Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Perder para saber - Riba



Allí estaba Lola en el baño depilándose, pasaba algo, lo notaba, pero la causa la quería eludir, evadir, no quería pensar en ella.
Pero Hace una semana que aquella mujer no era la que había conocido, de la que  me había enamorado, bueno para ser sincera, ella era la misma, sus sentimientos, sus actitudes no eran las misma hacía mi.




Antes era atenta, cariñosa, siempre estaba encima mío, tocándome, robándome un beso, una caricia, hace días que mis besos no la estremecían, que mi cercanía no le hacía feliz.
Eso se nota, cuando amas a alguien se notan los cambio.
-¿vas a salir?
-Sí he quedado con el grupo, ¿vendrás tu?
-Ahora me lo dices, si no te pregunto ni me entero.
-Perdona creía que te lo había comentado.
-Ya...
-¿ya qué? No empieces con tus cosa...
-Mis cosas ¡vamos! Lola, dime que todo esta bien entre nosotras.
Lola se limitó a salir del cuarto de baño y continuar con la tarea de vestirse.
Edurne, salía detrás intentando controlar la  rabia, la indiferencia de ella, intentando no montarle un... “No pienso ser yo la que corte contigo ni te lo pondré fácil”.
-No, yo me quedo. Hoy tengo cosas que hacer para el trabajo.
-Muy bien, como quieras nos vemos más tarde.
La vio salir del departamento, ¿como pudo suceder esto? Se preguntaba. Cuando dejo de quererme, en que momento la perdí, como puede dejar de quererme así de una semana para otra, yo que pensé que nuestro amor sería para siempre. Pero ahora allí con las lágrimas en los ojos, con el pensamiento en ella, y con el corazón partido, empezó a recordar como la conoció. 
Fue bonito, fue ella la que la buscaba, fue ella la que la sedujo, fue ella la que la hizo volar con su manera de amarla, fue ella la que dijo de vivir juntas. Y ahora es ella la que la dejaba, la que no se estremecía con sus caricias, la que en la cama mantenía las distancias con la excusa de que estaba cansada, pero yo sabía que lo que estaba era llena de otra. Las mujeres notamos eso y a mi me tocó notarlo, sentir ese alejamiento, esas miradas rehusadas, esas sonrisas apagadas, esos besos sin pasión.
Ahora mismo yo sabía que estaba con ella, con Natalia, la del grupo, hacía tiempo que las vi mirarse, que las vi perderse en aquel lavabo, vi que sus miradas eran como antes las nuestras.
Sin darme cuenta estaba en el armario con la maleta,llenándola con mis ropas. No podía luchar contra aquello, si ella se había enamorado de otra, yo no podía quedarme allí, recibiendo las migajas los desperdicios de ellas.
Yo valía más que todo eso, era una mujer guapa, inteligente, y coherente con lo que me tocaba vivir, no podía por mucho que la quisiera, obligarla a estar conmigo, lo que pensé en el baño, “No pienso ser yo la que corte contigo ni te lo pondré fácil”. Esa no era yo, jamás la obligaré a estar conmigo si lo que estás sintiendo es por otra.
Cogió algunas fotos, y  alguna que otra cosa. Le dejó una nota que ya pasaría a recoger lo que le faltaba. Que la amaba, pero que también sabía lo que estaba pasando y que le daba la oportunidad de que fuera otra vez feliz.
Lola entraba y al no ver luz, casi se alegra, no  sabía como enfrentarse a este desamor, a estas miradas de ella. Vio la nota y también los huecos vacíos en el armario. Se derrumbó sobre la cama. ¿pero no era esto lo que quería? Por que su corazón se aceleró por que aquel dolor, por que de pronto aquella tristeza.
¿Qué hago? La llamo, o mejor ¿no?.
Esto es lo que yo quería, o por lo menos eso pensé. La inquietud se apodero de ella, una cosa es pensar algo y otra muy diferente que se te cumpla. Se sentía culpable, ella no estaba enamorada de Natalia, sólo quiso romper la monotonía de su vida, aunque ello la llevo a rechazar muchas noches aquellos brazos que la buscaban, a no saborear aquellos labios que se ofrecían, a olvidarse de que sus caricias eran lo mejor que tenía. 
Y ahora estaba ella pensando con la cabeza, con el corazón  ¿donde estará Edurne? No podía hacerse a la idea que la había perdido.
Lloró aquella noche, no pudo dormir. Su culpabilidad, no podía dejar de pensar en aquella mujer a la cual casi acosó para que se fijara en ella. La que siempre estaba hay para ella, siempre escuchando sus problemas, siempre aceptando su caprichos, la recordó allí en aquella cama... cuantas vivencias tenía aquel colchón, cuantas noche de amor, de pasión, de reencuentros, de ternuras, de experimentos...
Su torpeza, su tontería por Natalia le habían llevado a perder a la única mujer que ella amaba. Pensó: Hay que perder lo que una tiene para saber cuanto la quería.
Tal vez todavía no sea tarde?
Llamo a casa de Edurne.
Se puso su madre.
-Hola ¿ está Edurne, Nora?.
-Sí. Lola me parece que está arriba, ¿va todo bien?
-No se, depende de tu hija. 
Hubo un rato de silencio hasta que Edurne tomo el auricular.
-Dime ¿ahora que quieres?
-Podemos hablar por favor, pero no por teléfono.
-Pensé que lo que querías era esto. Yo era invisible para ti, no sé como has podido notar mi ausencia.
-Por favor, Edurne, deja de comportarte así. Te espero en el departamento, por favor, vamos hablar.
Las tres  y Edurne entraba por la puerta, se extraño de la oscuridad, pero cuando miro vio, que miles de velas iluminaban un camino hasta un lugar que ella conocía muy bien. Su corazón se aceleró y sus pasos tímidos se encaminaron a la habitación.
Allí estaba la mujer de su vida, con un conjunto negro diminuto que le hacían ser más hermosa y bella que nunca, la miró y casi sonríe pero recordó a Natalia y...
-¿Que crees que estás haciendo Lola?
-Intento seducirte, como cuando te conocí, pero ahora es diferente pues ya se que eres tú lo que realmente quiero.
Edurne no necesitaba mucho para caer nuevamente en aquellos brazos, pero no quería dejar de sentir lo que aquella mujer tenía que decirle, porque hacerle ya se lo imaginaba, y toda ella lo estaba deseando.
-Así sin más, he tenido que irme para que tú creas que me quieres.
-No lo creo. Se que te quiero. Eres lo más importante que tengo, y no quisiera que por una locura, estupidez mía pueda perderte.
Lola se acercaba, Edurne ya empezaba a sudar . Lola sabía que ella era la debilidad de esa mujer, sabía que su proximidad la turbaba, siempre produjo esa sensación en Edurne, le encantaba verla así indefensa ante su cercanía.
-Lola creo...
Lola ya la tenía cogida por el talle, Edurne no tenía salida, aquella piel desnuda tocando su cuerpo, la desarmaba, odiaba a Lola, por eso siempre que quería doblegarla, usaba las mismas armas, y ella caía una y otra vez.
La boca de Lola buscaba la suya, sus brazos la oprimían, esa maldita sensación de placer la envolvía y ella debilitada por esos labios pensó: para que luchar contra algo que ella amaba, necesitaba, deseaba.
Esa mujer era la razón de su existencia, era su mujer.
Lola ajena a los pensamientos de Edurne ya la tenía medio desnuda.
-Lola dijiste que teníamos que hablar decía débilmente ella.
-Y que te crees que estoy haciendo. Esta son mis palabras- y besaba su cuello
-estas son mis más suplicante disculpas - y ya bajaba por su vientre.  
-Y quiero que sepas que tú eres lo más importante de mi vida, que he cometido una estupidez,  pero con ella he confirmado que tú eres todo para mi Edurne.- Sus manos ya estaba bajando su tanja.
Edurne iba a decir algo. pero cayo sobre la cama, su mente no encontró frase, pues su cuerpo estaba derritiendose de pasión.
Sus voces ya no se escucharon, sólo los jadeos y los gemidos de ambas que se amaban, sin recordar nada de lo que aquellos dos días habían experimentado.



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