Finalmente la estúpida
película de zombis había terminado y suspiré de alivio. Eso fue impresionante
gorjeó Karla, sonriendo. Sip, la mejor película que he visto en años estuvo de
acuerdo Lena con una sonrisa, sabía que lo decía porque estuve sentada sobre
ella. ¡La odié! ¿Cómo pueden decir que estuvo buena? Quiero decir, cielos, son
personas muertas que comen personas vivas y también las convierten en zombis
comedores de carne. Y ahora tengo que ir al baño, ¡y tengo miedo de ir sola! me
quejé, poniéndome de pie y haciendo pucheros. ¿Por qué había visto la estúpida
película de todos modos? ¡Sabía que me asustaría! Los tres se rieron de mí,
pero Lena se paró. Iré contigo y revisaré el baño por aterradores no muertos
antes de que entres, ¿qué te parece? ofreció, inclinando la cabeza hacia el
baño en el corredor, sonriendo. ¿Revisarías mi habitación también? ¿Y mi baño?
pregunté esperanzada. Se rio, obviamente pensó que estaba bromeando. No estoy
bromeando, Elena. Lo que tú quieras, Ángel estuvo de acuerdo, sonriendo y
siguiéndome por el pasillo. Me detuve fuera de la puerta del baño y esperé que
ella entrara primero. Salió un minuto después, riéndose entre dientes. Es una
zona libre de zombis dijo, sacudiendo la cabeza y sonriéndome. Gracias murmuré,
sonrojándome y sintiéndome como una niña pequeña. Me dirigí al baño, dejando la
puerta sin cerrar en caso de que necesitara salir de allí rápido. Sabía que
estaba siendo estúpida pero simplemente no podía evitarlo. Lavé mis manos, salí
y la vi inclinada contra la pared esperándome, lo que me hizo sonreír.
Pensé que sería mejor
esperarte. Nunca sabes qué podría estar al acecho en un pasillo oscuro dijo,
mirando alrededor lentamente con los ojos muy abiertos. Mi corazón saltó a mi
garganta mientras me tiraba hacia ella, envolviendo mis brazos alrededor de su
cintura con fuerza y enterrando mi cara a un lado de su cuello. El río— Sip,
¡la mejor película! declaró, poniendo sus brazos alrededor de mí caminando por
el pasillo hacia el salón. Antes de doblar la esquina se apartó y me besó
suavemente en los labios. ¿En serio? ¿La hiciste esperar afuera de la puerta?
Eso es bajo, Ale. Espero que por lo menos hayas cerrado la puerta esta vez se
burló mientras me sentaba. Asentí. Sip, cerré la puerta, no creí que quisiera
escuchar confirmé, riéndome. ¿Qué les parece jugar a la Wii? sugerí, tratando
de cambiar el tema de mi fobia a los zombis. Todos asintieron así que Javier lo
preparó. Se decidieron por deportes así que Lena y Javier jugaron al de boxeo
primero. Karla se movió para sentarse a mi lado, los dos chicos estaban parados
y jugando en frente nuestro. Mmm, simplemente no puedo decidir cuál de los dos
tiene el trasero más lindo. ¿Qué piensas? dijo Karla en voz baja pero lo
suficientemente alto para que la escucharan. ¡Ew! En serio, ¿qué está mal
contigo? ¡Es mi hermano! grité, temblando. Sólo uno de ellos es tu hermano,
Aleja, la otra es en serio malditamente sexy. Y creo que tiene una debilidad
por ti susurró demasiado alto otra vez, haciéndome temblar. Vi a Javier lanzar
una mirada de muerte a Lena que se veía como si estuviera pretendiendo que no
pudiera escuchar. Claro, sí, está bien contesté sarcásticamente, haciendo girar
los ojos. Vamos, apúrense, quiero jugar me quejé, tratando de cambiar de tema.
Karla realmente no tenía idea de qué tan cerca estaba.
Aquí, Ángel, puedes tomar mi
turno. Será mejor que me vaya de todos modos, es casi medianoche, mis padres se
deben estar preguntando dónde estoy dijo Lena sosteniendo el control hacia mí.
Karla saltó y lo agarró, sonriendo y asintiendo hacia mi hermano, señalando que
quería jugar con él. Lena, ¿revisarías mi habitación antes de irte? pregunté,
sintiéndome patética y como un niño pequeño asustado. Sonrió pero no se rio de
mí, lo que me pareció sorprendente. ¡Oh, está bien! forzó un suspiro, con sus
ojos divertidos. Por su mirada, en realidad le gustaba el hecho que le
estuviera pidiendo que hiciera esto, quizás le gustaba ser todo protectora o
algo, quizás lo hacía sentir necesitada. Marchó a mi habitación, me paré y la
seguí después de unos segundos. Cerré mi puerta silenciosamente, y me incliné
contra ella. La miré mientras que en realidad caminaba por mi habitación,
mirando bajo la cama y en el armario, antes de dirigirse a mi baño. Mientras
caminaba de vuelta a la habitación, sus ojos aterrizaron en mí, honestamente no
sabía que estaba allí podía decir por su cara sorprendida. Bendita sea, mi
novia en realidad había revisado mi habitación completa por zombis. Mi corazón
se saltó un latido al pensar en ella siendo mi novia. Hola ronroneé
seductoramente mientras caminaba hacia mi cama y me sentaba. Hola contestó con
una pequeña sonrisa. No hizo ningún movimiento para acercarse; creo que estaba
tratando de no apurarme. Di unas palmaditas a la cama junto a mí y con
entusiasmo trotó hasta mí y se sentó. Gracias por revisar mi habitación
susurré, jugando con el cuello de su chupa, pasando mi dedo por su piel por
allí. En cualquier momento. Siento que no voy a estar aquí para ti esta noche.
Trata de no tener demasiadas pesadillas, ¿está bien? Me miró con ojos tristes,
ambas sabíamos que tendría pesadillas sin ella aquí.
Me arrodillé y me moví hacia
ella, lanzando la pierna por encima de la suya así estoy sentada en su regazo,
a horcajadas sobre ella. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y miró en
esos hermosos ojos azules. Parecía un poco desconcertada, pero sus ojos
bailaban con entusiasmo. Siento que Karla se vaya a quedar otra vez. Realmente
voy a extrañar estar medio aplastada a muerte en la noche bromeé. Lo dije como
una broma, pero para ser honestos, realmente iba a extrañarla esta noche.
Bueno, realmente voy a extrañar medio aplastarte a muerte bromeó, frotando sus
manos en mi espalda. Trata de dormir un poco esta noche, ¿de acuerdo? supliqué.
Realmente odiaba cuando se quedaba sin dormir, me hacía sentir culpable porque
ella sólo empezó adormir acá, en primer lugar para consolarme y ahora se quedó
atrapada con eso. Lo voy a intentar. De repente tuve ganas de darle un beso y
tal vez burlarme de ella un poco, pero medaba miedo hacerlo. Bien, simplemente
hazlo, Aleja, ¿qué es lo peor que podía pasar? Es Lena se detendrá si se lo
pides. Tal vez te podría darle un poco de algo para soñar. ¿Te parece que eso
te ayudaría? le pregunté, mordiéndome los labios y levantando mis cejas. Me
miró con una expresión un poco insegura; obviamente no estaba esperando tanto
contacto físico tan pronto. Puede ser que ayude dijo con voz ronca, haciendo
que mi cuerpo cosquillee y mi piel se caliente .Me incliné hacia adelante y la
besé con pasión, hizo un pequeño gemido mientras deslizaba su lengua en mi
boca. Le pasé las manos por su cabellera, amando la sensación de suavidad de
ella en mis dedos. No hizo ningún otro movimiento, solo me besó, pero yo quería
un poco más, así que empuje sus hombros, haciendo quese acostara así yo
estuviera encima de ella. Le pasé mis manos por sus pechos y metí la mano bajo
su camiseta, siguiendo su abdomen plano, haciéndola temblar ligeramente. Me
rodó por lo que estaba debajo de ella, rompió el beso y me miró, nuestras
miradas se encontraron tratando de frenar nuestra respiración. Agarré su camisa
y las subí por sobre su cabeza, haciendo que parara de respirar por completo.
Bajé la vista hacia sus pechos. Realmente eran hermosos; recorrí con mis dedos
hacia abajo, maravillándome de que esta chica quería estar conmigo. Todavía no
se había movido, sólo se cernía sobre mí, mirando sin saber qué hacer, así que
puse mis manos en su cuello de nuevo y tiré de ella hacia abajo para que me
bese. Me devolvió el beso con entusiasmo. El beso se estaba calentando; sólo lo
dejo para besarme en la mejilla bajando por mi cuello. Sus manos se movieron
lentamente hacia mi estómago y se deslizaron debajo de mi top, rozando con sus
dedos la piel de ahí. Continuó besándome hacia abajo sobre el top hasta que
llegó a mi estómago luego subió el top y comenzó a besar mi piel. Sentí su
lengua recorriendo el camino justo debajo de mi ombligo haciéndome gemir. Esta
ateniendo una sensación en mi interior que era como un dolor ardiente pero
traté de no pensar en ello, la sensación asustaba la vida fuera de mí. Me
empujó el top ligeramente más arriba y lo sentí besarme el material de la parte
de más baja mi sujetador. Todavía estaba de acuerdo con esto; estaba
disfrutándolo mucho más de lo que pensé que haría. Pensé que esto sólo le daría
algo para soñar, pero tenía la sensación de que lo volvería revisar esta noche
también. Mi top se levantó un poco más alto y la escuché gemir suavemente
mientras exponía completamente mi sujetador. Su mano se deslizó arriba de mi
estómago y suavemente pasó la mano sobre uno de mis pechos, sólo una vez, antes
moverse lejos como si estuviese esperando que la detenga. Cuando no dije nada,
puso su mano devuelta ahí y tomó mi pecho y acaricio mi pezón. Gemí de nuevo.
Se sentía también tenerla tocándome; llevó su boca devuelta a la mía y me besó
con ternura, todavía masajeando mis pechos gentilmente. Demasiado rápido. ¡Oh
Dios, necesito parar! Rompí el beso. Lena dije sin aliento. Sus ojos fueron a
los míos de golpe y sacó sus manos de encima de mí, empujándose a sí misma
arriba por lo que estaba flotando por encima de mí, sin tocarme aparte de
nuestras piernas entrelazadas. ¿Paro? preguntó, su voz sonaba ronca y llena de
lujuria. Tragué saliva y asentí. Ella inmediatamente se apartó de mí por
completo y se sentó en el borde de la cama, poniéndose su camisa. Me senté,
sonrojándome, sintiéndome estúpida y como una niña pequeña. ¡Vaya, ni siquiera
permití que me sacara el top! Lo siento murmuré, sin mirarla. Ángel, no
necesitas lamentarlo. Nosotras no teníamos que hacer eso. Te lo dije, lo que
quieras. No voy a decir que no me gusto esto, porque eso sería una mentira. Esa
fue la cosa más malditamente caliente que me ha sucedido dijo, encogiéndose de
hombros. Me reí de esa declaración. ¿La cosa más caliente que alguna vez te
haya sucedido? Sí claro, probablemente has dormido con más de un centenar de
diferentes chicas y habrás hecho quien sabe que con ellas y a ellas, y ni
siquiera me sacaste mi top antes de que me asustará dije sarcásticamente,
sintiéndome como una idiota. Ella no necesitaba mentirme para hacerme sentir
mejor. Ángel, confía en mí esta fue la cosa más caliente que me haya sucedido.
Solo tú, me haces sentir diferente. Incluso besarte es diferente, es mil veces
mejor que cualquier cosa que haya sentido antes. Haces que mi cuerpo queme en
todas las partes en donde me tocas. No puedo explicarlo. Frunció el ceño y
sacudió la cabeza como si estuviera molesta consigo misma por no tener las
palabras correctas. Sé lo que quieres decir. Sonreí, besándola suavemente en
los labios. Me sonrió. Ahora es cuando se supone que me decís que esto fue la
cosa más caliente para ti también bromeó, sabiendo que no había besado a nadie
más que a ella y a ese idiota que me beso en la fiesta. Fingí pensar en ello
durante unos segundos. He tenido mejores. Se echó a reír. Sí, apuesto a que lo
has tenido respondió, moviendo la cabeza con diversión. Le sonreí y suspiró.
Creo que será mejor que me vaya. Gracias por hoy; tuve realmente un buen rato
contigo. Duerme tranquila, bien. Oh y por cierto, esto que acabamos de hacer se
suponía que me ayudara a dormir, bueno, no creo que vaya tener el efecto
deseado. Creo que en realidad va a mantenerme despierta toda la noche pensando
en ello dijo, trazando con su dedo mi pómulo. Me reí. A mí también admití,
haciéndola reír también. Se levantó y me tendió su mano, la tomé y me ayudó a
levantarme, caminamos por el pasillo agarradas de las manos. Se detuvo en la
esquina y me besó en la frente antes de suspirar y soltar mi mano. Correcto,
chicos, me voy. Los veré mañana dijo Lena, mientras caminaba hacia la puerta de
entrada. Sí, te veo respondieron ambos, todavía concentrados en su juego de
tenis en la televisión. Lena me sonrió desde la puerta pero era obligada, sabía
que casi le hacía daño irse, le sonreí
en respuesta y ella cierra la puerta. En el momento en quela puerta se cerró mi
corazón se hundió. La idea de tener que pasar dos noches en mi cama sin ella me
hace sentir un poco enferma; habría sido horrible aunque no estuviéramos
juntas, pero ahora en realidad se sentía como una tortura. Suspiré y volví al
sofá para mirar a Javier patear el trasero de Karla en la Wii. Esa noche fue
terrible. Me fui a la cama aterrorizada de los zombis, e incluso cuando me
dormí, me puse a soñar con mi padre. No había soñado con él desde hace más de
cinco meses. Los últimos sueños que tuve fueron de cuando Karla y Silvia se quedaron por el cumpleaños de Sara.
Como las chicas estaban acá, Lena tuvo que permanecer lejos, y había despertado
a toda la casa con mis gritos. Mi sueño esta noche era malo. Javier tenía once
años y yo nueve. Estábamos jugando en el patio para salir de la casa porque mi
padre quería para ver algunos partidos de fútbol en el televisor. Había estado
bebiendo toda la tarde lo que lo hacía aún más temperamental. Javier y yo estábamos jugando con su nueva pelota de
fútbol que él había conseguido para su cumpleaños un par de semanas antes. Se
suponía que no podíamos jugar con ella en el patio, sólo en el parque, pero
Javier quería mostrarme un nuevo truco que había aprendido. Le estaba dando
rodillazos a la pelota para mantenerla en el aire; yo me estaba riendo y
contando las veces que él podía hacerlo, estando toda orgullosa de mi hermano
mayor. Él perdió el control de la misma, y en lugar de dejarla caer en el piso,
trató de salvarla a patadas. La pelota voló por el aire y golpeó la ventana.
Por suerte, no se rompió, pero sí hizo un gran estruendo. Los dos nos dimos
vuelta y miramos a la puerta, esperando. Unos diez segundos después, se abrió
la puerta y mi padre nos hizo señas para que entremos.
Trae la pelota dijo entre
dientes. Su rostro estaba criminalmente enojado, haciéndome congelarme. Javier
me agarró la mano y me obligó a ponerme atrás de él mientras entrábamos,
agarrando la pelota con la otra mano. Mi padre cerró la puerta fuertemente,
haciéndome saltar y llorar. Javier agarró mi mano más apretada. ¿Quién pateó la
pelota? preguntó mi padre desagradablemente. Yo lo hice. Lo siento, papá. Fue
un accidente susurró Javier, mirándolo en tono de disculpa. Mi padre tomó la
pelota en sus manos y la puso sobre el mostrador, y luego golpeó a Javier con
tanta fuerza en el estómago que él realmente se despegó del piso ligeramente.
Puse mis manos sobre mi boca para ahogar el grito que amenazaba con salir de
mí. Levantó el puño le golpeó de nuevo, así que le agarre la mano para
detenerlo. Se dio vuelta hacia mí y me golpeó duro, enviándome volando hacia la
pared, golpeando mi cabeza. Podía sentir que algo corría por el costado de mi
cara; mi visión era un poco borrosa. Se dio vuelta de nuevo hacia Javier,
golpeándolo de nuevo. No sólo lo hizo una vez,él lo golpeó una y otra vez, en
el estómago y los muslos hasta que Javier estaba llorando en el piso. Le estaba
rogando que se detuviera. Él me agarró del brazo y me tiró hacia arriba,
agarrando un cuchillo de la encimera. No podía respirar. Javier le gritó que me dejara en paz y se levantó del
suelo, el dolor por la paliza que acababa de recibir se extendía por su cara.
Mi padre le dio un puñetazo en la mandíbula, enviándolo al piso otra vez. Está
bien. Córtame, hazlo. ¡Solo por favor, no golpees más a Javier, por favor! Supliqué, llorando y mirando a mi padre
suplicante. Sorprendentemente, puso el cuchillo en mi mano. Tuve el impulso de
apuñalarlo con él, pero me tenía agarrada mi muñeca, así que no podía. Agarró
la pelota de Javier del mostrador y la sostuvo quieta.
Explótala ordenó. Negué con
la cabeza rápidamente. A Javier le encantaba esa pelota, era su regalo de
cumpleaños de mí parte, había ahorrado mi asignación de dos meses para
comprarlo para él. Explótala repetía con su voz fría. Podía oler el alcohol en
su aliento, ya que soplaba a través de mi cara; el olor me revolvió el
estómago. Él agarró mi muñeca y me hizo meter el cuchillo profundamente en la
pelota de cuero. Lloré. Él me soltó mi mano, tomando el cuchillo y tirándolo
rudamente en el fregadero antes de marcharse a la sala de estar para ver el
resto de su partido como si nada hubiera pasado. Miré a Javier; él estaba
sentado en el piso casi sin poder respirar. Se veía horrible. Corrí hacia él y
se sentó, tomando una toalla de cocina y presionándola en mi cabeza donde me
había golpeado, mordiéndose los labios para detener su llanto. Ale, lo siento
mucho. ¿Estás bien? graznó, su voz apenas un susurro. El estúpido chico estaba
luchando por respirar ¿y me estaba preguntando si yo estaba bien? ¡Por Dios,
realmente tenía el mejor hermano del mundo! Me desperté sobresaltada. Estaba
llorando, llorando tan fuerte que apenas podía respirar. Me limpié la cara con
las manos temblorosas, mientras miraba al reloj; eran casi las cuatro y media
de la mañana. Me acerqué a abrazar a Lena, pero ella no estaba ahí, estaba en
su propia casa. ¡Oh Dios, la necesito! Agarré mi celular y me escapé de la
habitación a la sala de estar. Stas despiértale mande un mensaje. Esperando que
si estaba dormida, no lo escuchara, no quería despertarla si realmente había
logrado dormir esta noche. Casi de inmediato, mi teléfono sonó. Ángel, ¿estás
bien? me preguntó en cuanto respondí. Seguía llorando, no pude frenar mi
respiración, mis manos estaban temblando violentamente. No gruñí. Voy para
allá. ¿Puedo ir por el frente? La escuché deslizar su ventana abriéndola y el
viento que soplaba por el teléfono. Sí lloré. Fui a la puerta principal y la
abrí, esperando parada ahí por ella. Estuve ahí sólo por unos segundos antes de
que ella corriera dando vuelta en la esquina y me agarrara en un abrazo,
levantándome cuando entró en la casa. Envolví mis piernas alrededor de su
cintura y me agarré fuerte alrededor de su cuello. Ella inmediatamente apretó
los labios en mi cuello, respirando hacia abajo por mi espalda y hombros hasta
que mi cuerpo se relajó. Nos trasladó a la sala de estar yse sentó en el borde
del sofá, todavía abrazándome con su boca en mi cuello. Cuando me calme me
retiré para poder mirar su cara de preocupación. ¿Zombis? preguntó, viéndose un
poco esperanzada. Negué con la cabeza y su cara cayó, se veía tan triste pero
rápidamente se convirtió en enojo, estaba tan enfadada que parecía que una vena
de su frente iba a estallar. Sólo la abracé de nuevo sin hablar; ella sabía que había soñado con mi padre, no tenía
necesidad de preguntar. ¿Quieres hablar de ello? preguntó un par de minutos más
tarde, acariciando mi espalda, con dulzura. No. Mi voz ronca de tanto llorar.
Asintió y siguió frotando mi espalda. ¿Te desperté, Lena? pregunté, de repente
sintiéndome culpable por haberla hecho venir todo el camino hasta acá a las
cuatro y media de la mañana. No, Ángel. No podía dormir dijo en voz baja. Me
reí. ¿ el beso no sirvió entonces? —bromeé, sintiéndome mejor ahora que estaba
acá. No, sabía que tendría el efecto contrario respondió, sonriendo. Le sonreí
con tristeza.
¿Quieres quedarte conmigo
por un rato? Podría poner la alarma de mi teléfono. Podríamos dormir en el sofá
sugerí. Ella sonrió y nos acostó lado a lado; agarré mi celular y fui a través
de la pantalla del menú hasta que llegué a la función de alarma. ¿A qué hora la
fijo? le pregunté, mordiéndome el labio, preguntándome a qué hora se levantaría
Javier, probablemente no antes de las diez en domingo. ¿Qué hay de la siete y
media? sugirió, tirando de mí hacia ella. Programé la alarma y puse el teléfono
en el piso al que podía llegar fácilmente. Ella doblo su pierna sobre la mía y
envolvió sus brazos fuertemente a mí alrededor, nuestras narices casi se
tocaban. Sonreí y le di un ligero beso. Buenas noches, Lena. Cerré los ojos y
suspiré con satisfacción, sintiéndome a salvo y segura en sus brazos. Buenas
noches, mi hermosa novia susurró, besando mi nariz. Le sonreí a lo dulce que
era, y caí en un sueño sin sueños dentro de minutos. Me despertó el sonido de
mi alarma del teléfono. Miré a mi alrededor preguntándome por qué estaba en la
sala de estar, entonces recordé el sueño. Lena seguía dormida; como siempre,
sus brazos y piernas estaban encima de mí, sujetándome bajo su peso. Sonreí y
la miré unos minutos antes de que decidiera despertarla amablemente.
Usualmente, sólo le pegaba un codazo y la empujaba; pero pensé que hoy sería un
poco más creativo, que le gustaría eso. Me moví hacia adelante, empujando su
hombro. Ella rodó sobre su espalda, sin
quitar sus brazos de mí, así que me arrastró con ella Me levantó de manos y
rodillas para quedar a horcajadas, antes de poner mi peso de nuevo sobre ella.
Acaricié su hermoso rostro un par de veces antes de que pusiera mis labios
ligeramente. Ella suspiró un poco en su sueño así que la besé de nuevo, un poco
más fuerte y por más tiempo. Comenzó a excitarse y sofoqué una risita. Está
bien, sé que soy nueva en todo esto, pero esta chica parecía sacar mucha
lujuria de mí. Fue un poco embarazoso; pero al mismo tiempo me hacía sentir
querida, necesitada y atractiva.
La besé de nuevo y recorrí
su pecho con mi mano. Ella comenzó a moverme, sus brazos apretando a mi
alrededor, sujetándome a su pecho a pesar de que ni siquiera estaba despierta.
La besé de nuevo y avancé por su labio con mi lengua. Eso llamó su atención;
abrió los ojos y me miró, claramente sorprendida, pero con una sonrisa jugando
en el borde de sus labios. Espero que esa sea la manera en la que me despiertes
a partir de ahora dijo con voz ronca. Tal vez, si eres afortunada bromeé. Puso
una mano detrás de mi cabeza y me hizo besarla de nuevo. Mordió mi labio
inferior, pidiéndome que entrara, pero la alejé, haciéndola gemir. Tienes que
irte, Lena. Me liberé de ella y me senté, todavía a horcajadas. Sonrió y puso
sus manos sobre mis rodillas y me miró sentada encima de ella. Sus ojos estaban
tan lujuriosos que estaba sorprendida que no me suplicara por sexo aquí y ahora.
Ni siquiera se movió, sólo se quedó ahí con una gran sonrisa de satisfacción en
su rostro. Esta no era realmente una buena posición para sentarse. La sensación
de tenerla abajo de mí se estaba convirtiendo en algo enloquecedor. Me pregunté
que se sentiría cuando me tocara, recorriendo mi cuerpo con sus manos. Me mordí
el labio mientras una ola de deseo de apoderaba de mí. Los sentimientos eran
tan confusos, tan extraños para mí. Nunca había querido siquiera besar a
alguien, mucho menos los pensamientos que ahora comenzaban afirmarse en mi
cabeza.
¿Qué me estás haciendo?
susurré, confundida de que me sintiera así: querer a alguien cuando
generalmente eludía todo contacto físico por lo que mi padre solía hacerme.
¿Qué quieres decir? preguntó, mirándose un poco confundida. Negué con la cabeza; no podía explicarlo, especialmente
no a ella. Necesitaba que ella fuera capaz de esperarme. Si le dijera cómo me
sentía, probablemente lo arruinaría todo. Dime qué quieres decir, Ángel. ¿Por
favor? rogó, usando su cara de cachorro en mí. ¡Demonios! ¡Eso siempre
funcionaba y lo sabía! No quiero, Lena. Me alejé y me recosté a su lado. ¿Por
favor? susurró, mirándome con sus ojos suplicantes. Suspiré. No sé lo que me
está pasando. Un día no puedo si quiera soportar que alguien me toque y al
siguiente...Mi voz se debilitó, insegura de cómo terminar la frase sin darle
una impresión equivocada. Al día siguiente, ¿qué? solicitó, apoyándose en su
codo para mirarme a los ojos. Al día siguiente, tú llegas y me haces necesitarte
y no puedo ayudarme a mí misma admití, ruborizándome locamente. Ella se río en voz baja y me dio su sonrisa
arrogante. También me haces necesitarte.
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autor.
Que tierno capitulo. A mi me pasa igual necesito esta dosis de capitulo para ser feliz o.o
ResponderEliminarbuenísimo... me hace tener miles de pensamientos...
ResponderEliminarExcelente capitulo gracias
ResponderEliminarExelente capitulo :)
ResponderEliminarEsperemos que el hermano no estropee tan bonito momento........
ResponderEliminarSaludos
Cada capitulo q pasa mas me emociona muchas gracias por esta nueva entrega. Caro
ResponderEliminarMe gusta mucho esta historia. Ojala y continues escribiendo!
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