Ella entra sin
pedir permiso;
hunde su lengua
entre mis piernas
perfora con sus
dedos mis entrañas.
Ella baña con
saliva mi feminidad
y absorbe el
néctar que brota de mis poros;
me arqueo, la
miro en silencio
mientras busco
palabras que no entiendo.
Beso la palma de
sus manos
y desgarro todo
lo que sobra.
Su cuerpo sobre
mi cuerpo,
sus senos firmes
y mis uñas
que se clavan en
su espalda
mientras ahogo
el grito de éxtasis en el calor de su aliento.
Es mi cuerpo el
trofeo de ángeles y demonios
pero aun así,
vuelvo a
sucumbir ante lo prohibido de mi sexo.
Los fantasmas
mueren y solo queda ella
perforando con
sus ojos mis silencios…
hasta que por
fin soy libre,
y la abrazo con
mis alas huérfanas de miedo.
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Una delicia este verso tan bien estructurado que nos has regalado. Felicidades
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Significa mucho para mí.
EliminarComo ya te dije, explícito, muy íntimo e intenso...precioso, con mucha energía, lleno de fuerza. Enhorabuena
EliminarMe gusta mucho. A ver cuándo escribes más.
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