Capítulo 58
Luego
de poder concentrarme en el trabajo y dejar de pensar Agos, no sé ni qué hora
es, e decidido adelantar el trabajo porque tengo mucho que pasar a la compa y
cada vez que lo pienso no puedo creer que esta empresa no tenga un sistema en
sus computadoras que solo con unos códigos
se pueda saber toda la información de los diferentes sectores, para todos sería
mejor eso.
Cuando
vea a Agostina o Damián les voy a preguntar e incluso al mismo Antón, quizás
pueda convencerlo de que le pida algún programador de que cree uno para la
empresa. Él podría controlar todo desde
allí, o bueno tal vez después de tantos años él está acostumbrado a su sistema
de trabajo.
Mi
estómago empieza hacer ruido, y como para que no, si solo estoy con el desayuno
y par de cafés sin nada más. Llevo mi vista al reloj de pulsera y marcan la una
de la tarde. Acomodo un poco lo que estoy haciendo antes de salir a comer algo
cuando escucho que golpean la puerta.
-
Pase – respondo al
llevar mi vista allí, una sonrisa escapa de mis labios.
-
Hola hermosa – dice
entrando con unas bolsas – espero no te moleste pero traje algo para almorzar
juntas.
-
¿Cómo va a
molestarme?- contesto sonriéndole – gracias, justo estaba por salir a buscar
algo de comer.
-
Tal vez no quieres
almorzar conmigo – dice levantando sus ojos mientras una sonrisa divertida
aparece en su cara – que bueno que llego el delivery, no te vayas acostumbrar.
-
Con este delivery
imposible que no lo haga – respondí guiñándole un ojo - ¿qué trajiste?
-
También puedo
acostumbrarme a pasar todos los días por esta oficina, es más todo el día aquí
para lo que necesites. Traje pasta, pase por un restaurant italiano y bueno
aproveche además me gusta comer sano.
-
¿nunca una comida
chatarra? – pregunto mientras me pasa un tenedor de plástico y sacando otra
para ella.
-
De vez en cuando sí,
pero no son saludables, eso no significa que no me gusta la hamburguesa, pizza,
golosinas, a veces me doy el gusto - coloca en la mesa un envase de plástico
desechable como los que suelen darte cuando compra comida en el supermercado –
como diría alguna nutricionista me doy el permitido.
-
Vaya interesante – es
lo único que puedo responder, no me la imaginaba tan saludable.
-
Si es que debo
mantener este cuerpo para las chicas – dice sentándose a mi lado.
-
Ah – es todo lo que
puede salir de mi boca.
Escucho
su risa y la miro interrogándola.
-
Es broma – dice
destapando para que vea que es lo que trajo y se me hace agua a la boca porque
hace mucho no como eso – como sano porque me gusta la comida sana nada más.
-
Bueno pero si no te
alimentas bien no vas a tener ese cuerpo que vuelve loca a las chicas- incluso
a ti Ari ¿pero que estoy pensando? – hace mucho no comía ñoquis.
-
Mmm – contesta – nada de eso no me gusta que se
fijen en mi por el físico o ser la hija de. Qué bueno que te guste, no estaba
segura- solo puedo mirar como en la comisura tiene un poco de salsa roja -
¿tengo algo en la cara?
Solo
asiento con la cabeza ya que tengo la boca llena, agarra una servilleta y se
limpia del otro lado. Me mira preguntándome si ya no tiene nada y solo sonrió y
con unos de mis dedos le limpio y luego lo llevo a mi boca.
-
Gracias es que…- dice
mirando mi gesto – la salsa me encanta – y al parecer no soy la única.
-
¿sí? –pregunto viendo
cómo se acerca más a mí, y asiente con la cabeza.
Sus
ojos no dejan de mirar mis labios, una de sus manos las apoya en mi mejilla, se
pasa la lengua por los labios y me entra el deseo de besarla.
-
¿también tengo salsa?
– escucho que mi voz sale apenas audible.
-
Si- responde
desviando su mirada a mis ojos – y como agradecimiento a lo de hace un momento
– dice cuando nuestros labios están rosándose – es hacer lo mismo.
Solo
puedo mirar sus ojos azules al sentir sus labios en los míos, moviéndose
suavemente, hasta que siento un pequeño mordisco en los labios y se separa pero
se aleja.
-
Si antes me encantaba
la salsa, ahora me vuelve loca- dice regalándome una hermosa sonrisa.
No
puedo evitar más que corresponder su sonrisa y bajar la mirada.
****
Se ve
tan hermosa con su carita avergonzada. Esta para comérsela realmente. Mi mano
acaricia su mejilla.
-
Bueno será mejor
seguir almorzando – digo y si es poco romántico para la situación que me haya
dejado besarla por segunda vez sin darme una cachetada o algo, ya que según
ella no le gustan las mujeres.
Ella me
mira agradecida y regala una pequeña sonrisa. Volvemos a comer en silencio pero
sin dejar de mirarnos. De a ratos veo como sus ojos bajan a mis labios. Y no
fuera porque me gusta mucho y no quiero estropear las cosas con ella, ya
estaría otra vez buscando sus labios nuevamente.
-
Y ¿te ha gustado?
–pregunto cuando terminamos de almorzar
-
Si, tendrás que
decirme donde queda ese restaurant.
-
Cuando quieras
podremos ir allí- contesto levantándome a dejar todo en la basura.
-
Bien, tenemos que
ponemos de acuerdo.
Luego
de limpiar su escritorio y dejarlo todo para que pueda seguir trabajando me
siento en el sillón de la oficina con la con mi computadora portátil.
-
¿también tienes mucho
que hacer?- pregunta desde su lugar.
-
La verdad no –
respondo levantando la vista para mirarla y verla concentrada en lo que hace –
solo investigando algunas cosas.
-
Cualquier cosa que
hagas en tu computadora debe estar más interesante que lo mi.-
-
En eso tienes razón –
digo sonriendo.
Es que
investigar a tu propio padre desde su empresa es realmente interesante.
Necesito todo lo que hace y más con esos lacayos que tiene. Bueno una idea
tengo pero quiero saber en qué está metido, porque si mi cabeza no funciona
mal, e
Las
empresa solo son un tapadero en el cual obtiene dinero para lo que sea que haga
en aquel lugar y con esa gente a su servicio.
Levanto
mi vista un momento del ordenador y miro a Arikel. El pensar cuando se entere
la verdad de que soy Luzbel me da miedo. Porque sé que no va a creer tan fácil
que no fui yo quien quiso abusar de ella. Por lo que me conto sé que no
recuerda mucho de ese día, ellos eligieron un lugar oscuro donde apenas entrada
algo de claridad. Pude confirmar que quien se hizo por mí no fue ni más ni
menos que el guacho ese que tengo por hermano. Era el único que podía entrar a
mi habitación, ponerse ropa mía y perfume.
Algunos
cabellos pelirrojos caen por su cara parece molestarle pero sus dedos se mueven
rápidamente sobre el teclado de la compu, solo desvía su vista del ordenador
para mirar los libros. La verdad que si
es aburrido su trabajo y viendo las cajas tiene para varios días. Mi padre
debió hacer eso hace tiempo, al menos hacerles trabajar a las cotillas
fiesteras de la otra oficina, pero le toca a ella. A mí me conviene que pase
toda la información a la computadora, yo podre tener accesos a todo más
fácilmente.
Parpadeo
un par de veces para dejar de pensar en lo que tengo que hacer en esta empresa
y lo que quera mi padre que haga, por algo me llevo con esos lacayos bien
entrenados y en un lugar secreto, eso precisamente no es para que sean sus
guardaespaldas precisamente.
Al
salir de mi estado “estoy en la luna” me encuentro con esos grises que me miran
con ternura mientras sonríe, le devuelvo la sonrisa pero no aparto mis ojos de
los de ella.
-
Como se nota que trabajas
– dice también sin apartar su vista y una sonrisa traviesa en sus labios
-
Si - contesto dejando
mi portátil a mi lado y levanto una ceja mientras levanto para ir hacia ella
sin dejar de mirarla, me tiene hipnotizada – me encanta este trabajo.
-
¿así? – se corre
hacia atrás en su **** y se muerde los labios.
Me
siento sobre el escritorio con ella enfrente me inclino, la traigo hacia mí y
apoyo mis brazos. Esta vez soy yo la se muerde los labios al acercar mi rostro
al suyo.
-
No tienes idea cuanto
me encanta – contesto al bajar mí vista a su boca y volver a sus ojos.
-
Aja este… la verdad
no – responde haciendo lo mismo.
Ella
solo me mira esperando que yo del paso que termine de unir nuestros labios, las
dos veces anteriores la bese yo, esta vez será ella quien lo haga.
-
Te lo mostraría –
respondo – para que veas porque me gusta tanto.
Sus
hermosos ojos grises no dejan de mirar, es como si quisiera leer hasta lo más
profundo de mí. Y ante esa mirada no puedo hacer nada, se me escapa un suspiro estoy perdida, creo que tendré que
ser yo nuevamente quien bese esos labios de los cuales poco a poco comienzo
hacerme adicta.
Cuando
estoy decidiéndome a que no puedo seguir con esta tortura me besa. El beso
empieza siendo tierno como los que nos hemos dado hasta ahora pero poco a poco
se vuelve intento, paso mi brazo por su cintura y la levanto de la silla
pegándola a mi cuerpo, siento sus manos apoyada en mis hombros. Muerde mis
labios, el gesto me enciende, mi lengua explora su boca y entra en una lucha
con la suya para ver quien explora más la boca de la otra.
-
Agos…- escucho la voz
de mi padre. el sigue pensando que es mía la oficina – perdón vuelvo en un
rato.
Aún
sigo con la mano en la cintura de Ariana y ella esconde el rostro en mi cuello.
Solo puedo negar con la cabeza mientras sonrió.
-
Está bien padre ¿Qué
querías?
-
Solo quería decirte
que me retiro, voy a una junta de último momento. La mayoría ya se ha retirado
ustedes deben hacer lo mismo, las espero en la cena – nos sonríe y sale de la
oficina.
-
Uff – escucho como
ella suelta todo el aire y separa un
poco de mi - ¿nos tenía que ver así?
-
Lo bueno es que no ha
pegado ninguno grito – respondo acariciando su mejilla – tranquila el no dirá
nada.
-
¿con que cara voy a
mirarla ahora?
-
Y con la tuya-
respondo mientras siento un golpe en la cabeza de su parte – pero si es verdad
al menos que te la cambies.
-
Muy graciosa tu- dice
volviendo a darme un beso – será mejor irnos.
Riendo
de sus gestos de pensar en que mi padre nos haya visto así, buscamos nuestras
cosas y salimos del edificio.
-
Que hermosa esta la
luna – dice una vez que estamos en la calle, al observar la luna llena.
-
Si muy bonita –
respondo y tengo la imagen de Luna en mi cabeza.
No
quería pensar en ella, pero ahora que se nombró la Luna mi cabeza no ha podido
evitar traerme recuerdos con ellas. Ari me sonrió y yo no puedo evitar sentirme
mal.
-
¿vamos?- pregunta una
vez que el auto que la transporta esta frente a nosotras.
-
Ando en la moto –
contesto evitando mirarla – además tengo algo que hacer. Nos veremos en casa.
-
Ok – escucho que
responde al dirigir sus pasos al auto. rápidamente de atrás le agarra de la
cintura y me pego a ella.
-
¿no se te olvida
algo?
-
Mmm no – contesta
desconcertada.
Sonrió
y deposito un pico en sus labios.
-
Ahora si esta mejor.
Niega
con la cabeza al subir al auto. La veo alejarse y subo a mi moto y marcho en
dirección contraria a ella. Una media hora en moto a más de cien estoy en el
lugar que hace mucho no vengo. La
necesito tanto, en este momento ella sabría que decirme. Cierro los ojos antes
tantos recuerdos, y una lágrima cae de mí mis ojos.
-
No llores – escucho
que dice su voz- no me gusta verte así.
-
Ahora si estoy loca
por estar escuchándote- digo a media voz.
-
No me gusta verte así
– vuelvo a escuchar la misma voz – no debes sentirte culpable por lo que estas
sintiendo.
Abro
los ojos y me levanto rápidamente de donde estoy, debe ser un sueño uno lindo
en cual estoy con ella pero esto no me puede ser cierto, retrocedo y me pego a
la pared de mi espalda.
-
No tengas miedo.
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Me encuentro en modo intrigada (??)... Buenisimo como siempre.
ResponderEliminarAbrazos de Colombia
Luisa V.
Buena historia, estoy intrigadisima, espero con ansias el proximo capitulo.
ResponderEliminarAlex.