Confesión - Ambar

Sentada, en un rincón de la habitación- no de pie como dijeron los agentes haberme encontrado- estaba observando su cuerpo con la mirada aturdida, en donde todo se me mezclaba, su boca, sus ojos, la frontera que divide sus pechos y el cabello que flotaba en el charco de sangre … sentada, no de pie; con la triste mueca de una sonrisa dibujada en el rostro, el pulso fingiendo estar firme y las lágrimas inundando el corazón.

-La tomo desprevenida- dijeron los agentes, mientras me miraban con desprecio y me tomaban por los brazos alejándome de su esencia.

-fue un arranque pasional- prosiguieron describiendo la escena del doble crimen en donde perdió la vida y yo perdí mi existir. –Intento defenderse del ataque- dijeron y no podían estar mas alejados de la realidad, cada suposición que hacían sobre lo sucedido los alejaba cada ves más de cómo aconteció el hecho.

Lo más cerca que estuvieron de la realidad fue sobre la pasión, sobre un amor traicionado que no soporto la idea de haber entregado todo y ser burlado de aquella manera, si fue por amor, pero no fue arranque, la idea llevaba días dando vueltas en mi interior, se formaba poco a poco y se nutria del dolor y de la rabia, y tomo forma tan clara que hería el corazón, no fue un arranque, no, fue planeado deliberada y cuidadosamente hasta llevarla a cabo. Entre en la habitación y me senté en la oscuridad, el cuarto estaba impregnado de su olor, de su ser y por un momento me hizo dudar, pero una punzada en el pecho me hizo recordar la agonía de no poder  tenerla… espere varias horas  en las cuales mi mente evoco cada instante a su lado, cada caricia, cada mirada  ese momento en el que la vi en sus brazos y mi rabia se volvía cada ves más fuerte.

Entro en la habitación a las doce menos cuarto y se quedo parada, no se si advertía que algo estaba mal, entonces dio la vuelta y el brillo de sus ojos borrachos penetraron en los míos y con una fingida sonrisa me hizo entender que sabia el motivo de mi presencia; no intento escapar… no intento defenderse  como dijeron los agentes, camino hacia mi, como quien se resigna a su condena, se arrodillo ante mi,  en su rostro se volvió a dibujar una sonrisa, pero esta vez no era fingida; la note tierna  y afligida como quien suplica no que le perdonen la vida, porque sabe que no la merece, sino como quien pide le perdonen sus pecados antes de morir y detrás de su sonrisa apareció una lágrima que yo no esperaba porque había olvidado que podía sentir, una lágrima que cargaba el lamento de su traición y por un momento entendí que si me había amado, pero le resulto demasiado.

Entonces le tome las manos y la puse de pies, seque su lágrima, retrocedí unos pasos  y le dispare, la bala salio del cañón del revolver como un veneno letal seguido de un estruendo que invadió toda la habitación, su pecho recibió el disparo justo en el corazón, su cuerpo cayó tendido, su respiración se volvió fuerte y entrecortada, me arrodille a su lado para que no sintiera miedo, sujete su mano y la apreté, su pecho dejo de moverse  y escuche como escapo su ultimo aliento llenando la habitación con su esencia…entonces cerré sus ojos  y bese sus labios  y estaban fríos, como si todo el frío de su corazón se hubiera alojado en su boca y fue cuando entendí que la muerte duele menos que toda la realidad.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

La Teta Feliz Historias y Relatos ® Ambar Derechos Reservados

© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.