Era temprano y comenzaba a nevar, la verdad es que por Valencia capital no suele nevar para ser sinceros, pero ya hacia unos días que vivíamos con un temporal de bajas temperaturas y lluvias, era toda una delicia ver como caían del cielo una especie de gotas que descendían suavemente como plumas, era maravilloso ver algo así en una comarca en la que no se disfruta de estos cambios climáticos tan extremos, momentos así se convierten en esos recuerdos que uno piensa que son para no olvidar.
Desde niña siempre soñé con ver caer la nieve en dónde yo vivía, que si lo pienso en ese sentido no ha cambiado mucho la cosa, ya que sigo en el mismo piso en el que crecí con mi abuela y mi hermana Carolina, supongo que hoy en día para muchos es raro escuchar lo de mi abuela esto y lo otro, ya que todos piensan relativamente en mi padre o mi madre, bueno todo tiene su simple explicación mis padres fallecieron cuando éramos niñas y gracias a dios, puedo decir que tuvimos la fortuna de tenerla a ella que nos arropó con sus múltiples atenciones y cariño, siempre era un consuelo acudir a ella cuando más falta nos hizo y su consuelo todo lo curaba, en especial el recibir las burlas de otros niños por no tener padres.
El pasado es un tiempo que ya no debe preocuparme y pensar más en el presente, bueno no tanto, eso de que me eche ya novio puede esperar no es algo que me interese mucho, más bien me trae sin cuidado, aunque eso no evita que me echen de vez en cuando el que me voy a quedar vistiendo santos o simplemente que seré una solterona, al menos me puedo reír y decir de que seré una solterona libre y sin hábito como en la antigua usanza, mujer no casadera al convento…
Hoy en día se puede decir que no es que tenga mucho que contar, sigo en el mismo lugar que crecí, llegué a terminar mi carrera de leyes y mercantil, para acabar en la aseguradora familiar, por así decirlo, digamos que no es que tenga muchas aspiraciones, simplemente que me dejen en paz y bueno encontrar algo interesante en mi futuro y bueno quien sabe algo que me haga sonreír además de mi sobrina. Si me observo desde exterior se me podría considerar alguien introvertida, con un estilo de vestir práctico sin mucho sentido de la moda, digamos que con ir bien me basta, no necesito un protocolo de estilos y modas para sentirme a gusto con lo que llevo, también puedo añadir que muy difícilmente alguien pueda recordarme llevando faldas ya que no me gustan en absoluto, yo con lo que siempre me he visto a gusto ha sido unos pantalones y camisas o deportivas, según, creo que sería fácil confundirme en ocasiones con un chico, pero siendo sincera disfruto con la situación las pocas veces que se ha dado.
Apenas he de girar una esquina y estaré en el local en el que paso gran parte de mi tiempo, ando con la mente perdida en mis pensamientos sin prestar mucha atención a mi alrededor, estando de cara a la persiana de la oficina con las llaves en la mano, no estoy segura del por qué pero algo provoca que me giré a mirar a mis espaldas, realmente fue una sorpresa, ya que mi atención fue captada por la nueva chica que trabaja en la panadería de enfrente estirándose como un gato de espaldas a mí, me la quedé observando largamente y debía admitir que su belleza era de admirar, esta chica poseía una tez morena, con una sonrisa suave y cabellos ensortijados por los que mis ojos se deslizaban rizo por rizo, ese tipo de cabellos siempre me han fascinado, no tuve oportunidad de verle los ojos, pero me inquietaba la idea de ver su mirada observándome, parecía ridículo que algo así pudiera ocurrir, pero sólo mirarla en esos instantes era como viajar al cielo.
Bueno supongo que me gusta, pero si me acerco a ella seguro que tendría una decepción al hablar con ella, pues me irritaba la gente prepotente y que quisieran tener la razón por el mero hecho de hablar. Con ellos esas conversaciones se hacían insustanciales y realmente pesadas, desde luego sería una lástima tanta belleza en una persona así, desde luego ya la estoy catalogando anticipadamente, ni siquiera le he dado una oportunidad y ya temo predecir algo desagradable, ni que tuviera miedo a conocerla…
No podía quedarme escuchando mis pensamientos por más tiempo ahí parada en medio de la acera, como si no tuviera faena que hacer, de entrada hay que abrir el local, y tenerlo listo para la clientela, antes de que llegue el resto del personal, y para lo que tengo que hacer es mejor no tener a nadie dando tumbos por la oficina.
Trabajo en una empresa de seguros, uno de mis tíos es el dueño, y yo me ocupo del personal y de que todo este en orden, vamos jefa de personal se podría decir, pese a que tengo título de derecho empresarial, pero si uno quiere comer se ha de mojar en lo que haya. Tampoco me puedo quejar ya que no tengo intereses y expectativas mayores, con vivir el día a día me basta, evitándome problemas innecesarios en la oficina, aunque claro siempre hay envidiosos que buscan mi puesto y añaden que lo tengo por ser de la familia.
El día transcurre sin novedad, una pirámide de documentación cayó sobre mi escritorio ya de buena mañana y sigo enfrascada en ella, llamando a los clientes y asegurándome de los desperfectos mientras envió a los peritos y especialistas para sus reparaciones, y yo por no poder concentrarme me he llevado un par de toques de atención de mi tío, así que estoy algo cansada tras comprobar que la persona encargada para ayudarme hoy tenía libre por necesidad medica , con todo sólo puedo decir que hoy el trajín ha sido descomunal, para lo habitual.
Siguiendo la rutina me aseguro de que todo esté en orden antes de marcharme, y como una tonta sigo mirando a cada rato por la ventana, esperando verla, no me explico que me pasa, pero siento una especie de atracción por esa chica, y lo peor es que no olvido ese cabello, como si deseara tocarlo y acariciarlo….
Me dirijo hacia el aparato del aire acondicionado, debería buscar el mando a distancia pero ya ni ánimo siquiera de eso, simplemente necesito alejarme del despacho y tomar el aire, dejar de pensar en esa chica, que hoy ha sido la causa de mis distracciones y mis fantasías, por lo que parece no paro de soñar por saber como serán sus ojos o el sonido de su voz.
Madre mía, si oyeran mis pensamientos me mirarían como a un bicho raro, y ya es suficiente con que me digan que pierdo mi tiempo en las oficinas, que tendría que ir a un bufete, y para ser sinceros, no tengo ganas de meterme a hacer prestamos empresariales y demás, pero claro por opinar puede opinar cualquiera.
Al bajar la persiana oigo otra a mi espalda, me tenso con la idea de que sea ella, tanto pensar en ella ahora hace que me sienta como si con solo mirarme a la cara lo pudiera adivinar, dudo de que hacer, si marcharme o girarme y mirarla, pero una voz con tono suave y calmado me dice hola, o al menos esa es la impresión que tengo, así que me giro a ver y corresponder al saludo…
Era ella, me miraba a la vez que me sonreía, y me vuelve a saludar como si ya me conociera, no estoy segura ni de cómo actuar ya que es como si estuviera atrapada en una situación de esas en las que a una la pillan haciendo algo indecoroso, en un principio no me sale ni el saludo mientras la observo, finalmente consigo responderle algo cohibida, además estoy hechizada en la mirada de sus ojos, son verdes, preciosos, y de un tono intenso, casi uno diría que mira unas esmeraldas brillantes a la luz del sol, este tipo de ojos de normal solo los veo en ese tono en verano, pues un primo mío los tiene así pero mas tirando a grises.
Me doy cuenta que me he quedado absorta en mis pensamientos, mientras me hablaba y que ahora me mira expectante como esperando una respuesta, ya es mala suerte, pues en realidad no tengo ni idea si me ha hecho una pregunta o qué.
- Perdona, pero he perdido la atención de qué me decías, si me lo puedes repetir….
- Jajaja, solo te decía que me llamo Sandra, y que te llevo viendo hace dos meses cerrar tu sola la cortina del local, y me preguntaba tu nombre, para saludarte cuando te veo, ya que no conozco todavía a nadie de por la zona aparte de clientas.
- Ah, perdona si, mi nombre es Susana, y cuando quieras, si te apetece un café con mucho gusto.
Al menos parece que he perdido la timidez, ya consigo sonreírle y lo del café la verdad es una idea impulsiva pero si que me gustaría que se diera la ocasión, su voz es un deleite y cada vez tengo más curiosidad.
- Ahora no hay prisas, así que no estaría mal, tomarse algo tranquilamente, si te apetece claro, sino lo dejamos para otro día.
Yo no podía dejar de observarla, mira que la ocasión era extraordinaria, y se me hacia interesante tomar algo y saber mas de ella, aunque era algo precipitado y no tenia idea alguna de hacia dónde llevarla, empecé a estar algo insegura pero bueno supongo que la curiosidad mató al gato, pues asentí y terminé de comprobar los cierres, antes de tomar dirección de una cafetería cercana, por el momento no se me ocurría nada mejor.
Las dos horas que pasamos en el local, pasaron volando, era muy simpática e inteligente, según me contó, hacía un año que acabó la carrera de psicología, pero al no encontrar todavía nada en su rama, tomó el puesto de la panadería, pues no tenía nada mejor, y aún vivía con sus padres, pero tenía ganas de independizarse. Yo también le conté la razón de que estuviera en la oficina de mi tío, que vivía sola en un piso que antes fue de mi abuela y que me dejó antes de morir.
Finalmente notamos que se hace muy tarde para seguir conversando ya que ella ha de madrugar mucho para atender el horneado aunque luego se ocupe de abrir el frontal que da servicio al publico, tras pagar lo consumido nos dirigimos hacia el exterior justo antes de llegar a la entrada me percato que un hombre de mirada lasciva no le quita el ojo de encima a Sandra y es mas, prácticamente nos corta el paso en la intersección de dentro y fuera del local, justo antes de que ella llegue a su lado e intente una obscenidad me adelanto como si tuviera prisa imprimiendo con mi hombro y codo una presión sobre su vientre hediondo que lo hace recular y permitirnos el paso sin darle ocasión de acercarse a ella con esas intenciones, apenas llegamos fuera me giro percibiendo una furia incontenible en su persona no me reprimo en ese momento, le devuelvo su gesto con otra mirada de amenaza en la que tengo claro que no le pienso permitir acercarse a ella y que de alivio a su lascivia.
En ese momento ella me toma de la mano y tira de mi alejándome de ése individuo calvo y seboso, yo la sigo sin mediar palabra y me dejo llevar, todavía me siento indignada por el comportamiento del hombre y si soy sincera si para conmigo no permito que se sobrepasen menos todavía con quienes me acompañan y si he de intervenir como me salga intervengo…
Al cabo de un rato de ser arrastrada calle abajo cogida del brazo ella me suelta y se gira cara a mi, alza las cejas y es cuando yo espero un sermón por su parte, sin embargo me sigue mirando a la vez que tuerce la cabeza con una cierta sonrisa de picardía y empiezo a intuir una especie de broma hacia mi persona.
- La próxima vez permíteme desfogarme yo con un pisotón de los que a uno lo dejan cojo, ¿vale?
Ahora soy yo la que alza ambas cejas de incredulidad y con unas ganas tremendas de reír.
No hubo mas intercambio de opiniones simplemente ella se dio media vuelta sonriendo y diciéndome adiós y me dejó ahí con un sabor de boca raro, mas bien como si me hubiera quedado sin tomar el postre, ella se aleja de mi mientras yo la observo caminar hasta volver la esquina mas cercana y perderla de vista, es cuando me doy cuenta que su despedida no ha sido afectuosa sino algo así como juguetona…
Tras dos horas dentro de la cafetería que más bien parecía un asentamiento de jubilados aficionados al puro y al domino, me noto entumecida y necesito pasear un rato, enfilo una calle a mi derecha que desemboca en el cauce del río Turia, el cual invirtieron hace años para convertirlo en una zona de ocio y naturaleza, muchos deportistas pasean a la carrera por los senderos, otros van en bicicleta y todo vigilado por la guardia montada o la policía motorizada, cuando oscurece no es el mejor lugar donde estar ya que puede ocurrir cualquier cosa, los fines de semana la zona infantil está a rebosar de madres con sus pequeños, a mi me gusta más venir y sentarme un rato en un banco frente al campo de béisbol y ver como algunos equipos le dan a la bola con el bate, a veces de noche hay equipos de fútbol en los campos de tierra bajo las Torres de Serrano, por lo que se puede disfrutar de la afición principal por aquí.
Tras media hora de paseo subí por una de las rampas, ya casi no se veía a nadie por abajo y había zonas que era mejor evitar ya que a la noche era pasto de los vagabundos y delincuentes, al llegar arriba busco un paso de cebra por donde cruzar al otro lado de la circulación, a esas horas era muy densa ya que muchos regresaban tarde a sus casas e incluso alguno iban de camino a sus empleos, me quedé esperando a la altura de la estación de autobuses a la espera de que el semáforo cambiara a verde, a mi lado un hombre con silla a motor esperaba a la vez que protestaba por la tardanza del semáforo.
Tras cruzar y caminar un buen rato llegué a mi patio justo cuando encendían ya las farolas, la nevada de la mañana apenas duró unos minutos y ya nada de su recuerdo quedaba en las calles, eso me hacia pensar en lo bonito que sería mirar esas farolas con una capa de nieve sobre ellas… ya sólo me quedaba ver cuándo sería la próxima vez que saldría a dar una vuelta y conversar con ella otro rato, la conversación había fluido de un modo ameno.
Bueno a subir pasar un rato al ordenador mientras preparo la cena ver un poco la tele si se tercia y a la cama, que mañana otro día será.
Así fue como nos fuimos conociendo, y cada mañana al empezar la rutina, nos saludábamos y los viernes quedábamos a tomar café en el local de siempre, finalmente desde esa tarde acudíamos a la misma cafetería, aunque a mi ese sitio se me hacía opresivo por el olor a tabaco, de los hombres que se sentaban a jugar a las cartas y dominó todas las tardes que estábamos allí. El local era como una reliquia de mi infantaza, con los ladrillos tradicionales de fondo el local desprendía un aire de antaño, las mesas de metal relucientes le daba vida, la barra seguía siendo de madera sobre una pared de azulejos rojos, parece que esa parte todavía no se había tocado del local original, en cambio era un sitio muy luminoso, ya que casi no tenia paredes frontales y si muchas mamparas y puertas acristaladas que permitían la entrada de la luz solar al interior y eso a su vez un ahorro de luz eléctrica, la barra heladería al fondo seguía abierta a la vista del publico y no en arcones como en muchos locales, aquí gustaba mucho de cucuruchos de dos bolas, del techo en vez bombillas de tubo caían en cadenas lámparas modernas de aluminio, era una mezcla un tanto discordante pero no parecía notarse mucho. Eso sí le daba algo de calor al local cuando oscurecía y se veía bastante bien, aunque el suelo tuviera una alfombra de colillas ya que muchos olvidaban que existen ceniceros…. A ver si aprueban la ley antitabaco.
Algunas veces conversábamos sobre nuestras infancias, en otras sobre los sueños perdidos e incluso aspiraciones, yo debía admitir que no tenia muchas que digamos, ella en cambio parece que su aspiración era digna de admirar ya que el proteger al débil y mantener la ley era el sueño de muchos hombres y la gran prueba de la mujer, cada día muchas se decantaban por esta profesión, entre ellas mi hermana, a la cual admiré por años cuando pasó las pruebas de ingreso.
Siempre que llegaba el viernes disfrutaba mirando su estilo al arreglarse a diferencia de mí era muy femenina, yo en cambio siempre me decanté mas por lo versátil y comodidad, en pocas palabras no me gustaba complicarme la vida a la hora de arreglarme, y si era por maquillaje con lo justo me sobraba.
Una tarde me pregunta si tenia novio, yo claro le dije que no, pues era cierto y entre titubeos me pregunta si me gustaría salir a tomar algo con ella, a una discoteca o a algo el fin de semana, yo estaba ilusionada, pues me sentía a gusto en su compañía, pero no estaba segura, si era que me invitaba de un modo amistoso o algo más…. Fuera como fuera la propuesta me emocionaba y abandonar mi ordenador tampoco era algo que me tuviera que doler, su compañía era mucho más dulce.
Tranquilamente acepto la invitación, sin estar segura de por qué, si por salir, si por no pasármelas delante de una pantalla llena de conocidos que no conocía, o simplemente por que era ella quien me lo pedía, con todo valió la pena, pues esos ojos suyos relucieron como esmeraldas volviendo a quedar mi mirada prendada de ellos, y su sonrisa parecía que me fuera a iluminar el camino al cielo, por favor se puede saber que estoy pensando.
Quedamos para el fin de semana siguiente, eligiendo ella el locales donde ir a tomar unas copas y luego pasaríamos al cine a elegir una película que ver, no me apetece ir de discoteca, después de todo que yo sepa es una salida amistosa, y hace tiempo que no salgo por ahí, a ver si me animo un poco más, casi se me puede tomar por una abuela con su chal viendo la tele hasta dormirse sentada en su sillón… Dios me libre.
Durante la semana hubo un par de líos con el papeleo en la oficina que me tocó solucionar, y fue una lástima pues no pude ver a Sandra cuando cerraba, echaba de menos esos minutos antes de marchar cada una a su casa, pero al llegar el jueves por fin pudimos coincidir y la acerqué con el coche a su casa, mientras quedábamos a una hora en la plaza de España, al parecer ella vivía apartada de la ciudad de Valencia y de alguna manera pensé que le sería más sencillo trabajar cerca de en donde ella tenia su hogar para no tener que trasladarse tan lejos, por lo normal ella iba en su propio vehículo, el cuál se encontraba en el taller por un fallo del embrague, con todo yo ya me sentía impaciente… Cuando llegó noche se lo conté a mi hermana mayor que estaba invitada a cenar, las dos nos encontrábamos en la cocina sentadas en las sillas a conjunto con la mesa de los años 60 con patas de hierro, la verdad es que tras fallecer mi abuela la cocina la dejé tal y como estaba, ese lugar se me hacia demasiado entrañable para remodelarlo, conservaba demasiados recuerdos de ella con nosotras a los fogones o en la mesa… en el mismo lugar en el que conversamos tantas noches con mi abuela yo compartía con ilusión los por mayores de mi amistad con Sandra, en un principio ella me escuchaba en silencio, de vez en cuando me hacia preguntas sin sentido como si buscara provocarme, en más de una ocasión me sentí incomoda y bueno ciertamente no sabría definir las razones, sólo sé que era como si se entrometieran demasiado en mi intimidad, claro está que mi hermana dada su vena de policía no se puede evitar que le cause curiosidad cualquier cambio en mi círculo de amistades y sobretodo alguna pareja, desde luego me hace pensar en mi abuela con una lupa en mano inspeccionándome de arriba abajo, por muy ridícula que parezca la escena es en lo único que he podido pensar al recibir su tanda de preguntas….
. No se por qué pero ella no paraba de reír, y yo venga a mirar su pelo, que se lo había teñido de rojo anaranjado, lo peor era que me miraba con mirada pícara, y no sabía que le hacía tanta gracia. Si fuera una mal pensada diría que se está burlando de mí, pero conociéndola sospecho algo bien distinto, qué algo se me escapa y ella la muy bribona está al tanto y desde luego ya me tiene frustrada tanta risa y miraditas.
Mi hermana siempre fue una persona muy animada y curiosa, así que no me extrañé de sus preguntas ahora que no parara de reír me crispaba, pues se me pasaban mil ideas por la cabeza y yo como tonta, esperando a que me contara el chiste. Ni el chiste ni la explicación llegó.
Finalmente la miro de frente y le suelto toda mosqueada.
- Oye se puede saber qué tiene tanta gracia, es que te ríes de mi o te has tomado algo raro antes de venir.
Esperaba picarla lo suficiente como para que se le escapara la razón de tanta risa, así que esperé su respuesta desafiante, desde luego se lo tomó con calma ya que se destornillo todavía mas y si fuera posible creo que mi rostro se hubiera vuelto morado de coraje, pero a fin de cuentas explotando no le iba a sacar nada, así era ella, o uno se controla o ella hará que estés dando más vueltas que un perro hasta tener la respuesta, lo que era seguro es que ella se divertiría con el proceso hasta que se compadeciera del infeliz que la hubiera desafiado….
- Tú me haces gracia, y estoy feliz por ti aunque todavía no sepas por qué y espero que te vaya todo bien este fin de semana.
Y yo con la boca abierta veo como se levanta se pone el abrigo y se marcha tras una despedida entre divertida y cariñosa. Y yo sin entender a que se refiere, lo mismo espera que me eche novio y todo. Ahora que lo pienso la idea se me hace desagradable, eso de buscarme a alguien por que estoy sola, no, no le veo interés. Supongo que aún no habiendo ladrado me va a tocar dar vueltas con las orejas gachas hasta que averigüe de que se trata, a veces la antipatía es insuperable, sigo sin entender por qué me trata así, supongo que por más que le de vueltas será inútil, todavía resuenan sus carcajadas en mi cabeza, me hago a la idea de recoger la cocina antes de ir a acostarme e intentar no perder el sueño.
Antes de acostarme me miro en el espejo, tengo la sensación de que me evalúo, al menos si me voy de fiesta que me vea bien, bueno el pelo lo llevo en melena y tiene un color rubio claro, no me he planteado teñirme como mi hermana, pero a veces pienso que se me hace aburrido, y me doy cuenta que tengo ganas de ver a Sandra y explicarle la conversación con mi hermana y lo mucho que me frustra su actitud, me quedo mirando mi móvil, sin saber que hacer si llamarla o que, y me doy cuenta de que estoy actuando como un crío tras su primera novia, por dios ahora podría pensar que soy lesbiana y a saber que más.
Me miro algo mas en el espejo, las cejas finas y alineadas casi en línea recta, los labios gruesos, no se porque para mi gusto demasiado, y me miro mas atentamente, a lo que reparo que he ganado kilos y que me he de poner a dieta, genial lo que hace de una la idea de salir de fiesta o por ahí, verse obesa… antes de ir a la cama echo un vistazo a la nueva bañera que me permití cambiar las navidades pasadas y que era la dicha de mis delicias en momentos en que necesitaba un momento especial a solas, y por que no admitirlo la envidia de mi hermana, que siempre que tenia oportunidad aprovechaba para colarse dentro y darse un lujo…
Los siguientes días a esa noche, pasan en un estado de frenesí y nerviosismo, en si preguntarle que ponerme por si vamos a algún sitio que en cuestión hay que cubrir ciertas apariencias, en si quedamos más temprano, esto último producto de mi impaciencia, de paso salgo a comprar al Mercadota el supermercado más cercano a mi vivienda y realizo una compra para toda una semana, en serio me estoy desquiciando, teniendo en cuenta que no suelo comer en casa.
Llega el consabido día de fiesta y la espero en la plaza muerta de frío, hace ya dos meses que la conozco y todavía no habíamos hecho ningún plan juntas, así que me siento ilusionada y con ganas de ver a donde vamos, yo todavía no he mirado que película podríamos ver esa noche, por más que le di vueltas seguía una idea en mi mente, que películas le gustan a ella para que no se aburra. Si por mi fuera con una de acción o de artes marciales iría mas feliz que un crío con unas golosinas, pero pensándolo mis gustos en lo que se refiere a películas nunca han sido tan finos y románticos como el resto de chicas, la mayoría se decantaba por una romántica y empalagosa, yo en cambio en ese tipo de estrenos me dormía cuando iba con Carol y sus amigas.
La veo llegar desde lejos, su manera de andar es inconfundible, varios tíos le dedican silbidos de admiración al pasar cerca de ellos, ese simple gesto me provoca varias sonrisas al pensar en lo poco que a ella le impresiona esos gestos, ya que la he visto eludir en el restaurante piropos de los mas obscenos como si fueran para ella mantequilla, provocándome risa el gesto de más de un sujeto tras alguna réplica que deja al individuo de lo más incomodo hasta el punto de retirar la mirada. Conforme se acerca a mí me fijo en que lleva puesto, unos vaqueros bien ajustados, una blusa roja escotada, el pelo suelto y maquillada, impresionante, parece una modelo en pasarela, me miro y me digo que ni punto de comparación, llevo unos vaqueros rectos, y un yérsey fino con escote y botas de tacón alto, nos saludamos con dos besos en las mejillas y me doy cuenta que tengo la tentación de besarla en los labios, increíble, de veras estoy deseando besarla y la cuestión es que sigo mirándola como si esperara algo mas, ella sonríe y tengo la sensación de que sabe que pienso, por dios, me siento la cara arder y me oigo una risa fluida muy cerca, bajo la mirada y es ella, me mira con picardía y sonriendo, no parece que mi reacción la disguste, más bien le agrada…
Siento su persona muy cerca de mi, su rostro casi roza el mío, puedo notar su aliento cálido en mi cuello, no me puedo resistir, desciendo el rostro hacia el suyo, tomando posesión de ése calido roce que me ofrecen sus labios, y me siento viva, si, me doy cuenta de lo que estoy haciendo pero soy feliz, en ese momento caigo en la cuenta de por que se reía mi hermana de mi, y de lo que significan sus palabras, y lo que es más, lo acepta y no le importa, y me doy cuenta de que soy mas feliz todavía.
Sandra me mira tímida, como si no supiera lo que me pasa, o como esperando a ver mi reacción, y yo la beso de nuevo, esta vez le robo un beso suyo, siendo feliz y plena al mismo tiempo, le tomo la mano y comienzo a caminar sin importarme ya el destino, he encontrado mi otra mitad y solo deseo seguir la noche en su compañía.
En toda la noche no descansamos, cambiábamos de un lugar a otro sin poder parar quietas, para mí era todo una novedad, tanto tiempo en casa sin ganas de nada más que sentarme frente a la pantalla de mi ordenador, era como redescubrir un mundo de luces y color y montón de gente que se divertía sin fijarse en quienes eran unos u otros, nosotras sonreíamos como tontas, y para más aclaración nos mirábamos cómplices, la electricidad era palpable en cada gesto que nos dedicábamos, en especial para mí cada vez que nuestras miradas se cruzaban, desde luego lo que sentíamos era evidente para cualquiera que nos observara unos segundos, aun así no nos importaba, con estar juntas, con saber lo que sentíamos ambas nos bastaba.
Cuando caminaba observaba como sus cabellos ensortijados se mecían con el ritmo de su caminar, a mi se me apetecía abrazarla por detrás y respirar el aroma que desprendían éstos, a cada rato tenía que contenerme de hacer cosas así, no sé si por cohibición o por no actuar por impulsos, parecía que fuera a perder la cabeza o lo que era peor la cordura, de todas formas en el fondo, me importaba bien poco, dios en verdad si soy yo quién piensa así no me reconozco, realmente me siento hambrienta, pero no de comida, más bien…. De ella, de su calor, de su alegría, de su tacto, de su…… mis pensamientos siguen sendas prohibidas para la decencia y la moral, pero que diablos, como no desear tenerlo todo cuando se tiene a un ángel como ella correspondiéndote.
Tan incontrolable me he vuelto de pronto como una adolescente, es como si un fuego me consumiera, y me forzara a arder cada vez más, y la única manera de extinguir este ardor, fuera formar parte de esa corriente con ella, suena extraño, me estoy volviendo loca desde luego, pero esta ansiedad, me confunde mucho o más bien no haberla experimentado antes…
El agotamiento en ocasiones es perceptible pero otro cambio de ambiente es suficiente para espabilarme, ella me lleva por varios clubes de ambiente en el que puedo ver como otras parejas como nosotras disfrutan de la intimidad del local y la libertad de actuar sin perjuicios ajenos, aun me muevo algo descolocada pero mi curiosidad por verlo todo y en especial seguirla dónde sea es suficiente para no cohibirme en un lugar que todavía me es extraño.
Al final, es de mañana, no hemos parado, aprendiendo la una de la otra, el como hemos disfrutado de los distintos lugares, los ambientes han sido muy variados y cada vez se nos ha hecho mas emocionante, las reacciones en ocasiones nos provocaban una situación de ansia y excitación que nos obligaba a desviar nuestras miradas, la timidez era palpable en especial en mí ya que ella siempre me obsequiaba con una de sus sonrisas , seguimos hasta esas horas evitando llegar a precipitarnos a una situación en la que no veía preparada, todavía no, pero la deseaba…..
Llegamos a mi vehículo, exhaustas por una noche tan trepidante, con la felicidad marcada en nuestros rostros, sonreímos, la cita ha llegado a su fin, pese a que no nos apetece separarnos, estamos a gusto la una con la otra, nos miramos interrogantes, yo con múltiples ideas en mi cabeza, esperando a que ella dijera algo. No me atrevía a decidir que paso dar a continuación ya que en esos instantes se me antojaba más apetecible acariciar sus cabellos y su piel, tampoco estaba segura si para ella seria algo precipitado, así que decidí atenerme a su decisión.
Está claro o nos miramos como dos señales de tráfico contradictorias, o nos metemos en el vehículo antes de que nos tomen por un stop, no tengo ganas de ser abordada por un tío que se crea que dos tías solas, son dos mujeres necesitadas, en verdad algunos solo piensan en línea recta, y no sabrían lo que es dirección prohibida, con prisas y algo torpe desbloqueo los seguros con el automático y le abro la puerta antes de dirigirme a mi lado, preparándome para conducir, como no… Uno de esos muertos de hambre pasa en su moto, silbándonos, no si soy gafe seguro.
Me meto a toda prisa y pongo en marcha el motor, no tengo ganas de ver si vuelve a ver si somos dos piezas fáciles, me coloco el cinturón conforme maniobro para salir a la circulación, en verdad debí ponerme primero el cinturón, pero no sé, me siento con urgencia de salir cuanto antes, no lo entiendo bien es como si todas las células de mi persona estuvieran fuera de sí, tampoco la miro a ella ya que no me atrevo, estoy tensa….
Cuando llevo unos minutos conduciendo, sin ánimos de decir nada esperando a encontrar la manera de cortar esa tensión que se ha creado entre ambas, me detengo en un semáforo esperando a que cambie de disco, y es entonces cuando siento su mano sobre la mía, que calidez no se cómo, pero su contacto me reconforta, no estoy segura de cómo reaccionar mientras la miro de reojo, tiene los parpados caídos y una sonrisa suave como de paz, he olvidado el tiempo y el semáforo, e incluso el hecho de que tengamos más vehículos haciendo cola por detrás nuestro, ella es como un brebaje, bueno si algún día siento ansiedad sólo tendré que acercarme a ella…. Dios pero que me ando diciendo, es como si no me lo pudiera tomar en serio, tiene que ser mi nerviosismo, ya comienzo a pensar sandeces, como se me escape una, lo voy a pasar muy mal, no quiero ofenderla. Aunque me pregunto cómo tomaría ella la caprichosa idea de verla como una diosa de la serenidad en estos instantes….
- Susana, estas muy tensa, ¿quieres hablar conmigo?, no se como decírtelo, pero de pronto te noto incomoda.
Vuelvo a mirarla de reojo, su semblante es de preocupación y duda, su mano antes posada con suavidad sobre la mía en estos momentos se sujeta a la mía a modo hacer notar su presencia y una respuesta por mi parte…ahora me puedo decir a mi misma, “la pifiaste”.
Finalmente mis pensamientos toman otra dirección intentando responder correctamente a su vez que tranquilizarla sin llegar a decir una mentira, no se, lo veo muy complicado de pronto…
Genial, y ahora me siento entupida, a ver como se le dice a la chica que te gusta, que la deseas, y que a la vez te sientes pudorosa, o peor, que es tu primera vez, no eso no, por favor que no me pregunte eso.
Finalmente consigo que las palabras me salgan algo atropellas por el nerviosismo lo cual me crea más inseguridad, conforme pronuncio cada frase… ella mantiene mientras su mirada atenta en mi rostro, el coche en esos momentos se me antoja diminuto y en cierta manera opresivo, creo que si me atreviera saldría de él sin prensármelo dos veces.
- Perdona, es solo que estoy nerviosa, además hace demasiado tiempo que no salía hasta tan tarde, y bueno la falta de costumbre, si tu tienes sueño puedes recostarte y descansar, no me importa en serio.
- No para nada, estoy estupendamente, pero no sé por qué de golpe te cierras, no te noto como siempre, sé que te pasa algo pero todavía ignoro de que se trata, si quieres hablar te escucho como siempre y si, te incomodo dilo, pero al menos no me evites; da la sensación que he hecho algo mal, y no me gusta.
Tiene razón, y mucha, no es su culpa, soy yo, pero tengo vergüenza de admitir la realidad del asunto.
Todavía divagaba en mi conciencia cuando llegamos al paso a nivel del tranvía, entonces siento su mano en mi brazo, con suavidad me acaricia rítmicamente, creando en mí un estado de hipnotismo y placer, pienso en sus ojos siguiendo la línea de su mano en cada caricia y no me puedo resistir a girar mi rostro para mirarla, está preocupada lo cual desinfla toda idea seductora que mi mente haya creado en esos instante de intimidad, parte de su alegría se ha desvanecido como una vela que atenúa su llama cuando su propia cera la anega provocando una posible extinción de su luz, su espontaneidad sigue ahí como en una suplica silenciosa resistiéndose a sus pensamientos, los cuales corren en dirección contraria a sus actos y mientras instintivamente esperando a que confíe en ella, no se merece mi silencio, parpadeo pensando que decir pero no tengo tiempo ni de pesar, ella toma inesperadamente la iniciativa acercándose y besándome con ternura, con mucha suavidad va profundizando el beso mientras se intensifica con cada roce de nuestras lenguas, mi temperatura asciende rápidamente y sólo un pensamiento atraviesa ese velo de fogosidad como una confesión de mi alma, su cariño me derrite y me emociona profundamente, mi mente se desconecta por completo sin ser ya consciente de mis actos, hasta el punto que olvido incluso que el motor sigue en marcha, sólo existe su calor entre mis brazos, su dulzura en sus besos, su cariño en su entrega impetuosa… Poco a poco crece ese fuego que ella ha prendido en mi interior y que me devora por momentos, avivado por todo lo que ella me hacer sentir y concebir con cada arremetida de nuestros deseos, el suyo fiero y desesperado y el mío ardiente y sumiso… algo en mi me dice, que ella manda.
Dejo de notar como el vehículo vibra, y soy consciente por una milésima de segundo que ella lo ha apagado por lo que en el silencio de mi mente algo exclama agradecimiento y felicitaciones por saber mantener la mente despierta, lo siguiente es que se acomoda sobre mi, y todo mi ser clama a los cielos clemencia por la locura que se desata en mi interior, sin reparar en el volante ni perder contacto con mis labios sus manos me recorren ansiosas, un ronco gemido resuena en el insufrible espacio en el que nuestros cuerpos se retuercen por tener un contacto más libre de obstáculos, percibo la desesperación de su deseo que empieza a consumirla o eso pienso, mi cuerpo se estremece con su caricias implorando que no cesen, no me puedo resistir no se lo que hago instintivamente la sujeto de las nalgas y la arrimo más a mi ardiendo por un contacto más íntimo, siento ansia por acariciar su piel aterciopelada, por tocarla desenfrenadamente y llenarme de ella… mis manos toman decisión tras decisión sin yo pedirles nada es el baile eterno de la pasión, me dejo llevar por cada ritmo que despierta en mi una nueva oleada de descubrimientos y ansias, ella me levanta el yérsey creando en mi una liberación, su mirada se clava intensa en la mía y sus ojos profundos me atraviesan en un latigazo de algo tan indescriptible que me desmorono en temblores, aún así no rompo el contacto visual mientras ella me observa esperando una negativa, no se la doy en esos instantes no hay nada que desee más que darle todo cuanto deseé y entornando la mirada complacida ella sigue, sus manos desciendes por mi torso a acariciar mi estómago mientras sus labios se trasladan a mi cuello, ella es fuego líquido y yo suspiro de placer, me dedico a acariciar su espalda suave y fuerte que de alguna manera me incita a algo más que acariciar esa piel calida y sedosa, ansió mas, tocar mas, tengo mucha hambre de ella , me levanta los brazos quitándome la prenda, y en esos instantes nuestras miradas se cruzan de nuevo, el deseo que veo reflejado me seca la boca, deseando beber de sus labios hasta la última gota de placer que esta me otorgue, la beso con desesperación sin poder conformarme desciendo a su cuello, la mordisqueo, mi cuerpo arde derritiéndose en esta danza que obnubila mis sentidos…..
Un fuerte ruido nos sobresalta, el tranvía ha pasado, no sé bien que ocurre, algo confusa, miro a todos lados buscando la razón, mi sorpresa es mayor dándome cuenta de que estoy haciendo, bueno soy dichosa entre sus brazos pero dónde es otra cuestión, seguimos en plena ciudad en el interior de mi coche a la vista de cualquiera, con una cola de coches esperando a que les cedamos el paso, tocando el claxon y reclamándonos, que no hay derecho…
Ella me mira entre sorprendida y orgullosa mostrando una sonrisa de complacencia que me arranca una carcajada pese a la incomodidad que siento, en verdad hemos perdido la noción del tiempo y el sentido común, se retira con rapidez para dejarme el volante libre, muevo mi coche del atasco creado por esa fugaz pasión de la cual todavía me deleito y avergüenzo en cierta manera, no me arrepiento simplemente prefiero más intimidad, atravieso la vía y recorro un trecho buscando un hueco entre la hilera de vehículos aparcados a mi derecha, encuentro uno y aparco cerca de unos jardines nuevos que han bautizado como Marxalenes, la observo sin saber qué decir, descubro que esta sonrojada y me mira de reojo como una niña traviesa y sencillamente adoro ese gesto, levanta las cejas sonriendo con picardía, no sé bien que le hace tanta gracia, pero quizás no le de oportunidad a que me lo explique, esa sonrisa promete otro intento de abordamiento ardiente. Mis pensamientos se movían entre ideas lujuriosas cuando su voz me devuelve al presente.
- Susana, no sé tú, pero para mí sería muy extraño….
- ¿El qué seria extraño?, no me digas ahora que nuestra relación lo seria para ti.
- Jajjajajaja, no para nada, no eres la primera chica que conozco que me gusta, es sólo que bueno, nunca pensé que vería hecha realidad una fantasía así….
- ¿A qué te refieres?
- Pues a ver a una mujer hermosa, conducir como si tal cosa por la ciudad, en sujetador…
Madre de dios, no, no es posible, me miro, y es cierto, voy en sujetador, ¿desde cuando? pienso yo, con la mirada busco la prenda con desesperación, en eso percibo que ella se estira como alcanzando algo tras de mí, y veo su torso bien escotado de la blusa… Sus pechos, se me antojan deliciosos, me dan ganas de tomarlos con mis manos, mi mirada la sigue recorriendo con un interés placentero, mi cuerpo se tensa conteniendo todo lo que siento, vuelvo a elevar la mirada y tropiezo con la suya, divertida ante mi descaro, siento que me arde la cara, me he dado cuenta de lo que hacia, me la comía como si de un dulce fuera y me regalaran…
Me ofrece la buscada prenda, pero sus ojos no me miran a mi, bueno si, pero no a mi rostro, demasiado bien se donde me mira ya que mi respiración queda contenida siendo como si en vez de mirarme sólo me acariciara con su deseo, me hace sentir bella y sensual además de completamente viva, me doy cuenta de que me gusta que me mire así , los labios los noto muy secos, paseo inconsciente la lengua por ellos en un inútil intento de aliviar esa sequedad, su mirada se desvía centrándose en mi gesto, hago amago de volver a la realidad de no repetir la escena anterior en público, descubriendo lo incontenible que estoy y lo mucho que me cuesta centrarme en la carretera, a duras penas puedo alternar miradas de la obligación al placer que siento con la idea de besarla de nuevo.
A la primera oportunidad que encuentro me acerco a besarla y en ese instante vuelvo a escuchar otro silbido, ambas pegamos un respingo por la cercanía del sonido, nos volvemos en busca de la procedencia de éste con la sorpresa de saber que unos críos nos miran entre pullas y gestos obscenos, parece que vuelven de la discoteca, evidentemente por el aspecto y sus movimientos descoordinados está claro que van tomados de alcohol y quien sabe si algo mas… algunos arrastran la ropa de abrigo la cuál cuelga como si de un pañuelo se tratase de sus cinturones, los pantalones de algunos prácticamente caídos mostrando la ropa interior, algunos andan tambaleándose mientras que otros son incapaces de coordinar el habla y apenas consiguen balbucear dos vocales continuas con sentido, las chicas se ríen estrepitosamente mientras sus ropas no dejan mucho para la imaginación lasciva casi una podría decir ven y tómame, propiamente se podría pensar que a tan corta edad aparentan cualquier cosa excepto decentes…
Sandra me echa mi yérsey encima toda apurada tapándome de las miradas indiscretas, no puedo evitar el reflejo de esconderme y abrazarme con rapidez sobre los pechos con la prenda como si esta pudiera protegerme de los pensamientos impuros de otros, parece que el día de hoy va a ser bastante inolvidable y a su vez una anécdota que espero no llegar a contar de la vergüenza que siento...
- Muévete atrás, yo conduciré, en cuanto estemos en marcha, arreglate….
Algo aturdida con todo lo que ha ocurrido, sin palabras y agradecida de que ella se haya hecho cargo de la situación, sigo sus indicaciones todo lo rápido que me permite el reducido espacio sin poder dejar de pensar en el bochorno, además de seguir semidesnuda ante unos adolescentes….
Ella me salvó de la situación, el ambiente entre nosotras se calmó aunque claro con semejante jarrón de agua fría imposible tener ganas de repetir, el interior del coche se tornó incomodo, no sabia ni cómo actuar, la miré de reojo encontrándome con una sonrisa divertida y una mirada muy brillante, lo que me inquietaba… era mi coche y quería salir corriendo de éste, seré cobarde, huir de ella ahora, menuda manera de demostrarle que me gusta, actuando como una mocosa.
Algo apabullada por la cobardía pasajera que sufrí apenas presto atención a sus movimientos, me pierdo en cada gesto que mi mente reproduce ensimismada como una niña en una fantasía y fascinada por el ímpetu que demostré anteriormente e incluso el valor y la confianza en cada acto como si descubriera que hay una parte de mi que no reconociera, ciertamente es así ya que jamás tuve iniciativa en el pasado en un sentido sexual, prácticamente mi interés hasta esos instantes había sido inexistente, una cierta sonrisa asoma a mis labios de satisfacción…
Evitando entablar una conversación por el momento, me quedo mirando el vacío a través del cristal, por mas carretera que haya no veo mas que la nada, el silencio es absoluto al igual que mi mente que la tengo en blanco con la mirada perdida, parece que esto de no haber dormido me ha afectado el cerebro seriamente, no soy capaz de razonar solo espero que ella no se de cuenta, lo único que me faltaría es que me tomara por inmadura…
Casi sin darme cuenta me percato que la velocidad va aminorando y es cuando empiezo a fijarme en dónde nos encontramos, no lejos del mar, un lugar relajante y tranquilo en un día como hoy que esta nublado, no hace mucho frío mas bien templado con algo de brisa, y el aire huele intensamente a sal y lo impregna todo creando un estado de alivio y bienestar, siempre me pasa cuando voy a pasear a la costa, para mi es un aroma que te envuelve haciéndote sentir fresca por momentos y con ansias de correr y desahogar todo lo que se lleva dentro. Sencillamente es liberador.
Mi mirada se detiene en el horizonte donde apenas se otean a esta distancia algunas gaviotas que ya surcan los cielos por encima de las aguas arrulladoras y saladas, las observo un rato lamiendo la orilla de la playa mientras me siento tentada de dejarme refrescar por sus olas, la sensación es tan seductora que la idea de llevarla conmigo y disfrutar de un momento así juntas es muy tentadora….
Mientras pensaba en todo esto y disfrutaba de la sensación, ella ha detenido el coche de cara a una visión tan magnifica de la naturaleza, estaba tan ensimismada con todas las nuevas experiencias y sensaciones de las últimas horas, que creo que habría llegado al fin del mundo sin enterarme. Realmente tampoco me habría importado.
Tras el trayecto en silencio se me hace opresivo seguir así, finalmente decido girarme hacia ella quedándome petrificada, la observo mientras ella yace recostada en el asiento del conductor con los parpados cerrados, se distingue una tenue sonrisa en sus labios, deseo besarla de nuevo, me contengo pese a que sé que disfrutaría mucho haciéndolo, pero descubro que me siento en paz con solo mirarla, me recuesto también en mi asiento inclinándolo hasta la misma posición en el que ella colocó el otro y acomodándome de lado, disfrutando de su presencia de esa paz que me hace sentir con sólo tenerla cerca. Pasan los minutos, el cansancio me vence cayendo en un dulce duermevela hasta que ya no me resisto y me dejo llevar por el sueño, en el que continuo a su lado….
Cuando despierto algo aturdida intento despejarme y pensar, no sé cuantas horas han pasado, de lo que estoy segura es de que me duele todo, noto mucha luz sobre mi rostro lo que molesta de tal manera que intento correr las cortinas cercanas a mi cama, simplemente descubro que no hay cortinas ni mucho espacio ya que tropiezo con una ventana o como mínimo su cristal, intento abrir los ojos algo desorientada y me cuesta mucho, en ese momento de esfuerzo por mirar a mi alrededor me percato del fuerte olor a sal y de la calidez que siento en mi cuerpo, un momento no soy yo quien desprende tanta calor es algo que me da calor, sólo ésta idea me sobresalta, entonces es cuando me percibo de que alguien me abraza, volviendo a revivir la noche pasada, poco a poco soy consciente de todo lo ocurrido y no tardo en comprender donde sigo tras mi ultimo recuerdo, y lo que ese agradable calor significa, abro los ojos despacio, me cuesta enfocar la vista, un aroma distinto se filtra hasta mi, es algo empalagoso y a la vez irresistible, no se bien de donde procede, aguantando la molestia inicial del sol y esperando a que la visión se enfoque consigo por fin mirar a mi alrededor, haciéndome una idea más clara tras mi último pensamiento o recuerdo, todavía me noto la mente algo espesa.
Ella está tumbada conmigo recorro su contorno desde su rostro hasta sus piernas, admirada todavía de ver que es tan hermosa como fui consciente en la noche anterior, cuando en más de una ocasión la observaba caminar entre el gentío de los locales que frecuentamos movidas por las corrientes de cambio y ambientes; ella se ha atravesado a mi lado abrazándose recordándome a una criatura sujeta a su madre, sólo atino a pensar que su contacto es muy cálido, con una sensación tierna brotando en mi pecho desciendo mi rostro para posar un beso en su cabeza, y ese aroma me golpea muy fuerte en las fosas nasales, ahora es mas intenso, abro desmesuradamente los ojos, comprendiendo algo a lo que no sabría darle nombre y a su vez claridad para saber que me domina un irrefrenable deseo anulando mi voluntad para resistirme sus labios, tan cerca de los míos… mi mirada se detiene en su rostro imperturbable por el sueño, me sigo acercando a ella sin pensar en nada mientras estoy mas embriagada por ese aroma tan perturbador….
No puede ser, únicas palabras que mi mente concibe en un instante lo justo para que yo empiece a comprender, pero si es así realmente ese perfume procede de ella, es su aroma…. Natural y enloquecedor que me envuelve seductoramente en un estado de atracción, volviéndome un animal enjaulado y proclive a perder la razón desesperada por dejarme llevar por mis hormonas, mi conciencia intenta revelarse, no quiero actuar así como si fuera un animal, para ser mas exacta una gata en celo…..
Tengo que hacer algo, es en lo único que me centro, aunque no se bien el que, lucho contra mi misma intentando controlar mis instintos y me doy cuenta que si sigo teniéndola en mis brazos pronto me vencerá mi ansia, perderé la voluntad en un asalto contra la naturaleza, mi conciencia me recrimina que me he de alejar de ella; tomo la iniciativa de salir como sea y tomar aire cuanto antes, casi podría decir que es un milagro que sea capaz de razonar mientras busco mi chaqueta en el asiento trasero donde la dejé la noche pasada, aún me sorprende que lo recuerde, arropo a Sandra y me retiro con cuidado de no despertarla.
Consigo salir sin desvelarla, ni que lo note, respiro entrecortadamente, echo a andar con la esperanza de que me calme, miró la hora con la idea de centrarme y dar algo de razonamiento y así recuperar el sentido común, las 12h.del mediodía, hemos descansado toda la mañana juntas, ya algo apartada del vehículo me giro y miro hacia éste pensando en que la he tenido entre mis brazos mientras dormía, que al despertar me he sentido feliz al sentirla a mi lado, cogida a mi, como si siempre hubiera estado así con ella.
Vuelvo a echar a andar, hacia la playa, estoy cerca, por lo que no tardo en llegar a la arena, me descalzo para notar en mis pies el deslizante y relajante tacto de la arena en mis pies, camino hasta la orilla y continuo su línea junto a las olas, que de vez en cuando me lamen los pies con sus aguas frías, se ve alguna persona pasear al igual que yo por la playa, no presto ninguna atención, sigo sumida en mis pensamientos, feliz, con diversas ideas en mi mente, recuerdos del pasado y sueños del futuro, siento ansias de volver a su lado y sentarme de nuevo en el coche, me doy cuenta que es un imán muy poderoso que me atrae sin remedio, eso en parte me da miedo…
Otra vez temiéndome a mi misma, seré cobarde, me da miedo el involucrarme y luego salir escaldada por la situación.
Si supiera cómo dudo, cómo me acobardo, seguro que desconfiaría de mi, deseo ser libre, seguir mis instintos mis sueños, ser feliz a su lado sin temer que ella no pueda amarme….
Doy la vuelta, retornando al punto de partida, donde ella descansaba, lentamente me dirijo hacia allí, sintiéndome como un dibujo animado con sus dos conciencias, divagando y en constante conflicto, deseo vivir a su lado, deseo no existir en un secretismo, no pienso que haga nada malo para esconderme… también sé que con lo gano no hay suficiente para mantenernos a ambas, la solución a tal caso seria ofrecer mis servicios a un buffet de abogados y cumplir con mi oficio, ganaría mucho mas, precisamente lo que me desagrada es que dicha decisión conlleva sus inconvenientes y es que no puedo ser libre a mostrarme tal como soy, pues en estos puestos se sigue un ambiente conservador y de gran discreción, por supuesto mi mayor valor seria mi propia discreción…..
Yo lo definiría así, mi conciencia liberal desea que siga mi vida sin perjuicios, mi conciencia conservadora me impone esos perjuicios para tener medios para vivir en condiciones sin necesidades.
Mis cavilaciones iban más allá del presente y también al pasado al recordar los últimos sucesos y la manera en que la deseaba, sólo pensarlo me provocaba tensión, en un principio me sorprendí pero luego comprendí que no era por algo malo sino por todo lo contrario, me gustaba mucho esa sensación…
Faltaba poco para llegar donde estaba estacionado el vehículo, alcé la mirada para asegurarme de que no me iba para otro lado, la garganta se me secó, no podía retirar los ojos de ella, que parece que tras mi marcha ella también se debió despertar y ahora descansaba sobre la capota del coche tomando el sol, con los ojos cerrados, sus cabellos desparramados a su alrededor, y mi mirada no dejaba de admirar ese torso siguiendo la curva de este y continuando por el resto de su cuerpo….
Si hace unos minutos se me secó todo, ahora babeaba como un bebé por una piruleta, esta mujer me hace perder la compostura, de todas formas seria inútil negar que me encanta, sólo mirarla es disfrutar sin contenciones…. Dejo de contemplar a esa especie de diosa que me espera y me acerco a ella, me apoyo a su lado y la miro sonriendo, esperando a ver como seguimos el día, si tiene idea de volver a su casa o cualquier otra cosa, ella sonríe sin abrir los ojos, los pelos de la nuca se me erizan al escuchar su voz en un susurro….
- Me dejaste sola cariño, te eché en falta, al salir te vi pasear y me decanté por esperarte aquí al sol, se está muy bien y parece que va a hacer un día espléndido sobre todo para los que vengan a ponerse morenos.
- Vaya, me inquiete, así que decidí salir a tomar el aire y pasear por la orilla, es relajante, podías haber venido, ¿descansaste?
- Si, ¿estabas pensando verdad?
Giro la cabeza anonadada, sin palabras con que responderle, ¿tan evidente era?, bueno espero no tener que contarle mis divagaciones y dudas y demás….
- Si algo, pero podías haberme llamado, bueno tengo hambre, ¿desayunamos o comemos?
Ella se levanta, me lanza las llaves y me rodea acariciándome la cintura, su mirada no se retira de la mía y su sonrisa no titubea, cando casi se ha retirado del todo, estiro mi brazo y la retengo, desciendo mi rostro hasta el suyo, que me mira con los ojos entrecerrados, su respiración se nota entrecortada cuando rozo mis labios con los suyos y los tomo, su aroma me envuelve recordándome momentos antes, mi deseo se intensifica, mi hambre me vuelve a guiar, no consigo controlarme, descubro que ella me responde con la misma intensidad….
Esa respuesta me empuja y me da mas confianza en lo que estoy sintiendo y haciendo, simplemente me dejo guiar por mis sentimientos e instintos y ya nada me importa más que sus labios y su respuesta a mis besos.
Ignoro el tiempo que estuvimos tomándonos la una a la otra, sólo que para mí fue el paraíso, cuando al fin fuimos capaces de distanciar nuestros cuerpos, respirábamos con dificultad y nuestras miradas seguían danzando la una con la otra devorándonos, reclamándonos lo que en realidad deseábamos la una de la otra.
Siento un escalofrío por la espalda, dejo de estar bajo la influencia del deseo, de la química que sentimos ambas, para descubrir que somos el centro de atención de los transeúntes que paseaban para disfrutar del buen día. No puedo evitar sentir incomodidad por las miradas, algunas obscenas y otras intrigadas, sin contar otras de asco.
Me giro, sin mediar palabra con la cabeza gacha, freno en seco en ese acto de vergüenza y comprendo como estoy actuando, no tengo que esconderme, ni actuar como si fuera vergonzoso sólo por qué me miren mal, si no les agrada que no miren, alzo de nuevo mi rostro, sonrío y la miro invitándola a subir al coche con un gesto de cabeza, recibo a cambio una sonrisa radiante, que me hace sentir ligera y feliz.
No puedo evitar observar sus movimientos, ligeros y gráciles cuando alcanza la puerta, y se mete dentro, no tardo en reunirme a su lado y arranco el coche sin saber en que dirección, la miro a la espera de alguna indicación, y sólo dice una palabra, “Alboraya”, reconduzco en esa dirección intentando no distraerme.
- Susana, ¿antes de conocerme tuviste novia?, hemos hablado de muchas cosas en todo este tiempo, pero este tema no lo tocamos, no estaba segura si abordarlo ya que no quería molestarte, yo he estado con 3 mujeres, aunque admito que mi familia desconoce que me gustan las mujeres, son muy cerrados y conservadores.
Toda una confesión, a ver como le respondo, me siento ridícula teniendo que decirle, “no, soy virgen, y sólo he salido con un tío o dos sin mucho éxito”, bueno a dar la cara se ha dicho, aunque sea descompuesta.
- bueno, no tengo tu experiencia desde luego, en realidad nunca me plantee que me gustaran las mujeres, me sentía atraída por ti, y bueno…
- Susana, soy tu primera novia, ¿es eso?
Bueno dicho y confesado, perspicaz la chica, claro que eres la primera mujer por la que siento algo más que aprecio, pero bueno no estoy para explayarme, me siento incómoda develando a estas alturas que es mi primera pareja femenina, y eso que todavía no le he confesado que soy virgen, bueno en este momento creo que prefiero la rectoría a mirarla y decirle pues si y soy virgen…
Asiento, no aparto la mirada de la carretera, su voz era suave y seria, no he notado ninguna acentuación de malestar ni nada parecido, de todas formas sigo pendiente de la carretera, con la esperanza de no tener que seguir con el tema, por favor, es ridículo sentirse así solo por desconocer que me gustaban las mujeres y encima confesárselo a ella, peor es actuar como si no tuviera seguridad o tuviera miedo, vale esto es hacer el payaso, de paso me puedo maquillar como tal y tendría el lote completo para la feria.
- Perdona, imagino que es incómodo, yo lo supe de niña, no podía alejarme de una chica de mi clase, fingía ser su mejor amiga, en realidad me gustaba mucho y soñaba con darle un beso en los labios y que a ella le gustara yo. Resultó que todas mis fantasías se fueron como vinieron al verla darse el lote con otro chico de la misma clase.
- Si que lo supiste a una edad temprana, es cierto nunca me lo plantee y con pocos hombres me he sentido a gusto del todo, por así decirlo, pero en realidad si me sentía a gusto con las mujeres sólo que jamás me planteé, bueno que tuviera intereses hacia ellas, aunque si que miraba los pechos en el instituto, diciéndome que me comparaba con los de ellas, si lo pienso lo mismo……
En ese momento su risa llenó el ambiente, cambiándolo de tenso a diversión, bueno parece que si dije una tontería, al menos no me siento tan a disgusto con la situación.
Aun se reía cuando aparcó en un sitio libre, y era difícil encontrar aparcamiento a esas horas, bueno la suerte también existe, a fin de cuentas, me estiro, desperanzándome y desentumeciendo mi cuerpo, ya no acumulaba tensión, todo volvía a su cauce, giro el rostro para decirle de bajar, y mi mirada se queda prendada de la suya, me devora, no sé que he hecho pero puedo sentir su deseo y su apetito, el como me recorre cada parte de mi, y noto como respondo a la incitación de su mirada, que no tiene reparos en continuar su camino hacia……
Calor, mucho calor, me siento sofocada, me ahogo, no sé bien pero necesito aire, pero no soy capaz de moverme, su mirada se centra en la mía y me siento arder de nuevo, tengo que salir, ahora, no es que sea cobarde, es que no deseo comer con las miradas lascivas de cualquier obseso, como el hecho de que dos mujeres se lo monten, a mas de uno le da morbo, dios que asco, que narices ando pensando, mejor salgo yo, mientras ella se calma, a mi me sentara bien recuperar el control, no sé si compararme con un caballo desbocado, o con un semental…..
Minutos más tarde se reúne conmigo en un local cercano, donde me he sentado a esperarla, apenas le di indicación de que me sentaría a una mesa de aquí y con el rostro algo turbio por mi reacción. Dejé las llaves en el contacto de arranque al salir, por lo que ella me las trae en mano, meneándolas en mi vista. Me mira con reproche, deberá entender que no estoy acostumbrada a estas escenas, vienen a tomarnos nota de la comida y comenzamos a charlar de nuestra infancia y ocurrencias, es divertido, ninguna fuimos unas santas, todo lo contrario….
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