Sólo estaba allí mirando aquel cartel, era una película que hacía tiempo quería ver, sacó su libreta para apuntar la fecha, y el cine donde la iba a echar, cuando de pronto sintió.
-Hola¡ Raquel.
-Perdona, yo no soy Raquel.
-¿cómo tú no eres Raquel?
-No, siento no serlo -y lo decía de verdad, era agradable aquella chica, o mejor mujer.
-Bueno si quieres podemos ir a tomar un café -se encontró diciendo, de pronto.
La desconocida, la miró, y le preguntó - ¿de verdad te apetece?
-claro, no soy Raquel, pero me llamo Bibiana .
-Encantada de conocerte Bibiana. Mi nombre es Ricarda, Riky para la amiga.
-Entonces ¿cómo te llamo? - preguntó ella
-Riky por supuesto.
Se miraron y las dos sonrieron y se encaminaron al primer café que encontraron.
-Estabas mirando el cartel de esa película? ¿querías verla?.
-Si hace tiempo que la andaba buscando y por fin la pasarán por aquí.
-Bueno señorita o Señora? Bibiana, que me contáis de usted.
-Señorita, y no me trates de usted, tampoco soy tan mayor. O tu amiga Raquel lo era.
-No que va lo siento, Bibiana.
-Puedes llamarme Bibi.
-Será un placer, hacerlo señorita Bibi.
Y sí empezaron a conocerse, la tarde fue avanzando, y ninguna quería poner fin a tan agradable conversación.
Riky, le contó que trabajaba a horas sueltas pintando casas, y que estudiaba por las noches, cursos por la computadora, que ella prefería tener relaciones con mujeres, porque la ternura, la sensibilidad de ellas le cautivaron ya hace mucho tiempo. Que vivía en un pequeño departamento, y que le gustaba la música, y sobre todo hacer el amor con la persona amada.
Bibi, escuchaba, atenta toda la historia de Riky, y después le toco el turno a ella.
- Estudio, vivo en casa de mis padres, pues mi economía no me permite independizarme, y como tu adoro a las mujeres, pero no soy lesbiana, también me gusta la música, me muero viendo películas románticas e incluso lloro con ellas, adoro tener una verdadera amistad, y soy muy simple.
Las dos estaba perdidas oyéndose mutuamente, en la mesa ya había dos o tres tazas de café por cabeza.
Al final fue Bibi, quien puso punto y final.
-Bueno Riky ha sido un placer conocerte, me has hecho tener un día encantador, hacía tiempo que no disfrutaba tanto con alguien.
-El placer es mutuo Bibi. Te importaría darme tu dirección de email, así, tal vez, podríamos seguir hablando un día de estos.
-Encantada, si tu también me das la tuya.
Se intercambiaron las direcciones, se dieron dos besos, y se despidieron.
Y así quedó aquel encuentro, aquella noche Bibi, pensó en Riky, y sus pensamientos se preguntaron no sin vergüenza que como sería poder hacer el amor con una mujer.
Y no con cualquier mujer, al pensar en eso sólo pensó en ella, y aquella chica que la confundió en plena calle, y que la hizo pasar la mejor tarde que recordaba.
La vida continuó y una noche estando ella estudiando, recibió un email inesperado.
-Hola Bibi! ¿espero que no estés muy ocupada?
Se quedó mirando la pantalla, de pronto no cayo en que fuera ella, pero cuando cayo en ello, su corazón empezó a latir más de prisa, sus nervios casi la dejan bloqueada, no tenía palabras.
-¡Hola¡ no, no estaba haciendo nada -mintió -¿como tú por aquí?.
-pues mira no quería agobiarte, pero hace días que no dejo de pensar en nuestro encuentro, me lo pase muy bien, y me preguntaba, si no te apetecería repetirlo.
-Claro que si me apetecería - se encontró diciendo -¿qué te parece este sábado?.
Y esperó a que en la pantalla saliera la respuesta de Riky, y mientras esperaba, no sabía porque su nerviosismo estaba aumentando, sus pulsaciones parecía ir a cien por hora. Y la respuesta llegó.
-De acuerdo en el mismo lugar del otro día, te espero sobre las diez, un beso.
Y ya no hubo más conversación, faltaba dos días para el sábado, Bibi se lo apuntó en su libreta, era parte de su cabeza esa libreta, apuntaba casi todo.
Pasó los dos días que restaban bastante nerviosa, no sabía como actuar, no le gustaban las mujeres, pero aquella le hacía sentirse diferente, hacía que su conocimiento se nublase desde que la conoció, algo había cambiado en ella.
Nunca tubo motivos para querer amar a una mujer, eso si siempre las prefería, en cualquier evento que veía, ya fuera películas, canciones, anuncios, telediarios siempre, se veía pensando más en ellas, pero hasta ese día que tropezó con Riky no le había dado la mayor importancia.
Llegó el sábado y allí estaban, una frente a la otra, las dos se sentían felices. Sus conversaciones las absorbían, eran amenas, agradables, inteligentes. Con humor, sus ojos no dejaban de mirarse, la complicidad entre ambas resulto de lo más elocuente. En una palabra ,ni que hubieran nacido la una para la otra. La mañana pasó como el otro día, rapidísima, cuando se dieron cuenta ya era la hora de comer.
-¿Tienes planes para comer? -Pregunto Riky a Bibi
-Bueno si me dejas hacer una llamada a casa, lo soluciono ¿tienes algún plan?.
-Si, que te parece si cogemos unas pizzas y nos vamos a mi departamento?
-Fenomenal -contestó Bibi, que perdía la noción cuando estaba con Riky.
Llamó a casa para decir que se quedaría a comer con una amiga.
Llegaron al departamento de Riky, no era muy grande, mas bien todo estaba en la misma sala, la cocina, la habitación de dormir, sólo había otra habitación donde se ubicaba el cuarto de baño.
-No es muy grande Riky?
-Si, pero ya me hice a vivir así y algo más grande, no sé si me gustaría.
Al despedirse, se volvieron a besar, casi la comisura de sus labios se tocaron, Bibi sintió una sensación desconocida, pero agradable y nerviosamente, le dijo "adios" y marcho.
Caminaba pensativa, que le estaba pasando, que sensaciones estaba su cuerpo sintiendo, que deseo desconocido rondaba su alma, nunca sintió eso antes, parecía desarmada junto a aquella mujer, nunca sintió la necesidad de nada, pero ahora el acercamiento, el contacto con aquella piel de mujer le estaba abriendo nuevos horizontes, nuevos caminos, nuevas rutas.
Se ruborizaba de pensarlo, como sería ese contacto sus cuerpos desnudos y rozándose.
Y esa noche experimento con su cuerpo, sus manos empezaron acariciar sus senos, y sus pensamiento en la cara de Riky, llena de rubor pero llevada por las sensaciones que sus propias manos le estaban proporcionando, continuó su camino hasta llegar a sus partes intimas, aquí, las manos de Riky eran las que estaban masajeando sus zonas eróticas, era su boca la que la besaban, y con todos esos pensamientos, llegó a sentir en su cuerpo el gozo de llegar a la delicadeza del orgasmo. Se sintió avergonzada de haber tenido en su mente en todo momento a esa mujer, pero tuvo que reconocer que realmente le hubiera gustado que ella se encontrara allí y así con el cansancio y el placer se quedó dormida.
Despertó con el arrepentimiento de lo sucedido en la noche, pero cada vez que recordaba la mirada tierna de Riky su deseo volvía a manipularla.
Y se dejaba manipular, por su voluntad que le llevaban directamente a aquella mujer, y a querer experimentar lo que se puede sentir al lado de ella, e iba creciendo en ella esa necesidad, de abrazar la vida en plenitud, nunca se había propuesto hacerlo así, pero en realidad, no se lo había propuesto de ninguna manera, era feliz, que fácil era la felicidad.
También pensó si a Riky, le gustaría como mujer?, tendrá la necesidad, que tengo yo?, o ella sólo disfrutaba de su amistad?.
Tendría que hablar con ella para salir de dudas.
Se acercó a la computadora, y se puso a escribir un email a Riky.
-Hola! ¿estas ahí?- y esperó a que se encendiera el color naranja de contestación.
-¡hey! Si estoy, y pensando en ti.
-Mira que bien, pues yo hacía lo mismo.
-Dime que querías?.
-Podríamos quedar para vernos.
-Encantada. ¿dónde?.
-En tu departamento, te parece ¿bien?.
-Sí, a que hora?.
-Por la tarde.
-Te espero, estaré en casa, así que cuando quieras te pasas.
-De acuerdo, nos vemos, besos.
-Mamá, papá, esta noche me quedaré a dormir en casa de una amiga.
-Ten cuidado hija -le contestó su madre.
Iba hacía el apartamento de Riky, convencida de lo que quería hacer, quería sentirla, quería sentir sus manos en su piel, quería sentir sus labios, quería sentir lo que sintió en su cama, pero con el cuerpo de ella a su lado.
No sabía de donde sacaría el valor, para proponérselo, pero en su momento ya lo pensaría, su corazón saltaba de alegría, su voluntad estaba segurísima que era aquello lo que necesitaba, no podía perder más tiempo en reconocer que quería a esa mujer, que sus pensamientos, no se apartaban de ella, que la vida desde que la encontró tenía un color más bonito, que la sensación de plenitud junto a alguién para ella tenía nombre propio Ricarda. Y así iba ella hacía el departamento.
Ricarda, que era ya una mujer experimentada en estos quehaceres de la vida, sabía muy bien, por lo que estaba pasando Bibi, pues ella de alguna manera llevaba trabajando para provocarle esos sentimientos, desde que le dijo que no era lesbiana sabía perfectamente que caería en sus brazos.
Así era Ricarda tierna, inteligente, y sabedora de las cosas de la vida, y de los sentimiento de las mujeres, las conocía muy bien. Porque ella misma era mujer, y porque se conocía muy bien a ella misma, sabía que todas somos iguales, aunque parezcamos diferentes.
La estaba esperando, para ofrecerle, lo que ella vendría buscando, estaba ella en el mismo punto que se imaginaba estaba Bibiana.
Ya era hora de matar ese amor que fue naciendo en ella cuanto más trataba a Bibi, más crecía en ella, esa necesidad de vaciar en ella ese amor que le provocaba.
Llamaron a la puerta.
Allí sentada, mirándola le digo: quiero hacer el amor contigo - se lo soltó así sin más, y Riky la cogió por la cintura y la beso.
Por fin estaba sintiendo ese calor de sus labios, esas caricias de sus manos, y nada tenían que ver con el recuerdo de su cama y el roce de sus propias manos, aquello era algo inimaginable, para el que no lo hubiera experimentado, aquella sensación que ella estaba notando, la dejó…
Sus bragas empezaron a humedecerse, casi sin la necesidad de caricias, sólo los labios de Riky rozando su cuello, la hicieron volar no tenía ni idea de que el goce humano fuera de tal mesura, que el amor fuera tan cruel haciéndola sentirse como se estaba sintiendo, parecía que iba a morir de un momento a otro, pero cuando eso iba a suceder Riky se inventaba otro roce otra caricia, otra mirada.
-¿por qué no me enseñaste esto antes?.
Porque quería que tu cuerpo, que tu corazón lo deseara, tenía que tenerte así en mis brazos, tenía que esperar, para que tu alma me necesitará, no podía darte lo que tu no sabías que querías.
Allí se quedaron, y allí siguen descubriendo cada día las maravillas que puede hacer el amor cuando no se busca nada más que la felicidad de la otra persona.
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