Capítulo II
“Ahora
es cuando chile verde le has de dar sabor al caldo”
PAOLA
Lo que me ha pasado con esta chica es
muy fuerte, digo, claro que me ha gustado más de una mujer a primera vista,
pero esto es diferente, solo sentirla cerca me estremeció, y esa mirada, el
choque de su mano con la mía, el roce de nuestras mejillas me han invadido
infinidad de sensaciones, por un momento
intuí un intento de flirteo… pero no, que va, una vez en la estancia se
comportó de lo más normal, amable como el resto; fue más bien una pequeña
jugarreta que mis deseos le hicieron a mi mente, claro, cómo iba a ser que esta
tía se me lanzara así tan directamente frente a sus abuelos, hermano, cuñada y
amigo; además de donde saco yo que “entiende”, no pude evitar observarla todo
el tiempo que estuvimos en el mismo espacio, creo que incluso ni me enteré de
que se habló, apenas reaccione cuando la abuela de Ricardo le indico a una
asistenta que nos guiara a Mariana y a mí a nuestras respectivas habitaciones.
- Señorita Mariana esta es su
habitación- señalo, abriendo una pesada
puerta labrada- mi nombre es Rosario y estoy para servirle en todo lo que
necesite.
- Muchas gracias Rosario- le contestó
Mariana - Pao nos vemos en media hora para comer.
- ¿Cómo? ¿Para comer?- balbuce ajena a la
situación.
- Mujer ¿en qué mundo estas? la abuela de Ricardo
ha dicho que en media hora servirían la comida.
- Ahhh sí, eso, vale pues ya está-
evidentemente no me entere de nada.
- Niña su habitación es un poquito más
adelante – Rosario levanto el brazo indicándome el camino, le seguí y una vez
allí- bueno niña lo mismito que le dije
a su hermana le digo usted, estoy para servirle en todo lo que se le ofrezca.
- Gracias Rosario eres muy amable.
Me tiré un momento sobre la cama -me
sentía agotada- y volví a sumergirme en mis pensamientos, hace mucho tiempo que
me asumí gay, desde los 15 años no me quedó más remedio que aceptarlo cuando me encontré en la habitación de una
compañera de clases comiéndonos la boca, claro que antes de eso sabia sin
admitirlo que era diferente a todas mis amigas, mientras ellas babeaban por
algún niñato y se pasaban horas hablando del chico que les gustaba, yo miraba a
Susy en cada oportunidad que tenía, hasta que logre acercarme a ella y
terminamos aprovechando las horas en nuestras respectivas casas con el pretexto
de estudiar y ayudarnos en los deberes para explorarnos mutuamente, a partir de
ese momento di rienda suelta a mi sexualidad pero siempre en la oscuridad,
nunca me he atrevido a asumirme ante mi familia, primero las cosas entre mis
padres siempre estaban mal, después vino un divorcio tremendamente difícil, fue
una lucha encarnizada que solo se detuvo cuando vieron hasta qué grado
afectaron a Mariana que estaba en la edad más complicada; no sé, mis amigas -
quienes hace rato abandonaron el armario- dicen que son pretextos, que lo que
me pasa se llama miedo, y quizá tengan razón.
No hace mucho que termine mi última
relación en la que estuve poco más de un año, y la razón fue que Sofía se cansó
de estar en la sombra, no es la primera vez que me pasa, y me duele, sí, me
duele mucho, porque no soy del tipo de aventuras pasajeras, de verdad que busco
una relación estable, quizá si fuera de otro modo me lo llevaría más fácil.
Y ahora estaba en una situación
extraña, sintiéndome profundamente atraída por la hermana del novio de mi
hermana, ¡vaya por Dios que trabalenguas!,
no era algo que debía preocuparme mucho, desde luego, - aunque sus
maneras tienen un sensual toque de rudeza- no será tanta mi suerte, seguramente
Tzuri es heterosexual, además solo estaremos unas semanas aquí, y claro, lo más
importante, mi hermana, su novio y la familia entera de éste, ¿qué pensarían si
se enteran que soy homosexual? Me decidí
a levantarme de la cómoda cama de doble plaza y solo entonces admire la
decoración de la habitación, la cama colonial de cabecera labrada, el suelo de
barro, el ventanal con balcón, me dirigí
ahí abriéndolo de par en par, “que vista más bonita” esas deben ser las plantas de las que extraen
el tequila, por lo menos es el dibujo que traen muchas de la botellas que lo
contienen, pero son enormes, no sé porque se me figuraba que eran pequeñas; Y
ese pequeño chalet es como de cuento. Me
agradó la idea de dejar el ventanal abierto y me acicale un poco antes de
marchar al comedor.
- Hola hijita, ven siéntate – me recibió la
abuela Esther con expresión dulce. Ya
estaban en el comedor Mariana, Ricardo y en ese momento estaba llegando el abuelo.
- Niñas, ¿se acomodaron ya? – Espero que se
sientan como en su casa- expresó sonriente mientras se sentaba en la cabecera
del comedor.
- Si gracias, esta preciosa la habitación –
respondió Mariana.
- Si gracias, en verdad mi habitación también esta
preciosa, y tiene una vista de lujo – dije a mi vez.
- ¿Abuelo estas coqueteando con estas bellezas?
– Tzuri irrumpió repentinamente en la pieza.
- No hija,
pero sí te puedo decir que estoy empeñado en que esta niña también quede en familia - dirigiendo su
mirada gris hacia mí – ¿cómo ves? ¿Crees que se me haga el milagrito y esta
hermosa criatura se convierta en mi nuera favorita?
- No lo sé abuelo, habrá que preguntarle a
Ricardo si dejará que España vuelva a conquistar México – dijo con entonación
llena de picardía.
-Pues si bien recuerdo esa conquista le
costó muchas lágrimas a Hernán Cortes –
manifestó Ricardo con sarcasmo.
- ¡Y sangre! – completó Tzuri riendo y en
tono jocoso - no, no le fue fácil, pero después le fue “re bien”.
- No creo que sea bueno repetir la historia.
No es eso lo que dicen, que para eso sirve recordar para no repetir los mismos
errores.
- ¡Mmmm!
– murmuro en abuelo soltando una tremenda carcajada– “mijita” veo que ya te jalaron la rienda.
- Si abuelo, pero tú “nomás” me dices, ya sabes que para mí no hay más jinete que tú,
nada más doy un reparo y echamos la carrera.
- Dejen de estar hablando de ese modo –
intervino la abuela Esther con entonación reprobatoria -, miren que dudo mucho que las muchachas los comprendan,
ni yo los entiendo, y tu hija no les prestes mucha atención, en esta familia
las mujeres bonitas como tú siempre causan alboroto - completó palmeando mi
mano- a ver ya sirvan Chayito, espero que les guste la comida, ordené que no
usaran mucho chile; y no respingues niña -indicó en dirección a Tzuri- a ti te
preparo Chelito algo aparte.
La comida transcurrió entre
conversaciones anecdóticas sobre la infancia de Ricardo y la vida de la
familia, preguntas acerca de nosotros, nuestra familia y vida, a mí me costaba
trabajo concentrarme en la misma, en principio porque la mirada de Tzuri - que
estaba sentada frente a mí- me ponía muy nerviosa, y luego quería descifrar lo
dicho por el abuelo Alberto - como él mismo nos pidió que le llamásemos - Tzuri
y Ricardo, ¿conquién me querían enrollar?, según recuerdo Ricardo menciono a un
solo primo, de lo que no estoy muy segura es de la edad de este chaval, algo
dijo de que era de su misma edad o de la de Mariana, pero para el caso sería
menor que yo, o por uno o por cinco años, bueno tampoco es que sea mucho,
además Ricardo mencionó que sus primos no estarían aquí, -mis pensamientos se
vieron interrumpidos cuando escuche a la abuela pronunciar mi nombre.
- Paola hija, ¿si te gustaría ir a pueblo?
- Ehh… Si disculpadme; si claro.
- La tarde está muy agradable, podrían
darles un recorrido por los campos – sugirió el abuelo.
- Uyyyy hace mucho que no hago eso, es
padrísimo, Nena, Pao ¿qué opinan? – nos cuestionó Ricardo.
- Lo que tú quieras Ricardo.
- Sí claro, lo que ustedes decidan por mi
está bien – dije sintiéndome una tonta.
Bueno se decidió a por eso, y nos
encaminamos a nuestras habitaciones a fin de acicalarnos y ponernos algo que
abrigara más porque según nos advirtieron más tarde la temperatura bajaba y
podía llover, una vez lista pase por Mariana para bajar juntas.
Nos dirigimos a la estancia, al llegar
sentí algo extraño en mi estómago cuando vi a Juan y Tzuri tomados de la mano,
pero casi de inmediato me olvide de mí cuando vi el rostro de Mariana
totalmente desencajado, fue entonces que me percaté de que Ricardo abrazaba y
jugueteaba con una chica guapísima, morena, de mediana estatura, curvas bien
pronunciadas y ojazos color miel enmarcados por unas larguísimas pestañas; una
vez que percibieron nuestra presencia los cuatro se dirigieron hacia nosotros,
apenas alcance a susurrarle a mi hermana que se controlara.
- Mira mi amor- señaló Ricardo abrazando a
Mariana- ella es mi hermana postiza, Rosi.
Mariana se quedó estática, sin embargo
la chica se acercó con una sonrisa cálida y espléndida, le abrazo y le dio un
beso en la mejilla.
- Hola que gusto me da conocerte, Ricardo me
ha hablado mucho de ti, estoy feliz de que por fin alguien le haya echado el
lazo a este loco.
- Hola el gusto es mío – respondió Mariana
fríamente, pero la chica ni se inmuto.
- Y ella es Paola mi cuñadita – indico
Ricardo tomándome del brazo.
- Que tal – dijo extendiéndome la mano. Es
curioso pero mostro la misma frialdad al dirigirse a mí que Mariana hacia ella.
- Que tal un placer – sin venir a cuentas me
hizo gracia su gesto de antipatía por mí.
- Espero que no estén muy cansadas –
intervino Tzuri - porque pensamos en un pequeño cambio de planes, vamos a
recorrer los campos y después iremos a la laguna, ¿se les antoja una fogata?, o
por supuesto si prefieren el plan inicial no hay problema.
- ¿Pao, mi amor, que opinan? – Ricardo nos
miraba a una y a la otra.
- Por mi vale - conteste.
- Me da igual – dijo Mariana aun con el ceño fruncido.
- Mis chavas, solo falta saber si saben
montar a caballo – Juan nos miró sonriente frotándose las palmas de las manos.
- Si claro – respondí ante la mudez de mi
hermana.
- Bueno no se diga más; lobo, Ricardo
voy por los caballos – dijo Juan
arrastrando un poco las palabras girándose sobre sus talones.
- Voy contigo – dijo Tzuri dándose también
la vuelta.
- Yo también voy – expreso una presurosa
Rosi colgándosele del brazo a Tzuri, unos pasos más adelante viro su cabeza
dirigiéndome una extraña mirada.
Una vez que se marcharon y quedamos a solas
con Ricardo se desato la hecatombe entre este y mi hermana.
- Es mucho descaro el tuyo ¿no crees? – la
voz de Mariana denotaba cólera.
-¿A qué te refieres? no entiendo – la
expresión de Ricardo era de verdadera incertidumbre.
- A que tú te crees que soy tonta, a eso.
- Sigo sin entenderte.
- Ahora resulta que el tonto eres tú, te parece bien que en mi primer día aquí
tenga que soportarme a una ex novia tuya, y una que además sigue colgadita por
ti.
- ..Pero… de que hablas Mariana, ¿cuál ex
novia?
- Te estás pasando Ricardo Aragón, menuda
gracia me hace a mí que me trates de lunática.
- Pues no me dejas de otra Mariana
Carbajal; porque no entiendo de que
carambas hablas.
- Puffff a ver si te enteras, por si no
recuerdas cuando hablabas con tu amigote, estaba escuchando todo, y hablaban de
Rosi y de que ella seguía colgada de ti y estaba esperanzada de que ahora mismo
podía surgir de nuevo el romance, pero que esto se le iba por el caño porque
traías compañía.
Ricardo pasó de la expectación a una
sonora risotada, cosa que enfureció todavía más
a Mariana; mientras yo no sabía si suplicar mentalmente que regresaran
pronto con los caballos o que se tardaran lo más que se pudiera para evitar que
se enteraran del pleito de estos dos.
- Perdona, perdona, pero no lo pude evitar –
habló Ricardo por fin todavía medio sofocado por el ataque de risa – nena,
estas equivocada, yo nunca he tenido nada con Rosi, te lo juro, no hablábamos
de mí… es complicado, es decir la situación no es fácil de explicar y claro que
pensaba decírtelo, es un tema que definitivamente tenía que tocar contigo, pero
con más calma, por el momento te puedo asegurar que Rosi está enamorada de
alguien mas … No de mí
- Ahhhh si ¿de quién? – el rostro de Mariana
indicaba la incredulidad en la versión que Ricardo le estaba dando.
- Ok
ahora mismo no te voy a poder dar muchas explicaciones, pero te diré de
quien y luego con más clama responderé a las dudas que seguramente surgirán del
nombre que te daré.
- Vale estoy esperando- yo también quería
escuchar.
- ¡Tzuri!,
Rosi está enamorada de ¡Tzuri!
TZURI
- Lobo, ¿qué te preparen a Yure? – preguntó
Juan
- No, tiene que descansar para los
entrenamientos y la charreada, que ensillen a Cancia.
- ¿Y para las chavas?
- Escoge los más mansos, no sabemos qué tan
acostumbradas están a montar en este tipo de terrenos. – dicho esto se encamino
junto con tres peones.
- Es bonita la novia de Ricardo, ¿verdad? –
conocía esa mirada en Rosi
- Si, lo es – trate de infligir naturalidad
en mi voz.
- ¿Y la hermana?
- ¿La hermana qué?
- Te gusta, ¿verdad?
- Rosi no me hagas preguntas si sabes que la
respuesta no te va a gustar.
- ¿Te gusta?
Jalé
aire antes de responder- Sí, me gusta.
- Pues no entiendo por qué, es muy desabrida
– no pude evitar la carcajada que salió gutural desde mi garganta.
- Pues cuando la pruebe te digo, a lo mejor
y no sabe a nada, pero chanza y esta deliciosa.
- A veces puedes ser terriblemente cruel, no
entiendo como sabiendo todo lo que te amo, no me das la oportunidad de darte
todo lo que necesitas.
- No me gusta lastimarte, pero no me dejas
opción, lamento que no comprendas que no hay forma alguna en que puedas
satisfacer mis necesidades, creo que no hay nadie que pueda, pero lo que más
lamento es que sea tan difícil recuperarte como amiga.
- Pero a ella no te importa lastimarla, es
carne nueva y te mueres por tirártela, no como yo que me usaste y me botaste.
- ¡Carajo
Rosi! Nunca te engañe y lo sabes, no te prometí nada, me conoces de siempre y sabes muy bien como
soy, y no te use, de verdad lo intenté, pero no funciono, te pido que llevemos
la fiesta en paz, quiero que mi hermano
se la pase bien, por favor disfrutemos la tarde, hazlo por Ricardo.
- Lo siento, perdóname, es que los celos me
enloquecen, y no pienso claramente.
- Listo ya están los cuacos, “amonos”.
Menos mal que Juan llegó porque estaba
a punto de demostrarle a Rosi lo que era mi faceta cruel, nunca le he soportado
a nadie escenas de celos o panchos, lo único que me detenía con Rosi es que de
verdad le tenía afecto; pero todo tiene un límite y con ella ya me está
llegando.
cuando
regresamos al casco noté una actitud extraña en todos, Ricardo estaba muy
colorado y me esquivaba la mirada, señal de que algo pasó y tenía que ver
conmigo, Mariana me miraba diferente, no la conozco como para determinar porqué, y Paola ni me miraba pero estaba
también muy roja, Juan y Ricardo
ayudaron a las chicas a montarse en sus respectivos caballos y cuando me
disponía a hacer lo mismo Rosi me tomo del brazo y dijo dirigiéndose a mi
sugestivamente.
- ¿Me ayudas a montar? – evidentemente supe
cuál era su intención, quería marcar territorio, Rosi no necesitaba de ayuda
alguna para montar un caballo, pero no iba a provocar una escena discutiéndole
nada así que le di por su lado, total, me había hecho el propósito de cumplirle
a Ricardo y no dañarle su estadía.
- A ver – la tome por la cintura para impulsarla, ella pego su
espalda contra mi pecho y echo su cabeza hacia atrás besándome en la mejilla
diciendo en señal de triunfo “gracias”.
Trate de aparentar indiferencia al momento, sobre todo por Juan,
monté también y me empareje con él
emprendiendo el galope, tratando de ir un poco aparte del resto del grupo; Paola me encantaba pero tampoco quería líos
con mi hermano.
PAOLA
Lo que acababa de escuchar me dejo
helada pero quería respuestas a todas las preguntas que en mi cabeza se
acumularon, ¿Tzuri es gay?, ¿hay posibilidades de que regrese con Rosi?, ¿qué fue lo que paso entre ellas? me odié por
mi mala memoria y no recordar con exactitud que se dijeron cuando veníamos
hacia acá Ricardo y Juan. En ese preciso
momento los vi acercarse, Juan venía delante con un caballo y tres hombres cada
uno jalando la rienda de los que supongo eran los nuestros y detrás ellas
juntas, Rosi muy sonriente acariciándole el hombro y el brazo a Tzuri; Juan le
dio la rienda de su caballo a uno de los chicos y me ayudo a montarlo, mientras Ricardo lo
hacía con Mariana, ellos se disponían a
hacer lo mismo cuando escuche la voz melosa de Rosi pedirle a Tzuri que la
ayudara, esta soltó a su caballo y tomándola por detrás de la cintura la
impulso, cuando vi como la morena se le restregaba al cuerpo y le besaba sentí
un ardor en mis entrañas, ¡no puede ser! porque siento esto, ¿son celos?,
¡joder! ¡Estoy celosa!, es absurdo, acabo de conocer a esta tía, hace tres
horas no la hacía en el mundo. La veo montar con esa agilidad que me impresionó
desde que la vi por primera vez y sin siquiera mirarme se enfila junto a Juan;
por lo menos no se fue con esa mujer, pero tampoco conmigo, ¿qué se ha
creído?, ni siquiera me ha mirado,
joder, no digo que le tengo que gustar, pero soy una invitada, por lo menos
podría tener la atención de ir junto a mí, pero nos han dejado un trecho por
detrás y ahora resulta que voy junto a “esta”.
Veo como se frenan un poco y un momento
después Juan se acomoda con nosotras, por un instante di gracias por ello,
porque me estaba resultando bastante incómoda la compañía, pero el instante se
esfumó casi de inmediato porque en cuanto Juan empezó a hablar conmigo de la
vista, los agaves, jimadores, el clima… Rosi se le emparejo a Tzuri, y sin
poder evitarlo eso me puso mal todo el recorrido, por más que lo intenté no
pude quitarles el ojo de encima, deseando para mis adentros que nadie se
percatara de ello; el ardor en mi
estómago se intensificaba cada vez que las veía sonreírse, ¡pero si es una
zorra… !, hay que ver como aprovecha cualquier excusa para pegársele, acariciarle la cara, palmearle la pierna,
bueno pero a mí que me importa, no es mi asunto, pero joder no podía evitarlo;
esta sensación acida que te camina de las entrañas a la cabeza y te sientes
caliente, lo único que en ese momento me hubiese aliviado era darle un par de
ostias a esta niñata.
TZURI
- No huyas cobarde – Juan reía, al parecer
muy divertido con la situación- de veras que no entiendo cómo le haces lobo para
alborotar de esa manera al gallinero, pero lo que menos entiendo es cómo le
haces para que te gusten todas.
- Pues nada más emparejo el gusto. – reí a
mi vez, aliviada de que no se haya tomado a mal lo que paso con Rosi.
- Pero es que estas como dice la canción; “te gustan las altas y las chaparritas, te
gustan las gordas también la flaquitas, la viudas, casadas, divorciadas,
solteras y las chatitas de caras bonitas”.
- “Yo
soy la aventurera puritito corazón, verdad de Dios”.
- “Y
agarras parejo, parejo, parejo”, – de repente bajó el paso y me dijo al
momento en que se giraba, oye creo que les sacamos mucho trecho, ¡no friegues
lobo, viene Rosi con tu concuña!
- Lo dices como si eso fuera una catástrofe.
- Créeme que lo puede ser, desde que Rosi la
vio está muerta de los celos, según ella no va a permitir que la española le
quite lo que según ella es suyo.
- No, pues estoy frita.
- Además es una grosería que no vayas con
Paola ¿no crees lobo?
- No hayo ni para donde hacerme pantera, por
un lado tu hermana, y por el otro, Ricardo.
- Hija
de tu… o sea que si no fuera por lo que te dijo Ricardo ya le hubieras
caído a la chava. –solo le sonreí como respuesta y él se enfilo hacia la muñeca
de porcelana y ojos azules.
Seguía en el frente del grupo, no me
importo la soledad y pensé en disfrutar -el olor de mi tierra siempre me ha
embriagado- pero no me duró mucho el placer, pronto sentí la presencia de Rosi
a mi lado.
- Perdóname por favor – me dijo poniendo una
carita de puchero- por fa, ¿sí?
- Hay Rosi que voy a hacer contigo, de verdad te tengo mucho cariño, y me
gustaría que por lo menos intentásemos ser amigas de nuevo.
- Te voy a responder lo mismo que tú me
dijiste hace dos años… no te prometo que va a funcionar y que lo que siento va
a cambiar, pero vamos a intentarlo.
Le devolví la sonrisa y cabalgamos
juntas como solíamos hacerlo antes, los recuerdos de infancia y adolescencia
empezaron a fluir entre nosotras, reímos como hace mucho no lo hacíamos, remembrando nuestras travesuras, juegos y
vivencias en estos paisajes agaveros.
Llegamos a la laguna y buscamos un buen sitio para hacer la
fogata, Ricardo, Juan y yo desmontamos de un brinco, al ver que Rosi no lo hizo
supuse sus intenciones, así que decidí que las cosas quedarían claras, y antes
de darle tiempo a Juan, me encamine hacia Paola y le extendí la mano, ella
me miro ceñuda y con expresión extraña,
me hizo gracia no sé porque, así que le tome la mano y ella apoyo su pie con
más firmeza en el estribó y yo procedí a soltar su mano para asir su cintura
con firmeza, ella al brincarse sujetó de
mis brazos, ya con sus pies en tierra no se me dio la gana soltarla, al contrario apreté más su cintura,
ella tampoco soltó mis brazos, es más creo que los apretó con más firmeza
también, quedamos muy juntas con mis labios rosando la punta de su nariz, sentí
el impulso de besarla, pero cuando ella levanto la mirada y vi la profundidad
de esos ojos turquesa, sentí algo que me asusto y la solté.
PAOLA
Cuando
la vi dirigirse hacia mí y extenderme la mano me moleste, ¿qué se ha creído?,
pasa de mi con la mayor facilidad del mundo y ahora quiere ser amable; pero no
me dio oportunidad de nada, sonriéndome me miró con esos ojazos y me tomo la
mano, sentí la firmeza con que sus manos tomaron mi cintura, casi mecánicamente
mis manos apretaron sus brazos saltando, sentí sus labios rozando mi piel, la
cercanía de nuestros cuerpos me provoco un calorcillo que me recorrió el cuerpo
cual mariposillas revoloteando en todo mi ser, tomando fuerzas de no sé dónde
levante mi cara y mis ojos se encontraron directo con los suyos, por un momento
pensé que terminaríamos besándonos, por lo menos yo lo desee, pero
repentinamente ella me soltó, se dio la media vuelta y se fue regresándome
instantáneamente a la cordura, pero qué diablos, ¿qué has estado a punto de
hacer Paola? ¿Acaso te has vuelto loca?
Que fuerte, esto ya no podía
cuestionármelo, la atracción que sentía hacia esta mujer era demasiado intensa
como para continuar en la negación, ¿y qué si la vi por primera vez hace apenas unas horas?, me
estaba pasando y ya, no tenía caso seguir cuestionándome el porqué, total tampoco es que estuviera enamorada, era
atracción simplemente, muy intensa sí, pero simple atracción, inconveniente,
poco apropiada es verdad, pero que ganaba yo negándomela.
Ricardo, Mariana y Juan después de
amarrar los caballos se habían ido a buscar leña para armar la fogata, y ella
bajaba alforjas que supongo traían alimento y bebidas, Rosi la ayudaba pero ya
no se veía tan sonriente como todo el camino, muy al contrario se notaba ira en
su rostro, y ahora extrañamente Tzuri parecía pasar de ella, no se habían
dirigido la palabra desde que llegamos.
Yo me perdí en mis pensamientos mirando ese maravilloso paisaje, siempre
he sido amante de la naturaleza y estas tierras eran naturaleza iluminada por
un cielo profundamente azul que ahora empezaba a adquirir tonos rojizos, según
me dijo Juan aquí los lugareños acostumbraban pescar, pero ahora mismo no era
buen momento por lo que habíamos traído vivieres.
- Que pasó cuñada, ¿verdad que valió la pena
el esfuerzo de volar a treinta mil pies de altura?- Ricardo se acercó sacándome
de mi ensoñación.
- Sí que lo valió, esto es hermosísimo
Ricardo, no sabes cuánto te agradezco que hayas arruinado mis planes
vacacionales.
- No me agradezcas todavía, cuando vayamos
de regreso lo haces- me mira de una forma extraña y siento como duda en si
continuar hablando, pero de inmediato noto la decisión en sus facciones y
continua- Pao hay algo que necesito decirte.
- dime.
- Lo que le dije a Mari, hace un rato, sobre
mi hermana y Rosi, - me estremecí y creo que lo noto porque su mirada adquirió
más firmeza- Tzuri es lesbiana – me soltó-
desde los dieciséis años se asumió como tal ante todo el mundo, en
principio no fue fácil para nadie, pero ella no se inmuto y defendió su forma
de ser y sentir como lo ha hecho con todo aquello en lo que cree, mi hermana… -
titubeo de nuevo, y yo me desespere, pero trate de disimular- ella es un gran
ser humano, honesta y buena, apasionada, ama a su familia por encima de todas
las cosas, es buena amiga… pero en el amor.. En el amor, no es una buena
opción, ¿tú me entiendes?- Dios ¿porque me estaba diciendo esto?, ¿se notaba
tanto?, pero no me dejo interrumpirlo al parecer adivinando mis intenciones –
Tzuri no es de relaciones largas, ni de comprometerse con nadie, tampoco se le
da la fidelidad, es decir, ataca todo lo que puede y después lo deja atrás. Eso
pasó con Rosi, bueno más o menos porque debo reconocer que Tzuri no tenía
ninguna intención con ella, pero Rosi se aferró y mi hermana no pudo o no quiso
resistirse, y al final hizo lo que siempre hace, de eso hablaba con Juan en
camino hacia aquí.
Nuestra charla se vio interrumpida por
mi hermana que se acercó en ese momento, y yo me quedé confundida y preocupada,
no entendía muy bien porque me decía todo aquello, si era solo por excusarse y
que también a mí me quedara claro que él no tenía o tuvo nada con Rosi, pero si
así era ¿por qué darme tantos detalles?, ahí me venía una punzada en el pecho,
porque significaba que me lo decía porque había notado que estaba babeando por
su hermana y quería evitarme el mal rato con ella.
- Güerita “engase pa’ca” – Juan me palmeo la espalda interrumpiendo mis
pensamientos- ¿pos que hace ahí tan solita? pásele a lo barrido. – y me
encamine hasta donde estaban todos, bueno no todos Tzuri y su hermano no
estaban.
TZURI
Trate de obviar lo que me acababa de suceder
y me dedique a ayudar en lo de la preparación de todo para la fogata, una vez que lo que a mí me tocó estaba listo
me fui a sentar bajo un árbol y para mi
extrañeza Mariana se fue a sentar a mi lado.
- Tenía muchas ganas de conoceros a todos, a
los abuelos y a ti, pero debo admitir que más a ti, ¿sabes? tu hermano te
admira muchísimo, está muy unido a ti.
- A mí también me alegra mucho conocerte y
estoy segura de que mis abuelos se sienten igual, y que te digo yo, adoro a mi
“enano”, aunque a veces es insufrible; - reí.
Así estuvimos un rato hablando de
tonteras aunque tenía la ligera sospecha de que todo esto iba encaminado a algo
más, no sabía bien qué, pero cuando supe me cayó como bomba.
- Me
apena mucho lo que voy a decirte, pero necesito salir de dudas.
- A ver linda si puedo sacarte de dudas,
dispara.
- Cuando veníamos hacia aquí, Ricardo y Juan
hablaron de Rosi y yo entendí que Ricardo tuvo algo con ella; y además que ella
todavía quería algo con él, pero hace un momento cuando le reproche me dijo que
no hablan de él si no de ti, yo la verdad por más pena que sienta necesito
saber si esto es verdad.
No fue fácil controlar la ira que
sentí al enterarme de que estos dos habían ventilado asuntos míos frente a
estas chicas, pero no iba a hacer un papelón frente a esta chiquilla que a
todas luces lo único que le importaba era su novio.
- Te dijo la verdad, hablaban de mi- dije
intentando que no se notara mi enojo- no te preocupes, la infiel de esta
familia soy yo - trate de sonreírle, pero creo que lo que me salió fue una
mueca, aunque a ella no le importo, con mi respuesta obtuvo la tranquilidad que
necesitan las mujeres celosas; nunca he comprendido ese sentimiento, me parece
ridículo, si algo no es tuyo, pues ya está, no lo es.
Estuve esperando el momento de hablar a
solas con Ricardo y en cuanto tuve oportunidad le pedí que me acompañara, él me
siguió sin poner objeción, ahí me di cuenta de que sabía de qué iba a hablarle.
- Me puedes explicar cabrón porque tienes
que ventilar mis asuntos frente a dos
desconocidas.
- En primer lugar no son desconocidas, una
es la mujer con la que me voy a casar, y la otra es mi cuñada, además no fue
intencional, Juan saco el tema, y se dio de manera natural, caramba Tzuri,
hacía mucho no nos veíamos, ninguno de los dos nos pusimos a analizar que no
estábamos solos, además nunca mencionamos tu nombre.
- Y de qué sirve que en ese momento no lo
hayan hecho si ahorita Mariana ya sabe que hablaban de mí.
- No tuve más remedio, mi novia pensaba que
se trataba de mí y no voy a cargar con ese muerto, además tú nunca has ocultado
tu sexualidad.
- Que sepan de mis preferencias sexuales es
lo que menos me importa, pero detalles de mi vida eso sí que no.
- No me quedó más remedio, además vamos a estar aquí varias semanas, ¿no crees
que lo tuyo con Rosi es demasiado evidente como para que se note por sí solo?, ah y también Paola lo
sabe.
- ¡Chingados
Ricardo!
- Ella estaba en el momento en que tuve que
explicarle todo a Mariana, y ni modos que no escuchara.
- No será que te estás curando en salud.
- ¿A qué te refieres?
- A que me pusiste como lo peor de lo peor
con la hermana de tu novia para ponérmela difícil.
- No alucines Tzuri, si lo único que supieron es que tuviste algo
con Rosi y termino mal y ella todavía quiere contigo, no es nada del otro
mundo, además hermana, ya es hora de que entiendas que no todas las mujeres van
a caer rendidas a tus pies, y créeme que Paola esta fuera de tus ligas; no es
algo que me preocupe realmente porque no tienes posibilidades con ella, ni una
sola posibilidad.
Me
reí con ganas y con sarcasmo implícito le cuestione - ¿tú crees?
- No, no creo, estoy seguro, tú no la
conoces como yo, es lo suficientemente lista como para caer en uno de tus
jueguitos, además, no creo que le gustes.
- Hace un rato no parecía eso, sonabas
preocupado.
- Lo que me preocupa es que se pueda sentir
incomoda.
- ¿Ah sí? bueno, si tú lo dices, así será.
- Así es Tzuri, no te enojes conmigo, pero
es que tu vanidad es más grande que el popo y el iztla juntos.
- Sale pues hermanito, mejor vámonos, ya tardamos demasiado.
- ¿Sigues enojada?
- Sí, pero no tanto como para nos disfrutar
de la tarde.
Ricardo me acababa de retar, y con eso
me dio el pretexto perfecto para incumplirle la promesa que le hice. Una vez
que regresamos enfile toda mi artillería hacia Paola, me senté a su lado, en un
principio me pareció tensa, nerviosa, pero después de un rato se relajó,
estuvimos juntas todo el tiempo, tomamos tequila, reí y hable con ella de
infinidad de temas, creo que nunca antes hable tanto con una chica, en algo
tenía razón Ricardo, Paola era muy inteligente, la conversación fue siempre
entretenida, incluso por un momento me olvide que estaba iniciando la cacería,
pero solo fue un momento, llegada la hora de irnos no me le despegué y fui yo la
que le ayude a montar, todo el camino de
regreso cabalgamos juntas, estando a punto de llegar le pedí que me acompañara
al entrenamiento el día siguiente por la mañana, un poco antes de llegar se
podía apreciar mi cabaña.
- Mira esa es mi casa, mi abuelo la mando
construir para mí como regalo de cumpleaños 18.
- Ah ¿pero tú no duermes en la casa de tus
abuelos?
- No, desde los 18 tengo mi propio espacio,
luego te la muestro, me imagino que debes estar cansadísima después de este
día.
- Si la verdad que sí.
Llegamos a la casa, Juan y Rosi se
despidieron, ésta última tenía cara de pocos amigos, luego de un rato más con
ellos y los abuelos me retire yo también, no sin antes decirle a Paola que
mañana después del desayuno nos íbamos al lienzo. En cuanto estuve en mi cabaña
me desfaje, desabroche los botones de la blusa, necesitaba un baño, me encamine
a mi recamara casi arrastrando las botas, cuando abro la puerta siento los
brazos de Rosi que se aferran a mi espalda por debajo de la blusa y sus labios
empiezan a devorar los míos, ¡carajo! ¿Por qué la carne es tan débil?
PAOLA
Las gotas de agua sobre mi piel me
sabían a gloria, me sentía feliz, lo que de inicio no pintaba nada termino
siendo una tarde gloriosa, a partir de que Tzuri regreso con Ricardo me dedicó
todo el tiempo a mí y descubrí que a
aparte de guapísima es muy divertida, es… realmente encantadora, estoy volando,
y es que esta chica me gusta, que digo me gusta, me encanta, solo una cosa me
tiene un poquitín mal, y es todo lo que me dijo Ricardo, aunque ahora pasé de
la preocupación inicial de que Ricardo hubiese notado mi atracción hacia su
hermana a todo lo que me dijo de ella, eso de que solo usa a las mujeres y no
toma en serio a ninguna, pero bueno en fin,
tampoco es que yo me pueda tomar muy en serio un rollo de vacaciones, ¿o
sí?, enfundada en mi pijama, con mi cabeza enloquecida recordando cada detalle
de lo vivido este día y disfrutando la sensación que se había alojado en mi
pecho, sentí unos golpes en mi puerta.
- Paola abre mujer que soy yo – susurro
Mariana detrás de la puerta.
- Que pasa Mariana, que haces aquí a estas
horas, pensé que si te escabullías a algún sitio sería a la habitación de
Ricardo.
- Vengo de estar con él- tomo aire- pero es
importante que hablemos- dijo con una seriedad que me dio escalofrío- no digas
nada, no me interrumpas porque si no se me va el valor. Pao tu sabes que te quiero y que nada
cambiara eso nunca - ahora si sentí miedo-
pues vale, ¡uy! es que me cuesta… hace tiempo que sé que te gustan las
chicas – sentí cómo la sangre se me iba de la cabeza a los pies de un golpe
pero no pude articular palabra, me quede muda, ella volvió a tomar aire y
continuó – y no me importa, lo único que quiero es que
seas feliz, tú has sido más que una hermana para mí y te amo muchísimo. Vale,
aquí va la parte difícil – ¿pero es que hay más?- tanto Ricardo como yo nos
hemos dado cuenta de que tú y su hermana se atraen, a mí eso no me importaría
si no fuera porque Ricardo me dice que ella te puede dañar, y yo no quiero verte sufrir Pao, como cuando
terminaste con Sofi, sí, era evidente que no era una simple amiga – me dijo al
notar mi desconcierto- yo le he dicho a
Ricardo que no conozco a nadie más sensato que tú, por eso creo que sabrás
manejar esta situación y solo espero que no permitas que nadie nunca te tome a
juego, porque eso me lo enseñaste tú, bueno vale ya dije todo lo que tenía que
decir, ahora me voy, te quiero Pao – me dio un beso en la frente y se marchó
dejándome muda.
Me levante de la cama, necesitaba
aire; corrí al balcón y salí aspirando
profundamente, llenando mis pulmones,
cuando mire las luces de la cabaña en donde vivía Tzuri, suspiré, no
sabía qué hacer, esa mujer me encantaba
y no quería dejar pasar la oportunidad de vivirlo, pero tampoco me
gustaba la idea de ser el pasatiempo de nadie, en esas estaba cuando veo salir
a Rosi de la casa de Tzuri, a medio vestir… ahí estaba la respuesta frente a
mí.
Próximo capítulo 10/12
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Yada - Derechos Reservados
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por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Uyyy ya me cae de la patadas la tal rosi no la soporto
ResponderEliminarno puedo creer que se me olvidara que salía hoy la historia T.T, sencillamente atrapante
ResponderEliminarGracias Yada
ResponderEliminarEs una historia estupenda, gracias por permitirme volver a disfrutarla.
Ups la carne si q es debil jajajaj muy buena cada vez mejor
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