Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Summer Love - Despistada - 1

     
 Amie  marcó un punto de inflexión en mi vida. Apareció, puso mi mundo  patas arriba y se me escurrió entre los dedos como los finos granos de arena de la playa donde nos conocimos.

Capítulo 1
      Mi nombre es Sara y este último año ha sido el más raro y convulso de toda  mi vida. Acabado mi doctorado y con matrícula cum laudem en mi tesis, y tras haber mandado mi curriculum y mi propuesta de trabajo a decenas de Instituciones, se agolpan en la mesa de mi escritorio media docena de ofertas de Universidades de distintas zonas del planeta que desean contratarme como investigadora. La nanotecnología es mi campo de estudio. Necesito un cambio de aires, así que estoy por aceptar la oferta de la Universidad más alejada de mi mundo y de mis problemas:  Sidney,  Australia.


      Sólo he tenido un novio en mi vida, Eduardo, con el que empecé a salir estando ambos en la Universidad. Era un chico dulce y delicado conmigo, romántico y detallista y yo, la verdad,  siempre he estado bien con él. Le quería, creía, aunque quizás me faltara pasión y entrega. Y cuando me refiero a él utilizo verbos  que expresan  un tiempo pasado, porque ya no estamos juntos. Quizás soy fría o poco tierna. Nunca sentí por él ese desbaratamiento que refieren las novelas románticas, esas mariposas en la tripa que nos venden las películas. Por eso, cuando hace tres meses me pidió que nos casáramos, no supe qué decirle. Se sintió defraudado conmigo y convino que si después de dos  años siendo novios, no tenía claro si quería compartir mi vida o no con él, la respuesta, por mucho que doliera, era que no. Me dijo adiós, cogió un vuelo a Dublín  y desapareció de mi vida.

      Así las cosas, mi mundo es un caos de contradicciones, de decisiones y de consecuencias, que me abruman.  Mis padres tienen una casa de veraneo en la costa, de forma que pensé que lo mejor que podía hacer en este momento de total desconcierto en mi vida, era escaparme allí. Y aquí estoy. El mar siempre ha sido como un bálsamo para mi espíritu, me calma, me da sosiego y anestesia mis pesares. Y así he recalado en esta playa, buscando esa paz interior que tanto necesito ahora.

      Es mi primer día de playa. Llego temprano. Me gustan las primeras horas del día, cuando la playa luce solitaria y el sol calienta mi cuerpo sin abrasarlo.  Son las nueve y media de la mañana y acabo de llegar con una toalla colgada al hombro, un libro bajo el brazo, el ipod, un poco de dinero  y la crema solar en los bolsillos de mi vestido. Apenas hay otras dos docenas de personas en toda la playa. Me gusta así.  Me quito la ropa, me tumbo boca arriba y cierro los ojos. Vacío mi mente y solo escucho el golpe de las olas al romper cerca de la orilla. Me incorporo, me apoyo sobre mis codos y observo la línea del horizonte. Una chica se coloca cerca de mí. Es extranjera, seguro, su piel la delata. Como no se ande con cuidado se va a cocer como las gambas. También está sola. Ha roto mi calma, pero ha despertado mi curiosidad. Se acomoda en una silla de playa y saca un libro “Death Comes to Pemberley”. Lo sabía, es extranjera. ¿De dónde será?.

Me tumbo boca abajo, abro mi libro y comienzo a leer. Son ya las once de la mañana. La gente comienza a llegar a la playa;  a la desconocida y a mí, nos rodeanuna pareja de ancianos, una cuadrilla con media docena de chicos y chicas,  y otro bañista solitario. La cuadrillita de adolescentes ríe a carcajadas y habla en un tono de voz como si lo hiciesen para alguien colocado en el otro extremo de la playa, así que decido que ha llegado el momento de darme un chapuzón. Al pasar al lado de la desconocida, me mira y me sonríe. Hago lo mismo. El agua está fresca y me gusta. Nado diez minutos y vuelvo a tumbarme en la toalla. Me coloco mi ipod  y en media hora ya tengo el bikini  seco; ha llegado el momento de marcharme, de dejar sitio a la masa de gente que comienza a abarrotar el lugar. Recojo y me dirijo a uno de los bares del paseo marítimo. Pido un zumo de naranja  y un bocadillo de jamón. Abro mi libro y continúo leyendo. El bar está a rebosar de gente, pero yo he tenido mucha suerte de encontrar una mesa en la terraza.

      Estoy ensimismada en la lectura. Es la tercera vez que leo este libro (“Orgullo y prejuicio”) y siempre encuentro matices diferentes en él. Estoy enfrascada en la lectura, por eso no me doy cuenta de que alguien se ha acercado a mi mesa. Cuando levanto la vista, ella está allí; es la chica de la playa, que me habla en inglés. Por suerte, mi madre es londinense y yo perfectamente bilingüe.

Amie: Hola, me pregunto si no te importaría compartir la mesa conmigo.  El bar está abarrotado y no queda nada  libre.
Yo: No, siéntate (cierro el libro y lo apoyo en la mesa)
Amie: Veo que estás leyendo “Orgullo y Prejuicio”. Me encanta ese libro. De hecho, el que yo leo, “La muerte llega a Pemberley” dicen que es una pequeña continuación, aunque este no lo  escribió Jane Austin. Quizás cuando acabes el tuyo, pueda prestarte el mío. Me llamo Amie.
Yo: Yo soy Sara. No sabía nada de que existiera una continuación de este libro (lo señalo). Tomaré en consideración tu oferta. ¿De dónde eres?
Amie: Vengo de California.
Yo: ¿De California? Pues sí que estás lejos de casa. ¿Y qué se te ha perdido por el sur de España?
Amie: Pues soy actriz y me han contratado para protagonizar una serie. Los productores encontraron las localizaciones adecuadas aquí cerca y acabamos de terminar el rodaje. Han  sido seis mesesmuy estresantes, pero definitivamente me he enamorado de Andalucía. Así que al terminar hace dos días el rodaje, decidí quedarme un mes de  vacaciones mientras montan toda la serie y antes de que tengamos que comenzar con la promoción.
Yo: ¡Qué interesante! Y perdona mi estupidez. Seguro que eres una actriz famosa y yo una tonta por no conocerte.
Amie: ¡Qué va, no soy famosa!  Este es mi primer trabajo “grande”.

      Miro el reloj y me doy cuenta de que son las doce y media. He quedado en ir a recoger a mi hermano Diego que llega hoy, así que, aunque estoy muy a gusto,  tengo que despedirme. Diego solo tiene dos  años más que yo, pero ejerce más de padre que de hermano. Está preocupado porque cree que estoy triste por mi ruptura con Eduardo y sé que le inquieta que esté sola aquí. Le he dicho mil veces que estoy bien. Además llevamos veraneando toda la vida aquí y tenemos muchos amigos, pero no puede evitar ese sentimiento protector que le nace conmigo. Le quiero muchísimo, pero espero que no me vuelva loca con sus planes, porque crea que lo que necesito es distraerme.

Diego es como un torbellino. Todavía no hemos llegado a casa y ya ha contactado con nuestros amigos para vernos esta noche para cenar.

Diego: ¿Qué tal estás, hermanita?
Yo: ¿Hermanita? ¿hermanita? Jajaja. Ya te vale… Estoy bien, Diego, ya te lo he dicho mil veces.  Si vas a preguntarme por Eduardo o vas a contarme algo de él, ahórratelo.
Diego: ¿Pero estás bien?
Yo: A ver cómo te lo explico, Diego. Cuando estaba con Eduardo estaba bien, pero ahora que estoy sin él estoy también bien. Lo cualme hace pensar que, al menos yo, no le quería tanto como pensaba. Así que seguro que él está mejor  sin mí.
Diego: Vale, vale, cómo te pones. Prometo no volver a mencionarlo. Pero ahora que tienes el corazón libre, a lo mejor encuentras alguien con quién ocuparlo, un amor de verano.
Yo: Y dale, qué manía de emparejarme…
Diego: Yo lo que quiero es que seas feliz. Y a ser posible que lo seas aquí y no en la otra punta del mundo. ¿Sidney? ¿De verdad te quieres ir a Australia?
Yo: No lo sé, Diego. A eso, entre otras cosas, quiero darle vueltas durante los próximos días.

      Estamos en casa y Diego se acerca a la playa a darse el primer chapuzón de la temporada. Yo aprovecho para sacar una hamaca al jardín y seguir degustando mi libro. El tiempo se me pasa volando Para cuando quiero darme cuenta, Diego ya ha vuelto y comienza a urgirme para que me duche y me prepare. Dentro de una hora hemos quedado con nuestros amigos para cenar.

Llegamos al restaurante donde nos hemos citado y la veo al fondo en una mesa,  sola. Es Amie. Me acerco.

Yo: Hola.
Amie: ¡Hola, qué casualidad volver a encontrarnos! Me vienes estupendamente. Estaba mirando la carta, y la verdad no sé ni qué pedir. A lo mejor puedes ayudarme a elegir.
Yo: ¿Estás sola? ¿Quieres cenar con nosotros? Estoy allí con mi hermano y unos amigos.
Amie: Pero no quisiera molestar…
Yo: No es ninguna molestia. Ven.

      Hago las presentaciones y Amie se sienta a cenar con nosotros. Apenas chapurrea un poco el español  y  aunque le cuesta seguir la conversación, con mi ayuda y la de Diego creo que pronto comienza a sentirse a gusto y se ríe a carcajadas con las ocurrencias de mi hermano. Tiene una risa muy contagiosa. Acabada la cena, vamos a tomar una copa y a bailar un rato y se apunta a venir con nosotros. Me confiesa que en principio, le asustaba un poco la idea de pasar  unas  vacaciones  sola, pero que no se arrepiente  de haberse quedado. Me agradece que la haya invitado a compartir cena y copas con nosotros y yo le digo que, cuando no quiera estar sola, puede llamarnos.  Le doy mi número de teléfono.

      A la mañana siguiente, dejo a Diego en la cama y me dirijo a la playa, temprano como me gusta. Apenas acabo de instalarme cuando aparece Amie.  Pregunta si me importa que se ponga a mi lado y le digo que no. Pasamos un par de horas charlando amigablemente y a las once y media aparece Diego por la playa. Una hora después Amie y yo nos retiramos y quedamos con él  para comer en un bar. La comida transcurre distendida y agradable.  Después de una larga sobremesa nos despedimos,  Amie regresa a su hotel y Diego y yo a nuestra casa.

Diego: ¿De qué conoces a Amie?
Yo. En realidad de casi nada. Coincidimos el otro día en la playa y en un bar y al verla ayer cenando sola, la invité a sentarse con nosotros ¿Por qué me preguntas?
Diego: Porque no te quita los ojos de encima. Creo que le gustas.
Yo: Diego, qué tonterías dices…
Diego: Yo sé lo que me digo.
Yo: Sí, habló el oráculo. Has tirado tus huesecitos de pollo y consultado tu bola de cristal y  todo indica que tu hermana, la rompecorazones, va dejando a su paso un rastro de hombres y mujeres con el corazón partido.
Diego: Sí, tú tómatelo a broma, pero a esa chica le gustas.
Yo: A ver, Diego, no conoce a nadie más. Y en esas circunstancias y con la barrera del idioma, es normal que esté pendiente de mí. Pero de ahí a que le guste va un abismo.Además,que yo sepa,  soy heterosexual
Diego: Nunca has sido buena para las señales, princesa. Ni para las que te hablan desde adentro.
Yo: Vale, don Pitoniso. ¿Qué dicen mis señales internas?
Diego: Sara, hasta donde yo sé, no eres la más hábil del mundo  reconociendo tus propios sentimientos. Te ha tenido que dejar Eduardo para que te dieras cuenta de que nunca has estado enamorada de él, cosa que los demás ya sospechábamos. A lo mejor es que estabas buscando donde no debías y tienes que redireccionar  la mira de tu rifle. A lo mejor no has estado disparando al bando adecuado.

No sé bien qué quiere decir Diego y no quiero darle más vueltas. Hemos pasado una velada tranquila hablando de nuestras cosas. No le gusta nada la posibilidad de que me vaya fuera de España a trabajar, pero entiende que tengo que hacer lo que me haga más feliz. El siempre estará ahí para apoyarme. La verdad es que tengo muchísima suerte de tenerlo en mi vida.


A la mañana siguiente, temprano, en la playa, vuelvo a coincidir con Amie. Diego se incorpora luego y como quien no quiere la cosa la invita a cenar con nosotros. Yo ya no sé qué pensar.  La verdad es que descubro que me mira mucho, pero descubro que yo la miro también. Maldigo interiormente a mi hermano y su asombrosa capacidad para liar las cosas. No tengo bastante con lo que tengo, que introduce una nueva variable en mi ecuación. Nunca me he planteado si me gustan las mujeres o no. Nunca me he planteado a nadie que no fuera Eduardo y ahora que ya no estoy con él, no sé  qué pensar.
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8 comentarios:

  1. Regresaste!!!
    Primero bienvenida nuevamente y que rico leerte otra vez, como siempre la historia pinta muy bien, estare atenta esperando tus actualizaciones diarias.
    Saludos y abrazos ;)
    Luisa V.

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  2. Me alegra bastante tu regreso y la historia tiene un buen inicio.
    Besitos me haces tan feliz

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  3. Muy buen comienzo, saludos desde Venezuela

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  4. genial que hayas vuelto, buen principio de la historia esperare la continuacion

    M.S (galicia)

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  5. Genial!!me gusto el comienzo!!como siempre deleitandonos con tus escritos!esperando la continuacion!mia

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  6. Gracias chicas. Ya he tenido mi primera semanita de descanso (ahora a esperar al mes de agosto). Aproveché la tranquilidad para darle el último retoque a este relato que tenía casi acabado. Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Me siento terriblemente afortunada y muy agradecida por vuestras palabras

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  7. hermoso :)
    me a enganchado <3

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