Danza Entre Lobos
Capítulo 35
Retorno
El viaje fue silencioso, algo tan
extraño para dos, cuando se trataba de una acompañante normalmente vivaz y
escandalosa, otrora hubieran sido los agradecimientos de Nina para la Diosa por
darle a su amiga algún instante de calladas ideas, esta vez contrariamente
anhelaba que la castaña a su lado, erguida sobre el querido Doba, la llenara de
preguntas extrañas o de cuentos imaginarios, hasta hablar del invernal clima
hubiese sido una mejora. A la Kuga le preocupaba el mutismo que Arika Sayers
normalmente parlanchina había tomado para sí, casi como un voto de silencio, ni
una palabra una vez se marcharon del castillo donde el Cisne de plata no acudió
a su despedida. Quiso preguntar la razón, la intuía una parte de su corazón,
pero la voz no acudió a su garganta, la duda se quedó en su interior y de eso
pasaron dos días con sus noches, la mañana del tercer día ya en pie y con una
distancia más breve para alcanzar el paso de Fukka, la joven Sayers volvió a
hablar. -No hay víveres...- Arika sonrió y se rascó la cabeza, su bolsa estaba
vacía. -Pero tengo... hambre-
Nina se volvió a verla, seguramente
no la había escuchado hablar, no para decir semejante sandez... -Silencio
durante días y lo primero por lo que me diriges la palabra ¿Es para decir que
no hay comida?- Le hubiera gustado darle un golpe de los buenos en la cabeza,
tal vez uno de esos le reacomodaría las neuronas a su idiota amiga, grandes
preocupaciones le había causado... pero ahora, hasta sonreía y se apenaba, tal
vez y solo por esta vez lo dejaría pasar. -Eres una tragona-
-¡Oye! Tengo que alimentarme, es por
salud ¿No?-
-Tú y tu salud... claro- Nina buscó
entre sus cosas, tenía hambre pero solo le quedaba una porción de pan y queso,
no medito que para soportar las bajas temperaturas de la helada que caía,
necesitarían más comida, una torpeza de su parte, quizás la premura de acudir a
Fukka con la misiva del Rey para Takeru, o la necesidad urgente de salir
volando de allí ante el evidente rechazo que su amiga había recibido, si la
había encontrado destrozada en su habitación y casi desnuda, aún tenía que
cuestionar si había perdido la honra o la virtud para ir por la vida tan
liberalmente. -Toma...- Le arrojó el pañuelo con el preciado alimento y por
suerte los reflejos de Arika impidieron que la comida terminara sobre la nieve,
ya que en tal caso no le perdonaría el golpe.
-¿Y tú?- Cuestionó la más distraída
mirando la comida con ojitos llorosos, tenía tanta hambre que comería un
caballo entero, claro que no lo dijo en voz alta porque Doba era de los
sensibles y seguro la tiraría al suelo temiendo por su integridad, lo dicho,
era un corcel listo.
-No tengo hambre... además el pan
está duro- Desvió la mirada, subió sobre la silla de Cian y se preparó para iniciar
la marcha con un suave ‘Jaaa, vamos bonito’. Dos horas más tarde, habiendo
superado las rocosas, comenzaron a recorrer la vereda sobre un caminillo apenas
visible por los espacios regulares entre los árboles, Nina comprendió la
indispensable necesidad que comunicó a su compañera. -Llegaremos más tarde al
paso, allí haremos una parada para comprar lo necesario, la verdad es que no
querría entrar a Fukka con el estómago vacío, allí nunca sabes cuál va a ser la
última comida- Bromeó al final.
-Sí, yo me alegro de sentir mejor
las manos, sería terrible no poder sostener mi lanza en ese bosque endemoniado-
Asintió la castaña mientras comía alegremente el pan, dado el primer bocado
notó un detalle. -¡Mentirosa!-
-¡No hables con la boca llena!-
-El pan... no está duro. ¿En que más
me has mentido?-
-¿Te parece una carrera? Cuenta
hasta 10- Nina esbozó su mejor sonrisa.
Arika le devolvió el gesto, sabía
que la pelinegra la había engañado y cuanto más rápido llegarán al paso, más
pronto podría devolverle el favor, dio la última mordida. -1, 2, 3, 4, 5...-
-Yaaaa- Y Nina arrancó a todo
galope.
-¡Tramposa! ‘Haaa’- Apeó a Doba y
corrió a toda la velocidad tras el gran caballo blanco de Nina.
No les costó mucho llegar al paso,
solo a la entrada de aquel pueblo donde tantos rostros se hacen visibles por el
flash de un momento en el tiempo y muy pocos se quedaban, la joven Kuga detuvo
el ritmo de aquel caballo velocista. La morena recordaba aquel lugar con
cariño, la abuela Sanae y ella vivieron allí durante una larga temporada de su
infancia, hasta la ocasión en que su tío Takeru vino por ella para llevarla al
castillo y que recibiera la educación de una institutriz de la capital, seguro
el pelinegro esperaba que se convirtiera en un señorita distinguida, pero aquel
viaje la llevó al encuentro de su primer amor, cuando vio a Natsuki tuvo la
certeza de que todo lo que quería estaba con ella, así su hogar se trasladó a
Fukka. Muchas veces vino al paso a visitar a la abuela y quedarse una
temporada, también eran recuerdos memorables, las galletas que aquella
enternecedora mujer preparaba para alegrarle el día, cuando tejía aquellos
sacos. -Me pregunto ¿Por qué solo hasta hace meses aceptó vivir en el castillo
Kruger?-
-¿De qué hablas?- Cuestionó Arika
alcanzándola por fin.
-De mi abuela, Sanae vivió en el
paso casi toda su vida y solo tuvo dos hijos a los que crío en este lugar... mi
padre y la mamá de Natsuki, pero ambos han fallecido hace tiempo, cuestionaba
que solo hasta las nupcias de mi prima ella aceptó vivir en Fukka, a pesar de
que se lo pedí muchas veces cuando yo me fui a vivir allí- Aquel pensamiento le
trajo tristeza a la pelinegra.
-Yo no tengo abuela, la paterna no
cuenta si es que lo preguntas... esa mujer me mira como lo que soy, el desliz
de un hijo desobediente y la de mi madre, nunca conocí su lado de la familia,
ella murió cuando yo era un bebé, así que no te pongas a cuestionar a tu
abuela, seguro que simplemente quiso tener su espacio y ya- Argumentó Arika.
-Sí, no puedo cuestionarla, ha sido
una mujer independiente y cuando mis padres murieron en la entrada de los
bosques de Fukka, ella cuidó de mí mientras aún era frágil... solo espero que
este bien, no me gusta que sea tan solitaria- Suspiró largamente y continuó la
marcha, buscaba con sus ojos magma el lugar más adecuado para el reposo de sus
queridos corceles. -Hay que poner a los caballos bajo cubierto, vamos a pagar
un cuidador de establos para que descansen-
No pasó demasiado tiempo, pagaron
los respectivos honorarios, dejaron los corceles tomando agua y comiendo a sus
anchas en el establo de la posada, tomaron sus mochilas y salieron con
dirección del mercado, la Kuga y la Sayers ya iban de caminando por la calle
principal de aquel poblado admirando los toldillos en los que ofrecían toda
clase de joyas, prendas y demás.
-Oye Nina, ¿Irás a proponerte a
Erstin apenas lleguemos a Fukka?
-Sí, muero de ansias por verla,
estos seis días me han parecido una eternidad- Nina hablaba tan naturalmente
del tema que ya casi olvidaba cuan roto estaba el corazón de la castaña.
Abochornada se volvió a mirar a su amiga. -Lo siento yo...-
Arika negó con la cabeza y le regaló
una sincera sonrisa. -No hagas esto Nina, no quiero tu lastima, ni tu pesar,
quiero tu apoyo y tu alegría, verte dichosa con la Srta. Ho. Además yo sabía
que ir frente a Mashiro y declarar mis sentimientos no me garantizaría un sí...
pero ella afirmó amarme- Sonrió a medias con una expresión pensativa en su faz.
-Saber que me quiere, era lo que yo menos esperaba-
-¿Qué? Pero... pero entonces ¿Por
qué viniste conmigo?- La morena no daba crédito a lo que oía, siendo de ese
modo nada tenía sentido.
-Porque ella me pidió irme, en
cuanto se declaró yo quise quedarme, le supliqué incluso- Admitió abochornada.
-Pero me dijo que sería mejor no verlo, ya sabes... a ella con su esposo, con
mi hermano- La zafirina tensó ligeramente la mandíbula. -Tal vez se compadeció
de mí, ser la sombra, ser su amante sería algo que poco a poco destruiría
nuestros sentimientos, no soportaría compartirla con él y ellos han jurado su
lealtad ante la diosa, ¿Cómo ir en contra de mi fé, de mi familia y de la mujer
que amo? Perdería el alma misma...-
-Entonces, te ama pero no es posible
estar juntas... eso sí que es... “Una
mierda”- Pero no se permitió decir semejante cosa en voz alta.
-Olvídalo, déjalo ser... la verdad
es que me siento mal con mi hermano, con ella y hasta conmigo, ofrecí ser
amante de Mashiro y ella que me ama sinceramente me ha negado esa posibilidad,
pensó más en mi dignidad que yo misma, jejeje- Se rascó la cabeza. -Además,
ellos dos son esposos a completitud y eso no podría cambiarlo-
-Ou... como lo siento- Nina no
imaginaba el dolor que le causaría imaginar a Erstin con otra persona, siendo
la esposa de un hombre, la sola idea de quedarse a mirar una mentira semejante.
-Te entiendo, con mi corazón- Apoyó la mano en el hombro de Arika intentando
transmitirle apoyo.
-Creo que lo sabía, pero es el tipo
de cosas que uno nunca querría aceptar... así que no hay nada que pueda
deshacer su vínculo, ni siquiera el amor que yo siento por ella- Los ojos de
cielo se cruzaron con el magma carmesí de la propietaria de Cian. -Así que me
voy a esforzar por dejarlos atrás, Ren tendrá que hacer lo mejor para hacer que
llegue su olvido, sé que él la ama lo suficiente para luchar, así que ruego que
luche cada día por hacerla feliz...- Cristalinos amenazaron con formarse en el
zafiro mirar.
-Creo que tendremos que hacer una
parada técnica en un lugar donde podamos tomarnos unas copas y tú, te
desintoxiques de este amor... imposible por lo que me has dicho- Musitó
preocupada Nina.
Arika negó con la cabeza y sonrió,
no podía enlutar más la promesa de alegría de Nina, si ella no era feliz se
esmeraría por no empañar otros instantes de dicha. -No seas tonta, te iba a
preguntar antes de contarte la triste historia... ¿Tienes un anillo para
proponerte como es debido?-
La morena se puso pálida de pies a
cabeza. -Yo le di mi sello... pero ese no es un anillo de bodas en toda regla,
era mi promesa de volver a su lado- Un golpe le tomó por sorpresa en la parte
de atrás de la cabeza. -Ouuu-
-Me dolió más a mí que a ti,
llorona... ¿Cómo se te olvida semejante cosa? Estuvimos en la capital de
Windbloom con cientos de joyerías exquisitas y tu idiota ¿No recordaste comprar
el anillo?- Sayers no sabía si darle otro golpe para que reaccionara.
-Perdón, estaba... “preocupada por ti. No, esa no esuna
buenarespuesta”... pensando cosas- Corrigió Nina al final.
-Pues más vale que fueran
importantes cosas, porque ahora ¿Dónde podríamos conseguir un anillo de bodas?-
La realidad es que el paso era bonito, pero seguramente no era un mercado muy
extendido para un orfebre de calidad, había pocos habitantes y la joyas en los
toldillos eran baratas imitaciones.
-En Fukka sería posible... una gran
parte de las joyas de Windbloom se fabrican ahí...- Tuvo la gran idea Nina,
casi con alivio.
-Pero las mejores las hace tu
abuelo-suegro...- Apuntó prontamente Arika el inconveniente que significaba
justamente que Erstin fuese una Ho. -No puedes llevar cualquier baratija-
-¿He?- No entendió del todo
¿Abuelo-suegro? ¿Qué significaba eso?
-El señor Christoph Ho, él hizo ‘El
zafiro del cielo azul’, una obra maestra, ese hombre podrá identificar el más
mínimo error de otro orfebre, es su oficio ¿Comprendes? Sin mencionar que
Erstin es... ella aprendió el mismo arte- Arika era distraída, pero claro que
había escuchado atentamente los relatos de Nina sobre lo increíble que le
parecía la querida Erstin, sin mencionar su habilidad artística y su increíble
fortaleza para forjar metales, desde la espada de un guerrero, hasta la
filigrana más delicada de un dije de oro blanco, pasando por escultura y
pintura, si era una cajita de sorpresas la joven rubia.
-¡Diablos! Nunca pensé que sería
inconveniente su talento con los metales- Ahora sí que comenzaba a preocuparse.
-Aja... ven, apuremos las compras en
el mercado y ten presente ir pensando en el estilo de la gema, porque sea como
sea debemos obtener ese anillo antes de que vayas a su casa- Así Arika tomó del
gancho a una distraída y preocupada Nina procurando llegar más rápido al
mercado para comprar los víveres, con suerte encontraría alguna joyería en todo
el pueblo.
Fueron primero a una legumbrería por
algunos alimentos para sus caballos, melaza, trigo, paja y mazorcas. Compraron
otras verduras para hacer algún guiso, también se aprovisionaron de carne
congelada, algunos guisantes, hierbas, queso y jamón, se darían un festín sin
lugar a dudas, cargadas y listas comenzaron a caminar fuera del mercado, solo
restaba ir a la panadería antes de buscar una joyería. Una vez frente a la
ventana del panadero la castaña comenzó a nombrar los panes que deseaba
comprar, cuyo delicioso aroma atraía a los clientes al lugar. Sin embargo la
Kuga dejó de prestar atención a las peculiares ideas de Sayers quien acabaría
llevándose toda la mercancía del lugar. Los iris magma vieron un rostro al otro
lado del cristal sin dar crédito a lo que contemplaba, le observaba de perfil,
era un caballero de larga cabellera cobaltina sujeta por un broche de plata
casi al final de su extensa melena, tenía una nariz respingada, la mandíbula
dibujada por el pincel de la diosa, cejas negras, facciones de ensueño para un
joven muchacho, pero sin la manzana de adán en su cuello, Nina dedujo entonces
que era una mujer enfundada en las galas masculinas propias de los nobles del
norte, claramente la insignia del lobo en la parte trasera de una cazadora
negra, no veía nada además de esa persona. -Imposible...- Dijo casi sin voz.
-Lo sé, lo sé, tengo que decidir, ni
Doba podría cargar tanto jejeje- Respondió una pensativa Arika.
-Es... imposible- Repitió incapaz de
mover un músculo, estaba perdida en la imagen de esa persona, seguramente una
casualidad, pero semejante parecido era imposible. -Pero... no es luna llena y
ella jamás se quitaría la máscara de serlo- Si tan solo pudiera ver sus ojos.
-Ya Nina, deja de hablar
incoherencias, yo ya me decidí solo por un pan, el argita de orégano y
queso...-
-No idiota, ¡Mira!- La pelinegra
señaló a través del vidrio, al que para los ojos de Arika era un hermoso joven
capaz de sacarle un suspiro a todas las damas del lugar, que en efecto se lo
comían con la mirada y hasta sin disimular un poco.
-Óyeme ¡Óyeme! No seas indecente...
el chico es verdaderamente atractivo, pero no puedes ir por la vida mirando a
hombres lindos cuando tenemos por delante la odisea de conseguir un anillo para
tu futura esposa- Estaba tentada a golpearle una vez más, solo por si las
dudas.
-Tú no lo entiendes...- Un enorme
sonrojo inundó la cara de Nina en cuanto notó que la chica al otro lado del
vidrio le devolvió la vista y además le sonreía, seguramente eran imaginaciones
suyas. Luego vio las cosas con una lupa extremadamente lenta y torpe, esa persona
pagó apresuradamente al panadero, este le ordenó a su ayudante servir en hojas
de ramularia los pedidos de su cliente, mientras el gallardo muchacho salía
casi corriendo a la entrada del lugar, emergía de la puerta caoba y llegaba a
su lado para abrazarla, elevarla de los suelos y sostenerla con indescriptible
alegría en su esmeralda mirar.
-¡He tú bellaco! Suelta a mi amiga
ahora mismo... ¿Es este un truco barato de seducción? Pues de ser el caso yo he
de romperte cada hueso de la cara- Amenazó Arika al intruso antes de golpearlo
en verdad como dios manda.
-Ara, ara... si eso fuera verdad, no
sé si le romperías tú todos los huesos, o sería yo que soy su esposa- Intervino
la dulce voz, con un ligero tono escalofriante de la que tantas veces fue llamada
la bella de Tsu.
-¿Fujino? Etto...- Preguntó Arika
confundida.
-Oi ¡Shizuru! No digas esas
cosas...- La aludida bajó a su prima depositándola cuidadosamente en el suelo,
se acercó a la castaña y tomó su mano mientras Arika sentía que su cerebro iba
a explotar ¿Quién era ese hombre si la condesa había afirmado que era su
pareja? ¿Pero no estaba Natsuki maldita y condenada a usar siempre la máscara?
-Yo no tengo ojos para nadie que no seas tú- Admitió la Kruger con un sonrojo
llenando su cara.
-Intentaba decirte... que era
Natsuki- Informó una aun sonrojada Nina, la cual evitaba a toda costa cruzar
miradas con Shizuru, imaginaba que la castaña sabía de sus sentimientos
anteriores por Natsuki, pero es que no había tenido la ocasión de aclarar su
nuevo estado romántico y por su frase la situación podría malinterpretarse.
Pensaba cómo salvar semejante vergüenza cuando una epifanía vino a su mente.
-Hoy no es... luna llena-
Natsuki sonrió y acarició con
suavidad la mano de su esposa. -Justamente eso, Nina...-
-¿Alguien podría explicarme a mí las
cosas?- Intervino Arika sintiéndose bastante tonta por no entender nada.
-¿Qué les parece ir a nuestra casa a
almorzar? Allí podremos hablar más tranquilamente- Invitó Shizuru ya más
serena, habían terminado la mudanza después de su tercer día viviendo en el
paso y ahora siendo el quinto podía llevar invitados. Secretamente la Fujino
comenzaba a extrañar que su esposa usara la máscara del lobo, pues normalmente
eso asustaba a las personas, si le miraban era con temor o extrañeza, algo
cruel si se permitía tan egoísta pensamiento, sin embargo ahora con su hermoso
rostro al descubierto, era el objeto de miradas lujuriosas que le crispaban los
nervios y aunque era una dama para saber esconder sus celos, no dejaba de sentirse
molesta por aquellas lascivas mujeres.
-¿Viven aquí?- Nina observó con
incredulidad a las dos mujeres.
Natsuki estuvo a punto de responder,
cuando la ayudante del panadero se le acercó con tres panes grandes envueltos
en las ramas de ramularia, una planta invernal que ayudaba a mantener los panes
frescos durante una mayor cantidad de tiempo posible. Sin más remedio que
atender a la cortesía, tomó los panes y con un gesto amable dio las gracias. La
joven se sonrojó instantáneamente ante la sonrisa hechizante que le fue
prodigada. -Esperamos... que vuelva pronto, mi lord- Hizo una venia dejando ver
quizás demasiado de su escotado vestido y luego se marchó corriendo al interior
del lugar con un andar un poco torpe.
La Kruger volvió su atención sobre
sus amigas. -Vamos, les mostraremos donde es...- Al otro lado de la calle
aguardaba un carruaje, a un lado de la puerta había unos cuantos víveres que la
pelinegra mayor se apresuró a llevar a su transporte.
-¿Ella no se da cuenta verdad?-
Cuestionó Nina por lo bajo a Shizuru mientras cruzaban al otro lado con
parsimonia.
-No, ni siquiera imagina cuántas
miradas se posan sobre ella, temo que llama más la atención así que cuando
usaba la máscara de un lobo metálico en la cabeza a todas horas- Sonrió entre
dichosa y preocupada la castaña.
-¿Estás bien?- Intervino Arika
notando la molestia que escondieron el iris carmesí cuando la doncella panadera
delató tan descaradamente su anhelo por el ‘joven noble’.
-No dudo de su lealtad ni por un
momento... es solo que no estaba acostumbrada- Afirmó por lo bajo, antes de ver
cómo su amada le tendía la mano para subir al carruaje a unos cuantos pasos de
distancia.
-Es real, no tiene ojos para nadie
además de ti- Afirmó Nina apresurándose a llegar al otro lado.
Todos subieron al transporte y
Natsuki hizo un ademán al cochero para que arrancara, ya dentro las historias
fueron y vinieron, Shizuru lamentó enormemente la pena de Arika, pero se alegró
en sobremanera por las intenciones de Nina con la Srta. Ho. -¿Entonces partirás
esta tarde para verla?-
-No me es posible- Respondió Nina.
-Sería arriesgado a decir verdad-
Arguyó Natsuki en la defensa de su prima.
-No... Eso no me preocupa, he sido
tan torpe, me preocupé tanto por la aceptación del Rey que olvide por completo
algo tanto más importante- Musitó la menor de las Kuga con una expresión de
vergüenza y tristeza.
-¿Qué es eso tan importante?-
Cuestionó Shizuru al ver semejante pena en la faz de aquella joven, ahora en
posición de amiga.
-El anillo para proponerme- Nina
quería darse golpes contra la ventana del carruaje ante su torpeza.
-Ciertamente un problemático olvido-
La preocupada faz de Shizuru delató lo evidente, una proposición sin anillo
sería muy poco adecuada para la familia Ho, sería un insulto por decir lo poco.
-Yo puedo ayudar...- Dijo la ex
lobuna con tono serio y semblante meditabundo.
-¿En serio Kruger? Woo, eso salvaría
su pellejo- Arika se animó al instante codeando las costillas de Nina.
Natsuki levantó la mirada. -Si
aceptas llevarle a Erstin la espinela de la victoria-
Nina palideció ante la mención de
aquella joya, una prenda tan valiosa que se consideraba una de las siete, era
un regalo digno incluso de una princesa. Pero esa joya tenía detrás una
lamentable historia que Shizuru y Arika desconocían, Nina guardó silencio ante
la mirada extrañada de esas dos. La gema de la Victoria fue el primer anillo
que forjó para la prometida de Natsuki, en ese entonces Nao Yuuki, pero el
anillo jamás llegó a su anular a pesar de haber sido creado para el que se
esperaba fuera el más anhelado momento. Esto pasó porque Nao se marchó
repentinamente del castillo no sin antes despreciar a su ‘fiance’ y recordarle
el horroroso monstruo que era, sin dar mayores explicaciones, con odio en los
ojos... la Kuga recordaba los lúgubres momentos vividos alrededor de aquella
preciosa joya, sabía que Nao se marchó el dia que Natsuki iba a proponerse,
no... No quería un anillo despreciado por una mujer para ofertarlo a su
prometida, un mal augurio traería consigo el disponer para Erstin una joya
marchita y llena de lágrimas.
-A pesar de tu generosa oferta
yo...-
Natsuki intuyó la negativa, si bien
la gema de la victoria era la quinta prenda más valiosa de la colección Kruger
y por eso la ofertó en primer lugar, no era por su valor económico la negativa
que su prima le daba. -Entonces no rechazarás el diamante rosa de venus
¿Verdad?-
Los ojos de Nina amenazaron con
salirse de sus cuencas. -¿En serio?-
-¿Oye cuál es la más genial?-
Intervino curiosamente Arika más que interesada, ya que conocía en su
experiencia lo hermosas que eran las gemas de los Kruger.
-En la selección de las joyas de mi
familia, el anillo de bodas de Shizuru llamado ‘El gran dragón amatista’ y él
mío, ‘El cristal del hielo plateado’ ocupan el primer lugar, no sabría decirte
en qué lugar pondría al segundo de esos dos. La tercera prenda más valiosa es
el collar del ‘Zafiro del cielo Azul’ en tu poder Arika, la cuarta sería ‘La
corona del cisne’ en posesión se Mashiro, posteriormente está ‘La espinela de
la victoria’ sin dueña, le sigue en el sexto lugar ‘El rubí del destino’ que es
el collar que perteneció a mi madre y ahora posee mi esposa y finalmente en
séptima valoración ‘El diamante de Venus’-
-Entonces ¿Por qué rechazaste ‘La
espinela de la victoria’ Nina?- Cuestionó Arika intrigada, dudaba que Nina no
supiese el valor de tan magnífica joya.
La morena se sintió en un aprieto,
sabía que Shizuru no era tonta y había leído su angustia en cuanto fue
mencionada la espinela. -El rosa le luce más a mi Erstin y no quisiera tomar
ventaja de la gentileza de mi prima- Expuso abochornada, Arika asintió
alegremente, pero la joven de Tsu la observó con interés, duda.
-Cierto, lucía hermosa con aquellas
ropas arganas de color rosa- Asentía repetidamente la Sayers comprendiendo el
argumento.
-¡Llegamos!- Se oyó fuera la voz del
cochero.
-“Salvada por la campana”- Pensó
Nina con un suspiro de alivio, mientras Natsuki ayudaba a su preciosa amatista
a bajar del carruaje y luego a las demás.
La Kruger pagó lo respectivo al
cochero e invitó a sus amigas a seguir sus pasos, caminaron por un extenso
claro de preciosas flores blancas, en cuyo centro se encontraba la morada de
Natsuki y Shizuru, era una cabaña de gran tamaño hecha de pino rojo y
embarnizado, contaba con una base de roca negra que sobresalía del suelo
ofreciendo asentamientos de mayor envergadura y prominentes columnas de madera
que hacían sospechar de dos pisos de altura, si bien era tanto más humilde al
ser comparado con el castillo Kruger, lo cierto es que para las dos, era el
espacio perfecto, principalmente porque la mutua compañía era todo cuanto
anhelaban de un hogar. La pelinegra abrió los cerrojos y candados, dando paso a
sus invitadas a la sala de estar donde se observaban algunos muebles, cuadros
en las paredes, una zona donde una chimenea medianamente encendida brindaba
calor al lugar. Dentro de la morada el delicioso aroma de estofado inundó el
olfato de las hambrientas viajeras, no pasó mucho cuando Natsuki y Shizuru
sirvieron los platos sobre una mesa con diligencia amable, una dispuso los
platos y cubiertos, la otra trajo las copas para servir las bebidas, de alguna
curiosa forma, la pareja se repartía los deberes por pequeños que fueran, todo
en apenas 5 días de yacer en el paso, fue algo que sorprendió a Nina y Arika.
La Kruger fue por madera para avivar la fogata de la chimenea, y volvió con una
botella de vino en las manos, mientras Shizuru disponía un cesto en el centro
de la mesa con queso y los panes obtenidos en el pueblo.
Todas tomaron asiento, dieron las
gracias a las anfitrionas y comenzaron a degustar el plato que tenían ante sí.
Nada más dar el primer bocado los ojos de la castaña de Windbloom se llenaron
de un brillo casi infantil.
-Mmmm. ¡Qué rico!- Casi decía con
lágrimas de contento en los ojos. -No sospeché que cocinaras tan ¡Delicioso! Di
Kruger-
-Hooo no sabes lo perfecto que es su
adobo de mayonesa- Apuntó orgullosamente Natsuki, levantando incluso el puño
con anhelo, estaba contagiándose de la alegría de Arika.
Shizuru no evito sonrojarse ante las
alabanzas de las dos jóvenes, recordaba que había aprendido la receta solo para
impresionar a Natsuki, con notables resultados, si no le controlara un poco la
ingesta de aquel, sería seguro que su esposa solo se alimentaria de la mezcla
de aceite, huevo y especias.
-La verdad, es delicioso... Fu...-
Intervino la castaña de Tsu antes de
permitir más formalismos en un lugar tan familiar. -Mi nombre, por piedad digan
mi nombre, estamos entre amigas y aquí somos todas iguales- Sonrió antes de
posar su mano junto a la de Natsuki y acariciar su envés, la pelinegra la
sujetó y prodigó un casto beso a su amada.
Las esmeraldas observaron a su prima
y una expresión de genuino contento se dibujó en su faz. -Exacto, ahora
viéndonos juntas por la suerte de la casualidad, no puedo explicar cuánta
felicidad me invade... sobre todo por las dichosas noticias de tu casamiento
Nina-
-Bue... bueno, primero tengo que
asegurarme que sus hermanos no me echen de su casa al son de sus disparos jejeje-
Musitó nerviosamente, ¿Qué hacer? Lo más fácil sería raptar a Erstin y
llevársela lejos, pero no era lo más justo, apartarla de su familia sería el
proceder más egoísta de su parte si para el momento el único impedimento era su
cobardía.
-Ara ¿Acaso has tenido desavenencias
con ellos?- Cuestionó con voz prudente la Fujino.
-Ni los conoce siquiera... creo que
se lo está tomando demasiado pesimista- Apuntó Arika antes de tomar un sorbo de
vino, si no había hablado era porque estaba comiendo a sus anchas el exquisito
estofado de Shizuru.
-Yo... no soy un caballero, no
tendré la suerte del entendimiento de su familia y tampoco sé si es que Erstin
desea que lo mantengamos oculto, el que yo sea mujer- La angustiada expresión
de Nina delató por mucho una severa inseguridad. -Conozco su sentir y eso me
basta para ser feliz, pero no puedo solo apartarla de todo lo que conoce y ama
¿Cómo podría poner tal prueba a su sentir?-
-Es una decisión prudente, solo te
queda la posibilidad de intentar hacer las cosas como es correcto, presentarte
ante ellos y solicitarla honestamente- Afirmó Natsuki, luego volvió la vista
sobre su mujer. -Creo que le hubiese ahorrado tantos pesares a mi preciosa
amatista, si hubiese obrado con más valentía, nos unimos en una forma inapropiada
y herí con ello a quién más importante era para mí-
-Ya es un recuerdo distante de una
serie de malentendidos, pero superar esa clase de cosas no es fácil Nina ¿Estás
dispuesta a presentarte ante ellos a pesar de lo posible que pueda ser su
desprecio?- Expuso la dueña del ‘gran dragón amatista’ muy lustroso en su
anular.
-Erstin todo lo vale, Shizuru-
Musitó con convicción la aludida, ganándose con ello una gentil sonrisa y la
aprobación de las demás.
-Demuestra que eres valiente, Jum-
Arika apoyó la moción y continuó contenta con sus alimentos.
Se hizo un silencio mientras comían,
Sayers que fue la primera en concluir, ‘amenizó’ la velada con la descripción
heroica de su escape de Fukka la cual teatralizada con sus gestos y su voz,
además de representarlas a ellas mismas con los elementos disponibles a la
mano, la sal era Nina y la pimienta ella, cualquiera hubiera pensado que se
trataba de una cuentista profesional, pues inició desde el relato de la ayuda
venida de la diosa, su encuentro con Nina en aquella peligrosas circunstancias,
enfrentando a los infames dragones negros tan incansables e incontables como
las estrellas del cielo, así como sus peripecias para enfrentar a la mole que
cubría la carretera y cruzar al fin la barrera encantada de Fukka.
Cuando todo hubo concluido, Nina y
Arika insistieron en hacerse cargo de la vajilla, luego descansaron un poco en
el mullido mueble junto a la chimenea. Aquello le brindó el tiempo suficiente a
Natsuki para acudir a una parte oculta de la casa y volver con un cofre pequeño
en sus manos. Posó el cofre en el centro de la mesa de estar y con una llave
dorada giró el cerrojo, abrió la salvaguarda y a la vista de todas yacieron 3
cajas, una larga y rectangular de color carmesí con el collar de rubí que
regaló hace ya un tiempo a Shizuru con ocasión de su cumpleaños y que la
castaña lucía en ocasiones especiales, las otras dos cajas cuadradas de
cristal, una verde y otra rosácea, adivinaron las presentes que la verde
contenía la terrible espinela de la Victoria y la otra, el diamante de Venus,
esta última fue extraída y tendida sobre las manos de Nina. -Ábrela y observa
la joya que llevará en su mano, la doncella que será tu esposa-
Nina asintió incapaz de musitar
palabras pues el gozoso llanto amenazaba con salir de sus ojos, Natsuki
entendió el gesto de agradecimiento de su prima y le brindó un protector
abrazo. -Ruego a la diosa que tu vida esté llena de bendiciones y de alegría
junto a la joven Ho, porque yo no puedo desear nada más que felicidad a tu
camino- Susurró en el oído de la pelinegra más joven que estrechó la caja cerca
de su pecho y después devolvió el abrazo a su admirada prima.
-Ahora, debemos pensar en los
padrinos que deben proponerte frente a la familia Ho, es un protocolo
indispensable para ayudar a salvar cualquier diferencia entre las dos partes,
así como brindar las gemas en el altar- Informó Shizuru para recordación de
todas, era la encargada de traer prudencia al grupo, aunque dentro de sí
también se delataba más que contenta.
-Sé que es demasiado pedir... pero
nada me haría más feliz, que fuesen ustedes tres, chicas...- Nina observó con
infinito agradecimiento y súplica a sus familiares y amiga.
-No se diga más, nosotras iremos
contigo ante el señor Christoph y solicitaremos su indulgencia así como su
permiso- Afirmó Shizuru notando que Natsuki se quedaba muda de la sorpresa,
después asintió y agradeció con un beso ligeramente más apasionado a su mujer,
no iría sola a cumplir semejante empresa, pues a fin de cuentas ella era la
mitad de su ser y no tomaba una decisión definitiva si las dos no se ponían de
acuerdo.
-¡Claro que sí!- Apuntó Arika con el
pulgar levantado. -Ya enfrentamos miles de Orphan para llegar aquí, ¡Nada de
acobardarse Nina!- Añadió con su característica efusividad.
-Gra... Gracias chicas, no puedo
decir cuán agradecida estoy por su apoyo- Nunca se sintió más acompañada, aquel
velo de soledad que le cubrió durante largos años se desdibujaba con cada
minuto que pasaba junto a sus compañeras de batallas y de viajes.
-Lo prepararé todo, ¿Cuando hemos de
partir?- Preguntó Natsuki con miras a tomar las provisiones pertinentes, así
como disponer los caballos y los obsequios que se acostumbran para una
solicitud de mano.
-Primero debo llevar una misiva ante
Lord Takeru, apresurare a Cian y me encontraré con ustedes a las afueras de
‘Winter Green’ al llegar el amanecer- Dijo Nina sin olvidar el objetivo que dio
principio a aquel viaje.
-Yo iré contigo...- Afirmó Arika,
quien no dejaría de acompañar a su amiga como esta lo había hecho en sus más
difíciles momentos.
-Pero...-
-Oye, sabes que te cubriré la
espalda ¿Verdad?-
Nina asintió, se pusieron de pie, ya
llegaba la tarde y de retrasar más su partida las alcanzaría la noche, eso no
sería lo más oportuno para cruzar la frontera de Fukka, no si recordaba lo
difícil que había sido salir.
-Tengan cuidado y abríguense
apropiadamente- Solicitó una Shizuru casi maternal.
-Nos veremos pronto y te prometo que
haré lo necesario para que todo salga bien- Añadió Natsuki con la expresión
seria que la caracterizaba, mientras acompañaba a su invitadas a la puerta,
llegaron hasta el principio del claro y Natsuki tocó una campana enorme que
colgaba de un árbol.
-Y eso ¿Para qué es?- Cuestionó
Arika al sentir como el eco de la campana se extendía en el aire y a los
alrededores.
-Nuestro vecino más cercano es el
señor Yamashita, el cochero que tuvo la gentileza de traernos... con esta
campana él atiende nuestro llamado y nosotras le compensamos apropiadamente por
su diligencia, además es un viejo conocido de mi padre y de la abuela Sanae-
Sonrió la Kruger.
-Muy oportuno jejeje-
No pasó mucho, el cochero arribó en
unos cuantos minutos hizo una venia y abrió las puertas para que sus pasajeras
subieran.
-Hasta pronto- Dijeron al unísono
Nina y Arika, se miraron y rieron por la casualidad, subieron al carruaje y
este pronto inició la marcha al poblado del paso, donde Doba y Cian aguardaban
a sus jinetes para volver a correr sobre la nieve y llevarlas a buen recaudo al
lugar al que quisieran.
.
.
.
Era el Séptimo día desde que Nina se
marchó a la capital, dijo seis días y una joven herrera en cuyas manos sostenía
la preciosa espada llamada ‘Neptuno’, comenzaba a pensar que cosas malas pudieron
pasar. Con un paño perfeccionaba el filo del arma cristalina, la miraba, la
obra de arte que había recobrado su gloria con numerosas horas de continuados
esfuerzos, pausadas y largas durante la extensión de seis días, pues la dama Ho
restauraba la espada lejos de la vista de sus hermanos para evitar preguntas
incómodas. Por su parte tal y como Maya había prometido, su secreto resguardaba
de la crítica en el mutismo de su cotidiano hacer, la mujer le visitaba más
frecuentemente durante sus jornadas, le ayudaba a poner las espadas a punto
para que nadie notara la incrementada tardanza de la herrera, así también
aprovechó los momentos para preguntar un poco más a Erstin sobre aquella
extraña y desconocida forma del amor, notando por mucho que era sincero y puro
a pesar del poco tiempo que la joven Kuga yació cerca de su cuñada.
-Literalmente, te atrapó- Murmuró
Maya sobre el relato del primer encuentro cercano con Nina, la mujer no podía
evitarlo, estaban levantadas desde antes del amanecer y aprovechaba la
oportunidad que le otorgaba el que los niños estuvieran todavía dormidos, lo
hombres en el mercado y ellas dos solas. -Aunque no me gustó mucho el que te
confundiera con un ladrón-
-Aun suponiendo eso, me salvó ¿Eso
no te dice nada?...- Cuestiono Erstin con una inocente expresión y Maya
simplemente sostuvo su postura enfurruñada. -¿Y qué pensarías tú si una
desconocida desprende un zafiro de una estatua en el jardín de tu casa?-
-Primero tendría que pensar en lo
nada practico de exponer joyas tan costosas en el jardín de mi casa, pero
aceptó que sería de lo más sospechoso- Una límpida risa manó de los labios de
la mujer mayor, luego serenó su contento y preguntó con más seriedad. -¿Piensas
que es la persona adecuada para ti?-
-No puedo afirmar que haya pasado
tanto tiempo para conocer cada detalle de ella, pero la he visto en la
distancia lo suficiente para saber que es una buena persona y que quiero
arriesgarme a intentar, demás has pensado que mucho menos he conocido de los
proponentes que se consiguen mis hermanos de hasta debajo de las piedras- Si,
ambas recordaban el día que Taro trajo a Murako, un amigo suyo de la guardia
que al parecer esperaba pretender a Erstin, el muchacho era francamente
desastroso, tan larguirucho que pareciera una jirafa de lo alto, pese al
aspecto desaliñado del chico este no había sido en sí el motivo de su rechazo,
tenía lindos ojos y era un poco tímido en apariencia, pero en cuanto tuvo la
oportunidad, desarrolló una extraña manía de ‘accidentalmente’ rozar el
abundante pecho de Erstin, con codos, brazos y finalmente, la palma entera. La
sola memoria causaba escalofríos a la rubia que inicialmente supuso cierta la
torpeza del joven, pero el grito que tuvo lugar la tarde en la que la intención
se hizo evidente, causó que Taro retirara su amistad a Murako inmediatamente,
además de un par de dientes con la paliza que le dio.
-Creo que Kuga-san será un tanto más
respetuosa- Musitó la morena con una expresión divertida. -Aunque todavía tengo
reclamaciones respecto del beso que te robó la última vez-
-Maya... deja de ser robado si lo
aceptas- Rio un poco la menor, asegurándose de brillar la última sección de
Neptuno.
-Las líneas del respeto están
bastante delgadas estos días- Entrecerró sus ojos miel la morena.
-Aja, y tú nunca le diste un beso a
Taro antes de la boda- Refutó Erstin levantando una de sus rubias cejas.
-Cof... cof, dejemos las cosas en
esos términos... por la ocasión Kuga está perdiendo puntos de carisma por su
impuntualidad- Maya frunció el ceño.
-He intentado no admitirlo, ayer
estaba extremadamente ansiosa, ahora me encuentro preocupada- Bajó la vista
sobre la espada, estaba en perfectas condiciones, renovada incluso, la guardó
en su funda y la escondió bajo un paño.
-Anda, no pienses malas cosas, si
para mañana ella no ha venido a verte, yo misma iré hasta el castillo Kruger y
le daré una paliza de...- Al ver la expresión espantada de Erstin, la esposa de
Taro se corrigió raudamente. -... Digo, veré que este bien y te traeré
noticias-
-Mucho mejor...- Sonrió la de
celeste mirar. -Te aseguro que no faltaría a su promesa de no tener una buena
razón-
-Le tienes fé- Admiró el hecho Maya,
antes de pasarle a su cuñada dos bloques de metal bastante pesados, tenía otras
espadas pendientes por hacer.
-Dime que es el amor, sino un salto
de fé...- Sonrió elevando sin esfuerzo los bloques de las manos de Maya.
Ambas mujeres se ocuparon en sus
oficios habituales, por Maya fueron preparados los alimentos del desayuno y el
almuerzo, sirvió un plato de madera con sopa a Kiara y otro a Minoru, ambos
niños tomaron asiento sobre sobre una manta en el suelo, pronto comenzaron a
departir en el idioma que solo los más jóvenes conocen, la imaginación infantil
donde un sin fin de aventuras tenía lugar, los guisantes eran impresionantes
barcos de guerra para Minoru, o islas del tesoro para Kiara. La joven madre
también se ocupó de amamantar a su amada bebé todavía de brazos, tomó las
amarras de un sujetador de bebé que su cuñada había fabricado en los tiempos
que Minoru era un bebé, justamente para hacer sus trabajos y cuidar así de la
indefensa criatura, había sido una gran idea conservarlo aun cuando su
primogénito comenzó a caminar por propio pie.
Erstin en cambio comenzó a fundir el
metal, era ligeramente extraño para ella hacer una espada personalizada con
materiales puros, un amigo de Taro, un tal Nagi había solicitado y pagado
anticipadamente para que ella forjara un sable para él, el excéntrico hombre
quería incrustaciones de piedras preciosas, combinación de bronce, plata y oro,
así como un balance perfecto y una resistencia lustrosa en la hoja, pero en
todo Fukka no existía otro herrero orfebre como el abuelo Christoph, quien ya
no estaba para esos oficios y no queriendo dejar atrás el honor de la familia
ella misma se ofreció a fabricar tan exquisita arma, si bien no era como el
impresionante zafiro del cielo azul que hizo su abuelo, la joven Ho juraría por
su nombre, que ese sable sería su primera obra de arte personalizada.
Con el paso de los minutos la
temperatura de su humilde herrería aumentó drásticamente, aun con un invierno
tan frío, la rubia mantenía colgado el abrigo, sus guantes de lana, bufanda y
su gorro, los cuales solo usaba para salir a la nieve por madera carbonizada o
acudir a la casa, ya que dentro de su lugar de trabajo tenía la sensación de
yacer dentro de una caldera, por lo que usaba un overol de cuero marrón y una
camisa beige con algunos botones desabrochados para mitigar el calor. La rubia
suspiró un poco, necesitaba que el metal se fusionara, tenía la ocasión y el
suficiente material para probarse a sí misma una teoría sobre el acero del
arma, tenía la idea de que un poco de carbono, vidrio, aluminio y silicato
harían de ese acero un material mucho más duro y resistente, pero con un nivel
de elasticidad superior, algo bastante estimado cuando de una espada se
tratara. Lo había visto antes, como el carbono ayudaba a que el metal eliminase
una mayor cantidad de impurezas y la densidad del metal era mejor, sobre el
vidrio y los otros elementos sospechaba que perpetuarían por mayor tiempo la
durabilidad del filo, y si su idea funcionaba esperaba nombrarlo “Acero de
Crisol de Invierno”.
A mediados del día ya había vertido
el líquido más puro sobre el molde del sable, el bronce de la base de la
empuñadura, y las esculturas a medio relieve en oro y plata que recubrían
partes de ella, talló las formas de un cisne envuelto por una serpiente a
pedido del exigente cliente e incrustó las gemas preciosas que eran los ojos de
ambas criaturas además de las más delicados trazos sobre la hoja. Ya sólo debía
dejarla enfriar para pulirla.
Seco entonces el sudor de su frente
mientras medía el balance de aquella preciosa arma cuando la puerta de su
taller fue abierta y una tenue corriente helada invadió el lugar. -Maya cierra
la puerta o pescaré un resfriado- Instantáneamente la puerta se cerró. -Si es
por la comida, hoy iré a cenar con todos… creo que me merezco un descanso-
-Y yo espero poder tener una
importante conversación con tu familia… si es que aún deseas que cumpla mi
promesa- Esa no era justamente la voz de su cuñada, era el sonido por el que
había estado conteniendo sus angustias y anhelos.
Erstin se dio la vuelta dejando en
total abandonó su tarea, para ver la sonrisa de la Morena que tanto extrañó y
sus brillantes ojos de magma que la miraban enamorados. No pudo la joven Ho
contener su emoción pues rauda acudió a los brazos abiertos que tanto la
esperaban, se vio envuelta en el protector abrigo de su afecto, la abrazó con
tanta fuerza, como temiendo una fuera un ilusión producto del calor y a pesar
de la queja que Nina no hizo voz, sus labios buscaron los de ella con tanta sed
que se sorprendió de lo mucho que le faltaba su tacto para tener paz, de la
adicción en la que se convertiría su boca para respirar y sentir aquellas
revoltosas mariposas deambulando tan cerca de su vientre.
La morena surcó la maravilla de sus
carnosos labios y batalló ansiosamente con su lengua, una que no desistía de la
pasional fricción, tan intensa para remover las sensaciones que nadie más
podría ni en la extensión de una vida completa. Las jóvenes ansiaron más,
anhelaron la soledad para ser y sentirse un, sin embargo la herrería no era el
lugar más adecuado y debía el recato sostener al menos un poco de cordura, la
quería para sí se dijo la Kuga por dentro, buscó el aire y sus besos contenidos
se hicieron tiernos sobre sus mejillas, su barbilla, luego más tenues sobre sus
labios. -No sabía mi alma que respirar es aliento de vida cuando son tus labios
los que me prodigan su roce… te he extrañado tanto mi Erstin, mi amor-
-Y yo pensé que sería una eterna
agonía esta espera, cuando no llegaste ayer supuse terribles cosas, temí y
sentir espanto como ninguno- Confesó juntando su frente.
-Un día más en mi tardanza, pero te
juro que he invertido bien este tiempo. He conseguido la carta del Rey, nadie
podrá impedir que la diosa bendiga nuestro lazo- Musitó más que feliz una Nina
cuya sonrisa parecía haberse alojado permanentemente en su faz. -Y es que te
juro, que empeñaré toda mi voluntad por lograr que tu familia me acepte, deja
que pida tu mano como es debido… porque no puedo imaginar que seas desdichada
sin su presencia en tu vida-
Erstin no pudo contener el llanto de
gozo en sus cristalinos ojos, se abrazó a su amante, agradecida por pensar en
las silenciosas penas que la agobiaban, por la suerte de entenderse amada tal y
como es, un regalo que la diosa le entregaba en la forma de una persona tan
dulce y comprensiva como Nina.
-Hey, tórtolas… la familia espera,
ha llegado el momento de hablar asuntos serios-
Nina lamentó como pocas cosas lo
inoportuna que podía ser Arika, sin embargo agradeció el gesto ya que los
nervios comenzaban a jugarle en contra. Una igualmente temerosa Erstin tomó su
abrigo y se encaminó a la casa donde ya les esperaba toda su familia, además de
las inesperadas visitantes de la familia Kruger.
.
.
.
Había pasado tiempo desde la ocasión
en la que alguien de la realeza visitara su humilde morada, prácticamente los
años de vida de su más amada nieta, la querida Erstin tenía ya 16 años. Esta
vez no se trataba del hombre cuya flauta mágica trajo esperanza y alegría a su
vida, era su hijo, su alteza Natsuki Kruger y su bellísima esposa, Lady Di
Kruger, la graciosa Shizuru. Christoph se había topado con la sorpresa al
volver del mercado con sus nietos Kano y Taro, encontróse con la comitiva
frente a su casa y al parecer aguardando una invitación para entrar, si bien
esto no fue del agrado de los hombres más jóvenes, el señor de la casa Ho llamó
inmediatamente a su nuera-nieta esperando convidarles un poco de té para
apaciguar el frío que calaba los huesos.
-Por favor siéntanse en su casa y
aguarden un poco para degustar el humilde plato que podamos ofrecer- Murmuró el
mayor a la par que entraban y sonaba el tintineo de la campanilla de la puerta,
seguido de su familia y sus invitados. Una vez dentro apuró a Maya con un
ademán, al ver que estupefacta la mujer no prestaba la hospitalidad que él ya
había ofertado.
Tomaron asiento Shizuru y Natsuki en
un desgastado sofá frente a la silla del señor Ho, donde el anciano tomó
asiento para dialogar más cómodamente. -No puedo esconder mi alegría y mi
sorpresa sus señorías… más no imaginó el motivo de su visita, pues dudo ya que
la magia que posee el conde, pueda aminorar lo que la vejez trae a mis
achaques- Rió pese a todo con varonil voz, sin dejar de apreciar la máscara del
lobo que un día fabricó para el Lord de Fukka y que aún con los años se miraba
tan lustrosa como el día que la depósito en las manos de aquél al que había jurado
lealtad por la gentileza de sus actos.
Natsuki no evitó reír, claro que
conocía la historia de la flauta que alguna vez le contó su padre, por el
tiempo en que intentaba que no viese la maldición con tan tristes ojos. -Me
gustaría, si me lo permite… aguardar el arribo de otras personas, las más
interesadas en lo que se ha de discutir, pues hoy no vengo en mi nombre, si no,
en el de otra persona que desea solicitar la mano de la bella Erstin en
matrimonio-
Taro casi escupió el té que hacía un
momento le había entregado su esposa. -¿Un pretendiente?- Intervino el mayor
más que molesto. -¿Cómo es eso posible? No he visto a nadie cortejarla… salvo
por el tiempo en el castillo, ¡Fue él! ¿El gañán que la vistió en tan
indecentes ropas?-
-En realidad le ayudamos todas a
vestirse, era por motivo del festival del solsticio, el evento previo a la
recolección del trigo y le aseguro, no perdimos de vista a la joven ni un
momento hasta la ocasión en la que ustedes acudieron por ella- Intervino
Shizuru con una sonrisa diplomática al ver que los ánimos comenzaban a
caldearse.
-Mantén la calma hijo mío, que no
hemos venido a cuestionar el honor de nadie- Añadió Christoph abochornado por
la falta de modales del mayor de los hermanos, Kano no estaba menos sorprendido
pero si guardaba la mesura en un silencio precavido y vigilante.
-No puedo callar abuelo- Volvió a
decir el rubio todavía indignado. -¿Cómo es posible que ese bellaco no tuviera
la hombría de venir el mismo a solicitarlo? Más aún cuando la dignidad y la doncellez
de mi hermana fueron puestas en duda por su causa… si él no da la cara no es
digno de nuestra Erstin-
Resonó la campanilla, las bisagras
de la puerta de madera. Una voz grave ligeramente molesta se escuchó. -No me
falta valor señor, aquí estoy, yo he venido a solicitar el permiso de la
familia para honrarla como es debido… por eso he traído a mis padrinos para
demostrarles la seriedad de mis intenciones, que le juró son las más honestas-
No era otra que Nina en cuya mano sostenía la de una avergonzada Erstin, si la
rubia estaba deseando que se la tragara la tierra por las impertinencias de su
hermano.
-¿Honestas? No me haga reír mocoso…-
-¡A callar Taro! Aún a mis años me
debes respeto, pues soy padre de todos en esta familia…- El mayor no estaba
menos abochornado por la situación, su mirar azul lo delataba. -Discúlpenle por
favor… Altezas, es un tanto impulsivo-
Taro quiso replicar pero Kano sujeto
su hombro y negó con la cabeza. En su silencio el menor de los varones observó
al pretendiente notando que su hermano se equivocaba en sus aseveraciones, en
primer lugar no podría ser un bellaco si lo que le decía su instinto era
cierto, suponía que se trataba de una mujer y sería rechazada en el acto al
momento de saberse, del mismo modo y sin un miembro viril ¿Cómo podría haber
mancillado la virtud de Erstin? Si
apenas podían sostener sus manos tan tímidamente, eran castas doncellas las dos
y porque negarlo, ellas hacían una hermosa pareja.
-Acércate muchacho, quieren verte
mis ojos-
Nina no tuvo más remedio que
obedecer, soltó la mano de Erstin y plantó la rodilla en el suelo para yacer a
la altura del señor Christoph. El hombre lo miró, tocó su rostro y noto al fin
los detalles presentes en la faz que andrógina de esa persona contaba con
rasgos que sólo la anatomía de una dama podría poseer. -Demasiado lampiño,
¿Seguro que ya has madurado lo suficiente muchacho?-
Nina se mordió los labios y negó con
la cabeza. -Yo… yo no soy un hombre, amable señor, no encontrará barba en mi
cara ni aunque pasen 20 años más- Dijo tan suavemente que solo el abuelo Ho la
escuchó.
Christoph sonrió, supuso que
intentaría engañarlo, era de valientes admitir la única cosa por la que podría
negarle a un noble la mano de una hija, ciertamente había sido sincera. Si
fuera un hombre y una negativa fuera dicha, es seguro que en su lugar raptaría
a su nieta, si es que no lo habían pensado ya, pero ahí estaba, pidiendo lo
imposible solo para evitar distanciamientos entre las dos familias. El señor Ho
no era tonto, sus años le había hecho ver más cosas que a muchos hombres, tener
tantos hijos, sufrir tantas pérdidas, había sido una lección para cuidar de lo
poco o mucho que tenía y no se refería a los bienes materiales. Con esa
elección Christoph pudo vivir una buena vida, así fueron más grandes e intensas
la alegrías vividas, entre ellas, una de las más valiosas, era algo que no
deseaba cambiara. Sí ahí estaba la
fuente de muchas sonrisas, la preciosa Ho llena de preocupación en sus ojos azules,
con sus cabellos revueltos, era absurdo que la persona arrodillada frente a él
pareciese un príncipe salido de algún cuento y su nieta tan humildemente
ataviada, pero más hermosa que mil estrellas en el cielo a sus ojos. Le
agradaba que ello no pareciera importarle a la joven pelinegra, que pronto
intuyo se trataba de la sobrina de Lord Kruger, la preciosa Nina Kuga, llamada
“El fuego eterno” por motivo de sus peculiares ojos.
-No es eso el motivo de mi
preocupación Lady Kuga...- Murmuró el anciano mirándola a los ojos, acarició su
mejilla. -¿Han contemplado la imposibilidad que supone la descendencia? Hija...
¿Estás dispuesta a renunciar a ello por amor a una dama?-
-Perdona abuelo si te decepciono,
pero yo no veo mi vida junto a un hombre, si no es junto a Nina, no será con un
caballero, de modo que la idea de no tener hijos ha estado presente desde el
principio-
“Lady Kuga...” Palabras incomprensibles para el mayor de los hermanos,
frunció el ceño, quizás su abuelo erró las palabras, pero no... No era así. “...
por amor a una Dama” Ya viéndole más de cerca. “Nina...” Era una joven
quizás un año mayor que Erstin o de la misma edad, sin mucho pecho a la vista
de aquella casaca roja, con intensos ojos rojos, facciones hermosas, un encanto
que seguramente habría hecho flaquear la voluntad a tantos, sin embargo... una
mujer al fin y al cabo.
-¡Oh tú!- Entonces el mayor lo
comprendió, con tanta dificultad asimilaba la nefasta verdad. -¿Cómo te has
perdido tan vilmente? ¿Qué embrujo ha puesto sobre ti?- Cuestionó Taro mirando
con desdén a la rubia más joven. Suerte tenía Maya que los niños estaban afuera
armando un muñeco de nieve y no veían a su padre perder los estribos, además de
que su hija aún dormía en su cuna en la segunda planta, ella y Kano intentaban
frenar el ímpetu de aquel en vano.
-¡Y tú! Asquerosa tríbada ¿Cómo te
atreves a venir aquí?- Había en la faz del hijo mayor, una clara intención de
guerra, no iba a preocuparse de que fuera una mujer, quería herir y dañar a
quien osó enturbiar el camino de su hermana pequeña, estaba a punto de sujetar
el cuello de la camisa de esa vil criatura cuando, se le interpuso alguien más.
-¿A quién llama tríbada?- Natsuki se
puso de pie y adelantó un par de pasos entre Taro y Nina, no iba permitir que
ese joven insultara a su familia, a la prometida de su prima, a ella y a la
preciosa Shizuru al usar un término tan desdeñoso. -Repite tal insulto y te
aseguro que...-
-¡Taro Basta!- Interrumpió la misma
Erstin con un grito enojado, al notar la humillación en la cara de Nina, una
persona que postrada ante su familia buscaba la mejor posibilidad. -Si tanto te
indigna lo que somos, no tienes que verlo... me iré en este momento-
Nina se puso de pie y le tendió la
mano a Erstin, la cual inmediatamente fue estrechada con necesidad, no evitaba
la morena el mirarla con tristeza. -Te juro que no ha sido mi intención...-
-Señores, queridas damas... no
apresuremos nuestras acciones, lo que es difícil de comprender no debe ser
discutido bajo la sombra del enojo- No podía ser otra que Shizuru, cuya sola expresión
y su hechizante voz obligaba hasta al más terco o brutal a guardar el decoro.
El rubí centró su atención en la mirada irascible de Taro. -¿Sería más fuerte
el no entender comparado con el lazo de amor fraterno que los une? ¿No querría
como hermano protegerla antes que apartarla y enviarla con alguien a quien
desconoce?-
El azul gélido del iris de aquel
hombre se ocultó abochornado. -No... logro entenderlo, pero estaría más
preocupado si se va con... esa... persona- Se mordió los labios, tenía que
contener el insulto en la garganta o es claro que la espada del Conde sería
desenvainada, conocía los rumores de su habilidad, suponía entonces que el
rostro horripilante bajo la máscara de plata, tanta fealdad, sería compensado
con alguna virtud, la diosa no podía ser tan injusta, sobre todo si aquel
hombre tenía por esposa a la mujer más hermosa y encantadora que había
conocido, además claro, de su esposa.
-Entonces deje que Kuga-san...
demuestre su valía, ¿Acaso si fuera un caballero sería más fácil dejarla ir con
un desconocido?- Preguntó sutilmente la castaña, aunque la cuestión surcara el
aire en busca de Taro, era una inquietud que plantaba cuidadosamente sobre
todos los miembros de la familia, esperando que el género de la dama pasara a
segundo plano. -¿Qué es lo que en verdad angustia a la familia? Tienen frente a
sí a alguien pretendiendo a una doncella por amor, alguien cuyas palabras están
servidas ante ustedes, en la solicitud más honesta que pueda existir... cuando
es claro que el sentir de la señorita Ho, ha sido expuesto a viva voz y es
mutuo. ¿Sería entonces más justo que una hija, nieta, o hermana padeciera en un
compromiso forzado por las circunstancias? Verla marchitar o ¿Lo sería si fuera
su elección, pero que su consciencia de salvaguardar a quien aman estuviese en
paz?- La castaña de Tsu había aprendido bastantes cosas acerca del valor de la
palabra cuando
-Dejen que pruebe lo que se exigiría
a cualquier persona que osara pretender a la joven... sin la necesidad de
romper el lazo de una familia- Añadió Natsuki comprendiendo la acción de su
esposa, más astuta que hermosa, lo cual era bastante decir.
Christoph sonrió, no sospechó ni por
un momento que la silenciosa esposa del Conde de Fukka fuese tan hábil, sus
preguntas eran las adecuadas. Pero sabía que las palabras son solo palabras si
no se acompañan de acciones. -Entonces resolvamos esto- El anciano se puso de
pie e hizo ver su altura sobre todos los demás. -Yo Christoph Ho, no me opongo
a la unión de Nina Kuga y mi Nieta, Erstin, sin embargo solo pido una cosa a
cambio, mas no serán joyas, ni regalos- Musitó el señor de la casa Ho, al
comprender que era aquella carreta o aquellos cofres bajo las mantas. -Hoy
somos dos familias opuestas, pero quiero que seamos una... para ser familia debemos
confiar en los demás y la confianza solo se obtiene a través del conocimiento
del otro- El rubio se posó frente a la pelinegra y apoyó sus manos en los
hombros de Nina observándola profundamente. -Eres joven, hermosa, adinerada,
pero eso es todo lo que sé de ti hasta este momento, tan superfluo como se oye,
son las cosas que efímeras se deslizan entre los dedos como la riqueza se
esfuma o la belleza y la juventud se pierden con el paso del tiempo... solo en
ausencia de estas cosas, lo que queda de ti, se hace lo más valioso... y eso es
lo que yo espero conocer para entregar a la que considero una de mis joyas más
preciadas-
-¿Pero... eso significa que Nina
debe llegar a anciana para pretender a Erstin? ¿Ya no estarían muy seniles para
una boda?- Preguntó inocentemente Arika. Algunos casi se caen de su asiento,
pero la tensión disminuyó notablemente y escapó alguna risa disimulada.
-Ya me gustaría eso a mí, je-
-Taro- Lo codeó Maya esperando que
no fuera motivo de discordia nuevamente, pero el hombre levantó los hombros
fingiendo desinterés.
-No sería justo esperar tanto
tiempo...- Dijo por lo bajo y cual farol Erstin mientras chocaba la punta de
los dedos, seguidamente toda la sangre del cuerpo de Nina subió hasta su
cabeza, casi parecía un farol de la vergüenza.
-Je... díganos abuelo, ¿Qué debe
hacer Nina?- Cuestionó Natsuki intentando aprovechar el mejor humor que reinaba
en el ambiente.
-Ese es el detalle, sus
majestades... ustedes también serán familia, la solicitud se extiende a
ustedes, es la tradición- La voz más apacible de Kano llegó a los oídos de los
aludidos. -Si no aceptan todos, tampoco a ella-
-Díganos de qué se trata...-
Apresuró Shizuru antes de ver pánico en algún rostro.
-Durante 10 días...- Kano levantó la
vista interesado, se maravillaba de notar que más de una pareja de doncellas
yacía en la estancia, y que increíblemente fueran tan hermosas, esperaba desde
el fondo de su ser que afirmaran la propuesta, incapaz de cumplir su sueño,
esperaba poder brindarle a su pequeña hermana una posibilidad más halagüeña.
-Sin riquezas, ni privilegios,
conviviendo en esta casa... todos ustedes y nosotros- Añadió Taro.
-Trabajarán como nosotros, vestirán
como nosotros... dispondrán de los mismos alimentos- Informó Maya tratando de
exponer su mejor cara, ya que los otros dos habían retado indirectamente a sus
invitados.
-Serán parte de nuestra familia al
nivel de lo que podemos ofrecer- Concluyó Christoph, no esperaba que sus nietos
expusieran sus ideas tan raudamente, sin siquiera suavizarlo un poco.
Resumidamente le solicitaban a las personas más poderosas de la monarquía y
solo por debajo del Rey, que se rebajaran a vivir al nivel de un humilde
jornalero, tal vez por eso Taro había apaciguado su ánimo, incluso sonreía, era
francamente probable que declinaran y por ende, se viera obligado a negar su
aprobación para el enlace entre Nina y Erstin.
-Hay algo que me gustaría contarles-
La gentil voz de Shizuru atrajo a los reunidos, aunque su rostro contaba con
una expresión indescifrable, hasta el momento de una expresión cómplice y
divertida. -Al principio, mucho antes de saber que mi familia me había
comprometido con ‘el doncel de hielo de Fukka’, conocí a un improvisado
violinista que se escondía de mi vista tras un árbol, junto al mausoleo
olvidado de mi casa, era una misteriosa persona cuyo esmero retornó la gloria
de antaño al sepulcro, con su servilismo atrajo mi curiosidad y mi atención.
Natsuki trabajó casi durante un año en la casa de mi padre, como el más
menospreciado de los sirvientes solo para alcanzar mi corazón... que puedo
decir, funcionó- Sonrió, cruzando la mirada con su amante, lamentaba que la
máscara volviese a estar allí, pero había sido la única solicitud del padre de
la Lobuna a cambio de la promesa de jamás volver a Fukka, la cual habían roto
por una valiosa razón. Volvió su iris rubí sobre los miembros de la familia Ho,
e incluso sus amigas. -¿Tienen la impresión de que rechazaríamos su oferta solo
por un poco de esfuerzo? No lo creo- La sonrisa del hermano mayor desapareció
ante sus erradas conclusiones. -Mi familia trabaja un viñedo desde hace varias
generaciones, así que les aseguro ya conozco los esfuerzos de aquel que tiene
poco, porque me formaba en la misma línea, bajo el mismo sol, ante los mismos
frutos de la vid... No crean por un segundo que soy una joya que se exhibe
simplemente-
La Kruger escuchó el relato y sus
ojos delataron el desbordante amor que incrementaba los pálpitos en su pecho al
mirar a su amada esposa, no podía imaginar ninguno de los presentes cuan
afortunada se sentía por su presencia y su correspondido sentir. -Ya la
escucharon, a donde mi querida doncella vaya... yo iré... ¿Arika que hay de
ti?- Preguntó Natsuki, solo para confirmar.
-Eso no se pregunta... ¡Claro que
sí!- Sonrió la castaña se Windbloom levantando su pulgar.
Nina miró a Erstin tan feliz y
agradecida con los Kruger y la señorita Sayers. Ninguna daría el brazo a
torcer, se tomaban muy en serio la idea de apadrinar ese matrimonio. -Y yo, que
soy quien desea probar con más fuerza cuando digna puedo ser de Erstin, claro
que afirmó nuestro pacto- Después de eso se hizo el silencio y Taro comenzó a
pensar en las terribles tareas que se ocuparía de poner ante la ilusionada
Srta. Kuga, así como el principito de pacotilla que le parecía el conde,
quebraría su blanda voluntad, eso se prometió a sí mismo, para poder demostrar
a su hermana cuán poco valdrían las palabrerías de aquellos aristócratas.
-Una pregunta ¿Una boda entre dos
doncellas es legal? Digo, no se castiga con alguna pena o dónde conseguir un
sacerdote que conceda una unión semejante... Y no es que lo vea mal- Preguntó
Kano con sincera preocupación.
-Claro que no se puede hermano...
Está prohibido y todos olvidan este detalle convenientemente- Frunció el ceño
el rubio mayor recobrando un poco de los ánimos caídos, pero disimulando lo que
le fuera posible su contento por aquel impedimento.
-Este edicto resuelve esa
prohibición- Nina levantó en su mano la carta con el sello del Rey. -Te prometí
que no serías menos que mi esposa- Dijo más bajo a Erstin, pero casi todos
pudieron oírlo y ver las sonrojadas mejillas de la joven Ho.
-No imaginan lo difícil que fue
conseguirla, casi nos cuesta la vida... Jejeje- Añadió Arika sin mala intención
y de lo más divertida ante la estupefacción de todos los rubios Ho.
-Enfrentamos peligros de gran magnitud, fuimos rodeadas...-
Nina le cubrió la boca a su amiga.
-Err... No le hagan caso, tiene una imaginación habida- justificó la morena
intentando evitar que la otra cometiera una imprudencia de tamaño mayúsculo.
-¿Qué les parece si servimos la
cena?-
-¡Permíteme ayudar!- Dijeron Arika,
Nina y Natsuki al mismo tiempo.
-Jajaja, está bien, aceptaré la
ayuda de solo dos- Musitó la madre de aquel hogar recordando que tantas
personas no cabrían en la cocina, pero al ver que iban a comenzar a apostar
quién iría de los tres pues nadie desistiría en primer lugar, así que añadió.
-Arika, Nina... por favor acompáñenme-
-¡Si!-
-Yo acudiré junto a bebé que llora
allá arriba, seguramente también tiene hambre- Mencionó Shizuru con toda
tranquilidad, los demás se miraron entre ellos, incluso Maya que no imaginaba
cómo pudo la Condesa saber que su hija estaba en la planta de arriba cuando
nadie escuchaba nada, más no pasaron más que unos segundos cuando el llanto de
la nenita se hizo más fuerte y fue audible.
-Wo... que oído tienes Shizuru-
Admiró Arika lo que los demás por cortesía quisieron callar.
-Nada de eso, ustedes estaban
distraídos nada más- No dijo más, la bella de Tsu simplemente acudió a la
planta de arriba en busca de la bebé, y aunque la madre sintió un piquete de
celos, suspiró y guió a las demás al lugar donde aguardaban los alimentos de
todos.
De pie quedaron Taro, Kano y
Christoph sin mucho por decir hasta que Natsuki habló. -¿Porque me descartó a
mí?-
-Porque eres hombre, para Maya todos
nosotros somos muy torpes con algunas cosas y su cocina es sagrada- Informó
Taro, bastante conocedor de las mañas de su mujer. -Así que ha hecho extensiva
la regla a ti-
-Bueno, me aseguraré de informarle
dentro de un rato que yo también soy mujer- Murmuró la pelinegra de ojos
glaucos antes de desprenderse de su cazadora negra y ponerla sobre el perchero,
fue en esa evidente situación que Taro y Christoph comprendieron su
considerable ignorancia, ya que en la ausencia del saco abrigado, los
pantalones del que juzgaban un caballero se ajustaban a la gloriosa curva de
una cadera femenina, así como el chaleco que cubría una blanca camisa y
corbatín, no escondían la abultada forma de un pecho naturalmente de mujer.
Natsuki acomodó su larguísimo cabello y ató con una cinta su melena para
prestar otro servicio. -¿Dónde están los platos? Creo que deberíamos ayudar a
las chicas y honorable Christoph, ¿No llamaremos a los niños a comer? Kiara y
Minoru deben estar hambrientos- Sonrió, la graciosa mandíbula, los labios
delicados, algunos quisieron darse un golpe en la frente por su estupidez.
-Yo iré por ellos, y los platos...
están en esa alacena Mi lady- Murmuró el menor de los tres aventurándose a la
salida.
-Vamos a ser familia ¿No? Usa mi
nombre sin reparos Kano-
El muchacho se sonrojó violentamente, asintió
y salió apresurado en busca de su hermanita y su sobrino. Entre tanto, Taro y
el abuelo siguieron de pie atónitos, mientras la Kruger acomodaba la mesa
cuidadosamente, el más sabio dio un codazo a su nieto. -Ve por madera hombre,
vamos a necesitar buen fuego en la chimenea esta noche-
-Si... si abuelo- Reaccionó el rubio
antes de salir a la parte de atrás de la casa donde guardaban los maderos.
El anciano tomó asiento en su silla
sintiéndose extrañamente cansado, dio las gracias a la Condesa por su ayuda y
esta siguió su ejemplo en el mueble. En aquel momento bajó por las escaleras
Shizuru con una preciosa bebita de brazos, cuya melena arenisca y pálida piel
delataba de quien era hija, pero eso no importaba a Natsuki, vio a su esposa
con nuevos ojos, el cuadro más sublime, la contemplación dichosa de un anhelo
implorado a las estrellas y la diosa, más amargamente bajó la mirada, dicha y
tristeza, difícil explicar aquella mezcla de emociones, ya que imposible sería
darle vida a un pedacito de las dos, justamente por la causa de aquel
impedimento biológico. Christoph posó la mano sobre el hombre de la joven
alicaída y sonrió. -No desesperes por aquello de lo que careces, valora lo que
tienes hija-
-Gracias... abuelo Ho-
Shizuru que distraída con la tierna
criatura en sus brazos no se percató de la tristeza en los ojos de su amante,
simplemente acudió a su lado, dio un beso a sus labios callados y le mostró a
la pequeña que tranquila y protegida buscaba en pecho ajeno el alimento
ansiado. -¿No es preciosa?-
-Un angelito sin lugar a dudas-
Alejada la pena o la duda, Natsuki siguió el sabio consejo de Christoph, se
ocupó de disfrutar ese momento jugueteando con la nenita cuya manita se
esforzaba por envolver uno de los dedos de la morena.
-¿Cómo se llama?- Preguntó Shizuru,
sin dejar de mimar a la encantadora bebé.
-Saya, la más pequeña de todo el
grupo- Informó el mayor sonriendo, sí parecían un par de madres primerizas nada
más de verlas, una escena dulcísima. -Ha sido una bendición para mí, que no
esperaba ver a tan linda niña, no a mis años- Rió un poco y tal alegría se
contagió, entre los tres.
Pasaron unos minutos y la niña
volvió a llorar al notar que aquel pecho no le daría de comer, clamaba entonces
el mimo conocido de su madre, por lo que Shizuru acudió a la cocina para
entregarla a su madre y relevarla del puesto, pues no se miraba justo que una
bebita tan preciosa pasara hambruna por los que siendo mayores podían esperar
un poco más. Así llegó la comida para todos, desde los más pequeños hasta los
más grandes, agradecieron varios que el sazón culinario de Maya era exquisito,
quedaron satisfechos los apetitos y hubo un poco más de calma en conversaciones
triviales, concluidos los agasajos Christoph dio las últimas indicaciones. -Ya
que somos familia y el espacio es el justo, Taro, Maya y los niños dormirán en
la misma habitación, Kano y yo también, Natsuki y Shizuru dormirán en la habitación
de los niños, Arika y Nina en la de Kano, Erstin y Kiara igual que siempre... y
lo advierto jóvenes- Observó específicamente a Nina y Erstin. -No aceptaremos
cambios furtivos de habitación en la noche, por esa razón... nuestro perro
Edekan cuidará que nada ni nadie se aproxime a la habitación de cierta señorita
¿Entendido?-
-¡Si señor!- Dijeron a coro las
invitadas mientras Erstin comenzaba a querer que la tierra se la tragara.
Lo restante del crepúsculo así como
el inicio de la noche, se ocupó en adecuar las habitaciones de acuerdo a las
necesidades de las doncellas que las habitarán, así como Natsuki dió las
indicaciones al señor Yamashita de traer la ropa suficiente para los 10 días
que tendrían por delante, las cosas estrictamente necesarias, esperando
respetar el acuerdo con Christoph sobre vivir humildemente. Lo obsequios y todo
lo demás, fue situado en la parte trasera de la casa, en cuyo caso el anciano
dijo no se abrirá hasta pasados los días de su acuerdo, de nada tendría sentido
apreciar obsequios que no aceptaría si es que Nina o los Kruger y Sayers,
alguna de ellas faltara a la honestidad y la confianza otorgada.
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autor.
waaaaaaaaaaooooo!!!
ResponderEliminarlo dicho, eres poesía pura, amo tu forma de escribir.
un abrazo inmenso
buenisima, nada mas que decir, me gusta bastante esta historia
ResponderEliminarpp
Bien muy buena como siempre y rapiada en su bir
ResponderEliminarHermoso capitulo, me encanta esta historia, Cristalsif tienes un gran talento, esperaré con ansias la siguiente entrega. Mary
ResponderEliminarDebo decir que me encanta la pareja de arika y Mashiro y es una lastima que tengan que sufrir separadas por amor y que quizás su destino no les permita tener un futuros juntas, es muy triste. Por otra parte me encanta la dinámica entre nina y arika, asi que muchas gracias por continuar la historia espero que no tardes en publicar un capitulo mas, pero si no tranqui que igual esperamos por esta genial historia.
ResponderEliminarPukka
Me encantasssssss, GRACIAS x el tiempo y talento!!! Me gustan mucho Nina y Erstin avancesss entre ellas por favor y maravillosas suki y zuru!! Esperando con ansias el siguiente cap. Un beso desd España. Carmen
ResponderEliminarExquisito!!enamorada de tus escritos cristalsif!!gracias,gracias por hacernos tan corta la espera,se agradece!!
ResponderEliminarEsperando la continuacion y la boda de Nina y la joven Ho!
Besos!!mia de bsas.
Cómo siempre excelente!!!!!, me encanta esa maravillosa forma que tienes de escribir, enamora de principio de a fin , eres fantástica, felicidades
ResponderEliminarUn abrazo a la distancia
Estuve releyendo la historia desde el principio, y veo que el capítulo 29 ha sido borrado, ¿Podría La Teta Feliz recuperarlo?? le estaríamos inmensamente agradecidas
ResponderEliminarhttp://latetafelizplus.blogspot.mx/2015/05/danza-entre-lobos-cristalsif-29-parte-1.html?m=1
Eliminarhttp://latetafelizplus.blogspot.mx/2015/05/danza-entre-lobos-cristalsif-29-parte-1.html?m=1
EliminarCiertamente el capítulo 29 no se encuentra.... Lis te dejo el Link donde lo puedas leer https://m.fanfiction.net/s/9468564/29/
ResponderEliminarhttp://latetafelizplus.blogspot.mx/2015/05/danza-entre-lobos-cristalsif-29-parte-1.html?m=1
ResponderEliminarIndudablemente esta historia es una de las más esperadas y de las que más me gusta, es un amor que supera las barreras, toda vez que no solo nos enseña a amar la imagen ya que hay cosas más allá de eso y muchas veces perdemos esa oportunidad de conocer a alguien por fijarnos en cosas superficiales.
ResponderEliminarOtra cosa que me encanta también es que existe la interacción con la escritora y sabemos que leer nuestros comentarios.
Dicho esto hay algunas cosas que surgen dudas para mí, está el hecho de que se estaba tramando una terrible guerra para ver extinta la casa de los Kruger, sin embargo a la fecha se toman 10 días para estar en la casa de los Ho para cumplir con lo comprometido.
Que pasa con la dichosa carta, cuando vamos a saber el contenido de la misma.
Si Natsuki se casó con una mujer para preservar el apellido, porque no hace lo mismo Mashiro? Porque tiene que tienen que imponerle a ella para estar con alguien a quien no ama
Porque Nao se fue el mismo día que Natsuki iba a proponerle matrimonio que paso ese día?.
Perdón que insista con esto pero porque tanto odio de parte de Nao hacia Natsuki por favor explícame (aunque sea con manzanitas jjejejejjejejejej)
En verdad me emociona tanto esta historia, gracias por hacernos mas felices y ojala pronto subas el siguiente capítulo.
Tu más fiel admiradora y fans
Con cariño, María Rene
Hola querida Maria Rene. Antes que nada gracias por leer. Y bueno a tus dudas la primera si ellos se toman 10 dias porque ignoran la situación si algo tiene el villano que es nagi es que hila las circunstancias a su favor y solo devela su propio plan cuando ya es irreversible. Lo malo para los Kruger es que siendo monstruos a los que la gente de su propia tierra teme no cuentan con el beneficio de su confianza y veran despues que el aparente silencio de su rival es parte de un plan más que meticuloso. Luego sobre mashiro. Mas que el apellido es la posibilidad de procrear un heredero el impedimento. De hecho Taeki no discute su sentir por Arika el solo apela a la necesidad de un descendiente y expone en el cap 33 este argumento en un flashback.
EliminarSobre Nao ya veras mas adelante que pasó. Ya que natsuki y nao tendran la oportunidad de hablar y lógicamente nat preguntara por el motivo de su desprecio y su odio. En ese momento se sabrá si digo mas caso casi te estaria contando el final de la historia jejeje asi que me reservo unos detalles.
Abrazos y nuevamente gracias por leer.
Hola Cristal, gracias, miles de gracias por actualizar esta maravillosa historia. Pero me surge una duda, en unos de las capítulos pasados se insinuó o bueno yo lo interpreté así, que la Diosa podría conceder ese deseo de Nat y Zuki por tener hijos y ahora en este capitulo vuelve y juega la idea, por fa, no nos dejes en tantas ascuas!!!!
ResponderEliminarEres genial y tu escritura es fascinante.
Saludos.
Tatiana
Cuando creía que esta historia ya no tenia nada para seguirla dada la distancia en el tiempo para q continuarla perdiendo el hilo del argumento...me vuelve a atrapar esperando ansiosa la continuación!....Gracias por compartir esta historia es por lejos una de las mas entretenidas que he leído en el género fantástico...saludos Maria de Argentina
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