No mires atrás 4
- ... la presentación fue todo un éxito a la final. Las mil cosas que
nos pasaron no impidieron que hiciera mi trabajo, lo presentara y
finalmente aceptaran la propuesta _ Lucía culminó su cuento muy contenta -
Pero de verdad les digo, más nunca repito algo así. Ni loca _ Todas nos
reímos.
Estábamos en la sobremesa luego de la cena a la que
Ingrid nos había invitado. Ingrid es mi amiga de toda la vida. Aceptamos
nuestra homosexualidad casi al mismo tiempo y eso nos unió mucho más de lo que
ya estábamos antes de ello.
Estaba pendiente de mí desde mi separación de Sofía
y al decirle que estaba saliendo con Lucía no tardó en programar salidas o
cenas en su casa en la que pudiera integrarla a nuestro círculo íntimo. Ingrid,
Maribel y yo..
- Raquel una amiga, trabaja en publicidad igual que tú y cuando
está en esos procesos creativos se desaparece del mapa. No atiende
llamadas, ni acepta invitaciones de ningún tipo. Supongo que eso le evita
tener la mayor cantidad de inconvenientes _ Dijo Maribel.
- Suelo hacer lo mismo, pero ese día me insistieron tanto y yo estaba
tan ansiosa de ir a ese viaje, que no pensé ocurrirían tantas cosas y se
me dificultara terminar el proyecto.
- Definitivamente cuando más uno se confía, más imprevistos ocurren _
Agregó Ingrid.
- Así es. Pero ya aprendí la lección.
- Eso quiere decir amiga mía _ Me habló Ingrid - ... que tendrás tu
propia versión de Raquel jajajajajaja.
Yo sólo sonreí con aquello. Ingrid tenía la mala
costumbre de adelantarse a los acontecimientos, de darlos por hecho mucho antes
de tan siquiera vislumbrar su existencia, así que ya estaba acostumbrada a
sonreír a sus loqueras. En este caso en particular, todo lo sentía tan forzado
que no dejaba de venirme a la mente lo dicho a Diana "Si es forzado, no
hay nada que hacer" ... El problema era que aunque fuese forzado, era lo
único que me hacía recordar mi lugar y en lo que no debía pensar.
- Está otra vez en su proceso creativo? _ Pregunté luego de sacudir
la cabeza mentalmente para incorporarme a la conversación - No ha venido a
las dos últimas reuniones.
- Bueno ... está en un proceso creativo muy distinto _ Dijo Maribel
de manera sarcástica.
- Cómo es eso?
- Está saliendo con una chiquilla ... parece que le está pegando la
crisis de los 40.
- Una chiquilla? _ Preguntó Lucía.
- Una chica de 21 años _ Respondió Maribel levantando una ceja -
Puedes creer? _ Fue inevitable que un nudo se formara en mi garganta al
escuchar aquello.
- Sí bueno, es su elección amor, ya sabes como es ella _ Trató Ingrid
de desestimarlo.
- Claro que es su elección!! Pero debería pensar más con la cabeza y
no con su ... ya saben con qué.
- Cierto, pero sabes que no lo va a hacer, así que lo mejor es
dejarla tranquila mi vida.
- Dejarla tranquila para que después tengamos que consolarla cuando
la dejen por alguien más joven??? Porque eso es lo que va a ocurrir!!! _
Qué podía decir yo de aquello? Si a la final, esa era la conclusión
lógica.
- Tienes razón amor, pero no podemos hacer nada. Esperar que pase la
aventura y luego se verá. _ Trató de calmar los ánimos, pero logró el
efecto contrario, pues Maribel sintió que estaba de parte de Raquel y ahí
comenzó a pelearle.
Ingrid me vio con cara de "qué he hecho?"
y acto seguido buscó la salida más rápida, me pidió que la acompañara al carro
para buscar más vino. Lucía sólo sonreía ligeramente tratando de no mostrar
demasiado lo divertida que estaba con todo aquello. Si bien era cierto que
Raquel era dueña de sus actos, también era cierto que tenía esa costumbre de
desaparecerse cuando conocía a alguien nuevo y que pensaba no encajaría con
nosotras ... pero quien podía culparla, una chiquilla de 21 años qué podía
tener en común con nosotras?
- Suéltalo! _ Dijo en cuanto entramos en el ascensor.
- Eh? _ Pregunté sin entender.
- Quién es la chica?
- De qué estás hablando? _ Dije con desconcierto.
- Podemos pasar todo el rato en esto Lissa, así que por qué no nos
ahorramos tiempo y me dices quién es la chica?
Me quedé descolocada totalmente. Cómo sabía? Me
había visto en la tienda? Pero que pudo ver si sólo hemos hablado?.
- Cómo sabes que hay una chica? _ No podía ocultar mi desconcierto.
- No estaba segura, pero ahora sí lo estoy _ Me guiñó el ojo mientras
me sonreía.
- Pero cómo ...?
- Tengo toda la vida conociéndote Lissa, así que sé reconocer tus
expresiones y la tuya fue de pronóstico cuando se mencionó lo de Raquel y
su niñata.
- Pero no era por mí _ Traté de evadirla.
- Ay por favor!!!
El ascensor llegó a planta y caminamos en silencio
hasta el carro. Pero Ingrid no abrió la puerta, sólo se apoyó al carro con su
cadera mientras que cruzaba los brazos y me miraba con una ceja enarcada. No
había nada que hacer. Esta mujer me desnudaba el alma con sólo mirarme, así que
aunque no quisiera, terminé respirando hondo y comencé a contarle todo ... o
más bien lo poco que había ocurrido.
- Eso es todo? _ Preguntó entrecerrando los ojos.
- Sí. Eso es todo.
- Déjame entender algo ... se han visto pocas veces y ya andas colada
por esa chica?
- No estoy colada Ingrid
- Ah no? Pero lo disimulas muy bien _ Dijo con sarcasmo. No respondí
nada. Qué podía decir si ni yo misma entendía lo que estaba pasando. -
Lissa ... _ Se frotó los ojos antes de hablar - Estás en un período muy
vulnerable. A penas estás saliendo de una relación a la que se le
extinguió la chispa, las ganas de vivir aventuras nuevas, de una relación
estancada, así que es normal que cualquier situación "nueva",
"diferente" te haga volar _ Hizo una pausa - Pero no puedes
involucrarte en algo así ... tú no eres de vivirlo y dejarlo pasar Lissa,
no sabes simplemente pasar el rato sin involucrarte y sabes que es un
suicidio involucrarte con una chica hetero que sólo quiere experimentar
... porque estás clara que sólo quiere experimentar no?
- Todas pasamos por eso _ Traté de defenderla.
- Claro que sí, pero no buscamos una vieja para aprovecharnos de su
vulnerabilidad.
- Gracias por lo de vieja _ Dije enarcando las cejas.
- Sabes a lo que me refiero ... ni siquiera sabes su edad o si?
- No ... pero no debe tener más de 25 años.
- Entonces le llevas un mínimo de 17 años ... que bien no? Tú primera
vez fue con alguien así?
- Sabes que no.
- Eran otros tiempos, lo sé. Y porque lo sé es que te digo que corras
de ahí. Ahorita las chicas sólo quieren probar, curiosear, vivir nuevas
experiencias, pero de ninguna manera eso implica que quieran cruzar la
acera. Ahora es una moda. Es lo chic de estos tiempos. Es vivir el morbo
de intimar aunque sea una vez con alguien de su mismo sexo, pero sólo eso.
- Tiene dudas Ingrid, no es sólo curiosidad.
- Pues que las aclare, pero lejos de ti!!!! ... o mejor dicho,
aléjate tú de ella ... si es que ya no es demasiado tarde.
- La veo sólo si va a la tienda así que ...
- Cuando vaya ... trata de no seguir involucrándote en eso amiga, de
verdad _ Me miró con angustia - Y si lo haces ... por favor, POR FAVOR!!
Hazlo a sabiendas de que será sólo algo pasajero. No te enganches allí. No
esperes nada más que eso, de acuerdo?
Asentí y ella también lo hizo, pero su expresión de
preocupación me dijo que no creía pudiera hacerlo ... y en honor a la verdad,
yo tampoco estaba segura de ello. Esa chica me descompensaba demasiado y perdía
toda voluntad cuando me miraba o me hablaba, así que cómo hacer para alejarme o
apartarme si volvía a la tienda nuevamente? En ningún momento había mostrado
interés en mí, pero sabía que si lo llegaba a hacer, yo estaría perdida en sus
manos de inmediato.
Al subir nuevamente, decidí que no pensaría más en
Diana, que haría lo posible y lo imposible por centrar mi atención en quien
debía; Lucía, así que desde ese momento, comencé a ser más receptiva hacia ella
y sus atenciones hacia mí.
No lo esperaba, pero cuando la llevé a su casa me
invitó a subir para tomarnos una copa de vino. Sabía el trasfondo de esa
invitación y aunque no estaba del todo preparada para intimar con alguien otra
vez, sabía que si no daba el primer paso, siempre buscaría una excusa para no
hacerlo, así que me armé de valor y acepté subir.
Debo decir que a pesar de mis dudas iniciales, todo
transcurrió estupendamente. Lucía era una mujer muy sensual y muy sexy y no le
llevó mucho trabajo despertar mis sentidos y mi necesidad. Entendió mi
aprensión inicial y con paciencia y calidez, fue derribando uno a uno todos mis
frenos, mis resistencias. Un par de horas después, era yo la insaciable, la que
no le daba respiro, la que no lograba saciar su sed. Era yo la que le robaba
gemidos y gritos de placer a Lucía. Era yo la que estaba sumergida totalmente
en su cuerpo, en su intimidad, devorando cada fluido que salía de ella,
disfrutando de como su interior aprisionaba mis dedos y se deshacía en
espasmos.
Cuando finalmente el cansancio nos venció y Lucía
cayó en un sueño profundo, pude pensar y concientizar lo que había pasado. El
como me había sentido y en la necesidad que tenía de sentir mi cuerpo vibrar de
deseo y de pasión. Estaba agotada, pero era como si mi cuerpo se hubiese
despertado de un extenso letargo y que ahora, no lograba apagar. Ni siquiera
por el agotamiento o el sueño. Me reí mentalmente pues no podía dejar de pensar
que estaba actuando igual que una adolescente ... adolescente ... Diana.
Dios por qué siempre tenía que aparecer ella en mis
pensamientos, incluso ahora después de haber pasado horas haciendo el amor con
una mujer como Lucía? Resuelta a no dejar que siguiera invadiendo mis
pensamientos, me abracé a Lucía para dormir. Afortunadamente, logré entregarme
al sueño sin problemas.
Pasaron un par de semanas más antes de que Diana
apareciera otra vez. Durante ese tiempo, debo confesar que no le había dado
respiro a Lucía, tanto, que las 3 últimas noches me había pedido que no subiera
con ella a su casa pues debía terminar un trabajo y sabía que no la dejaría
hacerlo. Me sentía muy bien, no lo negaré, pero por alguna razón tenía la
impresión que ese deseo insaciable que tenía, no era sino un mecanismo para no
pensar, para no desear, para no anhelar a Diana. De eso me di cuenta al verla entrar
a la tienda con sus tenis, su jean pegado que torneaban sus delgadas piernas,
su chaqueta azul rey de algodón que se adhería a su torso y dejaba ver sus
curvas, el cierre a medio cerrar dejando al descubierto el pequeño escote de su
franelilla blanca y sus senos, que sin ser muy grandes, se hacían notar. Su
cuello largo y delgado, preámbulo de su mentón redondeado, sus labios rellenos
al igual que sus pómulos, y sus ojos ... sus hermosos ojos marrones
perfectamente maquillados haciendo de sus pestañas más largas y alineadas ...
Estaba perdida. Un mínimo empujón y caería al vacío.
Cuando nuestras miradas se encontraron, pude ver
que tenía sus ojos fijos en mí. Dudé por un momento si era porque se había dado
cuenta de mi indiscreta mirada o si era por otra cosa. Preferí pensar lo
primero y no hacerme ideas erróneas.
- Bienvenida! _ La recibí con una sonrisa cuando llegó hasta la
barra.
- Hey! _ Sonrió sólo un poco. Me miró unos instantes más antes de
voltearse un poco para mirar a su alrededor y ver que había una mesa de
tres ocupada, dos de las mesas del fondo ocupadas, una chica revisando los
estantes de libros y nosotras dos - Ocupada? _ Se volvió hacia mí.
- Sólo un poco _ Asentí - Cómo estás?
- Bien _ Dijo mirando hacia sus dedos que se movían inquietos sobre
el mostrador.
Estuve a punto de preguntarle que le pasaba, pero
decidí no hacerlo. Involucrarme sólo haría más intensa la atracción que estaba
creciendo en mí.
- Te sirvo lo de siempre? _ Ella me miró un instante mientras
asentía con la cabeza y se volvía a mirar hacia la tienda - Si quieres
siéntate en tu mesa y te lo llevo en unos minutos. Quieres una torta de
chocolate? Recién me la trajeron hace poco.
- Sí, gracias _ Lo que fuera que le pasara, se aligeró un poco con la
idea de la torta.
Caminó hacia la mesa del fondo sin llamar mucho la
atención. Se sentó y se quedó con la mirada perdida en la nada. Que ganas de ir
hasta ella y abrazarla. No quería saber. No me interesaba saber. Sólo quería
darle cobijo y alejar de su mente aquello que la estuviese atormentando. Porque
era obvio que algo la estaba perturbando.
Terminé el té, serví la torta y me dispuse a
llevárselos. Cuando se percató que me acercaba, me fijó la mirada nuevamente.
Mi corazón comenzó a latir rápidamente y mis manos a temblar. Tuve que retener
la respiración para no tirar la taza y que se diera cuenta de mi reacción.
Lo coloqué sobre la mesa con cuidado y traté de
sonreír como si nada.
- Qué lectura te provoca hoy? Ligera, de investigación, drama
...? _ Dejé abierta las opciones.
- Ligera.
- Muy bien. Deja ver que tengo por allí
No le di tiempo a decir más, simplemente me fui
hasta el estante de los relatos encuadernados y busqué un par que eran cortos,
pero divertidos. Recuperé mi autocontrol antes de llevárselos y regresar hasta
la barra. Durante ambas acciones, sentí su mirada pegada a mí, pero fingí no
darme cuenta y continué con mis tareas habituales.
Unas clientes frecuentes me invitaron a sentarme
con ellas un rato y así lo hice. No quedé de frente a Diana, pero lograba verla
de reojo y sentí, más que ver, que miraba hacia donde yo estaba con más
frecuencia que con la que veía el libro de relatos. Quería creer que esa mirada
insistente era por mí, pero al observar a las 3 chicas con las que estaba, me
di cuenta que cualquiera de ellas podía ser objeto de la atención de Diana y
que no era precisamente a mí a quien miraba. Incluso en ese momento entendí su
retraimiento. De seguro alguna de ellas le había gustado y no sabía cómo
manejarlo. Sentí cierta decepción, pero a la vez, sentí alivio. Tal vez, y sólo
tal vez si ella se interesaba en alguien específico, mi atracción por ella
disminuiría ... qué clase de lógica era esa? No lo sabía, pero es que en
definitiva, ya no sabía que sentir o que pensar cuando de Diana se trataba.
No pasó más de una hora antes de que se dirigiera
hacia la barra con la taza vacía y su bolso. De inmediato la alcancé pensando
que a lo mejor deseaba algo más, pero al ver que sacaba dinero para pagar, fue
evidente que se iba.
- Te vas tan rápido? _ La pregunta salió de mi boca mucho antes
de que pudiera contenerlas.
- Sí. No tengo muchas ganas de leer en realidad _ Dijo con desgano.
- Pensé que era eso lo que querías.
- No ... lo que quería era ... _ Se mordió el labio inferior un
momento - Nada. Olvídalo.
- Qué pasa? ... Qué necesitabas? _ Podía dejarlo pasar. Debía dejarlo
pasar, pero no pude.
- Nada ... No importa. Igual estabas ocupada.
- Querías hablar? _ Pregunté dudosa.
- Sí, pero tampoco es que fuese para algo importante.
- Pensé en darte espacio para leer y no importunarte con tanta
charla.
- No me molesta hablar contigo, todo lo contrario ... pero hoy estás
ocupada así que mejor me voy _ Dijo encogiéndose de hombros.
Cuantas ganas tenía de decirle que se quedara, que
yo también deseaba hablar con ella, compartir con ella. Pero me callé. Me
tragué esas palabras.
- Invita la casa _ Le dije cuando me extendió dinero para pagar lo
consumido.
- Oh no!! No puedo aceptarlo _ Negó con la cabeza y rodó el billete
hasta mis manos que estaban sobre el mostrador..
- No es una pregunta. Es un hecho ... la casa invita _ Imité su
movimiento devolviéndole su dinero.
- Gracias _ Respondió tímidamente.
- Es un placer _ Le sonreí. Guardó su dinero y nos quedamos allí en
silencio por unos instantes.
- Bueno ... me voy _ Me sonreí con desgano, pero justo cuando se
disponía a caminar hacia la salida la llamé.
- Diana! _ Ella se volvió hacia mí otra vez.
- Si?
- Yo ... sólo pensé que querías tiempo para ti _ Dije a manera de
disculpas.
- Entiendo _ Asintió - Bueno, nos vemos _ Salió antes de que pudiera
decir algo más.
Entrelacé mis manos con fuerzas para evitar salir
corriendo tras de ella. Debía dejarla ir. En todas las maneras posibles. Diana
representaba un abismo en el que no debía caer. Tentador. Hermoso. Sublime.
Pero abismo al fin.
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Kam Zoe - Derechos Reservados
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Maravillosa está historia! Saludos desde Ecuador!
ResponderEliminarhermosaa historia.. por favor la continuacion pronto. saludos desde Argentina
ResponderEliminarMuy buena historia , sigue así.
ResponderEliminarEsperando la conti.
Saludos desde España. ; p
Gracias a todas por comentar, está de más decir que me hace muy feliz que la disfruten y mantengan el interés en la historia.
ResponderEliminarKarina: aclarada tu teoría, sólo te queda esperar a ver que ocurre en las siguientes entregas jajajajajaja. Saludos
Cada vez Melissa no puede evitar la atracción que siente por Diana. No me parece bien que use a Lucia para dejar de pensar en Diana lo único hace es todo lo contrario más sentir el deseo de estar con ella.
ResponderEliminarVaya que se conocen más personajes a Raquel, Ingrid y Maribel.