Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Danza entre lobos - Cristalsif - 35

Danza Entre Lobos

Capítulo 35

Retorno

El viaje fue silencioso, algo tan extraño para dos, cuando se trataba de una acompañante normalmente vivaz y escandalosa, otrora hubieran sido los agradecimientos de Nina para la Diosa por darle a su amiga algún instante de calladas ideas, esta vez contrariamente anhelaba que la castaña a su lado, erguida sobre el querido Doba, la llenara de preguntas extrañas o de cuentos imaginarios, hasta hablar del invernal clima hubiese sido una mejora. A la Kuga le preocupaba el mutismo que Arika Sayers normalmente parlanchina había tomado para sí, casi como un voto de silencio, ni una palabra una vez se marcharon del castillo donde el Cisne de plata no acudió a su despedida. Quiso preguntar la razón, la intuía una parte de su corazón, pero la voz no acudió a su garganta, la duda se quedó en su interior y de eso pasaron dos días con sus noches, la mañana del tercer día ya en pie y con una distancia más breve para alcanzar el paso de Fukka, la joven Sayers volvió a hablar. -No hay víveres...- Arika sonrió y se rascó la cabeza, su bolsa estaba vacía. -Pero tengo... hambre-


Nina se volvió a verla, seguramente no la había escuchado hablar, no para decir semejante sandez... -Silencio durante días y lo primero por lo que me diriges la palabra ¿Es para decir que no hay comida?- Le hubiera gustado darle un golpe de los buenos en la cabeza, tal vez uno de esos le reacomodaría las neuronas a su idiota amiga, grandes preocupaciones le había causado... pero ahora, hasta sonreía y se apenaba, tal vez y solo por esta vez lo dejaría pasar. -Eres una tragona-

-¡Oye! Tengo que alimentarme, es por salud ¿No?-

-Tú y tu salud... claro- Nina buscó entre sus cosas, tenía hambre pero solo le quedaba una porción de pan y queso, no medito que para soportar las bajas temperaturas de la helada que caía, necesitarían más comida, una torpeza de su parte, quizás la premura de acudir a Fukka con la misiva del Rey para Takeru, o la necesidad urgente de salir volando de allí ante el evidente rechazo que su amiga había recibido, si la había encontrado destrozada en su habitación y casi desnuda, aún tenía que cuestionar si había perdido la honra o la virtud para ir por la vida tan liberalmente. -Toma...- Le arrojó el pañuelo con el preciado alimento y por suerte los reflejos de Arika impidieron que la comida terminara sobre la nieve, ya que en tal caso no le perdonaría el golpe.

-¿Y tú?- Cuestionó la más distraída mirando la comida con ojitos llorosos, tenía tanta hambre que comería un caballo entero, claro que no lo dijo en voz alta porque Doba era de los sensibles y seguro la tiraría al suelo temiendo por su integridad, lo dicho, era un corcel listo.

-No tengo hambre... además el pan está duro- Desvió la mirada, subió sobre la silla de Cian y se preparó para iniciar la marcha con un suave ‘Jaaa, vamos bonito’. Dos horas más tarde, habiendo superado las rocosas, comenzaron a recorrer la vereda sobre un caminillo apenas visible por los espacios regulares entre los árboles, Nina comprendió la indispensable necesidad que comunicó a su compañera. -Llegaremos más tarde al paso, allí haremos una parada para comprar lo necesario, la verdad es que no querría entrar a Fukka con el estómago vacío, allí nunca sabes cuál va a ser la última comida- Bromeó al final.

-Sí, yo me alegro de sentir mejor las manos, sería terrible no poder sostener mi lanza en ese bosque endemoniado- Asintió la castaña mientras comía alegremente el pan, dado el primer bocado notó un detalle. -¡Mentirosa!-

-¡No hables con la boca llena!-

-El pan... no está duro. ¿En que más me has mentido?-

-¿Te parece una carrera? Cuenta hasta 10- Nina esbozó su mejor sonrisa.

Arika le devolvió el gesto, sabía que la pelinegra la había engañado y cuanto más rápido llegarán al paso, más pronto podría devolverle el favor, dio la última mordida. -1, 2, 3, 4, 5...-

-Yaaaa- Y Nina arrancó a todo galope.

-¡Tramposa! ‘Haaa’- Apeó a Doba y corrió a toda la velocidad tras el gran caballo blanco de Nina.

No les costó mucho llegar al paso, solo a la entrada de aquel pueblo donde tantos rostros se hacen visibles por el flash de un momento en el tiempo y muy pocos se quedaban, la joven Kuga detuvo el ritmo de aquel caballo velocista. La morena recordaba aquel lugar con cariño, la abuela Sanae y ella vivieron allí durante una larga temporada de su infancia, hasta la ocasión en que su tío Takeru vino por ella para llevarla al castillo y que recibiera la educación de una institutriz de la capital, seguro el pelinegro esperaba que se convirtiera en un señorita distinguida, pero aquel viaje la llevó al encuentro de su primer amor, cuando vio a Natsuki tuvo la certeza de que todo lo que quería estaba con ella, así su hogar se trasladó a Fukka. Muchas veces vino al paso a visitar a la abuela y quedarse una temporada, también eran recuerdos memorables, las galletas que aquella enternecedora mujer preparaba para alegrarle el día, cuando tejía aquellos sacos. -Me pregunto ¿Por qué solo hasta hace meses aceptó vivir en el castillo Kruger?-

-¿De qué hablas?- Cuestionó Arika alcanzándola por fin.

-De mi abuela, Sanae vivió en el paso casi toda su vida y solo tuvo dos hijos a los que crío en este lugar... mi padre y la mamá de Natsuki, pero ambos han fallecido hace tiempo, cuestionaba que solo hasta las nupcias de mi prima ella aceptó vivir en Fukka, a pesar de que se lo pedí muchas veces cuando yo me fui a vivir allí- Aquel pensamiento le trajo tristeza a la pelinegra.

-Yo no tengo abuela, la paterna no cuenta si es que lo preguntas... esa mujer me mira como lo que soy, el desliz de un hijo desobediente y la de mi madre, nunca conocí su lado de la familia, ella murió cuando yo era un bebé, así que no te pongas a cuestionar a tu abuela, seguro que simplemente quiso tener su espacio y ya- Argumentó Arika.

-Sí, no puedo cuestionarla, ha sido una mujer independiente y cuando mis padres murieron en la entrada de los bosques de Fukka, ella cuidó de mí mientras aún era frágil... solo espero que este bien, no me gusta que sea tan solitaria- Suspiró largamente y continuó la marcha, buscaba con sus ojos magma el lugar más adecuado para el reposo de sus queridos corceles. -Hay que poner a los caballos bajo cubierto, vamos a pagar un cuidador de establos para que descansen-

No pasó demasiado tiempo, pagaron los respectivos honorarios, dejaron los corceles tomando agua y comiendo a sus anchas en el establo de la posada, tomaron sus mochilas y salieron con dirección del mercado, la Kuga y la Sayers ya iban de caminando por la calle principal de aquel poblado admirando los toldillos en los que ofrecían toda clase de joyas, prendas y demás.

-Oye Nina, ¿Irás a proponerte a Erstin apenas lleguemos a Fukka?

-Sí, muero de ansias por verla, estos seis días me han parecido una eternidad- Nina hablaba tan naturalmente del tema que ya casi olvidaba cuan roto estaba el corazón de la castaña. Abochornada se volvió a mirar a su amiga. -Lo siento yo...-

Arika negó con la cabeza y le regaló una sincera sonrisa. -No hagas esto Nina, no quiero tu lastima, ni tu pesar, quiero tu apoyo y tu alegría, verte dichosa con la Srta. Ho. Además yo sabía que ir frente a Mashiro y declarar mis sentimientos no me garantizaría un sí... pero ella afirmó amarme- Sonrió a medias con una expresión pensativa en su faz. -Saber que me quiere, era lo que yo menos esperaba-

-¿Qué? Pero... pero entonces ¿Por qué viniste conmigo?- La morena no daba crédito a lo que oía, siendo de ese modo nada tenía sentido.

-Porque ella me pidió irme, en cuanto se declaró yo quise quedarme, le supliqué incluso- Admitió abochornada. -Pero me dijo que sería mejor no verlo, ya sabes... a ella con su esposo, con mi hermano- La zafirina tensó ligeramente la mandíbula. -Tal vez se compadeció de mí, ser la sombra, ser su amante sería algo que poco a poco destruiría nuestros sentimientos, no soportaría compartirla con él y ellos han jurado su lealtad ante la diosa, ¿Cómo ir en contra de mi fé, de mi familia y de la mujer que amo? Perdería el alma misma...-

-Entonces, te ama pero no es posible estar juntas... eso sí que es... “Una mierda”- Pero no se permitió decir semejante cosa en voz alta.

-Olvídalo, déjalo ser... la verdad es que me siento mal con mi hermano, con ella y hasta conmigo, ofrecí ser amante de Mashiro y ella que me ama sinceramente me ha negado esa posibilidad, pensó más en mi dignidad que yo misma, jejeje- Se rascó la cabeza. -Además, ellos dos son esposos a completitud y eso no podría cambiarlo-

-Ou... como lo siento- Nina no imaginaba el dolor que le causaría imaginar a Erstin con otra persona, siendo la esposa de un hombre, la sola idea de quedarse a mirar una mentira semejante. -Te entiendo, con mi corazón- Apoyó la mano en el hombro de Arika intentando transmitirle apoyo.

-Creo que lo sabía, pero es el tipo de cosas que uno nunca querría aceptar... así que no hay nada que pueda deshacer su vínculo, ni siquiera el amor que yo siento por ella- Los ojos de cielo se cruzaron con el magma carmesí de la propietaria de Cian. -Así que me voy a esforzar por dejarlos atrás, Ren tendrá que hacer lo mejor para hacer que llegue su olvido, sé que él la ama lo suficiente para luchar, así que ruego que luche cada día por hacerla feliz...- Cristalinos amenazaron con formarse en el zafiro mirar.

-Creo que tendremos que hacer una parada técnica en un lugar donde podamos tomarnos unas copas y tú, te desintoxiques de este amor... imposible por lo que me has dicho- Musitó preocupada Nina.

Arika negó con la cabeza y sonrió, no podía enlutar más la promesa de alegría de Nina, si ella no era feliz se esmeraría por no empañar otros instantes de dicha. -No seas tonta, te iba a preguntar antes de contarte la triste historia... ¿Tienes un anillo para proponerte como es debido?-

La morena se puso pálida de pies a cabeza. -Yo le di mi sello... pero ese no es un anillo de bodas en toda regla, era mi promesa de volver a su lado- Un golpe le tomó por sorpresa en la parte de atrás de la cabeza. -Ouuu-

-Me dolió más a mí que a ti, llorona... ¿Cómo se te olvida semejante cosa? Estuvimos en la capital de Windbloom con cientos de joyerías exquisitas y tu idiota ¿No recordaste comprar el anillo?- Sayers no sabía si darle otro golpe para que reaccionara.

-Perdón, estaba... “preocupada por ti. No, esa no esuna buenarespuesta”... pensando cosas- Corrigió Nina al final.

-Pues más vale que fueran importantes cosas, porque ahora ¿Dónde podríamos conseguir un anillo de bodas?- La realidad es que el paso era bonito, pero seguramente no era un mercado muy extendido para un orfebre de calidad, había pocos habitantes y la joyas en los toldillos eran baratas imitaciones.

-En Fukka sería posible... una gran parte de las joyas de Windbloom se fabrican ahí...- Tuvo la gran idea Nina, casi con alivio.

-Pero las mejores las hace tu abuelo-suegro...- Apuntó prontamente Arika el inconveniente que significaba justamente que Erstin fuese una Ho. -No puedes llevar cualquier baratija-

-¿He?- No entendió del todo ¿Abuelo-suegro? ¿Qué significaba eso?

-El señor Christoph Ho, él hizo ‘El zafiro del cielo azul’, una obra maestra, ese hombre podrá identificar el más mínimo error de otro orfebre, es su oficio ¿Comprendes? Sin mencionar que Erstin es... ella aprendió el mismo arte- Arika era distraída, pero claro que había escuchado atentamente los relatos de Nina sobre lo increíble que le parecía la querida Erstin, sin mencionar su habilidad artística y su increíble fortaleza para forjar metales, desde la espada de un guerrero, hasta la filigrana más delicada de un dije de oro blanco, pasando por escultura y pintura, si era una cajita de sorpresas la joven rubia.

-¡Diablos! Nunca pensé que sería inconveniente su talento con los metales- Ahora sí que comenzaba a preocuparse.

-Aja... ven, apuremos las compras en el mercado y ten presente ir pensando en el estilo de la gema, porque sea como sea debemos obtener ese anillo antes de que vayas a su casa- Así Arika tomó del gancho a una distraída y preocupada Nina procurando llegar más rápido al mercado para comprar los víveres, con suerte encontraría alguna joyería en todo el pueblo.

Fueron primero a una legumbrería por algunos alimentos para sus caballos, melaza, trigo, paja y mazorcas. Compraron otras verduras para hacer algún guiso, también se aprovisionaron de carne congelada, algunos guisantes, hierbas, queso y jamón, se darían un festín sin lugar a dudas, cargadas y listas comenzaron a caminar fuera del mercado, solo restaba ir a la panadería antes de buscar una joyería. Una vez frente a la ventana del panadero la castaña comenzó a nombrar los panes que deseaba comprar, cuyo delicioso aroma atraía a los clientes al lugar. Sin embargo la Kuga dejó de prestar atención a las peculiares ideas de Sayers quien acabaría llevándose toda la mercancía del lugar. Los iris magma vieron un rostro al otro lado del cristal sin dar crédito a lo que contemplaba, le observaba de perfil, era un caballero de larga cabellera cobaltina sujeta por un broche de plata casi al final de su extensa melena, tenía una nariz respingada, la mandíbula dibujada por el pincel de la diosa, cejas negras, facciones de ensueño para un joven muchacho, pero sin la manzana de adán en su cuello, Nina dedujo entonces que era una mujer enfundada en las galas masculinas propias de los nobles del norte, claramente la insignia del lobo en la parte trasera de una cazadora negra, no veía nada además de esa persona. -Imposible...- Dijo casi sin voz.

-Lo sé, lo sé, tengo que decidir, ni Doba podría cargar tanto jejeje- Respondió una pensativa Arika.

-Es... imposible- Repitió incapaz de mover un músculo, estaba perdida en la imagen de esa persona, seguramente una casualidad, pero semejante parecido era imposible. -Pero... no es luna llena y ella jamás se quitaría la máscara de serlo- Si tan solo pudiera ver sus ojos.

-Ya Nina, deja de hablar incoherencias, yo ya me decidí solo por un pan, el argita de orégano y queso...-

-No idiota, ¡Mira!- La pelinegra señaló a través del vidrio, al que para los ojos de Arika era un hermoso joven capaz de sacarle un suspiro a todas las damas del lugar, que en efecto se lo comían con la mirada y hasta sin disimular un poco.

-Óyeme ¡Óyeme! No seas indecente... el chico es verdaderamente atractivo, pero no puedes ir por la vida mirando a hombres lindos cuando tenemos por delante la odisea de conseguir un anillo para tu futura esposa- Estaba tentada a golpearle una vez más, solo por si las dudas.

-Tú no lo entiendes...- Un enorme sonrojo inundó la cara de Nina en cuanto notó que la chica al otro lado del vidrio le devolvió la vista y además le sonreía, seguramente eran imaginaciones suyas. Luego vio las cosas con una lupa extremadamente lenta y torpe, esa persona pagó apresuradamente al panadero, este le ordenó a su ayudante servir en hojas de ramularia los pedidos de su cliente, mientras el gallardo muchacho salía casi corriendo a la entrada del lugar, emergía de la puerta caoba y llegaba a su lado para abrazarla, elevarla de los suelos y sostenerla con indescriptible alegría en su esmeralda mirar.

-¡He tú bellaco! Suelta a mi amiga ahora mismo... ¿Es este un truco barato de seducción? Pues de ser el caso yo he de romperte cada hueso de la cara- Amenazó Arika al intruso antes de golpearlo en verdad como dios manda.

-Ara, ara... si eso fuera verdad, no sé si le romperías tú todos los huesos, o sería yo que soy su esposa- Intervino la dulce voz, con un ligero tono escalofriante de la que tantas veces fue llamada la bella de Tsu.

-¿Fujino? Etto...- Preguntó Arika confundida.

-Oi ¡Shizuru! No digas esas cosas...- La aludida bajó a su prima depositándola cuidadosamente en el suelo, se acercó a la castaña y tomó su mano mientras Arika sentía que su cerebro iba a explotar ¿Quién era ese hombre si la condesa había afirmado que era su pareja? ¿Pero no estaba Natsuki maldita y condenada a usar siempre la máscara? -Yo no tengo ojos para nadie que no seas tú- Admitió la Kruger con un sonrojo llenando su cara.

-Intentaba decirte... que era Natsuki- Informó una aun sonrojada Nina, la cual evitaba a toda costa cruzar miradas con Shizuru, imaginaba que la castaña sabía de sus sentimientos anteriores por Natsuki, pero es que no había tenido la ocasión de aclarar su nuevo estado romántico y por su frase la situación podría malinterpretarse. Pensaba cómo salvar semejante vergüenza cuando una epifanía vino a su mente. -Hoy no es... luna llena-

Natsuki sonrió y acarició con suavidad la mano de su esposa. -Justamente eso, Nina...-

-¿Alguien podría explicarme a mí las cosas?- Intervino Arika sintiéndose bastante tonta por no entender nada.

-¿Qué les parece ir a nuestra casa a almorzar? Allí podremos hablar más tranquilamente- Invitó Shizuru ya más serena, habían terminado la mudanza después de su tercer día viviendo en el paso y ahora siendo el quinto podía llevar invitados. Secretamente la Fujino comenzaba a extrañar que su esposa usara la máscara del lobo, pues normalmente eso asustaba a las personas, si le miraban era con temor o extrañeza, algo cruel si se permitía tan egoísta pensamiento, sin embargo ahora con su hermoso rostro al descubierto, era el objeto de miradas lujuriosas que le crispaban los nervios y aunque era una dama para saber esconder sus celos, no dejaba de sentirse molesta por aquellas lascivas mujeres.

-¿Viven aquí?- Nina observó con incredulidad a las dos mujeres.

Natsuki estuvo a punto de responder, cuando la ayudante del panadero se le acercó con tres panes grandes envueltos en las ramas de ramularia, una planta invernal que ayudaba a mantener los panes frescos durante una mayor cantidad de tiempo posible. Sin más remedio que atender a la cortesía, tomó los panes y con un gesto amable dio las gracias. La joven se sonrojó instantáneamente ante la sonrisa hechizante que le fue prodigada. -Esperamos... que vuelva pronto, mi lord- Hizo una venia dejando ver quizás demasiado de su escotado vestido y luego se marchó corriendo al interior del lugar con un andar un poco torpe.

La Kruger volvió su atención sobre sus amigas. -Vamos, les mostraremos donde es...- Al otro lado de la calle aguardaba un carruaje, a un lado de la puerta había unos cuantos víveres que la pelinegra mayor se apresuró a llevar a su transporte.

-¿Ella no se da cuenta verdad?- Cuestionó Nina por lo bajo a Shizuru mientras cruzaban al otro lado con parsimonia.

-No, ni siquiera imagina cuántas miradas se posan sobre ella, temo que llama más la atención así que cuando usaba la máscara de un lobo metálico en la cabeza a todas horas- Sonrió entre dichosa y preocupada la castaña.

-¿Estás bien?- Intervino Arika notando la molestia que escondieron el iris carmesí cuando la doncella panadera delató tan descaradamente su anhelo por el ‘joven noble’.

-No dudo de su lealtad ni por un momento... es solo que no estaba acostumbrada- Afirmó por lo bajo, antes de ver cómo su amada le tendía la mano para subir al carruaje a unos cuantos pasos de distancia.

-Es real, no tiene ojos para nadie además de ti- Afirmó Nina apresurándose a llegar al otro lado.

Todos subieron al transporte y Natsuki hizo un ademán al cochero para que arrancara, ya dentro las historias fueron y vinieron, Shizuru lamentó enormemente la pena de Arika, pero se alegró en sobremanera por las intenciones de Nina con la Srta. Ho. -¿Entonces partirás esta tarde para verla?-

-No me es posible- Respondió Nina.

-Sería arriesgado a decir verdad- Arguyó Natsuki en la defensa de su prima.

-No... Eso no me preocupa, he sido tan torpe, me preocupé tanto por la aceptación del Rey que olvide por completo algo tanto más importante- Musitó la menor de las Kuga con una expresión de vergüenza y tristeza.

-¿Qué es eso tan importante?- Cuestionó Shizuru al ver semejante pena en la faz de aquella joven, ahora en posición de amiga.

-El anillo para proponerme- Nina quería darse golpes contra la ventana del carruaje ante su torpeza.

-Ciertamente un problemático olvido- La preocupada faz de Shizuru delató lo evidente, una proposición sin anillo sería muy poco adecuada para la familia Ho, sería un insulto por decir lo poco.

-Yo puedo ayudar...- Dijo la ex lobuna con tono serio y semblante meditabundo.

-¿En serio Kruger? Woo, eso salvaría su pellejo- Arika se animó al instante codeando las costillas de Nina.

Natsuki levantó la mirada. -Si aceptas llevarle a Erstin la espinela de la victoria-

Nina palideció ante la mención de aquella joya, una prenda tan valiosa que se consideraba una de las siete, era un regalo digno incluso de una princesa. Pero esa joya tenía detrás una lamentable historia que Shizuru y Arika desconocían, Nina guardó silencio ante la mirada extrañada de esas dos. La gema de la Victoria fue el primer anillo que forjó para la prometida de Natsuki, en ese entonces Nao Yuuki, pero el anillo jamás llegó a su anular a pesar de haber sido creado para el que se esperaba fuera el más anhelado momento. Esto pasó porque Nao se marchó repentinamente del castillo no sin antes despreciar a su ‘fiance’ y recordarle el horroroso monstruo que era, sin dar mayores explicaciones, con odio en los ojos... la Kuga recordaba los lúgubres momentos vividos alrededor de aquella preciosa joya, sabía que Nao se marchó el dia que Natsuki iba a proponerse, no... No quería un anillo despreciado por una mujer para ofertarlo a su prometida, un mal augurio traería consigo el disponer para Erstin una joya marchita y llena de lágrimas.

-A pesar de tu generosa oferta yo...-

Natsuki intuyó la negativa, si bien la gema de la victoria era la quinta prenda más valiosa de la colección Kruger y por eso la ofertó en primer lugar, no era por su valor económico la negativa que su prima le daba. -Entonces no rechazarás el diamante rosa de venus ¿Verdad?-

Los ojos de Nina amenazaron con salirse de sus cuencas. -¿En serio?-

-¿Oye cuál es la más genial?- Intervino curiosamente Arika más que interesada, ya que conocía en su experiencia lo hermosas que eran las gemas de los Kruger.

-En la selección de las joyas de mi familia, el anillo de bodas de Shizuru llamado ‘El gran dragón amatista’ y él mío, ‘El cristal del hielo plateado’ ocupan el primer lugar, no sabría decirte en qué lugar pondría al segundo de esos dos. La tercera prenda más valiosa es el collar del ‘Zafiro del cielo Azul’ en tu poder Arika, la cuarta sería ‘La corona del cisne’ en posesión se Mashiro, posteriormente está ‘La espinela de la victoria’ sin dueña, le sigue en el sexto lugar ‘El rubí del destino’ que es el collar que perteneció a mi madre y ahora posee mi esposa y finalmente en séptima valoración ‘El diamante de Venus’-

-Entonces ¿Por qué rechazaste ‘La espinela de la victoria’ Nina?- Cuestionó Arika intrigada, dudaba que Nina no supiese el valor de tan magnífica joya.

La morena se sintió en un aprieto, sabía que Shizuru no era tonta y había leído su angustia en cuanto fue mencionada la espinela. -El rosa le luce más a mi Erstin y no quisiera tomar ventaja de la gentileza de mi prima- Expuso abochornada, Arika asintió alegremente, pero la joven de Tsu la observó con interés, duda.

-Cierto, lucía hermosa con aquellas ropas arganas de color rosa- Asentía repetidamente la Sayers comprendiendo el argumento.

-¡Llegamos!- Se oyó fuera la voz del cochero.

-“Salvada por la campana”- Pensó Nina con un suspiro de alivio, mientras Natsuki ayudaba a su preciosa amatista a bajar del carruaje y luego a las demás.

La Kruger pagó lo respectivo al cochero e invitó a sus amigas a seguir sus pasos, caminaron por un extenso claro de preciosas flores blancas, en cuyo centro se encontraba la morada de Natsuki y Shizuru, era una cabaña de gran tamaño hecha de pino rojo y embarnizado, contaba con una base de roca negra que sobresalía del suelo ofreciendo asentamientos de mayor envergadura y prominentes columnas de madera que hacían sospechar de dos pisos de altura, si bien era tanto más humilde al ser comparado con el castillo Kruger, lo cierto es que para las dos, era el espacio perfecto, principalmente porque la mutua compañía era todo cuanto anhelaban de un hogar. La pelinegra abrió los cerrojos y candados, dando paso a sus invitadas a la sala de estar donde se observaban algunos muebles, cuadros en las paredes, una zona donde una chimenea medianamente encendida brindaba calor al lugar. Dentro de la morada el delicioso aroma de estofado inundó el olfato de las hambrientas viajeras, no pasó mucho cuando Natsuki y Shizuru sirvieron los platos sobre una mesa con diligencia amable, una dispuso los platos y cubiertos, la otra trajo las copas para servir las bebidas, de alguna curiosa forma, la pareja se repartía los deberes por pequeños que fueran, todo en apenas 5 días de yacer en el paso, fue algo que sorprendió a Nina y Arika. La Kruger fue por madera para avivar la fogata de la chimenea, y volvió con una botella de vino en las manos, mientras Shizuru disponía un cesto en el centro de la mesa con queso y los panes obtenidos en el pueblo.

Todas tomaron asiento, dieron las gracias a las anfitrionas y comenzaron a degustar el plato que tenían ante sí. Nada más dar el primer bocado los ojos de la castaña de Windbloom se llenaron de un brillo casi infantil.

-Mmmm. ¡Qué rico!- Casi decía con lágrimas de contento en los ojos. -No sospeché que cocinaras tan ¡Delicioso! Di Kruger-

-Hooo no sabes lo perfecto que es su adobo de mayonesa- Apuntó orgullosamente Natsuki, levantando incluso el puño con anhelo, estaba contagiándose de la alegría de Arika.

Shizuru no evito sonrojarse ante las alabanzas de las dos jóvenes, recordaba que había aprendido la receta solo para impresionar a Natsuki, con notables resultados, si no le controlara un poco la ingesta de aquel, sería seguro que su esposa solo se alimentaria de la mezcla de aceite, huevo y especias.

-La verdad, es delicioso... Fu...-

Intervino la castaña de Tsu antes de permitir más formalismos en un lugar tan familiar. -Mi nombre, por piedad digan mi nombre, estamos entre amigas y aquí somos todas iguales- Sonrió antes de posar su mano junto a la de Natsuki y acariciar su envés, la pelinegra la sujetó y prodigó un casto beso a su amada.

Las esmeraldas observaron a su prima y una expresión de genuino contento se dibujó en su faz. -Exacto, ahora viéndonos juntas por la suerte de la casualidad, no puedo explicar cuánta felicidad me invade... sobre todo por las dichosas noticias de tu casamiento Nina-

-Bue... bueno, primero tengo que asegurarme que sus hermanos no me echen de su casa al son de sus disparos jejeje- Musitó nerviosamente, ¿Qué hacer? Lo más fácil sería raptar a Erstin y llevársela lejos, pero no era lo más justo, apartarla de su familia sería el proceder más egoísta de su parte si para el momento el único impedimento era su cobardía.

-Ara ¿Acaso has tenido desavenencias con ellos?- Cuestionó con voz prudente la Fujino.

-Ni los conoce siquiera... creo que se lo está tomando demasiado pesimista- Apuntó Arika antes de tomar un sorbo de vino, si no había hablado era porque estaba comiendo a sus anchas el exquisito estofado de Shizuru.

-Yo... no soy un caballero, no tendré la suerte del entendimiento de su familia y tampoco sé si es que Erstin desea que lo mantengamos oculto, el que yo sea mujer- La angustiada expresión de Nina delató por mucho una severa inseguridad. -Conozco su sentir y eso me basta para ser feliz, pero no puedo solo apartarla de todo lo que conoce y ama ¿Cómo podría poner tal prueba a su sentir?-

-Es una decisión prudente, solo te queda la posibilidad de intentar hacer las cosas como es correcto, presentarte ante ellos y solicitarla honestamente- Afirmó Natsuki, luego volvió la vista sobre su mujer. -Creo que le hubiese ahorrado tantos pesares a mi preciosa amatista, si hubiese obrado con más valentía, nos unimos en una forma inapropiada y herí con ello a quién más importante era para mí-

-Ya es un recuerdo distante de una serie de malentendidos, pero superar esa clase de cosas no es fácil Nina ¿Estás dispuesta a presentarte ante ellos a pesar de lo posible que pueda ser su desprecio?- Expuso la dueña del ‘gran dragón amatista’ muy lustroso en su anular.

-Erstin todo lo vale, Shizuru- Musitó con convicción la aludida, ganándose con ello una gentil sonrisa y la aprobación de las demás.

-Demuestra que eres valiente, Jum- Arika apoyó la moción y continuó contenta con sus alimentos.

Se hizo un silencio mientras comían, Sayers que fue la primera en concluir, ‘amenizó’ la velada con la descripción heroica de su escape de Fukka la cual teatralizada con sus gestos y su voz, además de representarlas a ellas mismas con los elementos disponibles a la mano, la sal era Nina y la pimienta ella, cualquiera hubiera pensado que se trataba de una cuentista profesional, pues inició desde el relato de la ayuda venida de la diosa, su encuentro con Nina en aquella peligrosas circunstancias, enfrentando a los infames dragones negros tan incansables e incontables como las estrellas del cielo, así como sus peripecias para enfrentar a la mole que cubría la carretera y cruzar al fin la barrera encantada de Fukka.

Cuando todo hubo concluido, Nina y Arika insistieron en hacerse cargo de la vajilla, luego descansaron un poco en el mullido mueble junto a la chimenea. Aquello le brindó el tiempo suficiente a Natsuki para acudir a una parte oculta de la casa y volver con un cofre pequeño en sus manos. Posó el cofre en el centro de la mesa de estar y con una llave dorada giró el cerrojo, abrió la salvaguarda y a la vista de todas yacieron 3 cajas, una larga y rectangular de color carmesí con el collar de rubí que regaló hace ya un tiempo a Shizuru con ocasión de su cumpleaños y que la castaña lucía en ocasiones especiales, las otras dos cajas cuadradas de cristal, una verde y otra rosácea, adivinaron las presentes que la verde contenía la terrible espinela de la Victoria y la otra, el diamante de Venus, esta última fue extraída y tendida sobre las manos de Nina. -Ábrela y observa la joya que llevará en su mano, la doncella que será tu esposa-

Nina asintió incapaz de musitar palabras pues el gozoso llanto amenazaba con salir de sus ojos, Natsuki entendió el gesto de agradecimiento de su prima y le brindó un protector abrazo. -Ruego a la diosa que tu vida esté llena de bendiciones y de alegría junto a la joven Ho, porque yo no puedo desear nada más que felicidad a tu camino- Susurró en el oído de la pelinegra más joven que estrechó la caja cerca de su pecho y después devolvió el abrazo a su admirada prima.

-Ahora, debemos pensar en los padrinos que deben proponerte frente a la familia Ho, es un protocolo indispensable para ayudar a salvar cualquier diferencia entre las dos partes, así como brindar las gemas en el altar- Informó Shizuru para recordación de todas, era la encargada de traer prudencia al grupo, aunque dentro de sí también se delataba más que contenta.

-Sé que es demasiado pedir... pero nada me haría más feliz, que fuesen ustedes tres, chicas...- Nina observó con infinito agradecimiento y súplica a sus familiares y amiga.

-No se diga más, nosotras iremos contigo ante el señor Christoph y solicitaremos su indulgencia así como su permiso- Afirmó Shizuru notando que Natsuki se quedaba muda de la sorpresa, después asintió y agradeció con un beso ligeramente más apasionado a su mujer, no iría sola a cumplir semejante empresa, pues a fin de cuentas ella era la mitad de su ser y no tomaba una decisión definitiva si las dos no se ponían de acuerdo.

-¡Claro que sí!- Apuntó Arika con el pulgar levantado. -Ya enfrentamos miles de Orphan para llegar aquí, ¡Nada de acobardarse Nina!- Añadió con su característica efusividad.

-Gra... Gracias chicas, no puedo decir cuán agradecida estoy por su apoyo- Nunca se sintió más acompañada, aquel velo de soledad que le cubrió durante largos años se desdibujaba con cada minuto que pasaba junto a sus compañeras de batallas y de viajes.

-Lo prepararé todo, ¿Cuando hemos de partir?- Preguntó Natsuki con miras a tomar las provisiones pertinentes, así como disponer los caballos y los obsequios que se acostumbran para una solicitud de mano.

-Primero debo llevar una misiva ante Lord Takeru, apresurare a Cian y me encontraré con ustedes a las afueras de ‘Winter Green’ al llegar el amanecer- Dijo Nina sin olvidar el objetivo que dio principio a aquel viaje.

-Yo iré contigo...- Afirmó Arika, quien no dejaría de acompañar a su amiga como esta lo había hecho en sus más difíciles momentos.

-Pero...-

-Oye, sabes que te cubriré la espalda ¿Verdad?-

Nina asintió, se pusieron de pie, ya llegaba la tarde y de retrasar más su partida las alcanzaría la noche, eso no sería lo más oportuno para cruzar la frontera de Fukka, no si recordaba lo difícil que había sido salir.

-Tengan cuidado y abríguense apropiadamente- Solicitó una Shizuru casi maternal.

-Nos veremos pronto y te prometo que haré lo necesario para que todo salga bien- Añadió Natsuki con la expresión seria que la caracterizaba, mientras acompañaba a su invitadas a la puerta, llegaron hasta el principio del claro y Natsuki tocó una campana enorme que colgaba de un árbol.

-Y eso ¿Para qué es?- Cuestionó Arika al sentir como el eco de la campana se extendía en el aire y a los alrededores.

-Nuestro vecino más cercano es el señor Yamashita, el cochero que tuvo la gentileza de traernos... con esta campana él atiende nuestro llamado y nosotras le compensamos apropiadamente por su diligencia, además es un viejo conocido de mi padre y de la abuela Sanae- Sonrió la Kruger.

-Muy oportuno jejeje-

No pasó mucho, el cochero arribó en unos cuantos minutos hizo una venia y abrió las puertas para que sus pasajeras subieran.

-Hasta pronto- Dijeron al unísono Nina y Arika, se miraron y rieron por la casualidad, subieron al carruaje y este pronto inició la marcha al poblado del paso, donde Doba y Cian aguardaban a sus jinetes para volver a correr sobre la nieve y llevarlas a buen recaudo al lugar al que quisieran.

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Era el Séptimo día desde que Nina se marchó a la capital, dijo seis días y una joven herrera en cuyas manos sostenía la preciosa espada llamada ‘Neptuno’, comenzaba a pensar que cosas malas pudieron pasar. Con un paño perfeccionaba el filo del arma cristalina, la miraba, la obra de arte que había recobrado su gloria con numerosas horas de continuados esfuerzos, pausadas y largas durante la extensión de seis días, pues la dama Ho restauraba la espada lejos de la vista de sus hermanos para evitar preguntas incómodas. Por su parte tal y como Maya había prometido, su secreto resguardaba de la crítica en el mutismo de su cotidiano hacer, la mujer le visitaba más frecuentemente durante sus jornadas, le ayudaba a poner las espadas a punto para que nadie notara la incrementada tardanza de la herrera, así también aprovechó los momentos para preguntar un poco más a Erstin sobre aquella extraña y desconocida forma del amor, notando por mucho que era sincero y puro a pesar del poco tiempo que la joven Kuga yació cerca de su cuñada.

-Literalmente, te atrapó- Murmuró Maya sobre el relato del primer encuentro cercano con Nina, la mujer no podía evitarlo, estaban levantadas desde antes del amanecer y aprovechaba la oportunidad que le otorgaba el que los niños estuvieran todavía dormidos, lo hombres en el mercado y ellas dos solas. -Aunque no me gustó mucho el que te confundiera con un ladrón-

-Aun suponiendo eso, me salvó ¿Eso no te dice nada?...- Cuestiono Erstin con una inocente expresión y Maya simplemente sostuvo su postura enfurruñada. -¿Y qué pensarías tú si una desconocida desprende un zafiro de una estatua en el jardín de tu casa?-

-Primero tendría que pensar en lo nada practico de exponer joyas tan costosas en el jardín de mi casa, pero aceptó que sería de lo más sospechoso- Una límpida risa manó de los labios de la mujer mayor, luego serenó su contento y preguntó con más seriedad. -¿Piensas que es la persona adecuada para ti?-

-No puedo afirmar que haya pasado tanto tiempo para conocer cada detalle de ella, pero la he visto en la distancia lo suficiente para saber que es una buena persona y que quiero arriesgarme a intentar, demás has pensado que mucho menos he conocido de los proponentes que se consiguen mis hermanos de hasta debajo de las piedras- Si, ambas recordaban el día que Taro trajo a Murako, un amigo suyo de la guardia que al parecer esperaba pretender a Erstin, el muchacho era francamente desastroso, tan larguirucho que pareciera una jirafa de lo alto, pese al aspecto desaliñado del chico este no había sido en sí el motivo de su rechazo, tenía lindos ojos y era un poco tímido en apariencia, pero en cuanto tuvo la oportunidad, desarrolló una extraña manía de ‘accidentalmente’ rozar el abundante pecho de Erstin, con codos, brazos y finalmente, la palma entera. La sola memoria causaba escalofríos a la rubia que inicialmente supuso cierta la torpeza del joven, pero el grito que tuvo lugar la tarde en la que la intención se hizo evidente, causó que Taro retirara su amistad a Murako inmediatamente, además de un par de dientes con la paliza que le dio.

-Creo que Kuga-san será un tanto más respetuosa- Musitó la morena con una expresión divertida. -Aunque todavía tengo reclamaciones respecto del beso que te robó la última vez-

-Maya... deja de ser robado si lo aceptas- Rio un poco la menor, asegurándose de brillar la última sección de Neptuno.

-Las líneas del respeto están bastante delgadas estos días- Entrecerró sus ojos miel la morena.

-Aja, y tú nunca le diste un beso a Taro antes de la boda- Refutó Erstin levantando una de sus rubias cejas.

-Cof... cof, dejemos las cosas en esos términos... por la ocasión Kuga está perdiendo puntos de carisma por su impuntualidad- Maya frunció el ceño.

-He intentado no admitirlo, ayer estaba extremadamente ansiosa, ahora me encuentro preocupada- Bajó la vista sobre la espada, estaba en perfectas condiciones, renovada incluso, la guardó en su funda y la escondió bajo un paño.

-Anda, no pienses malas cosas, si para mañana ella no ha venido a verte, yo misma iré hasta el castillo Kruger y le daré una paliza de...- Al ver la expresión espantada de Erstin, la esposa de Taro se corrigió raudamente. -... Digo, veré que este bien y te traeré noticias-

-Mucho mejor...- Sonrió la de celeste mirar. -Te aseguro que no faltaría a su promesa de no tener una buena razón-

-Le tienes fé- Admiró el hecho Maya, antes de pasarle a su cuñada dos bloques de metal bastante pesados, tenía otras espadas pendientes por hacer.

-Dime que es el amor, sino un salto de fé...- Sonrió elevando sin esfuerzo los bloques de las manos de Maya.

Ambas mujeres se ocuparon en sus oficios habituales, por Maya fueron preparados los alimentos del desayuno y el almuerzo, sirvió un plato de madera con sopa a Kiara y otro a Minoru, ambos niños tomaron asiento sobre sobre una manta en el suelo, pronto comenzaron a departir en el idioma que solo los más jóvenes conocen, la imaginación infantil donde un sin fin de aventuras tenía lugar, los guisantes eran impresionantes barcos de guerra para Minoru, o islas del tesoro para Kiara. La joven madre también se ocupó de amamantar a su amada bebé todavía de brazos, tomó las amarras de un sujetador de bebé que su cuñada había fabricado en los tiempos que Minoru era un bebé, justamente para hacer sus trabajos y cuidar así de la indefensa criatura, había sido una gran idea conservarlo aun cuando su primogénito comenzó a caminar por propio pie.

Erstin en cambio comenzó a fundir el metal, era ligeramente extraño para ella hacer una espada personalizada con materiales puros, un amigo de Taro, un tal Nagi había solicitado y pagado anticipadamente para que ella forjara un sable para él, el excéntrico hombre quería incrustaciones de piedras preciosas, combinación de bronce, plata y oro, así como un balance perfecto y una resistencia lustrosa en la hoja, pero en todo Fukka no existía otro herrero orfebre como el abuelo Christoph, quien ya no estaba para esos oficios y no queriendo dejar atrás el honor de la familia ella misma se ofreció a fabricar tan exquisita arma, si bien no era como el impresionante zafiro del cielo azul que hizo su abuelo, la joven Ho juraría por su nombre, que ese sable sería su primera obra de arte personalizada.

Con el paso de los minutos la temperatura de su humilde herrería aumentó drásticamente, aun con un invierno tan frío, la rubia mantenía colgado el abrigo, sus guantes de lana, bufanda y su gorro, los cuales solo usaba para salir a la nieve por madera carbonizada o acudir a la casa, ya que dentro de su lugar de trabajo tenía la sensación de yacer dentro de una caldera, por lo que usaba un overol de cuero marrón y una camisa beige con algunos botones desabrochados para mitigar el calor. La rubia suspiró un poco, necesitaba que el metal se fusionara, tenía la ocasión y el suficiente material para probarse a sí misma una teoría sobre el acero del arma, tenía la idea de que un poco de carbono, vidrio, aluminio y silicato harían de ese acero un material mucho más duro y resistente, pero con un nivel de elasticidad superior, algo bastante estimado cuando de una espada se tratara. Lo había visto antes, como el carbono ayudaba a que el metal eliminase una mayor cantidad de impurezas y la densidad del metal era mejor, sobre el vidrio y los otros elementos sospechaba que perpetuarían por mayor tiempo la durabilidad del filo, y si su idea funcionaba esperaba nombrarlo “Acero de Crisol de Invierno”.

A mediados del día ya había vertido el líquido más puro sobre el molde del sable, el bronce de la base de la empuñadura, y las esculturas a medio relieve en oro y plata que recubrían partes de ella, talló las formas de un cisne envuelto por una serpiente a pedido del exigente cliente e incrustó las gemas preciosas que eran los ojos de ambas criaturas además de las más delicados trazos sobre la hoja. Ya sólo debía dejarla enfriar para pulirla.

Seco entonces el sudor de su frente mientras medía el balance de aquella preciosa arma cuando la puerta de su taller fue abierta y una tenue corriente helada invadió el lugar. -Maya cierra la puerta o pescaré un resfriado- Instantáneamente la puerta se cerró. -Si es por la comida, hoy iré a cenar con todos… creo que me merezco un descanso-

-Y yo espero poder tener una importante conversación con tu familia… si es que aún deseas que cumpla mi promesa- Esa no era justamente la voz de su cuñada, era el sonido por el que había estado conteniendo sus angustias y anhelos.

Erstin se dio la vuelta dejando en total abandonó su tarea, para ver la sonrisa de la Morena que tanto extrañó y sus brillantes ojos de magma que la miraban enamorados. No pudo la joven Ho contener su emoción pues rauda acudió a los brazos abiertos que tanto la esperaban, se vio envuelta en el protector abrigo de su afecto, la abrazó con tanta fuerza, como temiendo una fuera un ilusión producto del calor y a pesar de la queja que Nina no hizo voz, sus labios buscaron los de ella con tanta sed que se sorprendió de lo mucho que le faltaba su tacto para tener paz, de la adicción en la que se convertiría su boca para respirar y sentir aquellas revoltosas mariposas deambulando tan cerca de su vientre.

La morena surcó la maravilla de sus carnosos labios y batalló ansiosamente con su lengua, una que no desistía de la pasional fricción, tan intensa para remover las sensaciones que nadie más podría ni en la extensión de una vida completa. Las jóvenes ansiaron más, anhelaron la soledad para ser y sentirse un, sin embargo la herrería no era el lugar más adecuado y debía el recato sostener al menos un poco de cordura, la quería para sí se dijo la Kuga por dentro, buscó el aire y sus besos contenidos se hicieron tiernos sobre sus mejillas, su barbilla, luego más tenues sobre sus labios. -No sabía mi alma que respirar es aliento de vida cuando son tus labios los que me prodigan su roce… te he extrañado tanto mi Erstin, mi amor-

-Y yo pensé que sería una eterna agonía esta espera, cuando no llegaste ayer supuse terribles cosas, temí y sentir espanto como ninguno- Confesó juntando su frente.

-Un día más en mi tardanza, pero te juro que he invertido bien este tiempo. He conseguido la carta del Rey, nadie podrá impedir que la diosa bendiga nuestro lazo- Musitó más que feliz una Nina cuya sonrisa parecía haberse alojado permanentemente en su faz. -Y es que te juro, que empeñaré toda mi voluntad por lograr que tu familia me acepte, deja que pida tu mano como es debido… porque no puedo imaginar que seas desdichada sin su presencia en tu vida-

Erstin no pudo contener el llanto de gozo en sus cristalinos ojos, se abrazó a su amante, agradecida por pensar en las silenciosas penas que la agobiaban, por la suerte de entenderse amada tal y como es, un regalo que la diosa le entregaba en la forma de una persona tan dulce y comprensiva como Nina.

-Hey, tórtolas… la familia espera, ha llegado el momento de hablar asuntos serios-

Nina lamentó como pocas cosas lo inoportuna que podía ser Arika, sin embargo agradeció el gesto ya que los nervios comenzaban a jugarle en contra. Una igualmente temerosa Erstin tomó su abrigo y se encaminó a la casa donde ya les esperaba toda su familia, además de las inesperadas visitantes de la familia Kruger.

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Había pasado tiempo desde la ocasión en la que alguien de la realeza visitara su humilde morada, prácticamente los años de vida de su más amada nieta, la querida Erstin tenía ya 16 años. Esta vez no se trataba del hombre cuya flauta mágica trajo esperanza y alegría a su vida, era su hijo, su alteza Natsuki Kruger y su bellísima esposa, Lady Di Kruger, la graciosa Shizuru. Christoph se había topado con la sorpresa al volver del mercado con sus nietos Kano y Taro, encontróse con la comitiva frente a su casa y al parecer aguardando una invitación para entrar, si bien esto no fue del agrado de los hombres más jóvenes, el señor de la casa Ho llamó inmediatamente a su nuera-nieta esperando convidarles un poco de té para apaciguar el frío que calaba los huesos.

-Por favor siéntanse en su casa y aguarden un poco para degustar el humilde plato que podamos ofrecer- Murmuró el mayor a la par que entraban y sonaba el tintineo de la campanilla de la puerta, seguido de su familia y sus invitados. Una vez dentro apuró a Maya con un ademán, al ver que estupefacta la mujer no prestaba la hospitalidad que él ya había ofertado.

Tomaron asiento Shizuru y Natsuki en un desgastado sofá frente a la silla del señor Ho, donde el anciano tomó asiento para dialogar más cómodamente. -No puedo esconder mi alegría y mi sorpresa sus señorías… más no imaginó el motivo de su visita, pues dudo ya que la magia que posee el conde, pueda aminorar lo que la vejez trae a mis achaques- Rió pese a todo con varonil voz, sin dejar de apreciar la máscara del lobo que un día fabricó para el Lord de Fukka y que aún con los años se miraba tan lustrosa como el día que la depósito en las manos de aquél al que había jurado lealtad por la gentileza de sus actos.

Natsuki no evitó reír, claro que conocía la historia de la flauta que alguna vez le contó su padre, por el tiempo en que intentaba que no viese la maldición con tan tristes ojos. -Me gustaría, si me lo permite… aguardar el arribo de otras personas, las más interesadas en lo que se ha de discutir, pues hoy no vengo en mi nombre, si no, en el de otra persona que desea solicitar la mano de la bella Erstin en matrimonio-

Taro casi escupió el té que hacía un momento le había entregado su esposa. -¿Un pretendiente?- Intervino el mayor más que molesto. -¿Cómo es eso posible? No he visto a nadie cortejarla… salvo por el tiempo en el castillo, ¡Fue él! ¿El gañán que la vistió en tan indecentes ropas?-

-En realidad le ayudamos todas a vestirse, era por motivo del festival del solsticio, el evento previo a la recolección del trigo y le aseguro, no perdimos de vista a la joven ni un momento hasta la ocasión en la que ustedes acudieron por ella- Intervino Shizuru con una sonrisa diplomática al ver que los ánimos comenzaban a caldearse.

-Mantén la calma hijo mío, que no hemos venido a cuestionar el honor de nadie- Añadió Christoph abochornado por la falta de modales del mayor de los hermanos, Kano no estaba menos sorprendido pero si guardaba la mesura en un silencio precavido y vigilante.

-No puedo callar abuelo- Volvió a decir el rubio todavía indignado. -¿Cómo es posible que ese bellaco no tuviera la hombría de venir el mismo a solicitarlo? Más aún cuando la dignidad y la doncellez de mi hermana fueron puestas en duda por su causa… si él no da la cara no es digno de nuestra Erstin-

Resonó la campanilla, las bisagras de la puerta de madera. Una voz grave ligeramente molesta se escuchó. -No me falta valor señor, aquí estoy, yo he venido a solicitar el permiso de la familia para honrarla como es debido… por eso he traído a mis padrinos para demostrarles la seriedad de mis intenciones, que le juró son las más honestas- No era otra que Nina en cuya mano sostenía la de una avergonzada Erstin, si la rubia estaba deseando que se la tragara la tierra por las impertinencias de su hermano.

-¿Honestas? No me haga reír mocoso…-

-¡A callar Taro! Aún a mis años me debes respeto, pues soy padre de todos en esta familia…- El mayor no estaba menos abochornado por la situación, su mirar azul lo delataba. -Discúlpenle por favor… Altezas, es un tanto impulsivo-

Taro quiso replicar pero Kano sujeto su hombro y negó con la cabeza. En su silencio el menor de los varones observó al pretendiente notando que su hermano se equivocaba en sus aseveraciones, en primer lugar no podría ser un bellaco si lo que le decía su instinto era cierto, suponía que se trataba de una mujer y sería rechazada en el acto al momento de saberse, del mismo modo y sin un miembro viril ¿Cómo podría haber mancillado la virtud de Erstin?  Si apenas podían sostener sus manos tan tímidamente, eran castas doncellas las dos y porque negarlo, ellas hacían una hermosa pareja.

-Acércate muchacho, quieren verte mis ojos-

Nina no tuvo más remedio que obedecer, soltó la mano de Erstin y plantó la rodilla en el suelo para yacer a la altura del señor Christoph. El hombre lo miró, tocó su rostro y noto al fin los detalles presentes en la faz que andrógina de esa persona contaba con rasgos que sólo la anatomía de una dama podría poseer. -Demasiado lampiño, ¿Seguro que ya has madurado lo suficiente muchacho?-

Nina se mordió los labios y negó con la cabeza. -Yo… yo no soy un hombre, amable señor, no encontrará barba en mi cara ni aunque pasen 20 años más- Dijo tan suavemente que solo el abuelo Ho la escuchó.

Christoph sonrió, supuso que intentaría engañarlo, era de valientes admitir la única cosa por la que podría negarle a un noble la mano de una hija, ciertamente había sido sincera. Si fuera un hombre y una negativa fuera dicha, es seguro que en su lugar raptaría a su nieta, si es que no lo habían pensado ya, pero ahí estaba, pidiendo lo imposible solo para evitar distanciamientos entre las dos familias. El señor Ho no era tonto, sus años le había hecho ver más cosas que a muchos hombres, tener tantos hijos, sufrir tantas pérdidas, había sido una lección para cuidar de lo poco o mucho que tenía y no se refería a los bienes materiales. Con esa elección Christoph pudo vivir una buena vida, así fueron más grandes e intensas la alegrías vividas, entre ellas, una de las más valiosas, era algo que no deseaba cambiara.  Sí ahí estaba la fuente de muchas sonrisas, la preciosa Ho llena de preocupación en sus ojos azules, con sus cabellos revueltos, era absurdo que la persona arrodillada frente a él pareciese un príncipe salido de algún cuento y su nieta tan humildemente ataviada, pero más hermosa que mil estrellas en el cielo a sus ojos. Le agradaba que ello no pareciera importarle a la joven pelinegra, que pronto intuyo se trataba de la sobrina de Lord Kruger, la preciosa Nina Kuga, llamada “El fuego eterno” por motivo de sus peculiares ojos.

-No es eso el motivo de mi preocupación Lady Kuga...- Murmuró el anciano mirándola a los ojos, acarició su mejilla. -¿Han contemplado la imposibilidad que supone la descendencia? Hija... ¿Estás dispuesta a renunciar a ello por amor a una dama?-

-Perdona abuelo si te decepciono, pero yo no veo mi vida junto a un hombre, si no es junto a Nina, no será con un caballero, de modo que la idea de no tener hijos ha estado presente desde el principio-

“Lady Kuga... Palabras incomprensibles para el mayor de los hermanos, frunció el ceño, quizás su abuelo erró las palabras, pero no... No era así. “... por amor a una Dama” Ya viéndole más de cerca. “Nina...” Era una joven quizás un año mayor que Erstin o de la misma edad, sin mucho pecho a la vista de aquella casaca roja, con intensos ojos rojos, facciones hermosas, un encanto que seguramente habría hecho flaquear la voluntad a tantos, sin embargo... una mujer al fin y al cabo.

-¡Oh tú!- Entonces el mayor lo comprendió, con tanta dificultad asimilaba la nefasta verdad. -¿Cómo te has perdido tan vilmente? ¿Qué embrujo ha puesto sobre ti?- Cuestionó Taro mirando con desdén a la rubia más joven. Suerte tenía Maya que los niños estaban afuera armando un muñeco de nieve y no veían a su padre perder los estribos, además de que su hija aún dormía en su cuna en la segunda planta, ella y Kano intentaban frenar el ímpetu de aquel en vano.

-¡Y tú! Asquerosa tríbada ¿Cómo te atreves a venir aquí?- Había en la faz del hijo mayor, una clara intención de guerra, no iba a preocuparse de que fuera una mujer, quería herir y dañar a quien osó enturbiar el camino de su hermana pequeña, estaba a punto de sujetar el cuello de la camisa de esa vil criatura cuando, se le interpuso alguien más.

-¿A quién llama tríbada?- Natsuki se puso de pie y adelantó un par de pasos entre Taro y Nina, no iba permitir que ese joven insultara a su familia, a la prometida de su prima, a ella y a la preciosa Shizuru al usar un término tan desdeñoso. -Repite tal insulto y te aseguro que...-

-¡Taro Basta!- Interrumpió la misma Erstin con un grito enojado, al notar la humillación en la cara de Nina, una persona que postrada ante su familia buscaba la mejor posibilidad. -Si tanto te indigna lo que somos, no tienes que verlo... me iré en este momento-

Nina se puso de pie y le tendió la mano a Erstin, la cual inmediatamente fue estrechada con necesidad, no evitaba la morena el mirarla con tristeza. -Te juro que no ha sido mi intención...-

-Señores, queridas damas... no apresuremos nuestras acciones, lo que es difícil de comprender no debe ser discutido bajo la sombra del enojo- No podía ser otra que Shizuru, cuya sola expresión y su hechizante voz obligaba hasta al más terco o brutal a guardar el decoro. El rubí centró su atención en la mirada irascible de Taro. -¿Sería más fuerte el no entender comparado con el lazo de amor fraterno que los une? ¿No querría como hermano protegerla antes que apartarla y enviarla con alguien a quien desconoce?-

El azul gélido del iris de aquel hombre se ocultó abochornado. -No... logro entenderlo, pero estaría más preocupado si se va con... esa... persona- Se mordió los labios, tenía que contener el insulto en la garganta o es claro que la espada del Conde sería desenvainada, conocía los rumores de su habilidad, suponía entonces que el rostro horripilante bajo la máscara de plata, tanta fealdad, sería compensado con alguna virtud, la diosa no podía ser tan injusta, sobre todo si aquel hombre tenía por esposa a la mujer más hermosa y encantadora que había conocido, además claro, de su esposa.

-Entonces deje que Kuga-san... demuestre su valía, ¿Acaso si fuera un caballero sería más fácil dejarla ir con un desconocido?- Preguntó sutilmente la castaña, aunque la cuestión surcara el aire en busca de Taro, era una inquietud que plantaba cuidadosamente sobre todos los miembros de la familia, esperando que el género de la dama pasara a segundo plano. -¿Qué es lo que en verdad angustia a la familia? Tienen frente a sí a alguien pretendiendo a una doncella por amor, alguien cuyas palabras están servidas ante ustedes, en la solicitud más honesta que pueda existir... cuando es claro que el sentir de la señorita Ho, ha sido expuesto a viva voz y es mutuo. ¿Sería entonces más justo que una hija, nieta, o hermana padeciera en un compromiso forzado por las circunstancias? Verla marchitar o ¿Lo sería si fuera su elección, pero que su consciencia de salvaguardar a quien aman estuviese en paz?- La castaña de Tsu había aprendido bastantes cosas acerca del valor de la palabra cuando

-Dejen que pruebe lo que se exigiría a cualquier persona que osara pretender a la joven... sin la necesidad de romper el lazo de una familia- Añadió Natsuki comprendiendo la acción de su esposa, más astuta que hermosa, lo cual era bastante decir.

Christoph sonrió, no sospechó ni por un momento que la silenciosa esposa del Conde de Fukka fuese tan hábil, sus preguntas eran las adecuadas. Pero sabía que las palabras son solo palabras si no se acompañan de acciones. -Entonces resolvamos esto- El anciano se puso de pie e hizo ver su altura sobre todos los demás. -Yo Christoph Ho, no me opongo a la unión de Nina Kuga y mi Nieta, Erstin, sin embargo solo pido una cosa a cambio, mas no serán joyas, ni regalos- Musitó el señor de la casa Ho, al comprender que era aquella carreta o aquellos cofres bajo las mantas. -Hoy somos dos familias opuestas, pero quiero que seamos una... para ser familia debemos confiar en los demás y la confianza solo se obtiene a través del conocimiento del otro- El rubio se posó frente a la pelinegra y apoyó sus manos en los hombros de Nina observándola profundamente. -Eres joven, hermosa, adinerada, pero eso es todo lo que sé de ti hasta este momento, tan superfluo como se oye, son las cosas que efímeras se deslizan entre los dedos como la riqueza se esfuma o la belleza y la juventud se pierden con el paso del tiempo... solo en ausencia de estas cosas, lo que queda de ti, se hace lo más valioso... y eso es lo que yo espero conocer para entregar a la que considero una de mis joyas más preciadas-

-¿Pero... eso significa que Nina debe llegar a anciana para pretender a Erstin? ¿Ya no estarían muy seniles para una boda?- Preguntó inocentemente Arika. Algunos casi se caen de su asiento, pero la tensión disminuyó notablemente y escapó alguna risa disimulada.

-Ya me gustaría eso a mí, je-

-Taro- Lo codeó Maya esperando que no fuera motivo de discordia nuevamente, pero el hombre levantó los hombros fingiendo desinterés.

-No sería justo esperar tanto tiempo...- Dijo por lo bajo y cual farol Erstin mientras chocaba la punta de los dedos, seguidamente toda la sangre del cuerpo de Nina subió hasta su cabeza, casi parecía un farol de la vergüenza.

-Je... díganos abuelo, ¿Qué debe hacer Nina?- Cuestionó Natsuki intentando aprovechar el mejor humor que reinaba en el ambiente.

-Ese es el detalle, sus majestades... ustedes también serán familia, la solicitud se extiende a ustedes, es la tradición- La voz más apacible de Kano llegó a los oídos de los aludidos. -Si no aceptan todos, tampoco a ella-

-Díganos de qué se trata...- Apresuró Shizuru antes de ver pánico en algún rostro.

-Durante 10 días...- Kano levantó la vista interesado, se maravillaba de notar que más de una pareja de doncellas yacía en la estancia, y que increíblemente fueran tan hermosas, esperaba desde el fondo de su ser que afirmaran la propuesta, incapaz de cumplir su sueño, esperaba poder brindarle a su pequeña hermana una posibilidad más halagüeña.

-Sin riquezas, ni privilegios, conviviendo en esta casa... todos ustedes y nosotros- Añadió Taro.

-Trabajarán como nosotros, vestirán como nosotros... dispondrán de los mismos alimentos- Informó Maya tratando de exponer su mejor cara, ya que los otros dos habían retado indirectamente a sus invitados.

-Serán parte de nuestra familia al nivel de lo que podemos ofrecer- Concluyó Christoph, no esperaba que sus nietos expusieran sus ideas tan raudamente, sin siquiera suavizarlo un poco. Resumidamente le solicitaban a las personas más poderosas de la monarquía y solo por debajo del Rey, que se rebajaran a vivir al nivel de un humilde jornalero, tal vez por eso Taro había apaciguado su ánimo, incluso sonreía, era francamente probable que declinaran y por ende, se viera obligado a negar su aprobación para el enlace entre Nina y Erstin.

-Hay algo que me gustaría contarles- La gentil voz de Shizuru atrajo a los reunidos, aunque su rostro contaba con una expresión indescifrable, hasta el momento de una expresión cómplice y divertida. -Al principio, mucho antes de saber que mi familia me había comprometido con ‘el doncel de hielo de Fukka’, conocí a un improvisado violinista que se escondía de mi vista tras un árbol, junto al mausoleo olvidado de mi casa, era una misteriosa persona cuyo esmero retornó la gloria de antaño al sepulcro, con su servilismo atrajo mi curiosidad y mi atención. Natsuki trabajó casi durante un año en la casa de mi padre, como el más menospreciado de los sirvientes solo para alcanzar mi corazón... que puedo decir, funcionó- Sonrió, cruzando la mirada con su amante, lamentaba que la máscara volviese a estar allí, pero había sido la única solicitud del padre de la Lobuna a cambio de la promesa de jamás volver a Fukka, la cual habían roto por una valiosa razón. Volvió su iris rubí sobre los miembros de la familia Ho, e incluso sus amigas. -¿Tienen la impresión de que rechazaríamos su oferta solo por un poco de esfuerzo? No lo creo- La sonrisa del hermano mayor desapareció ante sus erradas conclusiones. -Mi familia trabaja un viñedo desde hace varias generaciones, así que les aseguro ya conozco los esfuerzos de aquel que tiene poco, porque me formaba en la misma línea, bajo el mismo sol, ante los mismos frutos de la vid... No crean por un segundo que soy una joya que se exhibe simplemente-

La Kruger escuchó el relato y sus ojos delataron el desbordante amor que incrementaba los pálpitos en su pecho al mirar a su amada esposa, no podía imaginar ninguno de los presentes cuan afortunada se sentía por su presencia y su correspondido sentir. -Ya la escucharon, a donde mi querida doncella vaya... yo iré... ¿Arika que hay de ti?- Preguntó Natsuki, solo para confirmar.

-Eso no se pregunta... ¡Claro que sí!- Sonrió la castaña se Windbloom levantando su pulgar.

Nina miró a Erstin tan feliz y agradecida con los Kruger y la señorita Sayers. Ninguna daría el brazo a torcer, se tomaban muy en serio la idea de apadrinar ese matrimonio. -Y yo, que soy quien desea probar con más fuerza cuando digna puedo ser de Erstin, claro que afirmó nuestro pacto- Después de eso se hizo el silencio y Taro comenzó a pensar en las terribles tareas que se ocuparía de poner ante la ilusionada Srta. Kuga, así como el principito de pacotilla que le parecía el conde, quebraría su blanda voluntad, eso se prometió a sí mismo, para poder demostrar a su hermana cuán poco valdrían las palabrerías de aquellos aristócratas.

-Una pregunta ¿Una boda entre dos doncellas es legal? Digo, no se castiga con alguna pena o dónde conseguir un sacerdote que conceda una unión semejante... Y no es que lo vea mal- Preguntó Kano con sincera preocupación.

-Claro que no se puede hermano... Está prohibido y todos olvidan este detalle convenientemente- Frunció el ceño el rubio mayor recobrando un poco de los ánimos caídos, pero disimulando lo que le fuera posible su contento por aquel impedimento.

-Este edicto resuelve esa prohibición- Nina levantó en su mano la carta con el sello del Rey. -Te prometí que no serías menos que mi esposa- Dijo más bajo a Erstin, pero casi todos pudieron oírlo y ver las sonrojadas mejillas de la joven Ho.

-No imaginan lo difícil que fue conseguirla, casi nos cuesta la vida... Jejeje- Añadió Arika sin mala intención y de lo más divertida ante la estupefacción de todos los rubios Ho. -Enfrentamos peligros de gran magnitud, fuimos rodeadas...-

Nina le cubrió la boca a su amiga. -Err... No le hagan caso, tiene una imaginación habida- justificó la morena intentando evitar que la otra cometiera una imprudencia de tamaño mayúsculo.

-¿Qué les parece si servimos la cena?-

-¡Permíteme ayudar!- Dijeron Arika, Nina y Natsuki al mismo tiempo.

-Jajaja, está bien, aceptaré la ayuda de solo dos- Musitó la madre de aquel hogar recordando que tantas personas no cabrían en la cocina, pero al ver que iban a comenzar a apostar quién iría de los tres pues nadie desistiría en primer lugar, así que añadió. -Arika, Nina... por favor acompáñenme-

-¡Si!-

-Yo acudiré junto a bebé que llora allá arriba, seguramente también tiene hambre- Mencionó Shizuru con toda tranquilidad, los demás se miraron entre ellos, incluso Maya que no imaginaba cómo pudo la Condesa saber que su hija estaba en la planta de arriba cuando nadie escuchaba nada, más no pasaron más que unos segundos cuando el llanto de la nenita se hizo más fuerte y fue audible.

-Wo... que oído tienes Shizuru- Admiró Arika lo que los demás por cortesía quisieron callar.

-Nada de eso, ustedes estaban distraídos nada más- No dijo más, la bella de Tsu simplemente acudió a la planta de arriba en busca de la bebé, y aunque la madre sintió un piquete de celos, suspiró y guió a las demás al lugar donde aguardaban los alimentos de todos.

De pie quedaron Taro, Kano y Christoph sin mucho por decir hasta que Natsuki habló. -¿Porque me descartó a mí?-

-Porque eres hombre, para Maya todos nosotros somos muy torpes con algunas cosas y su cocina es sagrada- Informó Taro, bastante conocedor de las mañas de su mujer. -Así que ha hecho extensiva la regla a ti-

-Bueno, me aseguraré de informarle dentro de un rato que yo también soy mujer- Murmuró la pelinegra de ojos glaucos antes de desprenderse de su cazadora negra y ponerla sobre el perchero, fue en esa evidente situación que Taro y Christoph comprendieron su considerable ignorancia, ya que en la ausencia del saco abrigado, los pantalones del que juzgaban un caballero se ajustaban a la gloriosa curva de una cadera femenina, así como el chaleco que cubría una blanca camisa y corbatín, no escondían la abultada forma de un pecho naturalmente de mujer. Natsuki acomodó su larguísimo cabello y ató con una cinta su melena para prestar otro servicio. -¿Dónde están los platos? Creo que deberíamos ayudar a las chicas y honorable Christoph, ¿No llamaremos a los niños a comer? Kiara y Minoru deben estar hambrientos- Sonrió, la graciosa mandíbula, los labios delicados, algunos quisieron darse un golpe en la frente por su estupidez.

-Yo iré por ellos, y los platos... están en esa alacena Mi lady- Murmuró el menor de los tres aventurándose a la salida.

-Vamos a ser familia ¿No? Usa mi nombre sin reparos Kano-

 El muchacho se sonrojó violentamente, asintió y salió apresurado en busca de su hermanita y su sobrino. Entre tanto, Taro y el abuelo siguieron de pie atónitos, mientras la Kruger acomodaba la mesa cuidadosamente, el más sabio dio un codazo a su nieto. -Ve por madera hombre, vamos a necesitar buen fuego en la chimenea esta noche-

-Si... si abuelo- Reaccionó el rubio antes de salir a la parte de atrás de la casa donde guardaban los maderos.

El anciano tomó asiento en su silla sintiéndose extrañamente cansado, dio las gracias a la Condesa por su ayuda y esta siguió su ejemplo en el mueble. En aquel momento bajó por las escaleras Shizuru con una preciosa bebita de brazos, cuya melena arenisca y pálida piel delataba de quien era hija, pero eso no importaba a Natsuki, vio a su esposa con nuevos ojos, el cuadro más sublime, la contemplación dichosa de un anhelo implorado a las estrellas y la diosa, más amargamente bajó la mirada, dicha y tristeza, difícil explicar aquella mezcla de emociones, ya que imposible sería darle vida a un pedacito de las dos, justamente por la causa de aquel impedimento biológico. Christoph posó la mano sobre el hombre de la joven alicaída y sonrió. -No desesperes por aquello de lo que careces, valora lo que tienes hija-

-Gracias... abuelo Ho-

Shizuru que distraída con la tierna criatura en sus brazos no se percató de la tristeza en los ojos de su amante, simplemente acudió a su lado, dio un beso a sus labios callados y le mostró a la pequeña que tranquila y protegida buscaba en pecho ajeno el alimento ansiado. -¿No es preciosa?-

-Un angelito sin lugar a dudas- Alejada la pena o la duda, Natsuki siguió el sabio consejo de Christoph, se ocupó de disfrutar ese momento jugueteando con la nenita cuya manita se esforzaba por envolver uno de los dedos de la morena.

-¿Cómo se llama?- Preguntó Shizuru, sin dejar de mimar a la encantadora bebé.

-Saya, la más pequeña de todo el grupo- Informó el mayor sonriendo, sí parecían un par de madres primerizas nada más de verlas, una escena dulcísima. -Ha sido una bendición para mí, que no esperaba ver a tan linda niña, no a mis años- Rió un poco y tal alegría se contagió, entre los tres.

Pasaron unos minutos y la niña volvió a llorar al notar que aquel pecho no le daría de comer, clamaba entonces el mimo conocido de su madre, por lo que Shizuru acudió a la cocina para entregarla a su madre y relevarla del puesto, pues no se miraba justo que una bebita tan preciosa pasara hambruna por los que siendo mayores podían esperar un poco más. Así llegó la comida para todos, desde los más pequeños hasta los más grandes, agradecieron varios que el sazón culinario de Maya era exquisito, quedaron satisfechos los apetitos y hubo un poco más de calma en conversaciones triviales, concluidos los agasajos Christoph dio las últimas indicaciones. -Ya que somos familia y el espacio es el justo, Taro, Maya y los niños dormirán en la misma habitación, Kano y yo también, Natsuki y Shizuru dormirán en la habitación de los niños, Arika y Nina en la de Kano, Erstin y Kiara igual que siempre... y lo advierto jóvenes- Observó específicamente a Nina y Erstin. -No aceptaremos cambios furtivos de habitación en la noche, por esa razón... nuestro perro Edekan cuidará que nada ni nadie se aproxime a la habitación de cierta señorita ¿Entendido?-

-¡Si señor!- Dijeron a coro las invitadas mientras Erstin comenzaba a querer que la tierra se la tragara.

Lo restante del crepúsculo así como el inicio de la noche, se ocupó en adecuar las habitaciones de acuerdo a las necesidades de las doncellas que las habitarán, así como Natsuki dió las indicaciones al señor Yamashita de traer la ropa suficiente para los 10 días que tendrían por delante, las cosas estrictamente necesarias, esperando respetar el acuerdo con Christoph sobre vivir humildemente. Lo obsequios y todo lo demás, fue situado en la parte trasera de la casa, en cuyo caso el anciano dijo no se abrirá hasta pasados los días de su acuerdo, de nada tendría sentido apreciar obsequios que no aceptaría si es que Nina o los Kruger y Sayers, alguna de ellas faltara a la honestidad y la confianza otorgada.


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17 comentarios:

  1. waaaaaaaaaaooooo!!!
    lo dicho, eres poesía pura, amo tu forma de escribir.
    un abrazo inmenso

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  2. buenisima, nada mas que decir, me gusta bastante esta historia
    pp

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  3. Bien muy buena como siempre y rapiada en su bir

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  4. Hermoso capitulo, me encanta esta historia, Cristalsif tienes un gran talento, esperaré con ansias la siguiente entrega. Mary

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  5. Debo decir que me encanta la pareja de arika y Mashiro y es una lastima que tengan que sufrir separadas por amor y que quizás su destino no les permita tener un futuros juntas, es muy triste. Por otra parte me encanta la dinámica entre nina y arika, asi que muchas gracias por continuar la historia espero que no tardes en publicar un capitulo mas, pero si no tranqui que igual esperamos por esta genial historia.
    Pukka

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  6. Me encantasssssss, GRACIAS x el tiempo y talento!!! Me gustan mucho Nina y Erstin avancesss entre ellas por favor y maravillosas suki y zuru!! Esperando con ansias el siguiente cap. Un beso desd España. Carmen

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  7. Exquisito!!enamorada de tus escritos cristalsif!!gracias,gracias por hacernos tan corta la espera,se agradece!!
    Esperando la continuacion y la boda de Nina y la joven Ho!
    Besos!!mia de bsas.

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  8. Cómo siempre excelente!!!!!, me encanta esa maravillosa forma que tienes de escribir, enamora de principio de a fin , eres fantástica, felicidades
    Un abrazo a la distancia

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  9. Estuve releyendo la historia desde el principio, y veo que el capítulo 29 ha sido borrado, ¿Podría La Teta Feliz recuperarlo?? le estaríamos inmensamente agradecidas

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    1. http://latetafelizplus.blogspot.mx/2015/05/danza-entre-lobos-cristalsif-29-parte-1.html?m=1

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    2. http://latetafelizplus.blogspot.mx/2015/05/danza-entre-lobos-cristalsif-29-parte-1.html?m=1

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  10. Ciertamente el capítulo 29 no se encuentra.... Lis te dejo el Link donde lo puedas leer https://m.fanfiction.net/s/9468564/29/

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  11. http://latetafelizplus.blogspot.mx/2015/05/danza-entre-lobos-cristalsif-29-parte-1.html?m=1

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  12. Indudablemente esta historia es una de las más esperadas y de las que más me gusta, es un amor que supera las barreras, toda vez que no solo nos enseña a amar la imagen ya que hay cosas más allá de eso y muchas veces perdemos esa oportunidad de conocer a alguien por fijarnos en cosas superficiales.
    Otra cosa que me encanta también es que existe la interacción con la escritora y sabemos que leer nuestros comentarios.
    Dicho esto hay algunas cosas que surgen dudas para mí, está el hecho de que se estaba tramando una terrible guerra para ver extinta la casa de los Kruger, sin embargo a la fecha se toman 10 días para estar en la casa de los Ho para cumplir con lo comprometido.
    Que pasa con la dichosa carta, cuando vamos a saber el contenido de la misma.
    Si Natsuki se casó con una mujer para preservar el apellido, porque no hace lo mismo Mashiro? Porque tiene que tienen que imponerle a ella para estar con alguien a quien no ama
    Porque Nao se fue el mismo día que Natsuki iba a proponerle matrimonio que paso ese día?.
    Perdón que insista con esto pero porque tanto odio de parte de Nao hacia Natsuki por favor explícame (aunque sea con manzanitas jjejejejjejejejej)
    En verdad me emociona tanto esta historia, gracias por hacernos mas felices y ojala pronto subas el siguiente capítulo.
    Tu más fiel admiradora y fans

    Con cariño, María Rene

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    1. Hola querida Maria Rene. Antes que nada gracias por leer. Y bueno a tus dudas la primera si ellos se toman 10 dias porque ignoran la situación si algo tiene el villano que es nagi es que hila las circunstancias a su favor y solo devela su propio plan cuando ya es irreversible. Lo malo para los Kruger es que siendo monstruos a los que la gente de su propia tierra teme no cuentan con el beneficio de su confianza y veran despues que el aparente silencio de su rival es parte de un plan más que meticuloso. Luego sobre mashiro. Mas que el apellido es la posibilidad de procrear un heredero el impedimento. De hecho Taeki no discute su sentir por Arika el solo apela a la necesidad de un descendiente y expone en el cap 33 este argumento en un flashback.

      Sobre Nao ya veras mas adelante que pasó. Ya que natsuki y nao tendran la oportunidad de hablar y lógicamente nat preguntara por el motivo de su desprecio y su odio. En ese momento se sabrá si digo mas caso casi te estaria contando el final de la historia jejeje asi que me reservo unos detalles.

      Abrazos y nuevamente gracias por leer.

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  13. Hola Cristal, gracias, miles de gracias por actualizar esta maravillosa historia. Pero me surge una duda, en unos de las capítulos pasados se insinuó o bueno yo lo interpreté así, que la Diosa podría conceder ese deseo de Nat y Zuki por tener hijos y ahora en este capitulo vuelve y juega la idea, por fa, no nos dejes en tantas ascuas!!!!
    Eres genial y tu escritura es fascinante.
    Saludos.
    Tatiana

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  14. Cuando creía que esta historia ya no tenia nada para seguirla dada la distancia en el tiempo para q continuarla perdiendo el hilo del argumento...me vuelve a atrapar esperando ansiosa la continuación!....Gracias por compartir esta historia es por lejos una de las mas entretenidas que he leído en el género fantástico...saludos Maria de Argentina

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