Capítulo 57
Vuelvo
a girarme y no hay nadie. Por dios, otra vez no con lo mismo, pienso al
recordar lo que escuche en el baño de la Universidad hace un tiempo atrás y
había visto lo mismo, lo mismos ojos rojos.
Solo
puedo ver eso y no a la persona bueno si se puede llamar persona a eso que sea
que me sigue. ¿Qué quiso decirme con que me están vigilando? Si es un caído no
creo que me esté advirtiendo lo que vayan hacerme los suyos o ¿sí? Al menos que sea un traidor y este
cansado de ellas o no sé.
-
Aquí está la última
caja – digo mirando a Agostina que está acomodando todo en el escritorio.
-
Gracias – dice
regalándome una sonrisa - ¿tu padre no se enojara por esto?
-
Es mi oficina, yo
puedo hacer con ella lo que quiera y he decidido dártela a ti, y él quiere que
haga otras cosas así que estaré muy poco aquí, será mejor que estés aquí, y
también de esta forma es urracas no van a molestarte.
-
¿les dijiste algo?
-
¿tú qué crees?
-
Agos no tenías por
qué meterte en eso, era asunto mío
-
Perdón- digo
acercándome a ella y apoyándome en el escritorio haciendo que me mire – ellas
no van a molestarte más, créeme no son ninguna santa.
-
Lo sé – contesta
mientras corre los cabellos de mi rostro – pero son asuntos míos y yo los
resolveré ¿sí?
-
Bien – digo parándome
– me voy o te distraeré de tu trabajo y no quiero eso.
-
Sabes que no lo
haces.
-
Si lo hago- doy
vuelta el escritorio y deposito un beso en su cuello sintiendo como se le eriza
la piel.
La dejo
allí sentada mirándome y su mirada no es la de una mujer que no le gustan las
mujeres.
****
La observo salir de la oficina e intento
concentrarme en lo que tengo que hacer pero es un poco difícil concentrarme
sintiendo los labios de Agos aun en mi cuello.
Esa
mirada azul con un brillo especial cada vez que me mira, me atrae a ella y no
puedo poner resistencia a lo que provoca en mi interior cuando la tengo junto a
mí.
Ella me
transmite tanto con una sonrisa o mirada. A las mujeres que hayan estado con
ellas las entiendo perfectamente. Agos podría decirse que es la mujer perfecta,
no solo por el hecho de su belleza, sino porque te trasmite sinceridad en cada
mirada, sonrisa. Sé que tendrá sus cosas, sus errores porque es humana y todo
ser humano los comete, pero sino no piensa en lo que puede ocultar o hacer,
ella es perfecta.
Desde
que la he visto no puedo sacármela de la cabeza e incluso sueño con ella. Hace
un rato cuando lo dijo tenía razón pero ¿Por qué sueño con ella? Bueno seguro
es porque es la primera vez que me besa una mujer.
Nunca
imagine que me besara una chica y si alguna vez hubiera pasado eso por mi mente
no me hubiera imaginado que me besara
como Agos. De las personas que me han besado hasta ahora nadie lo hizo como
ella, ni me dejo la cabeza hecha un lio.
Miro la
computadora donde se supone que mi trabajo debería estar avanzado pero nada,
será mejor que deje de pensar tanto en Agos, su beso, el sueño con ella y
ponerme a trabajar.
-
¿se puede?- llevo mi
vista a la puerta y esta Damián con una sonrisa.
-
Claro- respondo con
otra sonrisa - ¿puedo ayudarte en algo? – pregunto mientras se sienta frente a
mí.
-
Solo quería verte
unos momentos antes de irme, salgo unos días de viaje y bueno vuelvo a
repetirte quería verte, si estas ocupada o molesto me retiro – dice empezando a
levantarse para irse.
-
No me molestas –
contesto – ¿quieres un café?
-
Lo aceptaría pero me
escape de mi padre y en cualquier momento viene por mí así que no pero gracias.
No
puedo evitar recordar cuando éramos niños y vivíamos juntos y el hacía todo lo
que le pedía Antón, para que este estuviera orgulloso de él como de Agostina.
De todas formas a parecer ella sigue siendo la niña de sus ojos. Su padre
siempre trato de que ella aprendiera de todo, en especial artes marciales. A
Dam también lo mandaba pero no le importaba mucho lo suyo.
-
¿quieres hacerlo
enojar?
-
No, pero ya debe
estarlo si Agos le habrá dicho que estoy aquí.
Cada
vez que él la nombra o ella a él, puedo notar que hay bronca entre ellos, sus
ojos y voz lo dicen. Ellos eran unidos ¿Qué cambio? Agostina siempre lo cuidaba
de su padre porque su esté siempre lo estaba humillando y comparando con su
hermana. Para cualquier niño eso debe ser terrible.
-
Ella no haría eso –
respondo mientras juego con una lapicera.
-
No la conoces –
contesta el rápidamente – no sabes de lo que es capaz.
-
Dam, si la conozco.
-
Perdón que diga esto,
pero a la Agos que tú conoces es a la que niña de diez años, no a la de ahora.
Me
quedo observándolo, y de cierta manera tiene razón, la Agos que yo puede que no
sea la misma de ahora, pero cada vez que miro sus ojos, sé que sigue siendo la
misma.
-
Ella para mi sigue
siendo la misma.
Antes
de que pueda decirme se escucha la voz de Antón en el pasillo.
-
¡Damián! Donde
carajos se metió este pendejo- se lo escucha enojado.
-
Será mejor que me
vaya, quiero meterte en problemas – contesta – y con respecto a mi hermana lo
digo en serio parece encantadora y demás pero tienes que tener cuidado con
ella.
-
Damián – respondo –
vuelvo a repetirte conozco a tu hermana aunque para ti haya cambiado.
Sonríe
y me da un beso en la comisaria de los labios al despedirse.
-
Sé que vas a decirme
que conoces a mi hermana – dice desde la puerta de mi oficina – pero lo digo en
serio de que te cuides de ella, si tuviera tiempo te contaría algunas cosas que
te harían cambiar de parecer. Nos vemos en unos días.
Cuando
cierra la puerta suelto un suspiro. ¿Qué le pasa? Al parecer no me quiere cerca
de Agos, acaso no sabe que las personas solas nos damos cuentas como son los
demás, bueno al menos que sepa mentir, fingir muy bien.
¿Qué
paso entre ellos? Estoy segura que ella
podría decir algo parecido con respecto a él, pero también sé que no lo hará,
al menos podría advertirme y no empezar a contarme las cosas malas que él ha
hecho. Es normal que ella haya hecho cosas que la dejen mal parada, de todas
formas no creo que sea para tanto como lo hace creer Damián.
****
Cuando
salí de la oficina, rumbo a cualquier parte a pasar un rato, bueno en realidad
me llamo el detective que contrate para que averigüe quien me drogo y me dijo
que tiene alguna información con respecto a eso y donde nos podíamos reunir.
Llegando
a un semáforo y observar a mis espaldas, veo un auto negro que me sigue a
cierta distancia, tratando de que yo no me dé cuenta de que me siguen. Los vi
al salir de la empresa de mi padre mientras me colocaba el casco y ahora acá.
Quizás estoy exagerando un poco pero recuerdo el “te están vigilando” ¿Quién? O
¿Quiénes?
Acelero
tratando de perderlos pero es algo imposible. Freno en un restaurant, estos
casi siempre tiene una salida trasera por el cual sacan la basura o entran
mercadería y esas cosas. Me siento en una mesa y observo hacia fuera y el auto
frena enfrente del restaurant y puedo ver la ventanilla del acompañante bajo,
eso significa que el otro también debe tenerlo.
Marco
un número y espero que atienda.
-
Hola – escucho la voz
masculina del otro lado - ¿todo bien?
-
Si, solo te llamaba
para vernos.
-
¿Dónde y a qué hora?
-
En la noche. ¿sabes
dónde está mi abuela?
-
Si ¿quieres que nos
veamos allí?
-
Es el único lugar
seguro que conozco- respondo mirando hacia el auto que esta fuera.
-
¿qué está pasando?
-
Esta noche te
explico, ¿podrias traer a alguien contigo?
-
Si sabes que si ¿no
querrás que lleve a…- no dejo que termine
de hablar.
-
Pasaran por donde tu
estas en la tarde. Perdón que haga esto pero es más seguro así.
-
Yo lo entiendo
perfectamente. No sé en que estas metida, solo quiero que te cuides ¿sí? nos
vemos esta noche.
Luego
de cortar la llamada, mando un mensaje dando otras indicaciones. La moza del
lugar se acerca preguntándome que voy a querer. En mi mente aparece Ari y sé
que ella no ha salido almorzar y que mejor que hacerlo con ella.
Antes
de que la chica se aleje le pido si me puede dejar salir por la puerta de atrás
del lugar, me mira extrañada.
-
Mira- digo señalando
el auto – esos que están allí son los guardaespaldas que me contrato mi papa –
mentira no siquiera sé quiénes son, pero eso ella no lo sabe – solo quiero un
momento a solas.
Ella no
sabe qué decir, es normal trabaja aquí y no querrá perder su empleo. Yo también
dudaría estando en su lugar.
-
Por favor – digo mientras clavo mis ojos
azules en los de ella y sonrió. Ella responde mi sonrisa pero sigue dudando –
sé que es tu trabajo, pero solo quiero salir, no te meteré en problemas, si
quieres puedo pagarte.
-
Está bien- responde –
pero no quiero problemas no quiero perder mi trabajo.
-
No tendrás ninguno.
Me
lleva hacia la salida y se lo agradezco además de darle dinero claro está.
Camino pegando la vuelta del restaurante, desde la esquina observo el auto.
-
Hola muchachos – digo
al llegar al auto y apoyarme del lado del conductos y al ver quiénes son, tengo
que calmar la bronca que tengo - ¿Qué hacen? Además de seguirme.
Sus
ojos dicen todos al verme a lado de ellos, se miran entre sí como buscando que
decir.
-
Nosotros solo
pasábamos por aquí – responde nervioso.
-
Cuando salía de la
oficina de mi padre y ustedes estaban allí ¿también era casualidad?
-
Nosotros…- no dejo
que terminen de hablar.
-
Ustedes nada. No soy
tan estúpida como Damián para no darme cuenta que me están siguiendo – estos
van a escucharme porque no estoy para
bancarme a tipos que trabajan para él, sé que no van hacerme nada porque
mi padre los mata después de hacerlo sufrir, le agarro la camisa al conductor –
lo que harán es desaparecerse de mi vista y no volverán a seguirme y a mi
hermanito – ellos se miran porque no pueden creer que los haya descubierto y
más a Dam – le dirán cualquier cosa, cualquier informe de mi “seguimiento”
¿estamos?
-
Es que Dam- la voz le
tiembla eso dice todo, le tienen miedo, con que les tendrá amenazado.
-
Sé que él les puede
hacer algo, pero si los vuelvo a ver siguiéndome yo puedo ser mucho peor que el
– mentira no les haría, quizás un par de golpes después de entrenar bien, e
incluso me sorprende estar hablándole así a un par de lacayos, pero conociendo
a Damián tengo que volver a mi actitud del internando cuando no me deja
amedrentar por nadie- será mejor que
hagan lo que lo les diga, ustedes deciden.
-
¿crees que te
tendremos miedo niñita?- dice el acompañante.
-
Deberían- respondo
una sonrisa malvada – creo que en la reunión de hoy creo que vieron a quien de
los dos apoya mi padre y ustedes no salen más que perdiendo – saco el móvil de
mi bolsillo – solo tengo que hacer una llamada – marco el número y les muestro
- ¿ lo reconocen? – es sus ojos veo el miedo - ¿que deciden?
-
Esa bien – responde
el conductor apresuradamente, se nota que si respetan a mi padre después de
todo – aceptamos con el trato que nos dijiste hace unos momentos. Nosotros no
te seguimos y t no le dice nada a tu hermano.
-
Perfecto. Veo que nos
vamos entendiendo. Ahora ¿Por qué les
mando a seguirme?
-
Quería que le
dijéramos todos tus movimientos.
¿Por
qué no me sorprende esto? Aun no
entiendo porque tanto quiere saber las cosas que hago, solo sé que no ha
cambiado nada desde el último año del internado y de él es de quien más tengo
que cuidarme. Les saco toda la información posible a esos imbéciles. A ellos les conviene estar a mi favor, de
todas formas no voy a fiarme de ellos. Una vez que encienden el auto y se alejan regreso al restaurante, sonrió a
la moza y le hago mi pedido para ir con la pelirroja.
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Esperando con muchas ansias el proximo capitulo
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