No mires atrás 3
Pasó una
semana entera sin que Diana portara por la tienda. Por un lado, era un alivio
pues no tenía que enfrentarme a su mirada hipnotizante, pero por el otro, no
podía negar que deseaba verla, escuchar su voz, disfrutar de su presencia.
Sin embargo,
el haberme dado la oportunidad de socializar en la fiesta de cumpleaños, me
había permitido conocer a Lucía, una mujer de mi edad, con una vida hecha igual
que yo y con muchas otras cosas en común. No podía decir que me quitaba el
aliento, era una mujer hermosísima, pero por alguna razón, no despertaba mi
deseo como sabía la despertaba en otras personas. Aun así, no quise descartar
la posibilidad de lograr una conexión a medida que nos conociéramos.
Fuimos a
cenar dos veces en esa semana y las conversaciones profundas e intensas
que tuvimos, en donde quedó en evidencia las coincidencias en diversas
opiniones y puntos de vista sobre temas en general, me daban la esperanza de
poder centrar mi atención y enfoque en Lucía, pero cuando me quedaba sola con
mis pensamientos, Diana volvía irremediablemente. Me convencí que era algo
pasajero, y que sólo debía darle tiempo al tiempo para sacarla de mi interior,
así que decidí no preocuparme de más. Tomarlo a la ligera y pensar que todo
aquello estaba ligado a mis ganas de ayudarla. Sólo eso.
Lástima que
mi cuerpo no estuviera de acuerdo con mi mente y que cuando Diana entró
nuevamente a la tienda, un cosquilleo intenso se ancló en mi estómago y tuve
que usar el mayor de mis autocontroles para que mis manos no temblaran.
- Hola _ Saludó sonriente. No era común que
saludara tan alegremente, así que no pude evitar admirar ese brillo en su
mirada al hacerlo.
- Hola! Que gusto verte _ Le sonreí también.
- Está flojo el día? _ Preguntó al ver que la
tienda estaba vacía en ese momento.
- Más o menos. Ha venido clientela por ratos.
Como verás, ahorita estás sólo tú.
- Mejor _ Sonrió nuevamente.
- Mejor??? _ Levanté las cejas con sorpresa.
- Bueno, no es bueno por tu negocio, pero es
mejor porque así podemos hablar más tranquilas _ Se apresuró a explicar.
- Ya ... tienes razón en eso _ Sonreí
ligeramente - Aunque no es que hayamos tenido muchos problemas con eso no?
Siempre he conseguido el tiempo para que conversemos.
- Es verdad, no puedo quejarme.
- Y dime, qué te provoca?
- Uno de tus té _ Respondió con picardía.
- Jajajajajajajajajaja está bien ... el mismo o
aceptas uno nuevo?
- Acepto uno nuevo.
Me dispuse a
prepararle el té y uno para mí también. Era increíble el efecto que esa
chiquilla estaba teniendo en mí. Me atraía como miel a la abeja y por más que
intentaba no reaccionar ante su presencia, me era imposible. Dios!!! Como me
gustaba su sonrisa y sus ojos.
- Aquí están _ Coloqué las tazas humeantes sobre
la barra - Quieres sentarte en tu mesa?
- Por qué? No quieres hablar conmigo? _ Fingió
estar indignada.
- Yo no he dicho eso, pero no sé si quieres
quedarte aquí hablando conmigo o si prefieres ir y leer un rato.
- Me quedo aquí ... me has respondido más cosas
tú, que los libros o relatos. Todos ellos son ficción o explicaciones
generalizadas, así que prefiero que hablemos ... si no te molesta _ Agregó
como para darme una salida, pero lo que ella no sabía, era que no podía
negarme aunque quisiera.
- No es molestia. Me gusta ayudar.
- Bien!! _ Sonrió aún más.
- Te parece si nos sentamos?
Tomé las
tazas y caminé hasta la mesa más próxima a la barra. La ubiqué frente a mí
porque aunque era estúpido, necesitaba de esa separación para controlar el
impulso de tener algún contacto con su piel. Ahora que era consciente de mi
atracción por ella, debía poner las barreras que pudiera.
- Qué tal tu semana? _ Pregunté para hacer
conversación.
- Normal. Igual que siempre.
- No puedo con tanta emoción! _ Levanté una
ceja.
- No hay nada de emocionante en lo que hago.
- Y qué haces?
- Soy secretaria en un consultorio odontológico.
Recibo a los pacientes y llevo el control de sus citas y de los pagos _
Respondió con cierto desgano.
- Y no te gusta por lo que veo.
- No es que no me guste, es que estoy aburrida
de hacer lo mismo.
- Tienes mucho tiempo allí?
- 6 años
- Estudias?
- No. No estaba segura de qué estudiar y cuando
me decidí, ya habían empezado el semestre, así que debo esperar al próximo
período. Me gusta contaduría.
- Números ... yo soy pésima con ellos _ Puse
cara de horror - Pero están en todo, así que no hay escapatoria.
- A mí me encantan. Espero poder entrar para el
próximo semestre. Ya quiero comenzar a hacer algo diferente.
- Eso es bueno. Tener esas ganas, ese impulso es
súper importante, así que no lo pierdas de vista.
- Para nada. Ya estoy recaudando todo los
papeles necesarios para ingresarlos cuando sea la fecha.
- Que bueno _ Asentí - Me alegra mucho por ti.
- Gracias _ Sonrió, pero con cierta gesto que no
logré identificar.
- Qué? _ Le pregunté al ver esa reacción.
- Nada ... es que muestras más interés que
algunas de mis amistades.
- Tal vez sea porque no lo ven como algo
relevante.
- Tú sí? _ Preguntó con curiosidad.
- Cualquier cosa que represente un aprendizaje
para las personas, me parece relevante _ Hubo una pequeña pausa antes de
que ella hablara nuevamente.
- Por qué quieres ayudarme? _ Entrecerró un
tanto los ojos.
- Por qué no hacerlo? _ Ladeé la cabeza.
- No es común que las personas ayuden así sin
más ... siempre esperan algo a cambio.
- Crees que espero algo a cambio? _ Tenía razón.
No era común encontrar personas que ayudaran sin esperar algo a cambio ...
Qué esperaba yo a cambio? ... Nada. Sólo quería que encontrara
su camino.
- Es así? _ La pregunta no la hizo con reproche,
más bien se le veía temor en su mirada.
- No _ Le respondí mirándola a los ojos sin
vacilar. Si bien era cierto que mis pensamientos estaban plagados de
visiones poco decorosas, estaba clara que eso no sucedería. Una cosa era
desear y otra muy distinta era esperar que se hiciera realidad - Sólo
quiero hacerte un poco más sencillo ese trance en el que estás. A veces lo
que más se necesita es alguien con quien hablar. Alguien que entienda por
lo que estás pasando sin juzgarte o reprocharte ... y eso es lo que
intento ser. Ese alguien con quien puedas hablar sobre todas tus dudas e
inquietudes. Sólo eso.
- Gracias _ Fue su respuesta parca, pero llena
de sinceridad - La verdad es que me ha servido de mucho hablar contigo. No
suelo hablar de mis cosas con nadie, pero contigo ... no sé ... me sale de
manera natural.
- Porque tenemos un tema en común, de lo
contrario, difícilmente lo hubieses hecho.
- Sí, puede ser.
- Pero afortunadamente aquí estamos. Sentadas
conversando, disfrutando de un delicioso té y compartiendo sin
problema.
- Sí, así es _ Sonrió de lado. Por las pequeñas
muecas que hacía con su boca, me di cuenta que quería decir algo, pero no
le salían las palabras.
- Me quieres preguntar algo? _ Indagué. Me miró
y los colores se le subieron a la cara - Sabes que puedes preguntarme lo
que quieras.
- Lo que quiera? _ Preguntó levantando una ceja.
Sonreí porque sabía lo que podía implicar ese "lo que
quiera?"
- Sí. Lo que quieras ... ya veré si podré
responderte o no.
- Jajajajajaja está bien _ Ordenó sus ideas
antes de continuar - Cómo es estar con una mujer? _ Preguntó seria.
- En qué sentido? _ Intuía lo que quería decir,
pero preferí no asumirlo.
- En ... lo íntimo _ Habló casi entre dientes -
En los libros y relatos lo describen tan ... _ No encontraba las palabras
para decir.
- Intenso?
- Bueno sí, un poco _ Dijo con escepticismo en
la voz.
- Es intenso siempre y cuando hayan sentimientos
o emociones de por medio. No necesariamente amor, pero al menos algún tipo
de conexión como te expliqué la vez pasada ... Puede ser intenso
porque haya una atracción física muy grande en la que necesites tocar y
sentir el cuerpo de la otra persona, o una conexión a nivel de
sentimientos donde la persona te inspire compartir no sólo un orgasmo,
sino esa entrega total, esa entrega de lo físico y lo mental _ Su rostro
denotaba que estaba tratando de entender lo que le decía - En los libros
lo idealizan al igual que idealizan lo de la primera vez de una mujer, sin
embargo, dependiendo de las condiciones y el contexto en el que se dé,
puede llegar a sentirse así de especial como lo describen las historias o
puede ser sólo un momento de lujuria y pasión, donde el deseo carnal sea
el motor principal de todo.
- Entonces es mentira lo que dicen allí?
- No ... sólo que no es igual para todo el
mundo. Aunque suene trillado, la elección de con quien se decide dar ese
paso, determina lo especial o no que pueda ser. Todo depende de lo que
quieras para ti _ Le dije directamente - De tener la oportunidad de vivir
la experiencia ¿qué desearías?
- No lo sé ... _ Dijo encogiéndose de hombros -
Supongo que un poco de ambas ... aunque no estoy segura de poder
conectarme sentimentalmente con nadie _ Dijo con voz apagada.
- Todos podemos Diana, la cuestión es que
quieras hacerlo.
- Y si he querido, pero no lo he sentido?
- Eso es diferente. No todas las personas logran
conectarse entre sí ... para muestra, un botón _ Le dije señalándonos a
ambas - Tú misma lo dijiste hace rato, no sueles hablar de tus cosas con
todo el mundo, sin embargo, conmigo parece algo hasta natural ... así debe
pasar en la intimidad también. La conexión, se da o no se da, pero no se
puede forzar. Si ese fuese el caso ... sería sólo una exploración del
cuerpo ... donde se pudiera llegar a varios orgasmo, pero sin emoción
alguna.
- Cómo saber si la otra persona siente la misma
conexión que tú? _ Preguntó luego de una pausa.
- Se siente. Créeme ... _ Dije casi entre
dientes y sin dejar de mirarla. - Suele ser algo tan fuerte e
incontrolable que se hace palpable. Lo quieras o no _ El cosquilleo en la
boca del estómago se hizo presente y mi respiración se había acelerado,
así que tomé un sorbo de mi té para poder tragar fuerte y disminuir el
nudo que sentía al decir aquello. Tenía que ocultar lo que estaba
sintiendo, así que evadí su mirada unos instantes mientras recuperaba mi
autocontrol. Cuando volví la mirada hacia ella, tenía sus ojos fijos en
mí. Temí que hubiese visto mi instante de debilidad, así que adopté una
expresión neutra.
- Te refieres a la chica que te gustó por
primera vez? _ Preguntó luego de bajar la mirada unos segundo y hacer una
pausa. Respiré profundo antes de contestar.
- A ella y mi ex pareja ... con ella no tuve
elección ... fue tan fuerte y tan sorpresivo que no me dio tiempo de
asimilarlo o de pensarlo. Hubo un magnetismo tan fuerte que no nos
permitió pensar en nada más que no fuera estar juntas. Nos rozábamos y la
corriente que sentíamos era muy fuerte ... supongo que el habernos
conocido en un crucero nos llevó a ser un poco más ... libres? ... y
dejarnos llevar sin pensar en el después.
- Y qué pasó?
- Que lo que empezó como una aventura de
crucero, se extendió por 9 años.
- Wow!!! 9 años? _ Estaba realmente sorprendida.
- Sí ... también fue una sorpresa para nosotras.
Nunca nos imaginamos que algo que empezó tan informal y sin mayores
expectativas se convertiría en una relación estable por tanto tiempo.
- Se separaron hace mucho?
- No ... hace a penas un año.
- Por qué? _ Retuve la respiración unos
instantes. No esperaba hablar de ello en ese momento - Lo siento. No
quiero ser imprudente.
- No es eso ... es que es complicado. No fue que
pasó algo en específico ... fueron varias cosas que se acumularon con el
tiempo y nos llevaron a que la relación se enfriara. Al final, ya éramos
más amigas que pareja.
- Y no había manera de recuperar la relación?
- Lo intentamos ... pero a la final decidimos
que lo mejor era separarnos.
- Sin posibilidad de regresar?
- Eso nunca se sabe ... la vida da muchas
vueltas, así que no puedo decir que no, pero tampoco puedo decir que sí.
- Debió ser muy difícil _ Dijo luego de una
pausa.
- Lo fue ... y sigue siéndolo ... fueron 9 años
compartiendo día a día con ella, así que no ha sido sencillo.
- Aún la amas?
- Siempre lo haré ... sólo que no igual a cuando
nos conocimos _ Se quedó pensativa unos minutos.
- Cosas como esas son las que me ponen a pensar
si de verdad vale la pena enamorarse ... a la final, todo se termina
_ Dijo con tono de decepción.
- No siempre y aunque así fuera, habrías vivido
la experiencia de amar.
- Pero para qué sirve? Para sufrir cuando se
termina? _ Preguntó exasperada - No le veo sentido _ Negaba con la cabeza.
- Vale la pena vivirlo Diana ... no importa
cuánto se pueda sufrir si no resulta en el "felices para
siempre" ... no estarás completa hasta que no lo vivas.
- Estoy muy bien como estoy ahora _ Insistió
- No lo dudo ... pero en el fondo sabes que
quisieras aunque fuese por una vez, sentir eso que tanto se describe en
los libros o los relatos que leíste ... y no me refiero a estar con una
mujer o con un hombre, sino a sentir esa conexión, ese latir de tu corazón
que te haga volar, que te haga perder la razón y la noción de todo.
No dijo
nada. Se quedó sólo viéndome luego de mis palabras. Sabía que habían hecho
mella en su interior, pero sabía que no lo aceptaría así de fácil.
- Para luego llorar cuando lo pierda? _ Negó con
la cabeza nuevamente - No gracias. Eso no es para mí _ Agregó
testarudamente.
- Ojalá pudiéramos elegir Diana _ Sonreí
ladeando un poco la cabeza - Si fuese así, no existirían los corazones
rotos, los poemas más hermosos, las épicas historias de amor. Las
canciones, las películas ... nada de eso existiría y hoy no estuvieras
aquí tratando de convencerte que no necesitas amor en tu vida ... Pero
existe y aunque corras y te escondas, en algún momento te alcanzará ... y
cuando eso pase _ Me incliné ligeramente sobre la mesa para acercarme a
ella - ... no habrá salida ... no tendrás elección alguna ... será tan
violento como una tormenta. Tan necesario como respirar. Tan inevitable
como el amanecer ... _ Ella ya me miraba entre sus cejas, subiendo esa
muralla que solía tener al conocernos. Allí supe que debía parar - Pero
por ahora, tienes razón ... es mejor no involucrarte de más hasta que no
sepas lo que quieres en realidad. Así que ... supongo que lo más
recomendable es que busques esa atracción física nada más ... descubrir
los placeres de intimar con una mujer sin el drama de los
sentimientos.
- Sí ... es lo mejor.
Concordó con
mi idea. Su expresión era seria e imperturbable, pero sus ojos me decían que no
era eso lo que quería. Sólo que el temor era tan grande como la tierra
misma.
Nada que
hacer. Su caída sería inminente. Sólo esperaba que quien se ganara su corazón,
lo cuidara como un tesoro y la hiciera vivir lo mejor del amor.
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muy buen relato,me identifico con diana :)...gracias por compartirlo.
ResponderEliminarDe nada. Para mí es un gusto compartirlo aquí :)
EliminarMe sigue gustando la historia no solo por el inicio del romance entre Melissa y Diana sino por la enseñanza que está dejando (para las que están en una etapa que no tienen certeza de su sexualidad les sirve mucho para sus vidas).
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