No. Esa fue una de las veces
que pateó mi culo. Me agarró a escondidas en tu habitación ese día. Yo le dije
que iba al baño dijo, riendo y sacudiendo la cabeza. No puedo creer que mi
hermano pateó tu culo. Eso es muy gracioso. Me alegro de que no me mate por
salir contigo. Puedo mantenerme por mi cuenta en una pelea, pero Javier es un
maldito psicópata cuando se trata de ti. Lena frunció el ceño, moviendo
ligeramente su cabeza, una sonrisa tirando en las esquinas de su boca. Sí,
bueno, es mejor asegurarte de que no me hagas daño, ¿eh? bromeé. Ella asintió
con la cabeza. Nunca te haría daño, nunca. Apretó suavemente mi mano, mirando
directamente a mis ojos, todo su comportamiento mostrándome la verdad de sus
palabras. Le creí, no creía que alguna vez me lastimaría a propósito, pero
sabía que rompería mi corazón tarde o temprano. Cuando fuera a la universidad y
estuviéramos separadas, aunque no me engañara, eso iba a doler mucho. Incluso
si no estuviéramos saliendo sería terrible estar sin ella, pero ahora sería
como una tortura. Aparté los pensamientos de mi mente. Yo no podía pensar en
ello, no hasta que sucediera y aun así pudiéramos pasar a través de ello. La
amaba lo suficiente para esperar por ella.
Sólo esperaba que ella sintiera lo mismo dentro de cuatro meses
cuando todas las zorras de la universidad se arrojaran sobre ella y estuviera a
un viaje de tres horas de distancia. Correcto, entonces, ¿estás lista para
irnos? preguntó Lena después de haberme comido un pedazo enorme de pastel de
chocolate yo sola. Asentí con la cabeza y arrojó algo de dinero sobre la mesa,
extendiendo una mano para ayudarme a levantarme. Sonreí. Sabes que te estás
perfilando como la mejor novia del mundo dije felizmente. Me encanta cuando me
llamas eso. Sonrió y envolvió su suéter alrededor de mis hombros mientras
caminábamos hacia fuera en el frío. Me agarré fuertemente de su mano, no
queriéndola dejar ir. Cuando llegamos al auto incluso abrió mi puerta para mí.
Tal caballero, Lena bromeé. La vi dar la vuelta hacia el lado del conductor.
Era tan guapa, y era mía, yo no podía dejar de sonreír a ese conocimiento.
Nunca había soñado que alguna vez tendría algo como esto con una chica. Cuando
solía pensar acerca de las citas eso me asustaba enormemente porque no podía
dejar que la gente me tocara, y todo el tiempo tuve a la chica perfecta, quién
estaba enamorada de mí, quien me abrazó y me mantuvo a salvo cada noche, y yo
ni siquiera sabía. ¿Cómo pude haber sido tan estúpida? Cuando llegamos a mi
casa, eran sólo las ocho. Javier no estaría en casa durante otra hora, así que
teníamos la casa para nosotras. Ven aquí, quiero hablar contigo le dije,
tirando de ella hacia el sofá. Parecía un poco preocupada y nerviosa. La atraje
a mi lado, sentándome cerca de ella. Pude sentir la pasión construyéndose y
sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que estuviera dispuesta a llevar las
cosas más allá. Nunca me había sentido así antes, ya aunque sólo habíamos
estado juntas por cinco días, lo había conocido siempre. Confiaba en ella como
nadie y sabía que no me haría daño. No estaba preocupada porque no fuera capaz
de esperar por mí, podía ver en sus ojos que iba a esperar tanto tiempo como yo
quisiera, y ese conocimiento me estaba empujando hacia delante. Si dudaba de
que me esperara, entonces no habría manera de que me sintiera así. Agarré su
mano con fuerza mientras me limitaba a mirarla, tratando de encontrar las
palabras adecuadas para expresar mis sentimientos por ella ¿Qué está mal, Ángel
preguntó en voz baja, con el ceño fruncido, frotando círculos en el dorso de mi
mano.
Oh, mierda, ¿puedo decirlo?
Estaba tan avergonzada, nunca había dicho algo como esto a nadie antes. Tomé
una respiración profunda y quería que mi voz no mostrara los nervios que sentía
en mi interior. Te amo, Lena le dije con sinceridad. Me miró, shock claro en su
rostro. Su boca estaba abierta, sus ojos muy abiertos mientras asimilaba lo que
dije. No podía dejar de reír. Está bien, no es así como me imaginé tu reacción.
Hice una mueca, esperando que dijera algo. Me empujó hacia abajo sobre mi
espalda, rodando por encima de mí. ¿Me amas? ¿En serio? preguntó, el shock
dejando su rostro para ser reemplazado por excitación. Asentí con la cabeza,
sintiendo mis mejillas calentarse un poco. Sí, Te amo. Se río y me besó
apasionadamente. Cuando se apartó sus ojos brillaban de felicidad. ¡Gracias a
Dios! Pensé que ibas a terminarme o algo así. Te veías tan seria que pensé que
no querías estar conmigo dijo, sacudiendo su cabeza, sonriendo. Me eché a reír.
¿En serio? ¿Es por eso que parecías nerviosa? pregunté, riendo. Dilo otra vez
susurró. Envolví mis brazos alrededor de su cuello y tiré de ella más cerca de
mí, su boca aproximadamente a dos centímetros de la mía. Te amo, Elena Hamilton
susurré.
Te amo también, Alejandra Montes de Oca. Me besó, duro, y no podía
dejar de devolverle el beso con la misma intensidad. Pasé mis manos por su
espalda y agarré la parte inferior de su camiseta, tirándola hacia arriba sobre
su cabeza, arrastrando mis dedos por su pecho, simplemente asombrada de cuán
perfecta era. Sus manos vagaban por todo mi cuerpo ávidamente, ella se apoderó
la parte inferior de mi blusa y comenzó a tirarla hacia arriba lentamente, como
si estuviera esperando algún tipo de reacción. Sentí mi amor por ella incrementar
a otra velocidad por la forma reflexiva y paciente de cómo era conmigo. Sonreí
contra sus labios y ella se apartó, mirándome con curiosidad. ¿Está bien?
preguntó, preocupación coloreando su voz. Asentí con la cabeza y la empujé
fuera de mí para poder sentarme. Agarré mi blusa y la saqué por encima de mi
cabeza, tirándola al suelo. Me estaba mirando en estado de shock. Tiré de ella
de nuevo hacia mí, besándola profundamente. Sus manos estaban en todas partes
mientras nos enrollábamos pero no hizo nada que no quería que hiciera. Fue
perfecto y dulce. Un final increíble para una cita increíble. Después de un
rato se retiró y yació a mi lado, hablamos felizmente por un rato. A las nueve,
suspiró. Javier va a estar en casa pronto, tal vez deberíamos vestirnos
sugirió, luciendo un poco reacia mientras sus dedos se perdían por encima de mi
sujetador y estómago. Asentí con la cabeza. Sí. No creo que estaría muy
contento si llegaba a casa y descubriera que me has visto sin la blusa,
Hamilton dije con fingido horror. Se río y se sentó, agarrando mi camisa del
suelo y pasándomela, besándome otra vez con ternura. Cuando las dos estábamos
completamente vestidas de nuevo, nos sentamos viendo la televisión hasta que
Javier volvió a casa. No podía mantener la sonrisa fuera de mi cara, Lena me
amaba y yo la amaba y todo era perfecto. Javier volvió a casa y ellos jugaron
en la Wii mientras yo hacía mi tarea, tratando sin éxito, de no mirar el culo
de Lena mientras permanecía de pie delante de mí. A las diez se fue a casa para
cambiarse de ropa y ver a sus padres durante media hora antes de que se colara
por mi ventana esta noche. Apenas podía contener mi emoción por estar de nuevo
con ella. Así que, ¿cómo lo están dos llevando ustedes? preguntó Javier,
curiosamente, cuando estábamos por nuestra cuenta. Sonreí con alegría. Muy bien
en realidad. Gracias por no enloquecer ni hacerle daño ni nada dije, haciendo
una mueca ante la idea. Él sonrió con tristeza. Eso está bien. Sólo ten
cuidado, es una jugadora, no quiero que salgas lastimada. Me miró con
preocupación. Él siempre fue sobre protector, pero creo que por crecer en la
forma en que lo hicimos, siempre sintió la necesidad de protegerme de nuestro
padre. Supongo que ese instinto nunca se fue, incluso después de que mi padre lo
hizo. Sonreí y negué con la cabeza. No me lastimará afirmé con aplomo. Él se
rio. Tal confianza en una chica que nunca se las arregló para conservar una
novia antes reflexionó, sacudiendo la cabeza. Javier, Lena es una gran chica,
no me lastimará. Ella me ama. Suspiró y asintió con la cabeza. Yo sé que lo
hace. Frunció el ceño con desaprobación mientras lo decía. No creo que Javier
alguna vez aprobara a alguien que yo trajera a casa, era tan condenadamente
sobre protector. Siempre había sido el mejor hermano que una chica podría
desear. Entonces, ¿necesitas hablar conmigo sobre papá o algo? preguntó,
haciendo una mueca ligeramente mientras decía la palabra papá. Cerré mis ojos,
había estado posponiéndolo, siquiera pensando en que ese hombre regresara. Yo no quiero verlo dije en voz baja. Él me
atrajo en un abrazo. Está bien, entonces no vamos a verlo. Frotó mi espalda con
dulzura, mirándome preocupado, como si pensara que iba a tener otro ataque de
pánico como la última vez que hablamos de él. Puedes verlo si quieres dije,
sintiéndome un poco culpable. No quería de tener a Javier de verlo si él
quería. Se río sin humor. En realidad, necesito verlo. Se encogió de hombros, y
mi corazón se hundió, no quería a Javier en cualquier lugar cerca de ese
imbécil. Bien, bueno, si eso es lo que quieres… me callé, tratando de no
llorar. Javier se retiró del abrazo y me miró con tristeza. Yo no quiero verlo,
Aleja, quiero matarlo afirmó, encogiéndose de hombros casualmente, haciéndome
reír. Le di una palmada en su hombro haciéndole reír. Te prometo que no dejaré
que te haga daño, nunca más. Besó el lado de mi cabeza con suavidad, todo su
cuerpo tenso.
Lena: Sabía que Javier
siempre se sintió culpable de que no hiciera algo pronto. No creía que jamás se
hubiera perdonado a sí mismo por ello, pero era una creencia irracional, nada
de eso fue su culpa, sin embargo tomó toda la culpa por no ponerle fin antes de
lo que lo hizo. Creo que olvida que él pasó por eso también, simplemente se
preocupa siempre. En realidad nunca habla
del hecho de que probablemente se lesionó el doble de lo había estado con Aleja
por una semana ahora, y honestamente había sido la mejor semana de mi vida o de
la vida de cualquiera, probablemente. Ella era tan perfecta. La había querido
durante tanto tiempo que estaba un poco preocupada de que si alguna vez la
conseguía, nunca sería capaz de estar a la altura de lo que había imaginado. La
había puesto en un pedestal tan alto que estaba sorprendida de que realmente
tuviera suficiente oxígeno para respirar. Pero estar con ella era mejor que
cualquier cosa que jamás hubiera imaginado. No podía esperar para esta noche.
Como de costumbre, había una fiesta en la casa de Javier la celebración de después de los
partidos. Definitivamente estaba planeando bailar con mi chica esta noche. Me
puse unos pantalones vaqueros rasgados a la cadera y una camisa blanca ceñida a mi cuerpo y me dirigí hacia su casa.
Estaba tan emocionada por verla que podría romper a cantar en cualquier
momento. Aún no podía creer que alguien como yo fuera tan afortunada de tener a
alguien como ella enamorada de una. Podía tener a cualquier chica que quisiera,
pero no eran ella; preciosa, lista, divertida, y amable.
Prácticamente cada chico en la escuela la
deseaba, no es que pudiera culparlos; su cuerpo era de fuera de este mundo, y
todo ese baile…Me esforzaba por verla en su práctica de baile cada sábado,
estaba enloqueciendo encendiéndome viéndola saltar alrededor, sacudiendo el
culo. Ella sinceramente hacía mi boca agua queriéndola tanto. Sería incluso
peor mañana porque realmente había tenido mis manos en ese pequeño culo
respingón que estaría sacudiéndose alrededor. Fui directo a la cocina, ayudando
a Javier a ordenar las bebidas y aperitivos como de costumbre. Aleja estaba
probablemente en su habitación haciéndose ver increíble, sólo para sacarme la
vida de nuevo. Había insistido en flirtear su precios óculo conmigo todos los
días en la escuela por la estúpida apuesta. Cada día se ponía peor y peor
cuando ella golpeaba otro mecanismo. Se estaba volviendo más segura de sí misma
ahora; sabía exactamente cuánto me afectaba, y definitivamente lo usaba para su
ventaja. No es que me importara, estaba pasando un buen rato haciéndolo y verla
disfrutar me hacía feliz. Alejandra había estado metiéndose más y más en
nuestra relación desde que me dijo que me amaba, llevando las cosas más y más
lejos. Estaba un poco preocupada al principio. No quería que ella pensara que
todo lo que quería de ella era sexo, le había dicho que esperaría y esperaría
todo el tiempo que necesitara. Realmente la quería más que nada en el mundo. Si
creyera que diría que sí, le pediría que se casara conmigo ahora mismo, pero no
quería apresurarla o presionarla a nada, teníamos todo el tiempo del mundo.
Javier había sido estupendo hasta ahora también. Parecía gustarle el hecho de
que Aleja estaba feliz así que no me criticó demasiado acerca de salir con
ella. Tuvimos algunas palabras el día después que descubrió sobre nosotras,
pero nunca se lo había dicho a Aleja. Fueron básicamente amenazas de
decapitación y castración de mis preciosas bubis lo que sabía que decía en
serio. No es que importara, no sería el que le hiciera daño o terminara esta
relación, eso definitivamente dependía de ella. Todo lo que quería era cuidar
de ella y hacerla feliz.
Una hora más tarde, la gente
empezó a llegar para la fiesta. Observé el pasillo, esperándola. Normalmente,
nunca salía de su habitación hasta que la fiesta estaba en pleno apogeo, así
que sabía que tenía un poco de tiempo. Vi a Jessy entrar y gemí mientras
agarraba a Camila, poniéndola delante de mí así no me vería. Había estado
molestándome tan mal toda la semana con todo el flirteo, bueno, todas lo
hicieron. No podía creer que las chicas hagan ese tipo de cosas, y caray lo que
estaban ofreciendo, era literalmente en cualquier lugar, a cualquier hora, y
cualquier cosa que yo quisiera. Ni siquiera quería pensar en lo que Jessy me
había ofrecido, la pequeña sucia fulana. Mi mente subconsciente vagó al par de
veces que habíamos salido y tenido sexo, me estremecí un poco con el
pensamiento. Camila se estaba partiendo de risa. En serio, Lena, sólo sé una
jugadora y fóllate a alguien para acabar de una vez dijo, riendo. Puse los ojos
en blanco ante su estúpido comentario. Lo que sea, la única con la que estaré
es mi novia. No estoy interesada en ninguna de estas mujerzuelas. Agité la mano con desdén mientras un par de
chicas me miraban desde el otro lado de la habitación. Alguien agarró mi brazo,
apretando gentilmente para conseguir mi atención. Oh, por amor de Dios, ¿por
qué diablos no pueden dejarme en paz?
Mira, ¡no estoy interesada! ¡Tengo novia! gruñí con enojo mientras me
daba la vuelta. Mi aliento se atascó en mi garganta, Aleja estaba parada allí
con un pequeño vestido negro que colgaba de su cuerpo bien formado y acababa a
la mitad de su muslo. Su pelo estaba medio recogido y rizado, y sus ojos
estaban brillando con diversión. No podía respirar. Estaba tan hermosa que era
irreal. Todo lo que podía hacer era mirarla como una idiota. Oh mierda, ¡estoy
mirando fijamente! Vale, vamos, Lena, di algo. Di algo. Lena, ¡maldita sea di
ALGO!
Um… hola, Ángel balbuceé, mi
voz sonando escasa. Wow, ¡eso fue realmente zalamero, Lena! Dios, ¡soy una
imbécil! Estaba tan excitada que debe haber sido obvio para todo el mundo.
Sonrió, su sonrisa encendiendo su cara entera. Hola, Lena ronroneó con su sexi
voz. Gemí mentalmente. Vale aquí viene; finalmente va a matarme. En realidad no
creo que pueda aguantarla flirteando conmigo mientras se ve así. Estás preciosa
dije honestamente, mirándola otra vez. Sonrió e hizo un pequeño giro, haciendo
a su vestido elevarse un poco. Mi corazón comenzó a latir más rápidamente. ¿Te
gusta? preguntó mordiéndose el labio. ¿Me gustaba? ¿Estaba bromeando? Asentí y
di un paso más cerca. Podía oler su perfume dejando mi cabeza un poco difusa.
Me encanta —confirmé.
Se rio y cerró la distancia,
presionando su pecho en el mío. No pude evitar poner mis manos en sus caderas,
sintiendo el sedoso material bajo mis dedos. ¿Sabes qué? Creo que te gustará lo
que está debajo incluso más susurró en mi oído. Apreté mi agarre en ella
mientras trataba de dar un paso atrás, manteniéndola firmemente en mí, no
queriendo que se alejara de mí. No te burles de mí esta noche, Ángel. En serio,
te ves demasiado caliente, no puedo soportarlo supliqué. Rio y agarró la parte
delantera de mi camisa, empujándome imposiblemente cerca de ella. La miré a los
ojos, sintiéndome siendo arrastrada. No estoy burlándome, Lena. Por cierto, tu
ropa se ve malditamente sexy en ti, pero tengo la sensación de que se verá
incluso mejor en el suelo de mi habitación más tarde dijo tranquilamente,
haciéndome gemir. Cerré los ojos. En serio, me estaba matando. Besó mi mejilla
y se alejó rápidamente, se dirigió a la multitud de personas, dejándome parada
en medio de la cocina con una maldita excitación como de costumbre. Me volví
hacia Camila que estaba mirando a Aleja también. Maldición, se ve sexy esta
noche. Creo que podría ir a ver si puedo golpear ese hermoso culo dijo,
meneando las cejas mientras se dirigió a ir a buscarla. Agarré su brazo y
sacudí mi cabeza, mirándola en señal de advertencia. Ni hablar, Camila. Sólo
mantente alejada de ella, está cogida. Me miró con curiosidad, luego sus ojos
se agrandaron. Ella no es tu…se calló, mirándome sorprendida. Oh mierda. ¡Oops,
bueno ahora la sabe! Asentí lentamente. Sí confirmé. No pude evitar la sonrisa
orgullosa que se extendió por mi cara, por fin alguien sabía sobre nosotras. Se
echó a reír, sacudiendo su cabeza. Javier va a tener tus bubis cuando lo sepa.
En serio, te va a hacer un nuevo agujero del culo. Sonreí y palmeé su hombro.
Ya lo sabe. Me encogí de hombros con facilidad, sonriendo mientras su cara se
transformó en conmoción. ¡De ninguna manera! ¿Te dio una paliza? preguntó con curiosidad.
Me reí y me señalé a mí
misma. ¿Parece como que me ha dado una paliza? pregunté, riendo. De repente se
vio molesta. ¿Todo este maldito tiempo nunca le pedí salir porque pensé que
Javier me cortaría las bubis, y él no hizo nada? Maldita sea, ¡sabía que
debería haberle pedido salir! Refunfuñó, viéndose fastidiada. Demasiado tarde
ahora me burlé, palmeando su hombro de nuevo mientras iba a conseguir una
bebida. Cogí dos chupitos de vodka y me dirigí a ir a buscarla y contarle que
Camila sabía. No me molesté en decirle que no contara nada; quería esto al
descubierto. No podía preocuparme menos por el dinero. En un par de años,
cuando estuviera jugando al hockey profesionalmente, parecería una miseria y
podría darle todo lo que quisiera. La vi bailando con Karla y Saúl a un lado.
Sonreí mientras envolvía mi brazo alrededor de su cintura, haciéndola saltar.
Ey, novia susurré en su oído. Me sonrió por encima del hombro mientras hundía
el culo en mi entrepierna, haciéndome anhelarla de nuevo. La empujé con más
fuerza contra mí y bailé detrás de ella, le tendí uno de los chupitos. Gracias.
Sonrió agradecidamente mientras se lo tragaba, estremeciéndose ligeramente. Así
que, tengo algo que contarte admití tímidamente. Se volvió para encararme. ¿Qué
es entonces? preguntó, sonriendo. Su expresión emocionada me dijo que
obviamente pensaba que era algo bueno. Camila sabe que eres mi chica dije en
voz baja, inclinándome hacia ella así nadie podía oír. Jadeó. ¿Ella sabe? ¿Cómo? preguntó, claramente
sorprendida, mientras miraba alrededor sospechosamente. Se lo dije por
accidente. Iba a venir y hacer un movimiento contigo, le dije que se alejara
admití, sonriendo en tono de disculpa, esperando que no me regañara por
arruinar su plan con Jessy y la apuesta. Puso los ojos en blanco y se acercó a
mí. Bocazas me regañó jocosamente, mientras envolvía sus brazos alrededor de mi
cuello, bailando conmigo de nuevo. La empujé más cerca de mí envolviéndola en
mis brazos apretadamente, amando la sensación de su cuerpo contra el mío.
Sonrió felizmente. Bueno entonces, Lena, si la gente lo va a averiguar, bien
podríamos darles un espectáculo flirteó, elevando una ceja juguetonamente. ¿Qué
demonios significaba eso? Sonrió y bajó mi cara hasta la suya, besándome, duro.
Escuché a la gente jadear y empezar a hablar apresuradamente a nuestro
alrededor, pero no me importó. Estaba besando a la chica de mis sueños y ella
me amaba. La empujé más cerca, delineando su labio con mi lengua, queriendo
más. Después de un minuto o así me retiré del beso y empecé a besar su cuello,
haciéndola gemir en voz baja. Sonreí contra su cuello porque sabía que la gente
estaba mirando. Finalmente, no más fingir, no más escuchar a los chicos hablar
acerca de ella y queriendo darles una paliza. La eché hacia atrás para mirarla,
estaba sonriéndome, viéndose tan malditamente caliente que era increíble. Te
quiero, Lena dijo, sus ojos fijos en los míos. Escuché a alguna otra gente
jadear otra vez. Yo también te quiero, Ángel contesté, inmediatamente. Sabía
que la gente estaba hablando de nosotras, y literalmente la habitación entera
estaba mirando, pero simplemente no me importaba. Todo en lo que podía
concentrarme era en sus preciosos ojos y cómo estaban mirando profundamente a
los míos, volviéndome loca. Apreté mis brazos más estrechamente a su alrededor,
no queriendo que el momento acabara. Me encantaba la forma en que su increíble
cuerpo estaba meciéndose contra el mío, encendiéndome tanto que era casi
insoportable. Bailamos durante casi una hora. Ahora que la gente sabía sobre
nosotras, no dejaba su lado, queriendo más tiempo con ella. Nunca conseguía
pasar tiempo con ella en las fiestas; por lo general, estaba demasiado ocupada
asegurándome de que no le pasara nada a su casa porque Javier estaba siempre
borracho o enganchándose con alguna chica por la parte trasera. Esta noche era
la mejor fiesta, sólo porque pude cogerle la mano y besarla. Incluso las chicas
no se me lanzaban, lo que hacía un buen cambio. Me junté con ella y sus amigos.
Karla era en realidad muy divertida, realmente no había hablado antes con ella
apropiadamente. Por lo general, la única vez que me hablaba era para flirtear
conmigo, así que era raro tener una conversación normal con ella. Justo después
de medianoche, Aleja se presionó contra mí apretadamente. Estoy cansada, Lena.
¿Quieres llevarme a la cama? preguntó, levantando las cejas burlonamente. Oh
mierda, ¡pensé que todo el flirteo y las bromas pararían ahora que la gente
sabía! Reí y puse los ojos en blanco. Claro, Ángel. Me encantaría envolver mis
brazos alrededor de su sexi cuerpo ahora mismo. Sonrió y se volvió para
alejarse; puse mis manos en sus caderas siguiéndola a través de la multitud de
personas, a su habitación. Tan pronto como estuvimos a través de la puerta se
volvió hacia mí con su cara juguetona y supe quelas bromas no habían terminado
aún. Gemí en voz baja. Joder, amaba a esta chica más que nada, ¡pero estaba
volviéndome loca! Ella aseguró la puerta y se acercó un paso hacia mí,
presionando su tonificado cuerpo con el mío. Sus manos recorren bajando por mi
pecho, lentamente, poniéndome tan caliente que era vergonzoso. ¿Claramente
debería ser inmune a su encanto pera ahora? Me refiero, he estado enamorada de
esta chica por doce años, ¿cómo diablos todavía podía prenderme de esta manera?
Nadie nunca se comparó a mi Ángel, literalmente era la chica más perfecta del
mundo. Incliné mi cabeza para besarla, recorriendo mi lengua a través de su
suave labio lleno, queriendo profundizar el beso. Ella enredó sus manos en mi
melena y no pude evitar sujetarla contra la pared, presionando cada pulgada de
mi cuerpo contra el suyo. Gimió en el fondo de su garganta y sentí felicidad
burbujeando dentro de que ella amaba besarme tanto como yo amaba besarla a
ella. Flexioné mis rodillas y la envolví fuertemente en mis brazos,
levantándola de sus pies. Ella envolvió sus largas piernas alrededor de mí
mientras desabotonaba mi camisa lentamente; sus dedos persistiendo en mi piel,
poniéndome la piel de gallina. Cada uno de los toques de Aleja era como nada que
hubiera sentido antes. Todas esas chicas con las que me había acostado solo
para intentar y olvidarla, eran nada comparadas con ella. Deseaba con todo mi
corazón que hubiera esperado y que fuera mi primera, pero todo se sentía como
una primera vez con ella de todas formas. Cada toque era diez veces mejor que
algo que hubiera sentido antes, era como si cada lugar en que su piel tocaba la
mía, como si me quemara ligeramente,
pero de una buena manera. Ella me ponía nerviosa también. No quería hacer nada
que ella no quisiera, pero estaba tan asustada que no pudiera satisfacerla y no
quería arruinar nada. Me alejé del beso, plantando pequeños besos por su
cuello, succionando el chupón que le había hecho hace unos días para hacerlo
más oscuro. Amaba esa marca en ella. Saber que era mía me volvía loca. Caminé
hacia la cama, recostándola y subiéndome arriba de ella mientras bajaba mis
manos por su cuerpo. Cuando llegué al borde de su vestido, deslicé mi mano por
debajo, subiéndola por su tonificado muslo, haciendo mi camino para poder
apretar su trasero. No pude evitar gemir al sentirla. Saber que era la única
que ella dejaría acercarse así, me hacía sentir como la chica con más suerte
del mundo. Ella tiró mi camiseta por mis hombros y bajó sus manos por mis pechos.
Cuando llegó a mis jeans inmediatamente comenzó a desabrocharlos también. Me
tensé levemente. ¿Qué rayos está haciendo? Me giró sobre mi espalda y se sentó,
ahorcajadas sobre mí, luciendo tan sexi que era irreal. Se mordió el labio,
pareciendo un poco nerviosa por algo. ¿Estás bien? Pregunté curiosamente, frotando mis manos en
sus muslos tranquilizadoramente.
¿Por qué en la tierra está
nerviosa? Ella asintió y sostuvo el borde de su vestido, levantándolo por su
cabeza, sacudiendo su cabello después, haciéndolo colgar alrededor de su
hermoso rostro. La miré en su sostén de encaje negro strapless y ropa interior
a juego, y miles pensamientos lujuriosos bombardearon mi cerebro a la vez. La
deseaba tanto que era irreal. Esto era lo más lejos que habíamos ido, la había
visto sin camiseta pero no casi desnuda como esto. Era increíble. Se inclinó y
me besó apasionadamente, alejándose para mirarme, todavía luciendo un poco
nerviosa pero emocionada al mismo tiempo. ¿Me deseas, Lena? preguntó. Mierda,
¿es algún tipo de broma o algo? Ángel, te he querido desde siempre. Sonrió
haciendo que mi corazón latiera más rápido. Hazme el amor susurró, besándome
suavemente. Mi corazón se detuvo. Acaba de pedirme… no, de ninguna manera,
¡dijo algo más y luego vas a parecer como una idiota cuando resulta que no la
escuchaste bien! ¿Qué? Pregunté débilmente, empujando su cabello detrás de su
oreja. Estoy lista ahora; quiero que me hagas el amor. Se sonrojó levemente, luciendo más adorable todavía
por cuan dulce e inocente era. La giré en su espalda. ¿Ella cree que tiene que
rendirse por mí? Jesús, ¿no me cree cuando le digo que la esperaré? Ángel, te
esperaré tanto como quieras. Prometo que puedo esperar prometí, disponiéndola a
que me creyera. Nunca tocaría a otra mujer de nuevo, sólo no me interesaban,
nunca lo hicieron. Ella rio. Bueno lo siento, Lena, pero yo solo no puedo
esperar por ti más tiempo. Necesito que estés lista ahora bromeó, apretando su
mano en mi trasero. Reí; era tan malditamente graciosa. Oh no puedes esperar por
mí, ¿huh? Bueno eso no es muy justo; como que estás poniendo excesiva presión
en mi desempeño bromeé. Mi corazón estaba volviendo a su ritmo normal ahora que
me di cuenta de que sólo estaba bromeando. Ella sonrió y bajó sus manos por mi
pecho de nuevo los apretujando, cuando llegó a mis jeans deslizó su mano
adentro, frotándome a través de mis bóxer sintiendo mi humedad. ¿Qué diablos?
Oh mierda, ¿no está bromeando? Ángel, ¿qué estás haciendo? pregunté sin
aliento. Mierda, ¡eso se siente bien! Lena, deja de hablar susurró, acercándome
mientras bajaba mis jeans. Bien, sólo seguiré con esto hasta que me diga que me
detenga; sé qué se siente lo suficientemente cómoda como para pedirme que me
detenga, lo que amo. Amo que tenga fe en que no la apuraré o la presionaré. La
beso hambrientamente, moviendo mis manos sobre su sostén, amando la sensación
del material de encaje. Lo desabroché, tirándolo, lentamente, esperando que me
detenga. Estaba tan nerviosa que mis manos estaban temblando levemente. Sus
pechos eran perfectos. Incliné mi cabeza besándolos por todas partes,
haciéndola arquear su espalda ygemir sin aliento. Bien, así que este esta es
una primera vez, ¡no he llegado tan lejos con ella antes! Pateé mis jeans para
sacarlos ahora que estaban casi en mis rodillas y recorrí mis manos bajando por
su cuerpo, deteniéndome cuando llegué a su ropa interior, mi mano rozando sobre
ella suavemente, lo que hace que levante sus caderas intentando obtener más.
Sonreí ligeramente mientras la frotaba a través de su ropa interior, haciéndola
gemir y sostener su mano libre en mí. Sus ojos estaba conectados con los míos.
Hazme el amor, Lena susurró. Mierda, ¡era en serio! Me detuve y me alejé, no
quitando mis ojos de los suyos. No había señal de confusión; se había decidido.
Todo lo que veía en su rostro era amor, felicidad y necesidad, y apostaría
cualquier cosa a que mi cara lucía exactamente igual. Ángel, puedo esperar
prometí de nuevo. Sé que puedes, pero estoy lista ahora. Asintió, mirándome
suavemente. ¿No debería ser especial tu primera vez? ¿En un lindo hotel o algo,
con pétalos de rosas y velas dispersas alrededor? pregunté, frunciendo el ceño.
Podía reservar uno para mañana en la noche si estaba realmente lista. Ella
sacudió su cabeza. Será especial, Lena. Será nuestra primera vez. Eso es lo
suficientemente especial para mí. ¿Por favor? rogó, moviendo su mano por mi
espalda. Todo mi cuerpo estaba regocijándose al pensamiento de estar con ella,
pero mi cabeza sabía que tenía que estar segura de que no estuviera haciendo
esto por las razones equivocadas; nunca me perdonaría si se arrepintiera de
esto en la mañana. Esto no es por la apuesta, ¿no? pregunté curiosamente. Rio y
sacudió su cabeza. No podría importarme menos la apuesta. Confío en ti, te amo,
quiero que me hagas el amor. Sentí mi corazón saltándose un latido cuando me
ponía tan emocionada y nerviosa al mismo tiempo que juro que me mataría.
También te amo, Ángel, más que todo.
Me incliné para besarla de
nuevo dulcemente, sabiendo que necesito tomarla lenta y suavemente, sólo recé a
Dios que no le doliera tanto. Recorrí con mis manos bajando por su cuerpo,
amando la sensación de su suave piel bajo mis manos mientras lo beso apasionadamente,
mostrándole cuánto la amo y la deseo. Enganché mis pulgares en su ropa
interior, bajándola lentamente, molestándola, obteniendo la revancha. Estaba
enterrando sus dedos en mi espalda, su respiración acelerándose con excitación,
poniéndome más caliente por ella, cierra los ojos y me entrego por completo al
placer que su dulce boca provoca a mi paladar, mis manos recorren su cintura
subiendo hasta llegar a sus pechos, con mi dedo índice dibujo circunferencia
apenas rozando su piel, siento su cuerpo estremecerse bajo el mío ,mis dedos
son sustituidos por mis manos que encajan a la perfección en el tamaño de sus
senos masajeándolos suavemente, estimulando sus pezones que no tardan
reaccionar, un gemido me indica que lo disfruta, dejo su boca para apoderarme
de su cuello, gime nuevamente, avanzo por debajo de su mandíbula donde mi
lengua se desplaza sin apuros lamiendo cada parte de su piel, su aroma, textura
y sabor, de siendo a sus pezones que no he dejado de estimular con mis manos,
los besos, succiono y lamo, miro sus ojos mientras hago todo aquello, puedo
verla con los ojos cerrados, aferrada al espaldar de la cama, mordiendo su
labio, mi mano baja suavemente hacia abajo recorriendo todo su costado hasta
llegar a su cintura; dejo de masajear su otro pecho con mi mano y lo hago con
mi lengua, la otra mano llega a su
entrepierna , su tersa piel es aún más suave en esta zona, dibujo su entorno de
su sexo con mis dedos se pasó separando sus pliegues, y siento su humedad de
forma suave, masajeo su clítoris provocando un gemido, y arquea su espalda, mi
boca no deja de lamer sus pezones y mi mano no detiene el ritmo durante varios
minutos, su cara denota placer que le provocan mis caricias, sin dejar de
masajear su clítoris abandono sus pezones deslizando mi boca por su abdomen,
llego a su ombligo, sigo mi recorrido a su pubis, aparto mi mano mi mano de su
sexo…la sustituyo con mi lengua, Aleja se aferra fuertemente al espaldar y de
su boca salen gemidos que son música para mis oídos, probar su liquido fruto de
mis caricias con mi boca es lo más caliente que he sentido en mi vida, su aroma
me enloquece, mis brazos aprietan sus caderas y mis manos se aferran a su
cintura presionando su cuerpo contra mi boca que no ha dejado de lamer, una de mis manos sube para acariciar sus
pechos y la otra en su trasero, continuo mi movimiento con mi lengua, la
desplazo por sus labios mayores y menores, su clítoris, mi lengua en ambos
lados y mis dedos se mueven haciendo círculos sobre su pubis… mi mano esta
empapada, mis dedos los muevo para lubricarlos, mi cuerpo se posesiona encima
de ella, mi boca toma sus pechos los lamo y succiono, dos de mis dedos se
adentran suave y delicadamente penetrándola con profundidad, observo su rostro
alterarse al mismo tiempo que siento como me es concedida su virginidad, mis
dedos entran y salen de su interior, he encontrado mi objetivo, el más íntimo
detonante placer… el punto G, la siento abrir sus piernas y sus deseo se
apodera de ella, empieza a mover sus caderas al ritmo de mi penetración, siento
que está a punto de llegar y no la voy a torturar más, abandono su pezón
cambiando por su cuello, finamente ha llegado al orgasmo…mis dedos son
aprisionados en su interior, siendo víctimas de sus orgasmos, los mismos son
liberados suavemente inundados por sus fluidos vaginales y algunos restos de
sangre, su boca está abierta a media capacidad intentando respirar con
normalidad, se abraza a mi espalda presionado mis pechos contra los suyos, su
respiración se normaliza, deseo sentirla dentro de mí, amándome, llevándome al
límite, pero en este momento yo paso a segundo plano, ella es mi prioridad,
saberla satisfecha me complace y saberme dueña de sus placeres me causa una
sensación de poder. Por favor Ángel, ¿dime que no te hice daño? O Lena, ni en el
mejor de mis sueños hubiera llegado a imaginarme que mi primera vez sería tan
especial, mi amor me has dado más de lo que nunca espere.
Ella rio. Lena, lo valió
tanto bromeó, presionando su cuerpo más cerca al mío, acurrucándose en mis
brazos. Reí. Bueno estoy feliz de que lo
disfrutaras declaré, sonriéndole con suficiencia. No había recibido quejas
antes, pero nunca me importo realmente si la chica lo disfrutaba antes.
Normalmente, sólo hacía lo que quería; nunca me había tomado el tiempo para
pensar sobre aquello, era gracioso cuán diferente era eso con mi Ángel. Todo lo
que me importaba era ella; mis sentimientos eran secundarios. Definitivamente
lo disfruté. Ella desliza poco a poco su cuerpo sobre el mío su lengua por mi
cuello, al llegar s mis pechos los acaricia con delicadeza antes de besarlos,
solo con sus labios, luego con su lengua, frota su vientre contra mi centro
haciéndome retorcer bajo su cuerpo, nunca pensé que iba a descubrir los guapa
que eres cuando estas caliente, quiero verte, oírte, saber que estas
disfrutando esto tanto como yo. Baja su mano hasta mi entrepierna e introduce
suavemente sus dedos haciendo presión en mi clítoris, cierro los ojos y mi cabeza se desplaza hacia atrás dejando
salir un profundo gemido. Su boca está lamiendo mi pezón, succionando u
mordisqueando, ella se va desplazando con su lengua hacia abajo lame mi
abdomen, mis gemidos aumentan, ha encendido mi deseo y no se detendrá hasta a
apagarlo. Su boca llega al núcleo de mis
deleites, haciendo que mis piernas se flexionen y mis manos aferrándose a las
sabanas con solo sentir su aliento, sus dedos
han dejado de masajear mi clítoris y pasa su lengua de abajo hacia arriba abarcando todo mi sexo
mojado, el placer que su lengua me está provocando en mi un deseo incontrolable,
pasa sus dedos por mi orificio vaginal, sus dedos se van introduciendo dentro
de mí ,un escalofrío recorre todo mi cuerpo al sentirla mordisquear mi
clítoris, desvía mi atención y aprovecha para introducir por completos sus
dedos, su lengua toma mi clítoris lo lame y succiona hasta casi hacerme
explotar, mi cuerpo se retuerce al sentir sus dedos flexionarse dentro de mi
sexo, sus dedos entran y salen aumenta la velocidad , ya no gimo, sino que
grito, mis caderas se mueven presionando más contra su boca, arqueo mi espalda
por completo, todo desaparece a mi alrededor, mis sentidos pierden sintonía con
el mundo exterior.
Mi mente regresa poco a
poco, ella sigue entre mis piernas, mi cuerpo es víctima de delicioso espasmos
internos, sus dedos están presos en mi interior, quiero hablarle, pero no puedo
controlar mi respiración, me besa, dulce, intensa y tiernamente es tan mía como
yo de ella;¿debería haber hecho algo diferente? preguntó, mordiéndose el labio,
mirándome preocupadamente. Reí y besé su frente. Ángel, fue lo mejor que me ha
pasado alguna vez. Fue perfecto, eres perfecta, y te amo tanto prometí. Se
acurrucó más cerca de mí, tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos;
suspiró con satisfacción y cerró sus ojos. También te amo, Lena susurró, besando
mi pecho suavemente. No pude contener mi reacción corporal; comencé a
encenderme de nuevo. Estaba tan cerca y ahora que ya la había tenido una vez no
podía tener suficiente. Alejé mis caderas para que no me sintiera excitándome
de nuevo. Era su primera vez; tenía que estar adolorida así que no necesitaba
saber mi reacción corporal caliente por ella. Pero me moví muy tarde, ella debe
haberlo notado. Me miró de vuelta un poco sorprendida. Sonreí disculpándome y
ella rio dulcemente. ¿En serio? ¿Ya?
Bromeó, mientras las yemas de sus dedos recorrían bajando por mis
pechos, haciéndome estremecer. Lo siento; bajará en un minuto mi deseo por ti.
Sólo eres demasiado sexi. Deberías descansar, estarás adolorida dije un poco
tímidamente. Levantó sus cejas, una lenta sonrisa esparciéndose a través de su
rostro mientras me giraba a mi espalda, a horcajadas en mí, luciendo como una
alucinante diosa del sexo sentada arriba de mí. Estoy bien. Esta vez quiero
intentarlo, dime si hago algo mal dijo, besándome apasionadamente. ¡Santa
mierda, esta chica es malditamente asombrosa! Lo hicimos tres veces más hasta que nuestros cuerpos no pidieron más.
Me desperté temprano en la mañana. Alejandra
tenía que estar en práctica de danza alas ocho treinta, ahora eran solo pasadas
las siete. No pude quitar la sonrisa de mi rostro. Anoche fue increíble, la
mejor noche de todas. Oírla gemir mi nombre fue el mejor sonido en el mundo.
Ella lo disfrutó también lo que lo hizo más especial para mí. No le había
dolido tanto, bueno, ella dijo que no de todas formas. No pudo haber sido tan
doloroso porque me hizo hacerle el amor alginas veces más. Envolví mis brazos
más fuertes alrededor de ella, amando la sensación de su piel desnuda contra la
mía. Solo yací allí y la miré dormir hasta que la alarma sonó. Ella era tan
malditamente hermosa; honestamente era justo como imaginaría que luce un ángel.
Se acurrucó más cerca de mí mientras abría sus ojos, una lenta sonrisa
esparciéndose en su rostro cuando me miraba. Hola, chica caliente. No pude evitar
sonreírle de vuelta. Hola, novia. Envolvió sus brazos alrededor de mí más
fuerte mientras suspiraba con satisfacción. ¿Cómo te sientes hoy? pregunté,
recorriendo con mis dedos a través de su desordenado cabello. Ella sonrió.
Estoy bien, con agujetas, pero extremadamente feliz declaró, riendo dulcemente.
Giré arriba de ella, presionando mi cuerpo con el de ella. Un poco adolorida,
¿huh? Mejor podría besar eso para ti coqueteé. Ella mordió su labio, mirándome
emocionada. Oh puedes, ¿huh? Asentí, sonriendo perversamente. Oh sí. Le sonreí
con suficiencia antes de besar mi camino bajando por su cuerpo, apenas pudiendo
contener mi emoción.
Tras finalmente separarme de
Lena el sábado por la mañana, literalmente no podía mantener alejada la sonrisa
de mi cara. Fue tan increíble la noche anterior y fue mejor de lo que alguna
vez pensé que podría ser. Fue tan dulce, paciente y tierna conmigo, tomándoselo
todo lenta y tranquilamente. No pude haber pedido una novia más cariñosa.
Vamos, chica amorosa, vámonos ordené, deslizándome en un pantalón de chándal y
una camiseta sin mangas lista para la práctica de baile. Agarró mi cintura y
besó la parte trasera de mi cuello. Está bien. Pero por favor trata de no
sacudir demasiado ese lindo trasero en mi rostro, o quizás tenga que rasgar
esos sexis pantalones y tomarte justo en frente de tu equipo gruñó,
mordisqueando suavemente mi cuello.
No pude evitar reírme ante
el comentario. Nunca me había dicho nada como eso antes y me sonrojé como loca
mientras golpeaba su hombro. Sal de mi cuarto, pervertida bromeé, empujándola,
riendo. Sujetó mi mano, tirando de mí, sonriendo felizmente. No pude evitar más
que mirar a su trasero mientras caminaba enfrente de mí hacia el pasillo. ¡Wow,
me ha convertido en una pervertida también! La práctica de baile fue genial.
Parecía que finalmente me estaba saliendo el levantamiento con el que había
estado teniendo problemas la semana pasada, así que por lo menos no me caí
sobre mi trasero demasiado. Para el momento en que terminamos estaba cansada y
sudorosa. Lena se sentó ahí pacientemente observando como de costumbre,
bromeando con Julio. Parecía que estaba sonriendo más de lo normal. Supongo que
fue difícil para ella, esperar una semana entera para tener sexo, apuesto que
nunca había hecho eso en su vida. Probablemente estaba satisfecha de finalmente
tener algo la noche anterior después de todo el flirteo que había hecho
recientemente. Espera, ¿sólo habíamos estado saliendo una semana? Me reí para
mí misma, vaya, era una zorra. Me acosté con una chica con la que he estado
saliendo por una semana; ¡Nunca pensé que podría decir eso! Parecía como si
hubiéramos estado juntas desde siempre porque todo era sólo demasiado fácil y
la había conocido durante tanto tiempo. Cuando terminamos de practicar, fuimos
a un pequeño café y compramos sándwiches, llevándolos a un parque para
comerlos. Lena se sentó bajo la sombra de un árbol, abriendo sus piernas para
que me sentara entre ellas. Cuando estaba a punto de sentarme, me detuvo.
Espera, Ángel. Se quitó su chupa de cuero
y lo tendió en el suelo para que me sentara sobre él. Gracias. Sonreí
agradecidamente, dentándome y recargándome en su pecho, comiendo mi comida.
Como de costumbre, Lena inhaló su comida y envolvió sus brazos a mí alrededor,
meciéndose suavemente mientras yo terminaba de comer. Nunca pensé que alguna
vez podría tener algo como esto con una chica. Cada vez que pensaba en salir,
me había asustado como el infierno porque nunca quise que alguien me tocara de
esa manera. Después de lo que mi padre había hecho con todo el toqueteo,
supongo que estaba un poco asustada. Todo el tiempo había pensado que nunca
quise un novio y menos una novia, jamás me di cuenta que ya tenía al chica
perfecta que era dulce, amable y que me mantenía a salvo todas las noches.
Podría quedarme aquí para siempre mascullé, cerrando mis ojos, suspirando con
alegría. Besó el lado de mi cabeza. ¿No te arrepientes de dormir conmigo
entonces? preguntó .Me giré para mirarla de frente, pretendiendo pensar acerca
de ello. Eso depende. ¿Vas a dejarme ahora que me rendí? bromeé. Me sonrió
maliciosamente. Hmm, quizás debería contestó, besándome suavemente. Sonreí
contra sus labios. Bueno quizás debería llegar ahí yo primero y botar tu
candente trasero. Ahorrarme la humillación sugerí, elevando mis cejas,
sonriéndole. Se rio y se recostó en su espalda, tirando de mí encima de ella,
sosteniéndome cerca. Si me botas voy a estar rogándote hasta el día que muera
para que me aceptes de nuevo declaró, acariciando mi espalda. ¿Rogando de
rodillas? pregunté, riendo. Asintió, mirándome seriamente. Sí, lo que sea que
se necesite. Donde sea que vayas, estaré siguiéndote detrás de ti, rogando por
otra oportunidad. Seré como una acosadora obsesionada bromeó, rodando entonces
yo estaba debajo de ella. Suena como si eso fuera a ser un dolor en mi trasero.
Tal vez sólo debería quedarme contigo entonces. Sonreí, encogiéndome de
hombros. Asintió. Buen plan coincidió, besándome apasionadamente, terminando la
conversación. Después de una hora en el parque nos fuimos a casa para
ordenarla. Como de costumbre el lugar era un desastre. Javier ya había
empezado. Teníamos que hacer un muy buen trabajo esta vez porque mamá tenía
programado volver mañana. No tenía idea de que se llevaba a cabo una gran
fiesta en su casa todas las semanas. Que incluso llamé Karla para ayudar con la
limpieza, pero para ser honesta tan pronto como apareció ninguno de nosotros
habíamos hecho mucho. Me siguió a todas partes esperando para saber cada
pequeño detalle de anoche, cómo era ella, cómo fue, y cualquier otro detalle
que pudieras pensar. Me negué a contestar más preguntas personales, como cuánto
había durado .Finalmente, terminamos de limpiar y nos acomodamos con pizza y un
DVD. Así que ahora que esas dos están emparejadas, Javier, eso sólo nos deja a
ti y a mí le dijo Karla a mi hermano, sonriéndole coquetamente. Él le hizo una
mueca. Eres una chica demasiado buena para mí, Karla le dijo, sonriendo
perversamente. Ella se rio. Y quién te dijo que era una chica buena? Como sea,
incluso si lo fuera, quizás tú podrías corromperme. Alzó las cejas, mirándolo por encima
lentamente. Me aclaré la garganta teatralmente, obteniendo su atención. Paren.
La película empezó. No coqueteo durante las películas de terror, ésa es la
regla, ambos lo saben los reprendí, tratando de sonar severa. Javier me dio una
sonrisa de agradecimiento. Rodé los ojos. Él realmente no se ayudaba; había
caminado derecho dentro de eso. ¿Si no la quería encima de él entonces por qué
se metía el solo en eso? Me acurruqué más cerca de Lena, viendo el resto de la
película. Cuando finalmente terminó, Lena fue a su casa como de costumbre para
mantener las apariencias con sus padres. Con mi madre llegando a casa mañana,
necesitábamos hacerlo parecer como si se quedara en su casa. No creo que a mi
madre le gustaría escuchar que la chica de al lado duerme con su hija todas las
noches. La besé hambrientamente en la puerta, antes de entrar a mi habitación,
antes de decidir tomar un largo y agradable baño en la bañera. Estaba con
muchas agujetas por tener sexo, y además bailar por horas esta mañana había
puesto mis músculos un poco tensos. Me deslicé en la bañera, cerrando mis ojos,
completamente feliz. Hey, tú dijo Lena desde la entrada un poco más tarde. Hey saludé, sin abrir los ojos. ¿Otro baño frío?
preguntó, riendo. Sacudí mi cabeza y le eché un vistazo. Estaba inclinada
contra el marco de la puerta, una pierna colgando casualmente sobre la otra,
sus brazos cruzados sobre su pecho, una sonrisa en su rostro. Se veía tan
candente como el infierno. En realidad, está tibio esta vez. ¿Quieres
entrar? Ofrecí. Se veía un poco
sorprendida. ¿En serio? preguntó, parándose derecha, viéndose ridículamente
anhelante. Me reí y asentí en confirmación. En serio. Más rápido de lo que creí
posible, estaba desnuda y en la bañera detrás de mí, envolviendo sus brazos a
mí alrededor con una sonrisa traviesa, paso su mano, debajo del agua, y
cogiendo diferentes caminos, llego hasta uno de sus senos, y empezó a
masajeárselo, y empezó a besarla y dar rienda suelta a su amor.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Kinkaid - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
O.o estupenda esta historia.
ResponderEliminarCada día me gusta más y más. Precioso capitulo el de hoy. Muchas gracias por compartirlo.
Saludos
Este es de los mejores capitulos que he leido, que manera de relatar una historia estaba metida 100% en la historia wooow en serio me fascino me dejo sin palabras y con el corazon a mil tambien jejejejeje. Como siempre agradecerte por tan buena historias besos a la distancia :p. Carla Q.
ResponderEliminarMe encanto este capitulo!!¡¡ Uuufffssss es genial la historia!!!
ResponderEliminarhuy muy erótica y romántica...
ResponderEliminarGUUAAAUUUU.............
ResponderEliminarLindo en verdad . Te luciste mi hermosa escritira.
ResponderEliminar