Capítulo 7.
El cambio.
Un golpe contundente le dejó la mano
adolorida, pero a pesar de ello disfruto al hacerlo, la rabia, el dolor
contenido en su alma estaban empezando a salir a la superficie,
F:
eres un desgraciado miserable... sintió una fuerza dominarla,
estaba sujetada por ambos brazos pero luchando para soltarse e irse sobre su
presa.
V:
todo tiene una explicación Heinsen... respondía aquel hombre desde el suelo
con la nariz llena de sangre, “tenía que
ser así no tienes idea de lo que esta detrás de todo esto”
H:
¿idea? tú tienes idea de lo que estoy sintiendo… de los años que invertí en una
farsa… suéltenme luchaba por evadir aquella
sujeción y liberar su furia sobre la figura que representaba la peor de las
repulsiones para ella.
V:
eras la elegida, porque el destino lo quiso así... le
decía mientras ya levantado frente a ella la observaba.
Vancouver 2002.
Helena se despertó, con una mirada le
dijo más de lo que harían mil palabras...
H:
el destino te puso en mi camino, eres lo mejor que me ha pasado en la vida
F:
¿destino? irónicamente sonrío, no me dirás ahora que crees en el destino
H:
¿tú no?
F:
el destino no existe Helena, nosotros hacemos el camino
H:
vaya, me has salido escéptica con otra sonrisa en sus
labios acariciaba su pelo sin dejar de mirarle con dulzura
F:
es tarde, debería estar...interrumpida por un beso que
le hizo olvidar su compromiso secreto.
El beso se fue prolongando, se separaban
por instantes para tomar aire y continuar ese mágico momento que ninguna de las
dos se atrevía a romper, "tengo que
irme"... soltaba sus labios por segundos
H:
lo que sea puede esperar, esto no… encima de ella la
besaba con ansiedad, paseaba su lengua por su mentón dando pequeños mordiscos
que le propinaban sensaciones de placer a Fede, sus labios bordeaban su cuello
y sus manos bajaba por sus piernas, buscando su lugar más íntimo.
F:
para Helena, me tengo que ir... dejando que su
cerebro controlara sus instintos, sus manos sujetaron las de su amante, y viéndola
a los ojos "no me conoces, no sabes
nada sobre mi"
H:
no me importa, lo que quiero saber... ya lo sé
nuevamente intentando tomarla en sus brazos, pero Fede recordó la conversación
con aquellos extraños, para los cuales ahora trabajaba, se soltó y se levanto
de la cama dejando desconcertada a la castaña.
Comenzó a vestirse mientras era observada minuciosamente
H:
en verdad me dejaras con las ganas
F:
Lo siento, pero no tengo opción
H:
hablas como si fueras la propiedad de alguien y no una mujer libre de hacer lo
que quieras Sus palabras sonaban a interrogatorio
F:
si aún me quieres volver a ver, te compensare…
acercándose a ella para sellar sus palabras con un apasionado beso. Sus labios
sujetaron el inferior de Helena y con un suave mordisco lo libero, salió del
lugar dejando a su amante con deseos de obtener más.
Había caminado unas tres manzanas, cuando
al cruzar una de las avenidas fue interceptada por un auto blanco con ventanas
oscuras totalmente, la puerta se abrió y con el susto por la forma sorpresiva
escucho
T:
tienes un día de entrenamiento perdido que debes recuperar
F:
No hay otra forma de aparecer menos tensa
T:
entra no estoy para responder tonterías
F:
y luego dicen que yo soy sarcástica, tú no te quedas atrás
Tom estaba realmente molesto, se aparto
del asiento para que ella se subiera y a toda velocidad se marcharon del lugar.
El día transcurrió en aquel lugar apartado de la ciudad, su móvil sonaba y
sonaba sin parar, pero nadie respondia, Helena y Harald empezaban a preocuparse
por la ausencia de noticias de Federikke.
F:
Qué se supone que es?
T:
nunca has visto un arma?
F:
he visto muchas, en televisión… Tom sonrío con la
ocurrencia
T:
es una 9 milímetros, Browning High Power, o conocida como P35.
F:
y para que necesito una de estás
T:
para tu nuevo trabajo, y no solo esa, apenas es el comienzo Heinsen.
Esa tarde le enseño a sujetar el arma, a
empuñar, a cargar y descargar, incluso practicaron algunos disparos
T:
vaya, tienes puntería para ser la primera vez
F:
de pequeña me llevaban a las ferias, tiro al blanco y te ganabas un enorme oso.
T:
ya veo
Las horas pasaron, y a pesar de lo
ocupada que estaba no dejaba de pensarla, de imaginar esa perfecta silueta sobre
ella, el calor que le producían sus caricias y besos, tomo su móvil y vio las
llamadas perdidas, unas eran de su hermano, pero las otras de la mujer que
hacía horas le había hecho la más feliz sobre la faz de la tierra.
F:
hola Helena
H:
Hola lindura, se puede saber donde te has metido todo el día?
F:
he estado ocupada
H:
¿en dónde?
F:
ya sabes, la facultad, las rotaciones
H:
Hace 30 minutos estuve buscándote, y en la facultad no te he visto
F:
no, no estaba ahí, estaba en la clínica intentado cambiar rotaciones
H:
¡ya! La
voz se le notaba desconfiada y Federikke lo percibió.
F:
¿Qué te parece si nos vemos mañana?
H:
no puedo, viajo en la noche, y no regreso hasta el próximo fin de semana
Una expresión de decepción la invadió, "oh, bueno nos veremos cuando regreses”
H:
tal vez, oye debo dejarte, tengo otra llamada entrante, hablamos luego.
Federikke sintió una punzada en el estómago por la frialdad con la que Helena
le trato.
T:
¿Está todo bien Heinsen?
F:
si… cayendo a la realidad de donde estaba aún
T:
vamos, es tarde.
Al llegar a su casa, su hermano le
esperaba en la habitación, y una nueva discusión entre ambos se encendió.
Ha:
ahora me dirás que nada te pasa... de espaldas a ella
observando hacía la calle a través de la ventana
F:
Hola hermano, yo estoy bien ¿y tú?
Ha: deja de actuar como si nada estuviese pasando, te conozco, y quiero que me
digas que ocurrió en ese viaje… ¿por qué tu cambio?
F:
Harald, por favor estoy cansada, ya para con eso ¿si?
Ha:
¿cansada? desapareces desde ayer y estas cansada y no pasa nada
F:
má y pá sabían que no me quedaría... yo ... se
acerco dejando escasos centímetros de separación
Ha:
¿ tu qué?
F:
yo no tengo porque darte explicaciones, separándose
y dirigiéndose a la puerta, la abrió y con mirada fría y enojada "retirate de mi habitación ahora
mismo"
Ha:
nunca me habías echado de tu habitación, no sé que te ocurre pero lo voy a descubrir…
de eso no te queden dudas
enojado salió, y Federikke sumergida en sus pensamientos quedó.
Entre tanto Helena estaba abordando un
avión en compañía de un chico menor que ella, su parecido era bastante notable
"Estás
bien"
H:
si cariño, estoy bien
“pues
no tienes cara de estarlo... déjame pensar… ¿te rompieron el corazón otra vez?”
Sus ojos se posaron en en él, “eres un imbécil, déjame en paz” desviando
su mirada hacía la ventanilla del
avión. Sabía que Federikke era una chica un poco tímida,
y que su compromiso estaba de alma y corazón con sus estudios, pero a veces le
parecía que ocultaba algo, eso empezaba a des-concertarla.
Los días fueron pasando, con ellos cada
vez Federikke se transformaba más y más, Alice y Tom la estaban entrenando en
las diferentes artes de defensa, podía disparar varias armas, incluso aquellas
que jamás imaginó tener en sus manos, la facultad le robaba el resto del
tiempo, pero no impedía que en sus pensamientos recordara aquella noche que le marcó
la piel. Cuatro largos meses, y de Helena no tuvo noticias, a veces con su bici
recorría largos kilómetros para aparcarse afuera de su condominio, pero nunca
le veía, desde lejos las ventanas de su departamento se mantenían en total
oscuridad. No sabía donde buscarla, y a su móvil solo una contestadora atendía
las llamadas. Había perdido la esperanza de volverla a ver, pensó que estaba
enojada con ella por su desplante, o que en el peor de los casos, solo fue una
noche de aventura y no significó nada más.
A:
hoy estas des-concentrada, qué te ocurre
F:
nada, solo pensaba, es todo
Mientras que empuñaba un arma. El
silencio de las mujeres fue interrumpido por aquel hombre que en ese viaje
conoció.
"Veo
que has rendido mucho desde que formas parte de la organización"
F:
y veo que esta muy bien informado?
"Aún
eres igual de altiva que el primer día, eso me gusta" mientras encendía un tabaco, "no te preguntas
el motivo de mi presencia?
F:
no, y tampoco tengo interés en saberlo
Por alguna razón que desconocía, a
Federikke aquel hombre le causaba una repulsión incontrolada, al tenerlo en
frente unos deseos profundo de borrarlo de su vista afloraban apresuradamente
"tendrás
tu primera misión"
F:
¿misión? qué misión?
"Tom
y Alice irán contigo, te cuidarán el trasero"
F:
no necesito que nadie me cuide
"no
tienes idea de lo que estas diciendo",
F:
la tengo
El hombre giro a mirarla, sus ojos
oscuros como la noche le causaban escalofríos, "esto no es un juego, extendiendo la mano hacia Alice, en
ese sobre está todo lo que necesitan, tienen una semana para hacerlo"
F:
¿hacer qué?
"ya
lo verás" dio la vuelta y se marcho sin decir nada más.
Fede miro a sus entrenadores en busca de respuesta, pero no obtuvo ninguna.
A:
mañana partimos a las catorce horas. Ve a casa y empaca solo lo necesario.
Se bajo del auto, camino unos cincuenta
metros, y antes de entrar a la casa escuchó una voz muy cerca suyo
H:
¡pensé que no llegarías!
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Luzi Müller - Derechos Reservados
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