Capítulo 72 1ª parte
Despierto
sobresaltada con los ojos llenos de lágrimas y las manos en mi vientre ¿Cómo
explicar lo que soñé? Es feo y más ahora que voy hacer madre es aún más y tengo
miedo de que vuelva a pasar lo mismo que en ese maldito sueño. No sé si paso o no, pero creo que son
recuerdos que en mi mente empiezan a despertar por así decirlo. ¿Por qué ahora?
Intento secar mis lágrimas y miro a Luna dormir a mi lado después de un día y
una noche como la que tuvimos es normal que no se dé cuenta de nada de lo que
está pasando, no quiero preocuparla, suficiente preocupación tengo yo con esto
de que andan asesinando angeles y mis sueños como para preocuparla a ella,
mejor que se dedique a disfrutar del embarazo.
Cierro los ojos y suelto un suspiro, espero no volver a soñar algo tan
feo, igual hay algo del sueño que no puedo dejar de dar vuelta. En mis otros
sueños sacando el de Lucifer que me vi a mi misma, a los otros era como si
estuviera viéndolos como decirlo desde afuera otra perspectiva, pero esta noche
ha sido diferente.
Estoy en casa me siento mal y mi esposo ha salido,
mis suegros han muerto quemados con la casa incendiada. Él y los hombres que han estado trabajando en su casa desde
hace años no sé dónde han ido quizás en estos momentos estén en la casa, el
fuego habrá consumido toda la casa.
Ahora estamos en la casa del que es o mejor dicho
era capataz de su casa, estoy en una habitación que han arreglado para mí, y
más en la condición en la que me encuentro en estos momentos. Estoy costada en la cama y no puedo darme
vuelta por mi panza, tengo pocos meses pero ya está grande.
Por la ventana de la habitación se ve luz y voces,
seguramente son las personas de la casa que están haciendo cosas, viendo sus
animales, quemando basura, quien sabe. Me pongo la almohada en la cabeza para
no escuchar los gritos. Quiero borrar la imagen de la muerte de mis suegros, no
estoy segura de que solo hayan muerto ellos dos en esa casa, quizás algunas de
las mujeres que ayudaban a mi suegra en la cocina también. Puede escuchar los gritos
de ellos al ser quemados por las llamas y aun ahora puedo escucharlo, tengo
cerrado los ojos y con una mano apretando la almohada para callar y borrar todo
de su muerte en mi mente, con la otra mano acaricio a mi bebe que está
inquieto. Un ruido en la puerta de la habitación hace que me siente
sobresaltada en la cama.
- Tenemos que irnos – escucho la
voz de mi marido.
- Apúrense – dice el capataz que
está esperando del otro lado de la puerta.
Busco mi calzado y me lo pongo al igual que un
abrigo y salimos por detrás de la casa es en ese momento que una espada
atraviesa el cuello del capataz y caen desangrándose en el suelo. Mi esposo y
yo a su lado intentamos de detenerlo pero es imposible.
- Vaya la parejita – escuchamos una
voz ronca que se acerca a nosotros, es conocida, es el cura del pueblo.
- Aléjate de nosotros – dice
sacando su espada y resguardándome tras su cuerpo.
- Esa espadita no podrá conmigo –
se sigue acercando con un candil en mano. Puedo ver sus ojos negros
completamente sin ningún brillo.
Detrás de él más personas se acercan, tienen los
mismos ojos que él e inclusos otros puedo verlos del color rojo. Me mira y
sonríe de una manera que me da escalofríos, mis manos las llevo instintivamente
a mi vientre, queriendo proteger de todo mal a mi bebe. Miro el cuerpo sin vida
del capataz y tiene una espada también y la agarro para defenderme de ellos. No
sé cómo se maneja ni cómo se pelea con una pero he observado muchas veces a mi
marido. El comienza a pelear con algunos de ellos, estas personas parecen
autómatas solo se defienden de sus ataques y muchos caen muertos ¿Por qué nos
atacan? ¿Qué hicimos? Nada solo amarnos, casarnos y tener una familia. Este es
el mismo cura que nos casó aunque había varias personas más con él, de túnicas
blancas pero nadie que nosotros conociéramos. ¿Por qué está haciendo esto? No
sé qué pensar tengo una mano en mi vientre y con la otra sostengo la espada, el
cura no se ha acercado a mí pero está atento a los movimientos de quien nos
defiende. Él sigue peleando con muchos de ellos que no se dan por vencido y hay
unos cuantos más muertos. Puedo notar como el empieza a cansarse, puedo decir
que aquí prácticamente está todo el pueblo, tiene unas heridas en las piernas y
en los brazos. Siempre entreno duro pero nunca peleo tan así, los
entrenamientos con mi suegro no se parecían nada a lo que está haciendo ahora.
Uno de ellos empieza acercarse a mí y lo esquivo,
intenta agarrarme, sigo esquivándolo. Él por ver lo que hago se descuida y
terminan hiriéndolo pero así y todo se acerca a mí y me defiende.
- Basta – se escucha la voz
autoritaria del cura – está herido no es tan difícil agarrarlo.
Camina hacia nosotros con pasos firmes y saca una
espada, al estar frente a nosotros nos ataca y por su supuesto yo no sé manejar
una espada y solo camino hacia atrás dejando que ellos dos luchen aunque tengo
miedo por él, está herido, no sé cuánto más aguantara.
Han pasados minutos desde que empezaron a pelear
pero que a mí se me hace eterno este momento y más al verlo con heridas, no
puedo con esto. Y lo peor de todo es que no tengo la más mínima idea de porque
nos ataca o mejor dicho nos atacan.
Veo como grita de dolor y la espada cae de sus
manos llena de sangre. Las lágrimas caen de mis ojos al verlo de esta manera y
llevo la mano de mi vientre a mi boca para ahogar el grito. No sé cómo habrá
hecho para que la espada de su contrincante lo lastime de esa forma, quiero
acercarme pero tengo miedo.
- Agárrenla a ella – se escucha
como les ordena y mi esposo se retuerce para venir ayudarme pero no puede
porque el cura y otros dos más le sostienen fuertemente.
Veo en su mirada como me suplica para que me
defienda y lo intentare pero nunca maneje una espada y estoy embarazada. Y este
está muy avanzado, no puedo moverme con agilidad y tengo miedo, miedo de que
intenten herirme la panza.
Solo uno se acerca y al igual que el anterior
intenta agarrarme pero me mueve a un lado y levanto la espada atravesándole el
pecho. Soy una asesina, este cae en el suelo pero de su cuerpo sale como algo
negro y sus ojos vuelven hacer normales antes de cerrarse. Y otro al ver eso
también camina hacia mí, con este es más difícil, no me ataca pero si se
defiende de los ataques que yo doy con mi espada, en un descuido logro
lastimarle un brazo y esto parece enfurecerlo y la rabia hace que se acerque a
mi aún más de lo que ya estaba. Y también busca de alguna manera herirme con
una mano por supuesto resguardo mi
vientre aunque manejar la espada con una sola mano me sea difícil. Él parece
estar confiado de que no pueda moverme bien y más al ver como sostengo la espada.
Lo observo y busco con mi vista el punto donde está su corazón.
- Ya la tengo – dice al ver que
está apunto de agarrarme y hacer que tire mi espada.
Le sonrió de una manera que solo yo puedo hacerlo y
me mira a los ojos y también responde la sonrisa aunque la de él es lasciva.
Baja su espada y se aproxima más de lo que ya estamos, levanto la espada y
trato de sostenerla lo mejor que puedo mientras él no se da cuenta de nada.
Levanta una mano para acariciar mi cabello y yo empujo la espada en su pecho y
pongo todas mis fuerzas en esto. El abre los ojos sorprendidos y baja la vista
donde se encuentra incrustada mi espada.
- Perra – escucho que dice apenas
audible.
Saco la espada y mientras él va cayendo, con la
espada corto su cuello, la sangre sale abundante y no hay nada que se pueda
hacer por él. Pasa lo mismo que con el anterior tipo algo negro sale de su
cuerpo y desparece en el aire.
- Todo tengo que hacer yo – dice el
cura y mira a los hombres que están con el – atenlo.
Y dada esta orden comienza acercarse a mí,
caminando firme, sin separar sus ojos negros de los míos. Siento que me tiembla todo del miedo que le
tengo ¿Qué nos hará?
Al acercarse, levanto la espada en forma de protección, para que se asuste o
lo que sea, algo que le impida acercarse
más. De un solo movimiento con su
espada hace que tire la mía y sin hacerme alguna herida, esta vez es él el que
apunta y yo camino retrocediendo y protegiendo con mis manos mi panza, término
dando con la puerta, no tengo escapatoria.
Aun con su espada en mano pasa una mano por mi
brazo y me lo agarra fuertemente y lleva donde está mi esposo. Este se encuentra atado en el suelo, dos hombres
más están introduciendo una madera
bastante alta en un poso y alrededor ponen maderas más chiquitas que son para
hacer fuego. Otros dos hacen otro poso.
- Suéltala – escucho como habla mi
amor y algunas lágrimas caen por sus ojos como por los míos.
- Tranquilo – responde dándole una
patada en la quijada haciendo que caiga hacia tras y mis lágrimas sean más
abundantes – solo nos divertiremos un rato.
Con otros dos me obligan, mejor dicho de un golpe
en la cara y otro en las piernas que termino cayendo de espalda y golpeando la
cabeza, esto hace que empiece a ver todo borroso. Puedo distinguir su rostro
muy cerca del mío hasta que siento una lengua babosa pasándome por la
mejilla. Muevo mi cara y puedo ver mis
manos y piernas atada a estacas, me muevo para tratar de zafarme de estas
ataduras pero es imposible. Escucho el llanto de mi marido que se encuentra
igual que yo, no muy lejos hay un fogón y muchos de ellos están allí
rodeándolo.
Puedo sentir como mi vestido es rasgado dejando mi
vientre al descubierto, al menos sigo con la ropa intimas puesta, esta vez
tengo más miedo, tiemblo de solo pensar de lo que me vayan hacer. Cierro los
ojos fuertes sin dejar de llorar. Puedo percibir como alguien sube en mi
cuerpo, no aprieta mi vientre pero al pasarme la lengua por el cuello y bajar
por mis pechos, sé que es del cura, que de cura en estos momentos no tiene
nada, muevo mis manos y piernas aunque sé que es difícil que me desate. Las
manos del hombre recorren mi cuerpo que desde el embarazo ha cambiado, hasta que
siento como mis pechos quedan al descubierto.
- Déjala infeliz, es mi esposa, no
la toques – escucho entre llantos los gritos de quien no puede defenderme o más
ben defendernos.
- Ya dije que te quedes tranquilo –
siento como se aleja apenas de mis pechos sensibles en el cual ya ha pasado su
asquerosa y maldita lengua – no le hare nada que tú ya no le hayas hecho a esta
perra.
Nuestros llantos y la risa de lo que están cerca
del fogón son lo único que se escucha en este momento. Vuelvo a sentir su
lengua y sus manos jugar con mi pecho mientras frota su parte intima por la
mía. Su lengua y demás caricias asquerosas se detienen al llegar a mi vientre.
- Maldito crio.
- ¿podemos hacer algo con eso? –
dice otro que observa lo que él hace.
- Claro que se puede hacer algo –
responde el – pero quiero disfrutar de ella y no sé si se podrá.
- Podrias intentarlo – responde
este y se siento sus pasos alejarse.
En mi panza puedo sentir como algo afilado se pasea
¿Qué hará? ¿Me matara? No sé qué será
que intenta hacer ni porque lo hace, hace unos momentos deje de preguntarme qué
pasa, aunque no entiendo la actitud del cura, no tengo respuestas para nada de
lo que está pasando.
- Ahh – grito al sentir como lo que
estaba en mi vientre me lo atraviesa – mi bebe – digo sintiendo el dolor y esta
vez no puedo hacer nada para protegerlo.
El dolor que siento es insoportable y más al sentir
como esto que supongo es la espada se mueve interior haciendo daño a mi pequeño
o pequeña. Ya no hay nada que pueda o quiera hacer, no quiero vivir después de
esto. La fuerza de mi cuerpo empieza irse al sentir el dolor no solo físico
también sentimental de la pérdida de un embarazo y si viviera luego de esto
cosa que dudo seguro no podría tener más hijos.
Muevo mi cabeza hacia donde sé que esta la persona que me ha dado
seguridad hasta ahora menos esta noche pero no es su culpa, abro mis ojos y me
encuentro con los suyos que me trasmiten el dolor de lo que está viendo, la
impotencia de no poder hacer nada por nosotros, por no saber que nos espera
después de esto si es que hay después.
- Déjala – dice y apenas se le
escuche, sabe que no le hará caso y ya se ha quedado sin fuerzas como yo para
seguir luchando.
La espada hace un tajo en mi vientre profundo y yo
ya con esto no puedo, todo se vuelve oscuro, solo escucho las voces como un
murmullo. Algo en mí se remueve y no sé qué será quiero abrir los ojos, quiero
dejar de sentir dolor, quiero que esto no esté pasando pero no puedo hacer nada
para cambiar.
- Sería un niño – escucho como a lo
lejos y ya no tengo lagrimas para llorar pero puedo sentir como mi corazón se
quiebra en mil pedazos – estaba por nacer, lástima que ya no verá la luz del
día. Entiérrenlo o tírenlo por algún lugar, como quieran. Ahora voy a
divertirme.
- Está llena de sangre – responde
uno.
- Eso no me importa, lo que yo
quiero es estar entre sus piernas y ella todavía está viva, puede sentirme.
¿Cómo alguien que predica las cosas de Dios puede
hacer algo como esto? No tiene explicación, al menos que este poseído por algún
demonio ¿podrá ser? No creo que existan. Entonces ¿Por qué hace esto? ¿Por qué
están todos los de pueblo? Al menos la mayoría, las personas más influyentes.
Solo puedo sentir el movimiento de su cuerpo sobre el mío, para mí todo es
oscuridad y más oscuridad luego de eso no hay luz, no hay nada por lo cual
seguir, luchar, vivir, respirar, n hay nada… ¿Cómo podría alguien seguir
viviendo? Si es que no muero desangrada, en mi cuerpo está la marca de los
peores días de mi vida que recuerde. Creo que es lo único malo de mi vida, no, no
es malo, es horrible, espantoso, no tengo descripción para esto.
- Atenla allí – dice como si nada –
tu zorra es deliciosa – Pobre mi amor, tener que ver todo esto – estaba media
estrecha, al parecer no sabías como disfrutarla, bueno quizás haya sido por ese
molesto bulto que era tu crio. Debe ser feo embarazarla a la primera que la
pones sin disfrutar del sexo y de las diferentes poses que puede uno darle a
las perras como ella, es más seguro tu tampoco sabes mucho del sexo. lástima
que a mí no me gustan los tíos o sino en este mismo momento te estaría haciendo
algo igual que ella, y créeme lo disfrutaría. ¿alguna que quiera romperle a él?
- Yo – responden varios, intento
despertar salir de la oscuridad, dejar de solo escuchar los murmullos.
- Disfrútenlo.
Mi cuerpo está siendo movido a otro sitio y varias
manos me manosean el cuerpo desnudo. Mi espalda cae contra algo duro, que es
una madera o un árbol, quizás sea eso que estaban poniendo hace un rato cerca
del fogón en la tierra. Un grito se
escucha y lo reconozco es de mi marido y es de dolor ¿Qué le mando hacer el
infeliz? ¿No será…? No puede ser, escuche que solo hacen eso, aquellas personas
que no creen en Dios o que eso paso en Sodoma y Gomorra, que esas prácticas
sexuales entre hombres se dio allí.
- Suéltenme, malditos.
Pobre él también está sufriendo y no solo por lo
que vio de mi sino lo que le están haciendo, creo que ninguno de los dos querrá
seguir con vida luego de esto, es demasiado para ambos.
Escucho como algunos de ellos parecen bailar
alrededor del fuego mientras beben, abro mis ojos apenas estoy muy débil por
todo, trato de enfocar mi vista, lo veo agachado y desnudo cierta parte de su
cuerpo y entre dos le sostiene mientras un tercero le estuviera montando, se
mueve hacia delante y atrás y las lágrimas otra vez caen de mis ojos que apenas
puedo mantenerlos abiertos. No sé cuánto tiempo paso supongo que una eternidad
hasta que lo veo colgado a mi lado, esto
me recuerda un poco a la crucifixión de Jesús, al menos así lo representan en
la vía crucis con la diferencia que en ellos al colgarlos no hay maderas que
parecen que prenderán fuego. ¿Nos quemaran como en una hoguera? Bueno esto ya
parece una hoguera así que luego de todo los que nos han hecho supongo que lo
harán.
Ellos siguen bailando alrededor de su fogata con el
cura entre ellos, en un momento, se escucha silencio y las llamas del fuego son
más altas.
- Makaelis ¿Qué hacemos? – pregunta
uno de ellos señalando nuestro cuerpo
- Prenderles fuego, que no quede
rastro de nada y más para Lucifer.
¿Lucifer no es el diablo acaso? Esto afirma mi
sospecha de que están poseídos, todos.
- Sabía que algo así pasaría – se
escucha una voz que parece venir desde el fuego.
- ¡Mi señor! ¡Lucifer! – dice el cura
agachándose rápidamente en señal de respeto, los demás lo imitan torpemente.
- ¡eres una caso… - puedo ver cómo
sale del fuego como si nada, es más parece que este le acariciara el rostro y
el cuerpo – perdido!
- ¿Por qué lo dice? – responde sin
levantar la vista
Lucifer luce terrible, poseído por la ira. Su larga
cabellera rubia con bucles cayendo por su espalda ancha y musculosa, sus ojos
azules chisporrotean furia contenida.
- ¡me refiero a que por tu estúpida
envidia, has hecho todo esto! ¡matar a un ser inocente y propasarte a quien no
deberías ponerle un dedo encima!
- Señor… pensé que no te afectaría
en nada que yo hiciera lo que tú las veces anteriores no te has atrevido.
- ¡cállate! ¡por tu culpa ahora no
podre!
- Señor… aún está viva, puede, si
quiere.
- ¡silencio! ¿crees que por lo que
has hecho los demás van a seguirte a ti? ¿Qué no conseguiré mi victoria? Nada ni nadie, ni mucho menos una basura como
tú podrá sentarse en mi trono ni llegar a donde yo llegare.
Se acerca dónde nos encontramos nosotros y observa
a mi esposo con desprecio, rabia, al estar frente a mí su mirada cambia, es
¿lastima? ¿Por qué?
- Si me hubieras elegido a mí –
dice mirando esta vez mi vientre abierto que sangra, ya se me cierran los ojos
– nada de esto hubieras pasado nunca, serias reina y estos estarían bajo tu
mando, dominaríamos el mundo.
- Gracias… por la proposición pero
no, jamás podría hacerle algo como esto – m señalo con la cabeza el cuerpo – a
alguien más.
- Eres una idiota – responde – pues
nunca te dejare ser feliz.
Un sonido repugnante se escucha en el silencio de
la noche y el campo. Se escucha un gemido, y gritos de los que están cerca de
la fogata e incluso la voz del cura escuche, el fuego los consume todo.
Donde nos encontramos nosotros comienza a prenderse
fuego, solo quedamos él y yo. Cuando nos casamos dijimos: en la riqueza y en la
pobreza, en la salud y enfermedad, en la buenas y en la mala y hasta que la
muerte nos separe y eso va a suceder, solo la muerte puede lograrlo.
Me giro y lo miro. Me encuentro con esos grises
trasparente, que me muestran su amor, su dolor, la impotencia de que estemos
ambos así y no sabemos porque. Sé que el daría su vida porque nada de lo que
pase hubiera pasado o al menos borrarlo y poder hacer que todo fuera como
antes.
- Javi…er – son mis últimas
energías, el calor del fuego empieza a llegar a mis piernas. Abro los ojos lo
más que puedo – ¡Te amo!
- ¡Te amo! – responde entre toces.
Nuestros ojos quedan enganchados. Al menos en lo
último que me queda de vida quiero ver ese color gris con ese brillo especial
que es el amor, su amor. Esos ojos que
me dice en otra vida mi amor, recuerda nuestro amor es para siempre y para
siempre significa la eternidad. Te encontrare, no importa dónde o con quien estés.
Nuestro amor es demasiado fuerte y puro.
No puedo gritar al sentir como me quemo, ya no
tengo voz, ya no siento nada. Mis ojos se cierran para no volver abrirse.
Esos
ojos…. Son los mismo ¿pero no puede ser o sí? solo ha sido un muy muy mal
sueño.
Me meto
en la ducha mientras algunas lágrimas por ese sueño tan real que tuve las dejo
caer. Necesito de alguna forma liberar lo que siento, voy hacer madre y ese
sueño me afecta demasiado, ni siquiera puedo ponerme analizar y pensar en lo
que paso anoche con Luna, por un lado fue maravilloso pero por otro no, no
quiero ilusionarla, no quiero romperle el corazón.
****
Despierto
y me encuentro desnuda y sola en la cama. Recuerdo la magina noche que tuve con
Luz y no sonrisa boba se posa en mi cara, y con una de mis manos acaricia mi
vientre para saludar a mis bebes, que espero sigan así de tranquilitos
creciendo en mi interior.
Llevo mi
mano a la almohada de mi esposa y la encuentro totalmente mojada al igual que
el lugar donde ella duerme, no es la primera vez que esto pasa ¿tiene
pesadillas? Joder si es así y no he despertado en esos momentos, pero bueno por
un lado ella entiende que desde que estoy embarazada me gusta dormir un poco
más pero por el otro me siento mal. También es raro que no me lo haya dicho a
pesar de ser esposas somos amigas. Al menos que no quiera preocuparme ¿acaso
tiene que ver conmigo o con nosotros?
Escucho
la ducha en el baño y me levanto de la cama para ir a meterme a la ducha con
ella. La puerta esta arrimada y puedo escuchar leves sollozos en el interior
¿Por qué esta tan mal? ¿Una pesadilla puede afectarla de esta manera? O ¿es algo más? No sé si entrar o meterme en
la cama.
Me estoy
volviendo a la habitación, pero decido entrar en el balo y mejor que esté con
nosotros, al menos el sentir a los bebés, pueden hacerla sentir mejor a lo que
sea que le esté pasando. Me duele verla de esta manera.
Entro en
silencio, tiene la cabeza apoyada en la pared mientras el agua cae por su
espalda, dios parece que fui un poco salvaje anoche, ya que tiene algunas
marcas de mi uñas, al menos son mías y no de alguna otra. Me relamo los labios
al verla toda desnuda ante mí, sus nalgas son una tentación, bueno en realidad
toda ella lo es.
Al estar
tras suyo paso mis manos por su cintura y la abrazo mientras apoyo mi cabeza en
su espalda, puedo sentir como ella separa la cabeza de la pared y deja que su
cara y cabello sea mojada por el agua ¿está queriendo borrar los rastros de sus
lágrimas? M e duele que este de esta manera, hasta ahora nunca la había visto
ni escuchado llorar.
Deposito
besos en su hombro y espalda, ella con sus manos acaricia las mías. Mi vientre
está apoyado a ella, de alguna forma quiero que sienta a los peques, que no
esté sola, que estamos nosotros para lo que sea que tenga. Se gira lentamente y
esta vez nuestros vientres son lo que se apoyan
un poco, deja sus labios en mi frente unos instantes. Al separarse de mi
abro mis ojos y le sonrió mientras acerco mi rostro al suyo, me devuelve la
sonrisa ante de que nuestros labios en un beso.
- Te extrañamos en la cama – digo al sentir sus manos en mi vientre – nos
dejaste, eres mala.
Solo
sonríe mientras sigue acariciando todo mi bulto y despacio va agachándose y
como desde que supimos que son tres los bebés, deja tres suave besos para ellos
y sonríe.
- Los voy a cuidar – dice mirando mi vientre y rápidamente vuelve a mis
ojos y me encuentro con sus ojos un poco rojos y con miedo – con mi vida.
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Con este capitulo me doy cuenta que Lucifer no es tan malo como aparenta y que el tambien puede encontrar redencion en esta vida, porque el quiere a luz y esta vez al ser su hija puede salvarla y salvarse el. Lo malo es makaelis el si el maldad pura... mientras que ese sueño le muestra a luz que su verdadero amor es ari... como siempre en todas sus anteriores vidas... me preocupa es luna, no me gustaria que muria pero tampoco quiero que quede con luz... que problema... bastante bueno el capitulo y esperando mas para el desenlace
ResponderEliminarEste capitulo me calo en lo más hondo. Me encanta toda la historia y más que empecemos a leer q en las otras vidas ellas se han amado hasta la muerte y que esta vez no debe tener final su historia por que cuando es amor los finales no existen .
ResponderEliminarQue manera de amar!!!
ResponderEliminarGracias como siempre por compartir esta espectacular historia.
Abrazos, Luisa V.
Otro , otro , otroooo.......
ResponderEliminarSaludos ;P