Capítulo 2.
Huellas imborrables.
Pasaron los días, no había vuelto a ver a
la chica, pero aún recordaba sus ojos, su piel tocando la suya para ayudarle,
su voz, algo estaba cambiando, no tenía idea exacta de que, pero sentía que ya
no era la misma.
Ha:
¿te sucede algo?
F:
no, estoy bien
Ha:
no parece, apenas has tocado el desayuno, y no te he visto disfrutar del mar
como acostumbras cada vez que venimos
F:
estoy bien, solo algo cansada por el viaje, es todo.
Tenian dos días de haber llegado de
vacaciones a las Bahamas, su cumpleaños era al día siguiente, estaba con sus
padres y hermano como era de costumbre.
Ha:
voy a tomar algo, ¿quieres?
F:
no, me quedaré acá contemplando un poco la vista, y ¿ nuestros padres?
Ha:
bajaron hace un par de horas… su hermano se levantó
y se marcho.
La vista desde la terraza de la suite era
espectacular, podía observar la piscina, las personas en el agua o tomando el
sol, el azul intenso del mar que hacia juego con sus ojos. Decidió salir y
disfrutar de aquel paraíso sin imaginar que ese día la marcaría de por vida.
Llegó a la orilla de la piscina y con una
seña hizo que su hermano se acercara
Ha:
¿qué ocurre? ¿no entras?
F:
quiero dar un paseo, ¿me acompañas?
Ha:
¿paseo? ¿estás loca? perderte este paraíso para salir de compras…
F:
no dije que iría de compras, dije de paseo Hal
Ha:
mmm... no, yo me quedo acá, pero no vayas sola, avísale a papá y mamá a ver si
se animan
F:
ok, ¿dónde están?
Ha:
en la playa
F:
de acuerdo, iré por ellos.
Federikke no quería importunar a sus
padres, sabía que siempre que viajaban ellos lo tomaban como una luna de miel,
y no les dañaría el momento, se fue a lobbit del hotel, pidió un taxi y se
marcho a recorrer la ciudad que poco conocía.
“A
donde vamos señorita”
F:
al centro de la ciudad por favor.
Al bajar del auto, comenzó a caminar,
entreteniéndose con lo que veía a su paso, observó un lugar que llamo su
atención, y decidió entrar, había música, gente bailando, contemplaba todo
aquello sin perder detalle,
"Le
sirvo algo"
F:
un gin tonic por favor
"ok"
le respondía un chico en la barra
Le trajeron su bebida y continuo su
exploración, estuvo en el lugar por un par de horas, hasta que se decidió
marchar, a la salida continuo su recorrido por algunas calles, pero hubo algo
que le aceleró su corazón, un par de tipos armados al fondo de un callejón le
disparaban a otro, sintió sus piernas temblar, el terror se apoderó de ella, su
mente reacciono rápido, giro a un lado y había un callejón contiguo, decidió correr para esconderse, temiendo lo peor. Se refugio tras unos tanques que
estaban en el lugar, sus manos empezaron a sudar, busco su bolso y saco el móvil,
F:
a quién voy a llamar... porque me salí del hotel… murmuraba
mientras intentaba marcarle a Harald. De pronto escuchó como un auto huía a
toda velocidad, se quedó inmóvil durante unos minutos, al notar que nada
extraño pasaba asomo con cuidado su vista hacia el principio del callejón, no
había nadie. Con todo el temor del mundo, se levanto poco a poco, un paso...
otro paso… sentía su corazón cabalgando dentro de su pecho, cuando ya estaba
cerca de donde vio aquel episodio se detuvo, dudando de si salir de ahí o no,
hasta que finalmente un último aire de valentía la empujo hacia el callejón principal, ahí estaba, un chico no más de treinta años, bañado en sangre tirado
en el pavimento, se acerco y dio dos vistazos a su alrededor para asegurarse
que los causantes del hecho no estuvieran cerca, con paso dudoso llego a donde
estaba la víctima, se agacho, su mano temblaba, lo llevó al cuello del chico y
noto que aún tenia pulso
F:
estas vivo... de su bolsa saco un pañuelo que pertenecía a su hermano, pero siempre se lo terminaba quitando, lo coloco sobre una de las
heridas que más sangraba, y con la otra mano intentaba marcar de su móvil
"no
hay nada por hacer... no sé quien eres, pero necesito un favor"
apenas balbuceando las palabras
F: pediré ayuda… vas a estar bien
"anota
este numero 9345789 diles que he caído en mi zapato hay un pequeño sobre
cerrado, diles que lo tienes, ellos te contactaran"
su mirada se apago, y un último suspiro dio, Fede estaba paralizada, nunca le
había ocurrido algo así, apenas sujetaba el móvil en su mano, no sabia que
hacer, en aquel lugar no hubo curiosos, ni gente, ¿cómo no había gente en una
isla donde lo principal era el turismo? muchas preguntas saltaban a su
cabeza...
F:
¿me culparan de esto? ¡dios! tomo el pañuelo lleno de sangre
y lo envolvió lo guardo nuevamente en su bolsa, su mano la limpió con agua que
llevaba con ella, no quería tocar al chico, pero recordó la nota y su petición
¿qué hago"? se pregunto, miro a los lados, no había nada, se volvió corriendo hacia el callejón busco entre las cajas, encontró una bolsa plástica
¡esto servirá! la tomo y volvió al cadáver, se la coloco de guante, le quito el
zapato y efectivamente dentro estaba algo envuelto y sellado, lo tomo y se
marcho del lugar.
Tengo
que estar loca, estoy loca... dios que esto no me meta en problemas
Había tomado un taxi en una de las
avenidas adyacentes, en dirección al hotel, entro directo a la suite, vació su
bolso y el pañuelo lo coloco en el lavabo tenia que eliminar la sangre, busco
en la habitación y de la heladera tomo una botella de ron, se la agrego a la
prenda
F:
esto servirá
Luego guardo lo encontrado y bajo antes
de que empezaran a buscarla.
Ha:
¿donde te metiste má y pá te han buscándote como locos por todo el hotel
F:
y tu ¿no?
Ha:
estoy seguro que te fuiste de paseo ¿o no?
F:
es posible
Ha:
¿como?
F: pídeme un gin tonic ¡por favor!
Ha:
¿estás bien? te ves pálida y nerviosa?
F:
no, mejor un ron puro, lo necesito ignorando la pregunta
de su hermano
Ha:
¿paso algo Federikke?
F:
Harald por favor pídeme un trago ¿quieres?
Su hermano vio en su rostro algo que no
le gusto, pero ante la negativa de hablar de su pequeña hermana, decidió ir por
el trago, ella se levanto y se marcho al lobbit nuevamente
"buenas
tardes, donde puedo realizar una llamada?"
"en
el pasillo al final gire a la derecha"
"gracias"
Con paso dudoso llego al lugar, había un
teléfono resguardado en una pequeña cabina, entro, saco su móvil y tomo el
auricular, pero de pronto el miedo se apodero de ella, ¿qué había sido todo
aquello? y ¿si era un traficante? o ¿un ex convicto? algo raro pasaba en torno
a ese chico, ella era testigo y eso le traería enormes problemas. Colgó el
auricular y se disponía a marcharse, volvió a pensar ¿y si luego la culpaban
por algo que no había hecho? ¿por huir? que contenía aquella nota envuelta y
sellada, regreso y tras dudar por unos instantes tomo el teléfono y marco; al
otro lado se escucho la voz de un hombre,
¿Victor,
está hecho?
F:
Él ha caído, me encomendó entregarle algo que llevaba y me dictó este número
antes de morir"
"Quién
es usted?
F:
vaya al hotel atlantis, en el lobbit dejaré la nota,
tras terminar las palabra, colgó inmediatamente.
Los nervios volvieron a ser su compañía subió a la suite, tomo la nota de su maleta y bajo al lobbit,
"Disculpe,
usted estará de guardia toda la tarde?"
"Si
señorita, ¿por qué?" respondió curioso el
recepcionista
"alguien pasará buscando este sobre, entréguelo por favor, y no diga quién se lo ha
dejado" Pasándole discretamente 300 dolares al
encargado.
"Así será señorita"
F:
Gracias.
Se marcho a toda prisa, al llegar a la
playa se despojo de su vestimenta y con su bañador se introdujo al mar,
necesitaba refrescar su cuerpo, limpiar su alma de toda aquella pesadilla que
estaba viviendo, y que no se atrevía a contar por ser tan obstinada y cerrada.
Pasaron tres horas, hasta que al fin
decidió salir del agua
Ha:
me haces buscarte un trago para luego desaparecer… su
rostro se notaba tenso y enojado
F:
lo olvide
Ha:
estas muy rara, más de lo normal
F:
ja ja que gracioso
Ha:
¿me contaras que paso?
F: subiré a la suite, ¿papá y mamá?
Ha:
fueron a cenar al restaurante, vamos luego de que te duches
F:
no, súbeme cualquier cosa, me duele la cabeza. Y se dirigió a la habitación.
Al entrar tuvo la sensación de que algo
no andaba bien, en la mitad observó todo detenidamente, "los nervios me están matando" se dijo para si misma,
tomo una toalla y entro a ducharse. Al salir habían dos hombres y una mujer en
frente suyo, armados apuntándole, el corazón casi se le detuvo, y el terror que
sintió horas antes volvió a tomarla sin su permiso.
"Acompáñanos"
fue lo único que la mujer le dijo, mientras le echaba encima unas prendas de
vestir que posaban sobre el sofá de la suite.
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Luzi Müller - Derechos Reservados
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