Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Segunda Oportunidad - Naiara (Parte1)



Han pasado 5 años. Tiempo suficiente para olvidar, curar y cerrar heridas, o al menos eso pensaba Patricia.
Cinco años atrás, Patricia vivió una historia que le marcó de por vida, es mas, al día de hoy aun permanece esa huella.

A los 16 años, Patricia se mudó de ciudad y allí conoció a Cristina. Se volvieron inseparables, las mejores amigas. La complicidad, la magia y el cariño que se tenían aumentaban día a día. Patricia no pasaba por el mejor momento y la vida le puso en el camino a Cristina, quien se convirtió en su gran apoyo, en su salvavidas, en el pilar para mantenerse en pie día a día.
Cristina se convirtió en la razón por la que Patricia sonreía cada día, la razón por las que muchas mañanas se levantaba para enfrentarse al mundo, le daba fuerzas. Cristina tenía la capacidad de hacerla sonreír en los peores momentos, de alejarla del mundo en el que se encontraba con tan solo una sonrisa, esa sonrisa que le había salvado tantas veces, esa sonrisa que a pesar de la distancia y el tiempo aun seguían en la memoria de Patricia.
Al igual que la vida te aporta cosas buenas, también te las arrebata sin darte cuenta. La situación, sobre todo la familiar no eran buenas para Patricia, pues a pesar de contar con el apoyo indiscutible de Cristina  y pensar que podría superar cualquier problema, no fue así, y un día, de la noche a la mañana, Patricia tuvo que mudarse nuevamente de ciudad, sin tener la oportunidad de poder despedirse de Cristina.
El mundo de Patricia se rompió en mil pedazos, el dolor que sentía no puede explicarse con palabras. Pero el dolor fue aun mas grande cuando Cristina desapareció de su vida. Ni una llamada, ni un mensaje. Nada. Simplemente desapareció. Patricia intentó ponerse en contacto con ella en muchas ocasiones, pues aunque fuese en la distancia necesitaba saber de Cristina. ¿El resultado?. Nada. Cristina simplemente dejo de dar señales de vida.

El tiempo pasaba, pero el dolor no disminuía. Vivir cada día con las preguntas de ¿qué hice mal? ¿por qué nunca me dio señales de vida? ¿alguna vez le importe lo mas mínimo?, era algo que a Patricia le causaba un enorme dolor. Patricia cambió totalmente, no solo experimentó el cambio que supone pasar de la adolescencia a una edad mas adulta, sino que se convirtió en una persona insegura, fría, distante, con miles de miedos, pues la idea de pensar querer a alguien de la manera en que ella quiso a Cristina y que desapareciese de su vida de la misma manera era demasiado dolorosa. Patricia decidió vivir, decidió dejar de luchar por algo imposible y la dejo ir. Para entonces, ya habían pasado dos años, dos años eternos de sufrimiento. Durante todo este tiempo, supo cosas sobre Cristina gracias a una amiga con la que mantenía el contacto, pero comprendió que ya era de pasar página. Fue pasando el tiempo y Patricia iba creciendo, conociéndose, formándose como mujer, dándose cuenta de quien era en realidad. Tuvo una larga relación con Marta, su ex pareja, y la chica con la que descubrió su verdadera sexualidad. En ocasiones se preguntaba si lo que había sentido por Cristina en un pasado, fue simplemente cariño de amiga o hubo algo mas, pero la verdad es que nunca supo contestar a esa pregunta.
Era Domingo por la tarde y Patricia decidió quedarse en casa, no estaba de humor para salir. Aburrida, decidió meterse a una de las redes sociales para pasar el rato y con un poco de suerte encontrar a viejos amigos, aunque Patricia sabia perfectamente a quien quería encontrar. Tras un largo rato, encontró a una amiga con la que fue al instituto, fueron muy buenas amigas durante el año en que Patricia estuvo en esa ciudad y además era la chica a través de la cual se mantuvo informada acerca de Cristina. Sabía que con un poco de suerte terminaría encontrándola y eso era algo que alegraba de una manera especial a Patricia.


Patricia volvió a retomar contacto con esta vieja amiga, Elena. A pesar de los años que habían pasado no les costó retomar la amistad y compenetración que en un pasado tuvieron. 

Con el paso de los días, Patricia se animó a preguntarle por Cristina, la curiosidad le podía. Elena le puso mas o menos al día, ya que Cris y ella seguían siendo buenas amigas. Patricia le conto lo que había pasado con Cristina y le pidió a Elena que si sabía algo de aquello, a pesar de que hubiera pasado tanto tiempo, por favor le contase que fue lo que paso para que Cristina reaccionase de aquella manera.
-Patricia, fue algo que paso hace mucho tiempo, ¿por qué quieres remover toda esa historia? Simplemente déjalo estar- dijo Elena.
-Me he pasado años haciéndome la pregunta de que hice mal, de si alguna vez le importe lo mas mínimo. ¿Crees que para mi fue fácil? Elena, solo necesito dar respuesta a algo que me ha acompañado durante años, y si alguien puede ayudarme a despejar esas dudas esa eres tu- dijo Patricia.
-Se que ha debido de ser muy duro para ti Patri, pero puedo asegurarte de que para ella no fue fácil tomar la decisión que tomo. Dejo de ser quien era. Solo puedo decirte que el miedo es el peor compañero de viaje y nos hace cometer estupideces-dijo Elena.
-¿Qué quieres decir con eso del miedo? ¿miedo de que? Elena no me hables entre líneas que sabes que no me entero-le dijo Patricia.
-Mira Patri, no es a mi quien le toca contarte lo que sucedió, no soy quien para hacerlo. Sabes que cuentas con todo mi apoyo y que voy a estar aquí para lo que necesites-dijo Elena.
Patricia se quedó aun mas confundida de lo que estaba. Siguió indagando por la red social hasta que se topo con el perfil de Cristina. El miedo y las dudas le asaltaron, ¿qué debía hacer? O mejor dicho ¿qué era lo que quería hacer?


Tras un largo rato de indecisión, decidió finalmente enviarle la petición de amistad. Total, no tenía nada que perder. Los días pasaban y la respuesta no llegaba y la desesperación de Patricia iba en aumento.
-¡Joder, han pasado cinco años! ¿tanto me odia como para no querer saber nada de mi después de tanto tiempo? Si es que estas echa una imbécil por seguir teniendo esperanzas- se decía Patricia así misma.


Tras una semana de espera y ya sin ninguna esperanza, llegó la respuesta de Cristina. Para sorpresa de Patricia la respuesta fue bastante agradable y aun la recordaba, cosa que Patri dudaba desde hacia mucho.
Empezaron a mantener contacto a diario. La amistad que en un pasado les unió estaba volviendo a reaparecer. El tiempo había pasado, las cosas habían cambiado, ellas no eran las mismas, habían crecido, madurado, ellas no eran las mismas, pero ese vínculo que las unió cinco años atrás aun seguía intacto.
Patricia se moría de ganas por hacerle la pregunta que durante tantos años le atormentó, pero sentía miedo, miedo de que volviera a desaparecer de su vida. Quizás fuese mejor cerrar esa etapa de su vida para siempre.
Eran las siete de la tarde de un Martes, hora a la que ambas se solían conectar para hablar. Patri se disponía a pasar una tarde como otra cualquiera, pero nunca se imaginó que la vida le deparase esa conversación.
-¡Ey! ¿qué tal, como ha ido el día? Pensé que ya no te conectarías- le dijo Cristina.
-Pues genial, muy liada. Ya sabes que no podría faltar a la conversación de todas las tardes. ¡No podría perdérmelo!- le contestó Patricia.
-Lo siento- dijo sin mas Cristina.
-¿Qué sientes que?¿qué sucede Cris?- le dijo Patricia desconcertada.
-Siento como me comporté, siento la manera en la que desaparecí de tu vida. Lo siento y no sabes cuanto. No puedo cambiar lo que hice y se que estas disculpas llegan demasiado tarde, pero necesito que lo sepas. Tengo mucha suerte que después de todo lo que paso aun tengas ganas de saber de mi. Soy muy afortunada y no lo merezco-dijo Cristina.
Patricia se quedó helada. Jamás pensó que se diera esa conversación y mucho menos que pidiera disculpas, simplemente perdió la esperanza de encontrar esas respuestas. No supo que decir, tan solo se quedo callada y no dijo nada.



Tras aquella conversación los días transcurrían con normalidad para ambas, pues Patricia nunca comentó nada al respecto y Cristina no volvió a sacar el tema. Patri se veía incapaz de hablar del tema. Aunque ansiaba tener contestación a todas sus preguntas se veía incapaz de hablar de ello. Pensaba que después de cinco años no le afectaría, pero la verdad, es que le hacía mucho daño recordad todo lo sucedido. No se veía capaz de enfrentarse a la verdad.


Se acercaba el verano y Patricia y Elena decidieron pasar las vacaciones juntas para recordar viejos tiempos y recuperar el tiempo perdido.
Llegó el día del encuentro y ambas estaban eufóricas, pues la alegría de volver a verse tras cinco años era inmensa.
-¡Pero mírate, casi no te había reconocido! ¡Estas preciosa! Te he echado mucho de menos pequeñaja-dijo Elena con lágrimas en los ojos.
-¡Tu si que estas guapa Elena! No sabes cuanto te he echado de menos yo también-dijo Patricia abrazándola con fuerza.
Los días se pasaban volando, todo era perfecto. Ambas sintieron nostalgia y una gran tristeza al recordar todo lo vivido y todo lo que habían dejado de vivir durante estos cinco años, pero esta vez iban aprovechar el tiempo al máximo y no cometerían el error de distanciarse.
Una noche estaban ambas chicas hablando en el porche de la casa en la cual estaban pasando el verano. Patricia le conto sobre su vida, incluido lo de su relación con Marta. Elena estaba maravillada por la gran persona en la que su amiga se había convertido. Ahora era una mujer fuerte y decidida, aparentemente sin miedos, pero solo aparentemente. Sin poder evitarlo, salió el nombre de Cristina.
-¿Sabes? He estado hablando estas últimas semanas con Cris. No estaba segura de que fuese a querer saber de mi, pero me sorprendió. Se que no me quieres contar nada acerca de lo que sucedió, pero por favor Elena, necesito respuestas-dijo Patricia mirándola a los ojos.
-Lo se. Me lo contó. No sabes lo feliz que la hizo saber de ti. Parece que vuelve a ser la Cris de antes-dijo Elena.
-¿Qué quieres decir con que vuelve a ser la Cris de antes? ¡No puedes soltarme este tipo de cosas y  pretender que no pregunte el significado que tienen Elena-dijo Patricia en tono de enfado.
Patri, hoy ha sido un día muy largo y estoy realmente cansada. Mañana te contestaré a lo que quieras, pero ahora por favor ¡Vámonos a dormir!-dijo Elena en tono burlón.


Comenzaron el día de muy buen ánimo. Patricia desde primera hora intentaba retomar la conversación de la noche anterior y aunque Elena la evitaba, si algo le caracterizaba a Patricia era su cabezonería y no pararía de insistir hasta obtener lo que buscaba.

-Deja de ponerme excusas y vamos hablar. Me lo prometiste- dijo Patri cortándole el paso a Elena.
-¡Mira que te has vuelto cabezota eh! Pero esta bien, contestaré a tus preguntas en la medida que pueda-dijo Elena.
-¿Por qué lo hizo? ¿Por qué despareció de mi vida de esa manera? ¿Acaso nunca le importe una mierda?-dijo Patri entre lágrimas.
-No llores por favor. Patri, estas equivocada, te quiso y te quiere mas de lo que nunca llegaras a comprender-dijo Elena.
-¿Qué me quiso?¿Que me quiere? ¡Y una mierda Elena! Si quieres a alguien no desapareces de su vida de la manera en que lo hizo ella. Si quieres a alguien, luchas por esa persona y no la dejas vivir con la idea de que nunca significaste nada- dijo Patri enfadada.
-¿Y te crees que para ella fue fácil hacer lo que hizo? ¿Te crees que le fue fácil dejarte pensar que nunca le importaste? Pues si lo crees estas equivocada. Patri, dejarte ir, desaparecer de la manera en que lo hizo ha sido de las cosas mas difíciles que ha tenido que hacer en su vida. Pero era la única manera de que ambas pudierais comenzar de nuevo. Tenía miedo y se asustó- dijo Elena estas ultimas palabras escapándosele sin control.
-¿Miedo, de que hablas?-dijo Patricia desconcertada.
-Solo puedo decirte que te quiso mas de lo que nunca podrás llegar a imaginar. Ella te quería más que a nada, era un sentimiento muy fuerte. Pero cuando se dio cuenta de la magnitud de sus sentimientos se asustó y salió corriendo. No puedes culparla. Erais muy jóvenes y ella estaba asustada, tenía miedo, no sabía como interpretar ni como manejar sus sentimientos- dijo Elena.
-¿Qué quieres decirme realmente Elena?- dijo Patricia con la voz entrecortada.
-Sabes a lo que me refiero pequeña, pero no me toca a mi darte más explicaciones. No me corresponde ese papel. Tus dudas se resolverán muy pronto- dijo Elena besando la mejilla de Patri.


Patricia estaba desconcertada. Su confusión iba en aumento. No entendía nada de lo que Elena le había dicho. Intuía algo, pero enseguida desecho ese pensamiento de su cabeza, no podía ser lo que estaba pensando, así que decidió dejar de insistir, tampoco quería pasarse el verano presionando a Elena, solo quería disfrutar del tiempo con ella.

Era Miércoles por la tarde. Ambas amigas se disponían a pasar un día de playa.
-¡Vamos Elena, date prisa que quiero llegar ya a la playa!- dijo Patri gritando desde el salón.
-Mmm.. Patri, no me encuentro muy bien, ¿te importa si nos quedamos en casa y vemos una peli?-dijo Elena visiblemente nerviosa.
-¿Quieres que vayamos al médico?- dijo Patri preocupada.
-¡No, nada de médicos! Se me pasará, solo necesito un poco de tranquilidad-dijo Elena.
-¿Me estas mintiendo verdad? Te recuerdo que cuando mientes se te arruga la nariz-dijo Patri con cara burlona.
-¡Que buena memoria! Pensaba que no lo recordarías, pero no, no te estoy mintiendo- dijo Elena evitando la mirada de su amiga.
-Bueno, esta bien. Nos quedaremos, aun tenemos todo el verano por delante para disfrutar de la playa.
Según iban pasando las horas el nerviosismo de Elena cada vez era mayor. No paraba quieta y no soltaba el móvil.
-¿Se puede saber que demonios te pasa?-dijo Patri poniéndose nerviosa.
-¿A mi? Nada-dijo Elena.
-¡Ya claro! Y por eso no paras quieta y no dejas de mirar el móvil ¿no?
-Solo espero una llamada importante, nada más. ¿Satisfecha cotilla?- dijo Elena sonriendo.
-No, jaja pero hare que me lo creo-dijo Patri con tono burlón.
El timbre sonó y Elena se quedo blanca como el papel.
-¿Quién diablos será? Anda, ve y abre la puerta ya que estas de pie- dijo Patricia.
-No puedo, tengo que ir al baño- dijo Elena desapareciendo del salón.





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