HELADOS Y TE
Amar hasta que duela, si te duele es
buena señal.
Madre Teresa de Calcuta.
Virginia observaba desde su ventana aquella interesante
interacción que venía repitiéndose desde hace tres días, un café venía un
helado iba, aquello la tenía extremadamente intrigada nunca en su vida vio a
Vanessa reparando en alguien de aquella extraña manera.
Cada tarde o mañana aquello sucedía su amiga se paraba en
media avenida esperando a esa niña pelirroja con aquel helado en la mano para
luego mirarse mutuamente cada una disfrutando de lo que le era regalado antes
de simplemente despedirse. Tres días llevaba viendo aquello y consideraba que
era suficiente por lo que descendió de su oficina situándose al lado de su
amiga que disfrutaba aquel café como si fuera un manjar de los dioses.
-¿Está rico tu café?- noto como simplemente le asentía
viendo la avenida con una enorme sonrisa -Supongo que sabe así de rico porque
te lo dio tu amiguita- vio como casi escupían el café por lo que sonrió
divertida -No sabía que te gustaran las niñitas- agregó sintiendo la mirada
asesina sobre ella.
-Es una persona agradable y amable que me regala café y
nada más- vio con diversión como los ojos negros se centraban en la avenida de
nuevo.
-Comprendo- afirmó con un tono simpático y picarón
mientras se dirigía a la puerta -pues tú también eres una persona agradable y
amable para regalarle heladito- canturreo cerrando la puerta tras de sí, sin
darle tiempo de siquiera reprocharle.
Mientras subía al elegante ascensor que llevaba a su
despacho en gerencia, razonaba que tendría aquella niñita que tenía a Vanessa
con aquel extraño comportamiento, su mejor amiga siempre había sido muy seria y
centrada, en general las mujeres con las que se había relacionado eran de su
edad casi todas y algunas mayores, bueno tampoco había tenido tantas novias…
pero de allí a fijarse en un niñita era algo completamente diferente. Aunque
siempre existía la probabilidad como decía ella que simplemente estuviera
siendo amable, pero ella siendo quien era prefería tomar aquella posibilidad
como la última.
Haciendo abuso de poder, se empezó a reír ante aquel
pensamiento… “abuso de poder” si eso siempre lo había hecho, mando a colocar
una cámara de seguridad enfocando según le dio las órdenes a su supervisor
directamente a la sexy oficial de la entrada cosa que puso feliz a todo el
personal de seguridad, que se llevo al decepción minutos después cuando dijo
que ella se encargaría de su manejo y de los vídeos, solo eso faltaba que la
panda de pervertidos tuvieran a su mejor amiga en video, porque ese jodido
privilegio era solo suyo y para lucro de su bolsillo…
Andrea comía ignorando por un lado las miradas
insistentes de Stefani y por el otro las miradas fijas y demandantes de
Herendira, de paso ignoraba las miradas asesinas que se mandaban mutuamente,
recién regresaba a clases ese día para encontrarse aquello -Déjenme comer en
paz- dejo escapar -son un par de estúpidas y no hablare con ninguna hasta que
hagan las paces- afirmó seria llevando el trozo de fruta a la boca.
-¿Dónde estabas?- cuestionó Herendira de golpe -¿Tienes idea de lo preocupada que estaba?
-No respondiste el celular, ni las llamadas a tu casa-
agregó Stefani mientras notaba a Andrea empinarse el refresco como si nada.
-No he escuchado que se disculpen- afirmó ignorándolas -así
que no dará explicaciones, piensen lo que les venga en gana.
Se encamino lejos de sus amigas antes de chocar de lleno
con una mujer que reconoció en el acto como la misma que había visto en la
morgue que le sonrió con amabilidad -¿Ya decidiste si quieres ser forense?- le
negó suavemente unos instantes -¿Podríamos
cenar esta noche y ver si cambias de opinión?- se giro despacio a enfocar la
mesa en que sus amigas parecían estar discutiendo de nueva cuenta para mirarlas
con profundidad sintiendo aquel dolor aferrarse con fuerza a su alma antes de
mirar a aquella mujer que calculaba ella debía tener casi cuarenta años
sonriéndole.
-Me encantaría- murmuró quedamente mientras le daba su
número celular a aquella mujer de la que ni siquiera sabía el nombre.
-Karina- la miro unos instantes mientras veía los labios
carnosos moviéndose con suavidad y la voz escapando con sensualidad para sonreír
girándose de nuevo para dar con aquellos ojos claros que le enfocaban.
-Andrea- sonrió tomando el número celular -será un placer
salir contigo esta noche y que me expongas las razones para ser forense.
-Tengo muchas- afirmó Karina sonriéndole -y cada una más
válida que la anterior.
Herendira vio la espalda de Andrea perderse mientras
notaba los ojos claros de Stefani contraerse con dolor para levantarse de
aquella mesa enfadada caminando en dirección contraria dejando su bandeja de
comida casi intacta. Dejo caer su cabeza con pesadez sobre la madera antes de
en-rumbarse hacia la salida del lugar, no quería mas clases por ese día… quizás
no sería tan mala idea ir de paseo a la avenida central.
Media hora después estaba casi frente a la única persona
que con solo ver le llenaba de paz, estaba por ir hacia ella cuando su celular
resonó con fuerza en su bolsillo, lo saco arrugando la cara al ver el número en
el identificador -Hola papá- miraba fijamente a Vanessa que le miraba a su vez
con una suave sonrisa que le hacía sonrojar al verse descubierta, notaba como
la oficial se mecía suavemente de izquierda a derecha sin dejar de mirarla…
casi juraría que la invitaba a acercarse -Herendira me estas escuchando-
parpadeo al sentir el tono molesto del otro lado de la línea.
-Si papá, lo siento- afirmo quedamente mientras escuchaba
el discurso que le estaban soltando sobre el respeto a sus mayores - ¿Cena?-
cuestionó al escuchar aquello.
-Sí pusieras atención cuando te hablo- afirmaron de mala
manera -organizamos una cena con varios empresarios y por supuesto sus
atractivos hijos- afirmó el hombre provocando que ella cambiara de expresión.
-No quiero ir a ninguna cena papá- dejo escapar
quedamente -estoy demasiado ocupada con la carrera para perder tiempo con eso.
-Jovencita esto es tan importante como tu carrera- giro
dándole la espalda sin siquiera notar a la oficial de policía que le observaba
con algo de preocupación -es sobre tu futuro, un posible matrimonio en demasía
beneficioso para nuestra familia.
-No quiero ir- dejo escapar suavemente.
-¿Qué dijiste?- cuestionó en un tono severo que no daba
espacio a replicas y que hacia estremecer quedamente a Herendira.
-Estaré….allí- colgó sin dejar a su padre decirle nada
más, para girarse enfocando a Vanessa de nueva cuenta, al final las palabras de
Andrea eran ciertas… “preocúpate si te dice que sí”, pero la realidad es que
ella nunca le diría que sí, que era
amable y simplemente correspondía sus gestos, apretó el celular con ira ¿Por
qué tenía su padre que arruinar su momentánea felicidad?, bajo su rostro
pesarosa girándose en dirección contraria para evitar romper a llorar, deseando
haber nacido en otra familia, que su carga fuera menor o simplemente
desaparecer del mundo en ese mismo instante.
Dio dos pasos antes de que un ladrido y cuatro patas le
impidieran su andar, mientras una mano tomaba con fuerza la suya haciéndola
girar para dar de lleno con aquellos ojos negros que le miraban con infinita
preocupación -¿Quién te ha hecho llorar?- le cuestionaron con suavidad por lo
que simplemente le miro antes de pegarse a su pecho llorando con fuerza
Virginia dio un golpe a su escritorio ¿De qué le servía
aquella jodida cámara si Vanessa se movía de su rango de visión?, giro a mirar
el reloj que colgaba en la pared notando que posiblemente se había marchado, ya
que su turno en la avenida había concluido, pero era extraño ella siempre se
despedía antes de hacer aquello, además el movimiento que había hecho era
demasiado brusco, achico los ojos antes de abandonar la silla y descender por
el ascensor dando golpecitos con sus zapatos de tacón antes de dirigirse a la
salida con total elegancia. Ya estaba, ella no era de paciencia y menos de las
que investigaban así que volvería a hacer la pregunta se asomo para quedarse
estática y sorprendida al ver a su amiga de toda la vida abrazada a esa joven
con fuerza… porque sentía en definitiva que le acababan de dar la respuesta que
ella quería.
Hernán miraba divertido a la joven que tenía frente suyo
recibiendo cada una de sus atenciones mientras su celular sonaba con el número
de su novia reflejado en él, no era que
no amara a Stefani de hecho al adoraba pero la realidad es que él era mucho
hombre para una sola mujer.
Además su hermosa novia perdonaría siempre sus errores,
porque era una joven de corazón dulce, amable y gentil. Recordaba claramente
que era lo que más le había llamado la atención de ella, la dulzura infinita en
sus ojos claros… lo había enamorado desde el primer momento, cada palabra que
surgía de la boca de Stefani hacia que su corazón diera saltos acelerados le
fue inevitable no conquistarla, no desearla solo para él, que fuera suyo ese
corazón dulce y comprensivo… que fuera solo de él para siempre…. Si habría
muchas chicas más pero la dueña de su alma tenía un solo nombre y bien sabía
que nunca la dejaría ir.
La última llamada la llevo directo al contestador…
Stefani miro a su alrededor en la universidad, estaba sola, no tenía a quien
molestar ni con quien hablar, Andrea no le hablaba y Herendira había faltado a
clase, quizás ella debería hacer lo mismo después de todo ya había pedido el
traslado a arquitectura seguir en clases no tenía sentido alguno, tomo sus
cosas ante la mirada atenta del profesor antes de pasar al lado de Andrea que
ni siquiera la miro para dejar la clase con aquella incertidumbre y dolor
creciendo dentro suyo… parecía que al final lo único que le empezaba a quedar
era Hernán.
Vanessa sentía como se aferraban con fuerza a su chaqueta
llorando, dejo que la joven lo hiciera un rato antes de reparar en la hora, se
separo un poco de ella pasando una de sus manos por las mejillas intentando
limpiar las lágrimas -¿Conoces una comisaria?- vio como le negaban aun entre
lágrimas por lo que sonrió con dulzura antes de quitarse su boina y ponérsela a
aquella chica de la que ni siquiera sabía el nombre, para además, pasarle la
correa de Tormenta- Bueno mientras te calmas y me cuentas quien te ha hecho
llorar conocerás una_ afirmo pasando una mano sobre el hombro de la joven para
empezar a caminar con ella al lado -Y ni
creas que te libraras aun me debes un café- vio como aquellos ojos claros
chocaban con los suyos antes de ver una pequeña sonrisa asomarse en los labios.
Andrea miraba la entrada de aquel lujoso restaurante
sorprendida en el momento que había aceptado aquella cena lo menos que esperaba
era acabar en un lugar así. Miro alrededor en busca de su acompañante antes de
divisar la sonrisa amable de Karina que le miro divertida de arriba abajo-
Bastante informal- le escucho decir.
-Lo lamento acabo de salir de clases y pues no pensé que
fuera un lugar así- se giro mirando de nuevo el restaurante.
-Es lo menos que mereces- miro la sonrisa formarse
mientras se revolvía incomoda mirando aquel elegante lugar “lo menos que
merezco”, sintió como la invitaban a ingresar mirando a aquella mujer que le
llevaba casi veinte años enfocándola de manera profunda…. “puede ser”….
Herendira reacciono tarde mirando sorprendida el ajetreo
típico de la comisaria, mientras enfocaba a la perra pastor alemán que le movía
la cola con emoción o bien gruñía a cualquier extraño que intentaba
acercársele, levanto el rostro al ver la taza humeante delante de ella -No es
café, es un té y creo que te
tranquilizara- miro los ojos negros que le enfocaban -¿Me contaras que paso?-
ladeo la cabeza antes de bajar el rostro avergonzaba ¿En qué momento había
perdido tanto el control de sí misma como para acabar en aquel lugar?, levanto
la cara para ver aquellos ojos profundos que parecían desear revelar sus
problemas ¿Qué importaba si le contaba lo que pasaba?... al final probablemente
no cambiaría nada.
Así que empezó a relatar todo el asunto de la llamada sin
contenerse en nada, sin deseos de ocultar su malestar y dolor ante la actitud
de su padre hacia ella, mirando el humo blanco y recibiendo el calor en sus
manos de aquella taza de té, tan contrastante con el del helado que ella le
solía dar_ Y tengo que ir a ver a ese montón de tontos_ finalizo quedamente.
-No puedes- levanto el rostro al escuchar aquello mirando
a la joven oficial Savedra confundida.
-¿Por qué no puedo ir?- cuestionó extrañada.
-Es normal que te sientas así_ la miro aun mas
confundida_ estas detenida ¿recuerdas?, presenciaste un robo y es natural que
estés algo consternada_ noto como las manos se movían con suavidad, mientras
aquella sonrisa encantadora continuaba plasmada en esa cara que adoraba -y creo
que me tardare mucho logrando que recuerdes adecuadamente la cara del atacante-
rió tontamente unos instantes sintiendo ganas de llorar de nuevo.
-¿No tendrás problemas?- le cuestionó quedamente.
-No… no los tendré si me dices tu nombre y a dónde debo
llamar- sintió como empujaban con suavidad aquella boina que aun llevaba en su
cabeza -y luego…
-¿Y luego?- cuestionó quedamente mirándola…
-Podemos ir por un café, un té… o simplemente quizás un helado…
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Que hermosa historia! Realmente una de las mejores. Hacia mucho que no esperaba con tantas ansias abrir solo el blog por una historia en particular. Un beso a la autora. Gaby Sta Fe, Argentina.
ResponderEliminarAy mew gusto mucho este capi estuvo muy bonito y emocionante felicitaciones cada dia mas me gusta esta historias... Saludos desde vzla atten lis
ResponderEliminarHermoso, cada vez se pone mejor, me encanta como escribes.
ResponderEliminarMaria - Colombia
Excelente capítulo! Vamos...me tienes enganchada, esta historia es de lo mejor.
ResponderEliminarsi se comprende que se deje detener ^////^) muy buena historia
ResponderEliminarMe gusta tu manera de relatar, es agradable leerte y seguir la historia, un abrazo.
ResponderEliminarJani
Simplemente perfecta está historia!
ResponderEliminarEs una historia muy bella, bellísima pues, pero tambien me encanta q en cada inicio de capitulo, existe una buena frase, eres mas q genial Sombra. Gracias por todo tu aporte, por la puntualidad de tus capítulos. Paky.
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