Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Tatiana, Tana, Mi vida y Yo - Natalia


Recuerdo lo que solía ser en un principio, cuando las dudas invadían mi ser, cuando no conocía el cuerpo de otra mujer, ni siquiera sus labios,  fantaseaba me lo imaginaba en silencio, temía que alguien descubriera esos impulsos “endemoniados”  que mi naturaleza homosexual reclamaban cada día.


En un principio desde que estaba chiquita, fue la hermana mayor de una amiguita del conjunto, yo debía tener unos 11 ó 12 años, cuando aparecía Carolina, atravesando la portería del conjunto, paraba de jugar, o de hacer lo que estuviera haciendo para poder observarla esos pocos minutos que ella tardaba en llegar a su casa, la 16.
Mi amiguita me invitaba a jugar, nada era más emocionante para nosotras que ir al cuarto de Carolina y ver todos esos pósters, recuerdo uno de Titanic y otro de Shakira, coleccionaba botellas de tragos raros y cervezas, Carolina debía ser mayor que yo unos 7 años, ya era una adolescente, tenía novio y fumaba. Yo me limitaba a mirarla, las pocas veces que me hablo creo que no fui capaz de responderle nada nunca.
Desde chiquita supe que había algo en mí, que era diferente, y la gente lo notaba, empezando por mi mamá, “Natalia no te ensucies, Natalia no juegues brusco, Natalia compórtate como una damita, mira a tus primas ve con ellas...bla bla bla”... yo que argumento podría darle a mi mamá para esa conducta que ni yo misma comprendía? , siempre preferí otro tipo de juegos,  era toda una expedicionaria experta del jardín, sabía exactamente dónde encontrar los gusanos más aterradores, jugaba futbol, y pasar tiempo con las niñas del conjunto podía ser el día más aburrido y arruinado de mi infancia. La diversión empezaba cuando  Juan Pablo y Camilo iban a rescatarme de esa jauría de Barbies despeinadas, y un ken  para todas. Paso mi infancia con uno que otro pico con alguno de los niños en los típicos juegos de botella.
Puedo decir que mis 13 años fueron los tiempos más atroces de mi psicología, fui dejando atrás las sudaderas, las botas de expedición, mi pelo despeinado, mi cuerpo ya tenía curvas incomodas; empezar a usar sostén  fue traumático. Apareció un extraño pudor, y una curiosidad por eso que llamaban amor.
Mis amigas en el colegio ya no eran tan versátiles, parecía que solo yo quería seguir divirtiéndome, jugando futbol, básquet, cogidas, ellas ya no querían jugar en el recreo, preferían sentarse todas alrededor de la “oradora”, ósea la que llegaba con la revista nueva para adolescentes, a desglosarla minuciosamente durante la semana, desde los consejos de belleza, el trágame tierra, hasta el horóscopo. Yo era consiente que me estaba quedando atrás, tampoco me importaba ser la “desajustada”, hasta que conocí a Tatiana, ella estaba en mi misma onda pero un tanto más agresiva, entonces ya tenía una amiga de verdad, divertida, chistosa, resultaba para mí la mujer más fascinante del planeta, apareció en mi vida como un huracán, alterando todo lo que era en ese momento, ella ya tenía braquets, fue de las primeras en tenerlos en el grado, había entrado al cole hacia un par de años y yo me preguntaba cómo era posible que no la hubiera notado, estando en el mismo salón, la note un día porque era tan buena deportista como yo, y una sonrisa, seguida de una alianza para los ejercicios de gimnasia, abrieron una puerta que un día el destino me estrello en la cara. Ella me hablaba de niños, de los amigos de su hermano Nicolás, de un tal Antonio que le decían Toño (chaii, me aburría su nombre) todo el tiempo, tanto que tenía un hipopótamo de peluche que se llamaba Hipo Toño. Aparte del tema de los hombres y la música, ella me puso IN en lo que estaba sonando, hablamos de piercing, tatuajes, tragos, cigarrillos, sin ir muy lejos, hasta ese momento ninguna de las dos tenía una verdadera noción de esos temas.
Paso el tiempo, nos hicimos grandes amigas, en muy poco tiempo realmente ella sabía más de mí que yo misma y viceversa, me gustaba tanto el tiempo a su lado que empecé a odiar los viernes, porque se terminaba la semana y los fines de semana no la veía hasta que llegaba de nuevo el lunes de clases.
Ya había pasado un año de amistad, estábamos más grandecitas teníamos 14 años, habíamos aprendido muchas cosas juntas, nos habíamos portado lo suficientemente mal en el colegio para ser merecedoras de una matrícula condicional.
Un día normal hablando de todo, menciono una salida el viernes, me dijo que saliéramos con Nicolás, su hermano, y sus amigos a jugar bolos, me pareció interesante y la ocasión para estar con ella fuera del colegio, vestidas de particular, se me revolvía el estómago de pensar que estaríamos las dos haciendo algo diferente.
Después de pedir permiso, hablar con mis papas, después de que su mamá llamo a mí casa a hablar con la mía, ya estaba todo listo para el viernes. Ese día me quise vestir linda, peinar, echarme perfume, todo. Estaba lista. Mi mamá me llevo al centro comercial y allá me encontré con ella, cuando me vio salió corriendo me abrazo, estaba muy contenta de verme, detrás de ella venia Nicolás, su hermano, ella dijo: “Mira Nico es Nata, mi amiga de la que he hablado”. El más grande que nosotras con 17 años, me saludo amable, y entramos a jugar bolos con sus amigos. Paso el juego, nos divertimos, comimos y ya nos recogió su mamá y me llevo a mi casa. Paso el fin de semana, y el lunes no paramos de hablar sobre aquel viernes, ella me hablaba y me hablaba de Antonio y de Nicolás que no paraba de preguntarle por mí, a mí la verdad me tenía sin cuidado, como todo lo que no se tratara de ella. Así empezó una ola de vida en mi vida que había transcurrido hasta el momento de la forma más diáfana y virgen posible. Empezamos a salir todos los viernes, ese año terminando sexto grado lo pase en limpio, sin nada pendiente entonces le pedí a mis papas que me dejaran quedar en la casa de ella, sus papas eran tan divertidos, su hermano se portaba increíble conmigo y ella ni hablar. La primera vez que me quede en su casa fue tan divertida que no paramos de reírnos en toda la noche, hasta que se quedó dormida, y fue la primera vez que la detalle tan profundamente.  
En ese momento estaba muy lejos de imaginar todo lo que vendría, estaba lejos de imaginarme que eso que me estaba pasando por primera vez, era denominado comúnmente como amor. Nunca le insinué nada, seguimos construyendo esa amistad, ya ahora ella estaba todos los días de mi vida, en el colegio, después de él, los fines de semana me quedaba en su casa, viajamos juntas a su finca, y sin darnos cuenta nuestras miradas cada vez se encontraban más seguido. A la hora de dormir, cuando ya todo estaba en silencio y solo quedamos las dos hablábamos en voz baja, nos mirábamos fijamente, cuando estaba a punto de quedarse dormida me pedía que la abrazara y no la soltara.
En ese tiempo que la conocí también la conoció Juan Pablo, mi amigo de toda la vida desde que estábamos muy pequeños, aparte era mi vecino, él se enamoró de ella como un loco, al principio parecía que ella de él, no entendí muy bien ese asunto, y su hermano Nicolás se enamoró de mí, yo lo quería y pasábamos mucho tiempo los cuatro, yo no sabía que era eso que me pasaba con ella, paso el tiempo y Juan Pablo se volvió un obstáculo para mí, mis emociones empezaron a cambiar, verlo me llenaba de rabia, y ella también le cogió fastidio a Nicolás, empezaron peleas muy fuertes entre ellos, y entre nosotras, no sabíamos que estaba pasando, la situación en el colegio era un poco obvia, entonces nos separaron de salón, lo cual fue un golpe muy fuerte para las dos, ella lloraba mucho, yo siempre he sido muy tranquila, trataba de conservar la calma, ahora los recreos se volvían nuestro único respiro. En las casas los ánimos empezaron a calentarse cuando, una tía de Tatiana comento que nuestra amistad era un tanto intensa, entonces ya sentíamos algo de presión por parte de los adultos, y empezamos a cuidar nuestra forma natural de referirnos a la otra, como si escondiéramos algo que ni siquiera ella y yo conocíamos aun. En mi casa mi mamá no hacía más que quejarse por mi ausencia, por mi silencio, por mi rebeldía, parecía que todo iba cuesta abajo. Tatiana y yo estábamos envueltas, yo estaba adicta a ella, últimamente cuando dormíamos juntas yo solo podía fijar mis ojos en su boca, y de un momento a otro se volvió para mí una obsesión besarla, y cada vez, nuestro tiempo a solas se hacía más complejo, yo siempre trate de conservar la calma, me trague un millón de veces el amor que sentía por ella, me dolía incluso el pecho cuando ella estaba a mi lado, ya no hablábamos sin algunos silencios prolongados, había una tensión impresionante entre las dos, entonces ella un día apareció con el cuento de los chupones, me mostró que Juan Pablo le había hecho uno, y me dijo que me quería hacer uno a mí, para enseñarme, fue la primera vez en mi vida que mi cuerpo sintió algo tan rico, yo pensé que iba a morir, y desde ahí empezaron una serie de juegos entre las dos que cambiaron por completo las cosas. Yo deje de ser Nata para ser “my love” y ella dejo de ser Tati para ser “my life”, las cosas entre las dos progresaron muy lentamente, creo que estábamos chiquitas para eso que nos sucedía, yo nunca había oído hablar de personas homosexuales, y supongo que ella tampoco.
Ya un poco más conscientes de lo que sucedía iniciamos un diario de las dos, lleno de claves, números, palabras, cosas que solo ella y yo entendíamos, de esa forma yo ocupaba mi tiempo en clase haciéndole notas, escribiéndole cosas lindas, y se lo daba en el primer descanso, ella lo leía y me escribía, me lo daba de nuevo al final del día, nos poníamos citas en el baño, ella me desafiaba todo el tiempo, diciéndome que no era capaz de darle un beso, y efectivamente no era capaz, hasta que ella se hizo capaz y se lanzó, puedo decir que fue mi primer beso de amor verdadero, no fue muy largo, pero fue dulce, lleno de emociones, llevaba muchos meses esperando que algo así pasara entre las dos, a mí me daba mucho miedo que ella me rechazara, y bueno después de eso para mí era claro que ella estaba por mi como yo por ella.
Un día Tatiana perdió nuestro diario, lo buscamos por cielo y tierra por una semana hasta que un día llego por mí a la puerta del salón el rector de disciplina, me dijo que tenía una cita con la psicóloga Olga, yo no dije nada solo lo seguí y me dejo al frente de una puerta y toco. Abrió una señora robusta, de unos 50 años o más, y detrás de ella estaba sentada Tatiana, con sus ojos llenos de lágrimas, desconsolada. Yo entre y paralizada del susto pregunte que paso, Olga me dijo amablemente que me sentara, me senté en una silla al lado de Tati, la mire y ella no me miraba, solo lloraba, entonces mire a Olga y ella tenía en sus manos nuestro diario, lo habían encontrado en el salón de música, me pregunto que era ese libro para nosotras, yo le dije que eso no era mío, y Tatiana paro de llorar un segundo y me dijo Nata, yo le conté todo, en ese momento sentí tanto miedo. Olga empezó a hacer preguntas y yo hermética solo me calle y la oí, Olga nos decía que eso no era normal, que nuestra conducta era inapropiada, ella ni siquiera menciono la palabra homosexualismo, solo se refería a lo que estaba pasando como una conducta, hablaba en tono amable pero yo me sentía mal, me sentía una mala persona, Tatiana hablaba más, le decía que era personal de nosotras que ella no tenía por qué leer nuestro libro, y Olga solo argumentaba que ella nos iba a ayudar, yo solo le dije que hacíamos lo que fuera pero que nuestros padres no podrían enterarse, ese tortuoso interrogatorio se llevó casi todo el día de clase hasta que finalmente nos dejó salir, fue la primera vez que me vi enfrentada a mis sentimientos y tan vulnerada y avergonzada que me duele recordarlo. Salimos de allí y no hable con Tati, me fui directo a la ruta. Al otro día y sin saberlo reunieron a nuestros padres y les entregaron el diario, yo ni me entere que mis papas ni los suyos habían estado en el colegio, hasta que llegue a mi casa y mi mamá en un mar de lágrimas me pregunto por primera vez a mis 14 años si yo era lesbiana, yo se lo negué rotundamente, y ella no pregunto más, pero el ambiente se tornó turbio, parecía una pesadilla y lo que más me dolía era la distancia con Tatiana, en el colegio ya no nos permitían ni hablar, nos tenían vigiladas todo el tiempo, me sentí más sola que nunca, yo la veía en la distancia, nos asustamos mucho las dos con la situación, en su casa las cosas no estaban mejor que en la mía, entonces conocí a Mario, en una fiesta de mis amigas del conjunto, era el más lindo de todos los niños, alto, acuerpado, con el pelo negro y los ojos verdes, y Tati siguió con Juan Pablo, quien paso de ser mi mejor amigo a mi peor enemigo en el mundo. Yo inicie una relación con Mario para disipar los chismes y los problemas en mi casa, Tati buscaba la forma de hacerme llegar notas y yo igual. Mario se volvió mi excusa perfecta para salir a verla, ninguno de nuestros amigos ni nadie supo lo que pasaba aunque todos en el fondo lo sospechaban. Tati empezó a comportarse de modo extraño, estaba todo el tiempo afanada, angustiada, las pocas veces que nos escapábamos a vernos, lloraba mucho. Un día me dijo que nos hiciéramos un piercing de las dos, y así fue conseguimos un permiso falso y nos perforamos la lengua, mi mamá no tardó mucho en darse cuenta y en armar un lio, y como siempre la culpo a ella de cada una de las cosas que yo hacía “mal”, entonces mi mamá se junto con la suya, se confabularon para evitar de todas las formas posibles que nos viéramos, que tuviéramos tiempo de hablar, eso me sumió y la sumió en una depresión muy profunda, ya lo había mencionado antes, ella era un poco más expresiva y trascendental, eso solo empeoro cada vez más las cosas, no era suficiente la tristeza que ya sentíamos, ella empezó a tener desórdenes alimenticios, empezó a perder mucho peso, y yo no podía hacer nada, mas que verla en ocasiones en el colegio, mientras tanto yo continuaba mi relación con Mario que fue un gran apoyo, un gran amigo, o así lo veía yo.
No me permitían salir de mi casa, pasaron 3 meses ahi encerrada del colegio a la casa y salir a estar un rato con Mario en ocasiones, también me llevaron donde una psicoanalista, que era extranjera, no recuerdo de donde era exactamente pero recuerdo su forma de hablar enredada, me ponía horas y horas a hablar, yo ya había caído una vez con Olga, aceptándole mis verdaderos sentimientos y sigo pensando firmemente que fue el peor error que cometimos. A esta psicoanalista no le acepte nada, esa situación me ponía muy nerviosa, lloraba durante toda las sesiones con ella y desmenuzaba el clínex que me pasaba, ella me preguntaba hasta por esos detalles; porque haces bolitas con el clínex? , Yo pensaba… jum que putas voy a saber, dígamelo usted?, yo le decía “no sé, estoy angustiada supongo”.
En esa situación estuvimos casi por 5 meses, conocí la amargura durante ese tiempo, me sentía culpable, mala persona, sentía que mis sentimientos hacia ella eran indebidos, repulsivos y sobretodo pensaba que mi mamá sufría mucho por mi culpa. Por Nicolás, el hermano de Tati yo me enteraba que ella estaba mal, me contó que también iba a un psicólogo, que peleaba mucho con la mamá, que la casa estaba patas arriba por el mal humor de Tatiana, cuando él me contaba eso, yo recordaba las palabras de Adriana, su mamá, un día íbamos camino a mi casa ella me llevaba después de pasar el fin de semana con Tati, me dijo que Tati era la luz de sus ojos, que a sus demás hijos los amaba, pero que ella era especial, incluso puso una canción, y me dijo esta se la dedique a mi hija.
Un día estaba en mi casa, como de costumbre durmiendo para evadir la tristeza cuando sonó el teléfono, conteste, era ella, estaba llorando desconsolada, me decía muchas cosas ahora no recuerdo bien que me decía, hasta que empezó a hablar de unas pastillas, me dijo que ella quería morirse que no podía más con esa situación, me dijo que iba tomarse algo para dejar de fastidiarle la vida su familia, yo me asusté mucho le dije que no hiciera nada, que si lo hacía yo también lo iba a hacer y que si me moría era su culpa, alegamos un rato, le dije lo que pensaba al respecto y ya me dijo necesito verte, veámonos, acordamos un sitio intermedio entre nuestras casas, vivíamos cerca a unas diez cuadras yo me salí de mi casa como pude y me fui corriendo a verla, era una feria artesanal que nos gustaba mucho, ella siguió con el piercing en la boca, y tenía bolitas de colores, yo llegue antes así que le compre dos joyas muy bonitas y una cartica para que se le subiera el ánimo, cuando estaba empacándolas llego ella, y se me tiro encima, me abrazo con todas sus fuerzas, me di cuenta que Nicolás venía detrás así que la aparte con disimulo y él se quedó mirándonos con asombro, no dijo nada, pero si se molestó mucho, pero ni a ella ni a mi nos importó, le dije que nos comiéramos un heladito.  Estábamos comiendo. Ella ya no estaba llorando, nos reímos mucho, nos abrazamos mucho, ese día la ame tanto, ver en sus ojos esa tristeza me acaba a pedacitos, ese día pensé que podía perderla y fue el sentimiento más aterrador del mundo, ella era mi vida, justo cuando estábamos jugando con el helado, se lo estaba untando encima llegaron nuestras mamas, al tiempo, a cada una nos cogieron y nos separaron, entre ellas se gritaron, sincronizadas y todo “ todo es culpa de su hija”, yo me quede callada, Tatiana si grito a su mamá, no recuerdo que le dijo, lo único que supe después era que mi mamá me estaba llevando a la casa con mucha ira, nunca me pego, pero si me gritaba cosas feas.
En el colegio se iban a terminar las clases, salíamos a vacaciones de mitad de año, a ella la iban a sacar del país, no recuerdo a donde la iban a mandar, pero era un hecho que se iba.
(Ya llegando a este punto de la historia, Umm me empieza a picar el cuerpo, me sudan y me tiemblan las manos)
Un día antes de las vacaciones, jueves 19 de Junio del 2003, también el día del cumpleaños de su hermano Nicolás, recuerdo ese día perfectamente, porque por años repase cada instante, pensando que tenía que encontrarme una lámpara mágica y desear cambiar el destino, o de repente el efecto mariposa, para encontrar el punto de inflexión que pudiera cambiar las cosas.
Ese día todos en el colegio estaban muy felices, ya casi salíamos, yo estaba en clase de geometría, y riiiiiiiiiiiiiiing!!! Sonó el timbre para irme a casa, salí corriendo porque estaba jugando con un amigo que me perseguía con un marcador rojo, estábamos pintándonos la cara, cuando me estrelle con Tati en el locker, ella estaba seria, yo estaba preocupada por sacar los libros rápido, ella me decía: “Nata ven, ponme cuidado te quiero dar algo”, yo en mi afán de escarparme de mi amigo con el marcador le dije: “ vamos rápido y me cuentas entre las rutas”, estábamos allí, y había mucho ruido. La gente corría de lado a lado para llegar a los buses que tenían tres avisos de salida, iban en el segundo, ella me entrego una carta, me dijo que me amaba mucho y me pidió que la abrazara y no la soltara, yo sabía que no podía hacer eso, si nos veían la guerra en nuestras casas  y en el colegio nunca iba a terminar, entonces le dije “Tati no puedo”, tercer timbre las rutas ya empezaban a salir, yo me despedí a unos dos metros de distancia, le dije que la amaba y me monte a la ruta sin poder oír por completo lo que tenía que decirme y sin darle el abrazo que insistió en darme varias veces.
Guarde la carta en el bolsillo de la camisa y en la ruta rendida por el día me quede dormida, llegue a mi casa, era el cumpleaños de Nicolás, y como él sabía que yo no podía salir, fue a mi casa a verme, se metió por el jardín y nos sentamos en una silla a hablar, le desee feliz cumpleaños, lo abrace, Nico a pesar de todo nunca dejo de ser dulce conmigo, me contó que iba a hacer una reunión en su casa en la noche, y ya se fue. Yo subí de nuevo, ese día era un partido de futbol importante para Colombia, entonces una amiga, Vanesa, fue a verlo conmigo, ella era la hija de una de las mejores amigas de mi mamá y Tati pensaba que ella estaba enamorada de mi porque siempre estaba buscándome, yo nunca lo creí así pero Tati le tenía muchos celos. Cuando subí sonó el teléfono era Tati, cuando me llamaba era porque tenía que ser algo extremo, a escondidas, toda una tarea de inteligencia, el caso es que conteste me hablo normal, al parecer no pasaba nada, me dijo que iba a ver una peli con su mamá que me llamaba más tarde, y colgó como de afán, yo empecé a ver el partido de futbol y en la mitad del tiempo baje a hacer unas malteadas, cuando sonó el teléfono, era Juan Pablo mi vecino, no le entendía lo que decía, ( él y yo dejamos de ser amigos por ese tiempo, por el fastidio que yo le cogí, así fuera el novio de adorno de Tatiana, él tenía todo lo que yo deseaba en la vida, y por la situación su mamá estaba empecinada en prácticamente casarla con él y mi mamá a casarme con Mario), hasta que ya grite, me desespero su balbuceo le dije “ Juan Pablo háblame bien deja de joder”, y me dijo: “Natalia, Tatiana se suicidó”, en ese momento quede fría, desubicada, en pánico, así que le grite que cogiera  oficio que no me jodiera la vida, el insistió y a gritos me lo decía, lloraba y gritaba, me dijo “vente para la casa de Tatiana, por favor”, por encima de todo yo había crecido con él y era su mejor amiga. Yo tire el teléfono, asustada, en ese momento no llore, yo no entendía, cuando vi por la escaleras a mi papá subiendo, lo mire y le dije papi “Tati se suicidó”, él se cogió la cabeza, y yo de inmediato recordé la carta, me mande la mano al pecho para sacarla y el me la arranco de la manos, me dijo “que es esto?”. Le dije una carta que me dio ella hoy, me dijo “no la vas a leer”. Ahora no, a mí no me importo, algo adentro se me desconecto, subí corriendo al estudio a llamar a la casa de Tatiana, no lo creía, pensaba y le rogaba al cielo que fuera una mala broma, sonaba el teléfono y me contesto Ade su señorita del servicio, y le dije Ade “pásame a Tati, por favor, yo sé que está prohibido pero necesito hablar con ella ya mismo”, me dijo no señorita Natalia “no puedo”, la grite, llorando por favor y ella estaba llorando, me dijo “un momento”, y me paso a Manuel, su papa, le dije Manuel “yo sé que no debo llamar allá, pásame a Tati por favor”, dijo en tono calmado, no lo sentí llorar: “ Nata, Tati ya no está con nosotros, se murió y no llames más por favor”. Mientras yo armaba ese escándalo en el estudio. Mi papá llamo a mi mamá de inmediato. Cuando yo colgué con Manuel, me tire al piso a llorar como nunca lo había hecho en mi vida, fue y es el dolor más profundo que he sentido, todo pasaba por mi mente, patee un closet y sin sentirlo rompí la puerta, cuando apareció mi mamá, entro al estudio llorando a abrazarme, y francamente verla a ella era de las ultimas cosas que yo quería en ese momento, me sentí destrozada de pies a cabeza, mientras yo era un mar de lágrimas ella llamo a mi psicoanalista, me dijo que pasara al teléfono, pase y le grite cuanta grosería me sabia y tire el teléfono, mi mamá me dio unos calmantes que le dijo esa señora que me diera, yo quede pasmada, ya no lloraba y pensaba que eso era un sueño que ya casito me iba a despertar, me subí al cuarto de mi papas me senté en la cama como un zombi, todavía con el uniforme del colegio, estaba ahi sentada y atontada, cuando entro Juan Pablo en silencio, se sentó a mi lado, me cogió la mano y me paso unas fotos, eran de ella jugando con su hermanita chiquita, yo lo abrase muy fuerte y llore de nuevo, a el también le dieron esas pastillas, me dijo que esperaba que fuera una pesadilla, ya estaba muy cansada y abrí la cama y me acosté, él se acostó a mi lado, nuestros papas estaban abajo haciendo llamadas, mi mamá recibía llamadas insultantes de una tía de Tatiana, culpándome de todo. Amaneció y no quise abrir los ojos, no sé cómo explicarlo me desperté interiormente pero no abrí los ojos, pensé “Dios por fin amaneció, que pesadilla”, dije “voy a meter las manos debajo de la almohada y si están sus fotos si paso, si no están no pasó nada”, y estaba convencida que no las encontraría, las metí, y ahí estaban, grite, o bueno no fue un grito, fue un aullido de dolor, amargura, frustración, ira, abrí los ojos y del grito desperté a Juan Pablo que amaneció a mi lado, el me abrazo con mucha fuerza, y me dijo lo mismo, tenía la esperanza de que fuera una pesadilla. Ese fue el primer día más triste que pude haber tenido a mis 15 años, todo de ahí en adelante fue una pesadilla por mucho tiempo, todos mis amigos estuvieron a mi lado, Mario fue un gran apoyo, fui a su funeral a pesar de todo, su familia no me insulto, nadie me dijo nada, creo que ya era suficiente el dolor, y ya todos se culpaban lo suficiente para continuar con la ira.
A los dos días de su muerte mi papá me saco del cuarto casi a rastras y me dijo que me tenía una sorpresa, yo en ese momento solo pensaba en la forma de morirme también para estar a su lado, claramente a nadie se lo dije sino hubiera parado en un manicomio, pero bueno, salí con mi papa en el carro, yo llevaba meses pidiéndole un perro, quería un perro grande y hermoso y él siempre me decía que no, que ni loca, que no me sabia cuidar a mí misma menos a un animalito, y bueno creo que el clima estaba tan jodido que ellos solo trataban de alivianar mi dolor, llegamos a una casa grande, el tiernamente me tapo los ojos para entrarme, pensando que alguna cosa en la vida  iba a desenterrar un halo de felicidad, cuando destapo mis ojos estaba rodeada de perritos bebes, eran Golden Retriever, sin emoción ni nada le dije, “y..?.”  Me dijo “escoge uno”, yo mire a mi alrededor y todos los perritos encima mío, ninguno me parecía interesante, todos eran iguales, cuando vi hacia un rincón había una perrita echadita, que no notaba ni mi presencia, estaba simplemente ahí, en su rollo mientras todos los demás chillaban y revoloteaban a mi alrededor, yo me fui hasta el rincón y la levante, vi sus ojos y de inmediato decidí que ella sería mi mascota, mi papá dijo: bueno. Salimos, y la verdad eso me subió mucho el ánimo, mi papá me dijo que era mía, que era mi responsabilidad, que iba a ser como mi hijita, y fue así, ocupe todo mi tiempo en ella, le puse Tana( por Tatiana y Natalia, las dos primera letras de nuestros nombres), a la semana mi mamá me dijo que me tenía que ir de viaje, que ella sabía que era muy difícil para mí pero que tenía que salir  adelante, y me mando a Manizales donde vivía mi abuelita, unos tíos y primos, le dije que me iba pero con mi perrita y listo. Estuve dos meses allá metida debajo de una cama con mi peludita al lado las 24 horas, lo único que necesitaba era un radio, un poco de comida y a mi perrita al lado jugueteándome todo el día y lamiendo mis lágrimas, siento que literal ella se fue tragando mi dolor, convirtiéndolo en un amor indescriptible, cuando salía de debajo de la cama me robaba el celular de mi abuela y me volvía a meter  para llamar al celular de Tatiana, podía quedarme horas llamando, contestaba el correo de voz, le deje creo que un millón de mensajes, le dedique canciones, llore, grite, llegue hasta a pensar que todo era un montaje para separarnos, creo que literal yo estaba zafada de la cabeza, pasaron los meses allá y me sentía mejor, salía a pasear a Tana, le daba su comida en mi mano, la tenía siempre cepillada y hermosa, ella se volvió el foco de mi vida, yo no quería saber de nadie, aparte tampoco tenía a nadie con quien hablar de mi dolor verdadero, no de haber perdido a mi mejor amiga, sino a la mujer que amaba, a mi primer amor. Culpe a todo el mundo de lo que paso, a Tati la odie por unas semanas, pensaba que había sido egoísta y cobarde, me había dejado a mi sola con este problema, con mi amor que en pocas ocasiones pude manifestarle pero que era el más grande y puro que alguna vez sentí.
Finalmente volví a Bogotá, le dije a mi mama que necesitaba un buen psicólogo, no esa loca extranjera que me desesperaba, mis papas estaban muy condescendientes conmigo, así que ella acepto, y me llevo a un psicólogo llamado Jairo Estupiñan, tuve muchas sesiones con él, es uno de los hombres que más admiro en el mundo, el me hablo del homosexualismo con tan naturalidad que no me sentí mal, a él después de un tiempo le abrí mi corazón, le conté de principio a fin todo, él fue dulce, amable, cercano, me ayudo a entender que nada de lo que paso era realmente mi culpa, me di cuenta que mis sentimientos no eran malos ni dañinos, que al contrario eran hermosos y que eran míos, me ayudo a aceptar su muerte, a dejar ir su recuerdo y a hacerme una mujer fuerte e independiente, él fue la única persona a la que le admití que yo Amaba a Tatiana Gravina Jimeno.
Jairo me ayudo a enfrentar todo lo que se venía, ya no lo sentía como mi psicólogo, sino como mi amigo, me llamaba, era afectivo, me decía que él no debía quererme porque era su paciente por decirlo así, pero que me quería mucho y admiraba lo bien que estaba haciendo las cosas.
Yo volví al colegio con la cabeza en alto, ese era uno de mis principales retos, volver allí, donde tanto nos maltrataron, y nos hicieron daño.
Llego la ruta del colegio por mí, me subí y estaba ahí Sara una de mis mejores amigas, ella me abrazo fuerte, me hablo lindo, la señorita de la ruta que era la de siempre también me saludo con cariño y los que eran mis amigos y sabían de la situación muy pendientes de mí. Sara sabía que para mí era difícil así que no se apartó de mi lado, nos bajamos y empezamos a caminar hasta la sede de bachillerato. Antes cuando Tati estaba, su ruta siempre llegaba antes que la mía, ella era de las primeras en llegar, se paraba en el segundo piso, contra la baranda mirando hacia la puerta hasta que yo llegara, y yo ya sabia que al entrar ella siempre estaba ahi esperándome para sonreírme y mandarme un beso desde lejos. Antes de llegar a la sede solo pensaba en eso, tenía un nudo en la garganta, quería salir corriendo, pero sabía que debía hacerlo por mí, pues era yo la que estaba aquí en la tierra tratando de vivir de nuevo. Así que entre, pare y mire al segundo piso, la recordé ahi parada como siempre, y en voz baja, le dije “Adiós my life”, y no llore, seguí adelante subí al segundo piso donde quedaba mi locker guarde mis libros y cuando voltee estaba rodeada por mis amigos, todo me abrazaron, se portaron divinos, me sentí apoyada, igual a ellos también les dolía porque ellos también la amaban. 
Ese fue el inicio de una nueva vida para mí, cuando Tatiana se murió, se llevó con ella mi introversión, mi inseguridad, mi temor por mis sentimientos, me arranco una parte de mi inocencia, yo decidí no dejarme acabar, y con la cabeza bien en alto continúe en ese colegio, decidí llenarme de argumentos y conocimiento para no permitir que nunca nadie más me diga que tengo que hacer y que no, y más cuando se trata de mis sentimientos. 
Cuando ya estaba más grandecita y armada a eso del año busque a Olga, la psicóloga del colegio, que por cierto continúo allí, llegue a su oficina sola, ya no me temblaban las pierna ni nada, toque y ella abrió, me miro y se sorprendió, hasta se asustó, y le dije de forma muy cordial, “Olga quiero hablar contigo”, me dijo: pasa. Entre, me senté en la misma silla donde había estado sentada  hacia un año largo y le dije “todo lo que nos dijiste alguna vez es mentira, espero que tus palabras despectivas hacia nosotras en su momento hayan sido por mera ignorancia, porque amar no es un pecado, ni mucho menos una conducta inapropiada, ni mucho, mucho menos algo de que avergonzarse, estuvo mal eso que nos dijiste, y lo que hiciste con nuestros padres, igual gracias por las buenas intenciones de enderezarnos la vida”, ella no dijo absolutamente nada. Salí de su oficina y me encerré a llorar en un baño.
Paso el tiempo, todos los días la recordaba con amor, le pedía que me cuidara, me rodee de buenos amigos, me cambie de casa, le dedique todo mi tiempo libre a Tana por mucho tiempo, la amaestre, la consentí al punto de que no comía si yo no estaba a su lado, en ella me refugie y canalice mi amor, sentía una conexión increíble con mi perrita, decidí no salir mucho por el año y medio siguiente, y no era porque estuviera triste o amargada, era porque no quería dejar a mi Tana sola.
Mario siguió conmigo a pesar de todo, firme a mi lado, entre en una etapa de negación de mi homosexualidad por mucho tiempo, pensaba que Tatiana era la única mujer de la cual yo me iba a enamorar en mi vida.
Fueron llegando cosas hermosas para mí, crecí, madure a las patadas, y así finalmente me hice a mí misma. 
Pasaron 2 años y medio, y ya  Mario me mareaba, me tenía literalmente aburrida, lo quise mucho, pero creo que nunca me enamore de él,  volvieron a mi pensamientos extraños, ya en 10 grado, me volví a sentir atraída por una niña del colegio, me encantaba verla, la molestaba, hacía de todo para llamar su atención, un día me invito a su casa y terminamos dándonos un beso, me gustó mucho, pero sabía que definitivamente ese error no lo iba a cometer de nuevo, besarla revolvió muchas cosas en mí, empecé a cuestionarme de todas las formas, me dedique a leer y leer sobre el homosexualismo, a buscar respuestas sobre esas cosas que me pasaban, la psicóloga del colegio Olga se fue, me imagino que la pensionaron gracias a Dios, llego una psicóloga nueva, Sandra, ella nos daba educación sexual, y sin pelos en la lengua nos hablaba de todo, yo me hice amiga de ella, era la profe chévere, y un día ya con la cabeza que se me estallaba fui a buscarla, claro no fue a gritarle lo que me pasaba de una, le pregunte que pensaba de los homosexuales, y ella igual que Jairo me hablo con mucha naturalidad, entonces yo me fui por la ramas contándole, y ella me decía fresca, no te angusties, me hablaba, me orientaba, y yo empecé a sentirme identificada y tranquila con lo que me pasaba, y a mis 17 años acepte mi orientación sexual, decidí conocer  “marcianitos” homosexuales como yo, no conocía el primero, pensaba que era la única en mi especie en ese colegio, le abrí mi corazón a mis amigos, les conté lo que pasaba conmigo, la mayoría lo tomo de buena forma, mi mejor amigo del colegio Andrés me dijo que él ya sabía, después me confeso que él pensaba que era gay, que tenía mucho miedo, y bueno ahí estábamos los dos, sin saberlo mi mejor amigo del colegio desde transición estaba atravesando por una situación similar, me sentí apoyada, valorada y empecé a coger fuerzas para decirles a mis papas. 
Finalmente decidí contarles, fue muy difícil para mí hacerlo, sobre todo por mi mamá que sabía que le daba muy duro, pero preferí ser sincera, mi papá lo acepto bien, me dijo “eres mi hija y te amo, tu felicidad es la mía”, y mi mama lloro varios meses, me odio, no me hablo, y después de varias discusiones fue bajándole a la onda conmigo.
El tiempo fue abriéndome las puertas, tuve la oportunidad de ir a mi primer bar gay, conocí gente amable, gente desagradable, y a eso de los 3 meses de sentirme deslumbrada y por fin en el lugar indicado, conocí a Pawi, la había visto un día por myspace, y pensé que era la mujer más hermosa del mundo, igual no dije nada, ni le mande el add, nada, solo la vi. una vez, oí canciones que  había publicado. 
Un día una amiga que había conocido en el bar gay me invito a una fiesta de cumpleaños en su casa, fui, después de un rato tocaron el timbre, abrieron la puerta,  vi, y era ella, esa misma niña que había pasado horas detallando por myspace, espiando su perfil, era Pawi, entro saludo a las que conocía, cuando me la presentaron, yo no podía ni hablar, ella se quedó mirándome, y sin pena ni nada, me dijo que era hermosa, yo tenía 17 años y ella 20, fue mi primera novia oficial, la primera que el mundo conoció y me enseño grandes cosas, se la presente a mi familia, mi mamá con el tiempo le cogió mucho cariño, y fue ahí cuando todo empezó a ir bien, mi corazón se abrió de nuevo al amor y esta vez lo viví con toda mi alma.
Hoy tengo 21 años, y estoy feliz con mi vida, no me arrepiento de nada.

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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Natalia Derechos Reservados
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4 comentarios:

  1. ers una personiita muy fuerteee!!! te deseo lo mejor quisiiera conocerte si algun diiiaa me quiers cconocer dejame tu num o tu coorreo soy de colmbia byee

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  2. yo me pajeo hablando con mi prima tati me la quiero cojer

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  3. Hermosa historia!!!! me senti muy identificada,,sigue escribiendo!!!!!!!

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  4. Buena natalia severa historia espero se acuerde de mi soy johnathan ex amigo de Nicolas

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