Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

La chica de tasca - Gentile 13 - 5

Capítulo V
Andrea
Según la sociedad cumplir 30 años es un gran acontecimiento, igual que casarte, que cumplir 15, 16,18 o 21 dependiendo de las tradiciones de tu cultura, pero la sociedad también dice que solo es correcto el amor entre hombre y mujer, que una mujer solo debe atender su casa y que un hombre solo debe trabajar, en fin la sociedad establece muchas cosas que no siempre son las mejores, ya que acá entre nos, no hay nada mejor que amar a una mujer; en fin, aquí estoy en la sala de un hospital cumpliendo mis 30 años con un balazo en mi hombro, mi labio roto, la cara golpeada y locamente enamorada de una sádica, coqueta y muy especial niña de 23 años con un pasado difícil que me había cambiado la vida.

-CUMPLEAÑOS FELIZ, TE DESEAMOS A TI, FELIZ CUMPLEAÑOS QUERIDA ANDREA, FELIZ CUMPLEAÑOS A TI- estaban todas mis amistades con sus parejas y mi dulce niña mimada cantándome cumpleaños en una sala de hospital con un fosforo sobre un cupcake de chocolate-
-Que sople, que sople- decían muertas de risa Estela, Adriana y María- ¡Hay ya no sopla!
-Por favor mujeres si hasta soltando un gas apago esa gran vela- a pesar del dolor de mi labio no podía dejar de sonreír al ver a mis amigos reunidos en tan pequeño espacio para celebrar mi cumpleaños.-
-Bueno no es el club que habíamos planeado, pero lo importante es que estamos juntos- decía Andrés  mientras besaba mi frente.-
Me entretuve viendo a mis amigos parloteando entre ellos, mi niña se veía tan natural como pez en el agua, a pesar que la mayoría le llevara mínimo 6 años, pensé que debía hacer tiempo para conocer a sus amigos y más adelante a su familia ¿su familia? Rayos Andrea todavía no sabes a donde va esta relación y ya piensas en conocer su familia, mi conciencia me regañaba.
-Bueno cumpleañera, no quiero aguarte la fiesta pero en tres días debemos ir al juzgado para llevar a cabo el proceso de demanda contra el hijo de tu jefe- me dijo por lo bajo Adriana.-
-Ok está bien, pero primero quiero hablar con el señor Paul- ella me miro de manera desaprobatoria pero afirmo con la cabeza.-
-¿Qué tanto secretean ustedes dos?- decía mi niña colocando sus manos en su cintura intentando infundir miedo.-
-Nada, nada- se reía Adriana mientras levantaba sus manos en señal de inocencia.-
-Por favor niña, si tú no metes miedo ni prendida en candela (fuego)- me encanta meterme con ella y hacerla molestar.-
En eso entro el doctor indicando que ya todo el papeleo estaba listo y estaba dada de alta, dándome una lista de medicamentos que debía tomar, cuando me tocaba terapia y mi próxima cita con él para chequearme. Todos salimos alegremente de aquel cuarto cuando logro divisar al señor Paul hablando con un policía no lo pienso y de inmediato me dirijo a él.
-Buenas tardes señor Paul- aclare mi garganta para que notara mi presencia.
-Hija que alegría poder verte ya recupera- de dedico una gran sonrisa seguida de un fuerte abrazo.-
-Gracias- alcance a gemir, diablos cómo me dolía mi hombro- Señor Paul tengo que hablar con usted.
-Perdón no quería herirte-  dijo algo apenado- Y no te preocupes yo cubriré los gastos del hospital y la veterinaria es lo menos que puedo hacer.
-¿Qué? No, no, yo no me refería a eso, aparte no tiene por qué hacerlo- intenté sonar ofendida-
-Mira Andrea- me tomo de los hombros suavemente- Ahora sé qué clase de persona es mi hijo y doy gracias a dios que todo este asunto salió sin fatalidades y me he reunido con tu abogada para ayudarla con todo esto y que así Rafael salga de vuestras vidas definitivamente- su tono tan tranquilo me sorprendió- Tú no perderás tu trabajo ni nada por el estilo si eso es lo que te preocupa, él se equivocó y debe asumir las consecuencias de sus actos- me beso en la frente y salió.-
-¿Todo bien mi amor?- Elizabeth me abrazo por la cintura.-
-Si enana- suspiré al pensar en lo mal que debería estarlo pasando el pobre señor Paul- todo bien vamos.
-¡Oye Estela! Como está el pequeño intento de lassie- no había dejado de pensar en lo valiente del pequeño cachorro, de no haber sido por él seguramente yo no podría estar contando esta historia.-
-¡No seas mala!- me reprendió Elizabeth dándome un golpe en la cabeza.-
-Aún estoy a tiempo de denunciarte por maltrato niña.
-Ya tortolitas- intervino Estela- Su perrito es todo un luchador y se encuentra muy bien- eso me genero mucho alivio- en un par de días pueden ir a buscarlo.-
Llegamos al estacionamiento del hospital cada quien se dirigió a su vehículo y note que  Elizabeth y yo éramos las únicas que no teníamos auto a donde dirigirnos.
-A ver niña ¿y mi carro?- ella se quedó helada y solo miraba hacia los lados- No me digas que se lo robaron- dije divertida haciéndola sentir aun peor.-
-Emmm no- me encanta fastidiarla no sé cómo hace para aguantarme- La verdad es que yo me vine en el carro de María.-
-¡María! Espera danos un aventón hasta la casa de Elizabeth para buscar mi coche- nos montamos y María efectivamente nos dejó en su casa.-
-Bueno anda a buscar las llaves yo te espero aquí afuera- mi niña fue rápidamente a buscar las llaves y me las entrego- No pretenderás que maneje con el brazo así enana.
-Vamos tú puedes yo confío en ti- su cara era de un nerviosismo extraño pero que me resultaba bastante entretenido.-
-No me jodas, el coche es sincrónico y yo no puedo mover el brazo- dije señalando mi inmovilizado brazo con sarcasmo.
-Bueno entonces vamos en taxi- hay algo que no me está queriendo decir ser lo sacaré.-
-¿En taxi? Ni de chiste cariño toma- le quite los seguros al coche le di las llaves y me monte en el asiento del copiloto.-
-Yo no sé conducir- su rostro estaba rojo carmesí ahí estaba su secreto.-
-Bueno siempre hay una primera vez para todo niña, venga yo te enseño.
Ella se subió a regaña dientes al coche y colocó las llaves en el encendido.
-Muy bien ahora giraras suavemente, pisa un par de veces el acelerador, vuelve a girar la llave pero antes- no puede terminar de hablar cuando el coche hizo que arrancaba gracias a dios estaba el freno de mano puesto sino hubiese terminado de nuevo en el hospital.-
-¡MIERDA!- solo pude reírme, ella estaba tan nerviosa que era hilarante verla- No te rías podríamos haber muerto.
-Ya deja lo dramática, toma esa palanca que vez ahí aprieta el botoncito del medio y bájala.
-Eso está muy duro-  dijo haciendo puchero.-
-Si no pones de tu parte en aprender te va a tocar empujar el coche hasta mi apartamento- fui seria para que ella pusiera empeño en aprender.-
Así transcurrió un rato más entre amenazas, risas y pucheros, por fin puso a andar el coche, por así decirlo ya que iba como a 10 km/h pero se veía tan concentrada que me daba pena interrumpirla seguro ella se creía Michael Schumacher y al cabo de un rato más largo de lo usual y algunos insultos y cornetas de los demás conductores arribamos a mi departamento.
-Hogar dulce hogar- exclamé inhalando profundo el exquisito olor a limpio de mi apartamento.-
-Bueno ahora me queda claro que detestas dormir en mi casa- el tono de sus palabras me hicieron sentir culpable así que me voltee y tome su rostro buscando el cielo que hay en sus ojos.-
-No me refería a eso niña- junté mi frente a la suya- No importa en donde esté mientras estés conmigo será el mejor lugar para estar- la bese tiernamente pero tuve que cortar el beso porque mi labio me estaba matando.-
-Vaya ese Rafael sí que nos jodió- su comentario me tomó por sorpresa.-
-¿A qué te refieres niña?
-Lo digo porque no podemos besarnos, mucho menos pensar en hacer el amor debido a las heridas que te causo- me guiño el ojo.
-Venga, sentémonos necesito hablar contigo- no estaba 100% segura de lo que hacía pero ella fue sincera conmigo y yo debía serlo con ella.-
-Dime Andru ¿Qué pasa?
-Tú fuiste honesta conmigo en el hospital ahora yo seré honesta contigo- ella me miraba confundida- Al principio no entendía cuál era tu relación con Rafael, pero ahora que conozco tu historia y tu vida, necesito confesarte lo que siento.
-Dime de una vez no le des más largas Andrea -podía sentir como se quebraba su voz.-
-Elizabeth- después de decir esto no había vuelta atrás respire profundo y hablé- Tú me gustas niña, no sólo eso te quiero desde el primer día en que el universo te puso en mi camino esa mañana en aquel café, tus ojos me hipnotizaron, cada instante que paso a tu lado descubro más detalles de ti que me encantan y lo que pasó- tome mi hombro para que siguiera mi idea-  Estando en ese momento en el piso, con su arma apuntando mi cabeza no me aterraba morir lo que más temía era lo que él podría hacer contigo si yo no lo contenía, al verte frente a mi antes de desmallarme sólo me hizo asegurarme de mis sentimientos por ti… Te amo mi niña- su rostro se ilumino pero levanté mi mano en señal de que no había terminado- Pero no tengo ni la más remota idea de cómo llevar una relación, quiero estar contigo pero debemos llevar esto poco a poco ¿te parece?
-Sí- apenas susurró-
-Entonces, disculpa que lo haga de esta manera- me arrodillé tomando sus manos- ¿quieres ser mi novia?
Elizabeth
Cuando la escuche decir “ahora que conozco tu historia y tu vida, necesito confesarte lo que siento” mi corazón se detuvo y de inmediato pensé que me diría que me marchara, que no quería nada que ver con una mujer como yo, eso me puso realmente mal, pero luego empezó a hablar tan serena, tan tranquila, se notaba la sinceridad en sus ojos cuando dijo que me amaba solo quería abrazarla y que nos fundiéramos en un beso sin fin, pero no me dejo y continuo con su declaración, llevar esto poco a poco ¿a qué se refería? Y bueno ella no es ninguna santa por lo que me contó esa noche en mi casa, antes de que toda esta locura con Rafael se desatara, pero yo quería ser solo de ella y debía darle la oportunidad de intentarlo, bajo esa amargura y frialdad esta la Andrea que me enamoró con sus pequeños detalles y sus intensos ojos; al verla arrodillarse no podía ni pensar de la emoción ella de verdad quería estar conmigo de manera formal.
-¡SIIII!- Salté sobre ella lastimándola- Sí quiero ser tu novia Andru.
-¿Andru?- me preguntó confundida.-
-Sí, es que Andre o Andrea te dice cualquiera y yo no soy cualquiera- ella sólo sonrió y negó con la cabeza.-
-Voy a tener que poner una orden de restricción en tu contra niña- dijo entre quejidos y con humor.-
-Perdón mi amor, no me acostumbro a no poder tocarte como quiero- me senté de nuevo en el sofá haciendo puchero.-
-Ya niña no es para tanto- mi puchero siempre funciona con ella muajajaja- Ven vamos a dormir.
-Sí mi novia- me dirigí a su cuarto saltando tipo candy candy o Heidi.-
 Nos hundimos en su cama (si sin ducharnos ni comer, somos unas cochinas y con malos hábitos alimenticios) me abracé a ella como ya era costumbre cuidando de no tocar su hombro lastimado y trazando pequeños círculos en su plano abdomen, mientras fantaseaba con una gran casa en el campo llena de niños y mascotas, con una biblioteca enorme, está bien lo confieso creo que he leído demasiado las 50 sombras de grey y empiezo a sonar como Anastasia, pero estoy enamorada y uno enamorado no es gente.
-Buenos días niña malcriada- beso mi cabeza.-
-Bueno ahora soy TU niña malcriada- hasta cuando me dirá niña ella sabe que me molesta- Buenos días- besé su pecho.-
-Rayos, tendré que pensarlo mejor la próxima vez que me arrodille ante alguien para pedirle algo- sentí como reía, pero su comentario trajo unas interrogantes no expresadas anoche.-
-Andru, ¿puedo preguntarte algo?- respiró profundamente antes de responderme.-
-Todo lo que tú quieras mi niña- contesto al fin resignada.-
-Anoche ¿por qué dijiste que no tenías ni la más remota idea de cómo llevar una relación? ¿Y cómo vamos a llevar esto poco a poco?- listo mis dudas estaban servidas esperando su aclaración.-
-Sabía que me preguntarías eso- me acomodé para poder ver su rostro- Aunque pensé que no lo harías tan rápido, pero eres muy inteligente y zagas- mi pecho se llenó de orgullo y me sonrojé- Niña la relación más larga que he tenido ha sido de un mes, aparte de eso nunca he estado atada a nadie- sus palabras me dolieron y me sentí ofendida.-
-Yo no te dije que te casaras conmigo ni mucho menos, es más fuiste tú quien quiso empezar esta relación- dije bastante ofendida por sus palabras.-
-Oye cálmate- tomo mi rostro y junto nuestras frentes- Trato de explicarte que algunos momentos será difícil, no tengo la costumbre de tener a alguien que me cuide y se preocupe por mí, tampoco he tenido que serle fiel a nadie- hizo una pausa- Pero te amo mi niña arroja desayunos y por ti haré hasta lo imposible porque permanezcas a mi lado, así que ya deja tus dudas tontas y disfruta del momento.
-Tienes razón perdóname- me hundí en su pecho y empecé a llorar ¿cómo podía atreverme a cuestionar el amor de alguien que habría muerto por mí.-
-Solo con una condición- sus palabras me dejaron fuera de lugar- Hazme el desayuno, hace horas que muero de hambre pero no había querido despertarte- sonrió lo mejor que su roto labio la dejo.-
Salte de la cama y le prepare unos huevos revueltos, pan tostado y jugo de limón; pasamos el día acostadas viendo la tv y hablando tonterías, la ayude a ducharse y nos volvimos a acostar, al día siguiente debíamos buscar a gerundio, estar en el juzgado para llevar a cabo la demanda contra Rafael, me asustaba la idea de tener que verlo. Buscamos a mi tierno cachorro que prácticamente saltaba de alegría al vernos Estela me dio un par de medicamentos para él y nos fuimos al juzgado, todo fue bastante tranquilo gracias a dios no tuvimos que ver a Rafael pero nos dieron la fecha de la audiencia, ahí debíamos declarar en su contra y él sería sentenciado. Los días transcurrieron rápido entre cuidar a Gerundio y obligar a Andrea a que asistiera a terapia se nos hizo el día de la audiencia.
-Si no tuviéramos la audiencia ahora mismo créeme que te cargaría hasta el hotel más cercano y te haría el amor todo el día- podía sentir como me comía con su mirada y eso me calentaba.-
-Eres una puerca- me reí a carcajadas, hasta que me pego al lavamanos y recostó todo su cuerpo contra el mío.-
-No hacemos el amor desde la noche que me dispararon y de eso hace ya un mes- podía sentir como mis pezones se endurecían, mi piel se erizaba y mi sexo se humedecía con esa simple acción- Y verte con esa falda de vestir y ese porte de ejecutiva me tiene a mil desde que te vi en el apartamento.
-No… no podemos- mi deseo por ser suya una vez más no me dejaba ni hablar su aliento en mi cuello me hacía flaquear las piernas.-
-Voy a usar los cinco minutos que te debo- sus palabras me encendieron aún más ¿cómo era posible que recordara eso?
Pego su pelvis a mi trasero puso su manos en mi pecho, desabrochando los botones de mi blusa y acariciando mis senos por sobre él sostén lo acaricio por sobre la ropa, con la otra mano acariciaba mi trasero empezó a subirme la falda, yo llevaba una panti azul cielo con encaje, pude ser la admiración y el deseo en su rostro, se adueñó de mi cuello con besos y mordiscos, mi respiración se agitaba cada vez más mi cuerpo la deseaba hace tantos días que no logré poner resistencia, lentamente metió su mano entre mis glúteos hasta llegar a mi sexo que húmedo esperaba sus caricias, sin muchas contemplaciones comenzó a penetrarme a dos dedos mientras estimulaba mi clítoris con otro hábilmente, su agarre en mi pecho era más demandante se las ingenió para sacar mis senos de la copa de mi sostén para apretar y pellizcar mi pezón, mis caderas se movían al ritmo que ella dictaba, el morbo de que alguien entrara y nos descubriera solo se sumaba a mi calentura, el placer empezó a hacerse presente en oleadas más fuerte cada vez, ella no perdía el ritmo y al escuchar mis gemidos ahogados aceleró el ritmo de sus dedos en mi interior –Abre los ojos quiero verte- susurro a mi oído y al hacerlo vi su mirada profunda llena de lujuria  y eso me dio paso al cielo, haciéndome llegar a un intenso orgasmo en el que tuve que apoyar mis manos en el lavamos para no caer como gelatina al piso mientras ella suavemente sacaba su mano de mi cuerpo y la llevaba a su boca.
-Mmmm extrañaba tu sabor niña- yo no podía articular palabras aún estaba abrumada por la intensidad de mi orgasmo- Te veo afuera te amo- beso mi mejilla y salió del baño.
Me quedé contemplándome en el espejo, ese había sido el sexo más espontaneo y lujurioso que habíamos tenido hasta ahora, poco a poco me incorporé acomodé mi ropa, rectifique mi maquillaje acomodé mi cabello y salí como si nada hubiese pasado pero con un gran aire de satisfacción y ahí estaba ella, esperándome en la puerta para pasar a la sala.
-Se ve usted radiante señorita Elizabeth- me dijo Andrea dándome una mirada cómplice-
-Gracias señorita Prestton, es la magia del celibato.
-Bueno, bueno ya basta de juegos y entremos de una buena vez- nos reprendió Estela.
Ingresamos a la audiencia y efectivamente estaba Rafael sentado con un traje que se notaba era lujoso, cuando sus ojos hicieron contactos con los míos me asuste quede helada, mientras él sonreía con suficiencia como si supiera algo que yo desconocía con respecto al desenlace de la audiencia, apreté fuertemente la mano de Andrea creo que casi le corto la circulación.
-Niña vas a conseguir que vuelva al hospital por una mano fracturada- me susurro ella.-
-Andru tengo miedo no quiero estar aquí- sentía un nudo en la garganta y me faltaba el aire.-
-Mientras estés conmigo ese bastardo no podrá tocarte- me apretó la mano intentando transmitirme seguridad.-
Así pasaron las tres horas más largas de mi vida, me sentía horrible con sólo compartir la habitación con él, Estela mostro ser muy fiera y no dejo grieta por la cual el abogado de Rafael pudiese disminuir su culpabilidad, cuando Andrea dio su declaración pude ver un vestigio de terror en sus fuertes ojos, era la primera vez que notaba lo mucho que la había afectado ese incidente, gracias a dios todo salió a nuestro favor él se pudriría en la cárcel unos 10 años sin libertad condicional ya que no era su primer delito.
-No puedo creer la forma en la que ha pasado el tiempo- dije mirándola fijamente.-
-Bueno ya ves- sonrió y levanto su copa de vino- Feliz aniversario mi niña- brindamos.-
Nos encontrábamos en un hermoso restaurante francés celebrando seis meses, sí leyeron bien SEIS MESES de relación, aparte de una que otra pelea tonta todo iba de maravilla yo había respetado su espacio lo cual era bastante fácil ya que ella trabaja todo el día compartiendo conmigo un almuerzo de vez en cuando, pero los fines de semana era totalmente mía, yo ya me sentía lista para dar el siguiente paso quería que viviéramos juntas y hoy iba a darle una gran sorpresa, había llevado varias maletas a su departamento sin que ella supiera.
-¿Qué carrizo es esto?- cuestiona Andrea al ver las maletas en la sala.-
-Son mis maletas- dije temerosa de su reacción-
-¿Tus maletas? ¿Te corrieron de tu residencia?- me miraba extrañada.-
-No, no para nada- creo que la sorprendida fue otra.-
-¿Entonces se puede saber qué hacen tus maletas en mi sala? ¿Estas planeando algún viaje?
-Planeaba mudarme contigo- caminé hasta mis maletas y me sentía como una tonta, una niña tonta.-
-¿Mudarte?- dijo con un hilo de voz - ¿Planeabas mudarte conmigo sin consultármelo?- Me miraba como si repentinamente me hubiese salido un bigote y cuernos.-
-Sí, ya tuve suficiente de tenerte solo los fines de semana como si fuese una simple amante- me moleste con su reacción.
-¿Mi amante?- cerró la puerta y paso las manos por su rostro- Por dios niña a duras penas tengo tiempo para verte y eres ¡MI NOVIA!- empezaba a sentir su molestia.-
-Por eso mismo SOY TU NOVIA y tenemos seis meses, ya no quiero dormir sola.
-Mira niña- frotaba su frente- Tomaste una decisión muy importante en nuestra relación sin consultarme nada- podía ver como luchaba con ella misma para no perder los estribos.-
-Sí, tienes razón, es más que obvio que tú no me quieres aquí- tome mis maletas y me dirigí a la puerta.-
-Son las once de la noche, tú no vas a ningún sitio- dijo pero sin moverse ni estorbar mí camino.-
-Tú no me quieres aquí- empecé a llorar, se supone que era nuestro gran día y empezaríamos una nueva etapa en nuestras vidas jutas y aquí estaba yo con mis maletas saliendo de su apartamento.-
-Rayos Elizabeth tu no entiendes nada- la interrumpí.-
-No Andrea yo entiendo todo de manera muy perfecta.
Abrí la puerta y emprendí mi camino a casa de Silvia si iba a mi casa ella fácilmente podría buscarme y terminaríamos haciendo el amor sin aclarar nada, yo quería estar sola necesitaba despejar mi mente, la amo demasiado y cerca de ella no pienso con claridad, Silvia me recibió gustosa como siempre le conté todo y ella solo se concentró en consolarme, le envié mensajes a mis padres y les dije que mañana mismo salía a pasar unos días con ellos en el pueblo, yo de nuevo estaba de vacaciones y ya tenía mis maletas hechas así que podía durar todo lo que quisiera con ellos.
Andrea
Todo iba tan bien, demasiado bueno para ser cierto me regañé, en el trabajo había asumido más responsabilidades ya que el señor Paul estaba supervisando sus sucursales en otros países y yo debía asumir todo su trabajo, eso no me dejaba tiempo libre, a duras penas salvaba los fines de semana y uno que otro almuerzo con Elizabeth, lo que estaba resultando de maravilla hasta esta noche, cuando pensé que llegaría a hacer el amor con mi novia me consigo con dos maletas rosadas en medio de mi sala y la niña tiene la osadía de decirme que ella planeaba mudarse conmigo, así porque sí, menos mal que yo era la impulsiva de la relación, la amo es cierto no imagino mi vida sin ella pero ¡joder! Quien toma semejantes decisiones sin consultar antes con su pareja y la dueña de la casa, yo también quería dormir con ella, a su lado es cuando mejor descanso pero yo aprecio mi soledad mi propio espacio y al contrario de lo que todas las películas e historias de romance nos hacen creer vivir con alguien así sea la persona que más amas en el mundo no es ningún juego de carritos, la convivencia es difícil, al principio todo es color de rosas pero luego empiezan a surgir los defectos y las mañas que cada una tiene y ya no es tu casa, ya no son tus cosas ahora son de ambas o ambos dependiendo el caso, he visto como mudarse juntas muy rápido o casarse apresuradamente ha arruinado relaciones, yo no quería eso para nosotras, pero la niña es terca como una mula y muy emocional, claro que la quiero en mi vida pero no estoy segura de compartir todo todos los días ¿y si se aburre de mí? ¿Si consigue costumbres mías que ella no pueda tolerar? El hecho de que nos amemos no garantiza un final feliz nunca, luego de meditarlo un buen rato entendí que yo también deseaba vivir con ella, pero era la antigua yo la que no quería terminar de perder esa pequeña brecha de libertad que aún me daba vivir sola, pero a la mierda de qué me servirá ser “libre” si solo consigo abrigo en sus brazos y son sus besos los que liberan de este mundo; ya iba camino a su casa cuando escucho algo vibrar en el asiento del pasajero, era su teléfono sin meditar lo revise y era un mensaje de su mamá diciéndole que la recogería mañana por la tarde en la estación de trenes, frené en seco y comencé a atar los cabos ¡Se iría donde sus padres sin decirme nada! Si la dejaba ir la seguramente la perdería, sin pensar en nada metí en el GPS el nombre del pueblo donde vivían sus padres y emprendí mi rumbo.
-Aló, buenos días ¿Señora Balbuena?
-Sí buenos días ¿Quién habla?- no podía creer que estaba llamando a mi suegra-
-Mi nombre es Andrea Prestton soy… la novia de su hija- el lado positivo es que mi niña ya les había conversado sobre mí y según ella sus padres estaban ansiosos por verme.-
-Hola hija que gusto oírla, dígame ¿a qué debo su llamada? ¿Todo bien con mi niña?- aparte de que quizás no quiera verme nunca más todo muy bien.-
-Precisamente de ella quiero hablar con usted y con el señor Balbuena, si pudieran verme en el restaurant del hotel Emperador para almorzar y así podamos platicar mejor.
-Claro mi niña a las doce estaremos allí.
Vaya convencerlos de verme resulto bastante fácil, pero ahora iba a conocer a mis suegros, los padres de mi novia, para explicarles que básicamente soy una idiota y que estaba ante ellos para pedirles ayuda y debía simpatizarles ¡JA! Pan comido pensaba sarcásticamente. Me encontraba súper nerviosa en una mesa del sencillo restaurant, claro es un pueblo pero es lindo me imaginaba a una pequeña niña rubia con su cabello alborotado y ojos muy azules caminando por esas calles, mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando repentinamente vi esos ojos azules, mis ojos azules pero estaban en una rubia mujer mayor de unos cuarenta y tantos esa debía ser su madre y junto a ella un señor algo fornido, pero podía reconocer esa pícara sonrisa seguro ese era su padre.
-Buenas tardes- dije levantándome me mi silla- Mucho gusto yo soy Andrea Prestton la novia de su hija.
-Mucho gusto hija, por fin te conocemos- dijo su madre abrazándome cálida pero fuertemente- Yo soy Eleonor
-Luis Balbuena- dijo imponentemente su padre al tiempo que apretaba mi mano, lo bueno es que yo era una experta en ese pequeño juego de poder- Al fin la conocemos.
-Si bueno algunos acontecimientos me han mantenido más ocupada de lo normal- procedimos a sentarnos- Pero más que una presentación hoy estoy frente a ustedes porque su hija y yo tuvimos algunas diferencias de ideas, ella decidió venir con ustedes para alejarse de mí por una situación mal interpretada.
Procedí a explicarles toda la situación, les hable de mi pasado de quien era y quien soy ahora, creo que ahora ellos saben más de mí que su propia hija, ellos me cuestionaron algunas cosas, hicimos breves pausas mientras comíamos, retomamos el tema y les declaré cuales eran mis intenciones con su hija, luego de unos minutos silenciosos el señor Luis me observo muy serio y tomo la mano de su mujer.
-Tienes nuestra bendición y completo apoyo- ni cuando cerré mi primer negocio multimillonario me sentía tan satisfecha y feliz.-
-Muchísimas gracias- me levante y los abrecé.-
-Pero si llegas a lastimar a mi niña te recuerdo que tengo una escopeta y soy muy buena cazadora- me aclaró la señora Eleonor al oído dejándome fría pero divertida era la primera vez que una mamá me amenazaba.
Me fui con ellos hasta su casa para saber la dirección volví al centro me compre algo de ropa ya que a diferencia de mi fugitiva novia yo no contaba con una muda de ropa, desde que deje de acostarme con el resto del mundo había perdido esa costumbre, volví a la casa de sus padres el señor Luis había salido en busca de Elizabeth y la señora Eleonor me ayudo a decorar su cuarto con algunas rosas (esa es otra ventaja de tener una abultada cuenta bancaria) los 30 minutos que el señor Luis demoró en ir y por mi niña fueron interminables hasta que escuché su coche aparcar y a la señora Eleonor saludar ruidosamente a su hija.
-¿Qué… qué haces aquí?- ella estaba atónita creo que casi se dislocaba la mandíbula.-
-Vivir juntas será todo un desafío, algunas veces se pondrá muy feo y eso retara el amor que nos tenemos- ella intentó interrumpirme pero a la final no lo hizo- Niña yo te amo de una manera tal que si tú quieres montarte en el titanic yo me montare contigo además se nadar muy bien así que no terminaremos como Jack y Rose- le guiñe un ojo y sonreí de lado- Hoy estoy aquí frente a ti para- silbe rápido y corto, cual rayo llego Gerundio con una cajita en hocico ella lo veía perplejo sin entender- Pedirte que te mudes conmigo o yo me mudo contigo, no importa así sea bajo un puente quiero pasar todas mis noches contigo abrazada a mi cuerpo.
-Eres una persona horrible- exclamo ella con una enorme sonrisa al abrir la cajita y ver una copia de mis llaves en un llavero en forma de cupcake, ella ya tenía unas pero esto era algo simbólico.-
-Sí lo sé, pero eso es solo por dentro- sonreí pícaramente- Por fuera soy todo un bombón.
Nos besamos un rato nada muy apasionada me apenaba estar en casa de mis suegros, su mamá preparo su famosa paella cenamos animadamente mientras su padre compartía sus anécdotas del ejército y de cómo conoció a la señora Eleonor, yo me retire al hotel no invité a mi niña porque me parecía una falta de respeto además debía salir al día siguiente de nuevo a la ciudad por que por lo visto si yo no estaba metida de cabeza en la compañía se caía el mundo. Poco a poco nos fuimos acomodando en mi casa, mi novia, el pequeño intento de lassie y yo.
-Hace un día precioso Andru ¿Por qué no salimos?
-Niña hoy por fin tengo todo el día libre quiero estar en casa- me quejaba desde el sofá.-
-Por eso mismo podemos salir al parque a caminar o comer helado e ir al cine- hoy no era mi día unos arreglos no me salieron en el trabajo y si no lo solucionaba implicaría grandes pérdidas.-
-Mi amor- ella sabe que cuando le digo así estoy a punto de molestarme o hablo con sarcasmo- No quiero salir un domingo.
-Nos vamos a aburrir aquí encerradas todo el día, apenas son las diez de la mañana- ahí estaba una niña malcriada en todo su esplendor.-
-Si quieres caminar allá esta la cinta caminadora, quieres comer helado en el congelador hay dos litros, quieres ver una película allá esta mi portátil- listo perdí los estribos.-
-Si vas a seguir con ese humor mejor me voy a disfrutar con Gerundio de este encantador día- el cachorro como si entendiera la situación se subió al sofá y recostó su cabeza en mi regazo.-
-¿Lo ves? Ni el perro quiere salir- dije divertida pero aun molesta.-
-No puedo con ustedes dos, me largo- ella no soportaba perder estas tontas discusiones conmigo y siempre sale huyendo.-
-¿A dónde piensas ir?- se detuvo en seco- Te recuerdo mi niña, que hace semanas que entregaste definitivamente tu casa y que Silvia no está en la ciudad- ¡jaque! La tenía acorralada.-
-Voy a ver cómo crece el pasto en el parque- gritó al salir azotando la puerta.-
Gané ese asalto por mucho sol que hubiese en cuestión de horas llegaría una fuerte tormenta y yo no quería bañarme en la lluvia, además iba a relajarme jugando videojuegos todo el día para no pensar en el posible negocio fallido que me esperaba al día siguiente en la oficina; al cabo de un par de horas se abre la puerta y veo la hermosa imagen de mi novia total completa y absolutamente empapada entrando al apartamento.
-Cariño ¿te mojaste?- le pregunté con tono de inocencia sin apartar la vista de mi juego.-
-Eres horrible- hizo su camino al baño muy molesta-

-¡Sí pero sólo por dentro recuérdalo!- le grite desde el sofá del que ni gerundio ni yo habíamos abandonado desde que ella había salido horas atrás.
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