¡Despacito, muy despacito se fue metiendo en mi corazón!
TZURI
-Lobo pareces nerviosa, eso sí que es muy
raro, siempre he supuesto que te dan
nervios antes de salir a hacer las suertes pero nunca te los había notado,
¡estás muy rara últimamente! – me decía Juan mientras terminaba de ajustarme la
albarda.
-Siempre me pongo nerviosa pero suelo
controlarme, ni yo sé porque estoy tan inquieta
- explicaba mientras me plisaba el vestido y me disponía a colocarme el
sombrero.
- Hasta cuándo me vas a contar que es lo que
está pasando lobo, tienes días actuando de manera muy extraña, pasas de volada
de un estado de ánimo a otro.
- Pantera no te cuento nada porque ni yo
misma sé que me está pasando.
- Haber lobo, si de verdad quieres hurgarle
pues te doy una ayudadita, porque para
nadie es desconocido que sea lo que sea que te está pasando tiene que ver con
la española.
- No quiero cuestionarme nada – le decía
mientras nos encaminábamos a Yure- no
quiero analizar nada… Pantera la verdad es que no sé ni lo que me sucede –
concluí ya montada en Yure.
- Pues sabes que, yo creo que será mejor que
tú solita encuentres el camino, pero ahora – me sonrió con ternura mirándome y
acariciando a Yure- concéntrate, ve a
lucirte, que todo mundo vea lo chingona que eres pinche lobo.
Estos días habían sido una locura, el juego que Paola y yo iniciamos se ha ido intensificando, cuando no
es ella soy yo, nos besamos, nos
cachondeamos y luego nos damos con un palmo de narices. Y ahora resulta que
Rosi no se le despega, se van a montar juntas, salen a pasear y no han sido
pocas las veces que las he encontrado muy agarraditas de la mano, yo por mi
parte le paso por enfrente con Manuela; me encabrona haber caído en este juego
de los picones, es ridículo lo que estoy haciendo, ¡carajo ni de adolescente!,
pero es que la verdad lo que en principio me fastidiaba termino por volverse
vicio, eso de jugarle al desinterés y
luego arrinconarnos la una o la otra para besarnos hasta que nos duelen los
labios, tocarnos hasta casi estallar de placer y luego dar la media vuelta y actuar
como si nada; o comernos con la mirada
desde lejos pero cuando estamos cerca actuar con total indiferencia, pero sobre
todo, estar pensando todo el tiempo en ella, no poder sacarla de mi mente, me
tenía que me llevaba la chingada; la voz de
Julieta me saco de mis pensamientos.
- ¿Formamos filas ya?
- Si July, demos inicio.
PAOLA
Estos días he experimentado
emociones desconocidas antes para mí, la fuerza del imán que me atrae a Tzuri
me está enloqueciendo, ya no pienso, no razono, actuó por instinto, lo mismo
para enfadarla que cuando me entrego por completo a sus besos y a sus
caricias. Esos momentos de demencia en
los que parecería que nos fundiremos en una y que terminan siempre abruptamente
por una de las dos, pero cuando soy yo la que lo detiene ya no es razonado, ni
siquiera puedo decir que es para hacerla rabiar, es extraño lo que me pasa,
pero creo que lo hago porque siento que es la única manera de sentirla mía,
¡pero qué estúpida que eres Paola!, no quieres ver la verdad aunque esta te
azote en las narices, ahora mismo estoy
exasperada y todo porque no le he visto en toda la mañana y parte de la tarde,
y es que tenerle cerca, verle, sentirle se me ha vuelto una necesidad, así sea
para fastidiarnos la una a la otra; sin conciencia de lo que esto significa
porque por primera vez en mi vida no quiero analizar nada, me da miedo hacerlo,
así que solo me dejo llevar.
Estoy en las gradas casi en el
mismo sitio que la primera vez que ella me trajo a verle entrenar, la
diferencia es que ahora este sitio está repleto y yo me encuentro en compañía
de su familia y mi hermana, ellos ríen, hablan, están disfrutando el momento,
pero yo no puedo, tantas horas sin ella me ponen mala.
- Hola chiquilla, estas muy pensativa – llegó
esta chica que en los últimos días se había convertido en mi Pepe Grillo.
- Hola María Inés, nada aquí esperando a que
inicie la función.
- Niña pero si ya ha empezado hace un
montón, que no ves las faenas que están haciendo los chicos con las reses, los
caballos… ahhh ya… - añadió todavía riéndose - te refieres a la parte que a ti
te interesa.
- Eh…eeh... no... Es que... no me di cuenta
de que esto había iniciado ya.
- No, si no me lo dices ni en cuenta,-
seguía riendo- pero no te preocupes que Tzuri está a punto de salir.
- ¿Tzuri? … no, no es lo que me interesa, es decir, si, pero
todo, es decir a todas las quiero ver.
- Si claro – ahora su risa se tornó en
risotada.
- No te burles, que tú sabes que me ha
encantado lo de la escaramuza y que es por eso que quiero verles.
- No si son tal para cual – me miró con
cierto dejo de ternura palmeándome cariñosamente la espalda.
En ese momento la voz de María Inés
se perdió entre la multitud y en mi cabeza ya no hubo más sonidos, en el fondo
vi salir a todas las chicas y como la
vez anterior Tzuri salió al final, pero esta ocasión hizo reparar varias veces a Yure que
relinchaba mientras que su ama le jalaba la rienda y le hacía pararse en dos
patas, se veía preciosa en ese vestido y con su sombrero charro; toda la rutina
mis ojos estuvieron posados en ella, impresionada de lo que era capaz de hacer
sobre esa yegua y asustada porque temía que sufriera algún percance, estaba
montando de manera más temeraria; mi mente estuvo jugando conmigo porque varias
veces me pareció que sus ojos me buscaban y cuando nuestras miradas se
encontraron ella me sonrió, pero debió ser mi cabeza movida por mis deseos de
ser tan importante para ella como lo es para mí, por lo menos eso es lo único
que me quedaba de conciencia, la completa certeza de que su interés por mí es
por el juego que hemos entablado y que una vez que obtenga lo que desea pasara
de mí y si logro irme sin que esto suceda no tardara nada en entretenerse con
otra.
TZURI
Estaba nerviosa, si, muy nerviosa
y Yure lo sentía, bailoteamos juntas en un intento de calmarnos mutuamente,
ella relinchaba como exigiendo que me concentrara, yo lo intente pero algo no
me dejaba, empezamos la rutina y a Dios gracias que mi yegua es especial porque
yo no tenía cabeza en esos momentos más que para buscar entre la multitud esos ojos turquesa que necesitaba ver, la
busqué entre el gentío mientras Yure galopaba a toda velocidad y cuando me
encontré con su mirada fija en mi un estremecimiento que jamás había sentido me
recorrió todo el cuerpo, no pude evitar una sonrisa, ni tampoco la sensación
que se alojó en mi pecho al notar en esa mirada azul algo especial,
preocupación quizá, admiración, no lo sé, pero eso me basto para desear dar la
mejor cabalgada de mi vida y creo que lo logre.
PAOLA
Lo que hizo Tzuri esta noche ¡ha
sido increíble!, ¡fenomenal!, no sé qué
adjetivo darle, estuvo maravillosa, mis sentimientos me juegan una mala pasada
porque toda la rutina tuve la sensación de que ella estaba corriendo en ese
caballo, realizando todos esos movimientos para mí.Al final de la rutina vuelvo
a sentir la profundidad de su mirada
posarse en mí, me río, ¡tan tonta Paola!, pero me niego a dejar de sentir la
emoción que esto me produce. Una vez que
terminó su actuación individual se quitó el sombrero y lo extendió y … si, esta
vez no pudo haber sido un juego de mi mente, se ha dirigido a mí, y me
desmorono al ver su sonrisa seductora y esos ojos oscuros alojarse directo en
los míos, siento que estoy volando, el cosquilleo en mi estómago me hace reír y
ella me devuelve el gesto a lo lejos, cuando se da vuelta, me vuelvo a cuestionar si no he imaginado
todo aquello pero bendito Pepe Grillo que me habla al oído.
- Uyyyy este arroz ya se coció.
- ¿De qué hablas Inés? –le dije con una
sonrisa tonta en la cara.
- De que voy hablar mujer, ojala pudieras
verte la cara, y lo que más me gusta es
que estuve aquí para verlo.
- ¿Para ver el qué? – quería que me lo
dijera, quería escuchar de otra persona que lo que acaba de pasar no había sido
una fantasía.
- Te digo si tú por fin me confiesas que
estas hasta las manitas por esa mujer que casi se mata hoy en el ruedo.
Sería tan fácil decirlo, pero no,
porque una vez que lo dijera no había marcha atrás, moría del miedo, sé que es
muy tonto pero no puedo decirlo, ni siquiera puedo pensarlo, es como si el no
hacerlo me proporcionara una seguridad a la que necesito aferrarme.
- Amiga, no te puedo decir eso porque no es
así – refute con una risita nerviosa.
- Lo dicho, son tal para cual. – volvió a
reírse bulliciosamente.
- Bueno vámonos porque la gente no tardará
en llegar a la hacienda – manifestó la abuela y agrego dirigiéndose a María Inés - ¿hijita vienes
con nosotros de una vez?
- Si doña Esther, seguramente mis tíos se
irán directo para allá.
- Bueno pues entonces nada más vamos a las
caballerizas a felicitar a mi nieta por lo que acaba de hacer y nos vamos –
dijo el abuelo con la mirada brillante y el orgullo reflejado en su rostro.
- ¡Hay esa niña!, me tuvo todo el tiempo con
el corazón en la garganta, se arriesgó demasiado, ni que estuviera en
competencia.
- Lo esta mujer, lo está y quizá la más
importante de su vida.
- Hay Alberto tú como siempre con tus frases
a medias y justificando las locuras de tu nieta.
Ricardo, Mariana, María, Samuel, María
Inés y yo los mirábamos riendo al tiempo que nos encaminábamos todos hacia el
área de las caballerizas.
Mi corazón empezó a latir a mil
cuando la vi, realmente se veía hermosa enfundada en ese vestido blanco con
vistos de diferentes colores de vuelos y holanes, botas largas de piel; su
cabello totalmente trenzado dejaba ver su rostro anguloso totalmente despejado,
adornado con unas arracadas de oro bellísimas, sus perfectas y bien delineadas
cejas, nariz afilada, labios carnosos y sobre todo esos ojazos, ella no se
había percatado de nuestra presencia, hablaba con el resto de las chicas y se
abrazaban unas a otras. Juan se acercó a nosotros y dio aviso a Tzuri de
nuestra llegada. Ella se aproximó y abrazo a sus abuelos que venían primero, a
su tío Samuel, luego a Ricardo, Mariana, María y María Inés, a mí me temblaban
las piernas, tenía pánico de darme cuenta de que lo que acababa de vivir hace
un momento fuese solo producto de mi imaginación, y esto me paralizó, para
cuando llego frente a mí los demás se habían alejado y felicitaban al resto del
equipo; ella sonrió, me miró igual que en el ruedo y se quedó a unos pasos, en un acto impulsivo elimine el espacio que nos separaba
colgándome a su cuello y apreté mi cuerpo contra el suyo, ella me rodeo con sus
brazos y me susurro al oído.
-¿Te ha gustado?
- Me ha fascinado – respondí también en un
susurro.
- Que bueno, porque lo he hecho solo para
ti.
Cerré mis ojos y me deje llevar por la
intensidad de las emociones que sacudían a mi cuerpo, nos abrazamos con más fuerza,
sentí el latido de su corazón en sincronía con el mío.
- Me ha encantado pero moría del miedo, a
momentos sentía que ibas a caer.
- ¿Te preocupaste por mi bonita? – pego sus
labios a mi oído y acaricio mi espalda con sus manos apretándome más contra
ella, yo sentía que estaba en la gloria.
- Si, mucho, me dio muchísimo miedo que cayeras,
que te sucediera algo, y es que yo no…
- Mi aaamoooorr, ¡estuviste genial!, estoy
tan orgullosa- la voz de Manuela acabo de golpe con toda la magia del momento y
me volvió a la realidad cuando halo a Tzuri atrayéndola para sí – verte montada
allí y saber que eres mía.
Dicho esto la tomo por la cara con
ambas manos y le beso, en ese instante se apareció Carlota y la rabia y los
celos que me estaban consumiendo provocaron lo que siguió.
- Hola preciosa, no me vas a felicitar; mira
que a mí también me aplaudieron.
- Por supuesto Carlota, que has estado
estupenda – le abrace y con coquetería añadí- ¿vendrás a la reunión que se está
preparando en la hacienda?
- Pues si tú me invitas y prometes estar
siempre conmigo claro que iré.
- Anda ya, mira que también yo soy una invitada,
pero no creo que haya problema, y tú compañía será un placer.
- Claro que no hay ningún problema Paola,
sabes que no eres una invitada, esa es tú casa – intervino Tzuri sonriendo de
esa manera que me sacaba de quicio mientras Manuela que estaba tras ella le
abrazaba por la cintura haciendo añicos todas las ilusiones que me había hecho
hacia un momento, ¡pero qué estúpida soy!
- Pues nada, ya está, entonces marchémonos
de una vez, ¿te importaría si nos vamos juntas Carlota?
- No claro que no preciosa, vamos.
TZURI
Abrace a todos y cada uno de
manera mecánica deseando llegar hasta ella, cuando la tuve frente a mí me quede
inmóvil, ¡por Dios estaba nerviosa!, pero ella rompió la barrera colgándose a
mi cuello y yo la abrace con todas mis fuerzas, mi corazón empezó a latir
desbocado cuando sentí en mis brazos el temblor de su cuerpo, sentía la
necesidad de sentirla mía y la apreté con más fuerza, le dije que la faena
había sido para ella, sentí la emoción que provocaron mis palabras y me
confirmó que había sentido temor a que algo me ocurriera en el ruedo, la
acaricie con una ternura de la que nunca me creí capaz con una mujer, ella está
a punto de decirme algo, presiento que todas mis defensas están a punto de
caer, pero en ese instante se aparece Manuela interrumpiendo ese momento en que
pareciera que no soy yo; en principio no puedo reaccionar y cuando estoy a
punto de hacerlo se presenta
Carlota, estaba por mandar a las dos
intrusas a volar cuando Paola se comporta demasiado amigable con Carlota y eso
me fastidia, entonces una señal de mi cerebro me dice que así está mejor y empieza de nuevo el jueguito entre
nosotras. Pero también ha llegado el momento de poner las cosas en su sitio con
Manuela.
- ¿Nos vamos ya mi amor? – pregunta con
falsa ingenuidad.
- Manuela, si quieres ir a la fiesta estas
invitada, pero antes tú y yo tenemos que aclarar las cosas, yo no soy de nadie
y tú y yo no somos pareja, novias ni nada que se le parezca; salíamos juntas,
nada más.
- Pero es que yo pensé… tenemos más de una
semana viéndonos casi todos los días.
- A ver, cuando empezamos a salir te dije
que yo no era de relaciones serias, ¿no?, que no me comprometía a nada contigo
y me dijiste que tenías eso perfectamente claro.
- Pues sí pero eso fue al principio, durante
el transcurso de los días las cosas han podido cambiar.
- No insultes mi inteligencia, las dos
sabemos que has armado todo el numerito de hace un rato para fastidiar a Paola
y de paso a mí.
- Pues sí, es que me enferma ver como la
tratas, como la miras, se siente con derechos sobre ti, quiero que se dé cuenta
de que no eres para ella.
- Pues lastima Manuela, la estábamos pasando
bien.
- Por lo menos ten el valor y dime en mi
cara que me estas mandando a volar por esa pinche vieja.
- Te
estoy mandando a volar por qué no me gustan los panchitos, ni que quieran
apropiarse de mí, adiós Manuela, si quieres venir a la fiesta eres bienvenida,
pero no conmigo ¿te queda claro?
No sé que carajos me está pasando,
ni por qué hice lo que hice en el ruedo o por qué le hable así a Paola; por qué
me sentí así con ella y en este momento no quería saber, lo único que quería era un tequila, toda la
familia se había marchado ya, solo me esperó Juan y partimos a la hacienda, en
cuanto llegue me fui directo a mi casa a
cambiarme de ropa, solté mi cabello, me puse un pantalón y una blusita de
tirantes y sandalias de piso, quería comodidad. Salí rumbo al espacio en donde
se desarrollaba la fiesta que ya estaba en su apogeo, estaba allí medio pueblo,
mis abuelos felices, María correteando con otros chiquillos, Mariana, Ricardo,
Juan y Rosi en una mesa, Paola en otra con Carlota y María Inés, todos comían y
bebían, había carnitas, birria, tostadas, enchiladas, guacamole, aguas frescas
de tamarindo, mango y limón, cerveza y por supuesto tequila; mis tripas me
reclamaron, me serví un buen plato y me
senté aislada a comer, mi abuelo se acercó a mí con su mirada tierna.
- ¿Ya encontraste tu correa huarache?
- Viejito mula – le dije sin dejar de comer.
- ¿Sabes por qué eres mi nieta favorita?,
¿porque me siento tan orgulloso de ti?
- Porque soy divina – lo besé en la mejilla.
- Aparte – dijo riendo y después de una
pausa de varios segundos agrego - porque desde niña nunca te ha ganado el miedo
a nada, si algo te asustaba lo enfrentabas, no le sacabas la vuelta, cuando nos
dijiste que eras homosexual, te apoyé por tu determinación a defender lo que
eres y lo que sientes, no fue fácil hijita, esta ha sido una familia
conservadora durante siglos, en una sociedad igual de conservadora tú lo sabes,
pero no dudé en apoyarte abiertamente porque admiro profundamente tu entereza,
tu temple.
- Tú sabes que siempre te voy a agradecer
todo tu apoyo viejo, pero la verdad no sé por qué me estás diciendo todo esto –
esta vez soltó una carcajada antes de responder.
- Ya veo… - su mirada adquirió un cáliz
especial y el tono de su voz seriedad-
mi niña este momento puede definir tu vida, ¿me estas escuchando? tu
vida; piénsalo – y se marchó dejándome con un montón de dudas en la cabeza -
¿pues qué se trae mi abuelo?
PAOLA
Los celos y la rabia me nublaron
la razón, últimamente no razonaba casi para nada y solo me di cuenta del lío en
que me había metido cuando sentí la mano de Carlota posarse en mi cintura, con
la mayor sutileza de que fui capaz me solté y me acerque a María Inés que
estaba a unos pasos con el resto de la familia Aragón, ella me miro curiosa y
divertida a la vez
- ¿Y ahora que pasó entre ustedes dos? – no
pocas veces me sorprende la suspicacia de esta chica.
- Que me enerva Tzuri, eso es lo que ha
pasado – respondí ya incapaz de mentirle- y la rabia me ha llevado a meterme en
un lio gordo con esta tía, ¿me harías el favor de no dejarme a solas con ella?
- le hice una mueca suplicante.
- Pues sí que te has metido en un problema -
afirmo divertida - no te apures que seré tu chicle.
- Gracias, te adoro ¿lo sabes? – le hice un
puchero de agradecimiento.
Antes de partir a la hacienda
pasamos a casa de Carlota a que ésta se mudara de ropa, la chica no estaba muy
feliz con la compañía de Inés pero eso de alguna manera me dio la oportunidad
de dejarle claro que mi intención al invitarla fue solo amistosa, situación no
del todo cierta pues la verdad es que lo hice cegada por la ira, para darle en
la cabeza a Tzuri.
- Aprovechando que estamos solas, dime, ¿qué
paso con Tzuri?- pregunto mi grillo con la mirada llena de curiosidad.
- Uffff… ¿qué paso?, es que… me cuesta... me
cuesta decirlo… - mi voz sonaba sofocada.
- A ver te ayudo un poco, dijo o hizo algo
que provoco que quisieras darle en la torre y Carlota fue la opción del momento
¿algo así?
- Podría decir que no, podría continuar
mintiéndote y mintiéndome, pero ya no lo resisto, estoy que me ahogo… esto se
ha vuelto como una montaña rusa, por momentos
me siento volar para luego caer
estrepitosamente.
- Pero dime exactamente qué pasó.
- Umhhh… -eché mi cabeza hacia atrás y me
cubrí el rostro con las manos- que por un instante pensé que estaba tocando el
cielo, pero llegó Manuela gritando lo orgullosa que estaba de su mujer,
besándola, abrazándola… y… y…-me costaba, me era difícil decirlo, pero a la vez
ya no podía y estalle - ¡yo enloquecí de celos!, ¡de rabia!, ¡de ira!, ¡todo
junto! … ¡haaaaaaa! – grite.
- Algo así imaginé – me miraba con ternura.
- En ese momento llegó Carlota y llevada por
la rabia le invite a la reunión, quería fastidiarla, quería que padeciera como
yo, pero que va Inés, soy una imbécil.
- No, no amiga, no eres una imbécil, eres
una mujer enamorada eso es lo que eres, ¡ah! no me lo niegues –puntualizó, mostrándome la palma de su mano
para detener las palabras que estaban a punto de contradecirla- pero no te tortures, mira que no has hecho
del todo mal, estoy segura que en este momento Tzuri está que se la carga la
chingada.
- Puff
no lo creo... es que si la hubieras escuchado, no tuvo reacción alguna,
me ha dicho que yo podía invitar a quien quisiera y seguía ahí dejándose
abrazar por la flaca esa, sonriendo como si nada – para mi desconcierto María
Inés estallo en risas.
- Lo dicho, las mujeres enamoradas se
vuelven brutas; amiga, Tzuri es un lobo viejo no esperes que pierda el control
fácilmente y menos delante de su archirecontraenemiga, no, para eso hay que
llevarla al límite y sabes que, esta noche
vamos a empezar.
- ¿Qué estas tramando?
- Tú solo déjate llevar un poco por Carlota esta
noche, déjala que medio avance contigo… pero eso si mantenla a raya.
- Pero ¿no te parece que ese juego es
demasiado peligroso?, que esta chica… mira que fácil, fácil, que no Inés…
- Tú puedes amiga y ya verás, además pronto
recogerás los frutos, a lo mejor no esta noche, pero si eso no pasa hoy ya se
me ocurrirán las oportunidades para que suceda.
- ¿Por qué haces esto?
- Porque me parece muy divertido, porque me
caes muy bien y porque soy así de adorable – paso su brazo sobre mi hombro y me
guiño un ojo.
En eso llego Carlota quien todo el
camino y hasta que llegamos le hizo saber
de todas las maneras tanto directas como indirectas a María Inés que
estaba sobrando, pero ésta, divertida con la situación me precisó que no le
daría gusto hasta que llegara el momento óptimo, la verdad es que yo no me
quería quedar a solas con esta chica, había algo en ella que no me terminaba de
gustar, no me sería nada sencillo permitirle ciertos avances. Tzuri seguía sin
aparecer, todos se encontraban ahí, menos ella, el tiempo me jugaba en contra
porque la desesperación estaba haciendo presa de mí; Inés me dio un golpecito con
su pie y con su mirada me señalo hacia Tzuri que se hallaba donde la comida -
me encanta que lleve el cabello suelto – pensé, se sentó apartada y sola en una
mesa y se dispuso a comer sin prestarle
atención a nada, su abuelo estuvo un
rato con ella y le vi sonreír, en ese momento Inés me miró y sonrió con
complicidad indicándome así que era hora de empezar con ese plan que yo no
sabía muy bien de que iba, pero confiaba en mi grillo.
TZURI
- Hola amiga ¿te puedo hacer compañía?
- Claro María Inés.
- ¿Y eso que estas solita?
- Mmm no sé, no te pasa de repente que
tienes ganas de estar sola.- María Inés lanzó una sonora carcajada.
- Hay amiga esa fue una indirecta muy
directa, hoy como que en todos lados sobro – añadió con cierto tono de sarcasmo.
- No, no digas eso, no lo decía en ese
sentido, me refería a otro tipo de compañía.
- Bueno menos mal ¿porque no has ido a la
mesa de Ricardo, su novia, Juan y Rosi?
- Mmm solo te puedo decir que no es
conveniente para mí estar en esa mesa.
- Ahhhhh no me digas… ¿con Rosi? – no tuve
que responder ella solo rio con ganas – que bárbara amiga no dejas títere con
cabeza.
- ¿Y tú porque dijiste que en todos lados
sobrabas? – cuestione con una punzada en el estómago temiendo la respuesta.
- Pues
ya sabes amiga como dice el onceavo mandamiento, no estorbar, o como es el
otro, donde hay dos que se interesan tres son multitud.
- Ahhh – y a parte de la punzada el estómago
se me revolvió.
María Inés siguió hablando de
trivialidades, hicimos lo que la mayoría de las mujeres hacen, heterosexuales,
lesbianas o bisexuales, criticar a todo mundo, reíamos, pero el malestar no se
me pasaba y a decir verdad estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por no mirar hacia donde estaba Paola y por no
cuestionar a María Inés sobre el asunto, pero ella saco el tema a colación.
- Oye ¿tú crees que Carlota logre algo con
Paola?, la verdad me extrañó mucho verlas juntas y en un principio me quede con
ellas pensando que Pao se sentiría más cómoda, pero al final me di cuenta de
que sobraba.
- Ahhh ¿entonces Paola se la está pasando
muy bien? – sentí un vuelco más en mis maltrechas entrañas.
- Pues vieras que sí, bueno ya sabes que
Carlota cuando anda en plan de conquista puede ser encantadora… y guapa es.
- ¿Se han hecho muy amigas Paola y tú? –
pregunte en un intento de desviar un poco el tema.
- Si, la verdad es que Paola es súper
encantadora y te digo algo, si no fuera porque en este momento realmente estoy
enamorada de mi pareja seguro que ya me habría apuntado también para hacer mi
luchita con ella.
- ¿También?
- Ajá, tú qué piensas ¿quien ganara? ¿Rosi o
Carlota? digo porque también con Rosi Paola se ve muy cómoda ¿no crees?
Lo que estaba sintiendo ya no era un
simple malestar, es una sensación desconocida este calor agudo que me recorre
todo el cuerpo y me está tensando cada uno de los músculos, mi estómago me
arde, ¿qué me pasa? ¡Estoy furiosa!, eso es lo que me pasa, ¿pero por qué? ¡Carajo!.
- ¿Te pasa algo?
- No nada ¿porque la pregunta? – ¿si me pasa
algo? ¡Quiero matar a alguien!, pero no sé a quién… ¡sí sé!, a ¡Rosi!, ¡a
Carlota!… ¡a ti María Inés por dejarlas solas!
- No sé, de repente te pusiste muy seria y
tu expresión cambio, ¿te molestó lo que dije?
- No, porque me habría de molestar – ¿me
molesto?... no... Me encabronó...
pero que chingados, ¡que carajos me pasa!
- Bueno pues porque a ti también te
interesaba que pasara algo con Paola, pero como te he visto muy acaramelada con Manuela por más de una
semana pensé que habías perdido totalmente el interés por Paola… o que de plano
te diste cuenta de que a ella no le
interesabas. – aouch eso último si me dolió.
No sé qué decirle y es que, ¿qué le
digo?, que si quería, que si quiero que pase algo con Paola pero que ha saber
por qué fregados se me complicaron tanto las cosas, que Manuela fue solo una
ficha más en este juego que tenemos, ni yo misma sé que estoy haciendo ni qué
es lo que realmente quiero, a lo mejor lo único que quiero es que las cosas
sigan como siempre en mi vida, sin complicaciones emocionales, pero también
quiero tenerla, no falta mucho para que se vaya ¿acaso me voy a quedar con las
ganas?
- Hey ¿qué te pasa Tzuri?, estas como ida
amiga.
- Nada, cansancio creo… si eso, estoy
cansada.
- Ahhh pues mira tengo un remedio para eso,
que te parece si nos vamos a Vallarta unos días.
- Hey esa es una idea genial.
Al final caí en la tentación de
mirar hacia donde estaba Paola, tuve que hacer acopio de toda la fuerza de la
que soy capaz para controlar la ira que me invadió al verla muy sonriente mientras Carlota le hablaba al oído y dejaba
con singular alegría que esa bruja le acariciara el brazo y la mano, para esos
momentos Juan estaba con nosotros pero estaba enfrascado con María Inés en una
charla al parecer muy animada porque ninguno de los dos parecía acordarse de mi
presencia, de algún modo tenía que separar a esas dos, ¿pero cómo? con pantera
de plano no contaba, es extraño pero tengo la impresión de que estos dos están
como que muy raritos, bueno en este momento eso no me interesa, ¿quién?,
¿quién?… ahhhhh ya sé, no pude evitar una sonrisa maliciosa.
PAOLA
Esto definitivamente no estaba
funcionando, Tzuri ni siquiera me ha echado un vistazo en todo lo que va de la
noche, soy yo la que no ha podido dejar de observarla, se la ve tranquila
hablando con María Inés, bebiendo; algo que me llama la atención es que casi no
le he visto sonreír eso es extremadamente raro en ella que casi siempre tiene esa
sonrisa que me derrite la mayoría de la veces y otras tantas me provoca
pegarla, está demasiado seria. Lidiar con Carlota ha sido menos complicado de
lo que pensé inicialmente, me habla al oído, me pasó un brazo por la espalda
pero basto con inclinarme un poquitín para que lo dejara colocado en el
respaldo de la silla, con su otra mano si me da ligeros toquecitos en la mía,
me dice cosas tontas intentando endulzarme el oído, ni de coña le podría hacer
competencia a Tzuri a pesar de ser
bastante guapa, creo que se ha percatado de mis miradas furtivas hacia Tzuri a
pesar de mis intentos de disimularlo pero no ha dicho nada.
Ya está Juan con ellas en la mesa, me
pregunto en donde esta Manuela, pensé que estaría aquí con ella pero no ha
aparecido ni ella ni ninguna de las otras; uhhhmm - que bella te ves tan seria
y pensativa, con la mirada perdida… el viento jugando con tus cabellos, me
llama la atención que aunque tu figura siempre esta erguida ahora pareces
tensa, muy tensa… y ahí está esa sonrisa y me pregunto en qué estarás pensando,
te veo levantarte… ¿a dónde vas? y te me pierdes… ¿qué voy hacer con esto que
estoy sintiendo por ti Tzuri? ¿qué voy a hacer conmigo?- oigo la voz de Carlota
sin escuchar, le respondo con frases cortas como autómata, sonrió igual,
mecánicamente, siento unas ganas de llorar, me siento estúpida haciendo esto,
quisiera estar en casa, quisiera no haber venido nunca… no… no te mientas
Paola cuando el atlántico me separe de
esta mujer, cuando no respire su mismo aire, cuando al despertar tenga la
certeza de que no le veré, cuando no exista la posibilidad de sentirla… creo
que entonces sabré lo que es el dolor. Unas manitas que se aferran a mi brazo
me sobresaltan.
- Paolaaaa ven conmigo que te quiero enseñar
algo, ándale siiiiii ven – María me hala y yo me encontré con la oportunidad
perfecta para deshacerme aunque sea momentáneamente de esta chica.
- Carlota voy un momento con la niña – me
levanto y me marcho sin darle oportunidad a que proteste dejándome conducir por
María que me lleva de la mano hacia no sé dónde.
Caminamos hacia la parte oeste de la
casa grande y ahí me di cuenta de que íbamos hacia las caballerizas y fuera se
encontraba un caballo ensillado y cargado con algunas alforjas.
- Oye cariño no creo que sea buena idea el
ir a ese paseo ahora – le dije recordando que le tenía prometido eso.
- No Paola lo que quiero es que conozcas al
nuevo potrillo, nació apenas y esta chiquito.
- Ah vale – me haló con más fuerza y casi
entramos corriendo a las caballerizas.
- ¿Mira verdad que esta bonito?
- Si muy bonito – sentí unos pasos detrás de
nosotras y me volví a la vez que lo hizo María.
- ¡Tzuri! ¡¿Lo hice bien?! ¡A que sí!, le
quitamos nuestra Barbie a la odiosa esa.- la niña corrió hacia ella.
- Si escuincla lo has hecho muy bien,
gracias por el favor- le guiño el ojo y la niña le sonrió- ahora corre que te
esperan tus amiguitos para seguir jugando, te quiero mucho – le besó.
Ahí estaba yo de pie con la
respiración agitada y muriendo de los nervios, con el corazón acelerado, y ella
mirándome sonriente, se había mudado de ropa -ahora llevaba unos vaqueros y
botas-, caminó hacia mí con esa seguridad de siempre, desde que le conocí me
atrapó con esa manera de moverse, podía ser tan femenina pero tan ruda a la
vez, sigilosa y resuelta.
- ¿Qué pretendes tía? – la encare
débilmente.
- Robarte – murmuró con picardía.
- ¿C..cómo?
- Sí, te voy a secuestrar – me susurro al
oído.
- Pero que te has creído, mira que a mí me
espe… - me interrumpió clocando su mano en mis labios.
-: Shhh no digas nada.
Me tomo de la mano y como
hechizada me dejé conducir hasta el caballo que estaba fuera, como si fuese una
cría me deje colocar una chaquetilla y monté, ella se colocó detrás mío con su
acostumbrada agilidad y con la misma me atrajo con sus brazos hasta que
nuestros cuerpos quedaron casi pegados, sus brazos me rodearon para asir la
rienda y emprendió el galope hacia la oscuridad. Me dio temor, el caballo
corría a toda velocidad cruzando el campo agavero.
- ¡Tzuri por Dios no corras tanto!, ¿a dónde
vamos en medio de esta oscuridad?
- No temas Barbie, te prometo que nada malo
te sucederá – besó sutilmente mi cuello.
Llegamos a una construcción antigua
semejante a una enorme bodega, estaba resguardada por un gran portón de madera.
Tzuri saltó y tomándome por la cintura
tiró de mí hacia ella, amarro al caballo, tomo las alforjas y procedió a
abrir el cerrojo, se perdió por un momento dentro de esa negrura que en
segundos se vio iluminada ligeramente.
- Entra - me indicó -, di unos pasos y
aquello se empezó a iluminar más, pude verla encendiendo varias candilejas y me
quede maravillada por aquel sitio, la sentí aproximarse hasta llegar a mi
espalda, rodeo mi cintura y descanso su cabeza en mi hombro.
- ¿Verdad que esta es una mucho mejor vista
que la horrenda cara de Carlota?
- Esto es… hermoso dije ante lo que tenía
frente a mí, estábamos en una bodega llena de barricas acomodadas en montones
que hacían varias pirámides, entre cada una de estas había una mesa de roble
con sillas, sentí que me soltó pero yo seguí embobada con el lugar, recorrí las
paredes que estaban labradas con intrincados ornamentos, en una estantería prolijamente colocados se
exponían varios recipientes artesanales que contenían tequila, las botellas
lucían bastante antiguas, cada de una de ellas diferentes, todas fechadas en distintas épocas tenían grabado el nombre de la hacienda.
- Cual quieres que bebamos – musito
poniéndose a un lado mío – escoge la botella que más te guste para que te la
quedes.
- ¿Pero vamos a beber una de estas? por las
fechas estas deben valer una fortuna.
- Pues sí, si se vendieran serían muy caras,
pero estas no están en venta, son para ocasiones especiales o para antojos
personales.
- ¿Y esto qué es? ¿Una ocasión especial o
antojo personal?
- Mmm te propongo un trato, vamos a
disfrutar este momento, a tomarnos el mejor tequila del mundo, comer rico… y..
- ¿Y?
- Y solo lo que tú quieras.
Y ese era el problema, lo que yo
quería, mi cuerpo me jugaba en contra, yo quería que pasara todo, quería
entregarme por completo a ella, a sus besos, a sus caricias, satisfacerla,
darle el gusto de que me follara -porque eso sería para ella-, solo eso; ¿qué
hacer? ¿Regresar a Madrid sin haberla tenido por completo? o ¿Regresar a Madrid
totalmente derrotada por mis deseos hacia una mujer que nunca sería para mí?
¿Qué sería peor? ¿Qué me haría menos infeliz?... si resisto y no me rindo me
llevare por lo menos el sabor agridulce de un triunfo ante ella y si cedo me
llevare el agridulce recuerdo de haber hecho el amor con la mujer de mi vida
aunque para ella solo signifique un polvo.
Estábamos comiendo, charlando,
bebiendo y el calorcillo que produce el tequila en mi organismo solo incrementa
mi apetito por ella, este anhelo en concederme completa a los deseos de mi
cuerpo, de mi alma… de mi corazón.
TZURI
Daria lo que fuera por saber que
piensa, creo que está un poquito tomada, sus pupilas están dilatadas, podría
ahogarme en sus ojos.
Ya no soporto y tomo su rostro con mis
manos, acerco mis labios a los suyos lentamente, los rozo, los acaricio, la
beso despacito, la saboreo, me pongo de pie sin dejar de besarla levantándola
al mismo tiempo, la acerco a mí, al abrazarla siento el temblor de su cuerpo,
la escucho suspirar, sus manos en mi pecho, mi corazón se acelera, las
sensaciones que estoy experimentando me dan miedo pero me embelesan y no quiero
dejar de sentirlas, el beso se profundiza, nuestras lenguas se mueven en una
sinfonía lenta, deliciosa, no sé cuánto tiempo a trascurrido, mucho
seguramente, pero siento que es poco porque quiero más, no quiero parar, pero
la necesidad de respirar nos obliga, mis brazos se niegan a soltarla y la
aprieto más, recargo mi cuerpo sobre la mesa, mis manos recorren su espalda, me
deleito al sentir su aliento en mi piel, acaricio sus cabellos y volvemos a
besarnos, después de otro larguísimo beso ella se acurruca en mis brazos
hundiendo su cabeza en el hueco de mi cuello, la beso en la frente y el
cabello, no sé por qué estoy haciendo esto y como siempre que se trata de ella
no quiero saber, la traje aquí con toda la intención de seducirla, de poseerla,
pero no quiero hacerlo así, no en este sitio, sería burdo, tosco, grosero, no
con ella, no sé porque, pero no deseo eso con ella… llevamos varios minutos así
fundidas en un abrazo, besándonos a momentos, en silencio, estoy embriagada por
su aroma, por el sabor de su boca en la mía.
- Tenemos que regresar a la casa – me obligo
a decir en un susurro, odiando la idea de hacerlo, de romper este momento.
- Si, se deben estar preguntando dónde
estamos.
- Es muy probable, aunque la fiesta debe
seguir en su apogeo, pero si no te regreso mi abuela te obligara a casarte
conmigo – me reí al decirle esto, ella suspiró y me miró, rodeó mi cuello con
sus brazos y nos besamos otra vez.
Durante todo el camino de regreso
seguí besándola, acariciándola, caminamos de las caballerizas a la casa tomadas
de la mano, la acompañe hasta la puerta de su habitación.
- Sueña con los angelitos – la tome por la
cintura y la bese con ternura, ¡caray! yo besando con ternura.
- Tú también – su mirada tenía un brillo
especial, estuve a punto de empujarla a su recamara y… pero no quería romper el
encanto, no quería que aquello fuera algo fortuito.
- Te veo en unas horas – la bese una vez
más, espere a que entrara y me fui a mi
casa, quería meterme en la cama y repasar lo que acababa de vivir, no quería
razonarlo, pero mi mente quería otra cosa ¿qué diablos me está pasando con esta
mujer? no, no quiero saber.
PAOLA
El brillo de esos ojos oscuros bajo
esta tenue luz me magnetiza más que de costumbre, me está mirando fijamente, me
pregunto qué piensa, ¡Dios! sus labios, sus manos en mi cintura, la proximidad
de nuestros cuerpos, todo esto me
produce una serie de temblores extremadamente placenteros, me pierdo completamente en su boca, en sus brazos,
nada existe, no hay miedo ni tiempo ni incertidumbre solo este momento que
quiero que sea eterno. Ya no importa
nada, solo el sentirla como ahora… mía. Plenamente mía, me hundo en este
abrazo, en cada beso soy íntegramente suya, puede hacer de mí lo que desee,
pero no lo hace, solo me abraza más, me acaricia y me vuelve a besar, me dice
que tenemos que volver… no quiero… bromea… pero su broma no me hace reír… suspiro
al escuchar esas palabras. Abandonamos ese lugar en el que he vivido las horas
más felices de mi vida; pero las horas maravillosas aún no se extinguen, vamos
montando a paso lento, siento su mano firme sobre mi vientre y el sabor de sus
labios de cuando en cuando, así estamos frente a la puerta de mi habitación
donde nos volvemos a besar, se despide de mí, deseo pedirle que no se vaya,
decirle que la quiero en mi cama, que necesito que me haga suya, pero ella no
me da oportunidad, me besa una vez más con infinita ternura y se marcha. La
delicadeza, la suavidad con que me ha tratado estas horas me tienen sumida en
un profundo éxtasis, no siento el peso de mi cuerpo, en mi mente solo hay
cabida para remembrar cada beso, cada caricia, el calor de sus brazos y me
entrego a esos pensamientos hasta que me pierdo en un sueño placentero.
Cuando abro los ojos temo que todo
haya sido un sueño, pero en mi boca tengo su sabor, una corriente eléctrica
recorre toda mi anatomía y sé que ha sido real, muy real.
- Hola buenos días – digo sonriente al
llegar al comedor, están ahí todos menos Tzuri.
- Hola cuñadita ¿qué paso contigo anoche, de
repente te perdiste?- me ruborice, si notaron mi ausencia con más razón la de
Tzuri.
- Ahhh la verdad que me sentí un poquito
mareada y me he ido a dormir temprano –mentí esperando que nadie haya ido a
buscarme a mi habitación.
-¿Pero ya estás bien hijita?
- Si gracias doña Esther, muy bien.
- A Alberto le llamas abuelo y a mí no, me voy a poner celosa.
-Vale,
abuela.
-Ves así está mejor – me palmeo la mano
mirándome dulcemente.
Estaba inquieta por la ausencia de
Tzuri, lo regular era que a esta hora no estuviese en el comedor porque estaba
en el entrenamiento pero ya no tenía por qué ir, me tuve que morder la lengua
para no preguntar por ella, en ese momento me regresaron todos los miedos y la
desconfianza.
- También Tzuri se desapareció anoche,
estaba muy rara mi hermana prácticamente se aisló.
- Si mijito tenía muchas cosas en que pensar,
a veces es bueno estar solito para eso.
- Esa niña parece potro desbocado, esta
mañana salió rumbo a México como alma
que lleva el diablo porque le hablo no sé quién que le pasó algo a una tal
Marcela, ni siquiera se llevó su coche, Juan la llevo a Guadalajara a que
tomara un vuelo - ¿Cómo? ¿Quién es Marcela?
- Ahhh ¿y no te dijo que le pasó a Marcela,
abuela? – será que alguien puede explicarme quien es ella.
- No, no me dio detalles, ya la conoces,
solo me avisó que se tenía que ir, que era una emergencia, por más que le dije
que era una grosería teniendo visita en casa, ni siquiera me dijo cuando
vuelve. – mi sangre se fue de golpe a la cabeza, ¿cómo? yo estaba a un poco más
de una semana de marcharme y ella no tenía para cuando volver.
- En
un momento le hablare para ver que le paso a Marce.
- ¿Me podrías decir quién es Marcela
Ricardo? – benditos los celos de mi hermana, a ver si así calmaban los míos.
- Marcela es la única mujer que le importa a
Tzuri fuera de las de la familia, la quiere muchísimo.
¡Joder!, ¡joder!, ¡mierda!, se suponía que este tío iba a calmar mi celos
no a atizarlos, ¿pues qué no se suponía que para Tzuri no había ninguna mujer
importante? y ahora resulta que esta mujer es única, que le quiere muchísimo,
joder cálmate Paola, que todos se van a dar cuenta de lo que te está
sucediendo.
- Niña Paola, está ahí la señorita María
Inés que viene a buscarla – hayyy Pepe Grillo que apareces cuando más te
necesito.
- Pero criatura hazla pasar, que grosería es
esa. – indico la abuela reprendiendo a Rosario.
María Inés entro al comedor, a Dios
gracias declino la invitación a desayunar de la abuela Esther, yo me disculpe,
la tome de la mano y casi salimos corriendo, necesitaba hablar con ella, soltarle
todo lo que llevaba dentro porque si no explotaría, estaba enfadada,
decepcionada, frenética, defraudada, furiosa, odiaba a la tal Marcela, odiaba a
Ricardo por decir lo que dijo, odiaba a la abuela por no detenerla, odiaba a
Tzuri… me odiaba a mí por ser tan imbécil.
- ¿Qué te pasa Pao? yo vine pensando que me
las iba a encontrar juntas, como anoche se desaparecieron las dos...
- ¡Hay Inés! me pasa que soy una imbécil,
una idiota, una estúpida…. ¡ahhhh! soy una tonta, una subnormal, eso es lo que
soy - estalle en lágrimas.
- Cálmate amiga, tranquilízate, dime que pasó, ¿porque estas así?
- Por que anoche me hizo sentir que… me hizo
pensar que… y yo la muy tonta… he caído, he caído…
- ¿Tuvieron sexo?
- … No – dije limpiándome las lágrimas y vi
su expresión de desconcierto.
- Haber, ya me perdí, explícamelo con
manzanitas.
- Pues anoche María, la niña, me ha dicho
que quería enseñarme algo y yo que quería zafarme de Carlota me he ido con
ella, me llevo a las caballerizas y ahí estaba Tzuri, nos fuimos en caballo a
una bodega de barricas y ahí bebimos… y … y … ella… y yo… - intentaba
explicarme atropelladamente entre sollozos sofocados - nos besamos mucho,
estuvimos abrazadas todo el tiempo, fue tan dulce, tan cariñosa, tan especial…
me acompaño hasta mi habitación y me quede ahí alucinando, hoy me levanto con
la noticia de que se ha marchado a la Ciudad de México corriendo por una tía…
por una tal Marcela, y Ricardo dice que es la única mujer que le importa a
Tzuri… y yo me estoy muriendo Inés, me estoy muriendo, quiero desaparecer…-
estalle de nuevo en un llanto desbordado - me he enamorado Inés, me he
enamorado como una loca, me he enamorado de una mujer que se fue siguiendo a
otra y yo la quiero aquí conmigo, ¡quiero que regrese ahora mismo! –grité y me
abrace a ella bañada en lágrimas.
- Shhhh ya mi niña, llora, necesitas
sacarlo, han sido muchos días conteniéndote, tratando de controlarte – me
consolaba acunándome.
- La amo, Inés, la amo y ya no puedo
callarlo… necesito decirlo, pero duele, duele mucho Inés, duele mucho saber que
ella no siente lo mismo, saber que ha ido corriendo a ver a la única mujer que
le importa.
- Mmm yo no estaría tan segura de ninguna de
esas dos cosas, me corto una bubi si me equivoco, Tzuri siente algo más que
atracción por ti y en cuanto a esa chava Marcela primera vez que la escucho
mencionar, no creo que sienta amor por ella.
Reí irónica
- Tzuri no me ama y Ricardo ha dicho que esa
tal Marcela es la única mujer que siempre le ha importado.
- Yo no me atrevería a decir que te ama
porque sería muy arriesgado aseverarlo, principalmente por como es Tzuri, pero
te aseguro que siente algo muy fuerte por ti, desde que te vi por primera vez
en el lienzo lo pensé y ayer lo confirmé, su reacción con lo que le dije fue muy obvia, si no fuera
porque en serio tiene un gran autocontrol te juro que hubiese golpeado a
Carlota, a Rosi y en ese momento hasta a mí y luego lo que me cuentas de
anoche, te tuvo en bandeja de plata, tuvo la oportunidad de llevarte a la cama
¿y no lo hizo? y como me dices que se comportó, ¡ah! ¡ah! Tzuri siente algo por
ti; en cuanto a lo que dijo Ricardo de esa chava, pues puede tener infinidad de
explicaciones, la que se me viene en este momento a la mente es que sea una
gran amiga, la verdad es que Tzuri y yo no nos vemos mucho, pero sería muy
extraño que siendo esta chava alguien que le importe tanto en el plano
romántico nunca la haya traído… no sé… ¿cuando dices que regresa?
- ¡Qué no tiene para cuando! – Dije
exaltada- quiero que regrese Inés, la
quiero lejos de esta chica, la quiero lejos de cualquier chica, la quiero
conmigo.
- Bueno por lo menos ya avanzamos y que
hayas reconocido tus sentimientos nos va a servir mucho – señaló sonriente -
¿quieres que regrese volando?
- Si eso quiero, pero no soy tan optimista
como tú.
- Pues te voy a demostrar que no soy
optimista, solo inteligente. Nos vamos a Vallarta.
- ¿Nos vamos? ¿Quiénes?
- Tu, yo mmm... Carlota, Rosi… Juan por
supuesto y Ricardo y tu hermana si quieren venir con nosotros.
- Y que te hace suponer que eso hará que
Tzuri regrese.
- Te apuesto mi otra bubi a que lo
hará. En cuanto se entere de que estas
en Vallarta entre Rosi y Carlota la tendremos allí.
- Ahh ¿y cómo se enterará de que vamos
todos?, no creo que Ricardo le informe y aun si lo hiciera no le daría muchos
detalles.
- Ayer le dije que debíamos ir a Puerto
Vallarta así que le llamare y yo si le daré detalles.
- ¿Cuándo nos vamos?- pregunte llena de
ansiedad.
- No comas ansias – dijo risueña - hoy de
plano no podemos, mañana tengo un compromiso en casa de mis tíos, así que
tendríamos que irnos hasta pasado mañana. Si, ya sé, para ti suena a una
eternidad – sonrió adivinando mis pensamientos-
¡hay con las mujeres enamoradas! sí que nos ponemos desquiciadas – me
dio un codazo.
TZURI
El sonido de mi celular me sobresaltó
al sacarme abruptamente del profundo sueño.
- Bueno
- Tzuri – escuche mi nombre entre sollozos –
habla Mary.
- Mary, ¿te pasa algo?, ¿estás bien? – Mary
es la hermana de Marcela, me extrañó su llamada, no somos nada cercanas.
- No, a mí no me pasa nada, es Marce, está
en el hospital, está muy mal Tzuri – el llanto se intensifico.
- ¡¿Pero que tiene?! ¡¿Qué le paso?! ¿Sufrió
un accidente?
- ¡Noooo, es algo mucho peor… ha intentado
suicidarse Tzuri!, desgraciadamente nos dimos cuenta demasiado tarde y está en
coma, te llamo porque dejo una nota para ti… está muy mal… dicen que se va a
morir Tzuri.
- ¡No! no por Dios no digas eso Mary, salgo
inmediatamente para allá – dije con el llanto a flor de piel- ¿en qué hospital
esta?
- En el Ángeles del Pedregal.
Mi amiga, ¡no mi amiga!, la única
amiga que he tenido, la que ha estado conmigo en todas, mi seso hueco no podía
ser, porfa Diosito que se ponga bien, salgo corriendo en busca de Juan, solo
tomo mi cartera, necesito que me lleve a Guadalajara y tomar el primer vuelo a
México, mientras Juan prepara la camioneta voy a avisar a mis abuelos, mi
abuelo como siempre comprensivo, mi abuela no se lo toma muy bien, es lógico,
ellos ni conocen a Marcela, no tienen idea de que ha sido mi amiga desde la
preparatoria; ni siquiera escucho las objeciones de mi abuelita salgo como un
rayo y le pido a Juan que maneje lo más rápido que pueda, tomo el primer vuelo
que sale, tuve suerte de encontrar lugar, es temporada alta. Durante el vuelo mi mente era un nudo de
pensamientos entre mi preocupación por mi amiga y Paola, ¿mis sentimientos
hacia ella?, aun no sé qué me pasa con ella, que es lo que siento, pero no
tiene caso no aceptar que siento algo, no sé bien que es, pero algo me mueve
esa niña, de repente caigo en cuenta de que me fui sin decirle nada…. ¿pero por
qué me preocupa el no haberle dicho nada?, carajos no sé pero me siento
incomoda sin haberme siquiera despedido, sin haberle dicho el motivo para irme
así tan de prisa. La voz de la azafata indicando que estábamos a punto de
aterrizar me saco de mis pensamientos. Prácticamente volé por el pasillo para
llegar hasta la salida, compré el boleto para el taxi, el tráfico en periférico
me exasperó, me pareció que duró más mi trayecto del aeropuerto al hospital
que de Guadalajara hacia aquí.
Llegué a la sala de espera en donde me
indicó la recepcionista que se encontraba la familia de Marcela, me encontré a
sus padres totalmente abatidos, Mary destrozada, los tres llorando.
-Tzuri, marcela nos está matando a todos con
ella – me dijo bañada en lágrimas abrazándose a mí.
- No
digas eso Mary, Marce se va a poner bien, se tiene que poner bien.
Salude a sus padres y trate de
consolarlos, como si eso fuera posible, Mary me dio la nota que me escribió
Marcela y que ella guardó para evitar que sus padres sufrieran más todavía.
“Ami” sé que es
cero cool lo que hice, que estoy haciendo el oso de mi vida muriéndome así.
Pero lo bueno es que ya no estaré aquí para soportarme las burlas de las brujas
que me odian por ser bonita.
Ami… Alonso se casó, ¡se casó!, estaba comprometido no se
desde cuándo y yo de tonta, tú tenías razón, mi baby no me quería, nunca me
quiso, pero yo no puedo vivir sin él, no puedo princcess.
Lo único que me puede de hacer esto son mis padres, la
histérica de mi hermana y tú amiguis, porque sé que te voy hacer falta, siempre
me dijiste que soy un seso hueco, y si ami, tienes razón, pero ¿sabes? te
quiero mucho y esa vida que estas llevando o sea nada que ver. Cuídate
TQM
Marce
Como puede alguien querer morirse por
otra persona, como fue capaz de hacer esto Marcela, como no pensó en la gente
que la quiere, en el dolor de sus padres.Me quedé con ellos todo ese día
esperando a tener noticias de los médicos, solo fui un momento a mi
departamento para darme un baño y cambiarme de ropa ya que salí con lo
puesto. Pasaban las horas y no nos
decían nada, es desesperante esta situación, me permiten pasar un momento a ver
a Marcela. Verla ahí llena de tubos, tan indefensa, me dio mucho coraje y la
empecé a regañar como siempre, solo que esta vez no escuche su vocecita tonta revirarme; ¡carajo Marce no podías ser más tonta!, mira que hacer esto por ese
hijo de la chingada, ¿no podías haberme llamado?, te dije que siempre estaría
ahí para ti, “ami”… seso hueco, niña fresa… despierta porfa, si no abres los
ojos no vas a verme llorando como una niña, te perderás la oportunidad de verme
sufriendo… Marce… te necesito Marce… ahora te necesito tanto “ami”, tengo que
contarte algo, algo que seguramente te divertirá mucho y podrás burlarte de mí, pero si no abres lo ojos no te lo diré,
-me derrumbé al pie de su cama llorando.
Han pasado tres días y Marcela sigue
sin reaccionar, le están haciendo estudios y hay que esperar a ver que indican,
no me he movido casi para nada de aquí, no he llamado a mis abuelos, no he
sabido nada de ella… de Paola… los días avanzan y pronto se irá, pero no me
puedo regresar, no puedo irme hasta saber algo en concreto del estado de
Marcela. Sus padres y Mary me obligan a
irme un rato a mi departamento y cuando llego veo mi celular sobre la cama, lo
deje aquí y ni cuenta me di, tengo varias llamadas perdidas, son de María Inés,
de Ricardo y de mi abuelo. La contestadora señala varios mensajes también.
- Niña ¿Por qué
no respondes? ¿Por qué no te reportas? estamos preocupados por tu manera de
irte, ya han pasado dos días y ni tus luces. Comunícate en cuanto escuches este
mensaje. La voz firme y nítida de mi abuela denotaba su molestia.
- Heyyyysist
¿qué le paso a Marce? espero que no sea nada grave, llámame al cel. Porque vamos
llegando a Vallarta todos… bueno no todos, pero me gustaría que nos alcanzaras.
Ya falta poco para que regrese a Madrid, bueno avísame qué onda con Marce, bye.
– ¿en Vallarta? ¿Quiénes?
- Hijita ¿Está
todo bien? Supongo que sí, las malas noticias vuelan, pero aun así repórtate
hace tres días que te fuiste y tu abuela me va a volver loco – la voz de mi
abuelo sonaba preocupada.
- Amigaaaaaqué
onda ¿on tas?, te he dejado un millón de mensajes en tu cel. Quedamos en ir a
Vallarta ¿recuerdas?, nosotros ya estamos aquí, mmm te estás perdiendo la pelea
cuerpo a cuerpo entre Rosi y Carlota… ¿a cuál le apuestas?, no, no sería una
apuesta justa te llevo ventaja porque yo estoy viendo quien va ganando – expuso
risueña
- bueno llámame al cel. Estamos en el Hacienda San Ángel, ojalá que
puedas venir… llámame.
Espera, espera, ¿Carlota y Rosi están
en Vallarta con Paola?, la pelea entre estas dos…. ¿quién va ganando? me entró
desesperación, le marco a María Inés pero ésta no responde, llamo al hotel, pido
con la habitación de María Inés Bernal y no contesta, se me ocurre pedir que me
comuniquen a la habitación de Paola Carbajal y timbra una, dos, tres…
- Bueno…. bueno… - que carajos…¡que hace
Carlota es esa habitación! ¡putama…! colgué.
¿Qué hago? ¿Qué hago?, no me puedo ir,
pero si no me voy… por lo menos tengo que esperar los resultados de los
estudios de Marcela, no, no me puedo ir, aun así reserve habitación, me tocó tomar la
presidencial por que no había otra, reservé vuelo directo a Vallarta y solicité
que me lo dejaran abierto. Seguí marcándole a María Inés como desquiciada pero
no responde, marco a la hacienda y tranquilizo a mi abuela, no le digo que
planeo ir a Vallarta, me devuelvo al hospital, estoy temblando del coraje, de
la rabia, de… ¡no eso no!.
PAOLA
Puerto Vallarta es un paraíso, es
una hermosa bahía enmarcada por majestuosas montañas bordeadas por playas de
aguas color turquesa y esmeralda, la modernidad y elegancia de los hoteles
contrasta con ese aire encantador de estar en un viejo pueblo mexicano que le
proporcionan las casas blancas con tejados de barro adornadas con jacarandas y
buganvilias así como sus calles empedradas, el hotel en que nos hospedamos
es bellísimo, una antigua hacienda de no muchas habitaciones, este es un sitio propicio
para el romance, para la sensualidad, pero a decir verdad, toda ésta
perfección, toda ésta belleza me resulta vacía, ya no me vale ni enfadarme
conmigo misma por sentirme así, hace dos días que hemos llegado y cuatro que
estoy sin ella, sin su presencia, sin su mirada y ya estoy más allá de la
desesperación, de los celos, sé que Ricardo la llamó, también antes de viajar
hacia acá su abuela lo ha hecho e Inés la llamo varias veces a su móvil y al
fijo de su piso en la ciudad de México pero no responde,
¿qué significa eso? Ricardo no da detalles de la tal Marcela, escuetamente le
ha dicho a Inés que es amiga de Tzuri, pero ¿qué clase de amiga?, Rosi me ha
dicho que Tzuri no tiene amigas, sé que ya debe saber que estamos aquí, Inés le
ha dejado mensajes diciéndole que veníamos y no le ha importado.
En principio Carlota ha dicho que
no podía acompañarnos, pero ya estando aquí nos ha alcanzado y resulta que el
hotel está al tope de su capacidad, mi hermana y Ricardo comparten una misma
habitación, Juan, Rosi, María Inés y yo estamos solos, y al decidir quién
compartiría habitación con Carlota, mi adorado Pepe Grillo me salvó y le cedí
la mía a Carlota compartiendo yo con Inés, aunque esto no es del todo cierto
pues en las dos noches que hemos pasado aquí he dormido sola, Inés me ha
confesado que desde hace varios meses tiene una relación con Juan; ella estudia
en la ciudad de Monterrey y allá se encontró de casualidad con él y las cosas
se fueron dando, para cuando se han dado cuenta ya estaban liados, según me
dice han mantenido su relación en reserva de todos sus conocidos por varias razones, la
diferencia de clases, además la bisexualidad de Inés, en fin que es asunto de
ellos y si me ha pedido discreción pues no me corresponde a mi juzgar sus
motivos.
- Pues tendrás que cortarte ambas tetas
Inés, porque está visto que Tzuri no vendrá
y que le importo nada. – le dije con la mirada perdida en ese mar.
- Hay amiga, la verdad es que yo estoy muy
sacada de onda, enserio que yo juraba que vendría de inmediato, es muy extraño
que no conteste ningún teléfono y no se
haya reportado, lo que me hace pensar
que algo realmente serio está ocurriendo.
- ¿Algo serio está ocurriendo? tía… estas de
broma, estoy a punto de volverme loca, loca de celos, de desesperación, de
abstinencia, ¿te parece eso suficientemente serio? – a María Inés como siempre
le causo risa mi ansiedad.
- … Perdón, perdón – dijo ante mi mirada
asesina- lo siento amiga, lo que quise decir es que creo que la razón por la
que Tzuri se fue a México es más grave de lo que pensamos y que ni siquiera
sabe que estamos aquí.
- ¿De verdad lo piensas?
- Si claro, no es lógico que no se haya comunicado
con nadie, ni con sus abuelos ni con Ricardo, además de que Tzuri es todo lo
mujeriega que quieras pero no grosera, si hubiese visto mis mensajes ya me
hubiera contactado; mira déjame le marco una vez más – hurgo en su bolso para
sacar su móvil- ¡auch chihuahuas! Se me olvido el cel en la habitación… déjame
ir por él.
- No tía, que no voy a arruinarte tu
bronceado por mi histeria, si no le interesa pues no le interesa y ya está.
- Anda vamos, que de todas maneras casi es
hora de comer – me tomó de la mano
levantándome junto con ella.
Cuando llegamos a la habitación e Inés
tomo su móvil una sonrisa perspicaz apareció en su rostro.
- ¿Qué te dije? Si yo nunca me equivoco- me
dijo sonriente poniéndome de frente la pantalla del móvil – ya viste cuantas
llamadas perdidas de tu amor tengo ¿ves? te dije que no había visto mis
mensajes y aquí está la prueba.
- Dieciséis llamadas perdidas – mi corazón
latió con fuerza al ver su nombre en la pantalla y la cantidad de veces que ha
llamado- llámale por favor Inés- le pedí devolviéndole el aparato.
María Inés pulso un botón y luego otro
para poner el alta voz, escuche un repique, luego otro y…
- ¡Bueno!
Inés ¿por qué no me respondes? te he llamado varias veces.
- Sorry amiga deje olvidado mi cel en la
habitación y hasta ahora que regresé vi tus llamadas – solo oír su voz a través
de ese aparato me provocaba la sensación de un millón de mariposas en el
estómago- amiga donde te metes, ¿si será que vienes a Vallarta?
- Una
amiga sufrió un accidente y está hospitalizada, espero poder viajar a más
tardar mañana… dime una cosa güera… ¿está pasando algo con Paola y Carlota?
– Inés me hizo una mueca en señal de triunfo.
-Ahhh pues sí, ya sabes... el ambiente de
“bahía banderas” es más que propicio, la playa, el mar, la brisa marina en las
noches, el marco perfecto para que florezca el romance, aunque Rosi está
también dando pelea ¿por qué amiga?
– dijo arrastrando las palabras,
proporcionándole ingenuidad a su voz,
pero en su rostro se dibujó una sonrisa malévola.
- …
No por nada… no digas que has hablado
conmigo… estoy allá mañana mismo.
- Sale aquí te esperamos un beso amiga bye.
– y cortó.
- ¿De qué va todo eso? ¿Rosi y Carlota?
- Amiga recuerdas que te dije que teníamos
que llevar a Tzuri al límite –asentí con la cabeza- pues ha llegado el momento
y vas a hacer lo que te diga, tienes que ser fuerte y no dejarte llevar por lo
que sientes ¿eh?, mañana vas a comprobar que lo que te digo es verdad y la
misma Tzuri te lo va a demostrar.
TZURI
El avión esta por aterrizar y mi
cabeza es una revolución, por lo menos estoy más tranquila en lo referente a
Marce, los estudios indican que tiene actividad cerebral y que solo queda
esperar a que reaccione; soy un manojo de emociones desconocidas, el aroma
delicioso de Vallarta me despeja un poco y mi mente y cuerpo cobran fuerza
¿pelea entre Carlota y Rosi? ¡ja! Si como no, ¡ya estoy aquí! ¡Y ninguna de
estas pendejas va a quitarme lo que es mío!
Próximo capítulo 15/12
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noo porque tanto tiempo para el próximo capítulo??? me dejas toda picada.... excelente historia y muy bien detallada ... no conozco tequila, jalisco pero suena a un lugar mágico
ResponderEliminarsaludos desde guanajuato
Eso me gusto peliar por lo que se kiere bella historia
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