Capítulo 7
Sofía
Mientras preparaba el café
ella salió de su cuarto con una sonrisa de oreja a oreja en su cara… y
tranquilamente se acerco a mi lado para preguntarme…
-¿Ya está el café?
-Sí – Le conteste mientras
me servía el café en mi taza, ella tomo la suya y espero la cafetera, cuando
deje la jarra, ella se sirvió y se sentó a la mesa frente a mí. Parecía haberse
levantado de buen humor… cosa que para mí era extraño verla así, porque desde
que vivía con ella, siempre que se levantaba tenía mala cara, pues decía que
odiaba madrugar.
-Parece que nos levantamos
con buen humor – Le comenté.
-Para nada, odio madrugar,
pero no me queda otra que levantarme e ir a trabajar… - Sin terminar su café se
levanto de su silla y fue de nuevo a su cuarto, no se demoro mucho, rápidamente
salió poniéndose su saco y con su bolso en la mano… y caminando hacia la puerta
de salida del departamento me hablo – Nos vemos en el Gym, besos – Y tirándome
un beso con su mano libre me saludo. Salió y cerró la puerta. Y yo me quede
sentada con mi café a medio terminar y pensando en lo linda que estaba cuando
se mostraba de buen humor.
Debo admitir que me pase
toda la mañana pensando en ella, y aunque me concentré en mi trabajo… siempre
me quedaba un segundo imaginándola… Fue en uno de esos momentos que mi padre me
interrumpió en mi taller presentándose allí junto a una mujer de unos 25 años o
más, muy hermosa y elegante.
Me la presento como una
clienta que necesitaba restaurar un alhajero muy antiguo, herencia familiar.
Apenas la mire, quede flasheada por su belleza, apenas podía responder a sus
preguntas… Solamente fueron unos minutos, pero me dejo medía tonta su sonrisa y
hermosura… Quedo en volver por la tarde con el alhajero para ver si se podía
recuperar ya que estaba en la familia desde hacía casi dos siglos.
Almorcé con mi padre y seguí
con mi trabajo en mi taller… Y justo cuando estaba por irme ella apareció de
nuevo con su preciado tesoro… Me pase unos minutos admirando ese cofre de
madera adornado con piedras preciosas… Se notaba que tenía algunas partes
quemadas de la madera. Ella me explico que fue a causa de un incendio que hubo
en su casa hacia unos meses atrás.
Le dije que haría lo posible
para restaurarlo… pues no era fácil encontrar una madera parecida a esa tan
añeja… y que trataría de limpiar las gemas porque con el hollín habían quedado
opacas.
Ana
Cuando entre al gimnasio la
busque por todos lados, pero no estaba, pensé que estaría por llegar y me fui a
cambiar al vestuario… Pero cuando me aparecí en la sala de aerobic para la
clase, nada… Comenzó la clase y no se apareció. “¡Dónde diablos se había
metido! ¿Por qué no había venido al gimnasio? Sí dijo que nos veíamos ahí…
En medio de la clase me
encontré mirando las curvas sinuosas de la profe de aerobic “¡Por Dios! ¡Qué
cuerpo!” Fue cuando me vi reflejada en el espejo de la sala, y me puse roja de
la vergüenza… Mire hacia todos lados tratando de pasar desapercibida y pensando
que nadie había visto mis ojos clavados
en el trasero de la profe… Apenas termino la clase, salí disparada hacía el
vestuario, ni me duche, tome mis jeans y mi camisa, me los puse, y salí a la
calle… Maldiciéndome a mi misma por andar mirando culos en clase… Y es que no
podía dejar de mirar, me parecía algo tan natural que no estaba pensando… ¿Qué
podría llegar a pensar la gente?
Camino a casa, Ariel me
llamo por teléfono para avisarme que tenía una reunión de negocios y que
llegaría algo tarde a verme, que si no me molestaba que fuera tarde a dormir
conmigo…
-Tonto… ¿cómo va a
molestarme?
-Es qué no sé a qué hora
termine la cena con estos inversionistas… No quiero llegar dos de la mañana y
despertarte…
-Pues no me despiertes, sólo
acuéstate y abrázame tontito…
Después de unos minutos de
charla cursi vía telefónica con mi novio llegué a casa pensando en Sofía…
Apenas entre la llamé, pero no estaba en el departamento así que le mande
mensaje de texto para saber dónde estaba y por qué no había ido al gym.
Pero pasaron diez minutos y
no hubo respuesta y comencé a preocuparme. Volví a enviarle un mensaje: “Ya,
mujer responde que me preocupas” Pero
otra vez, me quede mirando el celular esperando que me contestara… y nada…
Marqué su número y la llamé. Sonó tres veces y contesto…
-Hola, Ana… Perdón, estoy
algo ocupada, después te llamo… - Y me cortó. Fue muy fría… ella nunca era así,
¿En qué podía estar tan ocupada que no podía responderme un miserable mensaje
de texto?
Mi humor cambió y de estar
preocupada pase a estar enojada… ¿Cómo podía tratarme así? Ser tan cortante y fría… No sé cuando tiempo
estuve mirando el estúpido celular, pero de pronto un mensaje de texto
apareció… “Estoy con una clienta, disculpa, ya termino y voy a casa” ¿Con una clienta? Mire la hora en el móvil…
eran casi las nueve de la noche… ¿Desde cuándo trabajaba hasta tan tarde? Me
sonaba a mentira… y comencé a sentir celos, y es que no me agradaba la idea que
alguien pudiera acaparar su tiempo… y me desplazase…
Los Ángeles
José 1023 se encontraba con
su escoba barriendo en una nube cuando la voz de Dios lo desconcentro.
-José, José…
-Señor – Contestó José
levantando la mirada hacia arriba – Le juró que no he hecho mucho gatitos.
-Tranquilo José, que ya vi
que quedaron bien bonito los gatitos en el cielo… ¿Dónde anda tu compañero?
José señalando una nube a lo
lejos le contesto:
-Allá, en aquella nube de
forma de barco…
-¿Eso es un barco?
-El cree que dibuja bien
Señor…
-Está bien, dile al
marinerito que venga para acá que tenemos un pequeño problema…
-¿Problema señor? ¿Qué ha
pasado?
-Llama a Gabriel 23423 – Le
ordeno Dios.
José obedeció y pegando un
grito “Gabriel veni para acá” al tiempo su amigo desde la otra nube se daba
vuelta y le contestaba “¿Para qué?
-Ya Gabriel es urgente, ven…
- Su amigo en un segundo metió entre sus piernas la escoba y salió volando
hacia la nube de José… Apenas llegó fue recibido por la Voz de Dios.
-Para que te habré dado alas
si andas motorizado en el cielo…
Asombrado Gabriel trato de
esconder su escoba detrás suyo…
-Señor, ¡puede decirnos que
sucede!
-A eso voy José – Y con voz
pausada Dios le contó cual era el problema… - Han pasado ya casi tres meses
desde que ustedes dos visitaron a Ana…
-Sí, Señor, la verdad, ya la
extraño – Exclamó Gabriel.
-Pensé que todo en la vida
de Ana estaba bien… ¿Acaso hicimos mal el trabajo Señor?
-No, lo hicieron muy bien,
es más me sorprendieron… Lo que pasa es que nos centramos en la vida de Ana, y
no pensamos en las vidas que la rodean… Ana al seguir viva, ha cambiado el
destino de las personas que están con ella.
-¡Eso es cierto! – Grito
Gabriel.
-Señor, tratamos de
advertirle que Ana podría enamorarse de Su cuñada… seguro ella está confundida
y siente que está enamorada de su novio y de su amiga – Comento José.
-No siente que está, ella
está enamorada de los dos… Es que Ana ama a Ariel, pero Analia ama a Sofía…
-¿Ese es el problema?
-Quizás…
-¿Cómo?
-El problema es en realidad,
que el destino de Sofía y de Ariel no se han modificado… del todo y si el de
Ana…
-¡Pero nosotros no sabemos
cuál era el destino de ellos!
-Gabriel… ¿Me vas a decir
que no fuiste capaz de espiar en el futuro de ellos? – Le preguntó Dios con voz
picara.
-No Señor… admito que
intente mirar el futuro de Ana, pero José no me lo permitió.
-Está bien muchachos,
hicieron lo correcto, no podían mirar el futuro de ellos… Pero yo sí lo he
visto y…
-¿Yyyyy? – Pregunto ansioso
Gabriel.
-No me parece justo que si
Analia le cambia el destino a la vida de Ana, Ariel deba seguir el mismo
destino que tenía escrito de antemano… Ni que Sofía este buscando reescribir su
destino porque no quiere dañar a su hermano – Comento algo apenado José.
-¿Tu sí espiaste?
-Sí, señor, perdón…
-El problema es ese… no
puedo borrar ese destino… son ellos quienes deben cambiarlo…
-¿Y qué está insinuando
Señor?
- Qué ustedes dos deberán
pensar en algo para que cuando bajen abajo…
-¿Bajar nosotros? – Pregunto
José…
-¿Para qué? – Se unió al
interrogante Gabriel.
-Voy a cerrar los ojos, y no
me fijare en lo que hagan ustedes dos… pero deben encontrar un final feliz a
los tres…
-¿Quéeeeeeee?
-Ya me escucharon…. Ya me
estoy yendo, ya no miro… Así, que ya se me bajan y no sé cómo le harán pero le
dan un final feliz a los tres…
Ana
Ya no aguanto los celos… El
ver a Sofía hablando con Elena me está volviendo loca… Debo fingir… Ariel está
más cariñoso que nunca… Siento que le estoy fallando… y que en cualquier
momento se da cuenta de lo que estoy sintiendo por su hermana… pero no puedo
dejar de sentir… es algo muy loco, pero siento que no puedo dejar de pensar en
ninguno de los dos… cuando estoy con Ariel me olvido de Sofía, y cuando estoy
con ella, mi novio se borra de mi mente. Es algo extraño…
Sé que Elena es sólo una
amiga nueva, pasó de ser una clienta a una amiga, pero la forma en que Sofía la
mira… Le gusta, se le nota. Y a mí me da celosa. ¿Por qué diablos la invito a
esta cena familiar? Sí seré idiota, es una señorita de sociedad, nada que ver
conmigo, encima a la madre de Sofía le encanta Elena, creo que ella se vería
mejor como nuera que yo… eso lo admito… yo no sirvo para hacer sociales.
Estos meses han sido un
infierno… Ariel insistiendo con que pongamos fecha de casamiento, se que detrás
de eso está su familia. Sofía que se la pasa saliendo a todos lados con Elena…
y yo… yo ni sé donde estoy parada… Me voy a casar con Ariel, lo decidí… lo amo,
me hace la mujer más feliz de la tierra… Pero no sé por qué algo dentro llora
por Sofía.
No puedo mantener esta
sonrisa de chica de sociedad que la familia de Ariel pretende que sea. Sé qué
aunque no soy la nuera que Sandra soñó para su hijo, pero quiere que nos
casemos. Me acepta como soy, solo me pide que me amolde a su familia… tal vez
con el paso del tiempo lo logre, pero siento que costará… Sin embargo por amor
a Ariel estoy dispuesta a actuar como la nuera que ella quiere.
La cena se ha tornado
pesada, Ariel anuncio a su familia y amigos reunidos que nos casaremos el año
que viene… Y sus padres están felices, Sandra se ha levantado de su silla y ha
corrido a abrazarme emocionada… Todos brindan por nuestra felicidad, pero ella
parece distraída… ¿por qué no me mira? Ariel aparece detrás de mío y me besa…
La noche continua entre
risas, charlas largas entre los invitados, felicitaciones hacía nosotros… Y al
final de la noche, pude darme cuenta que Sofía se había ido, y por supuesto
también Elena. Y los celos volvieron… pero Ariel se acercaba a mí, y parecía
borrar todo y hacerme olvidar por momento que su hermana se había retirado de
la cena temprano y sin saludarme ni decirme nada… Ahora que lo pienso… mientras
vamos en el auto a casa con Ariel… ella no se acercó a felicitarme por la
decisión de casarnos… ¡¿Qué raro?!
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