Capítulo 83
Mi
padre y yo nos quedamos observando unos segundos. En estos momentos solo somos
padre e hija y nada más. Azul con azul, sé que una parte interna de él está
luchando por no decirme nada, por más que lleve sangre suya estamos en bando
diferentes buscamos cosas diferentes y no es fácil. Si yo estuviese en su lugar
también haría lo mismo lo dudaría. Su parte ángel no quiere que ella y yo
estemos juntas, por eso mismo entiendo las dudas que reflejan sus ojos pero en
todo caso él puede atraparme a mí con la única condición de que fuera a ella de
todo esto y por supuesto que Makaelis desaparezca como debe.
De
igual de eso podemos hablar ahora más, y llegamos al acuerdo que quiera, en
esto momentos quiero ir por Ari porque estamos acá mirándonos y perdiendo tiempo.
-
Sígueme - dice mientras sigo luchando contra algunos
de sus huestes.
Me doy
vuelta observa a Uriel y nuestras miradas se encuentran un segundo, la
preocupación que veo en ellos es el doble. Sé que él no confía en Lucifer pero
es mi padre y tengo que darle el beneficio a la duda y no me queda otra que
arriesgarme, puede ser otra trampa no.
Salimos
de la vista de sus huestes y los angeles que estamos conmigo, vemos que no hay
nadie, al menos no nos han seguido.
-
Dame tu mano –
responde serio, dudo un momento antes de hacer lo que me pide – cierra los
ojos.
Al
hacerlo siento como me acerca a su cuerpo y puedo sentir el calor de este.
Supongo que haremos unas de esas trasladaciones que solo los demonios como él
pueden hacer, al menos el lo hizo el otro día. En ese pequeño momento que me
tuvo abrazada sentí calor pero era nada comparación a lo que estoy sintiendo
ahora. Mi cabello comienza a pegarse del
sudor, igual que la ropa.
-
Puedes abrir los ojos
– dice casi en un susurro – será mejor ir con cuidado, no sé cuántos de aquí
están de mi lado.
Observo
a mi alrededor y está bastante oscuro, las llamas del lugar iluminan muy poco
para ver, pero las paredes parecen ser de tierra, es más esto parece una cueva
¿Dónde estamos? Caminamos en silencio y al escuchar los gritos de dolor se me
eriza la piel al saber que estamos en el infierno y ruego que esos gritos no
provengan de donde este Ari. Como dijo él tenemos que andar con cuidado por
este lugar, yo solo tengo que seguirlo, estamos en su hogar y él lo conoce perfectamente.
****
Estoy
sentada con Dani y las peques a las cuales estamos dando el biberón, ahora que
por fin puedo tenerla en mis brazos quiero hacer las cosas que podía hacer en
casa ademas de despejar de esta manera mi cabeza de o que debe estar haciendo
Luz y Uriel, espero que puedan rescatar a Ari. Por la forma en que me mira
Daniela y más con la llegada de los seguridad creo que sospecha algo pero no
sabe qué y estoy segura que está queriendo saber y me debato en si decirle o
no.
Cuando
mis niñas terminan de alimentarse me ayuda nuevamente a cambiarle el pañal y
hacerlas dormir, ellas luego de alimentarse se duermen es muy raro que queden
despierta pero hoy estoy agradecida de que se hayan dormido y de esta manera
poder hablar con Dani.
-
Te diré la verdad –
digo mientras observo a Lucero y Ana ademas de pensar todo este momento si es
lo mejor o no, pero si ella quiere estar
conmigo como me lo dijo hace unas horas, esto es lo mejor – aunque no me creas
o me tomes por loca.
-
Está bien – contesta
sentándose en una de los sillones y puedo sentir su mirada fija en mí.
Miro a
mi alrededor al ir armando un pocos mis ideas y recordar algunas cosas de
angeles que he leído ya sea en la biblia, o lo que también nos ha dicho Uriel y
las cosas en este tiempo que he ido aprendiendo.
-
No sé si alguna vez
leíste la biblia pero si lo has hecho sabrás como Dios hace o dice que todo el
mundo debería amarlo con el alma.
-
Si eso creo – la miro
y hago una mueca en caso de que haya ido a la iglesia era de la que no le prestaba atención, y no
podía culparla.
Hoy en
día el ir a la iglesia los domingo a la mañana, volver a casa y pasarla todos
juntos en familia ya no se hace o incluso ir a la noche al culto, hoy en día
las mayoría de las familias duermen hasta tarde los domingos y luego se
levantan y hacen su almuerzo y al terminar o se quedan a disfrutar todos juntos
o cada uno hace cosas por separado, la religión ya no está presente ni en los
niños, antes al menos antes de dormir hacían alguna oración ahora ni eso.
-
Bueno – respondo
sentándome cerca de ella – eso no se aplica solamente a los humanos.
-
¿te refieres a los
animales?
-
A veces – digo – como
la serpiente. Él fue maldecido por tentar a Eva. Se lo condeno a arrastrarse
por la tierra eternamente.
Puedo
notar como se estremece, y juega con sus manos. A nadie le gusta la serpiente
asi que es entendible.
-
Lo que quiero decir –
continuo hablando al ver que ella está algo confundida – yo también estoy
maldita. He sido condenada por un largo, largo tiempo. una vez tome una
decisión que me llevo a ello.
-
No estoy entendiendo
nada – dice ella.
-
Por supuesto que no –
llevo mi mano a mi rostro – y nunca he sido buena explicando cosas, pero lo voy
a intentar.
-
Bien – responde ella y
sé que por más que no intenta estar confundida lo está.
-
Me enamore – y agarro
su mano y nuestras miradas se encuentran –
una y otra vez. Y todas esas veces terminaron catastróficamente. Para
mí, para ellas.
Ella
retira sus manos de las mías y la entiendo, seguramente cree que es un forma de
rechazar lo que me dijo. Ella ha dejado de mirarme y sé que esto le ha dolido
pero a mí también me duele.
-
Mírame – pido como
suplica – empieza la parte dura de todo esto.
Hace lo
que le pedí y nuestros ojos se encuentran. Como le dije me creerá loca o me
odiara.
-
La persona de la que
me enamoro cada vez es d Luzbel.
No dejo
de observarla y ella parece haberse quedado sin aire pero es así como se lo he
dicho.
-
Claro Luna – responde
ella parándose – realmente esta maldita. Eso suena horrible.
Sin
darme cuenta vuelvo a jalarla haciendo que se siente.
-
Por favor, déjame
explicarte – es difícil contar mi historia.
-
Yo he vivido
suficiente, bueno al menos así se puede decir el renacer una y otra vez y estoy
segura – digo suspirando – que también viviré demasiado años y no me refiero a
los noventa años o la edad en la que vive la mayoría de las personas.
-
Yo… no sé qué dices.
Puedes repetirlo de nuevo.
-
Yo renazco una y otra
vez. Las he visto enamorarse en todas estas vidas y me enamorado de ella de
igual manera – ahora que he hablado no puedo parar – siempre es lo mismo se
encuentran o mejor dicho nos encontramos, ellas se enamoran y yo de Luz. Estoy
condenada Dani. Aunque esta es la primera vez que esto ha durado más años.
-
Por favor sino
quieres estar conmigo puedes inventar otra historia.
Ella se
para y camina alrededor de la habitación al menos en los lugares que tiene
espacio.
-
No importa cuánto
haga. Siempre nos conocemos, no importa donde nazcamos. Nunca importa. Las tres
de una manera u otra nos terminamos encontrando y de esta forma sabemos nuestra
historia. cada vez que nos encontramos
yo me enamoro de ella.
-
Eso es tan terrible.
-
Y terminan muerta. A
veces incluso las tres.
-
¡Basta! – eleva la
voz - ¿Qué tratas de hacer? ¿espantarme? Ya te dije que si no quieres estar
conmigo solo tienes que decírmelo.
Busco
su mirada y sé que cree que esto es una broma y no la verdad… pero
lamentablemente si la es.
-
Sé que no puedes
creerme. No iba a decírtelo, pero tú quieres estar conmigo y tienes que saber
con qué clase de persona - bueno si es
que después de todo me considera persona – quieres estar.
-
Y ¿Cómo quieres que
te crea? Si me dices eso unas horas después de pedirte una oportunidad.
Ella
vuelve a caminar y solo puedo mirarla en silencio mientras las ideas se forman
en mi mente hay una sola cosa para que me crea pero no sé, tengo miedo
realmente.
-
Tengo miedo – digo
vacilante – ellas están metidas en algo grave, en realidad las tres pero más
ellas. Y también sé qué crees que es una excusa pero no es así, hay una sola
forma y tengo miedo, miedo a tu reacción.
Ahora
la que se levanta y camina soy yo, es una decisión difícil de tomar aunque
tengo que hacerlo para que me crea lo que le estoy diciendo y bueno ella sabrá todavía si quiere esa
oportunidad. Sé que estoy en peligro al igual que Luz y Ari pero como le dije a
Dani los huestes y Lucifer quieren a ellas dos, las veces que a mí me paso algo
fue por estar con ellas y tratar de defenderlas, ahora estoy aquí preocupadas
por ellas, protegiendo a mis hijas, y está el hecho de que tengo la esperanza
de que esta vez sea todo diferente, sé que ellas también quieren lo mismo. Es
más hay muchas cosas que las tres aun no entendemos de todo esto que pasa
alrededor nuestro, Uriel no nos ha dicho mucho solo lo básico que necesitamos y
lo entendimos él nos ha querido proteger porque no sabíamos bien de quienes
estábamos rodeada y más al tener a Lucifer metido en nuestra familia, sobre
todo Luz al ser su padre, también está Damián que ha hecho todo para
perjudicarla y si lo sabía lo aprovecharía
-
Si renaces cada –
dice ella con duda en su voz - ¿Qué es lo que eres?
-
Se lo que soy al
menos esta vez – respondo - otra veces no lo he sabido hasta el último momento.
Podría decirse que yo vago por la tierra hasta encontrarme con ella y es cuando
me enamoro y ella se enamora de alguien más y al encontrarse ambas pasan
ciertas cosas que… bueno comienzan a buscarlas hasta encontrarlas y mueren e
incluso yo. Solo esta vez estoy consciente de lo que pasa como te dije las
anteriores veces solo lo sé o lo sabemos a último momento lo que somos.
-
Si ocurre todo eso
que tú dices, aún hay cosas que no comprendo del todo. ¿Cómo es posible que a
pesar de eso la ames? ¿estés aquí tan tranquila? Si esta vez sabes que va a
pasar ¿Cómo puedes vivir así? No te creo nada de esto.
-
Esto es algo que he
aprendido en esta vida, como te he dicho antes en esta ocasión se lo que va a
pasar o puede llegar a pasar y al renacer tantas veces me siento como si fuera
eterna aunque en muchas de mis visas anteriores mi vida se apagaron antes de lo
que me hubiese gustado. Todo eso que he vivido lo he ido recordado y
respondiendo a lo que me has preguntado solo puedo decir: la única manera de
sobrevivir con todo esto es apreciar cada momento. Y es lo que yo he hecho y
hago.
¿Qué
puedo decirle? Estoy acá esperando a que vengan por mí porque querrán hacerle
daño a Luzbel sino es que le han hecho ya. Esta vez sé que tengo que defender a
mis hijas porque como se lo he dicho a Daniela quiero apreciar los momentos que
puedo llegar a tener con ellas, son los más preciado que tengo. En esta vida
estoy agradecida de saber todas las cosas que antes no, que siempre me
agarraban desprevenida. El silencio nos
rodea y trato de imaginar mi vida sin pasar por todas las cosas que pase en
vidas anteriores y no puedo ¿Por qué? Porque soy un ángel y de alguna manera
estoy aquí por algo una cosa es caer una vez y otra es renacer junto con ellas
que si están unidas desde que estábamos allí arriba viviendo todos en… puede
decirse armonía, aunque ahora que lo recuerdo era algo aburrido. La vida humana es más excitante e impredecible
lo que va a suceder en cambio allí desde el primer momento sabes lo que tienes
que hacer y va a suceder. Solo puedes estar atento a la tierra cuando eres un
ángel guardián, lo de ellos era un poco más emocionante pues podían bajar y
subir muchas veces.
Mis
ojos se encuentra un instante con los de ella y en ellos veo que no me ha
creído nada, es más creo que está pensado que no estoy bien de la cabeza. Camino hasta pararme frente a ella.
-
Abre bien tus ojos –
digo sin dejar de mirarla – porque esto es la única vez que voy a mostrarme
como soy. Luego de esto está en ti si sales corriendo o no, es más si sigues
pensando en querer una oportunidad conmigo.
Ella va
hablar nuevamente y antes de que lo haga pongo un dedo en sus labios y
retrocedo dos pasos para que me observe. Solo puedo pensar en no atraer a
ningún hueste para este lugar.
Cierro
los ojos y comienzo a sentir mi cuerpo cambiando. Sé que mis alas están en mi
espalda abiertas mostrándolas en plenitud al igual que la luz que irradio sobre
todo al tener en mi cabeza la aureola.
Una
exclamación de sorpresa escucho que sale de su boca, abro los ojos y veo en los
suyos miedo. Está apoyada en la
pared con una mano en su pecho y los
abiertos de par en par mientras levemente niega con su cabeza.
En un
instante vuelvo a mi parte humana e intento acércame a ella pero con una mano
en alto me detiene.
-
Necesito salir de
aquí – es todo lo que escucho.
Me
quedo parada en mi lugar viendo cómo se mueve, para mí todo es en cámara lenta
pero no, el ruido de la puerta cerrándose me indica que se ha ido. Un suspiro
se escapa de mis labios mientras me acerco a observar a mis niñas para no
pensar en nada mas aunque es difícil, sabía que este era el riesgo al ser
sincera con ella.
****
Nos
detenemos en un lugar donde hay muchos huestes rodeando a alguien en un
círculo.
Observo
a mi padre y él tiene la vista también donde hace unos minutos antes yo la
tenía.
-
¿Qué hace aquí? –
pregunta
-
¿Quién? Esta vez soy
yo la que pregunto en voz bajo.
Makaelis
que era el que estaba hablando al menos las últimas palabras pude reconocer su
voz, al parecer no solo está con Ari sino con alguien más. Todos están
expectantes a lo que él hace pero no puedo ver mucho por la ubicación donde nos
encontramos ademas de que no podemos exponernos, al menos yo, mi padre si
quiere puede acercarse allí.
-
Ya están aquí – se
escucha su voz potente – deberían dejar de esconderse. Por el momento no le
haremos nada.
Me giro
a mirar a Lucifer y este se encuentra igual que yo, parece que Makaelis tiene
más poder de lo que el sospechaba y ahora solo nos quedaba ver que quiere,
bueno de mi parte lo se quiere matarme y quedarse con Ari, y sabiendo que
quiere el infierno para el a mi padre también.
Me armo
de valor y camino hacia el lugar de donde proviene su voz, sostengo la espada
con fuerza mientras todos ellos me miran con ganas de saltarme en cima, supongo
que no es nada fácil para ellos estarse quieto mientras me acerco a Makaelis
que está en el medio, mi mirada rápidamente va a Ari que esta tirada en el
piso, sus ojos se llenan de lágrimas al verme. Solo espero que este no le haya
hecho nada, me acerco con pasos apresurados a ella, la levanto y abrazo. Puedo
sentir como sus lágrimas mojan mi ropa, su mano se aferran a mi espalda.
-
No debiste venir –
dice en un susurro en mi oído.
Está
loca si esperaba que no viniera al mismo infierno por ella. Estoy segura que
Makaelis algo le habrá dicho para que este de esta manera temblando entre mis
brazos, también puede ser el hecho de saber que este quiere matarme.
-
Que románticas – su
voz hace que se separe un poco de mi pero no la dejo, lo que él quiere es
provocarnos.
Trato
de observar al hombre que esta tirado también en el suelo y no lo reconozco,
trato de buscar en los recuerdos de mi mente para ver si puedo reconocerlo pero
no hay forma ¿Quién será? Es la única pregunta que pasa por mi mente al verlo
allí tirado.
-
Aprovechen mientras
pueda – nuevamente la voz de Makaelis me
trae a la realidad.
Dejo de
mirar al del suelo y llevo mi vista alrededor y al hacerlo observo que arriba
de Makaelis hay unas figuras negras puede decirse que son como langostas, por
la poca luz no puedo distinguir bien pero solo sé que son unos bichos bastante
grandes y negros lo que lo cubre.
-
Tienes miedo – otra
vez su voz – yo no, estoy en mi territorio- avanza un paso hacia delante y esa
legión de sombras avanza con él.
Esto
hace que Luna y yo retrocedamos hacia tras. Tiene razón en que tengo miedo pero
no por mí sino por ella.
-
Nunca intercambiaría
lugar contigo – digo mirándolo fríamente – tú no tienes miedo porque no tienes
nada que perder.
-
Ya veremos eso – me
devuelve la mirada sonriendo – ¿tengo que deletrearte? Porque acabo de escuchar
que tú, tienes algo muy grande que perder. Esto será mucho más disfrutable de
lo que imagine.
-
Él tiene razón – dice
el tipo desde el suelo – esta vez todo es diferente, será diferente.
-
¿De quéestás hablando
Miguel? – pregunta mi padre acercándose a este.
-
¿acaso no te das… no
se dan cuenta? – pregunta mirándonos a los tres.
De mi
parte no sé de qué está hablando trato de armarme una idea ademas de lo que
Makaelis dijo que la perdida lo haría más disfrutable, la pregunta es a quien
de las dos dijo eso. Y también está el hecho de mirar lo que lo rodea. En este
momento más que nunca me arrepiento de no haber investigado todo con respecto a
mi padre y los angeles que cayeron con él.
-
Si él gana - dice Miguel, me pregunto si el arcángel –
será el infierno en la tierra. El fin del mundo como todos lo conocen.
Las
cosas negras alrededor de Makaelis chillan es más bien como si hablaran entre
ellas en alguna clase de enfermo, diabólico calentamiento. Deben querer
adueñarse de este mundo es más creo que saber lo puede pasar las excita.
-
Y ¿si ganan? –
pregunta mi padre.
-
No se sabemos –
responde Miguel mirándonos a ambas pero sus ojos quedan fijos en mí.
No
puedo más que suspirar, es un claro indicio de que todo esto de que el fin del
mundo no llegue está en mis manos. Lo único que yo quiero es que nos dejen en
paz, solo quiero llevármela de aquí a Ari y empezar algo juntas, cosa que nunca
hemos podido. Quiero volver con mis niñas y seguir mi vida sin tener que
enfrentarme a angeles caidos, sin que me secuestren, o a alguna de ellas, son
tantas cosas la que quiero pero no tengo que salvar al mundo también.
-
Piensa rápido – dice
mi padre – Makaelis no tiene la paciencia como virtud.
Quedo
mirándolo a los ojos como si en el azul de ellos puedo encontrar alguna
respuesta a todo esto. Los brazos de Ari me rodean y solo puedo pensar en una
cosa que salga de aquí como sea.
-
Tienes irte – susurro
también en su oído – en cuanto puedas salir de aquí, vete
-
¿Por qué?
-
Tu sabes porque –
respondo besando sus labios – te amo.
-
También te amo – y
las lágrimas nuevamente mojan sus mejillas.
Estos
bichos comienzan a volar alrededor de nosotras, vuelvo a mirar a mi padre y con
ojos suplicante espero entienda que quiero decirle en silencio que se la lleve
de aquí. Se lo pido como hija y no como el ángel que soy y de que estemos de
diferentes bandos.
Las
alas de estos pequeños… bichos brillan y al irse acercando a mi puedo notar que
no tiene forma a ningún bicho volador que haya visto antes, son brillantes y al
mover sus alas muestran pequeños rayos de luz, son tan deslumbrantes que sé que
son armas de un ángel caído, en talla de la grandiosa fuerza oscura de
Makaelis.
-
Ella lo manejara
desde aquí – dice mi padre a lado de Ari – pero nosotros tenemos que irnos en
su descuido.
Ari me
acerca a ella para un último abrazo.
-
Yo haré todo para
cuidarla – Dice Lucifer y sé que quien está hablando es mi padre y no el rey
del infierno.
-
Te encontrare –
vuelvo a decirle – cuando salgas de aquí, no mires atrás.
La poca
Luz que existe en el lugar no sirve para guiarme. Solo siento como estos
animales o bichos voladores me rodean. Con la espada tumbo muchos en el suelo,
de esta manera parecen enojarse más y
atacan con más fervor hago la misma acción, mientras mi mente piensa en que
hará mi padre cuando se lleve de aquí a Ari porque sé que el bueno su parte de
ángel caído no la quiere, solo me queda confiar en mi padre y concentrarme en
lo que tengo delante que son estos bichos y los huestes de este lugar que
vienen por nosotros, al ser la única que tiene una espada aparte de mi
padre nos colocamos delante de ellos
dos, más bien Ari y ese Miguel quedan en medio de nosotros dos.
De mi
parte es difícil defender a ellos dos no solo de los huestes sino también de
esos bichos que parecen surgir de Makaelis, observo a mi padre desaparecer a
uno de los suyos y sé que él al igual que Makaelis tiene poderes al menos para
contraatacar a esos bichos o que le hagan caso. Es Lucifer ¿Cómo puede ser que
se le rebelen? De todas formas lo que no
entiendo es porque no usa sus poderes para sacarnos de acá.
Los que
nos atacan vienen como cegados a nosotros, creo que muchos de ellos son algunos
que hace poco han sido poseídos y es por eso que actúan de esta manera, lo
bueno es que es más fácil deshacernos de ellos, y mientras ellos caen y
desparecen delante de nosotros pienso que esto mismo le pasaría a miles de humanos
y muchas criaturas serian asesinados por esto, es mas no puedo imaginarme
muchas cosas que van a pasar si pasa lo que dijo Miguel eso de que si no
podemos detenerlo se van adueñar del mundo.
No
puedo dejar que las personas que amo vivan en un mundo lleno de destrucción.
****
Me
siento impotente al ver como Luz y su padre intentan defendernos. La cabeza me
duele de todo lo que he pasado estas horas, más bien el escuchar decir tantas
cosas a Makaelis y tratar de entender mucha de esas cosas para llegado el
momento usar esa información para nosotros.
No
pensé que Luzbel viniera por mí y más sabiendo lo que Makaelis quiere, no es
que no supiera de que ella no me dejaría aquí, sino que creí que podría venir
mi padre con algunos de sus angeles pero no ella, preferiría que este en un
lugar seguro o en otro lugar donde pudiera hacerle frente a Makaelis y no aquí
donde está rodeado de huestes que hacen todo lo que él les dice.
Por eso
al verla aquí me sorprendió pero me también reconforto, pero le dije lo que
pensaba, que no debió venir. Aunque por otra parte me alegro de que haya venido
porque al menos sé que su sentimiento es verdadero, me lo ha dicho en dos
palabras.
Al ver como
lucha contra lo que nos ataca vuelvo a sentirme mal porque pienso en sus niñas,
esas dos preciosuras que se han recuperado estos días, y no quiero que se
queden sin ella pero ¿Qué puedo hacer? No tengo ningún arma para ayudarlos y
transformarme es decir alcanzar la gloria y tener mis alas no ayudaría en nada,
es más sería contraproducente con todos los demonios rodeándonos. Solo puedo
tratar de estar cerca de ella y no por miedo sino que hemos practicado lucha
hace unos días y podemos ayudarnos con sus ataques.
No sé
cuánto tiempo llevamos aquí los cuatro juntos pero poco a poco nos vamos
moviendo de lugar, a unos cuantos metros de nosotros hay unos pasadizos que
seguro nos llevan a la salida de este maldito lugar. Mi mirada se encuentra con la de Miguel y si
hace unas horas nos conocimos con el arcángel que decidió caer porque al
parecer no estaba conforme con algunas cosas de haya arriba, tampoco a dicho
mucho o quizás eso que dijo es todo lo que tenía para decir. Vemos como uno ojos rojos se acercan a
nosotros y se para frente a Luz.
-
Lamento llegar tarde
– dice y ella tras observarlo y asentir con la cabeza, se coloca a su lado en
posición de lucha – vienen refuerzo padre, al menos lo que todavía te siguen –
dice bajando la voz para que no nos escuche Makaelis y su gente – y también el
grupo que fue contigo. Solo hay que resistir un poco más.
Nuevamente
Miguel y yo somos protegidos por ellos dos, porque los huestes nos han rodeado
completamente, el único que por el momento no se ha acercado a luchar contra
Luz o Lucifer es Makaelis, supongo que está esperando un descuido o que se
cansen, desde donde se encuentra no deja de reír.
Llevo
mí vista a Luz y noto como uno de sus brazos tiene sangre y está herida, su
cabello rubio esta traspirado, bueno solo su padre es el único que no lo está,
pero es normal, él está más que acostumbrado a este calor. De su hermano no
puedo decir mucho ya que solo se ven sus ojos. Miguel y yo tenemos la ropa
bastante mojada del calor que venimos soportando hace horas y en este momento
al estar rodeados es peor, solo espero no deshidratarme, lo que daría en este
momento por un agua bien fría, pero lamentablemente para que eso pase tenemos
que salir de aquí y con vida claro está.
De un
momento a otro vemos como mi Padre entra con los demás haciendo desaparecer
demonios que se interponen en su camino. En ese momento que os huestes están
algo distraídos por asi decirlo, Luz me empuja a uno de los pasadizo junto con
Miguel.
-
Llévatelos de aquí –
él que habla es Lucifer a su hijo - ¡Ahora!
Salimos
corriendo de allí y más al saber que nos cubren ellos dos de todo especialmente
de la vista de los huestes. Podemos irnos bastantes tranquilos al saber que
ellos están entretenidos con los que acaban de llegar.
Siento
la mano de mi… ¿cuñado? Deslizarse entre la mía, tiene un guante negro y es por
eso que puedo sentir su mano, seguimos corriendo a la salida que habiendo
pasado tanto tiempo aquí, lo debe saber muy muy bien.
Llevamos
unos buenos minutos corriendo, Miguel y yo lo seguimos pero podemos sentir unos
pasos detrás de nosotros acercándose, pero antes de poder saber quién es o que
nos atrapen salimos al frio de la noche, respiro profundo un par de veces. El
lugar es apenas iluminado, seguimos corriendo y pasamos al lado de una destartalada
lapidas y árboles o mejor dicho ramas vivientes, esto parece una de esas
películas de terror. No puedo encontrar
la luna que ilumine aún más este lugar y puedo sentir un par de rasguños de
algunas ramas por donde pasamos, no podemos detenernos.
Un rayo
golpea el suelo delante de nosotros agrietando la tierra, abriendo un barranco
irregular. El hermano de Luz puede detener su corrida justo a tiempo y al venir
detrás de él lo choco. Observo la brecha es bastante ancha y profunda como…
bueno al mirar solo veo oscuridad así que no podría decir con exactitud como de
profunda pero supongo que lo suficiente.
-
¿Qué haremos? –
pregunta Miguel.
-
Síganme – y la voz es
casi parecida a la de Luz.
Nos
guía hacia su izquierda curveándose entre oscuras tumbas mientras detrás de
nosotros no muy lejos ni tampoco tan cerca escuchamos el sonido de la batalla y
sé que eso va a seguir por un tiempo pero tampoco sé cuánto.
-
Continúen por aquí –
dice nuevamente – yo los cubro, sentí que nos seguían.
Con
Miguel nos miramos y seguimos caminando entre la oscuridad, él va primero y
detrás mi cuñado, los pulmones me queman por lo mal que voy respirando, quizás
sea la cantidad de aire que intento inhalar.
Escucho
como el hermano de Luz deja salir un gemido de dolor, me volteo rápidamente y
veo como se tropieza y mira hacia atrás.
-
Hey – digo antes de
que caiga. Lo bajo al suelo.
-
¿Qué pasa? – escucho
la voz de Miguel acercándose nuevamente a nosotros.
-
Este herido – digo y
como solo tiene una ropa oscura porque no tiene cuerpo no puedo ver la herida.
Al
acercarse a nosotros levanta en sus hombros al ser un arcángel bueno por más
que se caído sé que tiene fuerza como para que este parezca una bolsa de papa.
-
¿por dónde? – vuelve
a preguntarle.
Le
indica que sigamos adelante que todavía estamos cerca de los huestes, que hay
un lugar donde ir en ese cementerio. No
me sorprende que el infierno este en un cementerio, después de todos al morir
se sabe dónde van las almas si allí o al cielo.
Llegamos
a lo que parece ser una capilla, Miguel empuja la puerta todo esto guiado por
él que lleva en su hombro. Vamos a lo que parece ser una oficina y se abre una
puerta allí dentro a un costado hay una escalera que llevan hacia abajo.
Miguel
lo baja y nos hace seña para que entremos nosotros, lo hago primero seguida de
cerca de Miguel y por último el gemelo que hace un tremendo esfuerzo para tener
abierto los ojos, no sé qué lo ha herido pero parece ser grave.
-
¿A dónde vamos? –
pregunto – sabes que tenemos que salir de aquí.
-
Vamos a la cripta de
este lugar – suspira – allí podremos estar por el momento. No creo que nadie
venga aquí.
Miro el
piso y veo mojado el piso por donde él camina parece ser sangre pero es más
oscuro podría decirse que negro.
En la
luz proveniente del candelabro de hierro
forjado, veo que Miguel está preocupado, seguro esto tiene alguna otra salida
por eso nos metió aquí.
Sentimos
como unos pasos se acercan a nosotros, solo vemos la como cada vez se acerca
más, una capucha negra cubre el rostro del quien quiera que sea que camine a
nosotros.
El
hermano de Luz se encuentra de rodilla en el suelo y no puede hacer mucho este
algo débil.
Lentamente
desde la manga de la chaqueta que lleva puesta saca una daga de plata y de un
rápido movimiento esta frente a este.
-
¡No! grito al ver
como arrastra la cuchilla a través de la garganta.
Este
gruñe y tose, su aliento se torna trabajoso. Termina de caer al piso y sus ojos
rojos se encuentran con los míos y parece querer trasmitirme tranquilidad.
Después se embotaron y su respiración se aquieta.
-
Era necesario – se
escucha una voz conocida.
¿Cómo
pudo? Era su hermano, bueno este no lo sabe, o quizás sí, no me sorprende que
al intentar deshacerse de Luzbel lo haya hecho de su hermano. Aunque también es obvio que no lo sabe.
Con
otros agiles movimientos aprisiona a Miguel y logra atarlo y dejarlo tirado a
un lado.
Cuando
lo deja de esa manera se acerca a mí de manera lenta, paso que él da hacia mí,
pasos que yo doy hacia tras.
-
Tranquila – dice como
si nada al ver que estoy contra la pared – no te hare nada aunque quiera.
-
Sabes… ¿sabes que
acabas de matar a tu hermano?
-
¿Qué?
Al
escuchar su pregunta responde mi pensamiento de que no sabía absolutamente nada
de eso.
-
Si – digo al tenerlo
pegado a mí – era tu hermano. Gemelo de Luz.
-
¡eso es mentira! –
exclama.
Intento
ver sus ojos, para saber si es verdad lo que creo a pesar de todo lo que le ha
hecho a Luz, él podría mancharse las manos de sangre de cualquiera persona pero
no de su hermana o alguien de su familia, y eso es algo que acaba de hacer.
Camina
hacia el cuerpo tirado y se lleva las manos a la boca, con pasos inseguros me
acerco, no es que no tenga miedo, puede ser una trampa para que me acerque.
Miguel desde el rincón donde se encuentra atado me mira para suplicándome para
que n lo haga, pero la curiosidad me puede.
Al
estar parada a un costado de Damián veo el cuerpo y lo que antes era solo ropa,
ahora si hay un cuerpo de carne y hueso. Los cabellos rubios salen de la
capucha que tenía puesta, en el cuello se ve la cortadura que le hizo su propio
hermano, hacia como la sangre en este. Su piel es pálida y sus labios casi no
tienen color. Ver su rostro es como si estuviera viendo a Luzbel por el
parecido, no puedo evitar derramar unas lágrimas, porque no puedo evitar pensar
en ella luchando con los huestes, esos que lo que más desean es acabar con su
vida. Retrocedo unos pasos intentando no verlo y borrarme esa imagen pero sé
que es imposible, quiero no pensar en lo que debe estar pasando Luz.
Unos
minutos después siento los brazos de Damián que parece haber salido del shock
de saber de su hermano muerto, me alza en brazos y abre otra puerta y me lanza
en una pequeña capilla. Solo sé que esta
helado y huele horrible, con mi vista busco a Miguel y puedo ver como se mueve
y busca la forma de desatarse.
Pasado
un buen rato alguien llega al lugar y no es otro que Makaelis, no me sorprende
para nada, ellos estuvieron juntos en el secuestro de Luzbel no. Este no me mira sino que comienza a caminar
por el lugar encendiendo candela tras candela, y comienza a cantar en lengua de
ángel, al estar todas encendida revela que la capilla está limpia.
Anchos
tapices desteñidos cubren las paredes, representando imágenes
escalofriantes. Hay un pequeño y blanco
altar arriba en el frente y unos cuantos blancos de madera. Busco a mí
alrededor desesperadamente una salida pero no hay otras puertas. No puedo ni
imaginarme lo que hará Makaelis o lo que
ha hecho a Luzbel, las piernas comienzan a temblarme con temor.
-
¿Por qué estás
haciendo esto? – recostándome sobre una pared.
-
Yo te quería –
responde torciéndome el brazo y sacándole la daga a Damián que esta aun lado en
silencio y sumiso me la coloca en el cuello – y tú la elegiste a ella, sabiendo
que estaba prohibido y él no hizo nada.
Makaelis
me empuja hacia el altar.
-
Ahora acuéstate ahí.
Al ver
que la daga sigue en mi cuello hago lo que me pide mientras ruego que Luz este
bien y que alguien venga por mí. Al sentir el frio en un lugar de mi cuello
alzo la mano para tocar eso y al separar mis dedos, las puntas están rojas
donde el filo de este me pincho.
-
Si crees que esto es
malo – señala el lugar y como me encuentro – deberías ver lo que es allí
afuera.
Solo
puedo estremecerme pensando en Luzbel, en mi padre, en el laboratorio donde
está Luna y las bebes.
El
altar donde me encuentro es cuadro blanco, es un poco más grande que yo, se
siente frio ademas de estar expuesta en alto y la mente me juega un mala pasada
porque comienzo a imaginar cómo bancos blancos están llenos de sombríos huestes
esperando para que mi tortura, muerte o lo que sea que se le pase por la cabeza
a Makaelis hacerme.
-
Veamos donde puse esa
cosa que usan los humanos – dice bajando del altar mirando en la puerta de
entrada y los bancos por donde pasamos. Unos segundos después regresa con una
cuerda - ¡no te muevas! – mueve la daga en mi dirección.
Al
acercarse me ata a cuatro agujeros que se encuentran taladrados en el altar,
primero las muñecas y luego los tobillos.
Trato de no retorcerme del dolor al ser atada. Esto parece un sacrificio
o al sentir como estoy, podría significar cualquier cosa pero es más como un
sacrificio.
-
¿Qué vas hacer? –
pregunto.
Sonríe
dulcemente como si estar de esta manera fuera lo más normal del mundo y quizás
para las cosas que hacen ellos si lo sea pero para mí no. vuelvo a ver a Miguel
que se encuentra lejos de mí y sigue intentado escapar y Damián está a un
costado sin hacer ni decir nada.
-
Mmm estoy duda con
eso. Si hacerte mía y ganar en algo a Luzbel – se moja los labios con su lengua
y siento unas terribles ganas de devolver – o matarte y disfrutar del
sufrimiento de Luzbel.
Veo
como agarra un libro como una biblia y pasa varias páginas buscando y al no
encontrarlo lo cierra con fuerza y tira a un lado.
-
¿Qué es lo que pasa
contigo? – pregunto viendo sus ojos rojos mientras jalo las cuerdas - ¿qué te
importa lo que sentimos el uno por el otro? ¿quién pide una cita primero o por
ser mujeres?
-
Me gustaría tener una
conversación con uno de los dos que creyó que poner el destino de nuestras
almas inmortales en manos de dos enfermas mujeres enamoradas entre si pensó que
era brillante idea – levanta la daga y lo agita en el aire - ¿quieren balance?
Yo les daré el perfecto.
Sus
ojos en este momento destellan furia. No puedo quitar los ojos de la daga que
brilla en el lugar.
-
¡estás loco! – digo
-
Si él querer traer
ella final a la más larga batalla jamás peleada – si nunca fue peleada porque
siempre nos terminaban matando y no teníamos idea porque lo hacían – si estoy
loco.
Lo del
final de la batalla no sale de mi cabeza porque afuera estaba o esta Luz, y mi
padre peleando.
-
Dijeron que sería el
infierno en la tierra – digo por lo bajo tratando de armar una idea en mi
cabeza – el fin de los días.
-
Pareciera ser de esa
forma – dice.
-
Si pero también
parece una guerra que no sea buena para pelear.
Sonríe como
si esperase esas palabras de mi parte y rodea el lugar hasta parece donde mi
cabeza.
-
Tu muerte y la de
ella pueden ser un empuje que demás angeles necesiten en la dirección correcta.
-
Si me quieres como
has dicho no me lastimarías – digo.
-
Por supuesto que lo
- dice poniendo ante mis ojos la daga.
-
Regresare – digo
mirando sus ojos – siempre regresamos y lo haremos.
-
Oh no, esta vez no lo
harás – responde – puede que ella sí, pero tu no.
Un
escalofrió recorre por mi Columba al saber su respuesta. No, no puede ser
diferente esta vez ¿Por qué lo seria?
-
Te he conocido muchas
veces, pero esta noche el hermoso error agnóstico de tu madre lo cambia todo.
-
¿Qué hay con ella? –
pregunto tratando de buscar en mi mente algo que me haya dicho para entender
esto.
Lo
único que hablamos con ella fue como conoció a mi padre Uriel y como quedo
embarazada de mí y como él nos dejó.
-
Bueno la razón por la
que vuelves una y otra vez, al igual que Luz es porque cuando nacen son
iniciada en una creencia religiosa. Esta
vez tu madre opto por no bautizarte al igual que tu padre bueno ese humano al
que tu llamas asi tampoco quiso hacerlo.
Con eso ellos dejaron tu alma expuesta. Sin ritual de bienvenida en la
religión, equivale a no reencarnación para ti. Una pequeña pero esencial curva
en tu ciclo. Luzbel vendrá pero no conocerá el amor, ese amor que lo tiene solo
contigo – Un sonrisa de ¿felicidad? Si parece serlo y estarlo se asoma en sus
labios.
Mi
cabeza vuelve a punzar con más fuerza con esta información que me ha dado. Mis
ojos no pueden enfocar bien y los oídos me zumban. Parpadeo lentamente
sintiendo la pequeña ráfaga de parpados cerrándose por un golpe a través de mi
cabeza. Me alegro de estar recostada de otra manera ya estaría desmayada.
Bueno
si este es el final… no, no puede serlo, mi historia con Luzbel no puede
terminar de esta manera.
Makaelis
se inclina sobre mi rostro y sus ojos y voz me envían un montón de odio ¿Dónde
quedo el “yo te quería”?
-
Cuando mueres esta
noche. Eso es todo. en esta vida no eres más de lo que aparentas: una chica
hermosa, y enferma por estar enamorada de otra, y estúpida. Incluso sabiendo
que tu muerte no es nada gloriosa, encontrare placer el matarte. Ella sufrirá
mucho sin ti y más sabiendo que no pudo hacer nada nuevamente para salvarte.
Observo
como Makaelis levanta la daga y la cabeza me da vueltas. Durante todas estas
horas no solo él, sino también Miguel y otros huestes me habían dado mucha
información de las cuales pocas pueden entender. Ahora él está aquí presionando
su daga contra mi corazón y los ojos se me vuelven borrosos. Siento la presión de la punta de la daga contra mi pecho, parece estar
investigando cual es la mejor forma de clavarme la cuchilla.
Solo
puedo pensar que hay algo de verdad en el discurso de hace un momento.
Quizás
solo quiero poner un poco de esperanza en el verdadero amor ¿es ingenuo?
Después de todo el amor verdadero no puede ganar la guerra de allá afuera e
incluso puede no salvarme de morir aquí en este altar.
Pero
quiero creerlo. Mi corazón solo late por ella y hasta que eso cambie en lo
profundo de mí ser creo en este amor y en capaz de convertirme en algo mucho
mejor para volver a Luz. Al menos una vez más.
Un pequeño grito escapa de mi garganta cuando la daga toca mi piel. Escucho ruido de cosas destruyéndose y todo
alrededor llenándose de Luz y ruido.
Una claridad enceguecedora y un precioso
murmullo.
Así que
estoy muerta.
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Por Dios!!!!! Ya no se ni que decir solo que seguire pacientemente esperando los nuevos capitulos y que por fa esa luz sea Dios y no que ari se muere!!!! Tu dijiste que habia final para las dos....
ResponderEliminarAhhhj!!!! Esta vez por fa no tardes mucho
Que buen capítulo extraordinario gracias por seguir con la historia me encanta!!!
ResponderEliminarOMG!!! nooo que Ariii no se mueraaa,no me gusta como es el personaje de Damian pero quisiera saber que pasara con el,se revelara contra Makaelis o seguirá siendo el mismo lento de siempre??
ResponderEliminarme encanta la historia VEC sos la mejor siempre te lei pero no podia comentar jeje dios segui asi bss y saludos!!! desde ARGENTINA!!!
by:Lourdes Avalos