Nuestro amor... El único niño que nunca crece - Sonia

Siempre que te miro se me cumplen todos los sueños. Me llenas, me plenas, me enloqueces, me haces feliz casi sin pensarlo, de la manera más bella, sintiéndolo.

Decirte te quiero es fácil para mí, lo llevo viviendo desde que te vi.

Aquella fría noche de noviembre cuando mi vida, mi amor, mi cuerpo, todo lo que soy, todo lo que fui y lo que pueda llegar a ser se unió a ti para siempre, con un lazo tan fuerte que incluso puede llegar a quemar.

Y qué decir. Llegaste a mi vida de improviso, de regalo, la única y verdadera parte que me completaba y hacia que todo tuviera sentido.

No tuve dudas, todo era fácil, sabía el camino y todo y cada cosa a partir de entonces eras tú. Me lancé, cambié todo y acerté...Porque estar contigo viviendo la vida solo tiene un significado y un sentir: ser feliz...

Y desde entonces nuestra felicidad se debe a balancear nuestras necesidades hasta encontrar el equilibrio que nos hace felices.

Y enamorarnos, cada día, cada hora... Mirarnos y seguir temblando, como cuando nuestros ojos se encuentran, se unen... y ya no ven nada más fuera de ellos.

Nuestros cuerpos atrapados en la dulce vorágine de amarnos sin medida, sin horas, sin tiempo o espacio que les ponga límites.

Porque cada vez que estamos juntas renacemos, una dentro de la otra, con más fuerza, con más locura. Todo es fácil en nuestra vida, juntas. Sólo con mirarnos sabemos lo que pensamos, lo que queremos y sin más lo hacemos.

Los días, las noches, van pasando acariciándonos la piel. Sin dañarnos, sin temores, siempre que nuestros labios sigan comiéndose con pasión, con locura... rodeándose de la dulce ternura de sentirse.

Y ya no tengo más palabras para expresarte cuánto te quiero. Y si aparecen todas se quedan pequeñas cada vez que me abrazas y susurras en mi odio: " mi vida".

Hemos formado un hogar, una vida donde lo más maravilloso que hacemos es vivirla. Juntas, siempre juntas. Que venga lo que venga, que pase lo que pase, pero que el tiempo caprichoso él, nos dé siempre la oportunidad de reírnos de ello.

Porque juntas somos fuertes, invencibles, llenas, embriagadas hasta el alma del amor que hemos creado.

Una obra de arte, única, irrepetible, donde sólo nosotras somos los protagonistas. Y crece, crece cada vez que nos miramos, nos tocamos o nos devoramos a besos.

También la cuidamos. El amor es el único niño que nunca crece. Y cada día hay que alimentarlo de mimos, besos, caricias que se vayan sumando a los del día anterior.

Y protegerlo. No dejarlo caer nunca en la rutina. Sorprenderlo, o simplemente enamorarlo de nuevo cada día. Sólo así crecerá, perdurará, brillará y se encenderá en tu vida ocupándolo todo y no dejándote hacer otra cosa más que ser feliz.

Y ese es nuestro secreto. Cuidar a nuestro maravilloso e único amor, hasta dejarnos la vida en ello.

Y eso es lo que te hace verlo todo más claro, seguro y feliz.

Tener delante el camino a seguir, cogernos de la mano y emprenderlo juntas.

Y así, superando etapas se nos va pasando la vida. Amigas, amantes, cómplices... todos los adjetivos los tenemos, y algunos otros que aparecen en nuestras noches de pasión.

 Así que como no voy a ser feliz si te tengo a mi lado. La persona que me llena, que me colma de felicidad, que me da todo lo que necesito, lo que sueño, lo que deseo...

Como no ser feliz si me sigo muriendo cada vez que me miras, derritiendo cada vez que me tocas y volviendo a nacer cuando despierto y te encuentro a mi lado.

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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Sonia Derechos Reservados

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