazos, introduzco mis dedos en su interior la acaricio con suavidad, ella responde a mí, me anima a seguir, me siento cada vez mas centrada en ella, en lo que siente en lo que hace, su instinto me guía, de un modo silencioso, como si no necesitáramos mas, sólo sentirnos, cada vez se agita mas, su respiración está mas alterada, su mirada se centra en la mía completamente desinhibida, está a punto y eso me llena a mí de algo que no comprendo, me gusta, y me inspira a seguir más rápido y profundo, su respuesta es clara, sus gemidos ya no son contenidos, su cuerpo se me entrega dándome a ver el éxtasis que le he provocado, la prueba de que ella es mía.
Sin dejar de mirar como su cuerpo se va relajando, la abrazo y recuesto en mi, sin moverme de donde he estado todo el tiempo, disfrutando de su entrega, mientras mi mente me deja claro que de esta noche no pasa, que la verdad no puede seguir siendo un secreto, si nos afecta a ambas, sé que debería darle tiempo pero no soy capaz, algo hay que me provoca muy malos pensamientos, no quiero que sufra, que se esconda ni que huya, ni de mí ni de nadie.
La sostengo todo el tiempo, mirando sus cabellos escuchando sus suspiros, percibiendo de vez en cuando algún temblor, la abrazo protegiéndola de sus temores, yo que temía perderla la protejo ahora, la sigo sosteniendo cuando con una mano tomo el manillar, y arranco de nuevo, echando a andar con ella en mis brazos, manejo sin prisas la moto y no tomo velocidad, solo busco donde acomodarnos, donde estar en paz mientras recupera sus fuerzas del día de trabajo, de las horas pasadas conmigo, de lo exhausta que ha quedado en mis brazos..
Al final encuentro un caserón abandonado y medio derruido, está a punto de llover por lo que me apuro, es mejor meterse ahí con la moto y todo, lo primero que percibo al entrar es una peste putrefacta que tira para atrás, han debido de usarlo para pasar de fiesta ahí alguna noche haciendo botellón, tal y como ahora es habitual entre los festeros, para luego dejar el lugar mas abandonado de lo que estaba, la podredumbre la hay por todos lados, tomo una rama, y arrejunto un montón de papel y madera mas algo de cartón en el centro del bajo, saco un mechero que llevo por si acaso y lo enciendo, enseguida prende, por lo que no hará falta los focos de la moto ni gastar la batería.
Ella sigue adormilada, ella sigue en el mismo lugar donde la dejé asentada al lado de la moto, ahora que me fijo menuda moto es de las que una podría babear, una Kawasaki, busco unos cartones o algo mejor para sentarnos cerca de la hoguera ya que me noto el cuerpo algo entumecido pese al ejercicio de despejar la zona, hace frío, la temperatura ha bajado y la humedad se hace notar.
Algo de suerte tengo, un colchón y unos trozos de cartón que ponerle sobre para no rozarnos con los que este lleve, lo miro con aprensión y no huele de lo mejor pero bueno tampoco me puedo quejar, bueno si, prefiero mi propia cama…
Tras colocarlo todo me giro hacia ella acercándome y la tomo en mis brazos una vez todo listo sintiendo su livianez, se me hace como llevar una muñequita, sólo que mucho más hermosa, la tumbo y cuando me voy a sentar cara al fuego ella gira y se me abraza, la miro, sigue durmiendo, de alguna manera tengo la sensación que le da miedo dormir sola o al menos ahora.
El lugar es grande, se ve todo tipo de porquería debe llevar tiempo así, es mejor no alejarse del fuego por si los roedores, estos lo rehúyen y tampoco es cuestión de que se les antojemos un manjar entre tanta basura. El humo sale por la puerta al patio trasero, que da a un gran huerto, o la tierra de este ya que de igual manera está dejado de la mano de Dios.
Las puertas principales casi no se sostienen en sus goznes, es una lástima, si la tuviera la arreglaría y le devolvería su esplendor perdido, esto debió de ser un gran hogar en el pasado, estas casas hoy en día se van dejando desmoronar como algo que ya no tiene valor, al menos algunas se salvan tras remodelarlas por algunos ocupas, que las cuidan y viven en ellas.
Sandra se remueve a mi lado, habla en sueños… “No padre, no me deseo casar, no padre tampoco te quiero deshonrar, padre no me obligues por favor, no deseo estar con él, aun por el bien del negocio, padre escúchame, no, no, no me pegues, si, si te entiendo, como quieras padre, de acuerdo, en Octubre, sí padre entonces seré de Gerardo, si padre, no te deshonraré.”
Me duele la mandíbula, de tanto apretar los dientes, su padre la obliga a casarse y seguro que ese tal Gerardo es ni más ni menos que quien me miraba mal…
Empiezo a pensar a marcha forzada el como evitar que ocurra, ese desgraciado no la merece, hasta octubre tengo tiempo para arreglar algo y ayudarla, podemos marcharnos de aquí juntas, puedo aceptar una de las propuestas y cambiar de domicilio, dejar que mi hermana y cuñado vendan el piso y buscar algo alejado, mejor y difícil que den con ella, yo me tendré que alejar un tiempo para tenerlo todo listo, pero esto es sólo pensar, quiero hablar con ella sin demora, darle alguna seguridad, que pueda ver un futuro que ella desee y no impuesto.
- Sandra, despierta cariño.
- Ummmm, estoy tan cansada…
- Lo sé cariño, tenemos que hablar mi amor, despierta va.
Ella mira alrededor, muy desorientada y me mira con desconcierto, vuelve a mirar alrededor en realidad no sabe ni donde se encuentra, me mira de nuevo a mi, y otra vez alrededor, gira el rostro con una mueca y alza las cejas…
- Empezaba a llover y puse la moto en marcha llevándola y avanzando despacio teniéndote conmigo, vi este caserón abandonado y bueno lo vi buen refugio.
- eh, gracias Susana, siento haberme quedado dormida así tan pronto…
-¿Por qué te disculpas?, trabajas de mañana al horno, de tardes o noches al restaurante, ¿Verdad? Has estado conmigo casi sin descansar, digamos que es imposible que no estés exhausta.
- Bueno si tienes razón, mi familia no sabe lo del horno, creen que lo dejé cuando insistieron con que volviera al restaurante entre otras cosas…
- Gerardo, y tu padre…
Ella me mira con los ojos desorbitados, los cuales se le anegan de lágrimas, me acerco a ella pero se retira de mi, así que no hago por darle consuelo sólo miro el fuego y de vez en cuando a ella…
- Me… me tengo que ir.
- No Sandra, por favor, quiero que hablemos que me cuentes.
- No debería ausentarme tanto Susana.
- Prometiste hablar conmigo en el restaurante, espero poder hacerlo ahora, he sabido lo del matrimonio y que no estas de acuerdo, al menos voluntariamente, hablas en sueños Sandra.
Ella baja los ojos y llora, cada vez más desconsolada, me siento morir viéndola así, desesperada por sus lágrimas rabiosa por partirle la cara a los causantes del dolor que ella vive, de cada lágrima que ella desprende por la agonía que debe llevar dentro.
Con algo de tartamudeo, intenta comenzar a hablar, al final coge aire profundamente y da pie a su desahogo.
- Mi hermano falleció, mi hermana no está bien, tiene problemas mentales, así que el mejor partido soy yo, soy el premio a cambio de un digno sucesor que siga llevando el restaurante hasta que yo le de nietos, entonces estos serán los herederos del local y la fortuna familiar, así lo ve mi padre, Gerardo me desea a mi y los ingresos que percibirá por el negocio, yo no quiero ni eso ni lo otro, estoy cansada de servir y que los hombres me miren como a un plato de comida caliente…
Yo la miro en un principio perpleja y luego dolida, siento su situación como mía, ya de por si desprecio a su progenitor, de igual manera odio a ese desgraciado obseso, no la tocará, de eso me encargaré yo.
- Mi madre esta impotente, no ve como puede llevar la contraria, ella depende de él y ha de cuidar de Gabriela, mi hermana, ella y yo dormimos juntas, yo cierro la puerta para que nadie entre en mi dormitorio, mi madre sabe lo que siento, sabe lo que soy, ella está guardando dinero y yo sigo en el horno haciendo lo mismo, mi madre dice que sólo puedo marchar y vivir por mi cuenta, y que no las llame, sólo que salve mi futuro.
Volvió a llorar a la desesperada, esta vez, se echó a mi pecho y me agarró con fuerza, del mismo modo yo la cogí, decidido, la saco de ahí, mañana mismo comienzo con todo, voy a preparar nuestra vida juntas.
Consigo calmarla y le cuento de mis ahorros, de las propuestas y lo bien pagadas que están, de la posibilidad de conseguir un sitio como éste, arreglarlo para marcharnos juntas, sin que puedan hacer nada más, que no tiene que temer, sólo aguantar un poco, que lo que más quiero es que estemos juntas, pero que no llore más.
Ella me mira, me echa las manos al cuello y tiembla, creo que es de la impresión, se queda así hasta que se calma, yo sin embargo no puedo dejar de mirarle los labios, aunque pienso que no es el mejor momento, ahora más que nada urge arreglar la situación.
- Tengo que volver, sólo tengo excusa de que se pusiera a llover y me refugiara, te puedo dejar donde tu coche y hablamos por teléfono, Susana si quiero, quiero estar a tu lado, quiero…
- Yo también Sandra, te prometo que lo arreglaremos, ten fe cariño, marchemos.
Salgo al corral, donde hay un pozal lleno del agua de la lluvia y lo uso para extinguir el fuego que nos daba calor, supongo que habrá otra ocasión que nos de oportunidad de pasar a su refugio en un momento u otro, a veces las cosas son más extrañas de lo que parecen.
Ella prepara la moto y la pone en marcha, al principio cuesta con el frío, pero al final arranca sin problemas, me mira y me sonríe, se pone el casco toda animada, una nueva mirada vive en sus ojos y me llena por dentro una sensación indescriptible, ella ya tiene valor para luchar, tiene esperanza, tiene una meta y esa meta soy yo, ese pensamiento me llena de regocijo.
Subo tras ella a la moto, salimos del edificio y le indico hacia donde, al poco ya sabe por donde llegamos y acelera, el viento frío me da en la cara, es como una bofetada de la noche, que me despierta y me hace pensar y pensar en como llegar a cumplir nuestro propósito, mientras miro al horizonte con mis ensoñaciones, la abrazo y ella ríe girando un poco la cabeza, como recordándome lo que hemos hecho hace poco.
Una sonrisa se me refleja en el rostro, sé que la he hecho feliz, la abrazo con mas fuerza y ella ríe mas, sigue el camino, veo que está cerca de donde aparqué mi coche y le indico que pare, me apeo y al despedirnos ella me besa, me toma el rostro y me besa con pasión como si no supiera cuando nos volveríamos a ver de nuevo, la miro a los ojos apenas el beso da a su fin, ella sonríe pero también contiene lágrimas, no sé ni como sentirme, le doy el casco y se marcha de mi lado, dejándome impotente.
Recorro con pereza el tramo hasta mi coche, sin muchas ganas de nada, si por mi fuera me hubiera marchado con ella a mi casa y allí la habría retenido incondicionalmente, pero también es cierto que de ningún modo hubiéramos solucionado el problema, aún así si el caso se da, marcharé con ella tan lejos como pueda.
Entro en el coche y lo primero que me viene a la mente es nuestro beso en el mismo lugar en el que estoy sentada, una sonrisa me viene a los labios y pienso en cuando tendré la oportunidad de acabar lo que empezamos aquella mañana…
Vuelvo con calma a mi casa, al llegar apenas entro al patio miro el buzón, éste está lleno de propaganda, suspiro algo exasperada de verlo así, lo abro cogiendo todo lo que hay en su interior y subo al ascensor, con pereza voy separando cartas de propaganda, al llegar arriba abro la puerta llevando en mis manos una factura, y no presto atención de adonde voy hasta que llego a la cocina, allí lo dejo todo y levanto la mirada… No estoy sola en mi piso, la mesa está puesta, también huele a comida recién hecha. No puede ser otra que Carol, ha venido y me habrá estado esperando, desde luego no puedo negar que es persistente, aunque con todo lo ocurrido hoy no tengo ni ganas de hablar, menos de discutir sobre lo ocurrido…
Salgo de la cocina, me dirijo a la sala buscándola y la encuentro dormida, con un despertador en la mesa, me acerco sin hacer ruido para coger el despertador miro a que hora esta programado y salgo con él hacia la cocina, quedan 5 minutos para que suene, así que miro el horno y como pensaba esta funcionando y su reloj también programado para avisar a la misma hora.
Se quedó dormida, mientras esperaba a que estuviera lista la cena para cuando yo llegara, bien si lo pienso podría no haber vuelto hasta mañana...
Apago el horno y las alarmas, vuelvo a la sala, y me siento en el suelo, al otro lado de la mesa, y apoyo la cabeza en el asiento del sofá, la miro y no puedo evitar sentir lástima de ella, me siento mal, se que se sintió muy mal tras lo ocurrido, que la herí y no la dejé disculparse, arreglar su mal acto, y aún así vino a mi casa y todo, se quedo esperando no sé desde que hora haciéndome la cena.
Paso media hora sentada en el mismo lugar, pensando en todo en ella, en Sandra, en lo que tengo que hacer, en lo que quiero, en cuando o donde… Cuando tenga claro del puesto que cojo, sabré donde buscar otro lugar, la cuestión es como sacar a Sandra y que pierdan la pista de ella, al menos hasta que se calmen los ánimos de su familia, lo veo todo tan complicado, lo único que tengo claro es que no podrá estar mucho allí, sin que pueda ocurrir algo con ese mal nacido.
Mis últimos pensamientos rondaban aun cuando noto como ella se remueve y estira la mano buscando algo, si claro el despertador que está en la cocina, la observo esperando a que termine de despertarse…
Hacia tanto que no la veía desperezarse como cuando vivíamos juntas, que me quedo observándola fascinada, como si fuera algo inusual, pienso que es mi hermana y a la vez se me hace algo tan especial verla estirarse y gemir, que empiezo a sentirme incomoda por lo que me provoca en ciertos instantes…
Cierro los ojos unos instantes y me vienen a la mente multitud de recuerdos del pasado, de mi niñez a su lado, del cariño y la complicidad que compartíamos, y me hace sonreír algunos de esos momentos.
Abro los ojos y puedo verla estirarse conforme le incorpora, esta abriendo los ojos, no sabe que he llegado todavía, se la ve algo desorientada, pero no tarda en volver a saber donde esta, y la escucho suspirar con pesar, agacha la cabeza se alza del sofá y cuando levanta la mirada al despertador no lo ve, levanta una ceja, se esta agachando cuando de alguna manera siente mi presencia en ningún momento ha mirado hacia donde yo me encuentro.
Gira la cabeza medio agachada y pierde el equilibrio lo que hace que caiga casi encima de mí pero consigue apoyarse en la mesa y quedamos con nuestros rostros cara a cara. Ninguna decimos nada, solo nos quedamos así como esperando a que la otra diga algo, pero ambas estamos como sin pensamientos, de alguna manera opto por incorporarme y la abrazo, desde mi sitio estirando de ella hacia mi, y dejando que su cuerpo caiga en mi regazo.
Ella chilla, y dios que agudo…. mantengo abrazada a mi, y suspira otra vez, esta vez de alivio, al menos me evito las frases de disculpa, nos quedamos así bastante rato, ella me abraza y muy fuerte, en algún momento la noto temblar, y en mi rostro noto humedad… Esta llorando, mi hermana llora por mi, seré idiota… la abrazo con fuerza no me atrevo a decir nada, ella gime, parece que me pase.
Ella se retira de mi un poco, me mira y a mi se me cae el alma al mirarla, me coge el rostro y me mira a los ojos, luego me acaricia los cabellos, es como cuando éramos niñas, la miro sin retirar la mirada, a la vez que sigo recordando momentos como este, y por impulso le doy un beso suave en los labios y la abrazo otra vez, ella se queda como sorprendida y luego se echa a reír, yo con el rostro escondido en su cuello, sonrío, la pillé desprevenida y bueno parece que va dejando su tristeza y malestar de lado.
- jajá jajá, dios no hacías esto desde muy pequeña, cuando no sabias que hacer, venias y me dabas un beso así y salías corriendo, como pidiéndome disculpas tímidamente.
- Si, casi no lo recordaba, hasta que me pilló la abuela y me dio un tremendo tirón de orejas…
- A mi me dio un sermón y que no permitiera ese comportamiento tuyo, que yo era la mayor y te tenia que corregir como debía.
- De ella no me extraña, me vigilaba todo el rato, siempre pendiente de mí por qué no paraba quieta, estaba siempre lista para ir al médico…
- Si, eras muy inquieta y atrevida.
Se levanta corriendo, y yo sonrío, sé donde va tan apurada, piensa que el horno sigue funcionando, vuelve enseguida y se queda apoyada en el marco de la puerta, mirándome, sonríe con todo descaro, y yo me alegro vuelve a estar feliz, esta mujer es demasiado emocional, cambia de un extremo a otro como beber agua.
- ¿Cenaste?
Ahora como le digo que si cene… Debería decirle, pero se ha tomado tantas molestias que no tengo ganas de hacerle el feo, así que con la cabeza le indico que no, la miro de reojo, ella echa a reír.
- Mentirosa, sigues haciendo como siempre, cuando no quieres mentir no hablas sólo asientes o niegas.
Río por la bajo, siempre me pilla, supongo que toda una vida es suficiente para saber hasta en lo que pienso, así que me levanto, y me dirijo hacia la cocina, tomándola de la mano, la arrastro conmigo, me siento a la mesa, y miro el horno con picardía, como esperando que la comida salga sola…
- Vaya eso es que cenaste algo, aunque no te lleno como debía…
La sonrío, disfrutando de esos momentos de intimidad que hacia que no compartíamos así, es como volver a ser niña, y estar entre sus brazos.
Ella medio bailando comienza a preparar lo que queda y se dispone a servir cuando llaman a su móvil, ella contesta, resulta que es mi cuñado, apenas le dice que acabo de llegar, que estamos apunto de cenar, le robo el móvil y me pongo.
- Hola José, disculpa las molestias, mañana libras si no me equivoco, pues mira, te la secuestro por esta noche, no se va para allá hasta mañana, jejejeje, así que te apañas con nuestra nena una noche, constrúyele un castillo y a dormir juntitos…
Escucho sus risas al otro lado del aparato, y le paso este a mi hermana que me mira perpleja, apenas unos monosílabos y cuelga, me mira como expectante, yo sólo le sonrío con picardía y sé que me lo estoy pasando como nunca.
Me siento de nuevo en la silla, ella me da la espalda y me fijo en como se mueve, ahora sé por qué los tíos babean a su paso, cuando vamos por la calle, como se mueve, jajajaja, esta mal pensarlo, pero si no fuera mi hermana… Quién sabe.
Ella termina de servir la comida, sonríe a momentos a otros canturrea, pienso en Sandra en como sería estar con ella así, cada día, sólo pensarlo me siento muy feliz, mi mirada se ha quedado perdida en algún punto de la cocina, Carol me mira con esa mirada suya, que me intriga tanto tantas veces.
Cenamos mirándonos y riéndonos sin saber muy bien por qué, sólo nos sentimos felices, pienso en Sandra en lo que ella tiene que estar pasando y me siento muy mal por ella, mi hermana lo nota enseguida, deja su cubierto y me mira fijamente, sé que no le puedo ocultar nada, la miro, pero no me salen las palabras, ella se levanta viene a mi y me abraza, ahora es ella quien me da consuelo…
Poco a poco, con sus preguntas va consiguiendo que le cuente todo, según el momento, sus ojos se abren como platos y en otras se tensa, cuando no me mira con ternura, es como ver a un expresionista profesional, no me lo puede ocultar, excepto cuando trama algo…
Tras pasar unas horas haciéndome preguntas, me agarra del brazo y tirando de mi me hace ir a la cama, la verdad estoy reticente me cuesta aceptar la idea de acostarme sin saber si ella esta bien, si se dieron cuenta de que marchó durante ese tiempo que estuvo conmigo.
Parece que Carol me intuye, pues me arranca de mi sitio con un soberbio empujón con el que llego a caer de cara a la cama, me giro mirándola, esta se ríe tapándose la boca, así que esta juguetona, interesante, se me antoja…
No termino el pensamiento, ya que agarro la almohada y se la lanzo, esta le da en el rostro, ella chilla de la sorpresa, lo que me anima a buscar otra y los cojines en segundos van y vienen a través del espacio que nos separas, mientras gritamos y reímos, ya no somos adultas sino dos crías pequeñas que se están divirtiendo de lo lindo.
En algún momento dejamos de lanzárnoslos y sin poder aguantarnos mas, nos dejamos caer ahí donde nos encontramos con todo desparramado a nuestro alrededor, y reímos sin cesar, señalándonos la una a la otra, sólo recordar nuestras muecas nos provoca más risas…
Ya no podía más... Miraba la cama con anhelo, pero sin poder evitar pensar en todo lo que habíamos compartido ahí… Al final me levanto, le doy la mano a mi hermana, la alzo y nos dedicamos a recoger y preparar la cama, nos cambiamos dejándole uno de mis pijamas, y nos metemos en la cama, estoy tan agotada que apenas toco la almohada caigo dormida.
A la mañana siguiente, me levanto con prisas sin acordarme que tengo una semana libre… mi hermana, en la cocina me mira corriendo como una posesa de un lado a otro, mientras yo ni recordaba la llamada de mi tío, mientras charlamos la noche pasada, ya que no le di importancia, iban a hacer unas obras en las oficinas, así que estaríamos sin ir esos días, cuando cojo la maleta para salir corriendo de casa, me quedo parada acordándome de ese hecho, en ese momento mi hermana a mi espalda rompe a reír en carcajadas, desde luego hice un buen espectáculo, yendo a la pata coja mientras me ponía los calcetines e iba a por el traje, como corriendo de un lado para otro preparándome y tropezando, sin saber que desayunar y robándole la tostada…
Será borde… Si ella sabia, que no iba y se lo calla sólo por verme hacer el ridículo, me giro la miro de cara…….
- ¡Mamonaaaaaaa!, te has divertido a mi costa Carol, ya te vale, ¿Qué ha sido divertido verme tropezar y vestirme a medias por la casa sin acordarme que no tenía que acudir hoy a la oficina?.
Ella me da la espalda mientras se ríe, y me deja en el vestíbulo como una tonta que ha hecho bien ridículo dándole su espectáculo, vaya manera de comenzar la mañana, desde luego si necesito un café y bien largo, o no sabré que otra estupidez haré en el día de hoy, además he de aprovechar para solucionar cuanto antes la situación de Sandra y evitar que ese le toque un pelo, no tengo ganas ni de pensar en ello, pero es algo que no paro de tener presente, mas tarde pasaré por la panadería y me la llevaré a comer, así podremos hablar y me llevo a Carol, a ver si con los recursos de ambas podemos dar mas prisa a la solución y evitarnos mas malestar y quebraderos de cabeza.
Tomo el teléfono, empiezo a hablar con conocidos cuyos negocios u ocupaciones abarcar préstamos, deudas e hipotecas... Tras esto, llamo a otros con buenos contactos en las jefaturas de policía, en los que solicito todo lo que puedan sacar del padre y prometido de mi chica, así con todo, tomo decisión de tomar medidas de protección para la madre y ella más la otra hermana…
Mi hermana habla con unos antiguos conocidos, los cuales le deben algún favor que otro, estos se ocupan de manejar todo lo que se sabe en la calle, así que concertó una cita en grupo, con lo que nostras saquemos y lo que se pueda luego reunir, tenemos que movernos, es lo que tiene que tu hermana haya sido policía algunos años… Hasta que se casó y tuvo a la pequeña, cumplió su sueño de tener una familia…
Ya llegaba a ser la hora de comer, no nos apetecía cocinar, así que decidimos comer fuera, antes de eso, le dije de pasar por el horno, donde ella trabaja, así mirar como se encontraba, cuando llegué, la sangre se me heló al verla, tenía la mejilla y el ojo derechos hinchados y amoratados… Luego una cólera ciega me arrolló, mi hermana se me agarró con fuerza, no me salían las palabras pero si el ansia de venganza, de acabar con el desgraciado que la había golpeado…
Otros brazos me sujetaron en cuestión de segundos, yo sólo quería soltarme y salir con toda mi rabia al local del día anterior y barrer el suelo con él…
Su voz me contuvo, su llanto me apaciguó, su dolor me caló tan hondo que no fui capaz de nada mas que abrazarla y respirar, respirar ese aroma que me hacía sentir tantas cosas, que con sólo tenerla a mi lado, me sentía como señora de todo lo que posee y siente, como si fuera ella mi todo…
Apenas percibí un suspiro a mi espalda, y recordé que estábamos en la calle, haciendo un espectáculo por mi causa, que mi hermana había temido por lo que pudiera hacer…
Giré la cabeza y la miré al rostro, ella miraba al suelo pero me notó, y me miró, yo la asentí indicándole que tranquila, ella me devolvió el gesto, y yo ladee la cabeza y la sonreí, supo en seguida que le pedía perdón… se echó a reír y eso me dejó mas tranquila, mi chica nos miraba medio sonriendo también.
- Sandra, quiero que me cuentes esto -acariciando con extremo cuidado su rostro- que ocurrió, vamos a comer, si no es problema ven con nosotras, luego te acercamos, venga cariño, sé que no tienes mucho tiempo…
- Sí voy, esta tarde no me toca turno, el jefe me ha visto la cara y me ha pedido que vaya a descansar… creo que le he dado pena –me dice esquivando mi mirada- así que si quieres podemos pasar mas tiempo, pero tengo que estar para la hora de cierre de camino a mi casa, me toca turno en el local toda esta semana de noche.
Ella vuelve al interior del horno, mi hermana me pone la mano al hombro, diciéndome a cada rato que estuviera tranquila, a lo que yo solo pienso, es fácil decirlo pero sentirlo y no dejarse llevar, no es mismo, como se está una tranquila cuando ve las marcas de los daños que otros le causan a la persona que amas, no de lejos creo que alguien pudiera…
Ella vuelve a salir, se cubre la cara con unas gafas, con el rostro bajo, escondiéndolo, la rabia me carcome, siento como si la hubieran humillado y sólo pienso si no le habrán hecho algo más….
La tomo de los hombros, la acerco a mí y la llevo así conmigo, mi hermana cogió el coche y se puso al volante, yo en vez sentarme de copiloto lo hice atrás a su lado, ella está abatida, no habla ni sonríe, sólo mira por la ventana, siento que tengo que conseguir que salga de ese mutismo, aunque no se me ocurre cómo, la cabeza no para de dar vueltas a las posibilidades, a soluciones, a sus razones para estar así, a todo lo que pueda haber sufrido y si esta será la primera vez una de tantas otras…
No me siento capaz de dejarla volver para encontrarla peor, no quiero que vuelva para ver como se marchita, no siento su alegría y eso me amarga por dentro, la abrazo intentando hacerla ver que la voy a proteger, así y todo cómo sea…
Le digo a mi hermana que me deje en un sitio, y que la lleve al restaurante donde comemos juntas, tengo en mi cuenta suficiente como para dar la entrada para una casa, y dinero a plazo fijo, con lo que ganaba me mantenía así que no tenía que echar mano de cuanto ahorraba, mi hermana me ha dicho que ella también tiene algo y si Sandra también como me contó, quizás hallemos un lugar lejos donde no la localicen...
Entro en una inmobiliaria donde la dueña me debe varios favores en los juzgados, así que puede que le saque ventajas… Al entrar me mira sorprendida, me recibe con aprecio y gusto, no tardo en comentarle lo que busco y que me urge, así como confidencialidad absoluta, ella asiente y aceptando mis condiciones, así como encontrar rebajas, estaba apunto de salir cuando me llama la atención y me indica que me acerque de nuevo, me enseña la pantalla del ordenador y en ella se ve una casa como un caserío, que no esta mal y me explica el terreno que tiene y todo, así como la situación de ésta, la miro esperando un precio ella me lo daba sin preámbulos y me indica que se puede rebajar, yo aun no me quito la sorpresa, la localización es de otra ciudad, de la provincia de al lado, y es una de las zonas donde se me ha ofrecido un buen empleo…
Le pido su móvil y le indico que esta noche hablamos con calma, le pido así y todo su número de fax, para arreglar papeles también me llevo copias de las fotos de la casa para que las vea mi hermana, la dirección tomé nota, así que me acercaré cuanto antes…
Me reúno con ellas, mi hermana niega con la cabeza, Sandra no come ni habla, al llegar alza la cabeza y apenas un haz de luz se asoma a sus ojos, aun tengo una esperanza de recuperarla, de que vuelva a sonreír…
Entre carantoñas y mimos consigo que vaya comiendo, mi hermana nos mira con atención y disfruta de verme tan atenta a ella, supongo que es normal si no me ha visto interés por casi nadie, ni tan tirada para adelante por alguien, sólo tengo una seguridad y es que tenemos que estar juntas.
Al volver al coche, ella se derrumba mi hermana se queda fuera, y yo con ella en el interior, la ventana está semi bajada por lo que sé que Carol lo escucha todo…
- Susana, no puedo volver y tampoco dejarlas allí…
- Cuéntame que ha ocurrido, quien te ha dañado, quien te ha roto de esta manera Sandra.
- Mi padre me apalizó, tras ver que salí sin permiso, ha puesto a alguien a controlarme en las horas del trabajo en el restaurante, ahora me encubre un profesor de la universidad y creen que estoy en las aulas, pero ya me saqué el título, este profesor ama a mi madre, y haría cuanto fuera, pero ella no se puede alejar sin antes sacarnos, como tampoco pedir la separación sin represalias.
- Sigo aquí, casi tengo un lugar para vosotras, ahora saldré a verlo, así que tranquila podemos dar casi todo de golpe con lo que Carol y yo tenemos, nos faltara algo pero eso lo puedo poner a plazos, así como que habrá que hacer reparaciones…
- Yo tengo dinero ahorrado a escondidas y mi madre joyas y otros ahorros que esconde para huir con mi hermana, pero no se puede mover y encontrar el modo todavía, y eso me mata a mí, soy el trofeo ya mancillado de ese desgraciado…
- Mancillado…
- Anoche tras la paliza me tomó por la fuerza, me violó, me insultó y me dejó en claro que ya no tendría salida si en mi seno llevaba un bastardo suyo.
Mi hermana entra precipitadamente, la toma de la barbilla, la besa en la frente, asiente y se pone al volante…
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