Capítulo 15.
Mentiras
Todo lo que había a su paso caía desde el
escritorio donde se encontraba, los objetos de vidrio volaban en pedazos sobre
el suelo, haciendo ruidoso el despacho
P:
se cargaron la entrega... esos hijos de puta del servicio secreto jodieron la
misión
Tony se quedo en una pieza, la
preocupación en la expresión en su rostro dió a entender a Priscilla el
problema en el que se encontraban
"Son
diez millones de dólares Pris"
P:
ya lo sé... la rabia hizo que sus puños cayeran como
rocas sobre la madera... pocos sabían de
la operación...
T:
¿crees que hay un infiltrado?
P:
si lo hay sabré quién es y por mi padre que lo haré polvo...
T:
a dónde vas? observándola salir con determinación del
lugar
P:
a cazar
Sus ojos estaban pesados, veía sombras
borrosas que se movían, palabras que llegaban a sus oídos como cortadas por la
distancia, intento abrir más pero no podía, era como intentar despertar de una
pesadilla
T:
se recuperará pronto? decía Tom sin perder la
vista de su cuerpo que se hallaba tendido en aquella cama y conectado a una
cantidad de cables
Dr:
depende de ella, de su organismo, respondió bien a la cirugía, la bala no hizo
mayor daño en los tejidos de las vías digestivas pero la hipotermia, la
hemorragia y la onda expansiva de la explosión han dejado huellas que sólo la
voluntad y el tiempo podran hacer que superen
T:
entiendo ¿En cuánto tiempo podemos llevarla a Norteamérica?
Dr:
en una semana a lo sumo, si se mantiene estable
T:
gracias
El doctor salía de la habitación, dejando
paso a que Alice ingresara
A:
¿Qué te ha dicho?
T:
que todo depende de ella
A:
¿cuándo podemos llevarla?
T:
una semana
A:
¿Qué?
T:
si, lo sé
A:
es peligroso, sabes que si esa mafia se entera que no hemos abandonado Sudáfrica
nos harán pedazos?
T:
no se enterarán
A:
Tomás debemos irnos mañana
T:
¿Thompson cómo está?
A:
bien, se recupera más rápido que Heinsen
T:
llamare a la base, hemos perdido contacto desde hace días, pero debemos dar
indicaciones de que estamos en Ciudad del cabo, por si algo puede ocurrir
A:
Michael se enfurecerá ¿lo sabes?
T:
En este momento importa poco lo que el diga, son tres agentes heridos, no
podemos irnos y dejarlos aquí
Presente.
Sus lágrimas corrían como el rio por su
cauce, sentía un vacio profundo en su pecho, un dolor que le quemaba por dentro
J:
no sé como llegaste a esto, hizo un silencio corto y
concluyó… pero a veces la vida nos lleva
por camino inciertos Fed
F:
estoy muriendo Joe… de sus ojos no paraban de
brotar las lágrimas
J:
¿recuerdas la vez que casi morimos?
Federikke lo miro asintiendo su cabeza
"Te
llevaba entre mis brazos, y escuchaba a Tom gritar, no sé que decía, el sonido
de los estallidos que estaba provocando el carguero me lo impedía, me detuve y
gire a mirar, dije oh dios, estamos muertos, pero te vi y pensé -guardo
silencio unos segundos logrando la atención de ella- le dije que seguiría viajando… que estaba loca si dejaba morirme en
ese lugar, así que salté por la orilla… y lo siguiente que vi fue a Alice, y
dije ¿estoy vivo? ¿o todos morimos?"
F:
cómo no recordarlo... yo… la interrumpió sin dejarla
terminar
"lo
que trato de decirte Fed es que por más dolor que esto te cause, por más que te
sientas morir, no es tu momento, como aquel tampoco lo fue, llorarás hoy,
mañana, un mes, dos, un año, lo que debas llorar... pero no morirás por ello, y
yo no dejaré que lo hagas" su mirada se clavo en
el azul intenso de sus rojos ojos llorosos, y sin pedir permiso la abrazo como
jamás lo había hecho.
Ciudad del Cabo, 2003.
J:
¿cómo está ella?
A:
se recuperará, pero tendrá que poner de su parte
J:
lo hará, es una chica fuerte
Alice contemplaba a Joe con admiración,
había arriesgado su vida para salvar la de una desconocida.
J:
¿Puedo verla?
A:
¿puedes levantarte?
J:
si, ¿me ayudas?
Alice llamó a una enfermera, ayudaron a
bajar a Joe de la cama y con cuidado lo condujeron hasta la habitación de
Federikke. Habían transcurrido cuatro días desde la misión y mientras él se
recuperaba velozmente, ella permanecía en el mismo estado inconsciente.
El timbre sonó en tres ocasiones, pero
solo estaba él en casa, bajo las escaleras con un paso pesado, recién llegaba
del trabajo y no le apetecía salir de su cama
Ha:
Vaya... pero que sorpresa
H:
Hola ¿Harald?
Ha:
Qué tal ¿Helena? A que se debe tu visita... no
podía evitar el tono poco amable con aquella mujer que nada le gustaba para
compañía de su hermana
H:
¿está Federikke?
Ha:
no está
H:
¿sabes a qué hora regresa?
Ha:
no lo sé
H:
bueno… a ver… sé que no te agrada la idea de que tu hermana y yo tengamos...
la detuvo en seco
Ha:
¿tengamos? ¿Tengamos qué?
H:
una relación Harald, ella y yo estamos juntas por si no lo habías notado
Ha:
claro que lo note, desde aquella tarde ahí afuera…
señalando con su cabeza
H.
entonces veo que no nos llevaremos bien ¿o me equivoco?
Ha:
no quería ese destino para mi hermanita
H:
demasiado tarde... a lo que vine… Ella estaba perdiendo
la poca paciencia que tenía por aquellos días
Ha:
no está
H:
¿en dónde está? pase a la facultad y nadie pudo decirme nada
Ha:
en Suramérica
H:
¿Suramérica? ¡Qué diablos!
Ha:
se fue con un equipo de médicos humanitarios o algo así
H:
¿hace cuánto?
Ha:
hace casi 3 semanas
H:
¿y no sabes nada de ella?
Ha:
mi hermana no da explicaciones, se desaparece y cuando regresa es que tenemos
noticias de ella
H:
ya... su rostro se transformó, empezaba a
preocuparle el tiempo que dejaban sin verse
Ha:
¿alguna otra cosa?
H:
no -sonriéndole con ironía- gracias… se giro y con unas facciones de enojo se marcho.
En la base se encontraba Federikke y Joe,
ambos recluidos en habitaciones con atención médica. Habían pasado unos días
desde que los trasladaron de Cuidad del Cabo hasta las afueras de Vancouver.
J:
¿cómo te sientes?
F:
como si hubiese volado desde un barco en llamas
Soltó
una sonora risa -pues algo así paso-
F:
ya me contó Alice... guardo silencio entre tanto
él tomaba su mano en señal de apoyo Gracias
agente Thompson
J:
vamos... no tienes que dar gracias, hice lo que cualquiera en mi lugar habría
hecho
F:
sabes que eso no es verdad... su mano presionaba
suavemente la de él
J:
mm bueno... no lo es... pero suena bonito ¿no? Volvió
a sonreírle
F: ¡y
tú como te sientes?
J:
como si hubiese volado acompañado con una rubia desde un barco en llamas
La risas de ambos se escuchaban desde el
pasillo, Tom estaba afuera, pensó en entrar pero al oírlos se quedo detenido en
la puerta, su rostro se torno más serio, decidió retirarse sin que advirtieran
su presencia.
Los días fueron pasando, ya Federikke
estaba recuperándose con mayor velocidad, sus ganas por salir de aquel lugar le
daban la fuerza para mejorar cada día más
F: ¿cuándo
puedo marcharme?
Tom estaba en una oficina apartada de la
salas de entrenamiento firmando algunos documentos
T:
depende del médico
F:
he hablado con él esta mañana, me ha dicho que si me cuido bien ya me puedo ir
a casa
T: ¿has
pensado que explicación darle a tu familia?
F:
aún no
T:
¿entonces? levantando sus ojos para observarla
F:
iré a otro lugar
T:
ya -bajo la mirada en su mente sabía hacía donde
ella pensaba irse-
F:
y… ¿es todo?
T:
eres un agente no una prisionera.
Ella entendió lo que quiso decirle, y con
la misma se marcho del lugar, Tom fijó sus ojos nuevamente en ella hasta que la
perdió de vista.
A:
¿qué haces?
F:
me marcho -respondía entre tanto se arreglaba-
A:
¿qué le dirás a tu familia cuando te vean así? tan frágil
F:
no iré con ellos aún
A:
¿entonces no elimino la orden?
Federikke se detuvo y giro su mirada
hacia la entrenadora
¿Qué
orden?
A:
verás… todo este tiempo han estado enviando emails a tu hermano o mensajes de
texto a tus padres como si fueras tú
F:
¿pero cómo? si estábamos en la otra punta del mundo y de paso dure días muy mal
A:
querida para nosotros nada es imposible
F:
si que me dan miedo
A:
tenemos que ser perfectos, sin levantar sospechas o dudas... crees que si tu
familia no tiene noticias tuyas en tantos días ¿estarían tranquilos?
Negó con su cabeza
"ves…
esa es la razón, ahora dime la elimino o no?
Pensó unos segundos "no, aún no"
A:
bien, le diré a Stevens que te lleve
F:
no, prefiero irme sola
A:
no puedes, además no te dejarán conducir así
F:
entonces que me deje en la estación
A:
¡de acuerdo! Llego a la puerta para salir de la
habitación Heinsen
F:
¿sí?
A:
cuídate, nos veremos cuando estés bien
F:
gracias Alice
Con dificultad entro a aquel departamento,
encendió las luces, cerró la puerta y continuo su camino hacia adentro. Buscaba
algún rastro que le diera noticias de su amada, pero con desilusión no encontró
nada fuera de como lo había dejado. Al llegar a la habitación se quitó la ropa
con cuidado, aún le dolían las heridas, y más la de la cirugía, se fue a la
ducha y se dejo relajar en el agua caliente que recorría su lastimado cuerpo.
Se metió en la cama y se quedo dormida.
Al verla tendida plácidamente se quedo
contemplándola, "hacía tanto tiempo
sin verte amor" susurro, con pasos delicados llegó hasta ella, se dejó
caer con suavidad para no despertarla, inclinó su rostro hacía el suyo y como
la brisa que acaricia la piel deslizó sus dedos en su mejillas. La rodeo con
uno de sus brazos y se apoyo en la cama, en la espera de que saliera de su
sueño.
Federikke sintió un calor que la envolvía,
un dulce calor que le hacía temblar cada centímetro del cuerpo, abrió los ojos,
sintió su aliento, es que tanto perdía la cabeza cuando le tenía cerca, se giro
despacio y ahí estaba
F:
¡Helena!
H:
mi vida, te extrañe tanto, sin dejar de mirarle, se
encontraron aquellos colores que hacían armonía perfecta, el verde de la
naturaleza con el azul del cielo. Sin decir nada más sus labios se juntaron, la
dulzura del contacto incitó a Helena a explorar la boca de su amada, sus
lenguas danzaban al compás de una melodía que sólo ambas sentían, la llama del
deseo se encendía más y más en ella, deslizó sus manos bajo la camisa de Federikke,
cuando de pronto sintió algo que la detuvo
H:
amor que... levantando la camisa… ¿qué es esto?
F:
una larga historia amor
H:
pues quiero escucharla... entre tanto seguía explorando
las heridas que divisaba a su paso, la principal que le había alarmado estaba
cubierta aún.
F:
me dispararon
Helena sintió que su corazón se detenía,
en un flash recordó la advertencia de Giuliano, "donde paso esto"
F:
estaba en Bolivia, montaña adentro... hizo una pausa,
odiaba mentir, y más aun mentirle a la mujer que le robaba sus pensamientos,
por la que latía más fuerte su corazón y a la que era motivo por el cual seguía
viviendo, estábamos atendiendo a unas
personas, solo sentí un ardor inmenso, un dolor que nacía de mis entrañas y no
recuerdo más
H:
¡por dios! ¿Hace cuánto paso esto? ¿Cómo es que tu familia no lo sabe?
F:
hace más de tres semanas, no permití que les avisaran, poco podían hacer desde
lejos
H:
¿por qué tantas heridas?
F:
caí cuando dispararon, y pues no lo sé, no lo recuerdo…
quedó callada, dándole a entender que no quería hablar más de ello.
H:
¿te ha visto un médico acá?
F:
si, no hace falta, la cirugía extrajo la bala, no hubo mayores daños y
removieron parte del hígado que fue afectado, pero me recuperaré
Helena acaricio el abdomen de Federikke,
con tal amor que quería cambiar de lugar con ella para evitarle sufrimiento
alguno.
F:
te amo Helena, sus azules ojos se clavaron en los ojos
de ella como dos pedazos de cielo, pensé
que no volvería a tener una oportunidad para decírtelo… te amo… te amo, la
confesión terminó con un apasionado beso, un beso que selló ese amor que ambas
se tenían, un beso cargado de emoción.
Ambas se quedaron acostadas sobre la
cama, la cabeza de su amada posaba sobre el hombro derecho de Federikke, el
silencio las acompañaba, y en sus mentes cada una se reprendía por mentir a lo
único que les daba la felicidad.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Luzi Müller - Derechos Reservados
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