CAPITULO 3
Así la vida
continúa entre las preocupaciones por aprobar materias, invitaciones a bailar y
ese sin sabor que no me deja probar lo dulce del amor. La confusión se adueña
de los sentimientos que prefiero ignorar, pero afloran con su presencia, esa
que no es destinada para mí y que necesito para seguir en la aturdidora rutina
de verte con otro, pues cuando su vida inició con él, la mía se escondía de su
vista.
Un día en su casa, entró a la habitación un joven no muy bien parecido
pero lo que le faltaba en gracia le fue recompensado con personalidad; un chico
agradable e inmaduro que se sentó en mi lado preferido de tu cama. Si no
entorpeciera la cálida imagen de un momento lleno de desenfreno y poca
claridad, tal vez hubiéramos podido ser amigos. La sonrisa cómplice que le dedicaba,
tomarla de la mano frecuentemente, me hizo despertar del sueño que nunca tuve y
que no quise tener. Se convirtió en enemigo de mis ilusiones y de la poca
tranquilidad que tenia de saberte dedicada a los ratos de ocio y estudio junto
a mí, se robó lo que jamás estará a mi alcance y me lleno de coraje al saber
que la delincuente pude haber sido yo ¿si esa noche hubiera…? ¿Si no le
intereso, por qué lo hizo? ¿Su desnudez fue la prueba infinita de confianza o confusión?
Pero ahora ese cuerpo no está únicamente frente a mis ojos, en el descanso se
te escapó una de tus aventura nocturnas
con él. No te juzgo pero por un momento te odio y me odio por no tener la
fuerza suficiente de dejarte. Tu felicidad es mi dolor y no mediste las consecuencias,
tu egoísmo me cambio para los demás. Me involucré
entonces con otras personas tratando difícilmente de pisar nuevas huellas, sin
tocar las que plasmaste entre tus sábanas y mis cuadernos; ahora deshojo flores
que no me gustan intentando dar fin a lo que nunca tuvo un principio y
presiento que ese será mi destino: escribir historias incompletas.
Tengo un nuevo
grupo de amigas y hace un mes no te hablo ni te visito y para serte honesta, no
me interesa ver tus escenitas románticas; sin embargo sigues buscándome para convertirme
en tu diario, contándome que terminaste con uno pero besaste a su mejor amigo y
este tiene carro pero prefieres la motocicleta de tu vecino que va muy seguido
al gimnasio, y tal vez le darías una oportunidad al chico de la tienda aunque
sea alto y delgado pero lleno de dulzura. Te escucho y registro tus pasos tan
fielmente que llego a pensar como tú y también empiezo a ser infiel con tipos
que me son indiferentes; es como el correr del viento, jamás se espera que se
quede porque si lo hace, fastidiará en algún momento.
Saco la
valentía y me involucro con otras chicas que antes fueran mis enemigas; aun sin
ser un súper héroe había villanos que combatir y los mezclé en mi juego de
conveniencia. Conozco sin querer a alguien que ni siquiera merece mención de su
nombre por ser la primera persona que se atrevió a darme un golpe, una chica
con problemas disciplinarios que seguía la corriente de mis enojos pero con una
vida libertina que no encajaba con mis principios partidarios. Alguna vez me
escribió después de discutir que le alegraba recuperarme. No entiendo todavía a
que se refería luego de ocho años pero esa carta que se está
transformando en arena por no salir del encierro de mi cajita de recuerdos,
guarda la esencia de una infantil sensación de celos, los primeros que me
dedicaron. Seguidos algunos meses de conocerla, se ha aferrado bastante a mí,
de hecho salimos juntas al descanso pero con cierto desdén por sus agresiones
del pasado, me ha invitado a su casa que cada vez se hace una tortura para
llegar, pues hace parte de la poca flora cercana a Belén pero las estrellas
brillaban desde ahí con más fuerza. Me gustaba estar en su casa y me seducía
con detalles como cocinar y abrazarme bajo el cielo negro. La ternura no duro
mucho…
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Sammy - Derechos Reservados
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