Te amo, sí. Y ahora que te
acabo de perder definitivamente, acabo de convencerme.
Tu amor llegó a mi vida en el
peor momento, en el más complicado, pero lo hizo.
Llegó y entró. Sin llamar, sin
preguntarme nada, solo llegó y arrasó toda mi vida.... descolocando incluso,
mis aposentados cimientos que tantos años me había costado conseguir.
Y me queda el inmenso dolor de
sentir que llegaste tarde. De saber que te quiero con un amor loco y que te
tengo que olvidar.
Y una pregunta no se borra de
mi mente. Me acosa y me atormenta, continuamente. ¿Por qué llegaste cuando
estoy tan atada a otra persona, y cuando el compromiso de mi vida ya está realizado?
No tengo marcha atrás.
Y busco respuestas dónde no las
hay. Necesito saber por qué pasa. ¿Por
qué no llegaste antes? ¿Qué ocurrió para que nuestros caminos no se juntaran
antes? ¿Tal vez perdiste el tren?.
¿ Llegaste tarde a tu cita
conmigo?. No dejo de pensar en otra cosa.
Me siento una delincuente a
tener que matar el amor que siento por ti. Pero lo tengo que hacer, porque me
está devorando.
Y mientras más me convenzo, más
grande es la tentación de correr a tu lado.
De sumergirme en tus brazos, de
dejarme llevar por esta pasión loca que tú me provocas.
Descubro la felicidad cada vez
que te veo.
Algo dentro de mí estalla, cada
vez que me abrazas. Me ahogo dulcemente en tu boca y una rabia se apodera de mi
cuando nuestras lenguas se rozan.
No veo el final a esta
contradicción, que ha entrado en mi vida, con la misma fuerza que tú.
Qué loca es la vida. Ayer todo
lo que intento explicarte, en este agónico reflejo de mis sentimientos, todo,
lo sentía por la persona a la cual le juré mi vida. Mis años, todo se lo concedí
a ella, porque sabía que era el final. Ella era la mujer a la que yo quería.
Nuestros caminos habían llegado a su destino, y por fin disponíamos de una
nueva vida, juntas. Y la hicimos. La creamos, y creí que todo está en calma,
feliz y en calma, con el sueño que entonces tenía claro.
Pero el día llegó y tú
apareciste en mi vida, con tu rostro que desde entonces llevo clavado en mi
alma.
Y hoy con todo el dolor de
ella, mi alma, debo olvidarte. Olvidarte para seguir viviendo.
Olvidar nuestros besos,
nuestras caricias, nuestras prohibidas palabras de amor. Olvidar que fui tan
feliz entregándome a ti. Que enloquecí, cada una de las pocas veces que
conseguimos hacer el amor, a escondidas, como dos adolescentes, inconscientes.
Mi vida se somete a la balanza
cruel de mis obligaciones y la locura de mi amor por ti.
Y por más que intento
inclinarla de tu lado, siempre cae al lado contrario.
Y todo se resume en el problema
del tiempo. Tiempo que no tengo y no puedo ofrecerte por que llegaste tarde.
Un amor se me adelantó al tuyo.
Y como tal debo respetarlo y seguir quemándome en él. Aunque el tuyo me abrase
más.
Son tan distintos. El tuyo es
joven, fuerte y felino, como tú, y el otro es maduro, lleno de dulzura que
tanto me protege en mi vida.
No puedo ponerme delante de ti
y decirte adiós, porque es algo que no siento, y ahora mismo no sé si podré
llegar a sentir algún día.
Se convertirá en una agria
rutina olvidarte, que de tanto intentar, seguramente acabaré consiguiendo...
Pero en mi alma se queda tu
rostro, en mi corazón tu cariño, y en lo oculto de mi piel te llevaré grabada.
Todo se convertirá en un bello
recuerdo, al cual recurriré todas las veces que te eche de menos.
Te deseo todo lo bello que yo
hubiera querido ofrecerte.... Todo lo que yo sé que tú, con tu empuje y talento
vas a conseguir. Todo lo que tú desees será tuyo, porque sin duda te lo
mereces.
Todo menos yo, porque ya
pertenezco a otra persona y aunque hoy lo no vea, porque estoy nublada por ti,
eso me hace feliz.
Adiós, mi bella niña, que
conseguiste tu sueño, y eso también me hace feliz.
Serás grande, sin techos que
seguro no te frenarán, y ese resplandor que desprendas, iluminará cada pedacito
de mi vida.
Te guardaré con cariño en mi
corazón, como algo que no puede tener, pero que conocí y amé, y de alguna
manera, me perteneciste un poquito, igual que yo a ti.
Sé feliz. Y vive de acuerdo con
lo tú sientas, en cada momento, porque ese es el camino de la felicidad.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Sonia Derechos Reservados
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