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La
semana se ha pasado rápido, es viernes, por fin descansare un poco.
Samanta
a estado tratando de convencerme de que debería volver a ese bar, pero a mí no
me quedaron ganas de volver.
-Tocan-
grito Samanta que estaba en casa para comer conmigo.
-Estoy
en la cocina, podrías abrir.
-No.
Deje
lo que estaba haciendo y me dirigí a abrir la puerta.
-Hola
Dani.
-Hola
Ricardo, pasa.
-Hola
Sam, no sabía que estuvieras.
-Hola
Rica- se paró para saludarlo con un beso y un abrazo.
-Bien,
siéntate, yo continuare en la cocina platiquen, Ricardo, no nada. Sam no le
hagas nada a Ricardo.
Los
dos se escuchaban muy contentos platicando, se veían felices, y yo picando
verduras.
-La
comida- les pase a cada uno un plato con comida mientras tomaba asiento con
ellos en el sillón.
-Así
que trataron de abusar de ti.
La
comunicativa de Sam le conto a Rica todo lo que paso.
-No
te burles, que si dio miedo.
-Bueno
Dani, llevas mucho tiempo sola, una chica quiere hacerlo contigo y tú sales
corriendo, eso es de preocuparse- dijo
el mientras ponía los pies en la mesa de centro.
-Lo
sé, pero no es así de fácil.
-Vamos
hermanita, deberías de hacerlo solo para liberarte.
-Deberíamos
contratarle una prosti- dijo Ricardo antes de atragantarse con la comida.
-Es
buena idea ¿Cómo la prefieres Dani?
-Par
de locos, no quiero un golfa.
-¿Quieres
dos?
-No
Ricardo, no quiero dos, no soy como tú.
-¿Quieres
un golfo?
-¡No!,
no quiero ni golfas ni golfos, no quiero nada de eso.
Explote
ante su acoso.
El
celular comenzó a sonar.
-Bueno-
dije con un tono molesto.
-Bueno
hija, ¿este bien?
-Mamá.
Si estoy bien, lo siento.
-¡O
no mamá!- grito Sam mientras se tapaba con un cojín como si la estuviera viendo.
-¿Quién
es Daniela?
-Es
Sam- le arroje un cojín en la cara a mi hermana- dice que te adora.
-Si
yo igual. Quería decirte que Emilio me dijo que no quieres hablar con él, le
dije que te convencería, por favor hija, dale una oportunidad.
-Mamá,
no lo amo.
-Él
es un buen chico, solo habla con él.
-Vale
madre, hablare con él.
Colgó
y deje el celular en la mesa.
-Y
de nuevo la hija prodigio hace lo que mami quiere.
-Sam,
es tu madre también sabes- dije mientras regresaba al sofá.
-Dani,
no deberías de darle gusto en todo, y más cuando tú no puedes sentir nada por
ese tipo.
-Lo
sé Rica, pero no puedo decirle a mi madre.
-No
deberías de preocuparte por ella, todos lo saben y te tratan igual, así que más
da que le digas a mamá.
-No
es lo mismo.
-Vale
casi violada, deberás de tener sexo para animarte a hablar con tu mamá.
-¿Qué
tiene que ver tener sexo con salir del armario?
-Podrías
tener sexo para que mamá te cache y puedas salir del armario.
-Sam
no, no quiero salir del armario de esa forma, y tu Ricardo, deja de pedirme que
tenga sexo con alguien.
Me
senté en el sofá y me puse a comer sin que ellos pudieran convencerme de echar
un polvo.
Todos
los domingos por la mañana me gusta salir de paseo, siempre voy al parque a
caminar.
Mientras
daba mi paseo no podía dejar de pensar en lo que había pasado con esa chica,
tal vez debí de haber dejado que hiciera lo que buscaba, quizás todos tengan
razón y deba de hacerlo con cualquiera que
me encuentre.
Me
senté en una banca y a lo lejos se encontraba una pareja de jóvenes.
Él
era un chico alto, fornido y guapo tenía el cabello oscuro, era moreno, no negro, creo que era de la
escuela en la que trabajo.
Ella
era una chica alta, delgada, tenía el cabello castaño oscuro que caía suave
sobre sus hombros, ojos verdes como esmeraldas, de tez blanca, su nariz era
pequeña y refinada y sus labios de un
rasa pálido.
Parecía
que el chico le decía algo a ella que la molesto, después de conversar se
marcharon juntos.
Esa
chica era linda, menor y con novio pero linda después de todo.
Me
levante de la cómoda banca del parque y me marche a casa para preparar la
clase.
Estaba
viendo tv acostada en mi cama, disfrutando de strawberrypanic; cuando lo imagen
de aquella chica vino a mi mente.
Era
una chica guapa, debería de tener 16 o 17 años, la forma en que movía las manos
al conversar con el chico, el movimiento de sus labios al hablar, era tan…
tierna, y sus ojos eran hermosos, enmarcados con unas cejas bien delineadas y
adornados con unas pestañas largas y hermosas.
Me
pregunto ¿cómo será su voz?, ¿a qué sabrán sus labios?
Tal
vez Ricardo y Sam tenían razón y la falta de sexo me está afectando.
Lunes
de nuevo y todo comienza otra vez.
-Señorita
Botello, me permite un segundo.
-Claro
señor Fernández- él era el director de la escuela.
-Solo
quería decirle que entrara un alumno nuevo a su clase. Su nombre es Abril
Juárez, acaba de llegar de provincia y quisiera que la ayudase a relacionarse
con los alumnos.
-Claro,
yo la ayudare en lo que pueda.
Mis
clases continuaran hasta que llegue con el grupo de la nueva chica.
-Hola
chicos, tenemos una nueva compañera, que de seguro en las otras clases la
debieron de haber presentado, pero falto yo de conocerla, así vamos ven para
presentarte ante el grupo.
En
uno de los pupitres del fondo se levantó una chica.
Conforme
avanzaba hacia adelante me fui dando cuenta de que era ella, la chica que estaba en el parque con el muchacho
estaba aquí en mi clase, sería mi alumna, una mezcla de entusiasmo y
preocupación me inundo. Mi estómago se contraía conforme ella se acercaba más
hacia mí.
Al
estar frente a mi ella me regalo una sonrisa de lado, la comisura de sus labios
se estiraba más ligeramente a la izquierda lo que la hacía ver muy linda y me
invitaba a besarla, sus dientes eran blancos como nieve y acomodados de una
forma muy estilizada, sus ojos brillaban con una gran intensidad, que parecía
ser que el sol se opacaba a comparación de ese hermoso par de ojos.
-Hola-
estiro la mano para saludarme- soy Abril Juárez y pues soy nueva aquí, espero que nos llevemos
bien- dirigiéndose a sus compañeros.
-Hola
Abril, es un gusto conocerte- dije conteniendo todas las emociones que parecía
me harían explotar, y toque su mano, era suave y firme, parecía segura y
mantenía la sonrisa en su rostro, su voz era muy dulce pero no empalagosa, por
unos segundos sus ojos parecieron clavarse en los míos, pero de inmediato cortó
el contacto visual.- ¿Por qué no nos compartes algo de tu personalidad, lo que
te gusta, lo que no te gusta?
-Bueno,
me gusta la literatura, y no me gusta estar en medio salón por mucho tiempo.
Su
comentario me hiso reír sin poder contenerme.
-Bueno
toma asiento, gracias.
Pude
decir esto último entre risas.
-Bueno
chicos, les pedí que escogieran a un escritor para realizar su investigación,
así que compartamos los que han elegido.
Pregunte
a varios chicos al azar, todos decían los mismos nombres, hasta que decidí
preguntarle a la chica nueva.
-Abril,
acabas de llegar, pero ¿tienes alguna idea de quien harás tu trabajo?
-Bueno
maestra, dijo que tenía que ser de un escritor, lo hare sobre Emily Elizabeth
Dickinson.
-Poesía,
¿te gusta la poesía?
-Sí,
me gusta la poesía, la forma en que hacen las cosas en ocasiones más hermosas
de lo que en realidad son, es genial.
-Me
alegra que tengas ya a alguien en mente.
Continúe
con mi clase tal y como la tenía planeada.
La
chica se mostró participativa con sus compañeros, ya tenía su grupo de amigos,
y en ocasiones sentí que me miraba, o solo lo imagine.
Saliendo
de la escuela, vi a la chica salir acompañada de Judith Montero una de las
alumnas del salón, sentí el impulso de seguirla, de hablar con ella, pero ¿Qué
podría decir?
Antes
de que me atreviera a cometer la locura de hablarle mi teléfono sonó.
-Bueno.
-Daniela,
tu mamá me dijo que te convencería de que habláramos.
-Emilio,
yo, hablare contigo, nos vemos en el café de la calle Santa María, a las 5.
Colgué
sin darle tiempo para que digiera algo más, cuando termine mi llamada, la chica
ya se había alejado.
En
casa aún se encontraba Sam, que estoy segura seguirá allí hasta que la corra.
-¿Qué
tal el trabajo?
-Tuve
una alumna nueva.
-¿Guapa?
-Sí.
-Espera
un momento, ¿me has dicho que era guapa?
-Sí,
lo era, además le gusta la literatura y la poesía y ha leído a Emily Elizabeth
Dickinson.
-Por
lo que se ve causo impacto en ti, ya te gusto. Además le gustan los libros como
a ti.
-Sí,
es increíble que le gusten los libros, la poesía, además los trabajos que le
revise en la esquina tenían unas caritas, variaban de estados. Una era típica
carita feliz, otro tenía los ojos chuecos, otra con los dientes chuecos y una
con colmillos de vampiro.
-Te
gusta.
-No,
es una alumna más.
-Te
gusta.
-No,
es solo una alumna más.
-Como
digas.
Samanta
no dejo de molestarme con que me gustaba Abril, pero solo la ignore, como se le
ocurre pensar que me gusta esa niña.
Me
fui a la cita con Emilio, eran las 6 cuando llegue, el tráfico no me permitió
llegara antes, llegue adonde él se encontraba y me disculpe.
-Lo
siento, el tráfico y tú sabes.
-Descuida
entiendo.
-Bien,
di lo que tengas que decir.
-Daniela,
yo te amo, y si no estás lista para algo más, yo lo entiendo y te respeto, no
quise que te sintieras incomoda ni nada de eso, y te amo, dame la oportunidad
de demostrártelo.
El
arrebato momentáneo de Emilio me dio la excusa perfecta para cortar con el
definitivamente.
-Emilio,
yo no puedo seguir con esto, no soy lo que tu mereces, lo que necesitas y no
tiene caso que sigas perdiendo tu tiempo conmigo.
Salí
del café y me dirigí hacia aquel parque en el que había visto por primera vez a
Abril, Abril su nombre también es hermoso, es tan lindo y es como el mes, Abril, no me canso de
repetirlo, pero ¿Por qué?, no me tiene que gustar si solo es una niña, además
es hetero.
Caminando
por el parque, bajo una de las farolas me pareció ver a Abril, estaba más
hermosa que antes, estaba de nuevo con esa chica, ella la tomaba de las manos
mientras platicaban.
Al
verla por instinto me escondí, no quería que se diera cuenta de mi presencia,
estuve viéndola hasta que se fueron, coda movimiento que realizaba era tan
estético y hermoso, coda risa, todo era perfecto.
¿Cuándo
pase de ser una maestra ejemplar a una acosadora bollera?
No
podía concebir que estuviera allí espiando hasta que se fue, ¿Qué era lo que
pensaba?, solo es una alumna más y no tengo porque verla de otra manera, no
puedo estar pensando tanto tiempo en ella, no puedo pensar en ella, en sus
ojos, su sonrisa, sus labios, su cabello largo y a veces alocado.
La
idea de que tal vez Sam tenga rezón y me está empezando a gustar parecía tener
sentido.
Solo
debo de buscar otras opciones, a alguien de mi edad, que no tenga nada que ver
con esa chica.
Llame
de inmediato a Emilio.
-Bueno.
-Emilio
soy Daniela, ¿quisieras ir mañana a algún lado?
-Claro,
que te parece si paso por ti mañana a las ocho.
-Vale,
adiós hasta mañana.
Un
extraño e incontrolable impulso de idiotez me controló y me encamino a llamarle
a Emilio, es mejor que seguir pensando en esa chica, en Abril.
Al
llegar a casa Samanta no se encontraba, supongo que por fin decidió irse a su
casa.
Prepare
un chocolate caliente para después poder irme a dormir, pero el timbre se
escuchó varias veces, tal parece que la persona detrás de la puerta tenía
prisa, me puse los zapatos y fui a abrir.
-Hola,
Ricardo ¿qué haces aquí a esta hora?
-Daniela,
tienes que ayudarme.
Entro
y se sentó en el sillón.
-¿Qué
pasó?
-Recuerdas
la chica del otro día, cuando fuimos a ese lugar.
-Sí,
por la que me abandonaste, ¿Qué paso con ella?
-Es
una loca que solo quiere coger.
Sin
evitarlo me eche a reír.
-Es
ninfómana, deberías de estar feliz, es lo que siempre has querido.
-No,
era lo que yo creía, no la aguanto, solo
quiere que este con ella haciéndolo, no me deja respirar, acabamos y en
seguida quiere otro, y la verdad ya me duele el pe…
-No
tienes que contarme eso- interrumpí antes de que terminara la frase- mira
solamente corta con ella y ya.
-Ese
es el problema, solo terminara conmigo si tengo a alguien responsable que me
merezca. Ya intente terminar con ella.
-Supongo
que aquí es donde entro yo.
-Exacto,
se mi novia para que me deje.
-Tú,
no me gustas.
-Solo
necesito que finjas, además si ella ve que ando con una maestra pensara que
eres una mujer de bien y todo el cuento, eres la única medio decente que
conozco que lo haría sin enamorarse de mí- se arrodillo ante mí- por favor.
-Bueno,
gracias por lo de medio decente- suspire con resignación- te ayudare.
-Gracias
Dani- me abrasó e intento besarme.
-No-
lo aparte- no abuses o terminamos amor.
-Me
salvas de una loca ninfómana. Oye Sam me comento sobre una chica y ¿quieres
hablar de ello?
Me
quede helada, mi hermana y el no tienen nada más de que hablar que no sea de
mí.
-No
me gusta, es solo una alumna.
-Sam
dijo que dirías eso.
-No
me gusta.
-Sientes
algo por ella.
-No
lo sé. ¿Qué estoy sintiendo?
-Eso
solo tú lo puedes averiguar.
-Hoy,
la vi.
-¿Hablaste
con ella?
-No,
solo la mire, estaba con una de las chicas de su salón.
-No
te hagas mensa. ¿Qué sientes cuando la vez?
-Siento,
que el corazón se me acelera, comienza a martillar con fuerza dentro de mi
pecho, y cuando veo esa sonrisa, parece que me digiera “ven bésame” y sus ojos
parecen dos hermosas esmeraldas que decoran su rostro y el sonido de su voz es
como escuchar a un ángel, una diosa bajada del olimpo para venir a torturarme
con su inalcanzable belleza y por unos instantes sus ojos parece cruzarse con
los míos y de nuevo aparece esa juguetona sonrisa que se desliza libremente
sobre su rostro.
-Y
te la quieres follar hasta el amanecer, despertar entre sus brazos y que su
“juguetona sonrisa” sea lo primero que veas al abrir los ojos, para después
follartela de nuevo y que sus gemidos te arrullen y te guíen a un sueño erótico
del que no quieres despertar.
-Tonto,
¡no!
Aunque
en verdad lo que Ricardo dijo si me gustaría, pero no es posible, ¡mierda! ¿Qué
estoy sintiendo?
-Solo
bromeaba, pero si te gusto mi poética forma de expresarlo.
-Debo
de reconocer que si sonaste poético, raro para alguien como tú.
-Gracias,
también tengo mis momentos.
-Si
escasos pero los tienes.
-Nos
vemos mañana a las siete treinta para cenar con la ninfómana.
-Vale,
espero que no intente violarme.
-No
lo dudes, su apetito sexual es tal que es probable que haga el esfuerzo.
Salió
rumbo a su casa y por fin pude ir a dormir.
-¿Dónde
estoy?- todo se veía oscuro.
-Daniela.
-¿Quién
dijo eso?
De
pronto Abril semidesnuda apareció ante mí.
-Abril,
¿Qué haces?
-Te
amo.
Se
abalanzo hacia mí y comenzó a besarme, cuando estábamos a punto de llegar más
allá de los besos…
Un
dolor se hiso presente en mi espalda, abrí los ojos, me encontraba en el suelo,
enredada en las cobijas, y algo mojada.
-Mierda
solo un sueño- dije sin que hubiera alguien que me escuchara.
Todo
por culpa de Ricardo, el metió esa idea en mi cabeza.
No
puedo concebir la idea de tan siquiera estarme enamorando de ella, debe de ser
solo que estoy deslumbrada temporalmente.
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jajajj al parecer cupido la flechooo... pero esta muyyyy entretenida la historia
ResponderEliminarME ENCANTA
Woww q maestra yo quiero una asi
ResponderEliminarJajaja jajaja esta soberanamente jodida se enamoro y a primera vista jaja jaja de esa nadie te salva esta buenisimo este capitulo :)
ResponderEliminarEspero que la historia que nos quedo por contar, en esta se relate :)
ResponderEliminarGracias por leer y bueno espero que les guste :3
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