Me duelen los pies, no aguanto ni un segundo más con estos tacones de vértigo y esta ineptitud que tengo alrededor. Me estoy poniendo de mal humor y necesito hablar contigo, necesito que me tranquilices, necesito tu paz, te necesito.
Llevo todo el día pensando en ti, esta mañana madrugué demasiado y me quedé con ganas de charlar un ratito contigo, me encantan tus conversaciones mañaneras, eres tan absurda y divertida, tienes ese raro don de recordar todo lo que sueñas y me fascina la capacidad que tienes de redactarlo todo con el más mínimo detalle. Hoy me fui sin tu sueño, ¡soñándote! mientras soñabas.
Frenético día para sobrellevar tu falta… me pasa todos los viernes, no paro, el ritmo de trabajo se ha ido acrecentando a lo largo de la tarde y todos los horarios previstos se derrumban. Quería invitarte a cenar y me temo que no va a ser posible.
Te llamo por teléfono y no lo atiendes, ¡uf! me enojo, se que es habitual en ti, estás en el trabajo y la mayoría de las veces que te llamo no me haces ni caso, solo quería decirte que voy a llegar tarde, que me esperes, que te extraño.
Ummmmm, no hay nada que me pueda gustar más que me despierte el sonido de tu respiración junto a mi oreja, ese calorcito de tu aliento sobre mi nuca. Es temprano, extremadamente temprano para despertar un sábado, apenas las seis de la mañana, pero me alegro, ayer no te vi en todo el día y cuando llegué a casa ya estabas dormida, tuve que reprimirme para no besarte y despertarte, pero me contuve, me contuve y ahora lo estoy pagando, siento el deseo de anoche sumado a tu aliento de esta mañana, lo siento mucho cariño pero ¡hoy vas a madrugar!
Me giro y acerco mis labios a los tuyos entreabiertos, duermes profundamente, te comería, estas bellísima, me pierdo en tus pestañas, en tu lunar minúsculo junto a la nariz, en tus labios, ohhh, tus labios, pongo en marcha el cronómetro mental ¿Cuántos segundos podré resistir sin besarte?
Me distancio un poco para tener una perspectiva general de toda tu… me estoy empezando a marear ¿Qué has hecho con la camiseta que llevabas puesta anoche? ¿Cuándo te la quitaste y sin avisar? Sigues profundamente dormida ¡mi bebé! pero poco a poco va desapareciendo la pena que me produce privarte de descanso. Bajo mi ritmo, intento relajarme, no quiero asustarte cuando despiertes, estoy demasiado excitada y no quiero prisas, quiero recrearme y sobre todo quiero que tú sientas todo lo que eres capaz de inspirarme y provocarme.
Comienzo por un dedo, lo rozo… ummmmm el tacto de tu piel es siempre sublime, sedoso… subo por el brazo relajado y aun no siento respuesta, ¡que lirón! me encamino por el hombro hacia tu nuca y ¡premio! siento como tu vello se eriza y un leve movimiento cambia tu cuerpo de postura, ¡bendita postura! ahora tu insignificante giro a la derecha a hecho que uno de tus pechos asomara de entre las sábanas. Vuelvo a acelerarme, respiro, cierro los ojos, respiro profundamente y cuando los abro de nuevo me choco con los tuyos, abiertos, amables, brillantes, cálidos.
Buenos días mi amor, me dices con esa voz afectada por el sueño, llegaste tarde anoche, te esperé pero parece que me dormí. No soy capaz ni de darte lo buenos días te beso directamente, ohhhh te beso, te beso… en los labios, en los ojos, en tu nariz, en tu cuello… ahora te vuelvo a mirar a los ojos y si, si, si, encuentro la respuesta que esperaba… tus ojos llenos de deseo, el mismo deseo que siento por ti… ahora me besas tu, en mis labios, en mis ojos, en mi cuello, en mi pecho, en mi ombligo… Me derrito, me diluyo y me fundo… me fundo contigo.
Mi amor, ¿sabes que he soñado hoy? me preguntas mirando por encima de tu taza mientras descubro una sonrisa picarona. No, dime… y me describes sin saltarte ni el más mínimo detalle todos los movimientos, posturas, lametones, besos y caricias que acabamos de hacernos… Estaba pensando una cosa, te digo mientras termino el pedacito de tostada que aún me queda del desayuno, es aun temprano… ¿quieres soñar un poquito más conmigo?
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