La
gente, la música, la onda,
la demencia de algunas, me empiezan a sacar de casillas porque aunque lo
intentara, el vacío no se iba, por ultimo me aparte del grupo me desgoncé en un
sofá, y la vi.
En
medio de mis tragos la pinte única en ese instante, alcance a razonar que ella
se sentía como yo, pero por diferentes motivos, ella estaba ahí por desfase del
destino, me atreví a hablarle, sin la pena que el alcohol ya me había quitado y
en ese momento, y como último aliento me lancé, la salude, ella tímida
displicente me aclaro de inmediato que no estaba allí porque compartiera mí
mismo gusto por las mujeres, aun así esquive su antipatía y le hable de todo y
de nada. Todo a mi alrededor desapareció solo estaba ella contándome a mochas
su historia, yo le hable un poco de la mía, obviando mi penas. No quise
perturbarla con mi presencia desconocida, y aunque cautivada por su inocencia y
sus diáfanas palabras, me despedí y me fui, con ella retratada en mi cabeza, con su suave voz en mis oídos,
con su aroma en mi memoria.
Ya
distraída en los asuntos de la rumba, sentí, una mano en mi espalda, había
vuelto, para estar conmigo. Supongo que olvido que yo era una mujer y le había
parecido agradable mi compañía. Se unió a mí en el festejo, y entre música y
risas sentí que ella había vuelto por mí, y así fue, volvió para quedarse
enterrada en mi alma, para desplazar mi angustia y convertirla en calor, en el
calor de sus manos, de sus besos, de su pelo largo, de su dulce aroma, de la
inmensidad de su alma. Su condición de chica tradicional me prevenía un poco, y
no era ese el único obstáculo percibido, mientras ella invadía cada uno de mis
sentidos a lo largo de esa noche me contó que era extranjera, estaba en
Bogotá por un congreso de medicina, le
quedaban en la capital unos días nada más.
Ella
se sintió tan atrapada por mí como yo por ella, y sin vergüenza, estábamos las
dos desconocidas tan adictas que sin darnos cuenta dábamos rienda suelta a una
larga y caprichosa historia de amor, desgarrante, apasionada, ausente y al
mismo tiempo tan presente.
Esa
noche arrastre a una de mis amigas para que hiciera parte de mi hallazgo, le
pedí que se fuera conmigo y mi desconocida amante. Sin titubeos, sin entenderlo
plenamente, mi amiga solo se subió al carro que nos llevaría donde ella estaba
pasando sus noches.
Entonces
éramos sus amigas, mi amiga ella y yo.
Abrazadas,
enredadas con la ropa, nos besamos hasta quedarnos dormidas, con las bocas
juntas, tratamos de luchar contra el cansancio, contra el tiempo que corría y
me obligaría a dejarla para siempre.
Al
otro día, ella distante, apenada con la
desconocida, no hablo mucho, yo tampoco dije nada.
Evadiendo
cada una las miradas de la otra, detallándonos
en descuidos, no hablamos de la noche anterior.
Ella
tímida me dejo ir, no sin antes asegurarse de meter su nombre entre mis
contactos de Facebook.
Desde
ese 12 de Noviembre, hasta hoy han pasado 4680 horas de haberla conocido.
Ella
volvió a su ciudad a continuar con sus estudios de medicina, yo mientras tanto
volví a mi realidad, trabajos finales, universidad.
Cuando
3 días después, a eso de las 10 de la noche….trin!... Mensaje de Facebook chat.
“hola”.
Inmediatamente,
todos los recuerdos de esa noche pasaron ante mí en un segundo, lo que se
demoró en explotarme el estómago, en sudarme las manos y en pensar lo siguiente
que diría.
Ese
fue el inicio de meses, de noches eternas en el que mi PC se hizo mi mas intima
herramienta para sentirla cerca, el único medio por el cual yo podía verla,
conocerla cada día más, contarle mis más íntimos secretos, hacerla mi cómplice,
mi amiga, mi amor..
Con
los días mi admiración por ella crecía, mi amor, mi deseo y mis sueños por
volver a sentir su boca en la mía, pasaba el tiempo y en ocasiones frustrada
buscaba aliento en otras bocas, sin éxito, bocas vacías, acidas, que no me
infundían el más mínimo aprecio, para mí solo existía ella.
Embarcada
en una relación cibernética sin sentido, con el único consuelo de su voz, unos
cuantos minutos al día. Soñábamos juntas, teníamos tiempo hasta de discutir,
sentir celos, eliminarnos, llorar, odiarnos, desear nunca avernos conocido,
para siempre terminar con las mismas dos palabras “Te Amo”.
Alimentamos
la ilusión cada día, cada noche por 133
días, no hubo instante en el que yo no la imaginara en cada persona que veía,
no existió el primer día en el que yo no me imaginara nuestro próximo
encuentro, en el que yo no me despertara susurrando su nombre.
¡¡Hasta
que por fin!!...cuando ya no había esperanza, cuando su carrera no daba tregua
para una fuga, cuando ya resultaba más doloroso que placentero oírla, me dijo… llego
en una semana.
La
espera nunca fue tan asfixiante, cada día con un obstáculo diferente que
entorpecía la posible travesía a un encuentro prácticamente ciego con la
persona que más la soñaba en el mundo.
Finalmente
llego, la acompañe por celular durante su viaje, ya no había mucho decir, a mí
me dolía el estómago y el pecho, me traqueaba el cuello, me sudaban las manos,
pensaba que no me podía morir horas antes de verla, los nervios me
traicionaban, mis amigas con los pelos de punta como yo, porque aparte de
dedicarle todo mi tiempo libre, me volví monótona y aburrida en mis
conversaciones incapaz de crear algún laso sentimental con alguien, de mi boca
solo brotaba su nombre incluso en momentos de inconsciencia.
Llego
en la madrugada y necesitamos de todo el día en la misma ciudad pero en sitios
diferentes para poder hacernos a la idea de lo que iba a pasar y como una niña
chiquita en su primer día de jardín, salte de mi cama con tiempo de sobra, me
bañe por una hora, me vestí, me arregle como pude, y me fui para la universidad
a encontrarme con mis amigas, tenía que verlas, tenía que fumar, tenía que
pedirles que me arreglaran un poco, porque no tengo idea de cómo maquillarme
sola,(por eso nunca lo hago), ante esa situación, con la angustia de los
últimos días se me broto la cara, estaba hecha un desastre, hablamos por
teléfono cuadramos el encuentro en la casa de una de sus mejores amigas y por
supuesto yo no podía ir sola sin mis dos mejores aliadas. A eso de las 6 de la
tarde cuadramos el encuentro, buscamos la dirección por un tiempo, hasta que oí
voces conocidas, las voces de sus amigas
que salían desde una casa blanca, se abrió la puerta, yo me paralice, me abrace
a una de mis amigas, le dije “péiname, péiname rápido”, mientras mi amiga me
arreglaba un poco ella salió por la puerta, pensando que me estaba escondiendo,
salió hermosa, alegre como siempre la oí y la recordaba, yo no supe que decir
ni que hacer, me quede muda y la abrase muy fuerte por un rato, hasta que ya me
sentí un poco más segura entramos a la casa. No podía dejar de mirarla, ni de
pensar que ella era mi sueño hecho realidad. No quería presionarla ni
asustarla, sabía que eso que estaba pasando era completamente nuevo para ella,
y sin imaginármelo fue ella quien tomo la iniciativa, fue cariñosa, cercana,
coqueta desde el principio, no sé cuánto tiempo paso, hasta que ella se acercó
lo suficiente para poder besarla, fue el primer momento sublime a su lado, sin
imaginarme todos los que vendrían. Vino para quedarse solo tres días, y termino
quedándose casi tres semanas, semanas en las que fue mi mujer, mi compañera, mi
confidente, mi amante más hermosa, era ella la mujer que yo quería para mi
vida, inteligente, hermosa, sensible, delicada, caprichosa..
Fueron
tres semanas en las que el mundo no valía para mí, nada era más importante que
ella, que despertar pronto para salir corriendo a verla de nuevo, que
inventarme cada día una mentira diferente en mi casa para llevarla a dormir, o
para quedarme fuera con ella. Los más dulces despertares que jamás habría
tenido, los tuve, a su lado. Pase horas en sus brazos, en su voz, en su piel
blanca, en su boca roja, en sus ojos negros, en su pelo largo, en sus manos, en
ella soñé despierta.
Junto
a ella fui yo misma, y fui aún mejor.
Me
declaré de ella, se fueron de mí esos demonios de la infidelidad, de la
traición, ella despojaba de mi alma cualquier cosa que pudiera lastimarla,
lastimarme, o lastimarnos.
Ya
nuestras vidas nos reclamaban, teníamos q despertar, ella tenía que volver, y
así fue. Lo inevitable había llegado, la inminente despedida.
Se
fue, y se llevó con ella todo mi amor.
Ya
pasó un mes y medio desde que se fue, y bueno aquí estoy…hay voy y tendré que
seguir.
Me
refugio entre labios y sabanas ajenas, esperando que un día ella pueda regresar
o por lo menos yo pueda olvidarla, supongo que ella hará lo mismo.
Lo inevitable de nuestra condición humana hoy
nos distancia más que nunca, nos hace más susceptibles ante cualquiera.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Nata Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
me gustó mucho desde la parte en la que ella se va al comienzo..
ResponderEliminarCómo se marcan las estrellitas?
Andre
Chile
Abajo del titulo estas las estrellitas... pasa el mouse por ahi y veras...
ResponderEliminarhermosa historia lastima que no tiene un final feliz pero o si no no seria realidad!!! en nuestras vidas pasan y pasaran demasiadas personas..... hasta que llegue la indicada =) =)
ResponderEliminarcohincido con el comentario de arriba :)
ResponderEliminar