Karla y yo nos fuimos a su
casa a instruirme por medio de internet todo como tener relaciones sexuales con
mujeres. Ella sabe que eres virgen. Ella va a esperar por ti. Se ve que está
loca por ti. Karla sonrió. Feliz suspiré. Realmente esperaba que eso fuera
cierto. Karla me dejó en casa. Javier aún estaba en el trabajo, así que me hice
un sándwich y me senté a la mesa para hacer mi tarea. Una vez que hube
terminado, miré el reloj. No era sino las ocho; tenía una hora más hasta que
Javier volviera a casa. Sonreí y agarré mi teléfono, marcando a Lena, apenas
capaz de contener mi emoción. Hola, ángel respondió ella, sonando ridículamente
feliz. Hola. ¿Quieres venir? Le
pregunté, mordiendo mi labio de entusiasmo.
Claro que sí. Ahí estaré respondió
y colgó. Corrí a mi habitación para comprobar rápidamente mi cabello. Me reí de
mí misma cuando me di cuenta que me había convertido en una de esas chicas que
pensaban que tenían que verse perfectas para ella. Volví a la sala de estar, al
mismo tiempo en que ella entró por la puerta delantera. Hola. Sonreí. Ella me
arrastró en sus brazos y me besó con pasión, haciendo que mi corazón se acelere
y mi estómago aletee. Después de un rato se apartó. Hola suspiró, haciéndome
temblar de felicidad. Así que, ¿dónde estabas? Te extrañé murmuró, poniendo su
rostro entre mi cabello y respirando profundamente. Me reí y me aparté. Vaya,
¿qué? ¿Eres una especie de espeluznante mujer que huele el cabello? bromeé,
tomando su mano y arrastrándola hacia el sofá y empujándola hacia abajo. Ella
se rio y se apoderó de mi cintura, y me atrajo a su regazo de modo que estaba
ahorcajas sobre ella.
Te he echado mucho de menos
hoy. Odiaba verte y no ser capaz de tocarte. Además, ¿qué diablos fue eso en el
almuerzo? ¿Te gustó burlarte de mí? preguntó, frunciendo el ceño. Pasé mis
manos por su cabello castaño y sedoso, y me reí con aire de culpabilidad. Tengo
que preparar el terreno para mi victoria. No puedo aparecerme frente a Jessy y ser toda: “sí, he ganado la apuesta,
¿cierto?” le pregunté inocentemente. Negó con la cabeza, todavía con el ceño
fruncido. Pero eso fue exagerado. Quiero decir, ¿sabes lo difícil que fue para
mí no saltarte encima? bromeó. Asentí con la cabeza y me mordí el labio para no
reírme. Oh sí, me di cuenta de que fue difícil para ti me burlé, alzando las
cejas a sabiendas, haciéndole reír. Mmm, lo que sea. ¿A dónde fuiste de todos
modos? Tenía la esperanza de pasar un poco de tiempo contigo esta noche. Me atrajo más hacia ella y me besó en la
nuca, haciéndome morderme el labio cuando mi piel se desató en piel de gallina.
Te amo. Mi chaparrita
bromeó, levantando su nariz y encogiéndose de hombros. Me reí y le di una
palmada en el hombro juguetonamente. Idiota dije en tono de broma, haciéndola
reír más fuerte. La empujé hacia bajo sobre el sofá y me puse encima de
ella, besándola. En el momento en que me
alejé, las dos estábamos respirando pesadamente. Me miraba con lujuria y podía
sentir que ya había despertado su pasión. Lena, sólo porque estoy excitada, no
significa que estoy lista para algo más. Ya lo sabes, ¿verdad? pregunté,
respingando, esperando no haber conseguido elevar sus esperanzas y ahora
estuviera esperando sexo. Ella sonrió y me metió el pelo detrás de la oreja. Ángel,
ya lo sé. Está bien. Vamos a ir tan lento como quieras. Mientras que pueda
hacer esto. Empujó mi rostro hacia abajo al suyo de nuevo. Sonreí contra sus
labios y me sentí más feliz de lo que había estado en años, ella era demasiado
dulce. Sólo rezaba que estuviera lista pronto, antes de que se aburriera o
desesperara y se fuera corriendo tras esa cualquiera Jessy Después de besarnos
y abrazarnos alrededor de una hora escuchamos un coche en la calle. Maldita
sea, debe ser al auto de Javier susurré, tratando de alejarme de Lena. Me
senté, alisando mi cabello, con la esperanza de que no se viera como si
hubiéramos estado ligando durante la última hora. Lena se río y tiró de mí
hacia abajo en el sofá con ella. Javier puede manejar esto. Vamos, tiene que acostumbrarse
a esto con el tiempo. Él va a vernos besándonos de vez en cuando dijo, riendo
entre dientes en mi cuello. Sonreí mientras entretejí mis dedos en su cabello,
oí la puerta abrirse y Lena levantó la cabeza para mirar, con una pequeña
sonrisa en el borde de sus labios. De hecho, creo que ella estaba disfrutando
molestar a Javier.
¡Oh, vamos, chicas! En
serio, ¿qué he dicho esta mañana sobre las muestras de afecto públicas? Se
quejó Javier, arrojando las llaves sobre la mesa. Lena gimió y puso los ojos en
blanco mientras se incorporaba, empujándome asentarme junto a ella. ¿Mejor? preguntó,
sonriendo con malicia. Javier suspiró y puso los ojos en blanco también. Voy a
acostumbrarse a esto, supongo se quejó. Lena me sonrió y no pude evitar
sonreírle de vuelta. Ella echó su brazo sobre mi hombro y me tomó de la mano
con su otro brazo, jugando con mis dedos. Javier entró y se dejó caer en el
sofá de enfrente, mirándonos con mal humor. Me reí de su expresión de
contrariedad y me levanté. Voy a ir a hacer mi tarea. Ustedes, chicos, pueden
entretenerse a sí mismos por un tiempo, ¿verdad? Les sonreí a los dos a la vez.
Tenía la sensación de que necesitaban su tiempo. Javier y Lena eran los mejores
amigos después de todo. Sí. ¿Quieres jugar a Halo, Javier? preguntó Lena con
entusiasmo. Javier se levantó para configurarlo y me sonreí secretamente feliz.
Sí, volvieron a la normalidad. Agarré la bolsa de papel marrón y me dirigí a mi
dormitorio, riendo cuando Lena golpeó mi trasero y me silbó. Ya había hecho mis
deberes, así que decidí que un largo y agradable baño de espuma en la bañera
sería bueno. Preparé un baño y añadí una gran cantidad de burbujas, antes de
agarrar un libro y meterme en la bañera. Me perdí en la historia. Estaba tan
absorta en la historia que no oí la puerta abrirse. Bueno, eso sí que es sexy
ronroneó Lena desde la derecha junto a mí. Grité y casi dejo caer el libro en
el agua. ¡Mierda! ¡Casi me das un infarto, Lena! grité, tratando de calmar mi
corazón que estaba tratando de romper mis costillas. Llevé mis rodillas hasta
mi pecho y traté de ocultarme de modo que pudiera ver nada inapropiado. Por
suerte para mí, todavía había bastantes burbujas que ayudaron. Echó a reír. Lo
siento. Oye, ¿puedo entrar? bromeó mientras se arrodillaba junto a mí y puso
sus dedos en la bañera. Los sacó de forma rápida y meneó la cabeza. Olvídalo. ¡Eso
está jodidamente helado! Frunció el ceño y se secó la mano en la toalla. Lena,
¿podrías salir de aquí? ¡Esto no es divertido! grité, sonrojándome. Puso su
sonrisa un poco engreída y se inclinó para besar mis labios sólo por una
fracción de segundo antes de que se volviera y regresara a la puerta. Estaba
bromeando. En realidad no me di cuenta de que estabas aquí. Aunque, deberías
salir, esa agua está muy fría. ¿Has estado ahí todo este tiempo? preguntó,
sacudiendo la cabeza. Está un poco fría admití. Ahora que estaba fuera de la
historia ni siquiera me di cuenta que la bañera estaba como piedra fría y tenía
piel de gallina por todas partes. Lena sonrió y se volvió de nuevo a mi
habitación, cerrando la puerta para darme un poco de intimidad. Saqué el tapón y
lancé mi libro a un lado mientras me ponía de pie. Agarré la toalla del borde y
la envolví alrededor de mí con fuerza. Me di cuenta al salir de la bañera que
no había traído nada de ropa aquí para cambiarme. En realidad estaba muy frío,
y mis dientes castañeteaban. No podía quedarme aquí toda la noche, simplemente
tendría que ir a buscar un pijama. No era gran cosa; Lena me había visto en una
toalla antes. Cuando entré en mi habitación me di cuenta de que estaba
descansando en mi cama. Hola, sintiéndome un poco incómoda, a medida que me
ponía un par de pantalones cortos debajo de la toalla. Por Dios, Ángel, podría
haberte dado hipotermia o algo así me regañó, mirándome con preocupación. Me
agarró de la mano y me llevó a la cama, sentándome en el borde cuando ella
entró en el cuarto de baño, volviendo con otra toalla. Frotó mis brazos y
hombros, secándome rápido. Estaba contenta que decidí no lavarme el cabello, en
cambio, poniéndolo en un moño desordenado, de lo contrario eso me habría hecho
tener aún más frío. Envolvió su brazo alrededor de mí, poniendo cada uno de mis
dedos arrugados como ciruelas en su boca, calentándolos de uno en uno a la vez.
¡Oh, Dios mío, eso es sexy! Incliné mi cabeza y la besé, al parecer atrapándola
por sorpresa. Después de uno o dos segundos, respondió, besándome de vuelta.
Mordí su labio suavemente y ella abrió la boca, permitiéndome deslizar mi
lengua en ella. Gimió desde la parte posterior de su garganta y envolví mis
brazos alrededor de su cuello, sujetando su cabello rudamente, tirando
ligeramente de ella. Me llevó más cerca, profundizando el beso. Después de lo
que pareció una eternidad, pero aun así no fue lo suficientemente largo, se
alejó respirando pesadamente. Sus labios no dejando mi piel, sin embargo, en
cambio, besó mi cuello, succionando la piel cerca de mi clavícula, haciéndome
jadear y retorcerme. Todavía estaba helándome y mis dientes empezaron a
castañetear de nuevo, arruinando el momento. Se retiró entre risas. Vamos a
ponerte debajo de las sábanas y así puedas entrar en calor. Se quitó la
camiseta en un solo movimiento y no pude dejar de mirar a sus pechos. Sentí
movimiento y mi visión se volvió negra por unos segundos, interrumpiendo el
comérmela con los ojos. Sonreí cuando me di cuenta que había puesto su camiseta
por encima de mi cabeza. Lena, si quieres que me caliente, todo lo que
necesitas hacer es quitarte la ropa ronroneé, mordiéndome los labios y mirando
por encima su pecho y abdomen, con ganas de pasar mi lengua sobre ellos. Se río
y rodeó sus brazos alrededor de mí. Ángel, no podrías estar más caliente,
confía en mí. Eso sería ilegal respondió, besándome otra vez. Me quité la
toalla húmeda y la arrojé en el piso mientras ella me levantaba. Envolví mis
piernas alrededor de su cintura mientras me cargaba hasta el final de la
almohada y sacaba la colcha, subiéndose en la cama conmigo todavía unida a su
frente como un mono bebé. Empujó la colcha por completo a lo largo de nuestras
cabezas y se apartó de nuevo para hablar conmigo en la penumbra. Te he echado de
menos esta noche. ¿Por qué no te quedaste a jugar con nosotros? preguntó de
mala gana. Pensé que tú y Javier necesitaban un poco de tiempo juntos.
Realmente no has hablado con él por tu cuenta desde que se enteró de nosotras.
El sigue siendo tu mejor amigo.
No puedes pasar todo el
tiempo tratando meterte en mis pantalones, sabes bromeé. Pero me encanta
intentar meterme en tus pantalones se quejó en broma, dándome la cara
cachorrito, haciéndome reír. Estaba calentándome ahora. Su calor corporal
palpitante en mí y nuestro aliento caliente entremezclándose bajo el edredón,
lo hacía todo parecer casi humeante al debajo. Por otra parte, podría haber
sido sólo la pasión que sentía ardiendo dentro de mí. Supongo que tienes razón.
Javier estuvo bien esta noche, en realidad dijo que era agradable verte feliz,
por lo cual me llevó todo el crédito por supuesto dijo engreídamente. ¿Todo el
crédito? ¡Vaya, ese un ego desmesurado el que tienes allí! bromeé con una
sonrisa ante el doble sentido,. Se río y acarició el costado de mi rostro con
el dorso de sus dedos. ¡Es mejor que no estés desnuda con mi hermana pequeña,
Hamilton! gruñó Javier de advertencia desde la cercanía de la puerta. Lena
empujó la colcha fuera de nuestras cabezas, sonriendo con aire de culpabilidad.
Javier, amigo, un poco de
advertencia más estaría bien. Oh, Javier, ¡contrólate! ¿Qué quieres? ¿Y alguna
vez has oído hablar de tocar? pregunté, empujando la colcha más atrás para que
pudiera ver que tenía una camiseta puesta. Toqué. Simplemente no escucharon a
través de todo el coqueteo respondió, sonriendo. Todos nos reímos y Javier negó
con la cabeza. De todos modos, sólo quería decirte, Ale, que mamá regresa a
casa el domingo. Sonreí; no había visto a mi madre en tres semanas. ¿Sí?
¡Impresionante! exclamé con mucho gusto. Javier asintió con la cabeza, su
sonrisa a juego con la mía. Sí. Bueno, está bien, voy a la cama. Mantengan el
ruido bajo por aquí; no quiero saber nada. Me eché a reír y no pude resistir
burlarme de él un poco más. Javier, tal vez quieras tomar prestado mi iPod,
estamos calentando para la apuesta―bromeé, guiñándole un ojo. Lena se echó a
reír y Javier simplemente me miró fijamente, sacudiendo la cabeza con
desaprobación, cerrando la puerta detrás de él. Ángel, eres demasiado divertida
dijo Lena, besando mi cuello. Cállate, HAMILTON contesté, imitando el tono
bromista de Javier.
Desperté en la mañana con
una enorme sonrisa en mi cara. El sol brillaba, las aves cantaban, y había
despertado junto a la chica más sexy del mundo, que por casualidad estaba
enamorada de mí. Sonreí contra el brazo en el que estaba acostada y presioné mi
espalda contra ella, sintiendo sus pechos presionado enmi espalda donde me
estaba abrazando. ¿Lena? susurré, girando mi cabeza en su dirección. Sus brazos
se tensionaron alrededor de mí mientras lentamente abría sus ojos. Hola
murmuró, levantando su cabeza para que pudiera besarme. Wow, amo despertarme
sabiendo que finalmente eres mía. Puso la cabeza hacia atrás y suspiró con
satisfacción. Entonces, ¿podemos decirle a la gente hoy que estamos saliendo?
preguntó felizmente, sonriendo de oreja a oreja. Un… no. No hoy. Aún necesito
hacer un poco más de trabajo de preparación en eso respondí, recorriendo mi
mano por su pecho, .Gruñó.
Por “trabajo de
preparación”, no querrás decir que vas a coquetear conmigo y ponerme cachonda
como el infierno de nuevo como ayer, ¿cierto? preguntó, luciendo suplicante.
Tendrás que esperar y ver, ¿no crees? Oh, y te doy mi permiso para tocarme un
poco hoy si quieres ofrecí casualmente. Me giré para enfrentarla, sosteniendo
mi cabeza en mi codo para que pudiera verlo mejor. Mmm… tocarte, ¿así?
ronroneó. Arrastrando sus dedos a través de mi cuerpo lentamente, desde mi
cara, abajo por mi cuello, a través de mis senos y estómago, estableciéndose finalmente
justo en el interior de mi muslo. Su mano estaba tan cerca de mi centro que no
pude evitar el pequeño gemido que escapó de mis labios. Trazó sus dedos a
través de mi pierna, haciéndome gemir. Maldita sea, la quería tanto pero
simplemente no podía, no aún. No, Lena supliqué. Dije las palabras, pero moví
mis caderas inconscientemente, tratando de acercarme más a su mano. Se río,
poniendo sus labios de forma que están casi tocando los míos. Prométeme que no
me provocarás mucho hoy en la escuela murmuró contra mis labios mientras movía
su mano a la parte exterior del muslo. No te molestaré demasiado. No puedo
prometer que no te pondrás caliente bromeé, torciendo sus palabras. Estrelló
sus labios contra los míos y pude sentir que estaba sonriendo. ¡Eres una
maldita provocadora! Ni siquiera te das cuenta de lo que me haces gruñó,
besando mi cuello suavemente. Vaya, sabía exactamente lo que le estaba
haciendo, ¡la podía sentir! Le devolví el beso con pasión y se alejó después de
un par de minutos, justo cuando estaba poniendo en ello.
Mejor me voy. Ella me besó
otra vez mientras salía de la cama. Está bien. Te veo en un rato contesté,
viendo cómo se ponía la ropa. Me guiñó un ojo mientras subía por la ventana, de
regreso a su casa. A pesar de que Javier sabía, Lena seguía necesitando
mantener la pretensión para sus padres. Ella
no podía exactamente ser vista salir por la puerta principal, cuando se
suponía que debía estar en su cama. Me levanté de la cama y salté al cuarto de
baño para una ducha. Cuando estaba seca, me quedé mirando a través de mi
armario por mucho tiempo. Necesitaba algo diferente para usar hoy. Quería que
Lena me viera como si realmente me quisiera enfrente de todos, porque no quería
seguir mintiendo acerca de nuestra relación. Saqué una mini-falda vaquera y una
blusa negra lisa con cuello en V, de manga corta. Sonreí mientras miraba mi
atuendo. Esto sin duda iba a funcionar. Me vestí y me examiné en el espejo, la
falda era corta, pero no demasiado corta para que pareciera una de las zorras,
y la blusa era ajustada pero no demasiado, sólo lo suficiente para dar una
pista de lo que estaba debajo. Sonreí y me puse un par de zapatillas de ballet,
completando el atuendo. Sonriendo para mis adentros. Salté a la cocina. Lena
estaba hablando con Javier, de espaldas a mí, y ya había un plato de cereal en
el mostrador esperando por mí. Sentí mi corazón derretirse un poco por su
consideración. Buenos días dije alegremente. Lena estaba bebiendo un vaso de
agua y cuando se dio la vuelta, casi se ahoga. Javier le dio una palmada en la
espalda bruscamente y se echó a reír. ¡Sip, ese era el efecto que quería! Sus
ojos estaban muy abiertos y con hambre al mirarme lentamente, haciéndome
sonrojar al imaginarme los pensamientos que estaba teniendo sobre mi cuerpo.
Ella todavía no había hablado. Lena, ¿quieres tomar una foto? Va a durar más
tiempo bromeé, comiendo mi cereal.
Eso pareció sacarla de la
fantasía privada que estaba teniendo. ¿No vas a usar eso hoy cierto? preguntó,
frunciendo el ceño ligeramente. Me miré a mí misma preguntándome qué quería
decir con eso. No me veía tan guarra. Sí, ¿por qué? pregunté, confundida. Pensé
que le gustaba la ropa; ¡desde el luego parecía que le gustaba! Ella se acercó
y rodeó sus brazos alrededor de mí por la espalda. Ángel, ¿cómo diablos se
supone que me voy a concentrar todo el día, sabiendo que mi hermosa novia se ve
como una maldita diosa del sexo? ¿Estás torturándome a propósito? se quejó,
besando el lado de mi cuello y pasando sus manos por mis muslos expuestos. Me reí
y le di un codazo en el estómago. Bueno, entonces sólo tendrás que ejercer algo
de control, ¿no crees? me burlé. Ella gimió y se movió de modo que estaba
detrás del mostrador, probablemente para que Javier no pudiera ver que estaba
tan excitada. No estás jugando nada limpio se quejó. Me reí y agarré mi bolsa.
¿Listo para irnos, Javier? pregunté, sonriendo a mi hermano, que parecía que
estaba tratando de hacer caso omiso de nuestro intercambio pero estaba fallando
miserablemente. Sí. Creo que Lena necesita otro minuto para calmarse, sin
embargo dijo él, riendo, haciendo rodar los ojos a Lena. Me reí de su expresión
de advertencia. Javier me agarró por los hombros y me empujó fuera de la
puerta. Todavía estaba riéndome de Lena.
La mañana pasó volando y
finalmente, la hora del almuerzo estaba aquí. Estaba tan emocionada de ver a
Lena que no podía dejar de sonreír. ¿Qué demonios te pasa? preguntó Saúl,
mirándome como si me hubiera vuelto loca. Nada, sólo estoy teniendo un buen
día. Además, tengo hambre y ahora vamos a comer mentí sin problemas. ¿Vas a
hacer otro movimiento a Lena? preguntó Karla, sonriéndome a sabiendas. Me eché
a reír. Oh, diablos, sí. Sólo observa la cara de Jessy. Voy a hacer que me
desee hoy. Sonreí feliz. Esto iba a ser grande y Jessy iba a odiar cada segundo
de ello. No hay duda al respecto estuvo de acuerdo Karla, riendo. ¡Oh! ¡Así que
por eso es la falda! Dijo Saúl. Una
mirada de comprensión cruzó su rostro. Me eché a reír y asentí. ¿Crees que va a
funcionar? pregunté, en realidad quería su opinión. Él asintió con la cabeza.
Oh, sí que va a funcionar. Todos los chicos en la escuela han estado hablando
acerca de tus piernas asesinas hoy. Debo decir que hasta yo, que estoy
totalmente enamorado de mi novia, te he comprobado admitió, encogiéndose de hombros. Le di una
palmada en el hombro. juguetonamente.
¡Ew! Eso es asqueroso, Saúl.
¡Tú eres uno de mis mejores amigos! ¡Los mejores amigos no pervierten el uno
del otro! declaré, fingiendo un estremecimiento. En realidad, he estado
mirándote también bromeó Karla. Yo también agregó Sarah, haciéndonos reír a
todos más fuertes. Al entrar en el comedor, riendo, pude sentir algunos de los
chicos mirándome. Ahora que Saúl había dicho acerca de eso, me di cuenta que
tenía mucha más atención masculina de lo normal. Compramos nuestra comida. Ya
vuelvo, muchachos dije, sonriendo, mientras me dirigía a la mesa donde los
atletas y porritas se sentaban. Todos mis amigos se fueron a sentar en la mesa
de costumbre, me miraban con ojos curiosos. Vi a Lena mientras me acercaba.
Como de costumbre, había una decena de chicas colgadas a su alrededor,
coqueteando descaradamente. Parecía que estaba realmente enojada. En serio,
Raquel, si me tocas una vez más voy a ir a hablar con alguien acerca de ello.
Esto está al borde de acoso sexual gruñó Lena, mirándola y quitando su mano
fuera de su muslo. Se veía muy ofendida cuando se puso de pie y salió fuera. El
resto de las chicas estaban sonriendo a sus espaldas. Prácticamente se podía
leer sus pensamientos en sus caras: Una chica menos para la competencia.
Reprimí una risita y me senté en la mesa. Javier no estaba allí, así que decidí
sacar el máximo provecho de eso y realmente empujarla hoy. Hola, Lena ronroneé,
sonriéndole seductoramente. Su rostro se iluminó cuando me vio. Hola. ¿Tuviste
una buena mañana? preguntó alegremente. Puse mala cara y negué con la cabeza.
Su rostro se cayó y puso su brazo sobre mi hombro, me miró preocupada. ¿Qué
está mal, Ángel?
Me puse de pie y me senté en
la mesa frente a ella, apoyando un pie en el banco entre sus piernas, así mi
pie estaba casi tocando su entrepierna. Ella no pareció descuenta, sin embargo;
seguía mirando mi cara, preocupada. Me lastimé la pierna en clase de gimnasia.
Es muy doloroso. ¿Tengo un moretón? pregunté, abriendo las piernas ligeramente
y apuntando a mi cara interna del muslo. Sus ojos de inmediato cayeron a mis
piernas. Estoy apostando a que tenía una visión clara de mi ropa interior,
porque una expresión de dolor y hambre cruzó su rostro. Me sentí un poco como
una puta por hacer esto, pero al menos nadie más podía ver lo que estaba
viendo, de lo contrario no lo habría hecho. Puso su mano en el músculo de mi
pantorrilla y la deslizó poco a poco todo el camino hasta mi pierna, a mi cara
interna del muslo, gimiendo en voz baja al hacerlo. No, no hay moretones dijo
con su voz sensual, haciéndome arder en necesidad mientras masajeaba mi muslo.
Hmm, ¿de verdad? Duele tanto mentí, sonriéndole. Ella estaba sonriendo hacia
mí; su expresión me dijo que sabía que me estaba volviendo loca. ¿Qué tal si
mejor lo besas para mí? sugerí, alzando las cejas, tratando de parecer sexy.
Escuché algunos de los chicos gemir, ya que obviamente estaban viendo el
intercambio. La lujuria cruzó la cara de Lena mientras asentía con una sonrisa
sexy e inclinó la cabeza hacia mi pierna. Justo antes de que sus labios tocaran
mi piel, alejé mi pierna. En realidad, es mejor que no. Pensé que tenías una
novia bromeé. Se río y negó con la cabeza hacia mí, entrecerrando los ojos,
obviamente decepcionada de que no llegó a besar mi pierna delante de toda la
escuela. Tengo una novia. La amo más que cualquier otra cosa dijo, su voz llena
de honestidad. Sonreí mientras mi corazón se derritió.
Bueno, no deberías estar
haciendo esto, entonces, ¿eh? me burlé, sonriéndole y bajando de la mesa.
Agarré a mi bandeja del almuerzo. Me parece que está bien ahora, de todos
modos. Tal vez si comienza a doler de nuevo más tarde, te llamaré —coqueteé.
Ella gimió cuando le guiñé y me fui a la mesa de amigos. Podía oír a los chicos,
todos haciendo comentarios calientes detrás de mí acerca de cuán caliente era
eso, y cómo definitivamente “aprovecharían eso”, y las chicas diciendo lo
ramera que era. Me reí y me dejé caer en nuestra mesa. Karla me sonrió a
sabiendas, y Silvia y Saúl estaban mirando con la boca bien abiertas. ¡Estabas
tan ahí! ¡Realmente creo que podrías ganar la apuesta! dijo Silvia, mirándome
con asombro. No podía dejar de reírme de ella; me miraba como si fuera una
especie de diosa o algo así. Podrían servirme cuatro mil dólares admití,
riendo. Sólo esperaba que Jessy realmente pagara una vez se diera cuenta de que
yo fui su novia todo el tiempo. Cuando terminamos de comer, estaba caminando
junto con mi grupo de amigos, cuando alguien me agarró la mano y me tiró a una
parada. Chillé, un poco sorprendida, y me giré para ver a Lena sonriéndome
mientras me arrastraba al salón de clases vacío más cercano. Me reí cuando vi a
mis amigos caminar sin mí, ni siquiera dándose cuenta de que no estaba detrás
de ellos más.
Cerró la puerta y me miró,
tratando de fingir que estaba molesta conmigo, pero no había manera de que
cayera por eso, ella se divertía, me di cuenta. Ángel, eso fue demasiado afirmó
mientras daba un paso más cerca de mí. Di un paso atrás y choque con la pared. ¿Demasiado?
Pensé que era bastante perfecto respondí en broma. Ella se río y apretó su
cuerpo al mío. Eres bastante perfecta. Apartó mi pelo de mi cara suavemente,
mirándome con ternura. Puse mis brazos alrededor de ella y la acerqué más,
luego moví mis manos para agarrar su trasero. Ella sonrió con esa sonrisa sexy
y presionó sus labios contra los míos con suavidad; gemía ligeramente y la
acerqué más, con ganas de más. Se apartó para besar mi cuello, sus manos
vagando por mi cuerpo, a través de mis piernas. Una de sus manos se deslizó
debajo de mi falda, haciendo cosquillas con sus dedos en mi trasero provocando.
Sentí chupar suavemente en mi cuello. Lena, ¿me estás dando un chupón?
pregunté, riendo. Dejó de chupar por un segundo y alejó su boca de mi piel. Mmm-hmm
te estoy marcando murmuró, antes de chupar en el mismo lugar otra vez. Después
de unos segundos, se apartó para mirarlo, inspeccionando su obra. Parecía muy
orgullosa de sí misma y estaba sonriendo de oreja a oreja. Sí, ¿y yo puedo
marcarte? bromeé. Claro, si quieres. Ella estuvo de acuerdo, encogiéndose de
hombros, pero en realidad luciendo un poco esperanzada. ¿Realmente quería que
la marcara? Apretó los labios a los míos una vez más, pareciendo poner mi
cuerpo en llamas. Por Dios, ¿cómo diablos me hacía esto? Ella era la única
chica que había besado, por amor de Dios. Sin embargo, aquí estoy, ¡dejándola
poner su mano en mi trasero! Sonreí cuando inclinó la cabeza hacia un lado,
dándome acceso a su cuello. Justo cuando mis labios rozaron su piel, sonó la
campana. Ella gimió y se alejó, mirándome con una cara de cachorro de nuevo.
Falta a clases conmigo declaró ella, haciendo un mohín ligeramente.
¿Faltar a clases con ella?
¡Oh, mierda, odiaba faltar a la escuela, eso no era yo en absoluto! Um, Lena, no
puedo. Estaba debatiéndome, tenía muchas ganas de pasar tiempo con ella, pero
simplemente no podía soportar la idea de que mis maestros supieran que falté a
clase sin necesidad. ¿Por favor? rogó, doblando sus rodillas para que así
estuviéramos a la misma altura. Sus ojos azules me estaban matando. No podía
decirle que no. Suspiré profundamente. Si me atrapan, entonces tú estarás en
serios problemas le advertí. Si obtenía detención, me aseguraría de que ella
también. Ella se río, una hermosa sonrisa se extendía por su cara mientras
sacaba su celular y llamó a Javier para decirle que no me sentía bien y que me
llevaba a casa. Sí, ella está bien. No, dice que se siente un poco mareada, eso
es todo. No, no, lo tengo. Muy bien. Nos vemos dijo en el teléfono, sonriendo y
lanzándome un guiño. Deslizó su teléfono en el bolsillo y me agarró la mano,
tirando de mí desde el aula hasta el coche. Javier va a conseguir un aventón al
trabajo. Así que, siempre y cuando te lleve a casa a las nueve, ni siquiera
sabrá que faltamos a clases dijo alegremente. Rodé mis ojos hacia ella. ¡Como
si Javier realmente creyera que estaba enferma! Él sabe que estamos faltando.
Sacudí la cabeza, riendo. Javier no era tonto, él simplemente no quería decir
nada. Pues bien, Ángel, ¿qué haremos? preguntó Lena, saliendo del
estacionamiento con rapidez antes de que alguien nos viera salir. Me encogí de
hombros con facilidad.
No me importa. Lo que tú
quieras. Mientras involucrara pasar más tiempo con ella, haría cualquier cosa
.Ella sonrió. ¿Quieres que te lleve a patinar otra vez? ofreció. Claro, ¿por
qué no? Tengo que cambiarme primero, sin embargo; o me congelaré el trasero de
otra forma. Me reí mientras sus ojos inmediatamente se dirigían a mis piernas
de nuevo. Le envié un texto a Karla para decirle que iba a faltar y le pedí que
recogiera cualquier trabajo que me perdiera. Cuando nos detuvimos frente a mi
casa, Lena se fue a la suya a buscar algo que dijo que necesitaba, y yo corrí y
me puse unos vaqueros. Pasé un cepillo por mi pelo y añadí una capa rápida de
máscara de pestañas. Cuando salí de mi habitación, tomé un suéter, así no me
daría frio. Corrí hacia el auto, emocionada por algún tiempo a solas con ella.
Ella sonrió mientras subía. Oye, te traje esto dijo, dándome una de sus sudaderas.
Fruncí ante ella, sabiendo que tenía una de las mías. ¿Por qué traería esto?
Er.... ¿gracias? Es para tu pequeño trasero. Te dije traería una para que no te
mojaras y te diera frío como la última vez. Aunque, tengo plena confianza en
que patinarás por tu cuenta al final de esta lección se jactó, sonriendo.
Bueno, no estoy segura de querer patinar si no me vas a tocar ronroneó
sugestivamente.
Ella sonrió. Mmm, nunca
había pensado en eso. Esperemos que no aprendas muy rápido entonces. Movió las
cejas hacia mí, haciéndome reír.
El patinaje fue muy
divertido. Tenía razón, era mucho mejor esta vez. Fue probablemente debido al
hecho de que ella era una maestra tan buena, y porque nos pasamos casi todo el
día aquí la última vez. Fue muy divertido estar con ella. Ella patinó hacia
atrás al igual que lo hizo antes, sosteniendo mis manos, haciendo bromas y
charlando. Solo me caí un par de veces y cada vez que interrumpía mi caída, o
me atrapaba o me levantaba. La miré mientras patinamos, estaba sonriendo
ampliamente y mi corazón dio un vuelco. Era tan guapa, amable y paciente. Podía
sentirme enamorándome de ella. Sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que
estuviera loca por ella. Oye, ¿Qué tal si presumes un poco? Me encanta verte
patinar sugerí, agarrándome en el costado por mi vida para que pudiera
soltarme. Ella me dio un beso antes de irse patinando al revés, se volvió
bruscamente y patinó hacia delante tan rápido que realmente me asustó. Mi
corazón estaba golpeando en mi pecho a la vista de eso. Si se caía, mientras
patinaba de esa manera, iba a resultar gravemente herida. El pensamiento de
ella herida me aterraba. Hizo un par de vueltas, y me mostró sus habilidades,
como saltar y patinar sobre un pie. Siempre me encantaba verla patinar. Se veía
tan hermosa y frágil, pero nunca la había deseado por eso, hasta ahora. Se veía
tan sexy cuando estaba patinando, tan poderosa y dominante. Lena quería jugar
hockey profesionalmente, que ya había sido buscada por un equipo realmente
bueno pero necesitaba estar en la universidad antes de que pudieran firmar. Le
habían ofrecido una beca deportiva completa en una escuela muy buena en Boston,
lo que significaría que tendría que mudarse cuando la escuela terminara en
pocos meses. El tiempo de separación iba a matarme. Yo iba a tener pesadillas
todas las noches cuando ella no estuviera allí, sin mencionar la angustia que
sentiría al verla irse. Odiaba el hecho de que ella estaría tan lejos y quelas
chicas estarían cayendo sobre ella. Suspiré, negándome a pensar en ello. Tenía que
confiar en ella. Y lo hacía, confiaba plenamente en ella, creía que me amaba y
que no quería hacerme daño. Cuando regresó a mí, patinó hasta detenerse,
enviando un spray de hielo sobre un lado. ¿Es eso suficiente exhibición para
ti? preguntó, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura y besándome
tiernamente. Oh, sí. Mi novia puede patinar bien confirmé, con una sonrisa
hacia ella. Mmm, di eso de nuevo. Me gusta eso gruñó, en una ronca sexy voz que
hizo temblar mis entrañas. Envolví mis brazos con fuerza alrededor de su cuello
y la atraje más cerca. Mi novia puede patinar ronroneé seductoramente,
mirándola a los ojos. Pude sentir la ardiente pasión chisporroteando entre
nosotras. Ella dobló sus rodillas así estábamos al mismo nivel, me abrazó
fuertemente y luego me sostuvo, levantándome de mis pies. Empezó a patinar
suavemente alrededor de la pista. Envolví mis piernas alrededor de su cintura
mientras patinaba ocasionalmente haciendo pequeños giros y cambiando a patinar
hacia atrás. Sus ojos no dejaron los míos. Fue la cosa más erótica y sexy que
me hubiera sucedido, y todo mi cuerpo estaba anhelando por ella. Te amo tanto,
Ángel susurró. Sonreí. Mis entrañas estaban rebosando de felicidad y pasión.
Ella me estaba volviendo loca; yo la quería y la necesitaba. Al mirar dentro de
sus hermosos ojos azules, podía ver todo su amor por mí brillando a través y
eso hizo a mi corazón latir muy rápido. De repente, me golpeó como un camión,
yo también la amaba. Tal vez siempre la había amada, no estaba segura. Ella tenía
una manera de deslizarse detrás de mis defensas y se abría paso dentro de mi
corazón, pero siempre me había negado a verla de esa manera. Me hacía sentir
segura, querida, necesitada y especial; yo no quería volver a dejarla ir. La
amaba como loca, más que a nada, ella era lo único que necesitaba en la vida.
Abrí mi boca para decirle que yo también la amaba, pero habló primero,
cortándome. Vamos a ir a cenar sugirió, patinando fuera de la pista de hielo y
sentándome en el banquillo. Ella se puso de rodillas y me quitó mis patines.
Sólo la miré mientras lo hacía, incapaz de mantener la sonrisa fuera de mi
cara. ¿Era este chica realmente mía? ¿Cómo conseguí ser tan afortunada? Después
de que conseguimos de nuevo nuestros zapatos, nos fuimos a un pequeño restaurante
italiano que dijo ella que hacía la segunda mejor lasaña en el mundo. ¿La
segunda mejor? pregunté riendo. Sí. Tu lasaña es genial afirmó, sosteniendo mi
mano con fuerza mientras seguíamos al camarero a la mesa. Sabes que me tienes
ahora, puedes parar con los elogios me burlé, riendo. Ella sonrió y sacudió su
cabeza, rodando sus ojos como si estuviera siendo estúpida.
La comida era buena y el
restaurante era realmente bonito, tenía velas en cada mesa y era realmente muy
romántico, era tan divertido estar cerca de ella que no había un silencio
incómodo. No podía dejar de preguntarme cómo no sabía nada de ella antes de que
estuviéramos juntas. Supongo que fue porque la única personalidad que alguna
vez me mostró fue el lado idiota que, en realidad, no parecía ser una parte de
su carácter en absoluto. Lena, ¿puedo preguntarte algo? pregunté, demasiado
curiosa para no preguntar.
Por supuesto. Lo que tú
quieras. Se encogió de hombros, tomando un sorbo de su bebida, mirándome con
curiosidad. ¿Por qué siempre fuiste tan imbécil conmigo? Si te he gustado todo
este tiempo, ¿por qué siempre me enloquecías cuando éramos niñas y siendo como
una idiota conmigo? Sabes que solía odiarte, ¿cierto? pregunté, alzando mis
cejas, mirándola en tono de disculpa. Ella se río. Ya sabes, hay una delgada
línea entre el amor y el odio. Tal vez me amabas y no te diste cuenta sugirió,
sonriendo. Sonreí porque eso era exactamente lo que estaba pensando antes. No,
Lena. Eras una imbécil completa para mí. Pero la mayoría de eso era un acto,
¿no? Entonces, ¿por qué lo hiciste? pregunté, necesitando la respuesta, me
estaba matando porque simplemente no lo entendía. Javier. Se encogió de
hombros. ¿Javier? no lo entiendo. Le di mi mejor cara de “qué demonios”. Ella
sonrió con tristeza. Javier realmente no me quería cerca de ti. Me golpeó
bastante un par de veces cuando éramos niños por ello. Él es realmente
protector contigo. Era más fácil para mí mantenerme alejado de ti si en
realidad no querías estar conmigo. Pensé que si te hacía querer estar lejos de
mí, entonces yo no tendría que intentar tan dura dijo, frunciendo el ceño.
Espera, ¿ella fingió ser una idiota así yo no querría estar con ella debido a
Javier? ¡Maldita sea esa chica! Todos estos años, Lena, simplemente me parece
una pérdida. Suspiré y sacudí la cabeza; si me lo hubiera dicho entonces, tal
vez podríamos haber estado juntas durante más tiempo. Sabes, yo siempre pensé
que tenías una doble personalidad le dije, riendo. Ella también se río. ¿En serio? ¿Por qué? Bueno,
siempre pensé en ti como el Lena de día, que era una idiota, imbécil, y una
mujer prostituta, ligón. Luego estaba el Lena de noche, que era adorable, dulce
y cariñosa. Siempre me ha gustado el Lena de noche le dije con sinceridad. Ella
sonrió feliz. Bueno, la noche era cuando me detenía de tratar de alejarte.
Decidí que ya que Javier no sabía nada, podía ser yo misma y disfrutar de mi
tiempo contigo. Para que lo sepas, sin embargo, ambas de mis personalidades te
han amado por siempre dijo, encogiéndose de hombros y sonriendo hacia mí. Aww,
¡es tan malditamente dulce! Me estiré y sostuve su mano con fuerza. Me gustaría
que me lo hubieras dicho antes, realmente te odié a veces admití tímidamente,
haciéndola reír. ¿Sí? ¿Cómo la vez que corté la cabeza a tu osito de peluche y
la lancé a la basura? preguntó, riendo. Di un grito ahogado a la memoria de
ello, ¡me había olvidado de eso! Javier había sacado mi oso de la basura y lo
puso de nuevo en ml cama para mí y arregló su cabeza. Sí, ¡idiota! la regañé,
luchando contra una sonrisa. Sabes que nunca hice eso, ¿verdad? Fingí cortarle
la cabeza y lo escondí en mi suéter y lo puse de nuevo en tu cama un par de
horas después dijo, sin dejar de reír. ¡De ninguna manera! ¡Javier me dijo que
él lo recuperó para mí! Me reí. Ella sacudió su cabeza.
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autor.
Awwwwwwwwwwwww cada que leo esta historia me hace amar a lena es todo lo que una mujer quisiera tener yo quiero una chica amante como lena jijijijijij. Gracias por la nueva entrega ya quiero leer la otra y espero que en los proximos capitulos maten al padre que tan malos recuerdos trae a nuestra angel :p
ResponderEliminarwooow amo la historia.... ojala pronto subas el siguiente capítulo :D
ResponderEliminarQue mujer tan especial es Lena, que amor tan puro el que profesa, que suerte tiene Ale, aunque que horrible tener que aguantar tantas admiradoras a su alrededor. Me encanta esta historia. cuídate.
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