Capítulo VI
Elizabeth
Todo era tan maravilloso, verla en mi
cuarto con las flores, sus palabras, mi cachorro, ella era mi cuento de hadas
hecho una muy sexy mujer, por fin nos mudamos creo que si yo no le hubiese dado
ese pequeño empujón aun viviríamos entre su apartamento y mi casa; pero debo
admitir que ella tenía razón no siempre era todo color de rosas, pero cada día
que pasaba nos conocíamos más y teníamos menos fricción, pero me preocupaba que
ya íbamos a cumplir un año como novias y su trabajo cada día la absorbiera más,
es lo que le gusta pero ha tenido demasiada presión, su jefe debería buscarle
un ayudante o volver acá y encargarse el mismo de su negocio. Una tarde que
volvía a nuestro hogar, nunca me cansaré de decirlo, nuestro hogar; escucho
ruidos en el cuarto y ella conversando con alguien.
-Ya cálmate, trata de actuar natural
para que no sospeche.
-¿Para que no sospeche qué?- ella
volteo exaltada y con algunas prendas en sus manos-
-Nada- dijo con tono de niña que no
rompe un plato, sino la vajilla completa-
-¿Con quién estabas hablando?- mi
enérgico y ya no tan pequeño cachorro emerge de la enorme maleta que no había
divisado antes- Planeabas huir con Gerundio ¿y dejarme?
-¿Dejarte? ¿Acaso estás loca niña?- me
tomo del brazo y me halo hacia ella- Ni si quiera después de la muerte te
dejare mi niña malcriada- su mirada muy intensa y sincera me estremeció.-
-Entonces ¿qué es todo esto?
-Nos vamos una semana para mi país
-¿Nos? ¿Y tu trabajo?- no entendía
nada.-
-Hoy el señor Paul llego de su viaje y
me dijo que agarrar dos semanas de vacaciones a partir de hoy mismo- su sonrisa
era inmensa y muy autentica.-
Terminamos de arreglar todo, dejamos a
Gerundio en casa de Estela y salimos al aeropuerto, el vuelo salía esa misma
noche, vaya mi chica no perdía el tiempo, luego de un largo vuelo y un par de escalas
estábamos en Caracas “la capital” hicimos otra escala un vuelo mucho más rápido
llegamos a Barquisimeto su ciudad, nos alojamos en un bonito hotel no tuvimos
ni fuerzas de hacer el amor, el viaje había sido toda una odisea. Al día
siguiente salimos en un carro que alquilo y recorrimos un poco su ciudad ella
me contaba cosas y detalles como si fuese toda una guía turística, comentándome
que muchas cosas habían cambiado desde que ella había partido, llegamos a casa
de su mamá.
-¡Mi choporropochona!- exclamó su mamá
al verla abrazándola efusivamente me causo gracia ver a esta alta y delgada
mujer dirigiéndose a mi alta y musculosa novia como si fuese una niña de dos
años.-
-¡Mami! Bendición- se notaba el rubor
en las mejillas de mi Andru- Ella es Elizabeth Balbuena mi novia.
-Mucho- antes de poder finalizar la
frase la alta señora ya me estaba abrazando igual de amorosa que lo hizo antes
con su hija.-
-Eres muy linda mi niña- genial ahora
la mamá también me decía niña que éxito- Ven pasa adelante.
Pasamos una tarde bastante divertida
escuchando a la señora hablar de la infancia de mi novia de lo rebelde que
había sido, muchas cosas que ella ya me había contado pero escucharlas de su
propia madre las hacía más divertidas.
-Tú mamá es todo un amor Andru- dije
desabrochando mi sostén por debajo de mi camisa liberando mis senos.-
-Si claro todo un personaje- apartó el
cabello de mi cuello y empezó a besar mi nuca hasta mis orejas metiendo sus
manos por mi camisa.-
-Tienes las manos frías- me quejé pero
al sentirlas en mis pechos fue algo muy placentero.
Quería sentirla lo necesitaba, me
voltee quedando frente a ella nos fundimos en un beso tan profundo y lento, de
esos que esperas hasta quedarte sin aire para medio interrumpirlo y volver a
respirar, sus manos viajando por mi cuerpo quitando la ropa que en ese momento
estorbaba, yo acariciaba cada centímetro de su piel haciendo lo mismo, quedamos
las dos de pie besándonos y tocándonos completamente desnudas, con sus manos
buscaba fijar sus caderas a las mías solo con besos y caricias ambas estábamos
más que húmedas, pero ella no me dejo acostarme me mantenía de ahí de pie con
ella, pase mi mano por su monte de Venus y ella instintivamente abrió las
piernas para dejarme pasar a su sexo separe lentamente sus labios y sentí su
hinchado y palpitan clítoris y comencé a masajearlo y pellizcarlo de esa manera
que sabía que la enloquecería, cuando por fin me di cuenta sus manos ya estaban
dentro de mí estimulándome imitando el ritmo que yo había marcado en su cuerpo,
éramos un mar de sensaciones, piel, besos y flujo; sentía mis piernas flaquear
a medida que ella aumentaba su tortura, la penetre con dos de mis dedos que
entraron fácilmente por su gran excitación, nos aferrábamos una a la otra para
no caernos, ella empezó a tener espasmos y se quedó rígida unos segundos sin
dejar de penetrarme empecé a temblar y yo llegue a mi orgasmo los gemidos
nacían en la garganta de cada una y morían en la boca de la otra, cada vez que
hacíamos el amor era diferente y único pero siempre muy intenso, me recostó
suavemente en la cama acomodándose a mi lado, la habitación olía a sexo, olía a
nosotras.
-Te amo niña- me abrazo fuerte contra
ella.-
-Te amo Andru- estaba en mi lugar
favorito en todo el mundo sus brazos.-
Pasamos los días conociendo al resto
de su familia ella presentándome orgullosa como su novia, me sentía en el cielo
todos me recibían con mucho cariño y felices de que Andrea por fin tuviera
alguien estable en su vida; un día me llevo a la tasca donde ella empezó a
trabajar hace muchos años, durante la noche bailamos, bebimos, ella me contaba
las historias de todo lo que había visto y vivido en ese lugar claro cuando no
la interrumpía algún conocido que lograba reconocerla porque según todos “ella
estaba muy cambiada” ella no le prestaba mucha atención al comentario y me
presentaba orgullosa como su novia; llegando al final de la noche, algo cambio
en ella repentinamente estaba más pensativa de lo normal, le pregunté y solo
dijo que era cansancio, terminamos nuestra velada volvimos al hotel y yo caí
como un tronco pero al despertarme no la sentí en la cama, la llamé y no estaba
en el cuarto, seguro anda buscando algo de comer pensé, me levanté al baño y vi
sus pantalones tirados en el piso cuando los recogí un pequeño pedazo de papel
cayó de ellos.
Veme mañana a las 9 en el hotel tifany
habitación 314
Vanessa
Mi corazón dio un vuelco y cayó al vacío,
me faltaba el aire sentía como me derrumbaba por dentro, ¿Vanessa? ¿Su ex? No
podía ser cierto mi amor no podía hacerme eso no así, un gran dolor inundo mi
pecho me fije en la hora y eran pasadas las diez, me sentí la estúpida más
grande solo podía llorar, con ira, dolor, decepción, rabia y vergüenza comencé
a meter todas mis cosas de nuevo en la maleta con los ojos llenos de lágrimas
siento que se abre la puerta y escucho su voz.
-¿Niña qué pasa?
-¡JA! Por dios no te hagas la víctima-
no podía voltearme a verla- Sé que estuviste con ella, si tantas ganas le tenías
a tu ex pudiste haber venido sola y ahorrarme el mal rato- no podía más, me
derrumbe arrodillada llorando y gritando exigiendo una explicación a tanto
dolor a tal traición.-
-No enana no es lo que piensas- la
interrumpí gritando.-
-¡NO ANDREA NO MÁS! He estado contigo
apoyándote empujándote fuera de tu amargura peor no puedo más ¿CÓMO TE
ATREVISTE A ENGAÑARME ASÍ? A MI QUE TE AMO TANTO, ¡NO QUIERO VERTE MÁS NUNCA!
Como pude me levante cerré la maleta cogí
mi pasaporte mi boleto y la deje ahí parada salí sin mirarla porque sino
perdería el poco orgullo que me quedaba, me las ingenie para llegar al
aeropuerto y salir hacia caracas, me quede en un hotel cerca del aeropuerto ya
que nuestro vuelo salía al día siguiente, ya montada en el avión me percato que
llevo puesta su chaqueta, que como todas sus cosas va impregnada de su perfuma
me aferre a ella con fuerza recordando todo lo que habíamos vivido y de nuestro
estrepitoso final, cual Ícaro volé muy cerca del sol y me queme, volvía a
romper en llanto no pensé que aún me quedaran lagrimas que llorar, cuando siento
un extraño objeto dentro de la chaqueta que había pasado desapercibido, lo
saqué del bolsillo para contemplarlo mejor y ahí estaba ella frente a mí con
esos malditos ojos marrones tan intensos.
Andrea
Nunca me había sentido tan feliz, tan
plena en mi vida, ella era la mujer perfecta para mí que toda mi familia la
recibiera tan bien era la última frontera que debía cruzar, la lleve a la tasca
de mi tío para celebrar esto (sí esa mítica tasca de hace ya tantos años) todo
iba a pedir de boca bailamos, bebimos, charlamos todo era demasiado perfecto
hasta que ella se levantó al baño y uno de los meseros se me acerco para
entregarme un pedazo de papel doblado, al abrirlo sentí que caía en un abismo
Veme mañana a las 9 en el hotel tifany
habitación 314
Vanessa
La busqué rápidamente con la vista,
pero que va, ya se había ido ¿Qué podía querer ella conmigo? Después de tanto
tiempo, mi preocupación fue más que evidente para mi niña, me sentía culpable
de no decirle pero tenía que saber que quería esa enigmática mujer, con ese
pensamiento me fui a dormir, verla ahí tan pacifica tan tranquila y toda mía,
no me cabía la menor duda esa niña era la mujer de mi vida y mañana le pediría
que fuera mi esposa en uno de los sitios que más me gustan de mi estado, pero
antes debía enfrentar a mi último demonio para así poder vivir plenamente con
mi amada niña.
-¿Para qué me citaste aquí?- ella
estaba de pie en medio de la habitación como dios la trajo al mundo, esa imagen
me quito el aliento por un segundo, pero me di cuenta que ella ya no tenía ese
mágico poder sobre mí ya no la deseaba.-
-¿Así saludas a una vieja amiga?- me
dedico una sádica sonrisa y ladeo su cabeza.-
-Tú y yo somos cualquier cosa menos
amigas, habla ¿qué quieres?- se acercó con velocidad a mi podía sentir el calor
emanado por su voluptuoso cuerpo a través de mi ropa.-
-Sólo quería saludarte y saber cómo
estabas- sus manos empezaron a recorrer mis brazos y mi torso.-
-Estoy bien ¿satisfecha?- levanto su
siempre sexi ceja y mordió su provocativo labio, rayos estaba frente al mismo
demonio.-
-Tú sabes mejor que nadie como dejarme
satisfecha- no podía moverme.-
-Sí lo sé- dije aclarando mi garganta-
Pero estoy a punto de pedirle matrimonio a mi novia así que ya no puedo
ayudarte con eso.
-Bueno entonces considera esto- empezó
a besar mi cuello y se acercó a mi oreja- Como tu despedida de soltera.
-Muy tentadora tu oferta pero paso- la
sujete de las muñecas y retrocedí varios pasos- Vine a cerciorarme que jamás
seré capaz de fallarle a mi futura esposa y contigo me ha quedado más que claro
que solo la quiero a ella- su rostro era un poema.-
-Veo que eres sincera- de nuevo se
acercó a mi oreja- Lastima que yo no te supe valorar espero seas muy feliz con
ella- beso mi mejilla y se fue al baño.
Salí de ese lugar a toda velocidad a
buscar a mi futura esposa, pero cuando llegué al hotel lo que vi me dejo sin
habla, ella guardando su ropa y llorando, no entendía que pasaba hasta que ella
me lo dijo “Sé que estuviste con ella” no maldición déjame explicarte
mi amor, pero de nuevo tu dura cabeza, no me quisiste escuchar y te marchaste,
tardé unos minutos en reaccionar y trazar un plan de acción ya que disponía de
poco tiempo, recogí todo y como pude lo metí en la maleta cogí un taxi que me
hiciera el viaje hasta caracas ya que nuestro vuelo salía mañana llegaría a
tiempo, no te encontré en la sala de espera ni en la aduana en la que
intentaron retenerme por verme de manera “sospechosa”, obvio si el amor de su
vida estuviera en ese avión pensando que ustedes la traicionaron de la peor manera
también se verían “sospechosos” pensaba mientras pasaba su revisión, al fin
pude abordar y vi ese rubio cabello con esos únicos ojos azules que me llenan
de tanta paz, aunque la mirada que me dedicaban parecía más de futura homicida
que de futura esposa, a medida que me acercaba vi que tenía la caja del
anillo de compromiso.
-Anda niña ábrela- me arrodille en
medio del pasillo.-
-¿qué es esto?- sus ojos parecían
platos y su rostro se ruborizó.-
-Eso niña- señale el anillo- Es un
anillo de compromiso que compre una semana después de que te mudaras a vivir
conmigo- mi niña no salía de su asombro- te traje a Venezuela para que
conocieras a mi familia y pedirte que fueras mi esposa porque no puedo vivir
sin ti- respire profundo- Lo de mi ex fue un mal entendido ella pensaba que yo
era la misma mujer que se fue de aquí hace varios años, pero esa mujer murió la
mañana en la que derramaste tu café sobre mi camisa- saque el anillo de la caja
y tome su mano- Te amo a ti y solo a ti, por el tiempo que el universo me lo
permita no deseo a nadie más que a ti, moriría por ti y sabes que tengo la
cicatriz de una bala que lo comprueba- sonreí- Te amo Elizabeth Balbuena
deseo compartir todos los desayunos de mi vida contigo ¿Me harías el
honor de ser mi esposa?
-Sí, sí quiero Te amo Andrea Prestton-
los instantes entre mi pregunta y tu respuesta se me hicieron eternos.-
Entre lágrimas de alegría me beso y
nos abrazamos algunos pasajeros aplaudieron otros se limitaron a murmurar entre
ellos, no me importaba ya era mía después resolvería lo de la boda lo
importante es que ella sabía que yo la amaba con la misma intensidad que ella a
mí.
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Gentile 13 - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Realmente bello, escribes super
ResponderEliminarLa historia me gusto mucho... De principio a fin y creo que el fin aun no llega...Sigue así.
ResponderEliminarHay boda a la vista!
ResponderEliminarHermosa historia
ResponderEliminar