Capitulo III
“Me
he de comer esa tuna aunque me espine la mano”
TZURI
Los labios de Rosi besándome,
mordiendo los míos; sus manos
recorriendo mi espalda, su cuerpo casi desnudo pegado a mí me nublaron por
completo la cabeza, su boca empezó un descenso lento, dejando la mía y
siguiendo su camino hacia mi barbilla, el cuello, la clavícula; sus manos
bajaron hasta mis glúteos, subieron a mi cintura desabrochando mi pantalón, sentí sus dedos acariciar mi
vulva con suavidad, recorriéndola toda, abriéndose camino entre mis labios vaginales,
lo cual hizo sin dificultad puesto que estos ya esperaban ansiosos el contacto
de otra piel, mi clítoris hinchado me regalo un placer infinito al ser
acariciado por la punta de su dedo índice y un gemido se me escapo; ella empezó
a morder y besar mis senos por encima del sostén, para entonces ya estaba
demasiado caliente, la rodee con mis brazos y la empuje a la pared, besándola
desenfrenadamente, masajeando esos redondos pechos coronados por una aureola
color chocolate, lamiendo su cuello, sus hombros, chupando sus pezones
succionándolos,- ¡hazme tuya!- me dijo con voz trémula, la despojé de la
única prenda que llevaba, y casi con violencia separe sus piernas,
introduciendo mi dedo en su interior, ella dejo escapar un sonido grave,
inteligible, mientras mi dedo índice Salía y entraba con fuerza y mi pulgar
acariciaba su clítoris, mi otra mano
apretaba parte de su trasero, empezó a gritar hasta que estallo en un orgasmo
que tensó cada uno de sus músculos…
Entonces volvió a mí la razón y con ella la desazón, la solté casi de inmediato,
apenas esperando a que se recompusiera y me deje caer en el borde de mi
cama, ella se quedó aferrada a la pared
y con los ojos cerrados aun, con su respiración agitada y el rostro relajado y
sonriente.
- Te
amo, te amo, - reía al tiempo que abrió sus ojos- me hiciste el amor,
cuanto deseaba que me hicieras el amor.
- No hicimos el amor, fue sexo, solo sexo, y
no debió pasar. – le dije fríamente.
- ¿Porque haces esto?, ¿Por qué te niegas a
sentir?- su mirada se nublo y su rostro se desencajo- no puedes negar que me
sentiste.
- No me niego a sentir, por supuesto que
sentí, pero no te confundas, sentí el placer que me puede proporcionar un
cuerpo que me atrae, pero entiende Rosi que lo que tú quieres creer no es y que
mi debilidad no significa nada a tu favor – estalló en lágrimas.
- Llegará el día Tzuri, en que sentirás en
carne propia el dolor que me estas causando en este momento y comprenderás la
magnitud de tu crueldad y lloraras amargamente como lo hago ahora yo.
Rosi tomo su ropa y salió corriendo de
mi recamara, escuche el golpe de la puerta principal, pasé los dedos de ambas
manos por mis sienes y solté un grito de ira, ¡porque carajos no puedo
controlar mis instintos!, herí otra vez a esta mujer, falte a la palabra dada a
mi mejor amigo, me falle a mí misma;
dejándome caer por completo sobre mi cama.
PAOLA
Bendito el cansancio de mi cuerpo,
porque si no fuera por él mi mente no me hubiese dejado conciliar el sueño,
fueron demasiadas emociones para un día, mi hermanita me soltó que sabe que soy
lesbiana, que me gusta su cuñada y que esta es una mujeriega que se tira a todo
lo que tiene tetas; pero lo que ella no
sabe, porque ni yo misma lo alcance a comprender hasta anoche, es que lo de
esta mujer no es un simple gusto, yo no creo en el amor a primera vista y esas
chorradas, pero sí en que a veces te
pasa que te encuentras con alguien que hace que la química de tu cuerpo
reaccione con mucha más fuerza, algo que tiene que ver con las feromonas que
expiden nuestros cuerpos - ¡pero qué haces Paola!, piensas que el amor a
primera vista es una chorrada y el análisis que acabas de hacer no te parece
una muy gorda- casi me lo grité burlándome de mi; en fin, aunque todavía no
sabía bien que iba a pasar, a algo estaba decidida y eso es a no ser el
juguetito de esta guapa.
Me di una ducha rápida, me enfunde en
unos vaqueros y una blusa azul de tirantes, me maquille levemente y recogí mi
cabello en una coleta, voy bajando los escalones que llevan a la estancia y me
encuentro con una chiquilla de cabellos rubios que brincaba de un escalón a
otro con sus bracitos extendidos como si fuese a volar y una chupeta en la
boca, cuando se da cuenta de mi
presencia se la saca y me regala una sonrisa de oreja a oreja.
- Hola, eres muy bonita, te pareces a mi
barbie, ¿quién eres? ahhh ya sé, eres una de las novias de Tzuri, ¿a qué si?
- Gracias por el cumplido preciosa, tu sí
que pareces una muñeca… y no soy novia de Tzuri, estoy aquí de visita con mi
hermana que es novia de Ricardo, tu
Primo.
- Hola, me llamo María ¿y tú cómo te llamas?
- Ahhh pues me da mucho gusto conocerte
María, yo soy Paola.
- Oye Paola que bonito hablas, me gusta,
¿quieres ir al monte conmigo?, yo tengo mi caballo, se llama Negro, y mi abuelo te presta uno, el que tú quieras,
menos a Yure y a Cancia, porque esos son de Tzuri, y nadie más los monta.
- ¿Ah no? ¿Y eso por qué?
- A Yure nunca nadie puede, te tira, y a
Cancia, porque dice Tzuri que el caballo y la mujer no se prestan.
- Eres adorable – me causa gracia esta cría-
¿te parece bien si dejamos lo de ese paseo para otro día?, porque ahora mismo
tengo que salir con tu prima.
- ¡Escuincla! ven acá a darme un beso. – la
pequeña salió cual bólido y se le colgó al cuello con sus brazos y le enredó
las piernas en la cintura.
- Tzuri ¿puedo ir con ustedes? ¿Verdad que
Paola parece una barbie? ¿Has oído que bonito habla?, dice que no es tu novia –
no pude evitar ruborizarme ante esto último.
- ¡Me
vas a volver loca chaparra!, a ver, no puedes ir con nosotros porque vamos
a hacer cosas de grandes, y si, Paola es más bonita que una barbie y también me gusta muchísimo su voz y su
acento… dame chance y le vuelves a preguntar a ver que responde- le explicó guiñándole un ojo y yo no pude
evitar el sonrojarme de nuevo
- Ahora anda a la cocina y dile a chelito
que vamos a desayunar - la bajó, le palmeo el trasero y María salió corriendo.
Con esa actitud que tiene un depredador
que se comerá a su presa sin ningún problema se encaminó hacia mí, con mirada
profunda en conjunto con esa sonrisa que podía derretir un iceberg me beso muy
cerca de los labios, momentáneamente me quede inmóvil, luego le sonreí y
recordando lo que vi anoche pregunté no sin cierto sarcasmo:
- ¿Has dormido bien?
- No tan bien como hubiera querido, ¿y tú?
- Muy bien.
- Se nota, estas guapísima.
- Gracias.
- Vamos a desayunar porque tenemos que irnos
cuanto antes.
Una vez en el comedor pregunté si
solo estaríamos nosotros y ella me informo que sus abuelos habían ido a
Guadalajara con su tío Samuel y lo más probable es que no volvieran hasta el
día siguiente y que seguramente Ricardo y mi hermana aún dormían, llegó una
señora muy bonita, bajita y menuda con su cabello recogido en una trenza muy
larga, Tzuri la abrazo con ternura y le beso la frente, volviéndose hacia mí me
la presentó.
-Mira Paola ella es Chelito, mi nana.
- Cuanto gusto niña.
- El gusto es mía señora.
- Dime Chelito.
- Vale, Chelito.
- Nana solo voy a desayunar fruta, tú Paola
¿qué se te antoja? Chelito es la mejor cocinera del mundo.
- Si me he dado cuenta ayer, la comida
estuvo deliciosa, pero si no os importa a mí también me apetece fruta, por
favor.
Después de desayunar, partimos hacia la
ciudad, Tzuri, me hablo del lugar al que íbamos, un lienzo charro, me explicó
que las charreadas son una tradición mexicana y que la época de las fiestas eran
en los meses finales del año, pero aun así había charreadas en distintas épocas
de éste, festejando su día de independencia, en abril y mayo y que este evento
en lo particular era para recaudar fondos, que era también un deporte con
reglas específicas que eran inviolables; ella hablaba sin parar y yo solo la
escuchaba, flipando por lo que se presentaba ante mi vista durante el
recorrido; el paisaje es divino, este pueblo es mágico, fue como trasladarse al
pasado, las casas, los pequeños edificios antiguos, las calles adoquinadas, las
varias placitas por las que pasamos, este lugar es de ensueño, ella aparco
frente a un lugar que se asemejaba a una plaza de toros pero más pequeño. En la
entrada un señor la saludó con ceremonia, unos pasos más adelante estuvimos en
un área de gradas que bordeado por un cerco metálico se separaba de la zona del
ruedo; una vez dentro vi la diferencia con una plaza de toros, parte del ruedo
tenía una abertura bastante ancha que marcaba un espacio asemejando un camino,
en el fondo de este se podía apreciar una puertezuela a cada costado y a lo
largo en ambos lados, cercos que guardaban un sitio dividido en lo que parecían
corrales, ahí se podía observar en ambas partes a varios chicos haciendo
movimientos extraños con un lazo, nos allegamos hasta quedar justo frente a la
abertura del ruedo.
- Desde aquí tendrás la mejor vista del
entrenamiento de la escaramuza. Yo tengo que ir a las caballerizas pero en un
momento estaremos en el ruedo.
-¿Que es la escaramuza?
- Es la parte femenina de las charreadas, es
un deporte con un grado de dificultad muy grande, pero será mejor que veas,
porque no es fácil explicarlo.
- Vale, entonces desde aquí te veo.
- Juancho, lo que necesite la señorita estas
al pendiente - le dijo a un hombre que estaba montado en la reja de separación
de las gradas y el espacio redondo de
tierra, Tzuri dio un brinco hacia el ruedo y salió corriendo hasta perderse
tras una de las puertezuelas del fondo.
En ese momento me percate de la
presencia de un grupo de chicas que me miraban sin reparo y cuchicheaban entre
sí, trate de disimular la incomodidad que esto me produjo pero no me dieron
oportunidad porque en un momento me vi rodeada de ellas, todas eran guapas,
unas menos que otras, vestían ropas a todas luces finas y una de ellas con
mirada inquisitiva me dijo.
- Hola soy Cristina, ellas son Jimena,
Manuela y Sandra.
- Que tal, Paola- dije a mi vez a modo de
saludo...
TZURI
No dormí bien gracias a la resaca
emocional que me cargaba, apenas hace unos días le había jurado a Juan que
nunca volvería a tener algo con su hermana y hacía unas horas que había hecho
lo mismo con Rosi asegurándole que no volvería a pasar nada con ella; sé muy
bien lo que me pasa, Rosi me gusta un montón, esta buenísima, pero eso no me
justifica y ahora que cara le pongo después de lo de anoche, a pesar de la
crueldad de mis palabras quizá es de lo único que no me arrepiento, espero que
el dolor que le causé sirva para que de una vez por todas me odie y se olvide
de mí. Salí del baño y me enfunde en unos jeans, botas vaqueras y blusa sin
mangas de cuello V, deje mi cabello suelto porque aún estaba húmedo, me
disponía a ir a la casa grande cuando recordé que tenía que verificar que ya se
hubieran llevado a Yure a las caballerizas del lienzo.
Antes de cruzar la puerta me detuve
cuando vi a María platicando con Paola, realmente es bonita esta mujer, de
cabellos rubios lacios que le llegaban un poco más abajo de los hombros -
aunque ahora lo llevaba recogido en una cola - piel rosada, cejas bien
delineadas, nariz respingona, mejillas sonrosadas, labios pequeños y bien
formados, cuello fino, figura esbelta pero bien torneada y esos ojos de un
turquesa profundo enmarcados por largas pestañas de aguacero. Me volvió de
pronto esa sensación extraña que ayer me asustó, sacudí mi cabeza y llame a
María; la reacción de Paola ante mis comentarios a mi primita se reflejó en su
rostro, me satisfizo, pero era una satisfacción diferente, rara, decidí no
darle vueltas y después de desayunar partimos rumbo al lienzo. Me extraña que
esta mujer no hable mucho, ese papel por lo general lo juego yo, y ahora me
escucho platicando sin parar mientras ella escucha con atención a todo lo que
digo y apenas abre la boca para mencionar algo sobre el paisaje; llegamos y
la dejo en las gradas, me entró un poco
de inquietud ver que estaba ahí el grupito de las niñas gay bien del pueblo,
había tenido algo con alguna de ellas y aunque es muy ingenuo de mi parte
esperaba que no me hicieran una mala jugada con Paola. Cuando llegue al área de
las caballerizas me encontré con la persona que menos deseaba.
- Hola tú, ¿no te da gusto verme? – me saludó sonriendo sarcástica.
- Sí, el mismo que te da a ti.
- Esperabas hacer una rutina sin mí; ahhh ya
se, te querías lucir tu solita, ¿decepcionada por eso? ¿Por qué te voy a hacer
sombra como siempre?
- Carlota no me haces sombra, eres mi sombra que es distinto – respondí sardónica
después de emitir una sonora carcajada- y por la rutina nadie es indispensable
y menos tú, ya teníamos quien te supliera.
Carlota Urquidi es mi rival en todo,
desde muy jóvenes es así, a veces he llegado a pensar que le gustaron las mujeres
porque a mí me gustan, me ha seguido los pasos en todo y hemos compartido más
de una chava; o ella levanta lo que yo
dejo, o yo me levanto lo que trae, es un juego macabro el nuestro y ahora
estaba aquí, mas dolida que nunca porque le gane la capitanía del equipo. Dándole
la espalda la dejé y me fui donde Silverio que preparaba ya a Yure colocando la
albarda que es la montura reglamentaria, mientras yo saqué de mi mochila las
botas, me coloque la espuela en el pie derecho, acaricie a Yure que estaba inquieta
por iniciar la faena, me dirigí junto a las otras chicas para dar inicio a las
suertes en equipo, yo a la cabeza emprendimos el galope para dar inicio a la
rutina que habíamos preparado para la competencia y fiestas del año pasado.
PAOLA
Allí estaba yo rodeada por estas chicas, me
estaban abrumando a preguntas sobre mi relación con Tzuri, pude notar cierto
aire de tranquilidad sobre todo de la que se hace llamar Cristina cuando le
dije que solo soy la hermana de la novia
de Ricardo, pero no del todo y entonces empezaron a hacer un recuento de las
conquistas que ha traído aquí para verla entrenar, de que siempre es la misma
rutina para impresionar, darles a entender que le importan y luego las deja y
viene el otro sabor de la semana. Me estaba desesperando cuando una voz
cantarina que provenía de una chica que se hizo un espacio aventando a Manuela
o Jimena, a saber cuál, se sentó a mi
lado.
- Te están mintiendo – aseguro mirándome
fijamente.
La
que se hacía llamar Cristina respondió.
- ¡María Inés que metiche eres!
- Y tú que mentirosa, y todas ustedes unas
víboras ponzoñosas; hola soy María Inés Bernal a la orden – me extendió su mano
sonriendo.
- Y
yo Paola Carbajal.
- No creas una palabra de lo que te digan
estas alimañas, están celosas porque ellas están aquí para ver a Tzuri.
- Y tú porque supones que hablábamos de
Tzuri – replico Cristina nuevamente con descaro.
- ¿Por quién más estarían ustedes aquí?, y
además muertas de celos, porque por eso te lo decían, seguro que tú vienes con
Tzuri ¿o no? – cuestiono en dirección a mí.
- Si vengo con ella – acepte tratando de
imprimir en mi voz un tono neutral.
- Ves lo que te digo, lo que les pasa a
estas señoritas es que mueren por ser tú, Tzuri nunca había venido con una
mujer, y sí es extraordinariamente sorprendente que estés aquí con ella, debes
gustarle mucho.
- Pues creo que me invito porque estoy de
visita, mi hermana es la novia de Ricardo.
- Ahhh con razón tu acento, si sabía que
Ricardo estaba viviendo con sus padres en España definitivamente. Pues
bienvenida Paola, y que no te intimide esta jauría, no son malas, simplemente
somos parte del selecto grupo de lesbianas y bisexuales de la sociedad de este
pueblo y Tzuri es bastante asediada; y aunque tú no lo creas, es muy raro
que te haya traído a un
entrenamiento, eso solo puede ser porque
su abuelo se lo ordeno o porque le gustas más de la cuenta y en verdad te
quiere impresionar. Así que imagínate el entripado de estas niñas al verte
llegar con ella.
Las otras chicas callaron por un
momento, pero luego de un rato empezaron a conversar más amigablemente, en esas
estábamos cuando al fondo del camino aquel empezaron a salir por ambas
puertecitas varias chicas montadas a caballo, al final vi a Tzuri ponerse a la
cabeza de una formación perfecta. Empezaron a sonar los acordes de música de
mariachi y estas en una sincronía pulcra arrancaron hacia el ruedo a una
velocidad impresionante, una vez ahí se separaron en dos columnas de cinco e
hicieron círculos perfectos, mismos que deshicieron y se enfilaron hacia el
contorno del ruedo, montaban todas en silla de mujer, de lado, cuando ambos
grupos quedaron de frente enfilaron a todo galope uno contra el otro, fue
impactante ver como se cruzaron yendo cada grupo al extremo contrario,
volviendo a girar sobre el ruedo para
luego galopar al centro de éste y formar un rehilete, girando hacia la derecha
y con extrema destreza viraron los caballos como si fueran partes de una misma
máquina en un engranaje exacto para ir hacia la izquierda, luego cada grupo
formó un cuadro y se volvieron a entre cruzar recuperando una formación lineal
precisa, la que disiparon haciendo de
nueva cuenta dos círculos volviendo a
entrelazar uno a uno los diez caballos velozmente, formaron de nuevo la fila
que corría por la orilla, para luego deshacerla en un cuadrado que terminaba
siendo un circulo y giraba cual carrusel una y otra vez, después ambos grupos
se volvieron a separar en dos filas recorriendo la orilla y uno frente a otro
galoparon al centro, pero esta vez no se cruzaron, si no que una vez estuvieron
una jinete frente a otra frenaron girando el caballo cada quien en sentido
contrario sobre su propio eje. Yo estaba con la boca abierta; luego volvió la
formación de diez jinetes pero esta vez una al lado de la otra cabalgando de la
orilla al centro como si una línea invisible cuidara de que cada caballo fuera
al mismo nivel que el otro y colocara en el suelo una pata tras otra al mismo
compas, lo que más me impacta es la velocidad a la que hacen todos los
movimientos y sin hacer una sola pausa, se separaron de nuevo en dos grupos de
cinco que empezaron a realizar giros formando diferentes figuras, regresando al
centro rehaciendo el carrusel a toda
velocidad, finalmente quedaron paradas todas al unísono en un semi circulo: mi
cara de asombro era tal que María Inés me pregunto que si era la primera vez
que veía una escaramuza, le dije que sí y que ahora entendía porque Tzuri
montaba tanbien si hacia esto desde niña, ella me dijo que no montaba bien, que
era la mejor jinete de toda la región, campeona
varios años consecutivos.
- Mira, ahora la veras en la “cala de
caballo”. Creo que primero va Julieta, que a propósito es mi prima, luego
Carlota y en seguida Tzuri.
En el centro del fondo del camino
estaba una chica que a una señal emprendió la carrera a mucha velocidad y un
poco antes del centro paró el caballo, inmediatamente dio varios giros hacia la
derecha y luego hacia la izquierda.
Luego fue la otra chica que le imprimió más velocidad, y finalmente observe a
Tzuri, que en cuanto le marcaron la salida levanto a su paso una buena cantidad
de polvo, venía a una velocidad que pensé que se estamparía directo a la reja,
pero no, su yegua paró y empezó a girar
también a una velocidad impresionante para un lado y ella totalmente erguida
con una sonrisa en los labios, luego fue para el lado contrario y parando de
frente a nosotras echo a andar a su yegua hacia atrás.
- Ya ves porque es campeona.
- Si es verdaderamente impresionante.
Vi como Tzuri se aproximaba galopando
hacia nosotras, las otras chicas se habían alejado un poco y ya no nos
prestaban mucha atención, pero cuando la vieron venir, volvieron a interesarse.
- Hola María Inés, ¿cómo estás?
- Bien Tzuri, aquí encantada con esta niña,
es muy guapa, no deberías dejarla sola porque te la pueden robar.
- Eso mismo pensé, por eso vine por ella;
ven Paola vamos a las caballerizas ¿quieres?
- ¿Por dónde voy? indícame el camino. – ella
rió antes de señalarme.
- No bonita, ven, cruza la reja y monta
conmigo.
El grupo de chicas le hablaron, les
hizo un gesto a modo de saludo y volvió a dirigirse a mí que no estaba muy
convencida de hacer lo que me pedía.
- Anda ven acá,- María Inés me miraba
divertida y me empujaba a hacerlo- ¡anda
bonita ven! – decía con sonrisa seductora.
- Hazlo, mira las caras de nuestras amables
amigas, la envidia las corroe, déjame disfrutarlo.
- Pero tú has visto como corre esta tía en
ese animal, que me va a tirar – Tzuri rio aún más divertida.
- Claro que no mi reina, anda ven ya.
- Que no te tira, ándale ve.
Sin mucha decisión empecé a bajar
las pocas gradas que me faltaban para alcanzar la verja, ella me extendió su
mano y tomó la mía para ayudarme a dar el brinco, monté frente a ella que con
pericia se acomodó en la silla para darme espacio, me rodeó la cintura con sus brazos para tomar
la rienda, se despidió de María Inés y a
las otras chicas solo les hizo una señal con la mano, giró el caballo y
emprendió el galope, yo cerré los ojos no tanto por el miedo, porque en verdad
no iba muy de prisa, pero sentir su aliento en mi cuello, sus brazos
rodeándome, la cercanía de nuestros cuerpos y su piel contra la mía me estaban
poniendo muy nerviosa, en un momento estábamos cruzando una de las portezuelas,
llegamos hasta lo que a todas luces era la caballeriza y de un salto bajó,
luego me tomo por la cintura y me halo casi cargándome.
- Oyeeee, que casi me tiras – le reñí
juguetonamente.
- Te dije que no lo haría bonita.
En eso se acercó a nosotros una de las
chicas que estaban con ella en el ruedo, esta me comió con los ojos y me sonrió
con forzada coquetería.
- No, no, no, Tzuri, ¡estas pulgas no brincan en tu petate! son demasiado finas, ¿no te
da miedo que te piquen?
- No mi chula, "no le tengo miedo al chile, aunque lo vea colorado"no soy
como tú “que al primer hervor te arrugas”.
-
¿Segura?, mira que te puedes indigestar.
- "Si
los he toreado cornudos, “cuantimás” los toreo sin cuernos".
- Hey, no
os estoy entendiendo nada y si es de mí de quien habláis me gustaría enterarme
si no os molestáis – dije verdaderamente enfadada.
-
Perdóname Paola, tienes razón, son cosas entre esta persona y yo.
- Por lo
menos ten la educación de presentarme, bueno me presento yo; hola preciosa soy
Carlota y me encanta conocerte.
- Hola que tal.
- Bueno ya te presentaste, puedes seguir con tu camino.
- ¿Miedo?
- “Si estoy temblando” – respondió irónica.
- Pues deberías gavilán, porque esta partida
te la gano.
- ¡Pago por ver!
- Paola, linda, nos veremos luego, seguro.
La chica se fue y yo me volví hacia Tzuri fingiendo molestia, la verdad es
que tenía más curiosidad por saber de qué iba todo aquello.
- Me explicas de que iba eso.
- Lo siento de verdad, Carlota es una chava
con la que tengo pleito cazado desde hace años, surgió por la charrería supongo
y luego continuo por…
- ¿Por qué?
- Bueno supongo que no tiene caso fingir
demencia, ya sabes que me gustan las mujeres, te lo dijo Ricardo ¿no?
- Si me enteré – en ese momento sentí un
impulso por decirle que yo también “entiendo” pero me contuve- espero que no te
incomode que lo sepa.
- No, en realidad no, es mejor, no es algo
que oculte- hubo un momento de silencio.
- ¿Te he dicho que me fascina tu yegua?, es
bellísima.- dije acariciándola - María menciono que nadie más la puede montar
por que tira a quien lo intente.
- Cierto, pero no te preocupes, si montas
conmigo no te hará nada, Yure es al amor de mi vida, me la regalaron desde hace
6 años, es muy joven y es igual de rebelde que yo.
Tzuri le ordenó a dos hombres que
llevaran su yegua de regreso y me dijo que me iba a llevar a un lugar muy
especial después de comer. Comimos algo que se llama birria, es una especie de
sopa de carne muy suave, es exquisita en verdad, tomamos unos tequilas y aunque
todavía me pone de los nervios su cercanía puedo controlarlos más. En su coche nos dirigimos por un camino lleno
de árboles de distintos tipos y subimos por un camino bastante escarpado, paró
de repente y me informo que teníamos que seguir a pie, caminamos por una vereda
bordeada de flores, árboles y hierba, ella me tomo de la mano, y yo no me
resistí a ese contacto, de pronto me
encontré frente a un manantial en medio de toda aquella vegetación, es hermoso
esto; ella me paso el brazo por la cintura y se puso frente a mí. Cada musculo
mío se tensó ante lo que se avecinaba, quería que pasara, lo deseaba, pero
irreflexivamente vino a mi mente la imagen de Rosi saliendo de su casa, aun así
mis labios recibieron los suyos, me obligue a no cerrar los ojos y a mantener a
raya mis instintos, la deje besarme pero no le correspondí a pesar de que me
sabia a gloria el sentir la caricia de esos labios sobre los míos y de que mi
corazón latía a mil, ella se esforzó más; con su lengua separo mis labios e
intento abrirse camino hacia su interior, pero se encontró con mis dientes y
entonces se separó. Me miro expectante, yo le sonreí.
- Este lugar es precioso, bastante adecuado
para traer un rollito.
- Eso… ¿eso es todo lo que vas a decir?
- pues no, si quieres hablamos de otra cosa,
pero como me has traído aquí lo lógico es que hable del lugar ¿no te parece?
- ¿No me vas a decir nada?
- ¿De qué?
- Bueno te lo digo yo, te besé y no me
correspondiste, discúlpame, es lógico, no te gustan las mujeres.
- No, no es eso, sí que me gustan y mucho –
no pude evitar el regocijo interno que me causó su expresión.
- Bueno, entonces no te gusto yo – la
expresión de su rostro manifestó lo difícil que fue para ella decir esto.
- La miré analítica antes de responder-
¡pues claro que me gustas!, eres bellísima, como no me vas a gustar.
La confusión de su rostro era la
locura, me la podría haber comido a besos, pero no Paola, no, esta tía quería
jugar, pues juguemos.
- ¿Estás jugando conmigo?
- No,
no veo porque piensas eso.
- Porque
acabo de besarte, me dices que sí te gustan las mujeres, que te gusto,
pero no has tenido ni una reacción, ni buena ni mala.
- Ahhh ya vale, eso, es que en ese momento
no me apetecía un beso, pero ahora si quieres – dije acercándome seductoramente
mirándola directo a los ojos.
Ella
solo aspiro profundamente y me sonrió de una manera extraña
- Bueno ahora soy yo la que no tengo ganas.
- Bien, se entiende, a veces pasa ¿a que sí?
- Bueno pues vámonos, tu hermana y Ricardo
deben estarse preguntando por ti.
Todo el camino de regreso casi no
habló, apenas monosílabos y yo hable como loca, su entrecejo fruncido me dejó
ver que estaba furiosa y eso me encanto. Cuando llegamos a la casa me dijo que
tenía que regresar al pueblo, que nos
veríamos más tarde, hasta ahí llego mi dicha -seguro iba a por una chica- antes de bajar me acerque y le bese en la
boca como despedida, por un momento desapareció su expresión ceñuda -por la
sorpresa supongo- y no le di tiempo a
nada, baje del auto y corrí hacia la casa, me volví para ver como el coche
salía a toda velocidad patinado las llantas.
Reconozco que me quedó un sabor
agridulce, había logrado contener mis emociones y no fue fácil, además había
disfrutado muchísimo su reacción, pero ahora mismo no podía evitar el pensar
que una vez pasado el momento, pasaría de nuevo de mí, se había vuelto al
pueblo a buscar a alguna chica y volví a sentir el ardor intenso de los celos,
en la entrada me encontré con Rosario que sonriente me informo que mi hermana,
Ricardo y María se fueron a no sé qué sitio del que no puedo ni pronunciar el
nombre y que los abuelos seguían fuera. Decidí conocer la casa que era enorme y
ayer no se dio la oportunidad de recorrerla. Aprecié en todo lo que vale la
majestuosidad de ésta, tenía varias estancias y salas, una biblioteca enorme
llena de estantes repletos de libros de encuadernación de cuero, contaba con
varios patios colmados de flores, plantas distintas, árboles y una fuente en
cada uno de ellos, el ultimo al que
llegué era muy bello, tenía sillas colgantes, me apeteció sentarme, el sonido
del agua en la fuente y el aroma de las flores medio me tranquilizo, pero mi
tranquilidad duró poco, fue ahuyentada por el sonido de una voz familiar.
- Hola.
- Hola Rosi– me extraño la calidez de su
voz, muy distinta al día anterior.
- ¿Qué haces aquí tan solita?
- Me han abandonado – le sonreí.
- Pensé que habías salido con Tzuri – reveló
devolviéndome la sonrisa.
- Si, me llevo al pueblo y a dar un paseo,
pero ha dicho que tenía cosas que hacer y me dejó aquí, volviéndose al pueblo.
- Ahh, - su mirada dubitativa me indico que
algo quería decir pero no se atrevió.
- ¿Tú vives a tiempo completo aquí? – decidí
preguntar, con intensión de romper la tensión.
- No, don Alberto y doña Esther son mis
padrinos y ellos me pagan la escuela, estudio mecatrónica en el tecnológico de
Monterrey en esa ciudad.
- Ya,
¿y es muy lejos?
- Uyyy sí, está al norte del país y por eso
casi no vengo, aunque extraño mucho a
mis papás estoy segura que ellos son
felices de que yo tenga la oportunidad de estudiar y más en esa escuela.
- ¿Y a Juan no lo extrañas?.
- Es que Juan va a la Narro, es una escuela
de agronomía que está en la ciudad de Saltillo que está a 45 minutos de
Monterrey y a él lo veo más seguido. ¿Y tú estudias?
- Si, yo estudio Biología.
Estuvimos charlando por largo rato,
era increíble que ayer me hubiera hecho muy feliz golpear a esta chica y ahora
mismo me sintiera tan cómoda con ella. Me preguntó sitenía hambre y yo le dije
que si, a pesar del enorme plato de birria que ingerí se me volvió a abrir el
apetito, fuimos a la cocina y ella preparo unos “taquitos”.
- Esto esta delicioso, me ha gustado mucho.
- Pues a mí me encantan los tacos así
doraditos, con crema y su salsita muy picosa… estoy muy empanzonda creo que
comí de más.
- Imagínate yo que me he comido un plato
enorme de birria con un montón de tortillas y ahora una cantidad descomunal de
tacos.
Me
miró con un gesto peculiar y de repente soltó.
- Oye Paola, yo te quiero pedir una
disculpa, ayer me porte grosera contigo y no se vale, en todo caso tú ni culpa
tienes.
- No, no tiene importancia. Pero si me da
curiosidad saber por qué te he caído tan
mal.
- Mmm – aspiro profundamente- creo que es
evidente que ando cacheteando la banqueta por Tzuri.
-
¿Cache..qué?, - no pude evitar destornillarme de la risa por la frase.
- Pues que me muero por ella… no te rías- me
dio un leve empujoncito riéndose también -Uhhhm – suspiró- la verdad es que
en cuanto te vi supe que le gustarías, como no si eres tan bonita, y pues la
mera verdad me puse muy celosa.
- ¿Y qué te hizo cambiar de opinión? ¿Te
diste cuenta que te equivocaste?
- No que va, estoy segura que le encantas,
pero como te dije antes, de eso tú no tienes la culpa y de todos modos contigo
o sin ti las cosas no serían distintas.
El resto de la tarde no fue desagradable, llegaron Ricardo y Mariana y poco después se
nos unió Juan que tocó la guitarra y nos pusimos a cantar, bueno mi hermana y
yo a hacer el intento; pude haberme divertido, pero con el paso de las horas mi
inquietud se acrecentó, tenía la esperanza de que alguien sacara a colación a
Tzuri, pero nadie lo hizo, era de madrugada cuando nos fuimos a dormir, una vez
en mi habitación a través del ventanal
del balcón observe la oscuridad del chalet de Tzuri, son pasadas las tres de la
mañana, mi mente que en este momento es
mi peor enemiga me empieza a torturar
con imágenes de ella en los brazos de una mujer, gozando y disfrutando,
mientras yo aquí haciendo el tonto.
TZURI
De la incertidumbre a la furia, de la
furia al desconcierto y ahora la rabia y la ira me llenaban, me hubiera
esperado cualquier cosa cuando la besé, incluso el rechazo, una bofetada, pero
con lo que me salió ¡ja! ¡Simplemente no se le antojaba a la niña!, y luego
como despedida me besa como si nada, ahora resulta que los patos le tiran a las
escopetas. Manejé como loca hacia Guadalajara, era demasiado temprano para ir a
un antro así que me fui a la casa que mis abuelos tienen ahí, al entrar me
encontré con mi tío Samuel.
- Hola tío – le salude con un beso- se me
olvidó que estarían aquí.
- Es decir que no te da gusto ver a tu tío
favorito.
- Si me da gusto verte, pero en serio lo
olvide, ¿en dónde están mis abues?
- Descansando un rato, fue una mañana muy
ajetreada, pero todo salió bien, ¿pero qué haces tú aquí? ¿No deberías estar
atendiendo a la visita? papá dice que la hermana de la novia de Ricardo esta
preciosa
- Tengo algunos asuntos que resolver.
- Y de casualidad no será un asunto de
faldas mi querida sobrina – dijo riendo pícaramente.
- A lo mejor- le di un beso en la mejilla y
me despedí, mi tío es más joven que mi Papá y su carácter es muy relajado,
siempre me he llevado maravillosamente con él.
Ya en mi recamara me recosté sin
poder evitar recordar lo que pasó con Paola, ¿qué carajos paso?, sí que era
extraña, la verdad no entendí que fue lo que me molestó tanto, porque al fin de
cuentas no me rechazo, es más me dijo que le gustaba, eso me debería bastar
¿qué no?, total esta chava al parecer no era de clavarse, entonces mejor para
mí, nos podíamos divertir sin remordimientos y sin dañarle la estancia a
Ricardo, ¿Por qué estoy tan encabronada?
¿Por qué chingados no la bese cuando ella me lo ofreció? ¿Por qué me
empute cuando me besó? ¿Y por qué no me la puedo sacar de la cabeza?
Me quede dormida, cuando desperté me
di un baño y busque entre la ropa que tengo en esa casa; escogí una blusa roja,
jeans, botas, me maquille ligeramente,
me deje el cabello suelto y me dispuse a partir al lugar de ambiente que
solía frecuentar en Guadalajara, antes de salir me encontré a mis abuelos.
- Niña ¿Qué haces aquí? ¿Dejaste solo a
Ricardo con la visita? ¿Pero qué grosería es esta?
- Abuela en verdad tenía ya este compromiso
previo –mentí.
- Si como no, ¿no se podía cancelar, o mejor
aún invitarlos a que te acompañaran? – la besé en la mejilla y la abrace con
fuerza.
- Mujer déjala en paz – me le colgué al
cuello y le di varios besos en la mejilla- ya zalamera termina de irte de una
buena vez, y si vas a tomar té regresas a la casa, mañana nos vamos todos
juntos, ¿entendido?
- Si abue.
- Como siempre Alberto, consiéntele todo a
esta niña – la volví a abrazar
apachurrándola con fuerza y besándole la frente- ya, salte con la tuya
como siempre, nada más cuídate mucho hija, y regresas para acá no vayas a
manejar de madrugada por la carretera, y menos tomada.
Claro que iba dispuesta a ligarme algo
que me sacara de la mente a Paola, y no me fue difícil encontrarme con varias posibilidades, pero para mí mala suerte
ahí estaba el grupo de niñas bien del pueblo con Carlota, bueno menos mal que
también esta María Inés. Carlota estaba muy amartelada con Cristina -con quien
tuve un acostón-, mi ego fue alimentado por las miradas de las otras tres de
quienes ni recuerdo bien el nombre y
María Inés me recibió risueña, esta chava siempre me ha caído muy bien y a
pesar de ser guapísima nunca hemos tenido nada, es más, nunca he notado interés
de su parte, si conviviéramos más seguramente seríamos grandes amigas pero nos
vemos muy poco.
- Ya le cayó un pelo a la sopa.
- Eso desde que naciste - refute burlona -
yo nada más vine a saludar a mis amigas y me voy.
- ¿Ahhh pero tienes amigas en esta mesa?
- Todas menos tú.
- Ya párale Carlota que si te pones así te
quedas sola en la mesa porque con gusto hasta tu parejita se va con Tzuri.
- Tú no te metas María.
- Ya está bien, yo nada más vine a saludar,
aquí las dejo con la señorita limón agrio.
- No espera, lo que dije fue en serio, yo me
voy contigo – y en eso las otras chicas excepto Cristina se le sumaron a María
Inés, -en la madre… y mi plan de ligue “huevos” peló gallo- pensé.
Pero las cosas resultaron más
agradables de lo que imagine, realmente nos estábamos divirtiendo, bailamos
todas juntas, Inés reía divertida al ver como las otras tres intentaban
seducirme, una de ellas realmente termino por llamar mi atención, Manuela se
llama, es morena clara, alta y espigada de largos cabellos castaños, pero se
tenían que ir, quede con ella en llamarla y le di el número de mi celular, una
vez que quedamos solas María Inés empezó el interrogatorio.
- Oye de verdad me sorprendió muchísimo ver
que fuiste acompañada a un entrenamiento, ¿tanto te gusta esa chiquita?
- Está de visita, viene desde muy lejos, me
pareció buena idea invitarla a ver algo tradicional.
- Ajá
y yomechupoeldedo, el hecho de que estuviera ahí contigo ya me indico algo
y luego cuando fuiste por ella me imagine que mis sospechas no estaban tan
erradas, pero lo que me estás diciendo ahorita me confirma que esta chava te
gusta mucho más de lo que estas dispuesta a aceptar. ¿Te gusta cierto?
- Si me gusta, pero no es nada del otro
mundo, me gusta cómo me gustan todas las mujeres guapas.
- ¡Me estás diciendo fea! – exclamo
riéndose.
- Claro que no, tú sabes que eres lindísima.
- Olvídalo, entiendo muy bien porque a mí me
pasa lo mismo, sé que todas quieren contigo, pero la verdad yo no, siempre te
he visto como amiga aun cuando casi no nos vemos y te parecerá mentira pero
creo conocerte y a ti como que te pasa algo distinto con la española.
- Pero algo como que, ya te dije que si me
gusta y si quiero que pase algo con ella y estoy en esas, pero no es nada especial,
la chava estará unas semanas aquí y luego se ira.
- Bueno mujer, no te insisto más, si no
quieres admitirlo ahora más tarde lo
harás.
- Es que no veo la razón para que digas que
es especial o diferente.
- A ver dijo un ciego, para ti la escaramuza es sagrada y más los
entrenamientos, siempre has sido muy celosa de eso y no han sido pocas las
veces que te he escuchado decir que en el entrenamiento no se arriesga al
caballo, y tu hoy saliste a dar el espectáculo para una persona, luego tu forma
de hablarle, podrían ser las mismas palabras que te he escuchado infinidad de
veces decirle a otras mujeres, pero no sonaban igual y rematando en como la miras.
- ¿Y según tú como la miro? ¿Cuál es la
diferencia con otras mujeres?
-Mmm ... por ejemplo, ahorita mismo a Manuela la mirabas con deseo,
con ganas, te la comías, la desnudaste en tu mente y le hiciste de todo ¿me
explico?, y por la mañana tu mirada hacia Paola
era muy diferente, como acariciándola, como tocándola con ella, con un
deseo muy distinto al meramente sexual.
- Me has hecho reír- sus palabras me
inquietaron, pero tampoco era algo que quisiera analizar.
- Pues ríete mujer pero luego me dices si
estaba equivocada
- Te lo digo ahora, estas equivocada.
- Ok, oye escuche el rumor de que te vas a
España muy pronto.
- Ufff, no sé, todavía no lo decido, no es
algo que yo quiera, es cuestión del negocio familiar, la familia ya empezó a
presionar pero yo todavía no decido nada.
- ¿Ves? si aceptas lo que te digo tendrías
un buen incentivo para cruzar el charco feliz de la vida.
- Mejor sigamos bailando y así dejo de
escuchar tus tonterías.
La noche fue más que agradable, y si
bien logre sacarme el mal humor que me cargaba al llegar, la verdad no deje de
pensar en Paola, no eran pensamientos coherentes, era simplemente pensar en
ella y por más absurdo que me parecía no podía dejar de hacerlo. Cuando me
despedí de María Inés era ya muy tarde así que me dirigí hacia la casa de
Guadalajara, pero casi automáticamente y sin pensar en ello, me desvié y enfile
hacia la hacienda, cuando llegue vi mi
reloj de muñeca y marcaba las 4:30 de la
mañana, le mande un mensaje a mis abuelos diciendo que no se preocuparan que ya
estaba en Tequila, entré a mi casa sin encender las luces, avente los zapatos,
me saque la ropa y me metí en mi
pijama, que consistía en una pequeña
blusa de tirantes y diminuto short, me estaba lavando los dientes, cuando escucho
que tocan a mi puerta, quién carajos toca a esta hora, pensé lanzar un improperio,
pero me contuve pensando que podía tratarse de una emergencia, cuando abrí la
puerta no podía creer a quien tenía frente a mí, y menos después de lo que
había pasado. Pero no me dio tiempo ni de abrir la boca, se lanzó directo a mis brazos y me beso.
PAOLA
Definitivamente no iba a dormir por
más que lo intentara, no lograba sacármela de la mente, ¡si serás cabezotas
Paola!, ¿a ver quién te entiende?, estas en que quieres que pase algo con ella
o en que no vas a ser su juguete, pero a que juegas tonta, si tu no es que seas
inexperta, pero la verdad es que ni de coña podrías jugar a medir fuerzas con
alguien como Tzuri, y menos si estas que te mueres porque te vuelva a besar,
porque pase todo con ella y que el mundo ruede, total lo que pasa en las
vacaciones se queda en las vacaciones, ¿o no es eso lo que se dice? viene un
coche, sí lo escucho, ¿será ella? me asomo por el balcón y si es ella, está
aparcando frente a su casa, le veo descender, joder está que te mueres, que
bien se ve, saca algo del maletero y entra a su casa, pero no veo ninguna luz,
empiezo a dar vueltas como desquiciada por toda la habitación y sin pensar -
porque si lo pienso mucho no lo hago y todo mi cuerpo quiere hacerlo- salgo al
pasillo y mis pies enfundados en sandalias que a Dios gracias no hacen ruido
parecen volar hacia esa casa, una vez ahí dudo un poco y me doy la media
vuelta, pero me vuelvo a girar e impulsivamente llamo a la puerta, no escucho
nada, estoy a punto de marcharme cuando escucho el sonido del cerrojo, abre la
puerta; hasta ese momento no analicé que es lo que buscaba yendo allí pero en
cuanto la vi con esa blusita y el pantaloncillo corto no tuve nada que
cuestionarme, me lance hacía ella y le bese, le bese sin control, ella me rodeo con sus brazos y me respondió con la
misma fuerza.
TZURI
Pero que bien besa y que bien se siente tocarla, pienso mientras
mis manos palpan sus nalgas, las soban y hurgan debajo de la tela acariciando
su espalda, el beso se prolonga por varios minutos parando a momentos solo para
tomar aire, mi excitación se intensifica y voy camino de su cuello lamiendo,
chupando, mordiendo, levanto la blusita que la medio cubre y me encuentro con
sus senos erectos, suaves, pequeños, me los como uno y otro en un frenesí
enloquecido, mientras mis manos siguen deslizándose por toda su anatomía, estoy a punto de descender hacia esa parte
que ansió saborear, pero ella no lo permite, con fuerza me hala hacia arriba y
me vuelve a besar la boca, me empuja al sillón que teníamos detrás y se sienta
en mis piernas, su lengua incita a la mía a que como si de dos entes ajenos a
nuestro cuerpo se tratara se den mutuo placer, me acaricia los senos por encima
de la ropa, e inicia un vaivén con sus caderas que me está trastornando, ahora
me besa el cuello, me muerde, me chupa, y de pronto si venir a cuento, suspira
y me da un beso en la frente.
- Gracias, no podía dormir, me hacía falta
esto, ha sido relajante. – me dice al tiempo que se para y arregla su ropa.
- ¿Pero qué carajos?.. Estás jugando
conmigo.
- ¡Claro que no! – me mira sonriendo con
expresión ingenua y yo me encabrono más.
- No fue pregunta chula, lo estoy afirmando,
y déjame decirte que yo no me ando con pendejaditas.
- Ohh veo que te cabreaste, y la verdad no
entiendo porque, yo solo quería un poco de magreo, me apetecía – mirándome
directo a los ojos sin dejar de sonreír y encogiéndose de hombros.
- O sea se te antojo venir a calentarme y
dejarme así, entradita nomás.
- Que no, oye no lo pongas así que no es de
esa manera.
- Ahhh no ¿entonces cómo es?
- Pues ya te digo, no podía dormir, te sentí
llegar y pensé que sería rico y tal, he
venido a por eso, ahora que si no te gustó no vuelve a pasar y ya está.
- Me quieres ver la cara de estúpida.
- Que no mujer, es que no veo cual es el
problema, pero como ya te he dicho pues no vuelve a pasar y ya está.
- Ahhh ¿no ves cual es el problema?, a ver
te lo explico con manzanitas, vienes, me calientas y luego me das el beso de mi
abuelita y me dices “gracias por participar”, así de directo te pregunto yo a
ti ¿qué pedo contigo?
- ¿Qué, que?, vale ¿todo esto es porque no
follamos? pues lo siento, pero no tenía ganas.
- ¿¡No tenías ganas?! – Resoplé, en serio
quería golpearla- entonces se puede saber ¿por qué chingados viniste?
- Ah, porque me apetecía besarte,
tocarte y eso; pero sexo no, ¿que a ti nunca te ha pasado que no tienes
ganas? pero bueno mujer, quizás… En otro momento – me dijo con una tranquilidad
exasperante.
- ¿Y si yo no tengo ganas?
- Pues si no tienes, no tienes; que se le va
a hacer.
Sin darme oportunidad a decir nada más
se acercó a mí, me beso en los labios y
salió corriendo, no entendía nada, ahí me quede, estupefacta, iracunda y
caliente; ¿quién chingados se cree esta niña?, ¿quieres jugar Paola? ¡Pues órale vamos a jugar!
PAOLA
He estado a punto de… por Dios
Paola, definitivamente tú te has vuelto loca, todavía estoy tratando de
recuperar la respiración, he ido hasta la casa de Tzuri hecha una desquiciada,
ni siquiera sé a ciencia cierta que me impulsó, pero una vez tenerla frente a
mí me la quería comer entera, aquello fue como si mi cuerpo se gobernara solo,
mi mente se perdió, no existía, ¿y cómo?, ¡uhhmmm
por Dios! su boca, esa lengua, su piel, toda ella, si no hubiese sido porque
en un momento en que abrí los ojos vi un sujetador que por el tamaño y talla no
podía ser suyo, me hubiera importado poco que le conocí hace menos de 48 horas,
que es una mujeriega, y que seguramente después hubiese perdido el interés por
mí, pero vi esa prenda, y eso fue un detonante para que mi mente se encendiera
y obligase a mi cuerpo a detenerse, aun así no sé cómo de mi boca salió todo lo que he dicho,
desconozco de donde saque la fuerza para aparentar tranquilidad cuando dentro
de mí se estaba desatando una tempestad, definitivamente no podría dormir,
pensé, sin embargo me he quedado dormida y cuando despierto ya son pasadas las
diez de la mañana, después de darme un ducha y llevar a cabo el ritual diario
al que solemos someternos la mayoría de las mujeres, bajo al comedor un tanto
apenada por las horas, ¿pero cómo puedo tener hambre después de lo que pasó?,
pero así es, tengo hambre, en la mesa están desayunando apenas Ricardo y
Mariana.
- Hola.
- Hola dormilona, ¿descansaste?
- Sí, gracias.
- Pues no se nota hermanita, traes una cara.
- La que tengo, creo que bebí de más.
- Pues no me pareció que fuera así, como sea
te recomiendo el remedio de nosotros para la cruda.
- ¿Para la que?
- La cruda, la resaca, - explico riendo - Chayoooo
tráele a la señorita Paola un buen plato de chilaquiles y una cerveza.
- ¿Cerveza a estas horas? – cuestiono
Mariana.
- No, una cerveza no, un zumo de naranja por
favor – dije a mi vez.
- Está bien niña, ahoritita mismo se lo
traigo.
- Oye amor ¿y tu hermana? desde ayer no le
hemos visto- no pude evitar ruborizarme.
- Se por mis abuelos que ayer estuvo en
Guadalajara y que les aviso por la madrugada que ya estaba aquí, ahorita
seguramente está en el lienzo, en unos días es la charreada.
- Y tus abuelos, ¿cuándo regresan?
- Seguramente hoy por la tarde.
Después de comer los
chilaquiles mi energía sí que se elevó, y es que no entiendo como los mexicanos
pueden comer eso, estaba demasiado picante, rico, pero me quemó hasta las
entrañas, todavía estábamos en el comedor cuando se presentó Rosi quien después
de saludar a todos me invito a dar un paseo por el pueblo y comer allá, Ricardo y Mariana tenían sus
propios planes y preferí dejarles solos, así que me pareció buena idea aceptar
la invitación de Rosi.
TZURI
Prácticamente no dormí nadita, en
cuanto ésta pinche vieja se fue dejándome hirviendo me di un baño con agua fría
y me recosté un rato, me levante y me vestí para desayunar e irme al lienzo.
Salí rumbo a las caballerizas y estuve mimando un rato a Yure y a Cancia, los
caballos y las mujeres siempre han sido mi mejor antídoto para el mal humor,
pero ahora estaba que trinaba por culpa de una mujer. Después de darle
indicaciones a Silverio fui a la cocina a desayunar, sé que a esas horas lo
hacen Mele, Chelito y Chayo, unos frijolitos chinitos y un asado con
tortillitas recién echadas me sirvieron para desenredarme el entripado que me
cargaba, cuando estaba a punto de irme recuerdo que ayer saque de la cajuela la
mochila con mi equipo así que regresé a mi casa, escuche ruido y pensé que se
trataba de Chayito haciendo la limpieza, pero una vez dentro me encontré con
Rosi, la verdad me moleste al verla allí
y más aún cuando vi que traía un brasier en sus manos.
- ¿Qué haces tú aquí? –dije bastante
molesta.
- Que voy a hacer, la limpieza, mi mamá y
Chayo no se dan abasto – pero si tanto te molesta mi presencia pues me voy.
- Pues si me molesta, además quiero saber
qué haces con eso – recargue mi brazo en
el respaldo de uno de los sillones y señale con el otro el brasier que tenía
todavía en sus manos.
-¿Esto? – dijo sacudiéndolo al aire, note cierto nerviosismo.
- Si eso, porque no es mío y no entiendo que
hace aquí.
- Pues lo olvidé anoche pero ya me lo llevo,
no pensé que fueras tan delicada
- Sabes qué, olvídalo y no quiero ser
grosera pero te voy a pedir que te vayas y no vuelvas a entrar a mi casa si yo
no estoy.
- Disculpe la señorita, yo solo quería
aligerarle la carga a mi mamá.
- Le puedes ayudar con otras cosas, mi casa
no, lamento hablarte así pero de plano ya entendí que entre nosotros no puede
ni siquiera existir una amistad.
Una vez en el lienzo me encontré en
el graderío a Manuela, Jimena y Sandra en compañía de Cristina; las salude a
todas por igual menos a Manuela, a la que le di un picorete en los labios, me
dio risa la reacción de la otras y la expresión de triunfo de la referida. Me
encamine de inmediato a las caballerizas y me concentre en el entrenamiento,
una vez que concluimos le pedí a Silverio
que caminara a Yure hasta que se enfriara y luego se la llevara de
regreso a la hacienda, estaba en los vestidores sacándome el equipo cuando unas
manos acarician mi cuello, luego siento el calor de unos labios, me imagino
quien es y me dejo hacer, una vez que termino de colocarme las botas, me giro y
tomo a Manuela por la cintura, la atraigo hacia mí y la beso con pasión, esta
chica es casi tan alta como yo, la sigo
besando y mis manos empiezan a recorrer su espalda, sus nalgas, sus caderas, le
beso la oreja, el cuello, le masajeo los senos, la empujo hacia el baño, y le
levanto la parte baja del vestido que la cubre, coloco la palma de mi mano en
sus pubis, y mis dedos juegan con sus labios superiores por encima de sus
pantaletas, escucho sus gemidos y eso me calienta mucho, le saco la prenda que
estorba a mis fines, bajo metiendo mi cabeza en su entrepierna al momento en
que ella las abre para darme espacio, colocando una de ella en mi hombro mordisqueo sus labios, con la punta de la
lengua me abro paso, recorro toda su raja, una y otra vez, hasta que siento su
clítoris hinchado, palpitante y me dedico a jugar con él, lo rodeo, lo titileo,
lo lamo suavemente, sus caderas inician el delicioso vaivén que provoca el
deseo de incrementar el placer, mis movimientos se hacen tan rápidos como el
movimiento de su pelvis, tomo con ambas manos sus nalgas y aprisiono ese botón
de éxtasis y lo hago mío, lo succiono,
lo chupo, su danza es enloquecida, sus uñas
se entierran entre mis cabellos y ya no gime, grita, un
¡ohhhhhDiioosss! Enronquecido sale de su
garganta, estalla en un orgasmo que me
deja el rostro y cabellos totalmente mojados.
- Esto ha sido delicioso… eres mejor aún de
lo que me habían dicho.
- Qué bueno que te gustó preciosa, ahora si
me permites, tendré que asearme un poco, y arreglarme- vi en su mirada
decepción - ¿Qué te parece si me esperas en las gradas y de ahí nos vamos a
comer y luego por ahí?
- Claro te espero – me dio un beso profundo.
No quiero regresar a la hacienda y esta
chava me gusta, puedo pasarme una buena tarde con ella, me lave la cara y enjuague mis cabellos que
al final decidí trenzar hacia atrás, me miré al espejo y sonreí, “estas buena”
pensé, siempre me he sentido orgullosa de mi altura que es arriba de un metro
con setenta, mi cuello es largo y delgado herencia de mi abuela materna, mis
senos son medianos, de cintura estrecha y caderas amplias, “estoy petacona”
dije palmeando mis nalgas firmes, redonditas y paraditas, estire mis piernas
largas. “Hay que bonita estoy, que bonita
soy, como me quiero, sin mí me muero, jamás me poder olvidar” jajajajajaaja, y a parte sencillita.
PAOLA
Después de recorrer iglesias,
placitas y un museo, ambas tenemos un apetito voraz, le menciono a Rosi que
quiero volver a comer birria, “me encanó”, y ella me dice que debo probar otra
cosa y me lleva a un lugar divino con apariencia de cantina, muerta de sed como
estoy necesito beber algo y Rosi ordena una bebida que se prepara con
tamarindo, su sabor agridulce me fascina
y cuando vienen a tomarnos la orden ella me dice “confía en mí”.
- Nos trae a ambas carne en su jugo y de entrada unas tostadas y guacamole, ah y
nos trae otra jarra de agua de tamarindo.
- Oyeee, ordenaste como si fuera a comer un
regimiento.
- No te hagas de la boca chiquita porque ya
vi que eres de buen diente.
Estábamos pasando un buen rato
riéndonos y hablando de tonterías, cuando veo entrar a Tzuri acompañada por una
chica guapa, su cara me suena, ahhhh si claro es una de las tías de ayer,
vienen cogidas de la mano y eso me pone mala, cuando volteo a ver a Rosi
imaginando que estará en las mismas que yo me sorprendo al verla mirándome
fijamente y con expresión analítica.
- Tú también caíste… ¡hay Dios! ¿Que tendrá
esta mujer?
- ¡Pero qué dices!
- Si, has como que la virgen te habla, pero
eso no servirá de na… - no termino la frase y no sé porque me tomo de la mano
entrelazando sus dedos con los míos.
- Hooolaaaa, que coincidencia, ¿se la están
pasando bien?
Yo me quede muda y la verdad no sé qué cara
tenia, ni tampoco que expresión puse cuando Tzuri me vio directo a los ojos
sonriendo.
- ¿Hoy se te antojó otra cosa? pues que rico
¿no?, y tú te ves muy risueña – inquirió
volviéndose a Rosi.
- Pues ya sabes el dicho, un clavo saca otro
clavo… y pues siempre es divertido hacer la luchita.
- Ok, pues que se sigan divirtiendo y…
provecho.
Dicho esto se fue a la mesa en donde
la niñata ésta le esperaba con sonrisa tonta y cara de boba, Rosi volvió a la
carga e insistió en saber que me pasaba exactamente con Tzuri, pero yo no di mi
brazo a torcer y fingí desinterés, aunque no sé si me funcionó, pero finalmente
cambiamos de tema, me pareció raro que no me soltara la mano y que sus ademanes
se tornaran más coquetos, de repente me sentí
en una cita con una chica que estaba intentando ligarme en lugar del
paseo inicial y aunque por un instante pensé en aclarar las cosas con Rosi,
pronto comprendí que ésta solo estaba intentando provocar los celos de Tzuri y
pensé que el juego también podría ser a mi favor. El agua hizo sus estragos y
pronto tuve que ir a los servicios, entre casi corriendo y sentí a alguien
entrar detrás de mí pero no me volví, tenía mucha urgencia, cuando estaba a
punto de salir del water tropiezo con alguien, levanto la vista encontrándome
con esos ojos que me hipnotizan, me empuja levemente hacia dentro, cierra la puerta
tras ella y me hala por la cintura con un brazo y con la mano libre toma
mi rostro y me besa, sus labios
aprisionan los míos con movimientos suaves, sus dientes me dan pequeños
mordiscos en el labio inferior y su lengua empieza a hacerse paso en mi interior,
estoy extasiada, me le cuelgo al cuello y ella me empuja a la pared acariciando
mis pechos por debajo de la blusa, mis manos caminan hacia su espalda y le
acaricio impulsivamente, ella levanta mi falda y siento la palma de su mano
recorriendo la piel de mis muslos en movimientos acompasados con los dedos, a
penas y me toca la vulva, es un roce que provoca se me escapen gemidos
involuntarios, abro mis piernas para darle entrada ya loca del deseo y ella
retira su mano, me mira a los ojos, me toma de la cara con suavidad y me acerca
a sus labios.
- ¡Muua! – Me planta un sonoro beso – tenías
razón bonita, ¡que rico es hacer esto!, y se marcha dejándome aferrada a la
pared del servicio con mis piernas temblando por la excitación y sintiendo una
rabia descomunal.
Próximo capítulo 12/12
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uuyyy pero si que el juego esta divino.. haber quien cae primero o mejor dicho quien acepta la verdad,
ResponderEliminarque candente¡¡¡¡
Me encanta que cada dos dias se suba un nuevo capitulo
ResponderEliminarY el 2 capitulo? Salta del 1 al 3. Se os ha pasado?
ResponderEliminarY el 2 capitulo? Salta del 1 al 3. Se os ha pasado ponerlo?
ResponderEliminarWauuuu !!!ninguna da marcha atras con la seduccion que ricoooo
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